Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre Te Amaré por AniBecker

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

A la mañana siguiente, Sasuke fue a clase tal y como le había prometido a Itachi, aunque no tuviera precisamente la cabeza para asistir y atender en clase. Nada más llegar, Deidara fue a por él, seguido de un extrañado Naruto que seguía sin saber qué era lo que había pasado el día anterior.

Minato no perdió el tiempo e hizo llamar al sospechoso de tal horrible acto, en presencia de Kakashi y del propio Deidara, quién alegó que Hidan no se presentó en su clase de refuerzo. Pero el de cabellos violáceos protestó indignado al sentirse acusado.

—¡Yo no tengo nada qué ver! ¿Es que ya soy culpable sólo por no haber asistido a clase de refuerzo? ¡Claro que no iba a asistir, no me interesa!

—Primero que nada, deja de gritar y compórtate con educación, estás hablando enfrente del director —le regañó Kakashi—. No es la primera vez que te ven cerca de Itachi Uchiha, y por los testimonios, a él le inquietaba tu cercanía.

—¿Y ya por eso tengo que haber sido yo? No hay ninguna prueba además, yo no fui a esas inútiles clases de refuerzo por ir al bar, tenía turno nada más abrir en la tarde y me fui, lo puede corroborar Sasori, que era con quién tenía que trabajar —Minato miró a Kakashi, y asintió.

—Está bien, entonces queremos escuchar a Sasori —al cabo de los minutos, el pelirrojo era llamado al despacho del director.

—Deidara, ¿qué haces aquí? ¿Ya te has metido en problemas?

—No estoy para bromas, Sasori. Dime, ¿qué hiciste ayer después de clases? ¿Y con quién te encontrabas?

—¿A qué viene este interrogatorio? —cuestionó alzando una de sus cejas.

—Sólo contesta —que Deidara le hablara así le molestó.

—¿Por qué me hablas así? ¿Qué te he hecho yo?

—Ya, sólo responde al director —intervino Hatake.

—Después de clase fui al bar dónde trabajábamos, me tocaba turno de tarde. Si queréis regañarme por algo, ya les digo que sólo fui a trabajar, Hidan lo puede corroborar.

—¿Veis cómo no mentía? Yo no fui, soy inocente de lo que me acusan —respondió molesto, ya que no sabía el motivo de haber sido llamado y de que le preguntaran sobre lo que hizo el día anterior. Por su parte, el de cabellos violáceos sonrió internamente, sin necesidad de haberle puesto en preaviso al pelirrojo, éste contestó cómo si supiera lo que tenía qué decir para encubrirlo.

—Está bien, puedes marcharte, Sasori-kun, gracias por tu testimonio. Tú también puedes marcharte, Hidan-kun —el nombrado chistó molesto.

—Ni si quiera me pedís disculpas por haberme culpado sin pruebas y mucho menos sin dejarme defenderme —siguiendo a su otro compañero, abandonó el despacho del director.

—Miente —dijo entre dientes Deidara—. Esto seguro que miente, y que Sasori le encubrió para que tuviera la coartada perfecta.

—Aún fuera culpable, no podemos culparlo sin las pruebas necesarias o que él mismo o algún testigo lo testifique. Yo también tengo la seguridad de que están mintiendo los dos, pero debemos creer en su supuesta presunción de inocencia.

—Hijo, no te vayas a meter en problemas con ellos, no quiero tampoco que se vaya pregonando por el instituto lo que le pasó a Itachi-kun, trataremos de solucionarlo de la mejor forma posible.

—A la mínima sospecha, lo moleré a golpes —susurró antes de abandonar también la estancia. Estaba seguro que había sido Hidan, y en cuanto pudiera descubrirlo, lo iba a pagar.

—¿Qué es lo que has hecho ahora? —preguntó Sasori una vez se encontraban lo suficiente lejos para no ser escuchados.

—¿Yo? Nada, pero me alegro de que me hayas salvado.

—Sabía que al verte allí y al hacerme esas preguntas, te habías metido en algún lío, por eso omití en que habías llegado tarde a tu turno. ¿Tiene que ver con el pobretón?

—Tal vez —sonrió—. Tranquilo, sólo te diré que te lo quité de en medio, el rubiales todo para ti —Sasori le devolvió la sonrisa.

—¿Es que le has hecho algo?

—Voy a extrañar a partir de ahora a mi entretenimiento personal, pero recuerda que debes pagarme.

—Yo te salvé de vete tu a saber lo que hiciste, no te debo nada. Y si me insiste en el dinero, yo hablaré diciendo que llegaste tarde al bar, y seguro que eso te meterá en muchos problemas.

.

—Kakashi, ¿puedo hablar contigo un momento antes de clases? —se trataba de Sasuke, quién lo estaba esperando en la puerta de la sala de profesores.

—¿De qué necesitas hablar? ¿Pasó algo con tu hermano? ¿O pensaste lo de la beca? —éste negó, y entonces supo que necesitaban más intimidad—. Ven, pasa, estamos en el pasillo —le abrió la puerta y entró a la sala, que agradeció que los demás profesores no se encontraran en ella.

—No vengo por la beca, vengo a decirte que dejaré la escuela.

—¿Qué estás diciendo, Sasuke? Ni se te ocurra hacer una cosa así. Escúchame, con la beca podrías pagar todos tus estudios, te la darían sin problema, ya te dije que tienes muy buenas calificaciones.

—No quiero becas, ni terminar mis estudios. Mi hermano me necesita ahora más que nunca.

—A Itachi-kun no le gustará oír esta decisión. ¿Por qué no piensas las cosas con calma?

—No hay nada que pensar. Itachi no puede trabajar en esas condiciones, y yo quiero poder pagarle toda la medicación que necesite, y en caso de que se tuviera que operar no privarle de que pueda recobrar su vista.

—Sasuke, escúchame —quiso tratar de que razonara, pero fue interrumpido por el menor.

—Hasta hace poco era un estúpido crío que se avergonzaba de su situación económica y no quería que nadie se enterara, sin ver de verdad todo el esfuerzo que hacía Itachi porque a mí no me faltara nada. Siempre llegaba tarde de tanto trabajar, nunca descansaba, nunca se compraba nada para él, ni siquiera ropa, hasta ahora no me he dado cuenta cuántas veces no habrá ni tan quisiera comido para que yo sí lo hiciera. Hasta seguro que esto le pasó por mi culpa.

—Sasuke, aquí la única persona que tiene la culpa de lo que le pasó a Itachi-kun, es quién le hizo todo el daño, no debes cargar con esa culpa.

—Aún así, no quiero dejar a mi hermano desamparado, bastante ha sufrido ya por tener que cuidarme. Por eso, quiero dejar los estudios y buscar un trabajo —dijo totalmente convencido.

—¿Y si me dejas que os ayude? Yo podría pagar la medicación de tu hermano, incluso la posible operación en el caso de que la medicación no resultase, pero tú te dedicas a los estudios con la beca, ¿qué me dices?

—Gracias por el ofrecimiento, pero debo valerme por mí mismo y estar al pendiente de mi hermano. Sólo venía a avisarte como mi tutor, que hoy será mi último día aquí, de todas formas, ni mi hermano ni yo pertenecemos a este mundo tan privilegiado. Ojalá todas las personas de este mundo fueran cómo tú.

Sin más, abandonó la sala de profesores. Incluso no asistió a las clases. Kakashi sentía un nudo en su pecho, cuánto deseaba poder ayudar a esos hermanos con los que la vida tanto se había cebado.

Sasuke se dirigió a la salida del instituto, encontrándose a Naruto que llegaba tarde como era costumbre en él.

Teme, ¿a dónde vas? Las clases están por empezar —la vestimenta del azabache no pasó desapercibida por el rubio—. ¿Y qué haces así vestido? ¿Dónde está tu uniforme? ¿Es que porque no lo traes no te dejan dar clases-dattebayo?

—No vengo a clases dobe, venía a decir que dejaba el instituto.

—¿Por qué? ¿Qué está pasando? Ayer recibo una llamada de mi hermano pidiéndome tu número con urgencia, luego tanto él como mi padre llegan tarde a casa y muy extraños, ni si quiera me quisieron decir el motivo, y ahora tú me dices que abandonas el instituto, Sasuke, sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad?

—Sólo son pequeños problemas familiares. Por cierto, ¿podrías decirme el número de teléfono de tu madre?

—¿Para qué quieres su teléfono-ttebayo?

—Ya sé que su lugar de trabajo será una gran y lujosa oficina a la altura de una gran diseñadora, y que yo que no soy nadie importante y no tiene cita no seré recibido, por eso es que me atrevo a pedirte su número personal.

—Mi madre claro que te atenderá, ¿quieres que te acompañe y verás cómo te atiende y así hablas con ella en persona?

—No. Sólo necesito su número. ¿Me lo darás o no? —Naruto resopló. No es que no quisiera darle el número de su madre, sino que quería saber qué era lo que estaba pasando con el azabache, demasiado misterio a su alrededor.

—Sí te lo doy, apunta.

—Gracias. Ya nos veremos, Naruto.

—¿Por qué me da la sensación de que te estás despidiendo de mí? —por su parte, Sasuke sólo medio sonrió y se alejó a paso lento del rubio, que se quedó por unos segundos sin reaccionar.

Necesitaba el número de Kushina Uzumaki, ella le había pedido que fuera el modelo de su nueva colección y aún no le había dado una contestación, por lo que quería hablar con la mujer para decirle que aceptaba el trabajo e incluso pedirle el favor de tener más, aunque no fuera de modelo, podía aprender a coser si era necesario para coser la ropa, o limpiar su oficina, su casa o cualquier cosa que pudiera hacer.

—Sasuke —fue detenido por el Uzumaki que, después de reaccionar, lo alcanzó. No iba a dejar que el azabache se fuera así cómo así, sabiendo que algo malo estaba pasando en torno a él y a su hermano—, ¿qué es lo que está pasando? Puedes confiar en mí, puedo ayudarte en lo que necesites.

—Ya me has ayudado dándome el número de tu madre.

—No me refiero a eso, tú no estás bien, puedo notarlo en tu cara, por no decir que se me hace muy extraño que encima me digas que abandonas la escuela, cuando tú eres muy bueno en los estudios-dattebayo.

Sasuke podía ser una persona orgullosa y arrogante con un carácter frío y distante, pero nuevamente, al estar frente al rubio es que su debilidad hacía acto de presencia y se derrumbaba.

—Ya, todo está bien, yo estoy contigo —lo abrazó tratando de reconfortarlo—. Ven, salgamos de aquí, y cuando te calmes, me cuentas qué es lo que ocurre, ¿vale?

.

La reunión de profesores se había alargado demasiado, justo el día en que no tenía la cabeza para pensar mucho. Desde que se encontró a Itachi en esas circunstancias, supo que, aunque fueran adolescentes, había que tener cuidado con la forma de ser de cada alumno.

No podían permitir que se atacara de esa forma a otra persona, y mucho menos en el instituto, dónde como profesores, debían velar por la seguridad de los alumnos y por su educación y enseñanza.

Lo mismo que le ocurrió a él, le podría haber ocurrido a cualquiera, no sólo a otro doncel, sino a cualquiera de las chicas.

Pero eso no era lo único que lo tenía pensativo. Si ya de por sí cuando conoció el apellido de Sasuke sospechó un poco, ahora que sabía que Itachi y su alumno eran hermanos, no cabía duda que ellos podrían ser familia de alguien conocido.

Si tan sólo supiera algo de él…

Parecía que iba a llover, por lo que apresuró su caminar, pero justo cuando pasó cerca del parque, una voz ebria e infantil junto con un ruido metálico, llamó su atención.

En un banco, se encontraba un hombre, jugando a encestar las latas de cerveza que había a su alrededor.

—Cinco… ¡y seis! —exclamó victorioso al ver que había encestado—. ¿Seis me he bebido? Qué pocas, voy a tomarme otra. ¿Uh? —una sombra delante de él hizo que levantara su mirada—. ¿Qué quieres? ¿Tienes cervezas?

—¿Obito?

—¿Cómo demonios sabes mi nombre? —frunció el ceño, intentando reconocer a la persona frente a él—. No puede ser… ¡pero si eres Kakashi! Cuánto tiempo, ¿qué ha sido de ti?

—Eso más bien debería preguntarte yo. ¿Qué haces en mitad del parque y en ese estado de embriaguez? —cuestionó molesto, quitándole la lata que había abierto—. Y deja de beber ya. ¿Es que acaso eres un borracho?

—¿Y qué si lo soy? ¿Es que tengo algún propósito mejor en la vida? Vete con tus sermones a otra parte, Bakashi, no fastidies mi fiesta.

—Te he dicho que ya está bien de tanto beber —volvió a quitarle la cerveza y la tiró a la papelera, junto a las otras que yacían vacías—. ¿Dónde está tu casa? Voy a llevarte, estás dando un espectáculo.

—¡Oh, sí, menudo espectáculo! No pienso decirte donde vivo, déjame en paz y vuélvete a desaparecer por otros diez años —gruñó apartando la mano del de cabellos plateados.

—Si no me quieres decir tu dirección por las buenas, me lo dirás por las malas —entre los bolsillos de su pantalón, buscó su cartera para buscar su documentación personal y así ver su dirección—. Bien, andando.

—Te he dicho que no voy a ningún sitio, ya me has fastidiado mi bebida, no fastidies ahora también mi soledad —de un tirón en el brazo, lo levantó del banco y lo obligó a caminar.

—Si apenas puedes mantenerte en pie. Venga, camina, no está tan lejos tu casa.

Con mucho trabajo y esfuerzo, consiguió llegar hasta el apartamento de Obito. Le extrañó que no se encontrara en un barrio muy céntrico, y que su casa no fuera un apartamento de lujo. Lo que sí no le extrañó, fue verla hecha un desastre. Latas vacías, bolsas de basura y envoltorios de comida rápida decoraban el lugar.

—Siempre has sido un desastre, pero esto ya supera los límites —lo soltó en el suelo—. Oye, no te duermas, ve ahora mismo a la ducha para que se te pase la borrachera.

Como no obtuvo respuesta por parte del Uchiha, lo llevó hasta el baño y, con ropa incluida, lo metió bajo el chorro de agua fría.

—¡Está helada! —se quejó el mayor.

—Así espabilas. Toma, sécate, yo te prepararé un té —suspiró—. Si es que puedo, por como tienes la casa.

Una vez terminada su ducha helada y cambiado de ropa salió, encontrándose la sala recogida.

—Efectivamente, tal y como estaba era imposible que aquí habitara una persona. Siéntate y tómate esto.

—Gracias…

—¿Por qué estabas bebiendo en el parque? ¿Es que no te importa tu reputación como médico? Ese no es un comportamiento de adulto.

—¿Mi reputación como médico? Como si me importara, llevo sin ejercer diez años —con una sonrisa amarga, bebió de su té.

—¿Por qué? Tú decías que querías ser doctor, y poder salvar vidas, sobre todo la de ella. ¿Dónde está Rin?  

—¿Salvar vidas? ¡No pude salvarla vale! —exclamó, preocupando al Hatake—. ¿De qué me sirvió estudiar medicina si no pude salvarla a ella?

—¿Acaso ella…? —cuestionó con algo de miedo con sólo pensar que su antigua compañera hubiera fallecido. Ya sabía que Rin padecía de cáncer, y por eso mismo, el sueño de Obito era convertirse en doctor para poder curarla, no sólo a ella, sino a todo el mundo.

—Yo quise estudiar medicina por ella, para poder salvarle la vida… pero no pude. ¡No pude! —estalló en llanto—. Llegué tarde para poder salvarla…

—No fue tu culpa, a veces no se puede salvar a una persona, por mucho que se quiera. Tú pusiste todo tu esfuerzo, y lo intentaste, pero no porque no fuera suficiente, sino porque así lo quiso la vida. ¿Por eso dejaste de ejercer?

—¿Ya para qué? Si no pude salvarla a ella. Yo sólo quería ser médico para curarla.

—Pero hay muchas personas más que necesitan esa ayuda —habló con su voz monótona—, desde que lo dejaste, podrías haber salvado infinidad de vidas.

—Sólo me interesaba la de ella.

—Eso suena muy egoísta.

—¿Dónde estabas cuando todo pasó? Rin también era tu amiga, y yo te necesité en ese momento…

—Lo siento —se disculpó con culpabilidad—, pero escúchame, ahora has caído, yo te voy a levantar, ¿me oyes? Y lo primero que te voy a obligar a hacer, es que tengas un poco de amor propio y dejes de beber.

—¿Y luego qué harás, Kakashi? ¿Volver a desaparecer otros diez años? De todas formas, ya no tenga nada en mi vida.

—Esta vez no me iré, lo prometo —lo abrazó—. ¿Y si te digo que sí tienes a alguien en tu vida? —se separó, para verlo a los ojos con seriedad—. Hay dos personas que pueden necesitar de tu ayuda.

—¿De quiénes se tratan?

—De tus sobrinos —intentó hacer memoria.

—Los únicos sobrinos que conozco son Itachi y Sasuke, llevo sin saber de ellos muchísimo tiempo, al igual que de mi hermano, ¿qué tienen que ver ellos?

—Están solos, Obito. Llevan solos varios años, y no están en muy buenas condiciones.

—Si están solos eso sólo puede significar una cosa… —se llevó sus manos a la boca al darse cuenta que su único hermano, Fugaku, debía estar muerto si sus hijos se encontraban solos. Otro ser querido más, que no pudo salvar—. ¿Qué hay de ellos? ¿Están enfermos?

—No lo están, pero sí se encuentran en una situación económica muy precaria. Sasuke es alumno mío, e Itachi, aunque no sé mucho de él, trabaja también en el mismo instituto donde imparto clases.

—¿Trabaja? Pero si debería estar en la universidad —Kakashi negó.

—Por eso te digo que te necesitan.

—¿Qué puede aportarles un borracho como yo?

—Ayudarlos en la vida, perdieron a sus padres siendo pequeños, e Itachi se hizo cargo de su hermano menor, no tiene estudios, no descansa, tiene dos trabajos y…

—¿Y? —quiso saber al ver que el otro se detuvo. El peli plata le contó lo que había pasado el día anterior con el mayor de los hermanos—. ¿Qué? ¿Qué maldito desgraciado se ha atrevido a eso?

—No sabemos, dice que no recuerda su cara y que ahora mismo ya no podría identificarle, pero yo creo que sí sabe quién es y lo está encubriendo por algún motivo. Obito, ellos te necesitan, si querías un motivo para volver a ser el que eras, este es uno de ellos, por favor. Yo sólo soy su simple profesor, tú eres su familiar.

—¿Sabes su dirección? —esa pregunta hizo sonreír a Kakashi, que asintió—. Está bien, iré a buscarles, pero primero quiero hacerte una pregunta a ti.

—¿De qué se trata?

—¿Por qué te fuiste sin decir nada? —los ojos oscuros evitaron contacto con los ajenos.

—Tenía que marcharme, no tiene importancia. Lo que importa ahora son tus sobrinos.

La conversación terminó ahí, pero no para Obito, quién estaba dispuesto a llegar al fondo del asunto, y sabría todo lo que ocultaba el Hatake, tarde o temprano lo averiguaría, porque sabía que algo escondía.

Al día siguiente era sábado, y Obito, con un buen lavado de cara, ya no había ningún rastro de aquel hombre borracho que encontró en el parque el día anterior. Kakashi lo guio hasta el hospital, haciendo que el Uchiha se sorprendiera.

—¿Qué se supone que hacemos aquí? ¿No que íbamos a casa de mis sobrinos?

—No se encuentran en su casa, Itachi está internado en el hospital.

—¿Es debido a… lo que le pasó? —no era capaz ni de pronunciar tal atrocidad.

—Sí. Hay algo que no te conté ayer, y que por eso es que te intenté contactar; debido a lo sucedido, Itachi perdió la vista, es algo acerca de un nervio óptico o así, la verdad que no entiendo de términos médicos, sólo sé que ahora estarán más desprotegidos que nunca. Itachi no puede a partir de ahora valerse por sí mismo y, aunque Sasuke no es ningún niño pequeño, lo dejará desprotegido. Además, no viven en las mejores condiciones para una persona impedida.

—No pienso dejarlos solos, son mis sobrinos, los hijos de mi fallecido hermano —Kakashi le sonrió y lo guio hasta la habitación del mayor. Con unos golpecitos en la puerta, el mayor entró en el lugar después de recibir permiso.

—Buenos días, ¿qué tal te encuentras, Itachi-kun?

—Kakashi, ¿qué haces aquí? —preguntó Sasuke, ya que se extrañaba que, por muy profesor que fuera y lo hubiera encontrado él, se tomara tantas molesticas y preocupaciones por su hermano mayor.

—Vine a saber cómo te encontrabas, y de paso traeros a alguien —le indicó que entrara junto a él y el azabache frunció el ceño de ver entrar a un hombre de cabellera oscura.

—¿Quién eres? —la mano de Itachi apretó la de su hermano, ya que encontrándose aún afectado por lo sucedido y no poder saber quién se encontraba tan cerca de ellos, temía por la seguridad de su hermanito.

—Yo… los dejo mejor hablar —con un gesto de cabeza, le dijo a Obito que esperaría en la sala de espera.

—¿Y bien? —se impacientó Sasuke al ver al mayor jugar con sus manos.

—Soy Obito Uchiha… vuestro tío.

—¿Qué? ¿Qué broma es esta? Que sepamos no tenemos más familia aparte de nosotros dos. Si es así, ¿por qué apareces ahora?

—Es normal que no os acordéis de mí, ya que me fui cuando erais muy pequeños. Y si no he llegado a aparecer cuándo os quedasteis solos, es porque ni si quiera sabía que mi hermano había fallecido. Yo… conozco a Kakashi desde hace mucho tiempo, y él fue el que me dijo de vosotros.

—¿Y qué es lo que quieres exactamente?

—Sasuke —regañó a su menor, al sentir cómo se tensaba y estaba por decir algo que hiriera al adulto—. ¿Te importa dejarnos solos por un momento, por favor?

—¿Por qué? No sabemos en verdad cómo es, Nii-san, no voy a dejarte solo con él.

—Por favor, Sasuke, sólo será un momento, tú ve en busca de Kakashi y aprovecha para desayunar algo, que seguro que ni lo hiciste por venirte lo más pronto posible hasta aquí.

A regañadientes, el azabache salió de la habitación.

—¿Seguro que eres nuestro tío?

—Lo soy —se mantenía a una distancia prudente. Sabía que el joven no podía verlo, pero podía notar cómo se tensaba sólo con su presencia—. Yo no quiero aprovecharme de vuestra situación, ni soy mala persona, ya digo que ni si quiera sabía que mi hermano había fallecido, mucho menos que vosotros necesitabais ayuda a temprana edad.

—Yo no necesito ayuda, pero Sasuke sí. Siempre le he hecho pasar malas situaciones, no he sabido evitar que no le faltara nada, soy un pésimo hermano mayor, y más ahora, que soy un auténtico inútil y una carga para él. Yo no quiero que por mi culpa se tenga que salir de sus estudios y ponerse a trabajar quién sabe dónde y en qué condiciones sólo porque yo, que soy quién debe de hacerlo, no puedo.

—¿Justo cómo tú? —Obito observó que, por mucho que quisiera evitar sentirse débil enfrente de alguien o llorar, no consiguió retener sus lágrimas.

—No se trata de mí, yo sólo quiero que termine sus estudios para poder ser alguien en la vida y no tener que pasar más por la vida que yo le he hecho pasar. Y tan desesperado estoy por él, que al primer desconocido que viene y nos dice que es nuestro tío le pido que ayude a mi hermanito. Por favor, si vienes con las intenciones de ayudarlos, te pido que te lleves a Sasuke contigo, que no le falte de nada.

—Entiendo que como hermano mayor quieras lo mejor para él, pero ¿qué hay de ti?

—Yo no quiero ser una carga para nadie, y mucho menos para él. Yo intentaré buscarme la vida como sea, no me importa, pero por favor te pido que ayudes a Sasuke, él no tiene la culpa de tener un hermano tan incompetente como yo que no ha sabido protegerlo.

Para ese momento, el de cabellos largos ya se encontraba derramando sus lágrimas dándole igual su orgullo, lo único que quería era que Sasuke tuviera otra vida mejor.

Obito se acercó a él y le tomó las manos que rápidamente retiró ante el contacto. Entonces entendió que se había precipitado acercándose y tocarlo, ya que si de por sí tendría que tener miedo a un acercamiento de cualquier hombre, más aún encontrándose sin poder ver y sentirme más indefenso todavía.

—Lo siento, no quería ni incomodarte ni asustarte. Sólo quiero que sepas que no eres un mal hermano, ni incompetente o una carga para él. Desde una temprana edad has sabido criarlo y le has intentado dar todo lo que estaba en tu mano, quitándote de todo sólo para dárselo a él. Eres todo lo contrario a lo que piensas, eres el mejor hermano mayor.

Obito, viendo que el menor seguía llorando, trató de consolarlo. Esta vez se dejó abrazar, en un abrazo que reconfortó a ambos.

—Te prometo que ahora que estoy aquí, no os faltará de nada a ninguno de los dos, lo prometo, yo velaré por vosotros.

 

Notas finales:

Gracias por leer :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).