Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre Te Amaré por AniBecker

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

No fue solamente durante el transcurso de las clases, sino también durante el entrenamiento de básket. Gay-sensei estaba ya irritado —y mira que a ese hombre es difícil borrarle la sonrisa de la cara— de que haya tan poca compenetración entre Naruto y Sasuke.

Y es que no era un entrenamiento cualquiera, sino uno previo al primer partido de la Liga inter escolar que sería el fin de semana, y Sasuke no solamente estaba esquivando al Uzumaki, también es que ni lo tenía en cuenta en el ataque, sin pasarle la pelota.

—¡Vale, vale, no me gusta para nada! —exclamó el adulto, llamándolos alrededor de él—. ¿Qué os pasa chicos? No veo vuestro poder de la juventud. Uchiha, ¿por algún motivo en particular evitas pasarle la pelota a Uzumaki?

—No hay nada en particular, sólo pensé que Kiba estaba mejor posicionado que Naruto —respondió con simpleza.

—¿Bromeas? Inuzuka estaba marcado por Nara, Uzumaki era la mejor opción —explicó Gay—. Bien, cuando un compañero se encuentra desmarcado y en posición de tiro, se le debe pasar el balón, ¿de acuerdo? Venga chicos, ¡el sábado es el partido inaugural, debemos tener todo nuestro poder de la juventud! A dar treinta vueltas al patio.

—¿Qué? —algún que otro de los compañeros fulminaron con la mirada al azabache, que chistó molesto.

—¡Me siento lleno de energía, Gay-sensei! —Rock Lee, el único que, sin protestar y eufórico, salió del gimnasio para dar las vueltas al patio.

—¡Así me gusta, Lee!

Después del entrenamiento y de las treinta vueltas como castigo, los chicos fueron con fatiga y cansancio al vestuario, dónde empezaron a cambiarse de ropa para volver a casa.

Pero los dos compañeros que antes se habían molestado porque Gay-sensei les haya hecho dar vueltas al campo, se acercaron a Sasuke con intención de increparlo.

—¡Oye, tengo entendido que eres doncel, ¿no es así?

—Y si así fuera, ¿en qué te afecta a ti?

—Pues que no deberías estarte cambiando con nosotros.

—¿Y eso por qué? —intervino Shikamaru. No había cosa que le molestara más y le pareciera problemático, que dos imbéciles diciendo tonterías.

—Porque es el único doncel del equipo —habló el otro compañero.

—¿Acaso a alguien de aquí le importa en lo más mínimo? —dijo Naruto, visiblemente molesto, y el resto de compañeros asintieron dándole la razón al rubio.

—Puede inventarse que lo acosamos o algo, como se rumorea por ahí que su hermanito sedujo a alguien del centro y luego resulta que acusó a alguien inocente…

—Por lo visto lo hizo para poder conseguir dinero de la denuncia, ¿no ves que son unos muertos de hambre y no tienen ni un duro?

—¿Qué mierdas has dicho? —lo cogió de la camiseta Sasuke—. Atrévete a repetirlo y de la paliza que te doy, te mando al otro barrio.

—Uy, si la gata saca las uñas —el Uzumaki deshizo el agarre que tenía el azabache sobre el muchacho que estaba increpando, y le propinó un puñetazo en la mejilla.

—Antes de difamar a nadie, lávate la boca, imbécil. Y que sea la última vez que vas contando mentiras y blasfemias de nadie, o sino, primero te vuelvo a partir la cara, y segundo, me encargaré de que mi padre te expulse y te ponga una falta en tu expediente académico-dattebayo.

—Naruto tiene razón, tus comentarios están de más y nadie quiere escuchar tu opinión —volvió a decir Shikamaru—. Así que puedes ahorrártelos.

—Un momento, ¿tú qué mierdas sabes de todo eso? —insistió Naruto, ya que se suponía que era algo que no debería haber salido a la luz por discreción—. ¿De dónde lo has oído o quién te lo ha dicho?

—¡Habla, imbécil! —se impacientó Sasuke—. ¿Por qué vas diciendo mentiras de mi hermano?

—¡No lo digo yo! Yo no me he inventado nada, eso es lo que dice mi primo —el rubio dejó de zarandear al muchacho.

—Primo, ¿quién es tu primo? ¿De dónde sacó eso?

—¡Ya te digo que no lo sé! Sólo dijo que por culpa de que tu hermanito iba de arrastrado con él, después le culparon de que lo violó, cuando ni si quiera tenía qué ver con eso.

—¿Quién mierdas es tu primo?

—Es uno de último curso, Hidan —comentó Kiba—, tiene el cabello violeta, y siempre está metiéndose en problemas. Es compañero del hermano de Naruto.

—¡Sasuke! —el Uchiha se fue tan rápido tuvo las reseñas de cómo era el susodicho, y fue dirección al edificio principal nuevamente. Naruto, trató de ir por él, no sin antes golpear a los dos compañeros— Y vosotros, como volváis a decir algo de Sasuke o su hermano, no será él quién os golpee, sino yo. Estáis avisados. ¡Teme! —gritó dándole alcance—. ¿A dónde vas-dattebayo?

—A buscar a ese desgraciado, estoy seguro de que fue él quién violó a mi hermano.

—Escúchame, Sasuke, mi padre y Kakashi-sensei ya lo interrogaron, él no estaba en el instituto cuando pasó esto, seguro son sólo habladurías de los dos imbéciles del equipo, no vayas a buscar bronca.

—¿Estás escuchando lo que me estás diciendo? ¡Fue él! Violó a mi hermano, y por su culpa, se quedó ciego. ¡Ciego! ¿entiendes lo que eso significa aparte de las secuelas psicológicas que tiene?

—¡Cálmate! ¿Por qué no hablamos con mi padre y le contamos todo esto? Seguro que conseguiremos algo más que ir a reclamarle y que, si de verdad fue él, negarlo más todavía o estar en sobre aviso y  encuentre otra buena coartada. Claro que me encantaría también golpear a ese desgraciado poco hombre, lo que hizo no tiene perdón. Pero cálmate, ¿vale?

Por el momento, el Uchiha asintió sólo porque no quería meter en problemas a Naruto, pero lo que tenía claro, es que iba a hacerle una visita al tal Hidan, y se iba a acordar de él para el resto de su vida.

—No les hagas caso a las cosas que han dicho esos imbéciles, Sasuke-kun —se acercó a él Lee, una vez volvió al vestuario a recoger sus cosas.

—Así es, sólo querían su momento de gloria.

Sasuke chistó y se despidió de un Naruto que, por más que le insistió de que lo acompañaba a su casa, éste se negó.

—Sasuke-kun —llamó con entusiasmo Karin nada más verlo—. ¿Ahora sales del club? —éste asintió, no prestándole mucha atención, pero la pelirroja siguió hablando—. Yo también tuve mucho ajetreo en mi club. ¿Sabes en cuál estoy yo? Ya estaban casi todos los clubes que me gustaban con todas las plazas cubiertas, y me tuve que conformar con estar en el de ciencias, aunque no me quejo, al menos no estoy en el mismo que Suigetsu.

—¿Tú sabes dónde queda un bar dónde varios alumnos de último año trabajan? —la interrumpió. No tenía ganas de oír su chillona voz, ni tampoco le interesaba lo que le estaba contando.

—Claro que sí, ahí trabajan mi hermano y mi primo. Es más, mi hermano es también dueño del local. ¿Quieres que vayamos allí? —preguntó coqueta—. Al trabajar mis familiares, nos pueden invitar.

—¿Quiénes son tu hermano y primo?

—Mi hermano es Nagato, y mi primo es Deidara —respondió con simpleza.

—¿Qué? ¿Eres prima del Dobe? —se sorprendió por el parentesco.

—¿No lo sabías? Pensé que por mi apellido podías hacerte una idea. Entonces, ¿quieres que vayamos allí y tomemos algo?

—Con que me digas como llegar, me vale.

—Sasuke-kun, qué frío eres —hizo un puchero—, pero yo te digo dónde es, te acompaño, es por aquí —sin mediar palabra, éste la siguió.

Un rato más de camino, y en mitad del centro, se encontraba dicho bar. Ahí mismo había estado trabajando su hermano, ¿es que quién le hizo todo el daño trabajaba con él? Se iba a enterar ese maldito bastardo.

—¡Sasuke-kun, espérame! —lo siguió Karim hacia dentro.

—Bienvenidos —sonrió Konan a los nuevos clientes—. Oh, Karin-chan, qué sorpresa verte.

—Hola, Konan, ¿qué tal estás? —saludó también cordialmente, acercándose a ella.

—Veo que vienes muy bien acompañada —le susurró—. ¿Estás en una cita? Sentarse en aquella mesa y en seguida os atiendo.

—¿En una cita? —miró de reojo a Sasuke y se sonrojó—. Podría decirse que sí.

—De eso nada —interrumpió el Uchiha, que lo había oído todo—. Vengo buscando a un tal Hidan, ¿trabaja aquí?

—¿Hidan? Así es, pero hoy no tiene turno. ¿Es muy importante? Porque si así es, puedo llamarlo por teléfono para que venga.

.

—Tranquila, ya lo atiendo yo.

—Está bien, Sasori. Karin-chan, es mi momento de descanso, ¿me acompañas a la mesa del fondo y te tomas un café conmigo?

—Claro, encantada —le devolvió la sonrisa a la de cabellos azulados, yéndose junto a ella. Yahiko y Nagato llegaron también, y se acercaron a saludarlas.

Mientras tanto, Sasori llevó a la calle a Sasuke para hablar.

—¿Para qué buscas a Hidan? —cuestionó mirándole de arriba abajo.

—Para lo que lo busque, eso sólo se lo diré cuando lo tenga a la cara.

—Tú eres el hermanito pequeño del pobretón de Itachi, ¿no es así?

—¿Cómo le has llamado, marioneta barata?

—Sin faltar, mocoso. Eres tan irritante como tu hermano. Si no me dices para qué lo buscas, tendrás que volverte por dónde has venido, porque no está.

—Tienes una cara de ser tan desgraciado como ese tal Hidan —dijo entre dientes.

—Y tú tienes pinta de ser igual a tu hermano de buscona. ¿También calientas a los tíos y luego los acusas de violación? —un puñetazo fue propinado en la mejilla del pelirrojo—. Qué mierdas haces, niñato —que no se quedó atrás y también le golpeó.

Yahiko, que había oído voces, posó su mirada hacia la cristalera de la puerta, viendo cómo ambos donceles se estaban peleando.

—Nagato, ayúdame —pidió a su pareja, que salió junto a él para separarlos—. Hey, hey, ¿se puede saber qué hacéis?

—Que te enteres que tanto tú como tu hermano sois unos muertos de hambre, dile a tu hermano que nunca conseguirá tener a Deidara, nunca querrá estar con alguien como él, y tú, que eres igual a él, tampoco conseguirás estar con su hermano, ambos sois unos buscones muertos de hambre que lo único que queréis es agarrar a alguien de buena posición económica para, después de seducirlos, acusarlos de violación y quedarse con todo.

El Uchiha consiguió zafarse del agarre de Nagato, volviendo a golpear a Sasori.

—Joder, Nagato, sujétalo bien —protestó Yahiko—. Y tú, Sasori, ¿de qué mierdas vas? ¿Por qué le dices pura palabra envenenada? No faltes así el respeto a nadie.

—Pues que no venga este mocoso a difamar. Es igual a su hermano.

—Sasuke-kun —salió también Karin, mientras Konan pedía disculpas a los clientes por tal alboroto—. ¿Te encuentras bien?

—Sí —se limpió la sangre del labio con la manga de la chaqueta del uniforme—, sólo estaba poniendo en su sitio a esta escoria.

—Ven que te cure esto —dijo Nagato llevándose al azabache al almacén.

—Sasori, tú a atender a los clientes y a disculparte con ellos por tu comportamiento, andando —ordenó el de cabellos anaranjados.

—¿Eres el hermano de Itachi? —cuestionó a la vez que le desinfectaba la herida con un algodón—. ¿Cómo está? De un momento a otro dejó el bar, y Deidara lo único que nos dijo es que se encontraba enfermo y no podía seguir trabajando.

—Todo es por culpa de ese tal Hidan, quería encararlo para que confesara su fechoría.

—Debió hacerle algo muy grave, espero que de verdad se recupere y que todo lo que haya hecho Hidan a tu hermano, salga a la luz y pague —respondió con sinceridad, aunque nadie le haya dicho de qué se trataba, se podía imaginar qué tan grave fue lo que le llegó a hacer a Itachi.

—Por eso quiero encararlo, y golpearlo hasta que, suplicándome que pare, lo confiese.

—No es por desalentarte, pero Hidan es mucho más alto y fuerte que tú, podría contigo fácilmente, y podría hacerte algo a ti también, lo mejor es ser sensatos —le colocó una tirita en la comisura del labio—. Listo, pero cuando llegues a casa ponte hielo, o se te hinchará.

—Gracias. ¿Tú eres el hermano de Karin?

—Así es —sonrió—, y por lo que veo tú eres su amigo.

—Estamos en la misma clase —se encogió de hombros—. ¿Eres primo también del rubiales y del Dobe? —Nagato se rio.

—Me imagino que con esos motes te estás refiriendo a Deidara y Naruto. Así es. Su madre es mi tía. Son buenos chicos, y no lo digo porque sean mis primos, así que, si tu hermano y tú tenéis problemas, no desconfiéis de ellos, ellos sabrán daros el apoyo necesario.

Sasuke no respondió, sólo cruzó miradas con el de cabellos rojizos, hasta que Karin entró diciéndole que si se marchaban ya. Se despidió de él y de Yahiko y Konan, disculpándose por haber armado escándalo en su establecimiento, y se marchó junto con la Uzumaki.

Su encuentro con Hidan tendría que esperar, pero en cuanto lo encontrara se iba a enterar que, con los Uchiha, no se jugaba y se salía ileso. Vengaría a su hermano como diera lugar.

.

.

Obito fue hasta la Academia Konoha para poder hablar con Kakashi. Hacía ya unos días que no sabía nada de él y ni le cogía sus llamadas, por lo que decidió presentarse en su lugar de trabajo.

Se encontró en la entrada a dos profesoras que iban dirección a la sala de profesores, y les preguntó dónde podía encontrarlo. Fue hasta el aula de segundo curso, y allí lo halló.

—¿Por qué no contestas mis llamadas? —al de cabellos grisáceos se le cayó el limpiador de la pizarra al suelo al oír esa voz.

—Me quedé sin batería y, entre unas cosas y otras, se me pasó responderte.

—Sí, ya. ¿Me estás evitando por algún motivo?

—¿Cómo se encuentra Itachi? A Sasuke le iba a dar un folleto sobre una muy buena escuela para personas invidentes, allí podrían enseñarle muchas cosas y cómo desenvolverse en el día a día.

—Me parece muy buena idea, pero ahora mismo quiero saber por qué me estás evitando.

—No te estoy evitando, que no te vea seguido no significa que te esté evitando.

—Sí, si no me respondes a las llamadas y ahora que estamos hablando ni te dignas a mirarme. ¿Tiene qué ver algo con nuestro pasado?

—¿Por qué me repites una y otra vez el pasado? No pasó nada entre tú y yo —se volvió para mirarlo fijamente

—Sí pasó. No soy idiota, esa noche nos acostamos, y, después de esquivarme por un mes, desapareciste. Quería hablar contigo y decirte que…

—¿Decirme qué? —lo interrumpió—. ¿Decirme que lo que pasó fue un error y que tú estabas enamorado de Rin? Te casaste con ella, ¿no? Pues no había nada más qué hablar.

—Sí había que hablar, porque yo no quería que pensaras que lo que pasó fue un error, o que me aproveché de ti. ¿Por qué te fuiste?

—Me fui a terminar mis estudios, ya está —terminó de recoger sus cosas y se dispuso a salir del aula, pero Obito lo paró.

—¿No será que te fuiste porque esperabas un hijo mío? —intentaba zafarse del agarre, pero al oír lo dicho por el Uchiha, dejó de hacerlo—. ¿Me ibas a decir en algún momento de mi vida que tenía un hijo?

—No sé de qué me estás hablando, Obito.

—¿No? Qué mala memoria tienes, que no te acuerdas ni de tu propio hijo. ¿Te refresco la memoria? Tiene que rondar cerca de los diez años, es más o menos de esta estatura —hizo una señal con su mano a la altura por debajo de su pecho—, y tiene el cabello oscuro.

—¿Cómo sabes de él?

—Te vi cuando te fuiste el otro día tan rápido de mi casa, te seguí y te vi con ese niño y con otro hombre. ¿Quién es él?

—¿Te crees con el derecho de estarme cuestionando?

—Pues sí, porque tengo derecho de saber que tengo un hijo, y también de saber si ese hombre es tu pareja o no.

—Obito, no tienes derecho absolutamente de nada, ¿te queda claro? Y ahora suéltame —se zafó del agarre del de cabellos oscuros, pero éste cerró la puerta del aula y se colocó justo delante para evitar que el Hatake pudiera salir del lugar.

—Te repito que sí tengo derecho de saber sobre mi hijo. No te voy a juzgar, sólo quiero saber por qué no me lo contaste, y querer formar parte de su vida. Por favor —suplicó. Kakashi suspiró, y se fue a sentar en una de las sillas de un pupitre. El Uchiha lo imitó.

—Tú siempre estuviste enamorado de Rin —empezó a narrar—, yo no quería estropear tu relación con ella con lo que pasó esa noche.

—Pero no tendría que haberse estropeado, porque hubiéramos aclarado las cosas entre nosotros. Me hiciste mucha falta cuando Rin murió, los tres estábamos tan unidos…

—Me puedo imaginar lo que sufriste por su muerte, ya que estabas completamente enamorado de ella, era la mujer de tu vida. No parabas de repetir que querías ser doctor para poder curarla —una sonrisa amarga se formó en el rostro de ambos, casi de forma automática—. Yo sólo no quería ser un impedimento para su felicidad.

—¿Por qué no paras de repetir eso? ¿Pasó algo entre Rin y tú? —ahí supo que habló de más, y que ya no había vuelta a atrás de seguir ocultando su secreto—. Dímelo, Kakashi.

—No pasó nada, en serio. Sólo no quería que se enterara y afectara a tu relación con ella. Además, me salió una beca para terminar la carrera en otra ciudad, así que por eso me fui.

No podía decirle que Rin se enteró de lo que pasó entre ellos esa noche y de que estaba esperando un hijo de Obito, y que le confesó que le quedaba poco tiempo de vida y que quería casarse con el hombre del que estaba enamorada.

Se sintió tan mal y culpable, que no pudo confesarle al Uchiha que iba a tener un hijo de él, por lo que decidió alejarse de la pareja para que fueran felices.  

—¿Pensabas decirme en alguna ocasión que tenía un hijo, o no?

—En un principio no —tomó aire, para soltarlo lentamente—, pero después de que di contigo, estaba mentalizándome para contártelo. Entiéndeme, es sólo un niño. Dame tiempo de contárselo.

—Gracias —se levantó y lo abrazó—. ¿Y el hombre del otro día, es tu pareja?

—Te he respondido a la pregunta que sí te incumbía, pero esta no te interesa.

—Por favor, sólo quiero saber si podría tener una oportunidad contigo, y formar juntos la familia que tenemos.

—Te voy a responder sólo para dejar las cosas claras, y para que no me vuelvas a preguntar. No es mi pareja, sólo es un buen amigo y compañero de trabajo, en muchas ocasiones me ayuda a cuidar al niño. Pero también te digo, que le terminaré contando que eres su padre, y que lo podrás conocer y formar parte de su vida, pero que te quede claro que tú y yo, lo único que tendremos en común, es un hijo.

—¿Por qué no nos damos una oportunidad?

—Porque sólo te acostaste conmigo por error, porque tú estabas enamorado y casado con una mujer, porque si esa noche no hubiéramos bebido tanto, no habría pasado nunca nada entre nosotros, porque tú nunca me viste de esa forma —se levantó y fue hacia la puerta, esta vez sin ser detenido por Obito—. Te repito que, cuando le haya explicado todo al niño, lo podrás conocer.

Sin más el Hatake salió del aula, dejando al moreno hundido en el remolino que tenía por sentimientos en ese mismo momento.

Se sentía feliz, tenía un hijo, ese niño sí era de él. También se sentía aliviado de que Kakashi no tuviera pareja, pero a la vez se sentía confuso. Ahora entendía y se daba cuenta de que Kakashi estaba enamorado de él desde siempre, y que nunca supo verlo como algo más que su mejor amigo, o al menos, hasta aquella noche.

Siempre estuvo enamorado de Rin, se sintió feliz casarse con ella, y le dolió y lloró su muerte, pero siempre tuvo esa extraña sensación de cuando estuvo con Kakashi, y poco a poco, intentaría conseguir algo con él, porque ahora entendía que esa sensación y ese pequeño vacío que sentía, era porque en el fondo, sí sentía algo por Kakashi, y estaba dispuesto a comprobarlo y a ganarse la confianza del peligris.

.

.

Deidara estaba pensando seriamente en si llamar a ese timbre o no. Temía que el tío del Uchiha le negara la visita, o que el mismísimo Itachi no quisiera atenderlo. Después de resoplar varias veces, decidió llamar.

Por el interfono, la voz de Itachi sonó.

—Lo siento, en este momento nadie puede atenderle, vuelva más tarde —ya que se encontraba solo en la casa, no era aconsejable que abriera la puerta.

—Itachi, soy yo, Deidara, ¿me abres?

—No puedo, mejor vuelve en otro momento.

—¿Te encuentras solo en casa? Tranquilo, sólo soy yo, de verdad. Confía en mí —suplicó. Un toqueteo en la puerta se oyó y el pestillo se abrió.

—Juro que si quieres hacer algo, gritaré.

—Te prometo que no pienso hacerte nada, de verdad. Nunca te haría daño —la puerta se abrió completamente, y Deidara esbozó una sonrisa—. Te traigo una cosa.

—¿Qué cosa? —cuestionó temeroso.

—Extiende tus manos —dubitativo, el Uchiha obedeció, y el rubio colocó sobre éstas algo pesado.

—¿Qué es esto? —empezó a inspeccionar el objeto para tratar de reconocerlo—. ¿Un libro?

—Así es, pero no uno cualquiera, sino uno de braille. ¿Has aprendido a leer en braille?

—No, aún no.

—Bueno… yo tampoco, pero he visto tutoriales, intentaré enseñarte —dijo con entusiasmo —Itachi abrazó el libro sobre su pecho, y se echó hacia un lado de la puerta, permitiéndole el paso al Uzumaki—. Ven, que te enseño —lo guio hasta el sofá.

—¿De verdad hay tutoriales sobre esto? Tengo entendido que es muy difícil.

—Bueno, a ver… —abrió el libro y lo puso sobre las piernas del de cabellos largos—. Primero pones tus dedos así, y te digo qué significa cada letra, luego vas arrastrando tus dedos por encima.

Después de un rato mirando en su teléfono varios vídeos de tutoriales, no conseguía enterarse, por lo que no le estaba explicando bien al pobre Itachi, que se estaba ya haciendo un lío.

—¡Ah! Se suponía que esto era más sencillo en mi mente… Este tutorial está mal, no lo explica bien, ¿quién es capaz de entenderlo? ¡Es imposible! Le voy a poner ahora mismo un dislike.

Itachi no pudo evitar sonreír ante lo que decía Deidara, ya que le parecía gracioso oírlo quejarse sobre los tutoriales, intentando entenderlos sin éxito por enseñarle leer en braille, aunque no podía negar que se trataba de un lindo gesto y detalle por parte del rubio.

—No te preocupes si no te enteras, yo tampoco. Tranquilo, cuando me enseñen, si quieres vienes conmigo. Pero muchas gracias por el detalle.

—Lo siento —dijo algo avergonzado—, pero el libro es para ti, por lo que puedes quedártelo.

—Gracias —susurró, cerrándolo y apretándolo con sus manos—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Todas las que quieras.

—¿Por qué te empeñas tanto en tratar conmigo?

—Ya te lo dije ayer, porque de verdad me gustas.

—¿Cómo te puede gustar una persona mientras estás saliendo con otra a la misma vez? Tú estás saliendo con Sasori.

—¿Eso es lo que te ha dicho él? En ningún momento he estado saliendo con Sasori, no te niego que tengo parte de culpa porque, siempre que estuve con él, nunca le dejé claro que no éramos ni somos pareja.

—¿Y cómo sé que es verdad lo que tú me dices y no lo que él diga? —el Uzumaki le sujetó ambas manos.

—Aunque yo te diga que lo que yo soy el que estoy diciéndote la verdad, sé que no te hará confiar con toda seguridad en mí, y te entiendo. Pero puedo decirte que voy completamente en serio con respecto a que me dejes al menos acercarme un poco a ti, y ganarme tu confianza. Vamos poco a poco, ¿de acuerdo?

Itachi sonrió, no sabía por qué se sentía tranquilo estando a su lado, y dejó que el rubio posara sus manos en su rostro, para después juntar sus labios con los suyos.

 

Notas finales:

Gracias por leer :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).