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Pan con Limón por arcasdrea

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Notas del capitulo:

No sé cómo no se dieron cuenta de las pistas que dejé en los capis anteriores sobre la condición sexual de Hana. Pero como vieron en el anterior, eso es lo que menos le traba con respecto a Rukawa, si no que es su deber profesional. Algunos se dejan abandonar por su trabajo y eso es lamentable.

En fin, espero que la nueva entrega les guste, hay SUEÑO CACHONDO al final. Muajajajaja!!!

Espero subir el siguiente antes de que acabe la semana, pues aprovecharé las VAGAciones de Fiestas Patrias de mi Chilito Lindo!

 

Felices Fiestas Patrias a todas las chilenas!

Pan con Limón

Capítulo seis 

- Bueno, eso es todo... muchas gracias – así daba por finalizada la exposición, siendo aplaudido por toda la concurrencia.

Su exposicion habia sido entretenida y llamativa, pues se apoyo con la proyección de fotografías de la casa discográfica y de los grupos musicales para los cuales trabajaba, así que habia logrado captar sin mucho esfuerzo la atención de todo el público, sobre todos de los peques.

Hanamichi desde un costado hizo presencia en la tarima, para estrecharle la mano y darle las gracias una vez más. Él no perdió el tiempo en clavarle la mirada otra vez y sonreirle seductoramente. Mas de alguna mamá presente llegó a suspirar por esa sonrisa, mas el pelirrojo desvio la mirada rápido y dirigiéndose al público señalo.

- Alguien desea hacerle alguna pregunta al señor Rukawa – varias manos preferentemente de los niños del curso se alzaron, incluida Hanako.

- Tomiko, haz tu pregunta – ordeno el profesor haciendo de moderador.

La niña se puso de pie y una actitud muy adulta pregunto:

- Qué es lo que mas le gusta de su trabajo?.

- Pues el tener acceso gratis a todos los conciertos que yo quiera – respondio graciosamente, siendo secundado de las risas de la concurrencia.

- Muy bien, Shota... es tu turno de preguntar – señalo el profesor a un niño de cara traviesa y que saltaba en su silla para hacerse notar y que así le dieran la palabra.

- Conoces a los “Black Rose”?

- Sí, sí los conosco, incluso han ido a mi casa... cierto Hanako?– la niña, desde su asiento, solo asintió con la cabeza, roja de la vergüenza pues todos sus compañeritos la miraban fijamente y con los ojitos brillosos.

- Creo que alguien desde hoy será la más popular de la clase – comento Hanamichi sacando nuevas risas de todos los adultos presentes – es el turno del director Yanaki.

- Podría ser posible tener a los “Black Rose” en el próximo festival del colegio? – todo el auditorio comenzó a aplaudir, silbar y reir de buena gana con la ocurrencia.

Rukawa tambien rió quedo, para después mirar a Hana. Éste solo alzo los hombros, sonriéndole acusando inocencia.

- No sé señor director si los podrá tener... tienen una agenda muy apretada, pero haré lo que pueda – más aplausos y silbidos se oyeron esta vez. El pelirrojo tuvo que pedir silencio más de una vez, cuando lo logró le dio el turno de hablar a Yuki, una de sus alumnas mas pequeña en tamaño y de dos abundantes coletas.

- Qué otra cosa te hubiera gustado ser?

- Jugador de Basquetball – respondio sin pensarlo dos veces – es mas... cuando estaba en preparatoria eramos compañeros de equipo con el profesor Sakuragi – todo el público miro sorprendido al pelirrojo, quien se sonrojo de inmediato.

- Sakuragi – hablo el director – cómo es que no nos habias dicho nada?.

- No les habia dicho nada?!...- comento Rukawa sorprendido – pero si ambos eramos los mejores jugadores de nuestra época, eramos un dueto único... incluso llegamos a ganar un campeonato nacional en tercero. Cuando ingreso en primero, le tomó solo cuatro meses consagrarse como un gran jugador – el sonrojo del pelirrojo iba in crecendo a cada palabra del pelinegro – incluso le apodaban el “Rey de los rebotes”... en un partido contra el Equipo del Sannoh, quien era el mas fuerte de ese entonces, por salvar una pelota para el equipo se lesionó la espalda, pero siguió jugando como si nada... aunque después estuvo un buen tiempo en rehabilitación, pero ya para tercero era el capitán del equipo. Y ya les conté que ganamos las nacionales ese año?...

- Wooowwwww – aclamó todo el auditorio. Hanamichi no daba credito a toda la verborrea sobre su persona que se habia mandado Rukawa.

- Y por qué no juegan ahora? – grito Hanako, poniendose de pie en el asiento de su silla.

- Siiiiiii!!!! – gritaron los niños alzando sus puños en son de guerra. Quedaron muy entusiasmados con las palabras de Rukawa, todos querian ver que tan buen jugador era su profesor.

- No, niños... no podemos...

- Claro que puedes Sakuragi, ya ha terminado la Jornada. El señor Rukawa era el último en exponer, además no puedes decepcionar a tus alumnos.

- Pero señor Yakani...

- Que jueguen! Que juegen! Que jueguen! Que jueguen! Que jueguen! – comenzaron a exclamar los niños en plan de protesta, a lo que los padres y docentes no pudieron evitar unirseles.

- Todo esta dicho, vamos todos al gimnasio – exclamo feliz el director. El éxodo masivo fue muy rápido, Hana quiso protestar, pero hasta Rukawa habia desaparecido de su vista.

Bufó con fastidio, pero finalmente resignándose metió sus manos en los bolsillo para ir al gimansio.

La indumentaria deportiva apareció por obra y gracia del profesor de Gimnasia, que a las ordenes del director corrio hasta la bodega para traerlas.

Para cuando los dos hicieron presencia en la duela, ya vestidos en plan NBA, el gimnasio estaba lleno de tope a tope.

La noticia habia corrido como el viento, además de que como era hora de receso, todo el alumnado, mas docentes y asistentes a la charla estaban sentados en las gradas, efusivamente entusiasmados.

- Esto me recuerda a los partidos que teniamos de jovenes, Sakuragi – la voz alegre de Rukawa le saco de su turbación.

- Creo que es una exageración – señalo un tanto molesto y con una gotita estilo anime rodando por su sien.

- Oh! Vamos hombre! Disfruta el momento! – y dándole una nalgada emprendio sus pasos hasta uno de los aros, donde el profesor de gimnasia le dio un balón para que calentara.

Atrás quedó el profesor Sakuragi, rojo como un tomate, preguntándose desde cuando Rukawa era tan entusiasta por algo. Cuando recordó la sonrisa que éste le habia dedicado al darle la palmada, la cual aún sentía en su trasero, no pudo evitar sentir un escalofrío recorrerle de pies a cabeza. Algo en su interior le dijo, que después de este enfrentamiento, las cosas se pondrian aun más de cabeza de lo que ya estaba.

- Sakuragi! Tu puedes! Gana! – su vista se desvio a las gradas donde su amiga Liho de pie y haciendo eco con sus manos alrededor de la boca, le daba animos. Todos los alumnos del curso siguieron a su profesora, alzando unos improvisados pompones de papel periodico, a la vez que le gritaban porras. Hana se limito a alzar su puño en señal de victoria, pero con una mueca por sonrisa.

Luego de eso, y de escuchar algunas porras en doble sentido de sus feminas colegas, se dirigio al centro de la duela, por orden del profesor de gimnasia que haria de arbitro, el pelinegro no estaba ahí, estaba en un costado de la duela, hablando con su pequeña hija. Ésta le hablaba unas cosas al oido, para de vez en cuando ambos mirarle a él de reojo. Hana otra vez sintio ese escalofrio de advertencia.

De un momento a otro el celular de Rukawa se hizo escuchar, a lo cual atendio con prisa, cuando su hija, que era quien lo guardaba, le señalo que era su secretaria.

- Alo, qué sucede? – contesto con algo de enfado, pues en ese preciso momento pretendia ir al centro de la duela.

- Manerita de contestar!... Cómo te fue en la exposición? Todo bien con tu amorcito?

- Pues... – miro a Hana que le miraba con cara de extrañeza, pero que inmediatamente se sonrojo, desviando la mirada después – creo que bien... aunque ahora estoy a punto de jugar un partido con él.

- Y de dónde salió eso...

- Es largo de explicar, pero aquí está toda la escuela, el gimnasio está lleno...

- Qué extraños son en esa escuela!

- Ni que lo digas...

- Esta bien, iré para allá

- Vendrás???!!!! – todas las miradas de la concurrencia se fijaron en él, después de semejante grito. Rukawa se ruborizo, mas cuando vio que el pelirrojo tambien le miraba extrañado – para qué vienes? – hablo casi susurrando y apegando su mano al aparato, a fin de que nadie le escuchara.

- Pues para conocer a ese pelirrojo de una vez por todas, y verte jugar... siempre he querido verte...

- Muchas veces te he invitado a ver los partidos de la empresa...

- Si, pero son el sábado en la mañana, y con la resaca del viernes yo no me aparesco por allá ni muerta.

- Estás loca Hika...

- Pero así y todo tú me quieres igual... en quince minutos estaré ahí... no le corras mano hasta que yo llegué.

- Hika!!!! – el celular pasó un susto de muerte cuando éste lo estrujo en la mano producto de la rabia, pero su amiga ya habia cortado hace mucho.

- Viene para acá? – pregunto Hanako.

- Sí – le contesto resignado al tiempo que le pasaba el celular para que lo guardara.

- No te preocupes papá – y mirando hacia el centro de la duela – vuelve ya que te esperan.

Rukawa miró hacia la pista donde Hana de brazos cruzados y con cara de hastio, le esperaba. Con premura llegó hasta él y el profesor de gimnasia. Acordaron los términos del “uno a uno” y una vez puestos de acuerdo, ambos dieron el salto para hacerse del balón, al tiempo que el juez tocaba el silbato iniciando así el partido.

Rukawa fue el primero en hacerse con el balón, corriendo con un dribling impecable hasta la canasta, pero como Hanamichi no se queda atrás en velocidad, pronto le dio alcance, cortándole el paso. Kaede retrocedio dos pasos, sin dejar de rebotar el balón, debía pasar a la muralla pelirroja, si deseaba anotar el primer punto del encuentro, aunque pensándolo mejor, este encuentro en vez de ser una lucha titánica de basquetball, sería un encuentro que disfrutaría mucho.

Aumento la velocidad del dribling del balón, iniciando el ataque recargando todo el peso de su cuerpo en el hombro con el cual embistio al pelirrojo, que producto de la fuerza trastabillo hacia atrás, aprovechando este desequilibrio giro sobre su eje, pasando al pelirrojo y así, con un tiro sencillo hacerse de los dos primero puntos.

El pelirrojo ni se impresiono ni se molesto por este hecho, rápidamente puso en movimiento el balón saliendo de la zona de tiro, para atacar nuevamente y con calma. Rukawa se ubico frente a él, en perfecta posición de defenza y con la mirada fija en esos ojos mieles.

Incómodo por esa intensidad, desvió la mirada y prefirió comenzar con su ataque, pero tan nervioso se hallaba por la mirada que aún sentía en si, que el balón reboto en la punta de su pie, pero por suerte sus reflejos lo hicieron hacerse de él inmediatamene. El pelinegro aprovechándose de esto, pegó su cuerpo a la espalda del pelirrojo, fregando imperceptiblemente para el público, su pecho a la ancha espalda de su do’aho.

El pelirrojo se sonrojo furiosamente. Hanako desde su posición celebraba el descaro de su padre. Lo que ambos planearan antes estaba dando consecuencias.

- Sakuragi no está en condición fisica, ya esta todo rojo producto del ejercicio – comentó el director, a lo que Hanako rodó los ojos ante la inocente estupidez del director.

A Hanamichi le costo bastante deshacerse del pelinegro, que como chicle no se le despegaba. Pero no fue hasta que éste le susurro algo al oido, que el pelirrojo reaccionando furiosamente cargo su cuerpo hacia atrás, logrando esta vez que quien perdiera el equilibrio fuera Rukawa y así pasándolo de forma rápida anotara un slam dunk.

- En tu cara! Rukawa! – le grito Hanamichi rojo de la cólera, pegándole con su indice en el pecho. El público obasiono por todo lo alto. Hasta unos carteles que profesaban Go Profe Go! se alzaron animosos.

- Qué le habrá dicho tu padre para que se pusiera así? – Hanako pegó un brinco del susto. A su lado, Liho miraba el reinicio de la competencia en la duela, con cara de intriga.

- Eh?!... no lo sé – contesto nerviosa la pequeña.

- No te preocupes – le miro con una sonrisa complice – yo estoy a favor de tu padre – los ojos de Hanako brillaron de emoción.

El encuentro siguió reñido, ninguno dio tregua por cerca de quince minutos.

A cada vez que Hana atacaba, Rukawa se le pegaba como lapa, y éste perdía la paciencia, ademas de la concentración, haciendo su ataque mucho más violento por no decir desesperado. Cosa que sorprendia a sus alumnos, que siempre vieron en él un ejemplo de calma y tranquilidad, pero jugando basquetball era un demonio.
A pesar de las inumerables veces que se dio de chancacazo en el suelo, producto de algún ataque agresivo del pelirrojo, Rukawa esbosaba una sonrisa de triunfo.

Cosa extraña para el público, pues el pelinegro iba perdiendo y además a estas alturas con lo machucado que estaba, ya cualquiera se habria puesto furioso.

Justo cuando Sakuragui trataba de anotar una nueva canasta, teniendo pegado al pelinegro que “trataba de detenerlo”, Hika hacia su entrada en el gimnasio, por lo que pudo ver perfectamente desde su posición como Kaede le metia mano al pelirrojo haciéndole fallar el tiro.

Luego ambos cayeron fuertemente en la duela, Rukawa sobre Hanamichi. Hika estaba con los ojos como plato de no creer lo caradura que era su jefe, pues al “tratar” de levantarse se friccionó como quiso en el cuerpo tenso y tembloroso de un abochornado pelirrojo.

- Rukawa, sal...- murmuro entre dientes.

- En serio quieres que salga?! – pregunto insinuante, mientras su mano, escondida a la visión del público, subia zigzageante por el muslo moreno.

- Te golpearé...

- Solo amenazas, pero no haces nada – dijo sonriente, ahora si que tenia cara de Kitsune pensó Hana al verle, pero de un kitsune en celo acotaría yo. Al fin, y para alivio del pelirrojo, se puso de pie, pero siguiendo con el teatrito de “aquí no pasa nada”, con una sonrisa inocentona le extiende la mano para ayudarle a ponerse de pie.

Hana a regañadientes la acepta, pero es tal el impulso que da el pelinegro, que termina abrazado a éste.

- Ru-Ka-Waaa – los dientes le llegaban a rechinar, de lo tensa que tenia la quijada.

- Te estas tomando este partido muy enserio... vamos! – y una nalgada cierra como broche de oro tan extraño comportamiento.

- Creo que a tu padre se le esta pasando la mano... – comento Liho a Hanako que solo podia asentir con la cabeza, mientras miraba muy impresionada el comportamiento de su padre.

- Parece que le hubieran tenido amarradas las manos por siglos...

- Hika! – reacciono feliz la nena al ver a la secretaria de su padre.

- Hola Hanako – saludo alegre, al tiempo que tomaba asiento al lado de ella.

- Llegaste justo a tiempo, papá lo esta hechando a perder – señalo haciendo una mueca de desaprovación, retornando su vista hasta la duela.

- Así que ese es Sakuragui – mencionó admirada la secretaria, viendo al oponente del pelinegro que en ese preciso momento estaba al mando del balón.

- Sí, ese es mi profesor... ¿a qué no es lindo? – acoto ella, uniendo las manitas y poniendo carita de borrega enamorada.

- Tu padre tiene muy buen gusto, es guapísimo – concedió mirando lascivamente a la poesia en movimiento que era Sakuragui corriendo tras el pelinegro.

- Pero si tu padre sigue así, solo lo alejará más – menciono Liho acaparando la atencion de las dos mujeres – mucho gusto, soy Liho, amiga de Sakuragui – extendio su mano hacia Hika.

- Un placer, soy Hika, asistente, secretaria y doctora corazón del padre de Hanako – sonrio la mujer al tiempo que estrechaban sus manos.

- Estás enterada de todo supongo? – sonrio complice al ver el asentimiento de cabeza de la mujer – perfecto, entonces somos amigas desde ahora... – Hanako miro sorprendida como ambas mujeres en actitud malefica sonreian cual brujas de Salem.

Un golpe en seco les hizo poner su atencion inmediata en la duela. Allí tirado en la cancha estaba Rukawa, mirando con una mueca indescifrable al imponente Sakuragui que con cara de odio le miraba, estrujando al pobre balón con una sola mano, cuyos nudillos estaban blancos por la presión.

- Qué sucedio? – preguntó Liho al aire.

- Sakuragui atacó sin piedad, de un solo empuje tacleó al señor Rukawa... nadie entiende por qué – explicó una profesora sentada al lado suyo y que miraba el incidente con cara de espanto.

- Papá! – Hanako llegó al lado del moreno rápidamente, pues este mostraba mucho dolor.

- No pasa nada Hanako – le dijo éste poniendose con evidente dificultad de pie.

- Jefe... estás bien? – Hika tambien se acerco preocupada.

-Sí lo estoy... – su mirada se enfocó en Hanamichi, que aun no se movia de su posición, y sonriendo de medio lado acotó – te excediste en ese ataque.

Hana con furia lo tomó de la solapa de la camiseta y lo empujo hacia si, poniendo palmo a palmo sus rostros. Un gritito de consternación se oyó entre el público, pues pensaron que le golpearía, pero inmediatamente pasaron al alivio cuando el pelirrojo le soltó, solo Rukawa se dio cuenta del desprecio en ese gesto, dirigiéndose hasta el camarín cerrando la puerta tras él.

- Lo lamento mucho señor – dijo Rukawa cuando el director llegó a su lado – nunca hemos podido tener un “uno a uno” decente con Sakuragui, pues siempre terminamos igual.

- No se lamente usted señor... – trato de justificarse el hombre, pero fue cortado por el pelinegro.

- No se justifique... por favor... – puso su mejor cara de cortesia – ya le dije, siempre terminamos igual, peleados, pero ya se nos pasará, para mañana todo será normal, ya lo verá. Yo soy el que lamenta mucho que haya visto este espectaculo.

- Como usted diga... – tuvo que resignarse ante la elocuencia de Kaede. Se despidieron de mano y Kaede tomó sus cosas para dirigirse al camarín donde se adentro el pelirrojo, pero sus movimientos se vieron frustados cuando una mano le asió del brazo.

- Qué pretendes hacer ahora? – le preguntaba Hika, con una cara que decia claramente “eres un cinico de primera”.

- Solo iré a bañarme y cambiarme, Hika... – volteo un poco su cuerpo hacia el camarín.

- Sabes que se te paso la mano – le hablo con reproche.

- Lo sé... ahora iré a pedir disculpas... si me dejas – con la cabeza señalo el agarre en su brazo.

- Como lo conoce desde la preparatoria, sabrá que actuando como lo hizo no logrará grandes cosas con Hanamichi – señalo una nueva voz tras Rukawa.

- Y usted es? – miro de soslayo y desafiante a la mujer que se atrevia de hablarle de esa forma sobre su Do’aho.

- Soy Liho Saruaka... colega y amiga de Hanamichi...

- Aaaa – exclamo como quien al fin entiende algo de suma importancia – pues déjeme decirle señorita Saruaka que no se preocupe por su amigo... sé bien lo que estoy haciendo.

- No lo creo – alzo una ceja incrédula. A Rukawa le aparecio un tic en el ojo por esa actitud tan desafiante, no le gustaba que gente que no debia se inmiscuyera en sus asuntos. Liho sonrio de medio lado al tiempo que se acercaba a pocos centimetros de él y murmurando, solo para que Kaede escuchara – mas le vale que allá adentro soluciones las cosas, si no retrocederá todo lo que avanzo – y con aire de superioridad, se echo un mechon de pelo hacia atrás y volteo hacia la salida del gimnasio – adios Hanako... un placer concerla señorita Hika – ambas susodichas la despidieron con una venia de cabeza y un tanto consternadas por como la mujer desafio al pelinegro.

- Esa que se cree... – gruño Kaede entre dientes.

- La mejor amiga de tu pelirrojo – dijo Hika con toda calma, no evitando eso si ganarse una mirada asesina de su jefe – que!?... ella tiene razon... la fregaste toda!...

- Tú tambien? – Hika y Hanako le miraron oblicamuente – ahhh – suspiro resignado – está bien, la fregué... ahora arreglaré todo. -Suerte!! – exclamaron ambas, haciéndole “v” de victoria con los dedos.

A medida que se encamino hasta el camarín, su razon le hizo ver que su actuar no fue el mas acordé en su plan de conquista. Se reprochó internamente su actuar tan deshinibido y pervertido. Esa tal Liho tenia razon, habia retrocedido todo lo avanzado, si Hana llego a sentir algo con el beso, ahora estaba seguro que Hanamichi piensa que no hizo otra cosa mas que jugar con él. “Debo demostrar que voy en serio” se autoseñalo con determinación, justo al tiempo en que tragaba saliva y abria la puerta del camarín.

La escena le conmovio, y se sintio mal por ello. Hana estaba sentado en una banqueta, con la cabeza gacha cubierta por una toalla, no se le veia el rostro. Aun no se vestia, estaba claro que se habia duchado y para cuando volvio a vestirse se hundio en un mar de pensamientos, que era donde él ahora lo encontraba.

Tragó una gran bocanada de aire antes de atreverse a hablar.

- Sakuragui...

- No digas nada, idiota... – fue el siseo cortante del pelirrojo.

- Quiero disculparme...

- Ja! – exclamo con sárcasmo al tiempo que se ponia de pie y tomaba sus cosas pretendiendo irse a la banqueta que estaba detrás de los lockers a donde estaban ahora.

- Espera – le asió del brazo – quiero que me disculpes... me comporte como un animal – dijo en un tono exasperado.

- Hasta un animal tiene mas moral que tú...

- Lo sé... no sé como justificar mi comportamiento... – un golpe en seco reboto por todo el espacio de camarines. Hana habia golpeado con su puño el locker que estaba detras de la cabeza de Kaede. El pelinegro tenia los ojos muy abiertos producto de la impresión.

- QUERIAS DEJARME EN VERGUENZA DELANTE DE TODA LA ESCUELAAAA??!! MENOS MAL FUISTE CONSIDERADO METIENDOME MANO SIN QUE NADIE SE DIERA CUENTA!!! – se dio hasta el lujo de ironizar - QUÉ MIERDA ESTABAS PENSANDO??!!!!

- Saku...saku...

- ERES UN IMBECIL... – le apreso la cara con la mano libre, apretándosela fuertemente, Kaede estaba paralizado del dolor – dime qué mierda estabas pensando?... dime qué estaba pasando por tu cabeza que actuaste de ese modo? – cada palabra era como el siseo de una cobra – dime!... DIMELOO!!! – Kaede cerró los ojos con miedo... pero volvio a abrirlos al sentir que el agarre se aflojaba. Frente a él, Hana le miraba exigente.

- So-solo... solo pensaba... en que... queria sentirte cerca... – murmuro desviando la mirada hacia un lado y con las mejillas sonrojadas.

Otro puño se estrelló en el locker, obligándolo por instinto a cerrar los ojos otra vez.

Pasaron algunos segundos en los que no se atrevio a abrirlos, esperando paciente y resignado el momento en que el puño de Sakuragui chocará con su cara, pero este no llegó. Cuando se atrevio a abrirlo, pues escucho el ruido de la perilla de la puerta al girar, vio como el pelirrojo salía por ésta.

Barrió el camarin con la vista comprobando que las cosas de Sakuragui ya no estaban. Se habia ido. Y sin darle una respuesta.

O a lo mejor, el silencio con el que se marcho era la respuesta que le daba y que él no queria recibir. El rechazo.

Apegó su espalda a los lockers y dejándose caer lentamente hasta estar sentado en el suelo, cubrió su cabeza con sus manos. Lo habia hechado todo a perder.

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Alguien llamaba insistentemente a la puerta, para cuando esta fue abierta, su cuello fue apresado en un abrazo y alguien se dejo caer en su pecho.

- Perdóname... – era el susurro repetido por aquel cuerpo tembloroso y sollozante que ahora descansaba en su regazo. Ambos estaban sentados en el recibidor del departamento.

- Yo...

- Shhh!... solo perdoname – sus labios fueron apresados por unos largos dedos, pero de manera delicada. Él no sabia que hacer, pero llevado por una fuerza mayor y desconocida, asintió levemente con la cabeza.

En pocos segundos sus labios fueron apresados por otros. Ansiosos y desesperados succionaban los suyos. Él pudo sentir que realmente se esforzaba en ser perdonado. Pronto el beso se volvio acompasado, lento, casi en un rose tortuoso. Un gemido no pudo evitar escapar, y una lengua humeda y caliente le invadio. Su nuca fue asiada empujando en contra para hacer mas profunda la caricia. La saliva se mesclaba con el sabor salado de las lágrimas de su amante.

Pronto sus labios fueron abandonados, siendo su cuello el atendido, por instinto arqueo su cuello para dar mayor cabida al placer de esa caricia, al tiempo que soltaba un nuevo gemido y ambos se recostaban en el piso. Unas manos frias y suaves se hundieron bajo su camiseta, encontrando con prontitud sus tetillas, las cuales se erectaron como por arte de magia, al ser pelliscadas y rosadas en circulos insinuantes.

Él enredó sus manos en la cabellera de su amante, jalándole algunos mechones cuando éste le mordió el lobulo de la oreja.
Pronto la ropa estorbo, pero con lentitud torturante esta fue arrancada de él. Un beso, lámida o succión fue depositado a cada centimetro de piel descubierta, dejandola trémula y expectante a mas placer.

Otro gemido, pero mas profundo y gutural, le fue arrancado, cuando una de esas manos acaricio su sexo a través de la tela de su boxer. Inmediatamente la tela fue arrancada, dejando su erección libre, erguida y un poco aliviada del dolor.

Aquellos labios bajaron por su torax, acercándose libidinosamente a su ingle, inconscientemente su cadera se alzo para sentir mejor. El interior de sus muslos tambien fueron acariciados, no pudiendo evitar un gruñido, pues quien realmente necesitaba atención era su miembro. Su amante cayó en la indirecta pues inmediatamente esa boca le envolvio en toda su extensión.

Otro jalón de cabellos, acompañado de un quejido soberbio, arqueando su espalda casi hasta el limite.

Su cadera comenzo a moverla al ritmo impuesto por su amante...

- Ah! ah! me correré... ah! ah! mmmm! Fssss!- trató de avisar, pero - AAAAAHHHHH!!

Toda su semilla exploto en la boca de su amante.

Él ruborizado, con los ojos velados por la pasion, pudo distinguir con verguenza como la cara de su amante estaba embadurnada de su semen.

- Lo siento... – murmuro entrecortado, al tiempo que son su mano despejaba un poco de tan lechosa sustancia.

- Es deliciosa... – insinuo el otro, mientras con su lengua se limpiaba la comisura de sus labios.

- Eres hermoso... –

- Tú eres hermoso, Hanamichi...

Sus ojos se abrieron de golpe al tiempo que se incorporaba de la cama. Su corazon latia a mil por hora, tuvo que sostener con una mano su pecho para que éste no se arrancara.
Como pudo regularizo y calmo su respiracion agitada.
Cuando ya mas tranquilo, e inspeccionando el lugar donde estaba, cayendo en cuenta de estar en su habitación, se dejo caer en su cama, se dio de golpe con la realidad. Una mancha en medio de sus sabanas y una dolorosa pulsación en su entrepierna le dieron cuenta de esto.
Acababa de tener un sueño humedo con Kaede Rukawa.

Notas finales:

Sorpresa! Ya era la hora que le tocará a Hana un sueñito humedo... Sin embargo, que pasará ahora... con la cagadita que se dejo Kae... Ufa! ni yo sé que pasará con estos dos!

 

Un beso a todas y todos... ta ta 


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