-bienvenidos, chicos-
-Bocón, ¿Por qué nos han llamado cinco horas antes de la iniciación?- tambaleo un poco su cuerpo chocando con el de la chica.
La “iniciación” o mejor dicho, la condena, era un ritual por el que pasaban cada centenario los jefes de las respectivas tribus existentes en esa época. Sabía que con su mala suerte le tocaría estar presente en ese ritual, pero, jamás imagino lo que se presentaría más adelante.
Camicazi, Dagur y él ya se encontraban desde hace media hora frente a la chimenea del gran salón. No sabían lo que pasaría, era demasiado temprano para, tan siquiera pensar en hacer algo, lo que querían en ese momento era solo echarse sobre su dura y fría cama y dormir unas cuantas horas antes de que empezara de verdad la verdadera pesadilla.
-¿Qué hacemos mirando aquí el fuego como pendejos?-
Noto a kilómetros el tono molesto del pelirojo. Él no era una persona muy paciente que digamos y tampoco se levantaba de buen humor en las mañanas… aunque, estaban de madrugada, tenía más razón para estar enfadado.
Camicazi miro seria a Dagur, dando como simple tácito que no sabía el porqué de su pregunta.
-tengo frio-
Era de esperarse, la chica estaba acostumbrada a cargar un inmenso abrigo pero por las prisas lo había dejado sobre la cama. La rubia vestía un simple vestido un poco transparente color blanco con un escote en V, no llevaba zapatos y un pequeño abrigo igual que el vestido que tapaba sus manos.
-te daría mi abrigo pero lo eh dejado sobre la cama- hablo Dagur aun mirando el fuego.
-no pasa nada-
Él igual quería darle algo a la chica pero, estaba igual que ellos, con sus ropas tan ligeras como si fuera primavera y a fuera hacia un mendigo frio.
-¿Por qué Bocón se habrá ido?- el castaño habló.
-no lose- tembló un poco.
-¿estás bien Camicazi? Estas azul- hablo preocupado Dagur
-estoy bien, así es mi color-
Miro preocupado la escena, no era buena señal que Camicazi se enfermara en un día como este.
-iré a traerte un abrigo- hipo comenzó a caminar hacia la puerta.
-estoy bien Hipo, es normal que me pase esto, mi piel es como la de un fantasma-
No estaba muy convencido por aquello, pero era su amigo, no su padre y no la obligaría a nada.
-está bien-
Una fuerte ventisca se hizo presente de la nada.
El jefe de aquella tribu se hizo presente en el lugar. Los tres se pusieron firmes y miraron al hombre.
-seguro se preguntan; ¿Qué hacemos aquí?-
Los tres asintieron.
-hubo un “problema” por así decirlo, a Bocón y a mí se nos pasó por completo un último capítulo del libro que deben repasar, nada del otro mundo pero tienen que hacerlo-
-si señor-
-es un cuestionario de 250 preguntas sobre los dragones y sobre la cultura vikinga-
Los rostros de los chicos enmudecieron, para Hipo estaba bien, eso ya lo tenía estudiado pero, Cami y Dagur sabían que iban a fallar, no habían estudiado lo suficiente sobre aquello, sus tribus se concentraban en el esfuerzo físico y no mental y aunque ambos eran buenos estrategas no estaban tan arriba, tan a ese nivel, era más que obvio que el agua, que, Hipo los aplastaría como la mierda.
-tienen tres hora de la 4am a 7am. Comiencen-
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--Tres horas después—
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-¡terminamos!- los tres dijeron al insomnio.
-muy bien arrojen los cuestionarios sobre las calderas que tiene su nombre y vayan al patio central, revelaremos los resultados enseguida-
-si-
Los tres se quedaron viendo con cara de “enserio eso no pudo esperar hasta las 9am”
.
.
Estaba que se desmayaba en ese instante, sabía que no lo elegirían a él, pero aun así era demasiada presión.
-¿se les hizo difícil el examen?-
-solo aun idiota se le habría hecho difícil… sin ofender Dagur –
-vaya que eres tierna Camicazi-
-pues… la verdad estaba demasiado sencillo, eso me asustó-
-¿sencillo? Hipo, ¿qué jodida parte estuvo sencilla?- se sorprendió el pelirojo.
-no lo culpes, no es su culpa de que seas tan flojo y descuidado en tus estudios-
-y que me dices de ti, señorita perfecta, estoy 100% seguro de que no respondiste más de la mitad-
La chica soltó una carcajada.
-ahí es donde te equivocas- sonrió- porque no conteste ni la mitad- siguió riendo.
-eso es peor Camicazi- regaño Hipo.
- tranquilo Hipo, ya me hice a la idea de que no seré yo a quien elijan-
-¿¡Que mierda dices?! Eres la única esperanza- se acercó más a la rubia- y aquí entre nos, no creo que Dagur llega vivo ni a tierra firme cuando crucen el océano-
-¡te escuche!-
-¡que bueno!-
-cálmate Hipo, sea lo que sea, y pase lo que pase, no creo que sea para tanto, ¿verdad?- suspiro tranquila- somos fuertes y siendo vikingos, ¿Qué podría pasar?-
.
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Una luz azul rodeo el cuerpo del castaño, eso solo significaba una cosa…
-Hipo es el elegido- bramo sorprendido Estoico.
-¿Hipo?- una sola voz de todos los presentes se escuchó, eso no se lo esperaban.
-¡Hipo!- Dagur y Camicazi se miraron preocupados.
No les molestaba el hecho de que Hipo fuera elegido, no había porque estarlo, lo que les preocupaba eran las ideas súper locas que llegaba a tener el chico acerca de formar una alianza con los dragones desde aquella vez que fueron secuestrados. Esto estaba mal.
-¿YO?- no podía creerlo, él, ¿por qué él?- Yo no puedo ser ese “alguien” mate a un dragón-
-matamos a varios dragones- corrigió Dagur.
-¡no fue a apropósito!- trato de defenderse la rubia.
-eso no pareció importarle mucho a los dioses- hablo con ironía Bocón- fuiste elegido Hipo y no puedes cambiar eso-
-quiero morirme ya- comento el castaño.
-yo traje pólvora, la robe de china, quieren divertirse con ella, yo me voy hoy-
-por favor- hablaron Hipo y Camicazi.
Este día se ponía de mal en peor.
.
.
El atardecer brillaba al rojo vivo. Ya habían pasado algunas horas desde aquella “iniciación” que más bien fue una tortura, pero había acabado y eso era lo importante.
Se encontraban cerca de un pequeño risco a las lejanías de Berk.
-¿odias a los dragones?-
-¿Por qué la pregunta?-
-un dragón mató a tu mamá, creo que sobra la pregunta-
-sería malo decir que no-
-no lo creo-
-eso me hizo pensar en muchas coas sabes, el; ¿Por qué no volamos?, ¿Por qué madre insistía en llevar su hacha a todos lados?, ¿Por qué los vikingos no cambian su ropa interior?, ¿Por qué soy tan infeliz?, ¿Por qué me volví dependiente de ti y Dagur?, ¿Por qué los humanos y dragones se odia? Y, ¿Por qué me gustó matar a aquel dragón?-
-demasiadas preguntas-
-puedes contestarme una-
Nunca había visto a su amiga de esa forma, era extraño verla tan vulnerable.
-en primera; No matamos a ningún dragón, la pólvora explotó y…-
-y nuestras armas se clavaron en sus cuerpos- pronuncio con sarcasmo.
-si…y ya sabes lo demás, en segundo; no lo disfrutaste, solo sientes lo que cualquiera sentiría al vengar a sus padres, satisfacción, no te gusta matar cosas porque si, la última vez que mataste algo fue una hormiga y lloraste por tres días porque la pisaste-
-¿Cómo sabes eso?, ¿Cómo es posible de que me conozcas más de lo que me conozco a mí misma?-
-tú lo haces, ¿no?-
La chica enmudeció.
-tu siempre sabes lo que pienso, lo que quiero y no entiendo el por qué, soy tan fácil de leer-
-no-
-¿entonces?-
-simplemente te conozco-
-así es y es igual contigo. Camicazi, está bien, no voy a juzgarte si te gusta matar dragones, pero no creo que eso sea lo que te llene, has estado vacía al igual que todos en esta isla, pero a diferencia de ellos nosotros si lo demostramos-
-¿vacíos?-
-algo falta, no lo crees-
Se quedaron así unos minutos, meditando todo de lo que habían hablado, era extraño, nunca habían profundizado tanto en sus pensamientos.
Eran amigos de años, prácticamente podían entenderse sin la necesidad de hablar pero, ahora, pareciera que eran completos extraño, personas que jamás se habían visto.
-no debimos tratar de hacer una alianza con esos dragones, se vean raros, perdidos en sí mismos-
-supongo que sí, no se mucho de dragones pero, si pueden mantener una conversación decente y ellos… simplemente daban miedo-
-Nos siguieron a mi aldea-
-si-
-amenazaron a mi tribu-
-si-
-invadieron mi hogar-
-si-
-y mataron a mi madre-
-si-
-y aun así no puedo odiarlos…-
-Eso significa que aún podemos seguir con la alían…-
-¡NO! Pero por supuesto que no-suspiro cansada- Hipo, te apoye en todo esto pero, mira lo que resulto, madre está muerta, mi tribu está sola y yo al borde de un colapso nervioso, se acabó Hipo, nunca va a funcionar nada de esto, no hay nada que podamos hacer-
Ya no quería mas esta discusión, acaso no sabía cuánto le dolía el hablar de aquel día, estaba sola, sin familia y solo quería paz mental por cinco minutos.
-que pasen cosas malas no significa que debas rendirte-
-no soy como tu Hipo, tu caes y te levantas enseguida, yo caigo y necesito más tiempo para recuperarme, y a veces, miro el cielo y me pregunto; ¿vale la pena seguir? Y me miro y digo; No- apretó sus manos contra sí mismas- y simplemente me rindo, como ahora. Estas solo-