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Fugitivos II: ¿Una razón para vivir? por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola! Muchas gracias por leer <3

 

Narra Lucy

-¿Qué poder crees que tenga?-observé a James y no pude retener una enorme sonrisa ante la pregunta que me hizo.

Desde la tarde, poco después de que diera a luz, no podía evitar sonreír y James, por su parte, no dejaba de prestarnos atención a ambos. No se le veía preocupado ni asustado, de hecho, se le veía demasiado calmado, pero eso sí, cada uno de sus movimientos los realizaba con sumo cuidado y atención.

Eran cerca de las 2 de la madrugada, pero ninguno de los dos conseguíamos conciliar el sueño porque nos encontrábamos demasiado entretenidos observando los muy pocos movimientos que nuestro bebé hacía en tiempos que no nos esperábamos, así que por esa razón no lo perdíamos de vista.

No sabíamos en qué momento iba a hacer algún movimiento enternecedor que nos hiciera sonreír o que provocara que ambos volteáramos a vernos para compartir nuestra emoción

-Creo que tiene el tuyo-respondí en un susurro y no pude evitar estrujar con cuidado la mejilla de la nueva personita que me hacía sentir que estaba flotando en una nube esponjosa con un muy agradable olor a talco de bebé. En esos momentos tampoco me estaba importando el cansancio que permanecía en mi cuerpo porque después de que el resto de la placenta saliera por completo de mi cuerpo, gracias a la intervención de James, me quedé dormida durante el tiempo suficiente que me hizo recobrar fuerzas.

Durante mi pequeño descanso, ni si quiera fui consciente del momento en que James me acomodó sobre la cama de mi habitación y colocó a nuestro bebé sobre mi pecho para que él mismo buscara mi pezón y extrajera su primer alimento

-¿Por qué lo crees?-James me interrogó sin apartar su mirada de nuestro bebé

-Porque eso es lo que sentía durante mi embarazo-sonreí-Leí que en algunos embarazos se presenta el bochorno, pero yo lo sentía diferente-una pequeña risa se me escapó-Era como si su propia temperatura corporal se elevara y a mí no me afectara en absoluto-

-De cualquier manera, no podemos adelantarnos hasta ver la primera presencia de poderes, tal vez un día encontremos incinerada su propia cama u otro día puede que nos lo topemos transformado en algo extraño-se rió sin abrir su boca y regocijándose sobre la cama por la emoción

-¿Sabes? Espero que tenga tu poder-mordí mi labio inferior y escuché el muy leve balbuceo que creó. James y yo sonreímos al mismo tiempo por lo enternecedor que se había escuchado, pero después James retomó nuestra plática

-No te preocupes Lucy, sea cual sea el poder que tenga, te prometo que lo voy a cuidar con todas mis fuerzas-lo observé-También voy a cuidarte a ti-me sonrió con tanta dulzura que mis ojos se vieron atacados por las lágrimas que querían salir, pero lo retuve un poco más

-De verdad… me preocuparía demasiado si llega a heredar mi poder-negué varias veces por lo mucho que me estaba costando decir las palabras correctas.

Estuve a nada de sentir un nudo en mi garganta y de bloquearme, pero un simple movimiento a mi lado consiguió que le prestara atención a la pequeña personita que parecía estar teniendo un sueño agitado.

Al fin y al cabo, esa era su primera noche

-Lucy-James me llamó y le presté atención-Te lo prometo-tomó mi mano-Prometo que voy a cuidarte-sonrió y me dio un apretón. El rostro que me dirigía en esos momentos consiguió conmoverme-También lo voy a proteger a él-su mirada se posó en nuestro bebé-Tú te has convertido en un cimiento muy importante para mí y ahora, él es una muy buena razón para no permitir que todo lo que hemos conseguido nos sea arrebatado tan fácilmente-dio otro apretón y tuve que dar una profunda exhalación para mantener al margen las lágrimas que amenazaban con regresar, pero mucho más indestructibles-Te lo prometo-reafirmó.

Ambos volvimos a prestarle atención a nuestro bebé por los leves balbuceos que hacía y al ver la mirada y la sonrisa que James le dedicaba, me decidí a que debía de dar todo de mí para mantener a salvo al hijo que habíamos creado juntos.

No podía depender de James porque también debía protegerlo a él.

Por supuesto que estaba segura del hecho de que James iba a cuidarnos, pero si las cosas llegaban a complicarse, iba a protegerlos a ambos.

Nadie iba a ponerles un dedo encima

-¿Estás molesto?-me removí sobre la cama e intenté ver alguna expresión de inconformidad que James podría crear ante mis palabras, pero él no tomó muy en cuenta mi pregunta porque continuó con su atención en nuestro bebé-¿James?-mordí mi labio inferior.

Necesitaba escuchar lo que sea que tuviera en su cabeza

-No lo estoy-cuando parpadeó, sus ojos pasaron de ver a nuestro bebé a verme a mí. Y su seriedad se hizo presente-Todavía no entiendo cómo es que conseguiste ocultarlo durante tanto tiempo-suspiró-Supongo que fue porque estaba preocupado por otros asuntos y aunque muchas veces tu comportamiento me pareció sospechoso, siempre me ha gustado darles su espacio a las personas para que aclaren sus pensamientos-con su dedo índice, empezó a recorrer los tiernos rasgos de nuestro bebé-Una noche tuve la vaga idea de que tal vez querías terminar conmigo o que ya no estabas a gusto en este lugar-elevó ambos hombros-También supuse que lo que pasó con Dany te trajo de vuelta varios recuerdos…-dudó en continuar y su dedo índice se detuvo justo sobre la tierna naricita que no tardó en mostrar un poco de molestia ante el tacto-Bueno, ya sabes-hizo el intento de sonreír, pero su expresión no cambió-Decidí darte tu tiempo y me dije a mí mismo que después de arreglar lo de Daniel, iba a platicar contigo para aclarar todo lo que te estuviera molestando-su mirada volvió a mí-Quisieras o no-de nuevo apartó su mirada-Ahora ya sé lo que ocultabas-esta vez sonrió-Porque no tienes nada más entre manos ¿Verdad?-me observó con sus ojos entrecerrados y examinó con paciencia cada uno de mis gestos.

Yo sonreí con nervios

-Te juro que no hay ningún otro bebé en camino-él sonrió y continuó acariciando el pequeño rostro. Y me decidí por contarle mis verdaderos motivos porque necesitaba que él los escuchara de nuevo. Hace solo unas cuantas horas se lo había dicho a Sean, pero ahora quería que él lo escuchara directamente de mí-No te lo dije porque no quería que dejaras de lado el tema sobre Dany, quería que ayudaras a Sean en todo lo que pudieras sin tener algo más en que preocuparte-

-Bueno…-hizo una mueca-Creo que tomaste decisiones muy arriesgadas, todavía no entiendo cómo es que llevaste tú misma tu embarazo-negó sutilmente-No saliste de la fábrica y mira-señaló a nuestro bebé-Está bien de salud y no tiene ninguna complicación-su rostro se mostró sorprendido, pero contento.

Relamí mis labios y empecé a hacer círculos sobre la manta que nos estaba cubriendo del frío de la madrugada a los tres

-Bueno, alguien me ayudó-lo mencioné como si no fuera de mucha importancia para que no tuviera un impacto tan grande en James

-Sí, me lo imaginé-mencionó entre dientes-Dime cariño ¿Quién fue?-estuve a nada de reírme por la forma en que lo mencionó, pero me abstuve de hacerlo para no hacer más grande el “drama”

-Su ayuda fue muy valiosa para mí-quise aclararlo desde un principio para que su enfado menguara-Me consiguió vitaminas importantes e información sobre todos los cuidados necesarios-observé el rostro imperturbable de James y dudé. Porque no sabía si estaba planeando algo o simplemente estaba escuchándome con atención

-¿Quién fue?-esa fue su única pregunta

-¿Es necesario que lo sepas?-interrogué y él sonrió

-No voy a hacerle nada, solo quiero…-relamió sus labios y pensó en silencio

-¿Qué quieres?-

-Darle las gracias-ambos nos observamos a los ojos-Existen muchos riesgos durante los embarazos, pero creo que esa ayuda fue buena porque a pesar de que te veías un poco mal, supongo que no requeriste de reposo absoluto-yo negué varias veces con la cabeza.

Y sí, había días en los que no quería salir de la cama, pero era más porque por las noches no podía conciliar el sueño debido a la preocupación sobre todo lo que pasaba a nuestro alrededor. Nunca fue porque me dolieran los pies o la espalda que, cabe mencionar, los dolores no eran tan intensos como mencionaban otras embarazadas-Además de que él nació en buen estado y tú también lo estás-su dedo índice volvió a rozar la piel del pequeño que continuaba haciendo ruiditos a cada cierto tiempo que conseguían enternecernos y captar nuestra total atención

-Fue Ana-mencioné mientras delineaba el contorno de la pequeña cabecita que se mantenía cubierta por un gorro de estambre que le quedaba al tamaño exacto. Fue algo que yo misma creé porque había tenido mucho tiempo de sobra y decidí invertirlo en algo que lo beneficiara desde el primer día.

Todavía tenía en mente otras manualidades que quería regalarle

-Después le daré las gracias-asentí y ambos volvimos a enfrascarnos en la pequeña personita que se mantenía dormido entre los dos

-¿Has pensado en un nombre?-­antes de que su pregunta terminara, yo ya estaba sonriendo

-Benedict-James también sonrió al escuchar el nombre

-Por supuesto-su sonrisa se incrementó hasta el punto en que enseñó sus dientes.

Mi alegría del momento aumentó de súbito porque sabía que James comprendía lo que había detrás de ese nombre. Sin tener que explicárselo, él sabía el grado de importancia que algo como esto tenía para mí

-Ya sabes que es un nombre con mucho significado para mí y… quise hacerle honor al recordarlo de esta manera-con mi pulgar, delineé con suman calma sus casi inexistentes cejas

-Lo sé-mencionó-Lo sé, Lucy-me sonrió y volvió a tomar mi mano entre la de él para después entrelazar nuestros dedos

-Tú puedes elegir otro nombre-le mencioné mi idea

-¿Quieres que tenga dos nombres?-hizo una mueca

-Uno para llamarlo cuando esté contenta y otro para regañarlo-le dije mi plan y James empezó a reírse.

El sonido de su risa provocó que me erizara desde la punta de los dedos de mis pies hasta mis brazos

-Entonces cuando le digas “Ben” o “Benedict” es cuando estés orgullosa de él, pero cuando lo llames por el nombre que yo elija, será porque está en problemas ¿Es correcto?-

-Por eso me gustas, porque no tengo que explicarte las cosas-ambos empezamos a reírnos, pero como Ben se quejó entre sueños, ambos bajamos de inmediato nuestro volumen

-Ahora vamos a tener que ser más silenciosos en todo-mencionó

-Sí y todavía no sé si va a ser un bebé muy llorón o va a ser tranquilo-relamí mis labios-Pero ¿Y si no puedo controlar su llanto?-le externé una preocupación

-Los bebés lloran por cosas como algún dolor, molestia o porque tienen hambre, incluso por el clima. No te preocupes, juntos vamos a aprender todo lo necesario-

-Que afortunada soy al tenerte a mi lado-le sonreí

-El afortunado, soy yo-me respondió y ambos nos sonreímos porque sabíamos que las palabras no nos eran suficientes para decirnos lo que había dentro de nuestros corazones.

Con tan solo darnos una mirada, entendíamos lo que el otro quería expresar y con eso nos bastaba.

Nunca imaginé que con alguien como James iba a conseguir ese grado de “comunicación”. Ni siquiera llegué a imaginar que podría engendrar un bebé junto a él. Pero ahí estábamos; con Ben en medio de ambos.

James y yo éramos como el agua y el aceite, pero algo más allá había conseguido romper con todas las leyes que a ambos nos habían regido por bastante tiempo.

Ahora, no podía vislumbrar un futuro sin James.

No podía ni quería.

 

Narra Maxim

Cabeceé y por culpa de ese movimiento inconsciente, me sobresalté con violencia al tener la sensación de que iba a caerme hacia el vacío, pero no tardé en darme cuenta de que todavía me encontraba a salvo sobre mi asiento.

A varios pies de altura, pero seguro.

Observé de un lado a otro y encontré todo como lo había dejado momentos antes de que cayera en un leve estado de inconsciencia. Las y los enfermeros revisaban las máquinas a las que Dany estaba conectado y no dejaban de informase entre ellos sobre el más mínimo cambio que se presentaba en su respiración o incluso en los leves movimientos que hacía.

Como sabía que las personas que atendían a Daniel era personal capacitado, mi preocupación había bajado. Agradecía la ayuda profesional que le estaban brindando e incluso los cuidados extras que nos habían dado a nosotros.

Hace un momento, una enfermera revisó el estado de Ana mientras ella se mantenía durmiendo porque se había percatado de que su respiración estaba siendo errática, así que no tardó en tomarle la temperatura y después le administró una pequeña dosis de algún medicamento para que sus latidos se calmaran.

Su fatiga era extrema y eso le había creado temperatura.

Ese había sido el resultado del diagnóstico rápido que le llevaron a cabo.

Ahora Ana se notaba más tranquila, pero ni Sergei ni August se habían percatado de ese pequeño inconveniente porque ambos continuaban profundamente dormidos.

Suspiré, crucé mis brazos sobre mi pecho y por fin pude darme el lujo de estirar mis piernas porque el avión, era increíble.

Después de que todos cayeron dormidos, me entretuve revisando a detalle cada rincón de ese espacio que se encontraba perfectamente equipado con todo lo necesario para atender urgencias. En lugar de los típicos asientos enumerados que había en un avión convencional; había máquinas que creí solo podían encontrarse en un hospital, pero que ahí estaban para el uso exclusivo de Dany; también contaban con 2 camillas extras que se encontraban bien acomodadas en un rincón. Su cubierta no tenía ningún rasguño y, desde donde yo estaba sentado, se notaba la calidad.

En la parte delantera del avión, desde donde yo me encontraba sentado, se podía apreciar la cabina del piloto y del copiloto, quienes no desatendían en ningún instante sus responsabilidades para conseguir que el avión llegara a su destino sin contratiempos.

El techo tenía luces integradas que permitían alumbrar por completo el cuerpo de Daniel. Contaban con luz “cálida” y blanca que encendían o apagaban dependiendo de lo que quisieran examinar.

Mientras tanto, en la parte trasera del avión, era en donde las y los enfermeros estaban pasando la mayor parte del tiempo que el vuelo llevaba. Algunos revisaban ese tipo de tabletas en las que, de seguro, les llegaba la información directa de las máquinas a las que Dany estaba conectado y otros revisaban el interior de sus maletas rojas en las que, conseguí ver, había una gran variedad de medicamentos y supongo todo lo esencial para tratar a los pacientes que diariamente atendían.

Sacaban, metían y tiraban todo lo que ya habían utilizado en ese poco lapso de tiempo que llevábamos de vuelo.

Todo, como era de esperarse, estaba pulcro y bien acomodado. No encontraba ninguna esquina con algún tipo de suciedad o de polvo. Incluso me avergonzaba un poco porque cada que cambiaba de posición mis piernas, mis botas dejaban rastros de todo el lodo que durante el camino se me había adherido.

Pero no había de otra.

Cerré por un momento mis ojos, pero resultó ser más que un momento.

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-Chicos, despierten-escuché una voz agradable-Estamos a poco tiempo de aterrizar y necesito que abrochen sus cinturones de seguridad-ese tono de voz consiguió traerme de regreso al mundo en calma total.

Entre abrí mis ojos y me encontré con la amable sonrisa de la enfermera que había atendido a Ana

-¿Ya casi llegamos?-murmuré mientras me estiraba y me despabilaba. Había dicho que iba a mantener despierto para asegurarme de que todo saliera bien con Dany, pero no resistí por mucho tiempo.

El cuerpo humano tenía un límite tuviera o no, poderes

-Así es-la enfermera me sonrió-Por favor ayúdeme en despertar a sus amigos para decirles que abrochen sus cinturones de seguridad-froté mi rostro mientras escuchaba sus indicaciones y asentí repetidas veces.

Entre los dos, despertamos a los demás y al poco tiempo, los cuatro ya estábamos con nuestros cinturones bien puestos. Mientras aseguraban a Dany en una nueva camilla, yo le comenté a Ana sobre lo de su estado de salud y me pareció que a ella no le importó tanto el asunto porque no mencionó o preguntó algo más.

Tal vez fue porque todavía se sentía mal y no tenía ganas de nada, pero decidí no preguntarle nada más para que descansara durante lo poco que nos quedaba de vuelo.

Después de que Daniel quedó bien asegurado para que no tuvieran ningún inconveniente al momento de bajarlo del avión, los y las enfermeras tomaron asiento y todos esperamos el momento del aterrizaje.

El tiempo de viaje había sido corto y ahora, gracias a los avances tecnológicos, nos encontrábamos en Alemania.

Listos para que Daniel fuera atendido por el mejor doctor que, según las y los enfermeros, se podía encontrar en todo el mundo. Con varios intentos de preguntas enmascaradas, quise obtener más información sobre Iván, pero si bien se notaba que los enfermeros respetaban al “Doctor Iván”, no se veían con muchas ganas de mencionar algún dato extra que me ayudara en mi propósito.

Tal vez era porque su nacionalidad era más seria y más reservada, pero me resultaron bastante obvios sus silencios.

Ya quería conocer al doctor Iván. No me aguantaba las ganas de estrechar mi mano con la de él porque toda nuestra esperanza recaía en él y en su equipo.

Me quedaba con eso y con que Alemania era líder mundial en temas de salud, no me sabía otros datos, pero me imaginaba que, entre los servicios públicos y privados, las diferencias no eran tan abismales como en otros países.

Desde que había visto al enorme avión blanco que esperaba por nosotros, sin ninguna marca o algún tipo de publicidad, un sentimiento de tranquilidad me invadió.

Estuve seguro de que estábamos en buenas manos.

El avión empezó a descender y quise asomarme por una ventana para ver el lugar en donde nos encontrábamos aterrizando; o por lo menos ver un poco de Alemania porque hace varios años que no regresaba a ese país, pero todas se encontraban cubiertas así que no tuve de otra más que esperar a que las puertas se abrieran.

No transcurrió demasiado tiempo cuando sentí el momento exacto en que los neumáticos del avión se estrellaron contra la pista; el impacto fue tan suave que no hubo algún tipo de sacudida en el interior del avión.

Después, el avión avanzó unos cuantos metros más hasta que poco a poco fue girando y por fin se detuvo. Las luces que antes del aterrizaje se habían apagado, volvieron a encenderse y los y las enfermeras se quitaron sus cinturones de seguridad para empezar a acomodar lo último que quedaba fuera de su lugar y para desconectar las máquinas que habían acompañado durante todo el trayecto a Daniel.

Nosotros no nos movimos hasta que el copiloto y el piloto también salieron de su cabina.

El copiloto fue el encargado de abrir la puerta del avión e inmediatamente después de que eso sucedió, los enfermeros se acomodaron alrededor de la camilla de Daniel y, trabajando con suma sincronización, empezaron a bajarlo. Las enfermeras se encargaron de cargar con todas las maletas de las que habían sustraído diversos materiales que habían utilizado y, antes de que la enfermera que había atendido a Ana bajara, volteó a vernos

-Vamos, dentro de poco el avión tendrá que regresar a su país de origen-indicó de forma sutil para que nos apresuráramos en reaccionar. Todos nos quitamos nuestros cinturones de seguridad-El doctor Iván nos está esperando en la entrada del hospital, llevarán a Daniel en una ambulancia y solo podrá ir un acompañante junto a él, los demás tendrán que ir en otra ambulancia, decidan rápido-fue su última indicación y bajó por completo del avión

-Yo opino que vayas tú, Maxim-Ana fue la primera en nominarme-Te ves más saludable que todos nosotros-intentó sonreír, pero solo consiguió hacer una mueca

-Estoy de acuerdo-Sergei la secundó y después observé hacia August. Él solo asintió varias veces

-Bien, me mantendré atento-les aseguré y fui el primero en bajar del avión.

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El clima en Munich me pareció ser un poco mejor al frío que experimenté durante los ocho meses recientes que viví en Rusia y, gracias a mi buena suerte, o a las decisiones de los demás ocupantes de la ambulancia, me tocó viajar al lado de una ventana trasera. Así se me permitió apreciar el recorrido que la ambulancia hizo desde una salida especial del aeropuerto hasta el hospital en donde el doctor Iván nos esperaba.

El hospital, era de Iván y otros socios, pero Iván era el socio mayoritario. Eso me lo había comentado un enfermero mientras conectaba a Dany en otras máquinas. Ese enfermero me pareció un poco más simpático que los demás, pero tampoco pude sacarle más información que esa. Y lo agradecí.

Tal vez lo mejor era no saber tanto de alguien que todavía no conocía.

El trayecto en ambulancia fue medianamente largo, el conductor siempre llevó encendidas las sirenas y su velocidad no disminuyó en ningún momento, pero eso no supuso un gran problema porque, sabía que, en la educación vial, los alemanes siempre daban prioridad a el paso de las ambulancias. En algunos países los conductores incluso aceleraban para permitir que la ambulancia no se atrasara, pero no les dejaban la vía libre por completo.

Por la velocidad con la que viajábamos, no conseguí leer del todo los nombres de las calles o por lo menos guiarme a futuro con algún punto de referencia, pero eso no me preocupó tanto.

Lo que sí me preocupó, fue después de que la ambulancia tomó una desviación que se me hizo un poco… fuera de lo normal. No lo sabía, simplemente fue como un pensamiento rápido de “algo no está bien” y después de pensar en ello, observé el movimiento de los y las enfermeras, pero a ellos no les interesó demasiado el cambio de dirección. Incluso parecían saber a la perfección hacia donde nos estábamos dirigiendo, así que con eso me relajé un poco hasta que sucedió otra cosa que me dejó intrigado.

La ambulancia avanzó otro poco más por esa desviación hasta que pasamos por un arco de seguridad. Lo primero que noté fue la basta seguridad con la que el lugar contaba. Tanto de cámaras como de seguridad privada. Cada guardia portaba armas, paralizadores y radios.

También llevaban puestos chalecos antibalas.

Mi cansancio se esfumó al instante y mis poderes se activaron de forma automática, pero solo alcancé a escuchar el final de la conversación que, suponía, era entre un guardia de seguridad y el conductor de la ambulancia

-Somos el equipo que llegó en el avión sanitario-

-De acuerdo, firma aquí-supuse que ese era el guardia. Escuché cómo el bolígrafo se deslizaba sobre el papel y después un leve sonido de validación-Me dieron indicaciones de que ingresaran por la puerta tres-no escuché otra respuesta y la ambulancia reanudó su camino con el sonido de las sirenas presente.

La ambulancia avanzó y conseguí ver lo moderno que era el hospital.

Era enorme y tenía varios pisos de altura; el vidrio laminado era lo que había mayoritariamente en toda la construcción. También capté tres edificios que había cerca del arco de seguridad y, lo que también llamó mi atención fue que, la mayoría de los automóviles que permanecían en el estacionamiento del hospital, contaban con vidrios polarizados que seguramente también eran blindados. El negro era el predominante y solo un número reducido de automóviles iban entre los colores blancos o grises. No más.

La ambulancia se detuvo y lo único que pude ver fue un gran jardín con árboles y pinos de diversos tamaños; el pasto también contaba con un color particular y su cuidado parecía ser perfecto

-Bajemos, el doctor Iván nos espera-el enfermero amable mencionó y, al instante, las puertas de la ambulancia fueron abiertas desde el exterior.

Me encontré con otros dos trabajadores del hospital. Llevaban puestos cubre bocas blancos y uniforme médico en color azul marino

-A un lado-me dijo uno de ellos y comprendí su orden directa.

Me apresuré en bajar de la ambulancia e inmediatamente entre todos empezaron a bajar la camilla y las máquinas. Mientras ellos realizaban esa acción, yo observé todo a mi alrededor y me encontré con más guardias que se mantenían en posición de firmes en los jardines del hospital o en puntos que no tardé en darme cuenta eran estratégicos.

Esos guardias no me parecieron de los convencionales. Se mantenían enfocados y atentos a todo lo que sucedía a su alrededor. Muy atentos.

¿Tal vez se trataba de un hospital privado?

¿Demasiado privado?

-Andando, tiene que entrar con nosotros o ya no podrá hacerlo después-el enfermero amable volvió a dirigirse a mí mientras cerraba la puerta trasera de la ambulancia y esta, de inmediato, se alejó del lugar.

La entrada tenía un gran número en 3 como letrero y sus puertas estaban adaptadas para el paso de la camilla con varias personas a su alrededor.

Seguí de cerca a todo el grupo de enfermeros, enfermeras y médicos que mencionaba entre ellos o hacían uso de sus radios para dar las nuevas indicaciones que requerían en la atención de Daniel.

Me pareció personal totalmente capacitado en lo que sea que fueran a hacer.

Al ingresar al hospital, el aire acondicionado le dio un fuerte golpe a mi cuerpo debilitado, pero eso no impidió que prestara atención a lo que me rodeaba.

El lugar se veía lujoso, pero sin perder ese “ambiente” de hospital. Todo estaba inmaculado y brillaba de lo resplandeciente que estaba. Incluso el olor no era de un “típico” hospital; pero sí se conseguía percibir el toque de medicamentos y enfermedad.

Avanzamos con paso apresurado a lo largo de un pasillo hasta que conseguí ver algo que sobresalía de todo el ajetreo que me rodeaba.

Casi de inmediato, estuve seguro de algo.

Durante lo poco que llevaba de vida había tratado con todo tipo de personas.

Personas que se veían amistosas, educadas, peligrosas, serias e inclusive “cómicas” que contaban con algún “detalle” en su cuerpo, pero jamás llegué a imaginarme que iba a tomarme cerca de 10 segundos en conseguir apartar mi mirada de las marcas que adornaban el rostro del doctor Iván.

No me tomó mucho tiempo identificarlo a la distancia.

Él nos estaba esperando justo frente a otra puerta que tenía un letrero encendido en la parte superior, el cual decía “Emergencias”.

Parecía que él también tenía una historia complicada sobre sus hombros.

Y, por increíble que sonara, sí conseguí imaginarme a James conviviendo con el doctor Iván.

Notas finales:

<3 Nos leemos pronto. 


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