Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre Te Amaré por AniBecker

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo XI

Obito se marchó hacia su casa, con un cúmulo de sensaciones en su pecho; por un lado se encontraba feliz de saber que tenía un hijo y que pronto lo conocería, pero por otro, sentía algo extraño con respecto a Kakashi, ya que estaba seguro que, desde aquella noche dejó de verlo como su mejor amigo, aunque también tenía miedo de que el Hatake pensara que quería jugar con sus sentimientos.

Llegó a la casa con la intención de darse un buen baño relajante y pensar en todas las revelaciones que le incumbían a él y a Kakashi. Pero al llegar, se encontró con una escena que no se esperaba.

—¿Se puede saber qué haces? —exclamó al ver como el hijo mayor de su antiguo sensei estaba ultrajando a su querido sobrino—. ¿Cómo has entrado aquí? ¡Aléjate de él ahora mismo!

—Tío —Itachi se giró hacia dónde sentía que provenía la voz del adulto—, tranquilo. Yo le dejé pasar, Deidara no estaba haciendo nada malo.

—¿Nada malo? ¡Estaba besándote! ¡Y en mi propia casa y cara! —no es que estuviera en contra del joven rubio, pero sólo quería ser precavido y estar alerta con todo lo que tuviera que ver con su sobrino, tenía miedo de que volviera a ser lastimado y que él no pudiera evitarlo.

—Obito, juro que no estaba haciéndole nada malo a Itachi. Sólo le traje un libro de braille para que aprendiera leer así.

—Para ti soy Uchiha-san —se cruzó de brazos. El menor de los dos Uchiha se llevó su mano al rostro, no sabía cómo era físicamente su tío, pero desde que llevaba tratándolo, pudo comprobar que era algo infantil.

—Tranquilo tío, en serio. No debes desconfiar de Deidara de esa forma.

—Ni tú confiar tanto en alguien que apenas conoces.

—Yo confié en ti sin conocerte —respondió.

—Pero soy tu tío, es normal, yo no iba a hacerte ningún tipo de daño.

—Aunque seas mi familiar, también podrías hacernos daños a Sasuke o a mí. Tío —le extendió la mano para que el mayor se acercara a él y la tomara—, yo confío en él, en serio —los oscuros ojos de Obito miraron desafiantes a los azules de Deidara, quién no apartó su mirada en absoluto.

—¿Qué es lo que pretendes con Itachi? ¿Vas completamente en serio con él?

—Completamente —respondió con seguridad—. Y entiendo que esté nervioso y a la defensiva con ellos, después de lo que pasó. Pero por nada del mundo le haría daño. Lo protegeré con mi vida, si es necesario —Itachi se sonrojó por las últimas palabras dichas por el Uzumaki.

—Bien, pues si eso es cierto, ahora explícame qué relación tienes con el pelirrojo ese que vimos. Pude notar cómo Itachi no es santo de su devoción y que tú tienes o has tenido algo con él.

—No tengo nada con Sasori. Es cierto que hemos ido algo más que amigos, pero sin ser pareja. Hablaré con él por si acaso no tiene las cosas claras con respecto a él.

—Bien, porque o quiero que ese mocoso intente dañar a mi sobrino por tu culpa. Si quieres tratar con Itachi, tengo unas condiciones —el rubio tragó saliva, pero estaba dispuesto a acatar cualquier condición por tal de estar con Itachi—. Por nada del mundo, quiero que ese pelirrojo esté cerca de él o intente algo en su contra. Tampoco quiero que lo lleves al bar dónde trabajas, tengo mis razones. Por supuesto, cuando lo vengas a visitar no vas a quedarte a solas con él, siempre tiene que ser cuando yo esté presente o Sasuke. Y si quieres salir con él, tiene que ser en compañía de Sasuke.

—¿Qué? Tío, ¿cómo voy a ir con Sasuke a cualquier lado? ¿Dónde queda la intimidad? —protestó el de cabellos largos.

—Por eso mismo, de intimidad nada de nada. ¿Tienes algo que objetar? —lo volvió a mirar desafiante.

—No tengo nada que objetar, acepto las condiciones por tal de poder frecuentar a Itachi.

—Pero Deidara ¾quiso volver a protestar, pero el Uzumaki lo calló.

—No te preocupes, tampoco es para tanto —le sujetó una de sus manos y la besó—. Y aunque hubiera sido condiciones peores, las hubiera aceptado también.

—Bueno, ya ¾los apartó—, ya dije que no quería ningún tipo de carantoñas delante de mí. Además, deberías volver ya a tu casa.

—¡Tío!

—Tu tío tiene razón —besó nuevamente sus manos y después su frente—, mañana paso a visitarte, descansa —el Uchiha menor se sonrojó por el leve contacto y asintió, despidiéndose de su ahora pretendiente.

—Bien —se revolvió los cabellos y se sentó al lado de su sobrino—, ¿estás seguro que él no te obligó a nada? ¿Seguro que quieres salir con él? —le tomó de las manos—. Si te ha obligado a algo o te ha amenazado para que seas su novio yo…

—No me ha obligado a nada, tío. Confía en mí, Dei es bueno, de verdad.

—Espero y así sea, sino se las tendrá que ver conmigo —lo abrazó—. Por cierto, Kakashi me dio un folleto de una escuela para personas invidentes, puedes ir las veces por semanas que quieras, y allí te podrán enseñar a valerte por ti mismo, ¿qué me dices?

—No sé, yo… ¿puede acompañarme Deidara?

—Pero él no pinta nada allí. No te preocupes, yo te acompaño el primer día. Ya verás como allí conocerás a gente que te ayudará, ¿sí?

—Está bien. Entonces, ¿pudiste hablar con Kakashi-san? —Obito se separó de él con una sonrisa. 

—¿Qué crees? ¡Soy padre!

—¿Qué? ¿padre? ¿cómo?

—El niño que vi con Kakashi, efectivamente es mío —dijo con entusiasmo—. Y cuando hable con él sobre mí, me lo presentará.

—Entonces Sasuke y yo tenemos un primito —sonrió—. Es fantástico tío, felicidades. ¿Y cómo se llama?

—No llegué a preguntarle… ¡Arg, qué mal padre soy! Que no le pregunté ni cómo se llamaba… ¿Y si no me quiere? ¿Y si no quiere conocerme? ¿Y si piensa que lo abandoné?

—Tranquilo, fue la emoción del momento. Ya verás cómo sí te quiere, dudo mucho que piense que lo abandonaste, Kakashi-san le habrá contado que te encontrabas trabajando lejos o algo —lo animó.

—Eso espero. Porque quiero estar cerca de mi hijo y de Kakashi. Aunque con él la relación es más complicada.

—Poco a poco, si ambos se aman, cuando todo lo pasado entre ustedes haya quedado hablado correctamente, puede ser que acaben juntos. Sólo espero que respetes, sea lo que sea, la decisión de Kakashi-san —Obito soltó un largo suspiro antes de responder.

—Está bien —se abrazaron mientras sonreían levemente.

.

.

A la mañana siguiente, Sasuke, con su oscura mirada iba analizando a cuan chico que se le cruzaba en el instituto, buscando a uno que tuviera las características de cabello viola y ojos del mismo color.

Su búsqueda fue en vano, incluso fue hasta su clase sin éxito, ya que le dijeron que no había asistido a clases. Aprovechando que no había entrenamiento del club, se despidió rápidamente de Naruto, que no le dio tiempo de pararlo por encontrarse hablando con su hermano, y volvió a ir camino al bar Akatsuki para intentar encontrar a Hidan.

Cuando estaba unas calles cercanas al bar, una mano lo metió con fuerza hacia un callejón, tirándolo contra una pared, golpeándose la espalda en el proceso.

—¿Qué mierdas te pasa? —rugió molesto por el golpe y por la forma de tratarlo.

—Vaya, vaya. Así que tú eres el hermanito pequeño… —lo observó de arriba abajo—. Veo que viene de familia la ricura —se acercó a él, acorralándolo—. Me han dicho por ahí que me andabas buscando, ¿qué es lo que quieres?

—Así que eres tú Hidan, el maldito desgraciado —su furia se incrementó al saber que tenía delante al culpable del mal de su hermano. Sacando fuerza, lo empujó solamente un poco, ya que se notaba más fuerte y corpulento que él—. Sí, te estaba buscando para darte primero la paliza de tu vida, después mandarte al hospital medio muerto, y por último a la cárcel por haber violado a mi hermano.

Sabía pelear, no era la primera vez que se molía a golpes con alguien, pero la diferencia de estatura, fuerza y corpulencia hacía mucho, por lo que sus puñetazos apenas le hacían cosquillas al de cabellos violáceos que, aguantando dichos golpes, sonreía maliciosamente.

—Pequeñito pero matón —aunque apenas le hiciera daño, estaba ya cansado de recibir golpes, por lo que lo tomó del cuello y volvió a estamparlo contra la pared—. Me pregunto si serás igual de delicioso que tu hermanito.

—¡Puto desgraciado, te voy a matar! —empezó a forcejear, queriendo partirle la cara a ese mal nacido que tenía enfrente, y hacerle pagar por todo lo que le hizo a Itachi. Pero lo único que consiguió fue enfurecer a su atacante.

—Quédate quietecito, ni tu hermanito forcejeó tanto —más que miedo, le dio asco al sentir cómo le lamía el cuello y le desabrochaba la camisa del uniforme—. Hubiera preferido en otro lugar, aquí me expongo a que me vean, pero tú lo has querido así.

Una vez la camiseta abierta, lo quiso subir hasta su altura apoyado contra la pared.

—¡Que me dejes hijo de puta! ¡Te voy a matar! —un fuerte golpe en la entrepierna le hizo que lo soltara y cayera al suelo de rodillas, adolorido.

—¡El que te va a matar voy a ser yo por lo que acabas de hacerme! —con más fuerza, lo volvió a coger del cuello, pero no consiguió su propósito, porque otro golpe le fue propinado.

—¿Quién va a matar a quién? —dijo una voz detrás de él—. Suelta a Sasuke ahora mismo, hijo de puta —Naruto, junto a Deidara, habían seguido al azabache, al notarlo tan extraño y deseoso de irse rápidamente. El menor de los Uzumaki golpeó fuertemente al mayor, tirándolo al suelo—. No permitiré que le hagas nada a Sasuke y salgas ileso, cabrón. 

—Sabía que habías sido tú el que le hizo eso a Itachi, y encima tienes la desfachatez de querer forzar también a su hermano, te voy a mandar derecho al hospital —Deidara, completamente enfurecido, le dio un puñetazo tras otro en la cara. Hidan, tumbado en el suelo con el rubio encima de él golpeándolo, no podía esquivar los puños.

—¿Te encuentras bien? —preguntó el Uzumaki menor colocándole bien la camisa a la vez que lo revisaba—. ¿Te ha llegado a hacer algo?

—No —respondió, temblando. Pero aún así, trató de levantarse.

—¿A dónde vas?

—A cargármelo. Fue él quién violó a Itachi, de rositas no se va a ir, quiero vengar a mi hermano —la mano del rubio lo paró.

—Yo también quiero partirle la cara a ese cabrón por haberte ni tan siquiera tocado un sólo cabello, pero déjalo, Dei-Nii le está dando su merecido. Entiendo que quieres matarlo para vengar a tu hermano, pero quién más ganas tiene de hacerlo pagar, es Deidara. ¡Dei-Nii, ya! Lo vas a matar y te vas a meter en problemas, vámonos, Sasuke necesita llegar a su casa.

A regañadientes, dejó de golpear a Hidan, que se encontraba con todo el rostro sangrando y amoratado y, junto con su hermano, fueron a dejar al azabache a salvo en su casa.

—¿Qué demonios? ¡Sasuke! —se alarmó Obito al ver llegar a su sobrino—. ¿Qué demonios te ha pasado? ¿Quién te ha hecho esto? —con cuidado, Naruto dejó al Uchiha menor en el sofá, junto a su hermano que, preocupado no sabía qué era lo que estaba pasando.

—¿Sasuke? —extendió sus manos tratando de alcanzarlo y abrazarlo, por lo que Naruto le guio en sus manos para que lo abrazara.

—Tranquilo, no le pasó nada.

—¿Qué fue lo que pasó? Explicarme ahora mismo —demandó el adulto.

—Fue a enfrentar a Hidan, pero terminó siendo atacado por él ¾empezó a explicar Deidara.

—¿Qué? ¿Le ha hecho algo?

—Estoy bien, no ha conseguido nada. Además, han llegado Naruto y Deidara.

—Sasuke, lo que has hecho te ha podido costar muy caro, Hidan es peligroso —regañó a su menor.

—Tranquilo —habló el Uzumaki menor—, Dei-Nii le ha dado la paliza de su vida, a ese desgraciado se levan a quitar las ganas de volver a atacar a nadie.

—Pero aún así hay que denunciarlo, no se puede quedar así. Itachi, sabemos que fue Hidan quién te atacó, y ahora ha estado a punto de hacerle lo mismo a tu hermano, tienes que denunciarlo —dijo Deidara seriamente—. ¿O quieres que tome represalias y vuelva a atacarlo?

—Exacto, por supuesto no voy a permitir que ataquen a mis sobrinos y el desgraciado se vaya de rositas. Se va a pudrir en la cárcel —Deidara se acercó a Itachi.

—Si no te atrevías a denunciarlo porque te amenazó seguro con hacerle algo a Sasuke, ha estado a punto de hacerle algo, así que, con más razón ahora ya sí debes denunciarle.

—Yo… yo tengo su testimonio —sacó del bolsillo de su pantalón su móvil, que aún seguía en grabadora—. Cuando iba para buscarle, encendí la grabadora del teléfono para tener las pruebas necesarias.

—¡Eres un genio, Sasuke! —exclamó Naruto.

—Itachi —se dirigió Obito al mayor de los hermanos Uchiha—, vamos a denunciarle ahora mismo.

El mencionado agachó su cabeza, y acarició el brazo de su menor. Quería proteger a su hermano, y al final estuvo a punto de que le pasara lo mismo que él.

—Está bien, vamos —todos los presentes asintieron.

Itachi dio su testimonio de lo que le hizo en aquella ocasión, Sasuke también explicó lo ocurrido con él y entregó la grabación, al igual que Obito mostró la historia clínica del caso de su sobrino y las consecuencias que le contrajo aquel acto, y Naruto y Deidara también dieron su testimonio de cómo salvaron a Sasuke de lo que le podría haber ocurrido.

Ya estaba hecho. Por fin, Hidan había sido denunciado, y ahora, iba a ser buscado por la policía y tomarle declaración, pero con las pruebas que había, su estancia en la cárcel —después de pasar por el hospital por como lo dejó Deidara— no se la quitaría nadie.

O eso pensaron, ya que, al tratarse del hijo de un político, no iba a permitir tal revuelo ni escándalo, por lo que supo cubrir bien todo llevándose a su hijo fuera del país para que no pudieran detenerlo.

Fue demasiado frustrante, por no decir que, aunque no se encontrara en el país, no estaba pagando su castigo con la cárcel.

.

.

Una vez pasado el susto, y todo lo relativo a la denuncia y el juicio pendiente que no se llegó a celebrar, Obito junto con Itachi fueron a la escuela diurna para invidentes, dónde los atendió la directora del centro y les fue enseñando y explicando qué era lo que hacían allí.

Obito estaba contento con la decisión de llevarlo allí algunas horas al día, no quería que estuviera siempre en la casa encerrado y quería que aprendiera a valerse por sí mismo, a saber guiarse fácilmente con su bastón, a leer en braille, a hacer por propia cuenta las cosas cotidianas de la vida, y sobre todo, a relacionarse con más personas que también se encontraban cómo él.

La directora los dejó un momento en los jardines mientras atendía una llamada, cuando alguien se les acercó e interrumpió la conversación que tío y sobrino estaban teniendo.

—¡Itachi-san, qué alegría verte! —el de cabellos largos oyó una voz animada detrás suya, que reconoció al instante.

—¿Kisame? —el otro afirmó sonriente—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Mi madre es la dueña de esta escuela, vengo a ayudarla algunas tardes. ¡Qué sorpresa! Me encantará verte seguido por aquí.

El de extraña apariencia se presentó al Uchiha mayor, que lo miraba desafiante, pero cuando supo que él era quién trataba de acercarse a Itachi con intención de ayudarle, dejó a un lado su defensiva. Ahí se enteró por qué dejó de trabajar en el bar, debido a su ceguera, aunque por obvias razones no se le contó el motivo. Se veía un buen muchacho. Pero, lo que no pasó desapercibido por él, es que se podía notar que le llamaba la atención su sobrino. Y no pudo evitar pensar en que ¿Deidara tendría competencia? 

 

Notas finales:

Es algo cortito en comparación a como hago los capítulos, pero quería publicar pronto y no cargar el capítulo con otras cosas que vendrían más adelante. 

Gracias por leer :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).