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La banda: El inicio por TeaPartyWriters

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Sumidos en el momento, Tarik y Darren se vieron a los ojos. Llevaban años rehuyendo de la mirada del otro, por incomodidad, vergüenza e inseguridad; se sentía bien poder hacerlo una vez más, notando las diferencias en sus rostros con el paso del tiempo y también las similitudes, estando conscientes de sus sentimientos y el acuerdo al que acababan de llegar. Fuera por la personalidad orientada a metas de Darren o la indecisión de Tarik, la historia que tendrían para contar sobre cómo comenzó su relación, sería “hicimos un trato y nos dimos un período de prueba”.

 

Sin embargo, Tarik sabía que algo faltaba en ese intercambio y se apresuró a llevarlo a cabo antes de encontrarse con suficientes obstáculos mentales como para arrepentirse. Puso ambas manos en las mejillas del peliverde y besó sus labios, provocando que ambos cerraran los ojos y dejaran de mirarse por un momento para disfrutar del suave contacto. Debía ser el beso más respetuoso que Tarik diera en la historia, pero el que más cosquillas le provocara. Todas las canciones de amor tenían razón: besar a la persona que amas es lo mejor del mundo.

 

Al separarse, tuvieron otra pausa silenciosa. Tarik dudó de si la condición de Darren incluiría besos y el mismo peliverde se lo preguntó, pues fue algo que se le ocurrió en el minuto y tendría que revisar bien cómo aplicaría. Quizás escribiría un documento de términos y condiciones para que el guitarrista firmara; por ahora, decidió recibir el gesto y apoyar la mejilla en el hombro del chico.

 

—¿De verdad te gusto tanto? —preguntó en voz baja.

 

—¿Qué…? — se sorprendió Tarik, aunque mantuvo el abrazo, colocando una mano en la cabeza de su novio. —Yo… te amo más que la mierda, Darren. Estoy loco por ti. Pensé que… pensé que lo sabías. Estoy enamorado de ti desde que tenía 10 años —recalcó, tomándole la barbilla para verlo a los ojos. —Nunca me ha gustado nadie más.

 

Eran palabras fuertes para Tarik, decididas y concretas, más de lo que Darren anticipó oír. Decir que había hecho las cosas mal sería poco: salir con todo el mundo, actuar despreocupadamente, no contarle sus problemas por evitar que lo viera débil… Tantas cosas que sí tuvieron una vez, esa cercanía especial que los unía cuando pequeños y que Darren extrañaba todos los días. ¿Cómo no se dio cuenta de que había un motivo? ¿Y cómo Tarik era tan idiota para confundirlo así? En parte lamentaba los años separados, aunque quería pensar que fueron necesarios. Ahora se sentía especial, privilegiado, como no imaginó que le pasaría si aceptara las propuestas del rubio. Su miedo de convertirse en “uno más” dejaba de existir al entender que sólo estaba él. Que siempre fue él. Tarik era un imbécil, pero uno leal… en sus propios y extraños términos.

 

Sonrió, con un dejo de amargura. —También me gustabas a esa edad —confesó, pensando que de alguna forma, Darren pequeño necesitaba su confesión. —Te veías lindo con tus anteojos y esa cara asustada todo el tiempo —rió. —Nunca entendí cómo cambiaste tanto de un año para otro... El cambio no me gustó nada, no me gustaba en lo que te volviste... realmente espero que sea cierto lo que dices.

 

—¡Es cierto! Te puedo mostrar todos los cuadernos llenos de "Darren", corazones y poemas, y este tatuaje de tu cara… —se levantó la manga del brazo, mas terminó riendo. —No, no, no me he tatuado tu cara —rió. —Aún.

 

—¡Tarik! —reclamó Darren, dándole un codazo. —Estábamos teniendo un buen momento, ¿por qué lo arruinas?

 

Mientras lo veía reír, Tarik decidió algo importante: —Concentrémonos en ahora.

 

—Buena idea —recibió en respuesta, además de una sonrisa y los dedos de Darren recorriendo su cabello largo y tinturado de azul entre mechones rubios, su tono natural. —Al menos tu apariencia no me molesta. Creo que… me gusta. Un poco.

 

Tenía que ver con la confianza que ahora demostraba el guitarrista, más que un gusto particular de Darren, pero no siguió explicando al notar que comenzaba a sonrojarse. Le agradó ver que el chico tímido que conoció podía seguir existiendo en el fondo y también lo llevó a agregar algo interesante a la conversación: —¿Qué día de este mes vas a escoger? —preguntó, de forma casual.

 

Tras una pausa, Tarik habló: —Estás disfrutando esto.

 

Nuevamente risas invadieron la sala de ensayos. Quien los viera en ese instante, no podría entender que hubieran pasado años apenas dirigiéndose la palabra. Se veían felices y la química era indiscutible.

 

Sin embargo, seguían existiendo leves preocupaciones. Darren se mostraba seguro de sí mismo y sería estricto con su prueba, incluso si se le ocurrió de manera improvisada, pues nunca retractaba su palabra; pero eso no quería decir que confiara en un 100% que Tarik sería capaz de mantener su promesa. Una parte de él temía salir horriblemente herido, además de perder para siempre cualquier posibilidad de continuar la ya fragmentada amistad a futuro. Y Tarik se encontraba consciente de que sería difícil y aún así dispuesto a sufrir un poco para mostrarse digno del peliverde. Además, ya llevaba tres días sin sexo, luego del incidente de la fiesta; ¿no lo hacía eso un maldito monje…?

 

Se mordió el labio, jugando un poco con la argolla metálica, algo que solía hacer cuando estaba pensando en cosas subidas de tono.

 

—Este sábado —eligió estratégicamente, para poder hacer uso completo de sus 24 horas.

 

Darren asintió con suma tranquilidad. —Bien. ¿Tu casa o la mía?

 

—La tuya.

 

Era una decisión fácil, pues sabía que el peliverde vivía solo y rara vez recibía visitas de su familia (específicamente un tío que le daba escalofríos a Tarik); por el contrario, él vivía con su padre, quien no era el más apegado a las labores domésticas y por supuesto se lo heredó a su único hijo. Adoraba a Darren y quería hacerle cosas muy degeneradas, pero ni por eso se dedicaría a limpiar y ordenar ese agujero del infierno que intentaban llamar hogar.

 

No, mentira. Sí lo haría. Levantaría hasta el refrigerador para limpiar si es que eso excitaba a Darren.

 

¿Estaría poniendo caras divertidas que Darren sonreía tanto…?

 

Volvió a acariciar su mejilla, sintiéndose la persona más afortunada de la tierra. Ni en sus sueños más locos había conseguido una relación con él.

 

—Me gusta verte sonreír.

 

—No digas eso —murmuró con una cara algo apenada al ser descubierto, aunque sí, indudablemente sonreía y creía que empezaría a hacerlo más seguido.

 

Siempre y cuando Tarik cumpliera… Le era imposible pensar en ser feliz sin recordar ese detalle. Pronto cambió de expresión, seguro de que ahora tendría que celar a Tarik, porque por mucho que el rubio decidiera guardarse para él, era obvio que su séquito de pendejos calientes no se despegarían tan fácilmente. Sabía que tenía algo como un club de fans o una estupidez por el estilo desde antes de entrar a la banda, era de esperarse que con el reciente éxito ese grupo sólo aumentara en tamaño. El idiota iba a recibir todavía más propuestas de aquel tipo por desconocidos.

 

Frunció el ceño sin poder evitarlo y le tiró un mechón de pelo con algo de enfado, antes de separarse. —Sé fiel —le recordó, ofendido.

 

—¡Ouch! —se quejó, mirándolo sin entender su proceso mental, aunque le causaba algo de gracia. ¿Estaba celoso de algo? —¡Lo haré! —aseguró. Iba a ser la persona más fiel del universo, de eso no cabía duda.

 

Finalmente, y por mucho que sonara a excusa, la razón de su promiscuidad era reunir experiencia y conocimientos que lo hicieran el novio perfecto para Darren… Ok, admitamos que pudo no ser el mejor plan, pero Tarik lo pensó a los 10 años y tuvo sentido entonces. El punto es que una vez conseguido Darren, no tenía sentido buscar relaciones sexuales en alguien más. Tampoco hacer nada que pudiera poner en riesgo algo que venía persiguiendo hacía tanto tiempo, así que era cosa de declarar cerrado, para siempre, el parque de diversiones llamado Tarik Presley.

 

¿Debería hacer un comunicado por Instagram…? Sonaba a lo más eficiente.

 

—¿Se puede hacer esto público?

 

—¿Crees que queda alguien sin saber? —bromeó Darren, rodando los ojos.

 

Pese a todas las negativas que Darren dio a las invitaciones de Tarik, existían rumores sobre que ellos dos eran pareja. También aventuraban una posible relación entre Tarik y Alex, Tarik y Dexter, Tarik y… todos. Pero Darren llevaba la ventaja porque, quienes seguían la historia ávidamente desde años atrás, sabían que fueron amigos cuando pequeños y que, evidentemente, Tarik estaba enamorado. Tenían otro pequeño grupo de fans esperando que aquella fantasía se hiciera realidad. Y también estaban los testimonios de las muchas personas que intentaron acercarse a Darren con fines románticos y fueron amenazadas… es decir, “persuadidas de desistir”.

 

Por el lado familiar, no habría ninguna sorpresa, pues fueron tan unidos que incluso años atrás sus padres bromeaban sobre que seguro terminarían casados. Era imposible ignorar la forma en que vivían en su propia burbuja cuando estaban juntos… Bueno, para todos fue evidente, excepto para el mismo Darren, que ahora pensaba que era un poco gracioso.

 

—Espero que tus ex —énfasis en EX —fuck buddies no me linchen.

 

—Na, nunca tuve fuck buddies —comentó. —Nunca me repetí a nadie.

 

Tarik era como una leyenda, algo que todo el mundo tenía que experimentar una vez en la vida. Existía el “conocimiento general” de que era buena suerte perder la virginidad con él, una especie de rito para entrar en el mundo del sexo y tener 7 años de buenas relaciones. Tarik no podría confirmar ni negar aquella declaración. Darren lo detestaba y creía que de ahora en adelante sólo odiaría más a sus tontos compañeros.

 

—Hazlo lo más público posible —ordenó el manager repentinamente. Se acercó al guitarrista y le quitó el celular de las manos, desbloqueándolo -¿¿¿cómo diablos sabía la contraseña???- para tomar una selfie de ambos, beso en la mejilla por supuesto que incluido, y subirla. Con patrocinio.

 

—#couple #mine #stayaway #blessed #nomoreTarik4u… ¿¿Darren estás…??

 

—¿Qué? ¿Algún problema?

 

—Nope.

 

Bastaba una sola de las decididas y gélidas miradas de Darren para que cualquiera desistiera de discutir, incluido y especialmente Tarik. Francamente, sentía el pulso acelerado y un cosquilleo agradable en el estómago al pensar en que Darren se tomaba así de en serio la relación que acababan de empezar. Era suficiente para ignorar los 50 mensajes que llegaron en esos segundos.

 

Darren quería confiar en él; eventualmente lo lograría, estaba seguro. La confesión llegó a un nivel que no se imaginaba porque jamás pensó que le gustaba desde hacía tanto tiempo, ni que sentía de la forma intensa en la que sentía, a pesar de su historial de amantes. No sabía ya con cuántos se había acostado, no quería que le importara... algún dia dejaría de importarle, siempre que no se lo recordaran seguido. Y que no se lo recordara a sí mismo.

 

—Bien —concluyó Darren, satisfecho, de momento. —¿Quieres ir a tomar algo? Necesito un café.

 

Lo miró y extendió la mano, ofreciendo que la tomara. No sólo necesitaba café, además tuvo la idea de contarle a Tarik un secreto que podrían ser buenas noticias… o no; le faltaba certeza como para decírselo a Alex y no emocionarlo antes de tiempo. Sin embargo, sí podía compartirlo con su… novio, quien le sonrió y aceptó de inmediato.

 

—Vamos —contestó, sin siquiera preguntar dónde. Si era con Darren, daba igual el lugar.

 

***

 

En temas más importantes, el vocalista de la banda bostezaba de aburrimiento sentado en las gradas de la cancha, viendo a un montón de gente correr detrás de un balón sólo porque Dexter le pidió que guardara específicamente ese asiento. Luego de rechazar con amabilidad y encanto a la persona que se le declaró (con el único motivo de que aún no era famosa la banda, así que no debía ser su pareja destinada), no tuvo excusa alguna para negarse a ayudar a su amigo, a quien tantos favores le debía. Sería imposible cuantificarlos y esperaba que Dex nunca intentara cobrarlos todos.

 

—¡Dexter! —exclamó al ver al chico con una pancarta doblada en dos. —¿Qué es eso? ¿Qué vas a hacer?

 

—¡Reclamar lo que es mío! —La respuesta, lejos de tranquilizar al moreno, lo hizo marcar 911 preventivamente en su celular. El baterista claramente estaba de mal humor y su expresión era la de alguien que cometería un crimen, aunque Alex no pudiera imaginar cuál ni cómo ese pedazo de cartulina con glitter por los bordes sería utilizado. Quizás debería estar coordinando una coartada para cuando lo llamaran a testificar… —¿No me vas a preguntar cómo…?

 

—No sé si quiero saber. Déjame consultar con mi abogado —Es decir, Darren.

 

—¡No es nada ilegal, Alex! ¡Es algo romántico, esa es tu área, por eso te traje aquí! Y porque no había nadie más disponible para guardar el asiento con la mejor visibilidad.

 

—Oh… ¿en serio? No… uhm… no tienes cara de romance.

 

—¡Porque el idiota de Mitch dice que no recuerda que estamos saliendo! ¡Así que me voy a encargar de que toda la escuela se lo recuerde! ¡¡¡ES ROMÁNTICO!!!

 

—Dex… estás poniendo cara de genio malvado.

 

—¡MUAJAJAJA!

 

—¡Esa risa es de genio malvado!

 

—Se sentía acorde al momento —tosió un poco el baterista. —En fin, con esto tendrá que reconocerme.

 

Alex se vio a pocos centímetros de las letras del cartel cuando Dexter lo desplegó en su rostro. No sabía qué criticar primero; si la elección de colores, la legibilidad, la diagramación, la elección de emojis o sólo irse por lo obvio del mensaje: “MITCH WILLIAMS, ESTOY EMBARAZADO! PLS TXT ME XOXO ❤️ 🧡 ’ ’ ’ ’ –”. Atinó a levantarse para que lo cerrara nuevamente, preguntándose si Mitch sabría en lo que se había metido.

 

—Creo que… tendrá más impacto si lo guardas para después.

 

Dexter lo miró fijo a los ojos, analizando, sonriendo con simpleza después. —Tienes razón, el factor sorpresa es importante.

 

Con eso, Alex ganó unos minutos para pensar en cómo decirle que aquello no funcionaría y probablemente tendría el efecto contrario: alejar a Mitch de él. En parte lo entendía, era difícil querer a alguien que te rechazaba (porque tendría que asumir que “no recuerdo” era una forma algo tibia de rechazar a alguien) y llevaba años viéndolo con Tarik; sin embargo, pensaba que esas cosas no había que forzarlas, por doloroso que sonara. La pancarta de Dexter podría ser una jugarreta infantil, como también podría resultar en que expulsaran a Mitch del equipo de atletismo… No todas las personas eran tan abiertas de mente como les gustaría. Era delicado y esperaba que Dexter consiguiera calmarse y evaluar todos los aspectos.

 

Por mientras, le tocaría quedarse a ver las pruebas para el equipo de soccer, lo cual era tan aburrido como anticipó que sería. Los tenían en fila frente al arco, con cinco balones alineados al frente esperando por ser pateados y traspasar las defensas del mejor arquero de la escuela, un tipo que se veía como una pared en ese momento. Tres personas pasaron antes que Mitch sin lograr que el chico saltara para atajar sus goles, parecía un caso perdido. Luego tuvo que admitir que Mitch consiguió su atención, pues levantó la pelota en el aire y la dominó con las rodillas, elevándola hasta darle un cabezazo que se fue directo a la esquina del arco en el primer gol de la tarde.

 

—¡¡GOL!! —se escuchó a sí mismo gritando, junto a otras personas que se animaron. ¿Era así como se sentía el deporte…? Wow.

 

Al sentarse, vio a Dexter de reojo, que estaba callado y quieto, con la pancarta doblada en su regazo. Se veía concentrado, tal vez esperando su momento para interrumpir…

 

El segundo y tercer balón fueron atajados por el arquero, que no se dejó sorprender por la misma técnica más de una vez. El cuarto pasó apenas e hizo enojar a la pared humana, por lo que se podía sentir la tensión en ese último: Mitch tenía que conseguirlo para entrar en el equipo. Casi se podía oír su respiración agitada desde las gradas.

 

Repentinamente, Dexter se levantó y Alex fue incapaz de detenerlo. El chico bajó las gradas a saltos y empujones, llamando la atención. Alex se cubrió el rostro, anticipando el desastre que haría, pero se encontró con la pancarta en el suelo… ¿qué diablos pretendía? ¿Desistió de su plan o escogió algo peor?

 

—¡¿A ESO LE LLAMAN ANIMAR!? —alegó al equipo de porristas, quitándole los pompones a la capitana. —¡¡MITCH, TÚ PUEDES!! ¡¡DENME UNA M!!

 

El público en las gradas estalló en risas, gritando “¡M!” a la vez que el equipo de porristas -capitana incluida- formaban la letra que exigía el baterista. Continuaron con todas hasta formar el nombre completo del chico y terminar en un canto animado por Dexter, siendo contenidos únicamente por el silbato del profesor a cargo, que pidió silencio.

 

—Tú puedes —moduló Dexter con los labios cuando Mitch lo miró fijo, obteniendo una sonrisa de su parte.

 

Para satisfacción de todos, el último balón logró sobrepasar al arquero y quedó en la malla, marcando la aceptación de Mitch en el equipo. Los aplausos no se hicieron esperar y Dexter celebró con saltos y abrazos a las porristas, que lo invitaron a participar cuando quisiera. Al volver con Alex, hubo un marcado suspiro.

 

—Estuviste bien.

 

—Gracias… Ser maduro es difícil.

 

—Lo es —aceptó el pelinegro, abrazando a su amigo.

 

***

Mientras caminaban tomados de la mano, Darren pensó en lo raro que se sentía. Era agradable en cierto sentido, sin embargo, Tarik tenía el cuerpo tibio y los dedos fríos, ¿no era extraño? También percibía las durezas en sus dedos, a causa de las cuerdas de la guitarra. Era una mano muy particular, pero estaba dispuesto a acostumbrarse e incluso disfrutando de notar los detalles, en los que se enfocó para ignorar las miradas y el murmullo insistente de las personas que los vieron pasar hacia el estacionamiento de la escuela. Algunos llegaron a apuntarlos y, al verlos de reojo, tuvo el instinto de soltar a Tarik; sin embargo, lo apretó más fuerte.

 

Tenía que marcar su maldito territorio. Siempre supo que el día que tuviera pareja iba a ser un bastardo celoso y posesivo, porque no le gustaba compartir ni que tocaran sus cosas sin permiso. También aplicaba a amigos... si tuviera alguno. Bueno, la banda lo era, pero porque eran demasiado amistosos. Sinceramente, no sentía una conexión muy profunda con ellos, aunque sí quería verlos alcanzar el éxito, tanto por su orgullo como por… bueno, Tarik.

 

Llevó al rubio un café algo caro, pero tranquilo porque estaba seguro de que alumnos de una preparatoria preferían ir a un Starbucks antes que a un café elegante. Entró siendo saludado por un camarero joven que vio con ojos interesados a Tarik, pero la mirada que le devolvió el peliverde fue suficiente para prevenirlo de darle otro vistazo mientras él estuviera ahí.

 

Les dieron la carta y Darren lo dirigió al segundo piso, a un sofá que había al fondo junto a un ventanal con vista a gran parte de la ciudad donde vivían. Se cruzó de piernas.

 

—Tomaré un café irlandés.

 

—Yo un mocha chilli —pidió Tarik, ya sentado junto a Darren. Le encantaba probar cosas nuevas, en especial si sonaban así de raras. — ¿Y este lugar? —preguntó curioso, mirando alrededor.

 

—Vengo a estudiar aquí todas las tardes —explicó. Podía ser una sorpresa para Tarik. Para Darren no tenía gracia quedarse en su casa solo, era un fastidio realmente. Así que usaba su casa como lugar para bañarse y dormir. También salía mucho a comer fuera.

 

Por esa misma razón era que lo desanimó un poco el tema de no practicar más en su garage, desde que se habituaron a los horarios de Barker, pero qué más daba, al menos estaba ocupado con otras cosas que lo distraían del silencio mortal de su casa. La visita de Tarik el sábado sería un lindo cambio.

 

—Te diré algo, pero no quiero que le comentes a nadie del grupo aún —pidió entonces, girando el cuerpo hacia él con una media sonrisa. —Creo que puedo conseguirnos un contrato para musicalizar una película que va a salir el año que viene.

 

Tarik ya se sintió especial de recibir un secreto, que además resultó ser algo: —Freakin'. Awesome—contestó, sonriendo ampliamente. —¿Cómo haces esas cosas? Eres increíble —agregó, sin contenerse de abrazarlo, emocionado. —¿Cuándo sabrás?

—En unas semanas. Les envié un video del concierto el domingo, era algo así como un casting de bandas y les gustó mucho lo que vieron —comentó, sonriendo ante las palabras de Tarik. Ante los halagos, se guardó para sí mismo el hecho de que su apellido y los contactos de su tío le ayudaron a conseguirlo. —En el caso de que acepten nos enviarán parte del libreto o algo por el estilo. Quieren canciones especiales para ciertas escenas. Algunas sin letra.

 

A Alex no le gustaría mucho, pero eso les abriría las puertas a tomar requerimientos con letras dedicadas a la temática. Además de que era una película grande, famosa, y se guardó decir aquello. Quería que fuera una sorpresa para todos, incluido Tarik.

 

—No digas nada aún —volvió a advertir, viendo su emoción por ello. —Intentaré hacer lo posible para tener una entrevista con el director... Lo que sí haremos, confirmado, será ir a un estudio de grabación para entregar temas en limpio. Le diremos a los demás que es sólo para un demo o algo por el estilo.

 

—Vale, vale, no diré nada. No querría hacer enojar a mi novio tan rápido —bromeó Tarik. Aparte le gustaba la complicidad con Darren, saber algo que el resto no. Empezaba a pensar que lo disfrutaría. Además, le gustaba la perspectiva de que confiara en él y, ojalá, comenzara a apoyarse en otra persona. Darren siempre hacía las cosas muy solo y él solía estar muy nervioso como para acercarse. —Un estudio... es increíble —soñó despierto. —Sería bueno cambiarle las cuerdas a la guitarra —recordó también, al tiempo que les llevaron los cafés pedidos.

 

La complicidad también pasaba por el hecho de que Darren no quería dejar a todos con expectativas altas, y si fallaba tampoco estaría lamentándose solo, al menos Tarik estaría ahí y le iba a exigir que lo abrazara o algo por el estilo. No le gustaba perder, ni ser rechazado, quizás por eso era que era tan perfeccionista, aunque también tenía tendencia para elegir los negocios grandes y complicados, pensando en los beneficios más atractivos. Suponía que ese era su lado Hunt.

 

Le puso algo de edulcorante a su café y volvió a sentarse con Tarik. Siendo que el camarero pasaba cerca, le tomó el brazo a su novio y se envolvió los hombros con él, apoyándose en su costado, mirando de forma fija al chico hasta que se sintió incómodo y caminó hacia el lado contrario rápidamente. Tarik ni se dio cuenta, sólo dejó un beso en la frente de su novio y sonrió como el idiota feliz que era.

 

—Sí, tienes que cambiar las cuerdas —retomó el peliverde, buscando en su bolso. Por supuesto ya las había comprado y sacó también el afinador que tenía guardado desde comprarle el bajo a Matthew. Alguien debería darle un premio al manager del año.

 

—Aaah, qué haría sin ti, cielito —rió, recibiendo ambas cosas con la cara llena de felicidad.

 

—Tch —alegó, mordiéndose la lengua para no soltarle el "no me digas cielito", porque no podía mentirse a sí mismo, de alguna forma le agradaba. Ugh, lo odiaba por hacerlo aceptar ese tipo de emociones. —Nada, seguro seguirías juntándote con Alex y Dexter a hacer brainstorming para letras de canciones y terminar con resaca al día siguiente.

 

Tarik no tuvo una buena respuesta a eso.


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