Las cosas no habían estado bien entre los dos. Después de eso no volvió a ser lo mismo.
Se sentía incómodo al tenerlo cerca, la mirada de Toothless le llegaba hasta lo más profundo de su ser. El contrario lo veía a luz y sombra, no despegaba su vista de él ni un solo segundo, podría jurar que oía sus pasos cuando se iba. Sentía su piel suave sobre su cara por las noches.
Una vez juro verlo entre las sombras mientras dormía.
Desde ese día las cosas no fueron igual.
Trataba de ignorar la situación y continuar como si nada hubiera pasado, pero por más que lo intentaba no podía. Su cabeza daba vueltas y vueltas tratando de encontrar una respuesta coherente y nunca la encontraba.
-por el Valhala- porque no entendía estos sentimientos. Siempre fue alguien de cabeza fría, por así decirlo, a pesar de dejarse llevar por sus sentimientos pensaba con claridad, se conocía así mismo, y ahora, ¿por qué no sabía nada de si? Era absurdo.
Se sentía atrapado, insatisfecho.
E ignorar el problema no estaba resolviendo nada. Pero no podía hacerle frente a Toothless. ¿Qué le diría? , ¿Acaso tendría que decirle algo?
Se supone que ese viaje debía ser meramente para adquirir nuevo conocimiento y en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en una pesadilla.
-por Thor, ¿por qué eh sido yo y no ella?- sentía asco de sí mismo.
Camicazi era mejor guerrera que él, era mucho mejor en todo, siempre ella, siempre ella, ella, ella, solo ella. La rubia siempre al frente de él en todo, frente a sus amigos, frente a Dagur, frente a su padre, frente a su tribu, frente a todo el mundo.
Camicazi hubiera hecho un mejor trabajo que él. Él no servía de nada. Ella era mucho mejor, ella era espectacular, nadie la igualaba, ni el mismo Dagur estaba a la altura de la mujer.
Nadie estaba a la altura de Camicazi.
Sentía su ser lleno de ira, tristeza e importancia, nada de lo que hacía era suficiente para nadie.
Si creaba algo, por mínimo que fuera, las miradas de odio y rechazado no tardaban en aparecer y como siempre, Camicazi y Dagur iban a su defensa.
Estaba cansado de ser una carga para sus amigos, ¿por qué tenían que protegerlo? Se supone que son un equipo, pero más bien son siempre Dagur y Camicazi salvándolo a él.
¿Por qué tenía que ser así siempre?
Estaba atrapado en ese circuló infinito.
Sentía su pecho presionar, hizo presión contraria con una manos y comenzó a llorar.
-¿Hipo?- se nombró así mismo- soy Hipo Horrendo Abadejo III- se decía una y otra vez tratando de convencerse.
Escucho un campaneo.
Se paró de inmediato del suelo y limpio sus lágrimas.
La campana significaba una cosa; Toothless había despertado y lo más probable es que tuviera hambre.
-pez... por favor- comentó el morocho una vez fuera del cuarto de donde dormían.
-voy- tomó la bandeja de metal que estaba sobre una pequeña mesa que Tooth había sacado hace días.
-¿pez?- como castigo por su osadía Hipo le había estado dando fruta, eso duro una semana, pero el dragón necesitaba comer carne o mejor dicho, pescado para tener una dieta equilibrada y lo iba a castigar no matar.
-sí, hoy si hay pez - le mostro una pequeña sonrisa mientras ponía la bandeja frente a él.
Los ojos verdes del dragón se extendieron con emoción, el brillo característico que adornaba las esmeraldas se hizo más intenso al oír lo que días atrás había querido escuchar. Hipo por fin lo había perdonado.
Alzó sus brazos para tomar la bandeja. Él mismo hubiera cazado sus propios pescados pero aún estaba mal de su aleta y su pierna dolía un poco, además estaba seguro que si saltaba del barco y no podía volver a subir Hipo no lo ayudaría a volver a cubierta, al memos no tan fácil.
Quería comer esos pescados.
Se lanzó contra ellos pero el castaño quitó la bandeja antes de que completara su objetivo.
-¿eh?- miro curioso el lugar donde debían estar aquellos manjares y toco por encima por si así su cerebro se le había ocurrido imaginarlos.
-¡espera!- le sorprendió la manera tan desesperada en la que el dragón, prácticamente se lanzó sobre la comida.
-¿por qué? - lo miro haciendo pucheros.
-aún estoy enojado- Toothless bajo sus orejas avergonzado y se sonrojo ligeramente. Creía que eso ya había quedado en el olvido, tal parece que no.
-pero...- hablo con la esperanza de que hubiera una condición para poder olvidar todo.
-pero nada, sigo molesto, pero eso no significa que te vaya a matar de hambre, ¿lo sabes verdad?-
-si-
-bien- bajo la bandeja y la destapó, mostrando los pescados- después de esto creo que debemos hablar-
-si-
-bien, come-
Sacudió su cola feliz y obedeció al menor. Eso había sido lo más delicioso que había probado en toda la semana.
No tardó mucho en terminar de comer, prácticamente trago en lugar de masticar.
El mayor se levantó de prisa para evitar la plática con Hipo, pero el contrario lo había encadena a cubierta mientras estaba distraído comiendo.
-¿A dónde iba el señorito?-
"Lo tenemos Hipo""
Habló su voz interna riendo con malicia, ya le estaba empezando a caer bien aquello.
El contrario solo gruñó con desdén.
-hablemos... por favor-
El dragón miro a los ojos al humano.
-hablemos- contestó desganado.
No quería volver a hablar del tema, pero debían dejar en claro las cosas o todo sería como ahora; incómodo.
-genial- se sentó al lado del cuerpo del dragón.
-empieza tú-
-lamentó haberte amarrado-
-está bien- se recostó sobre sus brazos aun mirando al castaño.
-¿por qué no me atacaste y en lugar de eso casi me...?- fue brutalmente callado por Toothless.
-¡No lo iba a hacer!, ¡Por Odín!-
-¿enserio?-
-si-
Estaba indignado.
-entonces… ¿Por qué?-
Tal vez no sería tan malo decirle, digo, ya le había contado él un poco de su vida, era justo que el hiciera lo mismo.
-es natural-
-¿natural?-
-Hipo… es normal que actuara de ese modo, es mero instinto natural, no lo mal entiendas, no nos pasa con cualquiera-
-ok-
No entendía mucho sobre el actuar de los dragones pero se conformaba con las breves explicaciones de Tooth.
-te lo explicare, esto ya le había pasado a Belch con Meatlug-
-¿Quién es Belch y Meatlug?-
-todo comenzó cuando teníamos 18 años…