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Nuestro maldito dulce pasado (Stony) por KaiLuShipper

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Quinto mes.

 

 

 

 

James no dejaba de acariciar el rostro de Stark con la yemas de sus dedos, se encontraba realmente fascinado en tiempo que el contrario tenía su ceño fruncido por la acción del mayor.

—Tu piel es tan suave —murmuró aún con fascinación—. ¿Cómo le haces? Mi cara es tan seca que parece una lija.

—Es por el embarazo seguramente. —respondió alejando las manos adversas para inclinarse un poco así alcanzar su vaso de leche que estaba en la mesa pequeña. —Hoy me toca la ecografía de este mes. —comentó para después beber un poco del contenido blanquecino.

—¿Sigues con la idea de que el sexo del bebé sea sorpresa? —el castaño se relajó sobre el sofá, desparramándose un poco sobre este.

—No, le diré al Doc que quiero saber el sexo.

—¡Genial! —exclamó con entusiasmo y se puso a aplaudir con algo de pesadez. —Quiero que sepas que sí es niño le enseñaré todo sobre súper héroes, pero sí es niña también le enseñaré todo sobre súper héroes.

Anthony se permitió reír por aquel comentario tan divertido, y posó su mirada sobre Barnes un instante.

—Pienso que algún día serás un buen padre. —dijo sin quitar ni la sonrisa, ni su vista del otro, quien por su parte negó con la cabeza mientras se incorporaba quedando nuevamente sentado a lado de Tony.

—Nah, dicen que sí Dios no te da hijos, el diablo te da sobrinos. —su mano izquierdo fue hasta el abultado vientre impropio, y se inclinó hasta quedar cerca de este. —Y hoy veremos sí será sobrino o sobrina.

Ambos conversaban entre risas las ideas bastante locas de Bucky, el ex soldado se notaba emocionado por el bebé en camino. 
De pronto el timbre se dejó oír y el mayor se puso de pie. Mientras caminaba hacia la entrada ataba su cabello con un elástico y al llegar abrió la puerta; no se hallaba nadie. Pensó que sería una broma de niños, estaba a punto de comenzar con sus maldiciones e insultos, hasta que al bajar su vista esta dio con un ramo de rosas azules. Bucky levantó las flores y su entrecejo se arrugó con confusión. Cerró la puerta y volvió sobre sus pasos hasta la sala. 
Cuando Tony observó lo que traía en sus manos, una fuerte punzada se presentó en su pecho, levantándose de inmediato.

—¿Steve?

Sólo obtuvo una mirada con pena del mayor, quien procedió a entregarle el ramo a Tony. Él lo tomó y pronto buscó algo en las flores que le dijera que se trataba de Steve, pero lo único que encontró fue una pequeña tarjeta donde estaba escrito su nombre.

—¿Crees que... sea él? —cautelosamente preguntó, en tiempo que daba unos pasos hacia el de baja estatura.

—Son las rosas que Steve siempre me daba. —su voz fue más como un susurro, su vista no se quitaba del pequeño rectángulo de cartón con su nombre, y su humor decayó notoriamente.

—Entonces si es él. Es Steve.

Tony levantó su vista, sus hermosos ojitos estaban brillantes, pero se esforzó totalmente para no soltar ni una sola lágrima.

—¿Porqué se fue sí me va hacer esto? —cuestionó con notoria angustia. —Él no tiene idea de cuanto duele.

Se esmeró mucho para no hacerlo, pero sus sentimientos y toda sensibilidad por el embarazo no le dieron tregua, terminando por quebrarse. El ramo cayó al suelo, y Stark se limitaba a cubrirse el rostro con las manos.


«Ya debo asumir que mi hijo no tiene padre»

Los brazos de Bucky no tardaron en rodearlo, entonces el menor se quedó un momento inmóvil llamando la atención contraria.

—¿Sucede algo, Tony?

—El bebé se está moviendo otra vez —respondió limpiando sus lágrimas, y el mayor se inclinó para apoyar su cabeza en la pancita de Tony.

—¿Cuándo patearas para el tío Bucky? —con una enorme sonrisa se quedó en espera a que el niño se moviera de nuevo, sin obtener resultado alguno. Stark dejó escapar una risa llena de lágrimas, y James comenzó a quejarse. —Vaya niño maleducado, no te enseñaré nada de súper héroes. 




_______________________________

 

 

—¡Ah! ¡Mira su cabeza, Tony! —exclamaba un entusiasmado castaño señalando la pantalla frente a él—. ¡Puedo distinguir su cabeza! Nunca creí que pudiera entender una ecografía, ¡pero puedo distinguir su cabeza!

—Señor, lo que usted está señalando es el cuerpo. Esta es la cabeza, ¿puede ver que es más redonda?

—Tony, retiro lo dicho, no puedo distinguir su cabeza —se quejó cruzándose de brazos. Anthony sólo rodó los ojos.

—Bien señor Stark, ¿desea saber el sexo o que sea sorpresa? —preguntó con una sonrisa el hombre que movía sobre su pelvis y vientre un aparato que permitía ver a su bebé.

—Me gustaría saber el sexo, Doc —Tony sonreía sin apartar la vista del monitor.

—Bueno, a lo primero el bebé está en unas excelentes condiciones. —respondió, hizo una pausa y continuó. — Déjame felicitarte porque tendrás un hermoso y sano niño.

—Un niño —tanto el doctor como Bucky sonrieron ante el puchero que el embarazado había realizado. —Tendré un niño muy hermoso yo...

—¡Felicidades amigo mío! Tendré un sobrino al quien enseñarle todo sobre súper héroes. 



       

Sexto mes.

 

 

 

 

 

Todo el mundo sabía del amor que Tony Stark poseía por las hamburguesas, y durante su embarazo, tuvo la suerte de descubrir un puesto específico donde según él, hacían las mejores hamburguesas del mundo. 
Sus tobillos estaban hinchados, y sus piernas cansadas, pero el castaño hacía caso omiso a esto porque realmente deseaba comer esas hamburguesas, a demás que Bucky no estaba, de lo contrario no lo dejaba ir muy lejos.

Había obtenido su hamburguesa, entonces buscó un banco en el parque para sentarse a comer. La hamburguesa se veía deliciosa, y el sólo verla hacia que a Anthony se le aguara la boca. Dio el primer mordisco y disfrutó tanto su sabor, que no notó cuando un precioso perro labrador llegó a su lado. El animal movía su cola con entusiasmo, y mantenía la vista en su comida. Stark frunció el ceño, y se negó.

—Mío.

Se movió para alejar su comida, pero el cachorro bastante grande y rápido, logró saltar para quitarle a Tony la hamburguesa, entonces fue que se puso a llorar angustiado por su comida mientras veía al perro comer. En su interior maldecía al animal ladrón.

—Qué... ¡No! ¿Qué hiciste? ¡perro malo!

Stark elevó su vista nublada por las lágrimas, para encontrarse con un hombre el cual no sabía de donde había salido, pero parecía regañar al cachorro, aparentemente suyo.

—¡Tu perro robó mi hamburguesa! —gritó entre lágrimas apretando sus manos en puños. El recién llegado se dio la vuelta para mirarlo, y acercarse a él con algo de pena.

—Lo siento... ¡hey, no llores! Te compraré otra hamburguesa —se inclinó frente a él, y buscó su llorosa mirada—. Realmente lo siento, aunque no lo parezca, aún es un cachorro, y tampoco es mío, es de un amigo —aclaró.

—Maldito animal...

—Te compraré uno, pero no llores.

—¿U-uno? —preguntó sin apartar la vista del otro, quien sonrió.

—¿Qué te parece dos? —Vio como el chico asintió en tiempo que secaba sus lágrimas y dejaba escapar algún que otro hipido, entonces él se dispuso a levantarse. —Espérame un minuto, voy rápido.

El hombre que poseía unos bonitos ojos verdes claros, echó una mirada al perro, y se limitó a cruzar la calle hasta el puesto donde vendían hamburguesas que le había sido señalado. 
Tony lanzaba miradas feas al perro echado frente a el, aparentemente satisfecho luego de haber devorado su comida. Al cabo de unos minutos, Stark percibió de nueva cuenta al hombre del cual todavía no tenía la más pálida idea de quien era.

—Ya volví —anunció deteniéndose frente al castaño, pronto extendió un paquete robusto. —Te traje tres, puedes comer las que quieras ahora y sí no deseas más puedes llevarlo a casa o... ¡Ah! Me olvidaba —sacó del bolsillo de su abrigo un jugo en botella pequeña. —Para que acompañes.

—Enserio muchas gracias. —Anthony estaba asombrado, hasta sintió pena por su comportamiento anterior, y creyó que lo mejor sería no aceptar, pero el hambre era más que su pensamiento de lo correcto. —Oh, no me presente, lo siento. Soy Anthony Stark, pero puedes llamarme...-

—¿Tony?

—Si, ¿cómo sabes? —interpeló con una mirada entre curiosa y confundida. El adverso tomó asiento a su lado en el banco.

—Supuse por Anthony, Tony, ya sabes —el menor entrecerró sus ojos y terminó asintiendo. —Soy Stephen Strange, encantado de conocerte, Tony.

No obtuvo respuesta porque el castaño se le había quedado viendo algo pensativo, no fue hasta el paso de unos cuantos segundos, quizás hasta pudo ser un minuto, que el millonario respondió.

—Dijiste... ¿Steven?

Strange negó con su cabeza.

—Stephen —repitió—. Suelen confundir mi nombre de vez en cuando.

—Ya veo. —bajó la vista un momento viendo donde estaban sus hamburguesas y de pronto sintió una mano en su vientre, era Stephen.

—¿Qué es?

—Un bebé. —respondió como sí fuera obvio, el mayor rodó sus ojos.

—Me refería al sexo.

—Ah, eso. —soltó una risa algo avergonzada. —Es un niño.

Stephen se inclinó un poco, y embozando una sonrisa susurró algunas palabras:

—Hola, bebé. Soy Stephen, encantado de conocerte.

Tony sintió como el niño pateó ante la voz del hombre, y levantó una ceja acompañada de una sonrisa.

—Parece que le agradas.

—¿Lo crees? —preguntó junto a una sonrisa mientras se incorporaba a mirarlo. —Tus ojos ahora brillan... Son muy bonitos Tony, y cuando brillan se ven magníficos.

 

       


_______________________________

 

 

 

—Johnny.

—Muy común.

—Luís.

—Por Dios, Bucky, mi hijo no nacerá viejo.

—¿Steven?

—No lo llamaré como su padre, ¿quieres que me suicide? —cuestionó dramáticamente y Bucky palmeó su propia frente.

—Llámalo James. —sonrió como sí se le acabara de ocurrir la mejor idea de todo el universo.

—Tampoco como tú.

Ambos soltaron pesados suspiros.

—¿Qué tal Thor?

—Sería extraño llamarlo como Thor.

—Y Lok-

—Tampoco será Loki... ¿Porqué buscas en los nombres de nuestros amigos? —lo miró estirando su mano para darle un golpe sin fuerza en la nuca.

—Se me agotan las ideas, babe. —se dejó caer contra el respaldo del sofá que compartían. —Peter.

—Peter, Peter... Suena bien. Hey, si me gusta —una brillante sonrisa se dibujo en su rostro, James no lo podía creer que al fin había dicho algo bien. —Se llamará Peter.

—¡Te encontré nombre, sobrino! —exclamó victorioso. 

       

Séptimo mes

 

 

 

 

 

Cauteloso por no hacer demasiado ruido, Barnes abrió la puerta de la nueva habitación que le había otorgado a Tony, encontrándose de inmediato con él recostado. Se veía bastante agotado, su vientre ya era bastante grande y se cansaba más rápido. James había intensificado sus cuidados sobre él.

—¿Cómo te sientes? —preguntó cuando llegó hasta la cama, sentándose a la orilla de esta. —Tu amigo, el doctor... Bueno ese, dijo que lo ideal es que tenga los pies elevados. —explicó para posteriormente apilar varias almohadas, y posar los pies de Stark sobre estas.

—A veces tengo dolores.

—Es algo normal, Tony. —lo miró con preocupación pase a su propia respuesta.— ¿Quieres que te haga masajes en las piernas?

—No hace falta, Bucky. Te agradezco.

—Bien, pero trata de dormir, hace dos días que no puedes descansar bien.

El menor cerró sus ojos, sonrió y asintió mientras daba suaves masajes a su vientre.

—Prometo que cuando seas padre también te voy a cuidar.

—Estás enfermo Stark. —las risas no se hicieron esperar por parte de ambos. —Pero enserio, no lo hago para recibir algo a cambio. Steve antes de irse te dejó en mis manos, y aunque él haya tomado la decisión de irse rompiendo con la promesa que te hizo, yo no romperé a la promesa que hice.

—Eres muy buen amigo, Bucky. Bien podrías desligarte y dejarme, pero estás aquí.

—Y me quedaré contigo hasta el final, porque voy a remediar lo que Steve hizo, y porque también te quiero, Tony.

—Gracias, enserio muchas gracias. —hizo un puchero abriendo sus ojos, y Barnes sonrió. Se inclinó sobre el menor para plantar un beso en la frente de este y movió su cabeza en negación.

—Ni se te ocurra llorar. 


       

Octavo mes. 





 

 

—Estoy muy gordo, parezco una dona gigante.

Con vista decaída, bajó de la balanza después de ver lo que marcaba esta. Se sentía muy hinchado, lento y con mucho peso, también se culpaba constantemente por haber comido tanto en todos esos meses, creyendo que había perdido todo rastro de belleza.

—Eso no es cierto.

—Si lo es —frunció el ceño y con su dedo índice señaló la balanza de donde a penas había bajado. —Tengo 7 kg de más, ¿sabes lo que son 7 kg? ¡Parezco Winnie the Pooh! —se quejó con toque dramático tan habitual de él. —Y mi estúpido pijama amarillo con rojo no está ayudando ni un poquito.

—Tony, tienes un bebé ahí dentro, ¿qué esperabas? —el castaño de ojos claros soltó una carcajada gracias al chistoso teatro del menor, y terminó por acercarse para tomarlo del brazo. —Vamos, te acompaño a la sala.

Tony aceptó la ayuda, no tenía muchas opciones. Actualmente tenía menos destreza para caminar, se sentía más ansioso porque cada vez faltaba menos y por otro lado también estaba muy sensible. 
Bucky era muy amable en ayudarlo, también lo era Stephen, el hombre que conoció aquel día en ese parque. Resultó que este era doctor, y aunque se especializaba en el área de cirugía, por supuesto que también poseía otros conocimientos de la medicina ya que contaba con muchos títulos de diferentes ramas de esta, y era bastante apasionado por su trabajo. Generalmente visitaba a Tony en sus días libres o cuando podía, y controlaba así la salud de Peter.

—Debo ir al trabajo y tu novio está tardando en llegar.

—No es mi no... vio. —respondió con dificultad y con claro dolor. —Te voy a golpear.

—¿Qué sucede? —Bucky lo ayudó a que se sentara porque Tony comenzaba a reflejar dolor en su rostro, así como también comenzó a hacerlo mediante gemidos bastante sufridos.

—Du-duele... ¡Ahg!

—Una contracción... ¡Una contracción! —exclamó con desesperación caminando de un lado a otro—. Aún no me acostumbro a ellas... Se hacen más seguidas cada vez... ¿Qué se debía hacer?

—Bucky comienzas a ponerme nervioso —se quejó ante la inquietud del mayor.

—Tranquilo, Tony. Tú inhala y exhala, inhala y exhala —el timbre se dejó oír y el castaño caminó con rapidez hacia la entrada. —Inhala y exhala, inhala y exhala —al abrir la puerta se encontró con Strange, el cual le sonrió mientras levantaba una mano en forma de saludo.

—¿Qué tal, Barnes? Vengo a-

—Inhala y exhala, inhala y exhala...

—¿Qué?

—¡Tony está por parir! ¡Entra! —abrió la puerta en su totalidad y Stephen ingresó con apuro corriendo hasta la sala. Al llegar se encontró a Stark con una mano en su rostro, totalmente avergonzado por la actitud de su amigo.

—Lo siento mucho, aparentemente el que va a parir es otro —murmuró quitándose la mano para echarle una mirada a un Bucky muy pálido.

—Ay, no me asustes así. —Strange al fin dejó salir todo el aire que había retenido en sus pulmones.

—Juro que sentí a Peter en camino. —se defendió el ex soldado, para después ir en busca de sus pertenencias. Debía ir a trabajar y se le hacia bastante tarde, pero se detuvo cuando Stephen estiró su mano con un papel. —¿Qué es esto?

—Tony tuvo una contracción de Braxton Hicks, no es peligrosa pero hay que estar atentos para detectar amenazas de un posible parto prematuro. —explicó el Doctor en tiempo que se acercaba a un Stark más relajado, y Bucky sólo observaba el papel en su mano. —Ahí está mi número y el de un colega en caso que yo no me encuentre, se especializa en este área.

—Bien, ¿te molestaría quedarte con él hasta asegurarte que este bien? Es que debo ir al trabajo.

—No te preocupes, ve tranquilo.

James se retiró después de su respuesta, y Strange se limitó a revisar a Tony. Su abdomen estaba algo duro, las contracciones no eran duraderas pero sí se tornaban dolorosas. Le explicó que debía relajarse, hasta se ofreció a acompañarlo a su habitación, pero Stark se negó diciendo que ya se encontraba mejor.

—De todas formas gracias. Bucky es un gran amigo, pero como doctor deja mucho que desear. —dijo con humor mientras veía al mayor sentarse en un sillón frente a él, siempre manteniendo una sonrisa amable.

—Tony... ¿Puedo preguntarte algo?

El castaño un poco confundido por esa pregunta asintió, e hizo un gesto con la mano para que hablara.

—¿Y el papá del bebé?

       

Noveno mes.




 

 

 

 

ã…¡El bebé esta en mala posición.

ã…¡¿Qué quiere decir doctor?

ã…¡ Tenemos que hacer cesárea y cuidar tanto de Stark como del bebé.

ã…¡ ¿Hay riesgos?

ã…¡Los hay. El bebé esta en una posición que podría afectar tanto la vida de la madre, como la de él mismo. Hay que preparar todo, llamen al anestesista.

Anthony podía oír claramente la conversación entre los médicos, estaba aterrado. Saber que su vida y la de su hijo corrían riesgo lo envolvía en terror. Sentía mucho dolor y no podía detener su silencioso llanto a causa del mismo.

—Tony... Tranquilo. —permitieron ingresar a James, y rápidamente tomó la mano del menor quien no paraba de temblar.

—Bucky —lo llamó con visible dolor, el rostro del aludido reflejaba angustia, Tony podía percibirlo.

ã…¡¿Qué pasa?

—Quiero que hagan todo lo posible para que nazca mi hijo, sin importar que, recuerda siempre que primero la vida de Peter.

—No digas esas cosas, Tony —su amigo ya estaba apunto de llorar, arrugaba su entrecejo con clara molestia por lo que acababa de decir el menor—. No te pasara nada, tonto. Verás que todo saldrá bien, y tendrás a tu pequeño contigo.

Sus palabras sonaban con seguridad, en ningún momento soltó su mano. Fue hasta que llegó un médico el cual se acercó a Bucky tocando su hombro con delicadeza, y de inmediato lo reconoció.

—Debo pedirte que te retires, ¿si? Necesitamos preparar a tu amigo para la cesárea. —el castaño de mirada clara paseó su vista desde su amigo hasta el doctor, inseguro de sí realmente retirarse.— Lo cuidaré, no tienes de que preocuparte.

—Por favor, no quiero que nada le pase. —rogó ahora enfocando toda su atención en el moreno. Este sonrió para calmarlo y asintió.

—Todo saldrá bien, lo prometo.

Cuando se retiró, los enfermeros prepararon a Tony con todo lo necesario, incluso lo había cambiado de camilla. Finalmente el anestesista se acercó, procediendo a poner una máscara sobre el rostro del castaño con anestesia, y poco a poco fue perdiendo el conocimiento, con su último pensamiento en Steve y Peter.


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