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Enredados por AniBecker

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Notas del capitulo:

Iré subiendo extras que traten de los hijos de nuestras parejas protagonistas. 

Los extras no irán en orden cronológico, lo mismo uno los niños tienen una edad mayor y en el siguiente son más pequeños. 

No tratarán exclusivamente de parejas, puede tratar de hermanos, amigos o familias. 

Era un día importante, se estaban jugando mucho, nada más y nada menos que el día de la prueba para ingresar en el equipo de básket. Ambos habían ingresado en la secundaria Teiko, y al igual que el resto de sus amigos, estaban dispuestos a hacerse un hueco en el equipo.

Eran muy buenos, no cabía duda, heredando y practicando las habilidades de sus padres. Shino era el que se parecía más a Midorima en su forma de ser, pidiéndole desde pequeño que su padre le enseñara a realizar tiros de larga distancia, al igual que él.

Kazuki en cambio, se decantó por ser quién le proporcionara los pases perfectos a su hermano, entrenado por Kazunari. Se podría decir que eran una dupla perfecta, dos hermanos mellizos que se compenetraban a la perfección.

Pero había un gran problema, no eran los únicos que iban a ingresar al club. Teiko seguía teniendo la fama de ser una de las mejores secundarias del país en tener un equipo formidable, siguiendo todavía los sistemas de entrenamiento de cuando sus padres estuvieron allí.

Debían dejar bien en alto el nombre de su padre, y para eso estaban ahí, junto con sus amigos de toda la vida, y sabían que no iba a ser nada fácil ganarse un puesto, siendo ahora mismo rivales.

El reloj sonó a primera hora. Como chicos responsables, no hizo falta que ninguno de sus padres fueran a despertarlos. Una ducha rápida, su uniforme escolar y la ropa deportiva para realizar la prueba del club.

Antes de bajar a desayunar, había algo muy importante qué hacer. Ambos, en sus respectivas habitaciones, miraron con rapidez la fortuna para su signo del zodíaco, al igual que su Lucky ítem.

Querido Aries, tus esfuerzos darán sus frutos y verás sus metas cada vez más cerca. No te olvides de traer contigo en todo el día un peluche de unicornio será tu objeto de la suerte y con él conseguirás todo lo que te propongas.

Un unicornio de peluche… ¿dónde conseguían ahora uno? Claro, ya sabían dónde conseguirlo, era fácil.

Salieron de sus habitaciones, mirándose fijamente, desafiándose con la mirada. Ambos sabían qué era lo que el otro estaba pensando, y tenían que ser más rápido que su hermano. Rápidamente, fueron hasta la habitación que había al final del pasillo, abriendo la puerta y queriendo entrar los dos a la vez.

El lugar, decorado de un rosa pastel, recogido y ordenado, juguetes guardados en su lugar, y peluches bien colocados sobre la cama, libros de cuentos en las estanterías, y una gran casa de muñecas en un rincón de la estancia.

Divisaron con rapidez lo que estaban buscando, y se abalanzaron sobre éste, tirando algunos peluches y cojines al suelo y arrugando la colcha que estaba hasta hacía unos segundos pulcra y bien tendida.

—¡Suéltalo, yo lo he visto primero! —exclamó Kazuki, tirando del pequeño peluche con forma de unicornio.

—¡Ni hablar, yo lo he visto primero! —intentó tirar más fuerte hacia él Shino.

—¡Yo lo necesito! —se gritaron los dos a la vez.

El alboroto llegó hasta a oídos de sus padres, quienes estaban abajo con el desayuno servido, que subieron a la planta de arriba para ver qué era lo que estaba pasando con sus hijos y a qué venía todo ese escándalo.

—¿Se puede saber qué hacéis? ¿Desde cuándo os comportáis así? —cuestionó Midorima. Sus hijos tenían un comportamiento ejemplar, siempre educados y diligentes, y era la primera vez que los veía pelearse por algo.

—Kazu-chan, Shino-chan, ¿qué hacéis en la habitación de Midori-chan? —habló Kazunari, yendo junto con su esposo.

—¡No me quiere dar el unicornio, es mi lucky ítem de hoy y lo necesito! —dijeron a la misma vez, sin soltar el peluche, que estaba empezando a ceder las costuras.

—¡Ah! ¡Mi Kawaii-chan! —exclamó la benjamina y única fémina de la familia Midorima entrando en su habitación y ver tal escena.

Ante sus plateados ojos, veía cómo sus dos hermanos mayores peleaban por su tan amado y adorado peluche, al cual le peligraban sus costuras de tanto tirón.

—¡Basta ya! —un solo grito de la pequeña peliverde bastó para que los adolescentes dejasen de pelearse y la observaran. La niña, de seis años, salvó a su peluche de tan viles manos—. ¿Qué le hacéis a mi Kawaii-chan? Me lo vais a romper.

—Es que mi objeto de la suerte de hoy es un unicornio de peluche, y tú tienes uno. Lo necesito —explicó Shino, ajustándose sus gafas.

—¿Lo necesitas? ¿Sólo tú? ¡Yo también! Hoy es la prueba del club y si tengo el objeto de la suerte tendré más posibilidades de conseguir un puesto.

—Aprende a vivir con ello, yo soy el mayor por apenas unos minutos, así que yo me lo quedo.

—De eso nada, no es justo. Yo lo vi primero, y lo cogí primero —ambos mellizos entraron en discusión, hasta que la paciencia de Shintarou se terminó.

—Dejad de comportarse como niños malcriados, ¿desde cuándo es este vuestro comportamiento? Yo no crie así a mis hijos.

—Antes de tomar el peluche, ¿alguno de vosotros le habéis pedido permiso a Midori-chan de tomarlo prestado? —intervino el ex Takao.

—Midori-chan, ¿a que me lo vas a prestar a mí? Yo soy tu hermano favorito, sabes que siempre te cuido y te llevo a comprar un helado.

—Eso es jugar sucio, porque a quién se lo tiene que prestar es a mí, hay que tener un respeto por los hermanos mayores.

—Midori-chan, ¿les prestas tu peluche? —le preguntó el peli negro a su hija, quién miraba a sus hermanos con sus mofletes inflados.

—¿A cuál de los dos se lo quieres prestar? ¿O a ninguno de los dos? —cuestionó ahora Midorima, suavemente—. Es tu peluche, y tú decides, lo que han hecho tus hermanos está mal, de tomarlo sin pedirte permiso primero.

La pequeña sonrió ante la caricia de su padre en sus cabellos, y volvió a mirar a los mellizos, quienes esperaban con intriga su decisión.

Apretó contra su pecho su tan preciado peluche, que se lo había regalado su padre el día en que ella nació, y que por eso era su preferido y le tenía mucho cariño.

—No quiero prestárselo a uno solo —habló la niña, con timidez—, si lo presto tiene que ser a los dos, porque si es el objeto de la suerte, no quiero que sólo le de suerte a uno, sino a los dos y así entréis al equipo de básket.

Shintarou y Kazunari se miraron sonriendo, por la dulzura de la decisión de su hija. Definitivamente, tenía un gran corazón.

—Gracias Midori-chan —le sonrió Kazuki, abrazándola.

—Y perdona por haber entrado en tu cuarto y haberte cogido tu peluche sin permiso —dijo Shino también abrazándola.

Después de la pequeña disputa por el lucky ítem, bajaron a desayunar, para después acompañar a la primera a Midori y dirigirse ellos a la secundaria, encontrándose en el camino con sus amigos.

Ese día, todos de ellos, consiguieron un puesto en la primera cadena del club Teiko, y Kazuki y Shino estuvieron todo el día pegados al peluche de unicornio, aunque llegaron a la conclusión de que ese peluche no fue quién les dio la suerte, sino su querida hermanita por prestárselo.

Notas finales:

Kazuki y Shino ambos tienen en este extra 13 años, entran en la secundaria Teiko y al equipo de básket. Ambos tienen el cabello negro y ojos verdes. Shino lleva gafas. Tienen la misma obsesión por los horóscopos como su padre, y su misma personalidad, aunque Kazuki es más risueño.

Midori es la pequeña y única niña de la familia, con 6 años. Tiene la personalidad de Kazunari, y tiene el cabello verde y los ojos azul platino.


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