¿Enamorado? ¿Feliz? ¿Ansioso? No sabia como me sentía pero lo que si sabia era que ahora salía con Takano san y eso era lo mejor que me había pasado, aunque no pudiera compartirlo con nadie, ni siquiera con mis amigos quienes se encontraban estudiando para el examen de historia.
-no es justo ¿Por qué preguntan cosas inútiles?- se quejaba Misaki quien era abrazado posesivamente por Akihiko, su nuevo novio. Me encantaría que Takano me abrazara así, sin embargo el mismo lo dijo: nada de muestras de afecto.
- yo te ayudare todo lo que quieras- respondió el peli gris besando a su pequeña pareja quien se sonrojaba al igual que todos nosotros.
-consíganse una habitación-grito Kisa mientras todos reíamos
-si Misaki, no comas delante de los pobres- agrego Chiaki y luego de esas palabras volvimos al estudio ya que quedaban pocos minutos para la evaluación.
Cuando toco el timbre anunciando el fin del recreo por la puerta principal aparecieron los reyes de la escuela: Haitani y Erika discutiendo ya que el pelirrojo tenía otra chica abrazada a su cintura
-no puedo creerlo. Tu…me lo esperaría del idiota de Masamune pero no de ti- masamune… el no se merecía estar rodeado de esa gente, por suerte ahora me tiene a mi.
-no seré tu perro Erika. Si quieres ser popular lógralo tu sola- sin mas la pareja se retiro dejando a una furiosa azabache maldiciendo todo lo que se le cruzaba
- creo que Haitani es sexy…aunque es peor que el idiota de Takano- menciono mi amigo mientras se levantaba
-Takano no es malo….solo se siente solo- sin darme cuenta había dejado escapar un pensamiento, que no paso desapercibido por mis compañeros quienes me veían de mala manera
-¿sigues defendiéndolo? ¿Luego de todo? Estas loco Ritsu- odiaba que me juzgaran, se que se preocupaban pero yo no podía permitir que dijeran esas cosas de mi novio.
-pues si. Me gusta y no pueden evitarlo. Ódienme si quieren- tomando mis cosas me aleje de ellos, me dolía, pero era lo correcto.
Luego de la extensa evaluación regrese a mi casa exhausto y con ganas de llorar ya que Chiaki Kisa y Misaki no me hablaron y no lo harían.
-hijo se te hará tarde para tu clase de violín- mi mama era lo mejor del mundo y cuando yo estaba triste ella me abrazaba protectoramente mientras yo lloraba en su regazo
- si mami- respondí. No podía decirle que pelee con mis amigos por un chico ya que ellos no sabían de mis preferencias.
Tomando mi preciado instrumento salí de nuevo pero antes de llegar un mensaje llego a mi celular y no pude evitar ponerme contento ya que sus notificaciones estaban personalizadas
“ven”
Solo eso decía y yo no pude evitar que mi corazón latiera como loco así que ignorando mis clases me dirigí al hospital en donde estaba el dueño de mi corazón, con un gesto aburrido, jugando con la consola que le había regalado
-Takano san- dije tímidamente mientras el me veía con esos ojos café que me hacían sonrojar.
-necesito que me compres un par de cosas- respondió arrojándome la lista que había escrito y yo sin dudarlo fui al almacén mas cercano a adquirir los alimentos que habían en esa lista.
Posteriormente compre otro libro y luego volví a su cuarto esperarlo ya que se lo habían llevado para hacerle un chequeo.
Cuando me senté observe que una señora alta, de cabello azabache y ojos claros entraba a la habitación con gesto arrogante y sin un ápice de preocupación ¿seria la mama de Masamune?
-¿tu quien eres?- me dijo observándome de arriba abajo lo que me hizo poner nervioso
-soy…Onodera Ritsu- respondí extendiéndole la mano, acción que ella rechazo
-me da igual. Dile al idiota de mi hijo que me iré de viaje. Le dejo su mesada y sus tratamientos pagos- sin mirar atrás se fue, sin siquiera ver a su hijo, sin siquiera darle un abrazo o preguntarle como esta.
Me sentí mal por el, ¿Cómo iba a ser amable si en su casa no lo eran? ¿Como iba a amar si el no era amado? Quería que confiara en mi, yo le daría todo lo que a el le faltaba.
Cuando ingreso nuevamente en la habitación sonreí ya que su cara de indignación era algo graciosa
-aquí…tienes las cosas- respondí mientras el solamente las tomaba y enfocaba su vista en el libro sin prestarme atención.
-¿Qué es eso?- dijo señalando mi violín, ya que lo había llevado porque no pude volver a mi hogar.
- es un violín- susurre y posteriormente el me miro fijamente
-quiero escuchar- ¿estaba loco? Jamás toque frente a nadie porque me ponía nervioso. Amaba el instrumento sin embargo me agarraba pánico escénico cada vez que debía tocar en publico
-no puedo- dije agachando la cabeza
-¿acaso eres idiota? Claro que puedes. ¿O piensas que yo no me siento nervioso en cada partido? Solamente debes concentrarte en ti y en nadie mas- que el me hablara así, que me diera consejos ¿Cómo no iba a amarlo?
-de acuerdo- respondí y acción siguiente saque mi instrumento, lo afine y comencé a tocar una melodía, una melodía que había compuesto para el y milagrosamente no me equivoque en ninguna nota, solamente me concentre en que saliera bien para que a Takano le gustara.
Cuando termine y vi su rostro por un momento note sorpresa y eso jamás lo olvidare a pesar de que luego volvió a tener el mismo gesto arrogante de siempre
-nada mal- respondió fijando su vista al libro- eres bueno, no dudes de ti mismo- no pude contenerme y lo abrase, lo abrasé fuertemente mientras el se quejaba
- regla numero 2, sin contacto- lo sabia, pero me daba igual en ese momento
-lo siento- respondí mientra me alejaba de el y volvía a mi asiento, aunque el no me hablara yo con solo mirarlo, con solo sentirlo me conformaba
-así que vino- susurro tomando el dinero que su madre le había dejado y esa tristeza en su rostro reapareció, esa misma tristeza que había echo que yo me enamorara de el
-dijo que se iba de viaje- respondí mientras Takano dejaba el dinero en su lugar y suspiraba
-no dijiste nada ¿verdad?- me interrogo a lo que yo negué
-esa es la regla 1 – conteste mientras el asentía
-estas bien entrenado Friki- dijo y yo me indigne.
-pues mi única regla es que me llames por mi nombre- conteste a lo que el rió, era la primera vez que lo hacia desde que estoy aquí
-tu no tienes voz ni voto aquí Friki- ese apodo me molestaba, siempre lo haría
-pues entonces yo te diré Bakamune- este carácter que estaba adquiriendo me gustaba, siempre fui muy amable y no solía contradecir a nadie…sin embargo con mi novio era divertido
-de acuerdo. Prometo llamarte Ritsu- y otra sonrisa volvió a aparecer. Descuida Takano san…yo te haré muy feliz, es una promesa.