-no ha notado a Belch extraño- afirmó con preocupación.
Hacia días que su hermano actuaba de una forma realmente rara ante sus ojos. Ya no salían como antes, ya no gastaban bromas a los miembros de la tribu, incluso dejaron de fusionarse para convertirse en dragón, ya no hacían nada como antes y eso le preocupaba. Siempre habían sido unidos, como la uña a la mugre y ahora pareciera que eso jamás existió.
El comportamiento cortante de Belch hacia su hermano era apreciado por todos, lo ignoraba tan descaradamente que ni se preocupaba después en dar una explicación.
Harto de todo esto por fin el peliverde se dignó a, no solo preguntar, sino a confirmar, la actitud tan indiferente de su gemelo.
-ahora que lo mencionas, si ha estado raro-
La hembra Meatlug igual noto el comportamiento inusual de su amigo, pero había notado algo más que los demás dragones no habían notado. Belch había estado cortejando alguien o al menos lo había querido intentar, todos sus planes habían resultado en explosiones, sin importar que el no usara nada detonante o que usara el agua como material principal.
¿Acaso era la única que lo veía?
-¿sabes que pudo ocurrirle? Tengo varias teorías, pero si las analizamos no tienen sentido-
-creo que…- hablo nerviosa- está tratando de cortejar a alguien-
-¡¿QUÉ?!- Cayo del tronco.
Esa noticia no le gusto para nada. Si su hermano conseguía a alguien él quedaría en segundo plano y eso no era para nada satisfactorio.
Su mirada se ensombreció.
-tranquilízate Barf, solo es una teoría, pero… él ha tenido comportamientos de cortejo- se quedó pensante un rato.
No era de poner mucha atención a su alrededor, tampoco era como si se la pasara analizando uno por uno a sus amigos, pero con Belch y Bart era distinto. Tenía que estar al pendiente de esos dos, era como algo natural para ella el vigilarles constantemente, además, ellos hacían lo mismo con ella.
-¿Cómo? ¡Acaso sabes lo que dices! Si él está cortejando a alguien, yo…yo-sus ojos se cristalizaron. Quería llorar.
-Barf- dijo con dulzura la hembra mientras lo abrazaba- Tranquilo, es un proceso natural, tu igual pasaras por eso, no debes de ser egoísta-
El peliverde correspondió el abrazo hundiendo su cabeza sobre el pecho de la hembra. Era la única con la que podía llorar libremente, la única que no se reiría, la única que no lo vería como un bebé llorón.
-sé que lo es, sé que no puedo evitarlo y sé que estoy siendo egoísta, no lo tenías que decir, pero… es mi gemelo, es parte de mí, no permitiré que una hembra o macho se lo lleve- se oyó furioso.
-no puedo entender lo que sientes Barf, no tengo ese tipo de conexión con nadie, no importa que tan cercanos somos, Belch y tu son caso a aparte, solo trata de comprenderlo, ¿acaso te gustaría que él hiciera lo mismo? Seguro estarías igual de extraño y pesado si te pasara-
-¡NO ES VERDAD!- la abrazó aún más y lloró con más intensidad.
-cálmate, estoy aquí- acaricio con suavidad su pelo- Hay que encontrar a la hembra de la cual se ha enamorado-
Barf solo asintió triste.
-tu-
De lejos se observaba una sombra.
Belch araño fuertemente la madera en la cual estaba recargado. Como se atrevía su hermano a abrazar a la hembra que había estado cortejando desde hace días.
Habían pasado ya más de cinco minutos, por fin Barf se calmó y ambos se sentaron sobre el césped. Debían poner claras unas cosas.
-muy bien Barf, necesitamos enumerar las cosas que ha estado haciendo Belch desde que todo empezó-
El solo asintió.
-en primera, creo recordar que comenzó con unas simples flores-
-¡si eso lo recuerdo! Luego le siguió la comida-
-si- recordó la hembra- después vino la “serenata” aunque no le salió muy bien, ni siquiera pudo cantar-
-si… la comida- llevo una mano hacia su mentón. Pensaba en más cosas- que tal cuando quiso hacer la cena romántica y termino quemando media aldea-
-los poemas, las cartas- agrego Meatlug.
-algo más que se te ocurra-
-por el momento no Barf, pero es raro, no lo crees-
-¿Por qué?-
-la forma en la que lo hace, es rara-
Belch era extraño, extraño a su manera, pero había algo que siempre era constante en el muchacho, patrones. Desde que tenía memoria ese par siempre había tenido patrones en su comportamiento, sabía que a la hora del cortejo los machos actuaban diferente, tampoco era ignorante en el tema, pero… algo no cuadraba.
Su madre le había explicada el proceso de cortejo y aunque Belch lo estaba habiendo “bien” según observaba, simplemente notaba que algo faltaba.
Donde estaba la hembra que Belch cortejaba, donde estaba la pieza de joyería que Belch había hecho, donde estaba el proceso.
¿Qué demonios se había saltado?, ¿Qué detalle se le escapó de las manos?
Belch actuaba raro con todos, ¡con todos!
A Toothless, a Barf y Hookfang los pasaba de largo, ni un hola les decía, nada de nada.
A Stormfly… digamos que seguían igual, y ella…con ella. Ahora que lo recordaba, su trato había mejorado bastante, bastante desde aquella vez… o no.
¿Cómo demonios pudo ser tan ciega? Necesitaba ayuda.
-creo que…ya sé quién es la hembra a la que corteja- hablo nerviosa, debía ser un error, ellos eran incompatibles, como agua y aceite.
-¿Quién?- se acercó el susodicho a ella y la tomo por los hombros, desesperado.
-necesito confirmarlo- se quedó pensante, necesitaba a alguien neutro en esa situación- ve a casa, volveré en un rato- lo alejo despacio de ella y se paró- Necesito aclarar algo, no tardare, está bien- se despido y se alejó de ahí lo más rápido que pudo.
-ok-
Ya tenía en mente al sujeto perfecto, no por nada era el más sabio de sus amigos, al menos el que pensaba más antes de actuar.
-¡Toothless!- toco la puerta desesperada. Quería una respuesta sensata y honesta.
-¡no golpees la puerta!- escucho la voz del morocho más y más cerca hasta que por fin abrió-¿qué pasa Meatlug?- miro curioso a la hembra.
Ella trataba de recuperar el aire.
-Belch… esta…tratando…de… ¡cortejarme!-
-¡hay no!- ya sabía a donde llegaría desde ese punto- explica-
-bueno…- durante más de media hora la castaña se dedicó a explicarle lo sucedido al moreno.
Él se quedó callado al terminar la explicación.
-es raro que haya sido así, digo, no te diste cuenta, dime Meatlug, ¿las viste?-
-¿Qué?-
-¿Qué clase de piedras son?-
-¡oh, eso! Pues son unas tsavoritas-
Suspiro. Tenía que analizar todo con calma.
-sabes que solo hay una forma de saberlo, ¿verdad?- hablo incómodo.
-la prueba del…-
¿Lo haría? No creyó jamás que esto le sucediera.
-si-
-¡me niego! Es demasiado vergonzoso Toothless, y si piensa que soy una fácil- tapo su cara apenada- No quiero que piense eso de mi-
-eh, tranquila, eso no pasara- tomo las manos de la chica con suavidad y las quito de su cara, es para salir de duda, ¿quieres hacerlo?, ¿o no? Solo hay esta solución-
-creo que hay más que esta, pero este es el camino seguro- suspiro
-seré cuidadoso- hablo el morocho con suavidad.
-¡espera, ahora!-
-nos está observando en este momento- susurro suavemente en el oído de la chica- Es ahora o nunca… después de esto, le puedes decir a Belch la verdad, no quiero que me odie-
-sí, terminemos con esto- cerro sus ojos fuertemente. Que los cielos la salven.
-y esos es todo-
Hipo quedo insatisfecho con relato y también enojado.
-y eso que, ¡tú nuca me cortejaste!- se paró del suelo enojado. El morocho solo retrocedió por inercia- ¡NUCA ME TRAGISTE FLORES!- Toothless quería llorar de lo idiota que había sido al contarle- ¡LA SERENATA, LA CENA Y TODO LO DEMÁS!- hizo un gesto con sus manos expresando lo molesto que estaba.
-Aun no termino- trato de defenderse, ahora que sabía que Hipo era su pareja, no podía dañarlo, o gritarle, o hacerlo llorar, solamente su cuerpo no quería hacer sentir mal al pequeño.
-bien- se cruzó de brazos y espero una respuesta convincente.
-se supone que debemos cortejar a la…- se quedó pensando un rato. Hipo parecía de todo menos un macho dominante, así que decirle de ese modo no afectaría- “Hembra”- gran error. De inmediato vio como los ojos del pequeño lo miraban con tanto odia que juro que el mismo demonio se le había metido. ¡Odín ayúdame!
-si-
-…debemos cotejar a la hembra primero, después viene lo del amuleto y luego la prueba corporal- trato de ser lo más claro posible- pero con Belch y Meatlug paso de una forma poco inusual, igual que con nosotros, supongo que… el orden de los factores no altera el producto-
-¿prueba corporal?-
-si, como lo que hicimos… se supone que el instinto me cegaría completamente, ya sabes lo normal-
-no le veo nada normal el tratar de violarme-
-¿violarte? Acaso yo te quite el pantalón- puso una mano sobre su pecho.
-¡SI!-
-si no querías que lo hiciera solo lo hubieras dicho, tampoco es que te hubiera obligado- volteo molesto hacia a otro lado.
-¿mi palabra te hubiera importado?-
No estaba seguro el cómo era Toothless en realidad, recién se conocían y aunque hayan avanzado más que cualquier humano y dragón en la historia, aun había un abismo de diferencias entre ellos.
Además, poco importaba su opinión, ¿no?
-por supuesto, no tengo porque mermar tu opinión… supongo que, aunque sea difícil, ahora que estamos conectados… me es imposible ignorarte-
-¿conectado? Creí que eso era después del apareamiento-
-no exactamente…-
¡Por la Grandísima Berta!
-¿Qué quieres decir?-
-estábamos destinados, solo paso lo que debía pasar- suspiró antes de hablar- Hipo, esto es tan confuso para mí como lo es para ti, jamás imagine tener de pareja a un humano, a una cría humana. Se supone que elegiría a mi alma y tú terminaste eligiéndome a mí, y por error, ni siquiera sabias lo que hacías al tomar el collar y ahora, estamos atados para siempre-
Esto no tenía que haber sucedido. Jamás
-los humanos no son ni siquiera una opción para mí, y ahora tengo que vivir contigo…-
Su intención nunca fue sonar agresivo, tampoco menos preciar a Hipo, pero lo dicho, dicho estaba y había creado una herida tan profunda difícil de cerrar.
El menor permaneció con su mirada baja.
Quería echarse a llorar en ese momento… pero, recordó algo que Toothless menciono con anterioridad.
“Los dragones debemos escoger bien, porque somos nosotros quienes sufren al final”
Estaban conectados, pero ninguno quería estarlo, así que… no debía haber problema alguno al separarse.
-no-
-¿eh?- la voz del menor hizo que dejara de hablar-
-no quiero estar junto a ti… -
Eso no se lo esperaba, estaba casi seguro que el pequeño aceptaría, no tan mal como él, pero aceptaría lo que había pasado y ese rechazo…
Le dolió.
-¿Por qué tenemos que estar juntos? No nos amamos, no te quiero, no me quieres, tampoco estoy seguro si lo que tenemos en este momento sea una amistad- sintió una presión desgarradora sobre su cuerpo. El rechazar a Toothless había sido la mejor opción ¿no? Entonces… ¿Por qué dolía tanto?
-¡no puedes simplemente ignorar la conexión que ahora tenemos!- alzo ambos collares
-¿conexión?- ahora hablaba de eso. Eso no era escusa, no podía el obligarle a estar junto a él-¡NO HAY NINGUNA CONEXIÓN ENTRE TÚ Y YO!-
El dragón se quedó quieto en el mismo lugar donde estaba.
-si la hay- dijo serio.
-no, no es verdad. Cuando hay amor hay conexión, sientes que cada parte, cada célula de tu cuerpo quiere estar y proteger a esa persona… y con nosotros no hay nada de eso ¡y si la hubiera, sería solo instinto, y del sexual!-
No quería seguir discutiendo con él, no tenía caso, el pequeño estaba muy alterado para tener una conversación coherente, lo mejor sería retirase.
Mañana hablarían con calma.
-me voy- hablo enojado.
-¡no puedes irte! Estamos hablando-
-¡NO!- ahora si estaba enojado. Hipo se había sobrepasado por mucho con su paciencia- ¡No estamos hablando! Me estas gritando, eso es lo que hacemos y la única razón por la que no te contesto como te mereces es porque yo…-
El menor comenzó a llorar.
-Hipo- tal vez esto lo haría parecer un bebé pero el dragón se sentía culpable cada vez que lo hacía llorar y usaría eso a favor siempre que pudiera.
-tú no me amas, entonces, ¿Por qué quieres que este junto a ti?-tapo su cara con sus manos- eso es egoísta de tu parte-
-no es eso- bajo sus orejas apenado- Hipo-
-si-
-hagamos el amor-
Miro al horizonte con calma, ya hacía más de tres semanas, tal vez más, de que Hipo se había marchado.
Las cosas habían estado relativamente bien, si eso se pudiera llamar bien, se había metido en más problemas en esas semanas que en toda su vida junto a Dagur e Hipo.
-Camicazi-
Escucho la voz ronca de Hookfang sobre sus hombros.
Desde aquella vez el dragón se había vuelto más unido a ella, no había tanta diferencia, él siempre se mantuvo cerca, según las mismas palabras del dragón, ella era la única humana que toleraba, eso hasta cierto punto era un halago y por el otro un vil insulto.
-¿Qué pasa?- volteo a verle a la cara- estas horrible- observo de arriba a abajo el cuerpo del contrario.
-te había estado buscando por días- agito su cola furioso- no escondas tu olor de esa forma.
-no es para tanto- giro su cabeza desinteresada.
Él solo gruño enojado.
-está bien- hablo con sarcasmo- lo lamento, no volverá a pasar-
Hookfang hizo una mueca de “claro, ahora hago como que te creo”
-Necesitaba un tiempo para mí, aclarar mi mente, saber lo que quiero para mi futuro, y de si debo volver a casa o no- suspiro cansada. El tema de su madre la dejaba agotada, la cansaba más que correr 13 millas sin detenerse, más que morir de frio, más que cualquier otra cosa, y sin embargo, no podía ignorar el tema para siempre.
Debía convertirse en la chica que era antes. Ella era arrogante, presumida, mandona, estricta, líder nata, era todo lo que ahora no es, ahora era un pedazo de basura dependiente de todos, no le sorprendía el hecho de que Hipo la sobrepasaba ahora en todo. Cómo seria parte de ellos dos sino podía ni llegarle a los talones a ninguno de ellos.
-dime Hookfang… cuando me ves, ¿Qué es lo que ves?- hablo despacio.
Sabía que el dragón sería muy objetivo en esto, era el único ser en la tierra que no se guardaría nada y que no importara lo que dijera, no se arrepentiría.
-veo a una chica arrogante, terca, necia y que hace lo que quiere, veo a una chica que hace lo contrario a lo que le digan, veo a una vikinga que no se deja pisotear por nadie y…- tal vez era muy pronto para decir aquello, no llevaban mucho tiempo conociéndose, pero se supone que eran el uno para el otro, así que… supongo que estaría bien decirle- Veo a Camicazi Bog-Burglars- tal vez después se lo diría.
-¡¿QUÉ?!- dio unos pasos hacia a atrás por la impresión. Nunca creyó que Toothless le dijera tal cosa-¿¡No hablas enserio!?-
-es la prueba corporal- se acercó lento hacia él y lo tomo por la cintura- de la que te platique-
-sí, eso ya lose, pero no es así como funciona en los humanos, es verdad que el amor igual es corporal, pero no en todo sentido-
-tampoco en los dragones- se molestó- pero así será más…- se vio interrumpido por el menor.
-que me guste como lo haces no significa nada, Toothless que seas bueno en la acama no dice nada-
-eso no es el punto- hizo un puchero y recargo su cabeza sobre mi hombro- no es a lo que quería llegar-
-estás cansado, yo igual, este no ha sido nuestro mejor día, ¿verdad?- comenzó a acariciar suavemente el pelo del morocho.
-no- comenzó a mover suavemente su cola y un suave ronroneo comenzó a escucharse- me has amarrado, me has gritado y me dolió-
-¿Qué te dolió?-
- no lose, nunca me había sentido así. Me haces actuar raro-
-lo lamento-
-yo igual…Hipo-
-si- hablo ya más calmado.
-me agradas-
Eso hizo un vuelco dentro del menor, por fin se sentía seguro de algo.
-a mí también me agradas Toothless-