Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre Te Amaré por AniBecker

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

 

Entró a la habitación, asustando y sobresaltando a la persona en su interior. Una sonrisa de soslayo se dibujó en su rostro, a la vez que soltaba su mochila en el suelo y se quitaba la capucha.

—¿Qué es lo que estás haciendo aquí? Se supone que tú estabas fuera del país.

—Cambia esa cara, cualquiera diría que no te alegras de verme —con zapatos incluidos, se sentó primero en la cama, para después tumbarse, manchando la pulcra colcha de restos de barro—. Se me acabó el dinero, y mi padre ya no me pasa nada más, así que en algún lado tendré que quedarme.

—¿Qué? ¿Aquí? ¡De eso nada! Vete ahora mismo de mi casa, Hidan. Yo no quiero relacionarme con delincuentes.

—¿Delincuentes? —se levantó molesto, arrinconando al pelirrojo entre su fuerte cuerpo y la pared—. No me vengas ahora con moralidad, cuando tú estuviste de acuerdo y hasta me alentaste a que hiciera lo que quisiera por tal de dejarte el campo libre con el rubiales.

—De igual forma no conseguimos ninguno de los dos nuestro propósito, así que no tenemos nada qué ver tú y yo —lo empujó para zafarse de sentirse arrinconado, pero lo que consiguió es que el de cabellos violáceos lo tomara del cuello—. Si quieres conseguir algo con el ciego pobretón, es tu problema, no el mío.

—¿Quién dice que quiero algo con él? Por favor, desde el momento que conseguí lo que quería, perdió todo tipo de encanto. Además, no quiero que mi libertad se acabe, ese desgraciado al final me denunció.

—Y bien merecido te lo tenías.

—No estás en posición de ser engreído conmigo —apretó un poco más su agarre, haciendo que Sasori llevase sus manos sobre las que le estaban empezando a privar de oxígeno—. Por eso te digo que necesito tu ayuda. Me voy a quedar en tu casa, te guste o no, y sin que tus padres lo sepan, ¿te queda claro? Y tú no te vas a oponer, haciendo todo lo que yo te diga. 

—¿Qué te crees, que soy una marioneta que puedes manejar a tu antojo?

—Qué irónico, ¿no? ¿No eras tú usar a la gente como marionetas? ¿Qué se siente ser una de ellas ahora? Te recuerdo que yo me cobro todo, y a eso mismo he venido. No tengo dinero, no tengo dónde quedarme, así que tú me vas a dar asilo.

—Mis padres no lo van a permitir —habló con dificultad—. ¿Te crees que no se darán cuenta de que estás aquí?

—Por eso mismo, no se pueden enterar. Averíguatelas como quieras, pero yo me quedo aquí —por fin, soltó el agarre, haciendo que Sasori tosiera recobrando el aire, llevándose la mano a su garganta adolorida—. Me debes muchas, así que es lo que hay.

—Tú también me debes cosas a mí, te cubrí con el director por lo que hiciste, te cubrí en el bar con los demás —no terminó de hablar porque fue callado por una cachetada.

—¡Cállate! ¿Y qué me debes tú? Conseguí que el rubiales se creyera tus mentiras, te conseguí que no se acercara al Uchiha, y en ningún momento le dije que lo estabas engañando conmigo.

—No le dijiste nada porque te convenía a ti también. Y muy bien no lo hiciste porque Deidara está con el pobretón saliendo —exclamó con enojo.

—Que no sepas retenerlo no es mi problema —lo miró de arriba abajo con prepotencia—, que mira que te ganara un ciego… así de inútil tienes que ser.

—¿Sasori-sama, todo bien? —unos golpecitos en la puerta y una pregunta detrás de ésta, los sobresaltó—. ¿Alguien se coló en su habitación? ¿Quiere que llame a seguridad?

—Más te vale no delatarme, por tu propio bien —le amenazó susurrándole.

—Eh… sí, estoy bien, sólo estaba hablando por videollamada con un compañero, no te preocupes.

—Pídele que te traiga algo de comer, me muero de hambre.

—¿Puedes traerme algo para comer?

—Pero la comida es dentro de una hora, señorito. Su padre se enojará si no baja a cenar con él y no come a sus horas.

—Tranquila, prometo bajar a comer con mis padres, ahora tráeme algo, por favor —pidió.

—Como usted diga. En seguida le traigo lo que necesita —no muy convencida, la mujer se alejó por el pasillo de la mansión.

—Así me gusta —se volvió a tumbar en la cama, pero esta vez, quitándose los zapatos—. Por cierto, para que veas que soy bueno, por dejarme quedarme y hacerme algún que otro favorcillo, te doy ideas para conseguir de nuevo al rubiales.

Sasori se dejó apoyar en la puerta de roble de su habitación. Se había metido en un buen problema, Hidan había conseguido lo que quería, ahora poder manejarlo a su antojo. Aunque…no iba a dejarse amenazar por él, más bien… ya que tenía que aguantarlo viviendo en su habitación, al menos intentaría sacar provecho de ello.

Aún no se había rendido con respecto a Deidara, y antes de terminar el curso, conseguiría que volviera con él, aunque fuera lo último que hiciera.

.

.

.

Los meses fueron pasando, y con ello las relaciones de los hermanos Uchiha.

Naruto y Sasuke seguían modelando para Kushina Uzumaki que, tratándose también de su querido hijo y yerno, no podía evitar ponerlos a modelar en más de una ocasión con poca ropa y en situaciones algo comprometidas, para deleite del rubio y su madre, mientras que un poco vergonzosas para el azabache que al tener ya confianza con la pelirroja, no dudaba en manifestar su descontento, pero sus pequeñas quejas eran omitidas por la alegre mujer.

Itachi y Deidara avanzaban sin altibajos, ambos se sentían muy felices y enamorados, aún con más de una cara de pocos amigos de Sasori, pero ni si quiera él podía ya separarlos.

En más de una ocasión, el rubio se había llegado a molestar sintiendo celos cuando se enteró de que su querido Itachi asistía a la escuela para invidentes dónde la madre de Kisame y justamente éste iba muy seguido y conversaba mucho con el mayor.

Con la sinceridad por delante, el Hoshigaki le llegó a confesar que desde la primera vez que lo vio, le llamó la atención, y que llegó a plantearse conquistarlo, pero era un justo competidor y aceptó su derrota antes de empezar a luchar, por lo que se mantuvo al margen, pero dejando muy claro que, si en la más mínima el Uzumaki se equivocaba en su relación, no iba a dudar en estar ahí para consolar a Itachi.

Por otra parte, Obito había conseguido que Kakashi le aceptara y perdonara. Aunque no le resultó fácil ya que, después de aquel beso, le costó que el de cabellos grisáceos le terminara por abrir su corazón y le dejase amar. Ese miedo e inseguridad que sentía el Hatake fueron por fin disueltos por las verdaderas y sinceras intenciones del Uchiha.

No llevaban ya únicamente varios meses saliendo y viviendo juntos, sino también que en los siguientes, serían padres por segunda vez.

Cuando Obito se enteró, no cabía toda la felicidad que sentía en su pecho. Y qué decir del pequeño Tobi-chan, que se alegró enormemente de saber que pronto iba a ser proclamado el hermano mayor.

Pero los dolores de cabeza aun así para Kakashi no se disipaban, ya que ahora más que nunca, su pareja era un obsesivo insistente en saber de su salud y seguridad, hasta consiguiendo sacar más de una vez de quicio al doncel, que rara vez alguien conseguía agotarle la paciencia.

Por fin, también llegó el final del curso y con él, el final como estudiante de preparatoria para Deidara. Le había costado lo suyo, incluso Itachi en más de una ocasión le ayudaba a estudiar, ya que él era muy bueno memorizando y sabía cuando el rubio se equivocaba al dictarle la lección.

Por no decir que incluso Itachi pudo estudiar. No sólo alentado por Kakashi, sino apoyado también por todo el resto de su familia y pareja, se animó a impartir clases en la escuela de la madre de Kisame para poder sacarse el titulado de secundaria.

No podía negar que le tuvo algo de dificultad debido a su invidencia, pero demostró lo inteligente que era y lo fuerte que podía ser consiguiéndolo. Su próxima meta ahora, era sacarse también el de la preparatoria para poder aspirar a realizar una carrera universitaria.

.

—¿Seguro que está bien que asista? —cuestionó por cuarta vez consecutiva el Uzumaki.

—Ya te he dicho que sí —sonrió levemente levantándose y yendo hasta él, para comprobar que la chaqueta de su traje se encontrara en perfecto estado, al igual que la corbata—. No todos los días te gradúas. Dejarás de ser un estudiante de preparatoria para ser uno universitario.

—Sí, pero tampoco quiero irme a esa fiesta de graduación sin ti —hizo un tierno puchero—. ¿Por qué no me acompañas, aunque sea un ratito?

—No, no es mi graduación, eso es un momento únicamente para los graduados. Disfruta tu último día de preparatoria —pasó sus manos cerciorándose de que todo en él estuviera correcto—. Aún no me has dicho qué carrera quieres estudiar, ¿administración de empresas para poder llevar en un futuro el instituto cuando tu padre se jubile?

—Aún no me decido qué es lo que quiero estudiar, pero lo que tengo claro es que no pienso hacerme cargo del instituto, no me gusta —confesó—, ya pensaré en alguna otra más acorde conmigo, todavía me queda mes y medio para poder decidirme —una risilla por parte del Uchiha resonó.

—Eso ha sonado tan tú. Venga, llegarás tarde —lo acompañó hasta la puerta—. Pásalo bien.

—Mañana por la mañana te llamo sin falta —lo besó varias veces, desde sus labios, hasta cualquier parte de su rostro.

—Eso si consigues despertarte después de la fiesta —volvió a sonreír—. Ten cuidado, no vayas a consumir nada raro.

—Que sí papá, soy grande ya para eso —dijo con burla—. Te amo —lo volvió a besar para despedirse y marcharse a su fiesta de graduación.

—¿A dónde va el rubiales así de arreglado? —la voz de Sasuke resonó en el pasillo de la casa.

—Va a su fiesta de graduación.

—¿Y lo dejas ir solo? —alzó una de sus cejas.

—Claro, es su fiesta, va con los amigos de su clase, yo no pinto nada allí. ¿Qué tiene de malo que vaya solo?

—Pues que si fuera el Usuratonkachi, yo no lo dejaría —Itachi frunció sus labios—. ¿Tobo bien? Hasta tú te estás arrepintiendo de haberlo dejado ir solo.

—Deja de decir tonterías, Sasuke —caminó de largo hacia su habitación, topándose con el pequeño Tobi-chan.

—Ita-chan, ¿quieres jugar conmigo? —se acercó a él tomándolo de la mano.

—En otra ocasión, ¿sí? Me siento algo cansado y voy a recostarme un poco —le revolvió los cabellos—. Pórtate bien, dile a Sasuke que juegue contigo.

—Él nunca quiere jugar conmigo —infló sus cachetes. El menor de los hermanos chistó molesto e ignoró las quejas sobre él del pequeño y también se fue a su habitación.

.

.

.

Recordaba vagamente que antes le dolía también la cabeza, pero ahora el dolor se le estaba agravando.

Cansado ya de dicho dolor, decidió cambiarse de posición en la cama, haciendo así que la luz que entraba por la ventana le diera en plena cara, deslumbrándolo y molestándole.

—Esa maldita ventana… que alguien corra las cortinas… —protestó metiendo su cabeza debajo de la almohada.

—Cállate y déjame dormir, me duele la cabeza —protestó su acompañante tapándose con la sábana. Al oír esa voz, terminó de despertar completamente, importándole bien poco el dolor de cabeza que padecía.

—¿Qué mierdas? ¿Qué haces tú aquí?

—Que no grites, joder —se incorporó mejor en la cama. Los ojos azules recorrieron el cuerpo del chico y el suyo propio, comprobando que se encontraban desnudos. Trató de tirar de la fina sábana para cubrirse mejor, pero el pelirrojo tiró más fuerte cubriéndose él, por lo que tomó una almohada para al menos cubrirse su vergüenza.

—¿Qué fue lo que pasó? —Sasori hizo una mueca de disgusto.

—No hay que ser muy inteligentes para figurarse lo que pasó.

—Esto… no… esto no puede estar pasando —se pasó las manos por su cabeza con desesperación—. Yo no quería que esto pasara, no.

—Para no querer, bien que anoche te me pegabas y te ponías meloso.

—Esto no debería haber pasado, si pasó es porque estaba muy borracho.

—Borracho o no, te acostaste conmigo —aseguró ofendido.

—Ya sé, ya sé… —se sentía una completa mierda de persona, había traicionado a Itachi con Sasori, precisamente con Sasori. ¿Con qué cara iba a volverlo a mirar? ¿Con qué cara se lo iba a contar? ¿Por qué tuvo que ser estúpido y beber?

—Esto no ha pasado —se levantó con decisión y fue buscando por el suelo su ropa para colocársela como podía—. Que te quede claro, entre tú y yo no hay ni volverá a pasar nada. Yo amo a Itachi y lo que ha pasado ha sido un completo error. Por suerte no voy a tener que volver a verte nunca más —dijo saliendo de la habitación del hotel dónde se había celebrado la fiesta de graduación.

Sasori no podía evitar sentirse dolido y ofendido. Él no era ningún error, porque él no fue el único culpable de lo que pasó esa noche. Dobló sus piernas para poderlas abrazarlas contra su pecho.

.

.

Caminó lentamente por la calle, chocándose con algún que otro transeúnte, pareciendo un completo zombi, con su ropa completamente desarreglada, su cabello despeinado y unas ojeras bajo sus ojos.

Decidió decirle la verdad, con ocultarle lo que pasó le haría más daño, por lo que se encaminó hasta su casa.

Llegó caminando hasta la casa donde vivían los Uchiha, y se quedó unos segundos sin doblar la calle, apoyado sobre el muro de piedra mientras sacaba su teléfono y observaba la pantalla bloqueada de éste, como si el negro del bloqueo fuera lo más interesante del mundo, o le pudiera decir qué era lo que tenía qué hacer.

—Venga, vamos —la voz autoritaria del cabeza de familia lo sacó de sus pensamientos, viendo como Itachi junto con su tío salían de la casa y se dirigían hacia el auto.

—Itachi —lo llamó acercándose lentamente.

—¿Deidara? ¿Qué haces aquí tan temprano? —cuestionó con extrañeza—. ¿Es que ahora vienes de la fiesta? ¿Te lo pasaste bien?

—Eh… no mucho, aunque al final se me hizo un poco tarde —tartamudeó, cosa que no pasó desapercibida por parte del adulto—. Quería comentarte algo, ¿puedo hablar contigo un momento?

—¿Sobre qué? —dijo con curiosidad. Sentía a su pareja un poco extraña.

—Itachi, se nos hace tarde, Tsunade-sama nos está esperando —metió prisa Obito.

—¿Con mi abuela? ¿Te encuentras mal? 

—No, sólo llamó para decirnos que quiere hablar con nosotros con respecto a mi visión.

—Entonces voy contigo.

—¿Con esas fachas? —arqueó una ceja el Uchiha mayor.

—Sí, Dei, no has dormido nada, vete a casa a descansar. Después en la tarde te marco a tu casa y te cuento.

—No, yo quiero estar presente en todo lo que mi abuela tenga que decirte —insistió.

—Está bien —no le quedó de otra que al mayor aceptar que el Uzumaki se les uniera.

Una vez en la consulta de Tsunade, la doctora empezó a contar el motivo por el que habían sido citado.

—Seré clara —soltó los informes sobre su escritorio y se apoyó sus brazos sobre la firme madera—; estos últimos estudios han dado resultados más favorables.

—¿Eso quiere decir que está recobrando la vista? —interrumpió Deidara, impacientando a la doctora.

—Cállate y no me interrumpas —le dedicó una severa mirada —. No es que esté recobrando la vista, pero sí ha habido una mejoría con respecto al coágulo que, aunque con la medicación no hemos podido deshacerlo completamente, sí hemos conseguido reducirlo a tal grado de poder intervenirlo.

—¿Me van a tener que operar?

—Así es —se acomodó en su gran sillón de cuero negro—. Con la cirugía tenemos un 70% de probabilidades de que recobre la visión al extirparlo.

—¡Eso es magnífico, Itachi! —lo abrazó con emoción, aunque el de cabello largo no estaba muy convencido con ello.

—Pero entonces, si me opero no tendré la certeza de poder ver —Obito tomó los informes que la rubia le extendió y los leyó al detalle.

—Sí, es cierto que esa probabilidad negativa está ahí, pero también hay más de la mitad del éxito.

—¿Y cuándo podría programarse la cirugía? —habló el Uchiha mayor—. Con estos resultados y después de realizarle las pruebas para la cirugía, se puede programar pronto.

—Efectivamente. Por eso mismo pensé en programarla en dos meses.

—Me parece bien —secundó el varón.

—Yo… no quiero… —susurró Itachi apretando sus manos entre sí.

—¿Qué? ¿Por qué no quieres?

—No quiero ilusionarme, no quiero someterme a una operación sin tener la certeza de que recobre la vista.

—¡Pero hay más probabilidad de éxito que de fracaso!  Exclamó algo molesto el Uzumaki. Si no te operas es cuando te quedarás así siempre. ¿Eso es lo que quieres?

—Piénsatelo, Itachi-kun. Analiza luego si quieres la situación con tu tío en casa con calma y toma una decisión. Con esta cirugía, podrías recobrar la visión, si no te operas, nunca la recobrarás, porque el coágulo sigue ahí, al igual que los dolores de cabeza, y por más medicación que tomes no desaparecerán.

—Está bien… me operaré —dijo finalmente, aunque no completamente convencido ni seguro.

—¿Estás seguro de esta decisión? Lo mejor es que te realices la intervención, pero puedes pensarlo con calma y mañana darme una respuesta.

—Sé que mañana soy capaz de decir que no, así que mejor respondo ahora que sí.

—Si esa es tu decisión, prepararemos los análisis y pruebas necesarias para poder realizarla lo más pronto posible. Creo yo que en dos meses sería perfecto. ¿Qué piensas tú, Uchiha?

—Usted es la doctora que lleva su caso —sonrió Obito—, pero estoy completamente de acuerdo con usted.

—Bien, ahora en estos dos meses no te alteres y procura evitar situaciones de estrés, ahora debes estar calmado para evitar complicaciones adicionales, ¿de acuerdo?

—Está bien.

—Gracias por todo, doctora —le estrechó la mano.

—Es mi trabajo —sonrió—, eso lo sabes tú también. Nos vemos la semana que viene, Itachi-kun —el nombrado hizo una reverencia y salió de la consulta junto a los dos varones.

—¿Qué es lo que querías decirme antes? —recordó el de cabello largo que notó algo extraño a su pareja.

—No te preocupes, hablaremos en otro momento. Era para que me asesoraras en tomar una decisión de qué carrera tomar —mintió con un nudo en su garganta. No quería mentirle, no quería ocultarle nada, se moría por decírselo por mucho daño que le llegara a hacer, ya que, tal y como había dicho su abuela, en estos dos meses no debía alterarse ni tener situaciones de estrés, quería evitar que llegara a afectar o tener complicaciones para la cirugía, por lo que decidió callar, al menos, de momento.

.

.

.

Pasó un mes con total tranquilidad, e Itachi no se quitaba de la cabeza que sentía extraño a Deidara. Quería atribuirlo a que, por más que había pensado una y otra vez, no sentía atracción ni se decidía por alguna carrera universitaria.

Le dijo que, como a él le gustaba el arte, que estudiara algo relacionado con eso, pero decía que últimamente estaba perdiendo interés en él, otra cosa más que hacía activarle en su cabeza que algo no andaba bien.

Un día, el pequeño Tobi-chan, completamente ilusionado, quiso acompañarle a la escuela de invidentes, Obito tenía una importante entrevista de trabajo en otra ciudad, mientras Kakashi tenía junta de profesores para las notas finales de los estudiantes de primer año, y Sasuke tenía un partido de básket, por lo que Itachi se ofreció a que el pequeño lo acompañara a su escuela, no habría problema que fuera y allí estaría vigilado.

Kisame reía con la carita de frustración que ponía el infante, que trataba de tomar de la mano del Hosigaki una pelota que le había quitado mientras jugaban.

—Itachi-kun —llegó hasta ellos la directora del centro—, tienes una llamada de teléfono.

—¿Yo? Será de Kakashi-san o de mi tío, preguntando por Tobi-chan —se figuró que ambos padres querían saber que su pequeño estuviera bien y se estuviera comportando correctamente.

—No, se trata de tu doctora, quería hablar contigo de algo importante.

—¿Conmigo? —dijo extraño, ya que si se trataba de algo con respecto a su visión, llamaba a su tío para que lo acompañara—. Gracias.

Con extrañeza, fue hasta el despacho de la madre de Kisame, donde atención la llamada.

—¿Todo bien, Itachi-san? —cuestionó al ver salir a su amigo.

—Era Tsunade-sama, quiere hablar conmigo personalmente, es extraño. Quiere que vaya a su consulta.

—Querrá contante con respecto a la operación, es dentro de un mes ya.

—Pero me resulta extraño, pero iré ahora como me ha pedido.

—Kisame —habló la mujer—, acompaña a Itachi-kun para que no vaya solo.

—No se preocupe, con que me pidan un taxi, me vale —dijo con educación—, no es la primera vez que salgo solo a la calle, y además está conmigo Tobi-chan.

—Pero yo… no me supone ningún problema, en serio, Itachi-san.

—Está bien, te acepto que me acerques al hospital, pero como no sé cuanto tarde la consulta, no hace falta que me acompañes, no quiero quitarte tu tiempo —iba a decirle que no le suponía tampoco ningún problema esperarle todo lo que hiciera falta, pero su madre le hizo entender que la consulta era privada, y que él no debía encontrarse allí cuando le contara lo que le tuviera que contar, por lo que solo lo acercó hasta el hospital.

—Qué bueno que viniste pronto, pasa Itachi-kun —también saludó al pequeño Tobi-chan, que le pidió a su asistente Shizune que lo cuidara mientras hablaba con el Uchiha.

—¿Qué es lo que tenía que decirme? Si va a contarme algo sobre la operación, era mejor que mi tío me hubiera acompañado, ya que él entenderá todo mejor que yo.

—No te preocupes, lo que tengo que decirte, es algo que no tiene que ver con tu cirugía.

—¿Y de qué se trata entonces?

—Verás… te realizamos los estudios para saber que todo estuviera acorde para realizarte la cirugía, pero me sorprendió los resultados, y ya que se trata de algo personal, quería lo supieras tú primero, y ya fueras tú, el que se lo comentara a los demás.

—¿Qué quiere decir? —empezó a impacientarse y preocuparse.

—Tus análisis de sangre dieron positivo en embarazo.

—¿Qué? ¿Me está diciendo que yo…que yo… estoy embarazado?

—Así es, tienes seis semanas. ¿No te esperabas algo así?

—No, claro que no.

—Me lo imaginé, por eso decidí llamarte a ti primero. Tu tío lo tiene que saberlo, ya que por obvias razones ahora la cirugía se tiene que posponer, y cuando se le diga y vea los resultados, sabrá la razón —le tomó su mano para tratar de tranquilizarlo—. Lo que quiero, es que seas tú el que se lo cuente a tu familia, y no se enteraran a la misma vez que tú.

—Pero… yo… yo no buscaba que pasara… ¿qué voy a hacer estando así? No podré ni tan si quiera cuidarlo.

—Tranquilo, ahora te parece un mundo, es normal, te ha tenido por sorpresa. Pero después del embarazo podemos realizar la cirugía, y ya verás que podrás con todo. Además, no estás solo, tu familia y Deidara te ayudarán en todo momento —dijo sabiendo de la relación que mantenía con su nieto.

—Yo… ¿Qué esté ciego podría suponer algún peligro para el bebé?

—Ninguno, ni temas que el bebé pueda nacer con ceguera, ya que lo tuyo no es hereditario, sino debido a un accidente —lágrimas de sorpresa y a la vez de felicidad empezaron a correr por sus mejillas.

Un hijo, iba a tener un hijo con Deidara, una cosita pequeña que habían creado los dos, que era únicamente de ellos.

—Yo… le tengo que decir a Dei —sonrió llevándose su mano al vientre aún imperceptible.

—Los resultados los dejaré aquí. Dales la sorpresa y mañana dile a tu tío que te acompañe a verme nuevamente y hablamos tanto de la cirugía como de las pautas y controles que tendrás que llevar a partir de ahora, ¿de acuerdo? Vas a vivir la parte más hermosa de la vida —se levantó y lo abrazó—. Felicidades.

—Sí… gracias.

Se despidió de la mujer y fue dirección a la casa del rubio, quería darle la noticia en ese mismo momento. En el hospital le pidieron un taxi y le indicó al lugar dónde dirigirse.

—¿Qué es lo que quería la abuela hablar contigo, que estás muy feliz? —cuestionó el pequeño al ver el rostro de felicidad en su primo—. ¿Por qué venimos a ver al rubiales-nii? —esas mañas de Sasuke de enseñarle ese mote a su pequeño primito.

—Bueno, ahora lo sabrás cuando se lo cuente a él, ¿sí? Pero ya te digo que te va a gustar mucho.

—¡Sí! —exclamó—. El rubiales-nii se encuentra en la puerta. Se encuentra en rojo, en cuanto se ponga verde cruzamos —le informó del motivo de encontrarse parados—. Está con alguien.

—¿Con quién? —preguntó—. Descríbemelo, peque —el niño entrecerró sus ojos para fijarse mejor en la persona que acompañaba al Uzumaki

—Es otro chico, y es pelirrojo. Parece que están discutiendo —al describirle el tono de cabello, estaba en lo seguro de que se trataba de Sasori.

—Escucha, Tobi-chan, ¿hay algo dónde podamos escondernos y acercarnos a ellos para escuchar lo que están hablando sin que ellos se den cuenta de nuestra presencia?

—Escuchar conversaciones de otras personas está mal —indicó el infante recordando las palabras que siempre le decía su mamá.

—Y tienes toda la razón, pero por esta vez nada más, ¿sí? Anda, guíame a algún lugar cercano que no se percaten de nosotros.

—Está bien —aceptó no muy convencido, y una vez con el semáforo en verde, cruzaron la calle y lo guio hasta la esquina de un edificio. Desde esa distancia podían escuchar, pero no ser vistos.

.

—¿Qué diablos quieres? Te he dicho infinidad de veces que no quiero saber de ti —escupió el rubio con molestia—. Déjame ya en paz, ¿no te cansas que te rechace?

—Tengo algo importante que decirte.

—No me interesa nada de lo que tengas que decirme. Estoy con Itachi, lo quiero y no veo necesidad de que me andes citando con urgencia, cuando ni si quiera quiero verte más en mi vida.

—No lo querrás tanto cuando en la fiesta de graduación te acostaste conmigo —afirmó el pelirrojo. Itachi sintió como su corazón se encogía y dolía con dicha revelación.

—¡Fue un puto error, un puto error! Estaba borracho o drogado, porque yo por nada me volvería a acostar contigo —gritó—. Pasa página de una puta vez, es algo que quisiera que nunca hubiera pasado. ¡Olvídate de eso y olvídate de mí!

—No me puedo olvidar de eso porque estoy embarazado.

—¿Qué? —el dolor que sentía en su pecho fue incrementándose, se estaba empezando a marear, sentía nauseas y ganas de salir corriendo en ese mismo momento. No podía ser verdad, su Dei, su querido Deidara, se había acostado con Sasori en la noche de la fiesta de su graduación, y lo peor de todo, es que lo había embarazado.

—Estoy embarazado, estoy esperando un hijo tuyo —volvió a afirmar—. Y tienes que hacerte responsable.

—Vamos a la casa, Tobi-chan —apenas le salió la voz.

—Pero ¿no veíamos a decirle algo al rubiales-nii?

—Ya no hace falta, vamos, volvamos a casa antes de que se den cuenta de nosotros.

El pequeño no volvió a hablar, veía como su primo iba en silencio de su mano a la vez que lloraba. Se sentía frustrado por ser tan pequeño, y no sabía cómo poder consolar o ayudar al mayor que, hasta hacía un poco, se encontraba feliz.

 

 

Notas finales:

Sé que me van a matar... ¡pero la culpa a mi musa! xD así quería mi musa que fuera avanzando el fic, así que acepto reclamos y amenazas de muerte xDDD 

Quería que este fic llegara como mucho a los 10 capítulos, pero ya los superé, y me temo que se alargará (como mucho supongo que 20), ya que mi musa está haciendo de las suyas en mis ideas xD 

Gracias por leer :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).