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Siempre Te Amaré por AniBecker

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Capítulo XVII

—Chicos, ¿podéis salir? —pidió Tsunade, por lo que asintieron y salieron de la habitación.

—¿Se puede saber por qué has dicho que nos quedaremos con su hijo? —preguntó Deidara una vez fuera, su voz sonaba molesta.

—¿Cómo que por qué? Sasori nos lo pidió, ese niño se va a quedar ahora solo.

—No me puedo creer que hayas aceptado algo así sin tan si quiera consultarme —se cruzó de brazos—, porque te recuerdo que si tú decides quedarte con ese niño, yo también tendría que hacerme cargo de él. ¡Soy tu esposo!

—¡Ya lo sé! Pero, ¿qué querías que le dijera? ¿Qué no? Escúchame, Deidara, ese niño ahora se quedaría desamparado.

—Desamparado no. Que Sasori tiene familia.

—¿Crees que si lo echaron a la calle desheredándolo y haciendo que viviera en malas condiciones durante estos meses van a querer a ese niño? ¡Por favor, Deidara!

—Escúchame tú a mí —lo tomó de los hombros haciendo que se sobresaltara. Al darse cuenta, le dio pequeñas caricias en sus hombros—. Ese niño es el hijo de quién te violó, ¿entiendes? El tipo culpable de que también estés ciego. Y también es hijo de quién te ha humillado y te ha insultado, el que casi consigue separarnos con su mentira que casi me hace tragarme.

—Pero ese bebé no tiene la culpa de quiénes son sus padres, es un ser inocente —sollozó—. Dei, ¿de verdad tienes tan poco corazón para dejar que se lo lleven a un orfanato?

—No se trata de tener poco corazón. Además —empezó, para tratar que entrara en razón—, vamos a tener un hijo, que ya va a suponer algunas dificultades para ti, tener que cuidar dos en tu condición, va a ser complicado.

—Pero sólo será temporal, después de que me opere podré estar sin problemas con los dos. Por favor, Dei, dile a Tsunade-sama que quiero ir dónde está el bebé, por favor —pidió.

—¿Seguro que es lo que quieres? —cuestionó Tsunade llegando hasta ellos. Itachi asintió—. Está bien, te dejo un momento, recuerda que tiene que estar un tiempo en la incubadora. Vamos —lo guio hasta el área de neonatos.

Una vez allí, lo puso delante de la incubadora donde estaba el pequeño, y tomó sus manos para que pudiera meterlas y tocarlo.

—¿Cómo es?

—Es muy bonito —dijo con una pequeña sonrisa la rubia—, se predice que por el poco cabello que tiene será pelirrojo. Sus ojitos aún no se pueden saber de qué color son. Tiene la piel clara.

—¿Está bien el bebé?

—Sí, aún está prematuro, por lo que tiene que mantenerse aquí para que esté completamente sano. ¿Estás seguro que quieres quedarte con él?

—Y si no lo hago, ¿qué le pasará? ¿Irá a un orfanato? ¿Crecerá sin una familia?

—Sabes que será difícil que consigas la custodia.

—¿Por mi vista?

—También porque, aunque dijera que su familia no quería saber nada de él, hay que avisarla de que falleció, y también del bebé —trató de hacerle entrar en razón—. Puede que te haya pedido que lo cuidaras, pero no hay ningún documento oficial por escrito que así lo haya manifestado, y quizá su familia sí quiera quedarse al niño.

—Pero fue su última voluntad, hay que respetarla —insistió.

—Si sabrás que cuidar a dos niños no será fácil, ¿verdad? —sonrió, posando su mano en el hombro ajeno.

—Lo sé.

—Veremos qué es lo que sucede, por el momento, el pequeño debe quedarse aquí al menos dos meses.

—¿Puedo venir a visitarlo todos los días hasta que salga de aquí?

—Bueno, hay horarios para visitas, pero veremos lo que podemos hacer. Por lo pronto, tú tienes una revisión pendiente —lo dejó unos segundos más con el bebé, y después ambos abandonaron el lugar.

.

.

—¿Mi sobrino está loco o qué? —exclamó Obito, recién llegado al hospital avisado por el propio Deidara—.  ¿Qué es lo que piensas tú?

—Sasori nos pidió que lo cuidásemos, y él quiere cumplir con esa promesa —suspiró, revolviéndose sus largos cabellos bien peinados—. No sé cómo hacerle entrar en razón en que en su condición no podrá encargarse de dos bebés. No es que sea un insensible con respecto a ese bebé, pero joder, ¿es que no se da cuenta de quién es hijo?

Obito se recargó sobre la blanca pared de la sala de urgencias, cruzándose de brazos mientras cerraba sus ojos, meditando por unos instantes.

—No tienes idea como he odiado a esos malditos mocosos. El desgraciado de Hidan le ha hecho sufrir demasiado, y es la culpa de su desgracia, y el otro le ha hecho la vida imposible a Itachi también, pero… ese bebé no tiene la culpa de quiénes son sus padres.

—Vale, es cierto, es un ser inocente que no tiene culpa de nada. Pero, ¿y qué tal con que se lo quiera quedar? A duras penas va a poder con nuestro propio hijo, como para cuidar encima a dos.

—Ahí sí te doy la razón con eso. Un bebé supone muchos cuidados y atención, y si ya de por sí en sus circunstancias le será difícil con uno, ya con dos será muy complicado.

—¡Pero el muy necio no lo entiende!

—Cálmate. Será complicado, pero tampoco imposible. Tenemos la esperanza de que la cirugía salga bien y recupere la vista, hay muchas posibilidades que así sea.

—Deseo con toda mi alma que así sea pero, ¿y si la operación sale mal y tiene que quedarse así para siempre? Será un caos con dos hijos.

—Escúchame —dijo sereno—, ¿y si en un futuro tuvieran otro hijo? ¿Lo tendrían si mi sobrino no recuperara la vista o no?

—Bueno, es algo difícil de decir ahora mismo, habría que pensarlo detenidamente —volvió a frotarse el cabello con desesperación—. ¿Qué tiene que ver con quedarnos con ese bebé?

—Pues que sería lo mismo, tendríais dos hijos, y sería difícil cuidarlos —Deidara por fin entendió lo que el Uchiha quería decirle.

—Tienes razón… Le diré a Itachi que sí, que nos quedaremos con ese bebé. Sólo espero que, si por alguna razón no nos concedieran la custodia del niño, no se sienta horrible.

—¿Estás seguro? Si aceptas a ese bebé como tuyo, tendrás que quererlo exactamente igual que al que tienes con Itachi, no puedes hacer distinciones, pasaría a ser oficialmente vuestro hijo también.

—Por supuesto.

—Perdón si interrumpo —se acercó a ellos Tsunade junto con Itachi—, pero hay una revisión pendiente —el rubio se acercó a su pareja tomándole de las manos.

El joven matrimonio siguió a la doctora, mientras Obito volvía a su casa, pidiéndoles que si algo ocurría, le avisaran.

Una vez en la consulta, Tsunade se cercioró que el bebé estuviera en perfectas condiciones.

—¿Queréis saber el sexo del bebé o preferís que sea una sorpresa?

—Yo… yo prefiero que sea una sorpresa —habló el de cabellos largos—, ¿y tú, Dei?

—Si tú quieres que sea sorpresa, así será.

—Puedo decírtelo a ti únicamente —le dijo a su nieto.

—No, también prefiero que lo descubramos cuando nazca, no podré aguantarme el secreto seguro.

—Está bien, como prefiráis —sonrió levemente—. Todo está correcto y el bebé perfectamente. Vamos a entrar ya mismo en el último trimestre, así que recuerda, mucha tranquilidad, con respecto a tu visión la tensión se te sube con facilidad, así que no quiero que te alteres para evitar que suba más de la cuenta, al estar en el tercer trimestre debemos evitar que padezcas preeclamsia, ¿de acuerdo?

—No te preocupes abuela, pienso ser muy riguroso con Itachi, se mantendrá sereno para evitar complicaciones.

—Bueno, ahora tenemos que hablar con especto a ese bebé. ¿Qué han decidido?

—Queremos adoptarlo como nuestro hijo —respondió con firmeza el rubio, sorprendiendo al ex Uchiha.

—¿Dei? ¿Estás hablando en serio?

—Completamente en serio —le dio un tierno beso en la frente—. Pero no te alteres si las cosas no salen como queremos, ¿está bien?

—Está bien.

—Bien, chicos —tomó toda la atención de los jóvenes—, después del fallecimiento de Sasori, debemos decirle a la familia de ello.

—Pero él mismo dijo que lo echaron de su casa, que llevaba unos meses viviendo por su cuenta, lo desheredaron.

—Aunque no quisieran saber nada de él y lo echaran de casa, tenemos el deber de informarles de que su hijo falleció —posó sus orbes almendrados sobre Itachi—. Y esto va por ti, Itachi, debemos también informarles sobre el bebé, y si ellos quisieran hacerse cargo de él, tendremos que dárselo.

—Pero…

—Dijiste que no te ibas a alterar e ibas a aceptar cualquier cosa que pasara —lo regañó—. Abuela, y si no quisieran hacerse cargo, ¿entonces podríamos solicitar su custodia?

—Así es. Pero primero deben ser informados. Cuando sepamos, seréis los primeros a los que se lo diga.

—Está bien.

No estaba muy convencido, tenía miedo de que sí aceptaran quedarse con ese bebé, o que en el fondo se lo quedaran pero lo maltrataran, o incluso después lo lleven a un orfanato. Eso era justo todo lo contrario que Sasori querría para su hijo, por eso mismo les pidió que lo cuidara… Y después estaba que si no lo querían, no le dieran la custodia por culpa de su ceguera.

.

.

Tal como pensó Deidara, efectivamente la familia de Sasori no quería hacerse responsable de ese pequeño, lo rechazaron al igual que lo hicieron con Sasori en su tiempo. Sentía alivio porque al menos ese bebé no estaría con esa maldita familia que rechazaron a su propio hijo y nieto, pero por otro, tenía miedo…

Miedo porque al final no le dieran la custodia y miedo por cómo le afectaría eso a Itachi. Desde que el bebé nació, iba a visitarlo todos los días, le hablaba, le cantaba, le decía que lo quería… Se estaba ilusionando demasiado y temía que, si no les daban la custodia, Itachi se sintiese mal y afectara a su estado.

Llegó el momento en los que el inocente bebé ya estaba completamente sano para poder salir de la incubadora que le había servido de refugio durante esos dos meses desde que nació.

Por suerte, y gracias a la intervención de Tsunade y del propio Obito, el pequeño por fin iba a formar parte del joven matrimonio Uzumaki.

Itachi se encontraba feliz e impaciente, por fin iba a tener uno de sus hijos con él. Deidara cargó con delicadeza al pequeño, que no tardó en ponerlo entre los brazos de su pareja.

—¿Cómo se va a llamar? —el de cabellos largos lo pensó por unos instantes, y formuló la petición con temor a que el rubio no estuviera de acuerdo.

—Quiero… quiero que se llame Sasori. Le dio la vida, y quiero que se llame como él en su honor.

Fue una sorpresa, para qué negarlo, pero Itachi llevaba razón. Deidara sonrió y, con un beso en los cabellos de su pareja y una tierna caricia en la mejilla de su nuevo hijo, dio su asentimiento.

Sí, su felicidad estaba a tan sólo unos meses, de ser plena y completa, para el resto de sus vidas.

.

.

.

Con lentitud y delicadeza dejó al pequeño Sasori en su cuna después de haberle dado su biberón, quedándose completamente dormido.

El bebé era un completo angelito, apenas daba ruido y trabajo, un completo amor.

El timbre de la casa sonó, y con cuidado de no despertar a su hijo, le dio un último beso en su cabecita, a la vez que sonreía y se acariciaba su vientre, salió de la habitación dejando entreabierta la puerta, y yendo a recibir a quién fuera que estuviera tocando.

Deidara se encontraba en la universidad, y Hisa haciendo unos mandados, por lo que se encontraba únicamente con Sasori de momento, tenía que ser precavido y asegurarse de quién estuviera al otro lado de esa puerta.

—Soy yo, Nii-san, venga ábreme —al oír la impaciente voz de su hermano pequeño, abrió con rapidez—. Cada vez eres más lento, Nii-san —bromeó, pasando hasta la sala seguido de su mayor—. ¿Cómo estás?

—Deja de meterte conmigo, es de lógica que no pueda caminar rápido —se defendió, sentándose con lentitud en el sofá—. ¿No deberías estar en clase? ¿Qué estás haciendo aquí?

—Ay, Itachi, ¿en qué mundo vives? Mis clases ya terminaron, por eso estoy aquí, vine para ver si querías que almorzáramos juntos —respondió el azabache.

—¿Ya es tan tarde? Se me pasó la mañana muy rápido —trató de colocarse mejor en el sofá.

—¿Estás bien?

—Sí, sólo algo pesado —en ese momento, Hisa llegó de realizar unas compras—. Bienvenida, Hisa.

—Oh, el niño Sasuke está de visita —sonrió, y el Uchiha saludó a la mujer cortésmente—. En seguida preparo el almuerzo, niño Itachi.

—Deja que te ayudemos —aunque la mujer se negó, Itachi insistió, sintiendo nuevamente otro pequeño malestar, apoyándose sobre la encimera.

—¿Estás bien? Mira que te dijimos que te quedaras sentado, pero tú eres un cabezón —lo regañó Sasuke—. Venga, ahora mismo al sofá.

—Sasuke…al sofá no.

—Claro que al sofá sí. Te he dicho que sin reproches. 

Lo tomó del brazo para guiarlo nuevamente hasta la sala, dando pequeños pasitos.

—Sasuke… —volvió a llamar a su menor, parándose de pronto. El nombrado abrió sus ojos observando a su hermano—. ¿Y si me llevas mejor al hospital?

—¿Qué?

—Es… es el bebé, ya viene.

—¿Cómo que ya viene? —fijó su oscura mirada hacia abajo, comprobando que el suelo estaba mojado por un charco viscoso y semitransparente a sus pies.

—Maldición, ¿y ahora qué?

—¡Ay, niño Itachi, llegó el momento! —dijo emocionada la mujer—. Voy a por las cosas del bebé —tan rápido como pudo, fue a la habitación, trayendo consigo una bolsa dónde tenía las cosas para que se llevaran al hospital—. Voy a llamar a Obito-sama.

—A Dei… llama a Dei, aún está en clase y tardará en salir. Por favor, ayúdame a cambiarme al menos, aún tenemos tiempo —respiró honda y tranquilamente—. Sasuke, espabila —movió la mano de su hermano, al percatarse que no se movía del lugar.

—¿Ah? ¡Ah, sí! Al hospital, las cosas, llamar a un taxi… ¿Estás bien? ¿Te duele? ¡Hay que ir rápido!

—¡Sasuke! Deja de agobiarte, por favor. Todo está bien, aún tenemos tiempo, así que cálmate. No me quiero imaginar cuando llegue tu momento —la cara de pavor que puso el azabache fue enorme.

—No, ni loco. Además, el Dobe capaz y sería peor que yo.

Cuando Obito llegó a la casa de su sobrino, ya estaba cambiado y más que listo para irse dirección al hospital, mientras Hisa se quedaba al cuidado del pequeño Sasori.

Una vez allí, Tsunade llegaba justamente para empezar su turno, atendiendo Itachi y llevándolo para prepararlo.

—Espera, ¿y Dei? Quiero esperar a Deidara.

—Escúchame, no hay tiempo, tenemos que realizar ya la cesárea —dijo suavemente—. Además, al quirófano no puede entrar. Tranquilo, cuando todo haya pasado, él estará para estar contigo y el bebé.

Sasuke se encargó de avisarle también a Minato y Kushina junto con Naruto. También a Jiraiya y al propio Deidara. Poco tiempo después, todo el mundo estaba allí en la sala de espera. Kakashi dejó a la pequeña Rin también al cuidado de Hisa para poder estar en ese momento.

—¿Itachi? ¿Dónde está, cómo está? ¿Y mi bebé? —un alterado Deidara llegaba a la sala de espera, quitándose el casco de la moto de su hermano, que había ido a la universidad a por él para que llegara más rápido.

—Tranquilo hijo, está en el quirófano desde hace un rato, ya mismo tendremos noticias —le explicó su madre acercándose a él.

—Pero, ¿por qué no me han esperado? Yo quería entrar con él.

—No puedes estar en el quirófano —habló Obito, que se sentía molesto porque Tsunade tampoco le permitió el acceso, aún siendo doctor.

—¿Y si algo sale mal?

—Todo va a salir bien —la sonrisa y mirada de seguridad que su madre le mostró, lo reconfortó, haciendo que se relajara un poco.

No tuvieron que esperar mucho más, cuando salió Tsunade con un pequeño bultito envuelto en una mantita color crema.

—Todo salió bien, Itachi-kun será ahora llevado a una habitación para que se recupere y descanse, pero alguien era muy impaciente y quería ver a su papá.

Con sus manos sin parar de temblar, las estiró para coger con delicadeza al pequeño. Todos no pudieron evitar rodearle.

Descubrió la suave mantita para toparse con lo más hermoso —junto con Itachi y su pequeño Sasori— que habían visto sus ojos. Una perfecta obra de arte.

—¡Oh, es hermoso-ttebane! —exclamó con emoción Kushina.

—Vaya, yo tenía la esperanza que también tuviera rasgos Uchiha —hizo un puchero Obito, viendo como el bebé tenía una ligera pelusilla rubia, y Kakashi le dio un leve codazo.

—¡Se parece a Dei-nii! —dijo Naruto sonriendo. Minato no quiso comentarlo, guardándoselo para él mismo, pero sonrió ampliamente al ver que sus genes eran fuertes.

—No digas tonterías —chistó Sasuke—, los recién nacidos no se parecen a nadie, Usuratonkachi.

—¿El bebé está bien? —habló por fin, sin apartar sus zafiros de su hijo.

—Por supuesto —respondió con orgullo la recién bisabuela—, está perfectamente, al igual que Itachi-kun. Que me imagino que ya lo subieron a su habitación. ¿Por qué no se lo llevas? Estará deseando de tener en sus brazos a vuestro bebé.

Tsunade le condujo hasta la habitación, mientras los demás, a regañadientes, esperaban nuevamente en la sala, a la espera de poder pasar también y compartir su felicidad con la reciente maternidad del ex Uchiha.

—¿Dei? —murmuró. Aún se sentía algo somnoliento debido a la reciente operación—. ¿Eres tú? ¿Y el bebé?

Claro que sabía que era él. Con el paso del tiempo, conocía y distinguía su presencia y aroma junto a él incluso si estuviera rodeado de más personas.

—Tranquilo, aquí te lo traigo —con sumo cuidado, le entregó a su pequeña adoración—. ¿Cómo te encuentras? ¿Puedes sentarte?

—Estoy bien, aunque algo cansado —algo adolorido debido a su herida, se incorporó un poco para poder cargarlo.

Itachi no tardó en recorrer con su mano lentamente, tomándose todo el tiempo del mundo, la carita de su hijo, reconociendo e imaginándose cada rincón de su rostro y grabarlo en su memoria para siempre.

Empezó por sus mejillas, pasando sus yemas con cuidado de no despertarlo, para después seguir el recorrido por su boca, ojitos, frente y cabello, para terminar tomando una de sus manitas que, inconscientemente, el recién nacido tomó su dedo.

—Es hermoso —plateadas lágrimas de felicidad empezaron a recorrer sus mejillas.

—Completamente hermoso —lo besó, y después a su hijo, que dormía ajeno a la felicidad de sus progenitores—. Gracias, gracias mi amor. Te amo tanto —la respuesta con otro te amo murió entre los labios ajenos.

—¿A quién se parece?

—Pues… tanto mi madre como Naruto, dicen que a mí —respondió algo avergonzado, pero a la vez orgulloso—, ya que es rubio. Pero yo soy el único que dice que se parece más a ti.

—Ojalá tenga tus ojos —sonrió, acariciándole la manita—. Ya verás qué contento se pondrá tu hermanito cuando te vea. Vais a crecer juntos, a jugar y a quereros mucho, teniéndoos el uno al otro.

—¿Qué nombre quieres que le pongamos?

—Quiero que lo elijas tú, ya que yo elegí cómo se llamaría Sasori —se acomodó mejor en la cama, aún con su pequeño en brazos—. Además, como su padre te corresponde ponerle el nombre.

—Pues… ya sabes todos los que me gustaron, aunque estoy pensando en otro mejor.

—¿Y de cuál se trata? —cuestionó, con intriga.

—Pensé en una mezcla de nuestros nombres, pero Deita o Itadei no me gustaban como sonaban… Así que se me ocurrió mejor Deichi, usando mejor la terminación de tu nombre. ¿Qué me dices? 

—Que me encanta, es un nombre precioso. Uzumaki Deichi —dijo con sinceridad—, me encanta.

Después del tiempo de intimidad de los recientes padres junto a su bebé, de manera ordenada fueron pasando a la habitación el resto de la familia.

.

.

.

Cuando ya estuvo recuperado de la cesárea con el pasar de los meses, por fin llegó otro momento muy esperado; la operación para que Itachi pudiera recobrar la vista.

Tras nervios en la sala de espera por horas que parecieron eternas, la cirugía salió satisfactoria, esperando ahora la recuperación y el pasar de unas semanas para poder ver los resultados.

Y ahí se encontraba la familia nuevamente al completo, o al menos casi toda, ya que Sasuke y Naruto debían regresar de las clases y ya mismo estarían ahí, al igual que Minato, que no pudo abandonar tampoco el centro, como el director que era.

—Deidara, deja de una vez de moverte de un lado a otro, pareces el más nervioso de todos —lo regañó Obito, pero él también se encontraba con los nervios a flor de piel. Tanto, que tuvo que restregar sus manos por su pantalón para secarse el sudor.

—Todos estamos nerviosos, es normal-ttebane.

Y es que, como la familia algo extraña que era, en vez de ir hasta la consulta del doctor, fue este mismo el que se desplazó hasta el domicilio del joven matrimonio Uzumaki, encontrándose todos allí expectantes al resultado.

—Bien, vamos a proceder a retirar las vendas —anunció el doctor, retirado con lentitud dicha venda que se encontraba alrededor de su cabeza, cubriendo sus ojos protegidos por unas gazas—. Cuando yo te diga, Itachi-kun, ábrelos lentamente, para evitar que te dañes con la luz, ¿de acuerdo?

—¡Espere, doctor! —los interrumpió Deidara.

—¿Se puede saber qué te pasa? ¡Es un momento importante-ttebane! —ni le importó el golpe que le propinó su progenitora en la cabeza.

El rubio fue hasta la cunita dónde estaban los dos pequeños dormidos, y los acercó hasta su pareja.

—Quiero que lo primero que vea sea a los niños —ahora fue el momento de que en los rostros de enfados apareciera una sonrisa—. Ita, aquí están nuestros hijos.

Tomó ambas manos del pelinegro para posarlas en el borde de la cunita.

—Bien, Itachi-kun, como te he dicho, ábrelos lentamente y trata de enfocar poco a poco.

Su corazón empezó a latir con fuerza, y sentía como su anillo resonaba en la madera de la cuna, debido al temblor de sus manos. Respiró hondamente y trató de tranquilizarse antes de abrir sus ojos.

El tacto de las manos de Deidara sobre sus hombros lo terminó de tranquilizar y, con miedo de que su mundo siguiera privado de luz, abrió lentamente sus párpados.

Sus pupilas reaccionaron y empezaron a titilar ansiosas, tratando de enfocar algo que parecía lejano. El color negro de sus iris desprendía cierto brillo especial.

Nuevamente, no pudo evitar que furtivas lágrimas descendieran por sus mejillas.

—¿Itachi? —se impacientó Deidara al verlo llorar. Todos se encontraban expectantes por una respuesta—. ¿Todo bien?

—Lo más hermoso que he visto en mi vida… —su mano, aún temblorosa, acarició el moflete de Sasori, y después el de Deichi. Sus hijos, tanto que los había visualizado e imaginado en su mente, ahora podía verlos de verdad.

No fue el único que lloró de felicidad, Deidara no pudo evitarlo. Lo abrazó emocionado, llenándole la cabeza y el rostro de besos sin parar.

¿Qué más podía pedirle a la vida? Nunca podría terminar de agradecerle todo lo que estaba pasando. Que su Itachi recobrara por fin la vista, después de tanto sufrimiento, de estar junto a él, y de haber formado la familia más bella del mundo.

 

 

 

 

 

Notas finales:

¡Holaaaaa! Después de... ¿un mes? ¡Por fin traigo actualización! 

¿Qué tal llevan la cuarentena?? ¿Bien? ¿Mal? ¿Aprovechando para ponerse al día en escribir/leer o hacer cualquier cosa que os guste? ¿O cansados ya de tantos días de cuarentena? 

A mí me queda aún muchísisisisismo más, ya que en mi país han ampliado la cuarentena otras dos semanas más debido a las cifras tan altas de contagios y fallecidos... 

Que conste que mi mente macabra quería que el resultado de si Itachi por fin volvía a ver o no, saliera en el próxima capítulo xDDD pero luego vi que eso hubiera sido demasiado obvio de que se sabría que sí recobraría la vista, así que decidí dejarlo en este capítulo. 

¡Mi Ita bello por fin ve nuevamente!! Después de todo el dolor que le hecho pasar... 

He ido saltándome períodos de tiempo para no retrasar más el nacimiento de Deichi, la potestad del pequeño Sasori y la operación de Itachi. 

Jejeje, no pude evitar que el niño se llamara al igual que Sasori, en su memoria (me siento culpable de haberlo matadooo T.T) y ya que se parece físicamente a él. Y ¿qué tal con las referencias  a la pareja con "DeiIta o ItaDei"? xD sinceramente, no me gustaba como quedaban, así que por ese elegí mejor Deichi xD. 

¡Agárrensee a partir de ahora porque sigue habiendo curvaaas!! Que esto no termina aquí, que aún falta ¡El NaruSasu!

¡Cuídense mucho del covid! ¡¡Mucho ánimo, saldremos de ésta!!

 Gracias por leer :)


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