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In Focus (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Capítulo 30:

Hogar

 

Hiciste que el nómada que vivía en mí,

construyera una casa

y se quedara.

(Ron Israel)

 

 

 

Una vez acabó de preparar la cama para acostarse, Eren, mentalmente agotado como pocas veces lo había estado, buscó dentro de su bolso la muda de ropa que usaría para dormir esa noche y se tumbó de espaldas sobre la azul colcha recién puesta, sintiendo como el sueño le cerraba los ojos con pesadez y ralentizaba su respiración.

Tras la conversación que Levi y él mantuvieron sobre Farlan después de la cena, con el ambiente mucho más relajado entre ellos y las emociones por fin aclaradas, habían decidido entrar a la casa para platicar un poco más y beber algo de té que los hiciese entrar en calor; no obstante, cuando su novio se percató de que él no dejaba de bostezar por más que lo intentara, lo había mandado a dormir del mismo modo que seguramente habría hecho con un niño pequeño, asegurándole que por su parte seguiría despierto un poco más, por lo menos hasta acabar con los últimos preparativos concernientes a la mudanza.

Y era debido a ello que ahora Eren se encontraba en ese limbo de incertidumbre, porque, cobarde como era, no fue capaz de preguntarle a Levi donde iba a pasar aquella noche. De cierta forma, y por más que intentara acallar a su corazón traidor, no podía quitarse del todo la extraña sensación de seguir estando en territorio enemigo, por lo que de forma casi inconsciente intentaba no invadir más espacio del imprescindible en aquella casa.

Dios, deseaba tanto estar ya de regreso en Shiganshina…

Observando con ojos cansados las blancas paredes de la habitación donde se hallaba, en la que ya no quedaba nada más aparte del armario empotrado, la cama de clara madera de dos plazas y una mesilla de noche junto a esta, se preguntó si sería muy mala idea quedarse dormido así como estaba. En un principio, Eren había tenido la intención de darse una rápida ducha antes de meterse en la cama, pero ahora el solo pensamiento de levantarse de allí lo agotaba profundamente.

El suave golpeteo en la puerta, tan conocido para él, lo sorprendió e hizo que su corazón se acelerara en el acto, espantando de golpe el sueño. Intentando no parecer un idiota, se sentó en la cama a toda prisa y dio a Levi permiso para que entrara, volviéndose para verlo en cuanto este cruzó el umbral.

—Oi, mocoso, ¿aún no te acuestas? —le preguntó su novio con evidente sorpresa al verlo aún vestido, de seguro porque ya había pasado un tiempo considerable desde que él había subido a dormir.

Levi por su parte, notó Eren, todavía llevaba la misma ropa de aquella mañana: negro suéter y negros vaqueros en respeto a su luto; no obstante, su expresión lucía bastante más relajada y compuesta que la de esa tarde; un enorme avance en su opinión.

—Estaba en ello, pero mi cerebro y mi cuerpo no parecen llegar a un acuerdo —respondió enseñándole su muda de ropa tirada sobre la cama. Intentando mantener a raya sus nervios y su vergüenza, le preguntó a este rogando porque su voz sonase lo suficientemente normal—. ¿Quieres dormir aquí?

Durante un instante Levi guardó silencio ante su pregunta, clavando su gris mirada en la azul moqueta bajo sus pies, casi como si dudara. Eren, ya bastante nervioso con la situación, no pudo evitar cuestionarse si acaso había cometido un tonto error con aquella sugerencia.

—Bueno, lo cierto es que tenía otra cosa en mente, por eso vine a buscarte. Quiero enseñarte algo, mocoso —soltó finalmente su novio, casi rayando en la brusquedad. Levantando el rostro para volver a mirarle, tendió su mano para que él la sujetara, lo que hizo, y tiró de ella para instarlo a que lo acompañase—. Vamos.

Un poco confundido, pero al mismo tiempo secretamente animado, Eren lo siguió obediente por el corredor y bajó las escaleras de pulida madera. Una vez llegaron a la puerta del despacho que Isabel y él habían desocupado aquella misma mañana, se preguntó que podría ser lo que Levi se traía entre manos.

—Pasaremos la noche aquí —le informó este, dejando ir finalmente su mano y abriendo la puerta de la habitación. Tras encender la luz, se hizo a un lado para cederle el paso y que así él pudiese entrar.

Observando el caos de cajas apiladas que era aquel lugar, Eren no pudo evitar espantarse ante la idea de dormir allí esa noche. No era que él fuese alguien demasiado quisquilloso, se las podía arreglar casi en cualquier sitio, pero Levi era otra cosa muy distinta debido a su TOC. Lleno de preocupación, le preguntó a este:

—¿En verdad nos quedaremos aquí hoy, Levi? ¡Pero si esto está hecho un absoluto desastre! Además, los dos no cabremos allí —le dijo, señalando el pequeño sofá gris donde su novio había dormido la noche anterior.

—Por supuesto que no entraríamos los dos allí, mocoso. No seas tonto —lo reprendió este—. He decidido que vamos a acampar.

—¡¿Acampar?!

—Sí, acampar —repitió Levi con toda seriedad, cruzando los brazos sobre el pecho como si lo desafiara a negarse.

Algo en aquella seguridad, o en el hecho de que al fin parte de la enorme tensión que había cargado durante todo el día acabó por desvanecerse y se mezcló con su cansancio, provocó que la risa escapara de sus labios y no pudiese parar de reír. Eren rio y rio, dejándose caer sentado en el sofá, y no acabó de hacerlo hasta que sintió como algo lo golpeaba blandamente en la cabeza. Al percatarse de que era una almohada, la tomó entre sus manos y la devolvió a Levi, quien la agarró con perfecta habilidad y una sonrisa llena de socarronería que lo hizo frustrarse un poco por no haber conseguido su venganza.

—Te detesto —masculló él, frunciendo el ceño para demostrar su supuesto enfado, pero el otro solo sonrió aún más al verlo enfurruñado.

—Tch, claro que no lo haces, mentiroso. Además, te faltan mil años si quieres pasarte de listo conmigo —lo provocó su novio, volviendo a lanzar la almohada en su dirección, aunque en esa ocasión Eren sí la atrapó—. Venga, Jaeger, deja de hacer el vago y levanta el culo para ayudarme a acomodar todo esto.

Trabajando en conjunto, en apenas unos diez minutos ambos habían acabado de armar sobre el piso una especie de cama hecha con un montón de colchas que Levi había llevado antes al despacho. Tras acomodar un par de almohadas en lo que sería la cabecera, Eren, cansado por el largo día que había tenido que soportar, nada más descalzarse se tumbó sobre esta y cerró los ojos.

—Vaya, Levi, esto en verdad es mucho más cómodo de lo que pensaba. Llevo años sin salir de acampada, aunque he tenido algo de práctica al dormir tantas veces en tú sofá durante estos últimos meses. Casi siempre acabamos por quedarnos dormidos allí —le recordó a su novio, ahogando un bostezo tras su mano.

—Cuando estaba en el ejército muchas veces dormíamos donde se pudiese y si es que tenías la oportunidad de hacerlo, claro; así que casi cualquier sitio me viene bien.

—¿De verdad? Me sorprende con tus años —bromeó él, sonriendo quedamente al oír el chasquido de la lengua del otro—. Creo que el lunes me saltaré las clases. Necesito dormir veinticuatro horas seguidas —murmuró con voz ligeramente adormilada.

—Tch, como si el cerebrito de tu amigo fuera a permitírtelo —le señalo este con cierto deje de diversión—. ¿Cuánto apuestas a que de solo intentarlo Armin te saca de la cama a patadas?

Abriendo los ojos, Eren soltó un pesado suspiro y respondió:

—Te diría que una cena, una cena cara, pero estoy seguro de que perdería la apuesta y tendría que compensarte. Ya he sacrificado una semana de trabajo y el cumpleaños de mi hermana es dentro de unos días, por lo que deberé comprar un obsequio para ella, así que este mes estaré quebrado. Además —prosiguió él—, Armin realmente puede llegar a convertirse en el ser más despiadado sobre la faz de la Tierra cuando se lo propone, sobre todo si los estudios y la responsabilidad están en juego.

Poniéndose de lado y utilizando su brazo izquierdo como almohada, Eren observó cómo su novio reía ante su comentario al tiempo que se movía hacia la puerta de entrada y la cerraba. Cuando este apagó la luz, la oscuridad los envolvió por completo, haciendo que solo en ese momento él se percatara de que el ventanal que daba al patio trasero había sido cubierto por una pesada cortina oscura, motivo por el cual ni siquiera un triste rayo de luna se colaba dentro de la habitación.

Con sus ojos todavía incapaces de adaptarse a la oscuridad, Eren solo oyó como Levi trasteaba por la habitación antes de acercarse hasta donde él se hallaba. Al notar el ligero movimiento que produjeron las mantas cuando este se sentó a su lado, no pudo evitar ponerse un poco nervioso, lo que era completamente estúpido si tenía en cuenta la relación que ellos mantenían. Sin embargo, antes de que pudiese siquiera decir algo o Levi se percatara de su evidente ansiedad, su respiración se detuvo, contemplando con asombro como todo a su alrededor acababa de convertirse en un cielo cubierto de estrellas.

—Dios mío… —murmuró a penas, casi con reverencia, sentándose sobre las mantas y dejando que sus ojos se llenasen de aquel impresionante espectáculo—. Es absolutamente hermoso.

—Tienes razón, en verdad lo es —dijo Levi con suave sinceridad, posando su cálida mano sobre la suya y mirando también todas aquellas constelaciones que los rodeaban—. Lo cierto es que ni siquiera recordaba que tenía este proyector de estrellas hasta que antes comentaste lo mucho que detestabas el cielo de Stohess. Hange me lo regaló hace algunos años atrás por mi cumpleaños, pero tan solo lo dejé guardado entre mis cosas y nunca lo utilicé. Pensé que hoy podría ser un buen día para hacerlo. Que te gustaría.

—Lo hace. Muchísimo —respondió Eren, volviendo a recostarse en la improvisada cama y tirando de la mano de su novio para que este lo imitara y así quedase tumbado a su lado, cosa que hizo. Pasando un brazo en torno a sus hombros, Levi lo atrajo hacia sí, abrazándolo—. Es realmente precioso, ¿verdad? Un cielo lleno de constelaciones de invierno.

Sintiendo como este enredaba los dedos en su cabello hasta lograr quitarle la goma que lo sujetaba y desarmarle la coleta, Eren se relajó contra su pecho, abrazándolo a su vez.

—Entonces, ¿puedes distinguirlas, mocoso? —le preguntó Levi al mismo tiempo intrigado y un poco divertido—. ¿Sabes cuáles son?

—¡Por supuesto que sí! Crecí con Armin, ¿recuerdas? Fue como tener una enciclopedia viviente durante toda mi infancia y adolescencia. Sigue siéndolo la mayor parte del tiempo —le dijo a su novio, levantando el rostro para mirarlo a través de aquella luz tenue y regalarle una sonrisa cómplice que fue devuelta con un corto beso sobre su frente. Alzando apenas su mano derecha, Eren señaló uno de los cúmulos más notorios de estrellas que allí se apreciaban—. Esa de allí es Orión, ¿puedes verlo? Siempre es una de las constelaciones más fáciles de distinguir a simple vista, sobre todo por su cinturón que son esas tres estrellas oblicuas, los Tres Reyes Magos. —Sintió a Levi asentir sobre su cabeza—. Si luego sigues la línea de este mismo hacia la derecha, notarás el siguiente grupo de estrellas, las cuales corresponden a la constelación de Tauro, conformada por sus tres estrellas principales, que forman la cabeza del toro, más el conjunto de las Pléyades que son el cuerpo. Por el contrario, si avanzas desde el cinturón hacia la izquierda, llegarás a esa estrella muy, muy brillante. Esa es Sirio, y es la estrella principal de la constelación del Can Mayor.

Debido quizás a la emoción producida por aquel inesperado espectáculo, el cansancio que Eren sentía hasta solo minutos antes escapó de su agotado cuerpo, por lo que durante la siguiente hora, Levi y él estuvieron contemplando aquel curioso cielo estrellado; con su novio oyendo atentamente las explicaciones que le daba sobre todo lo que Armin le había enseñado, y permitiendo así que el tiempo entre ellos se deslizara suave y cómodamente.

El firmamento invernal que los rodeaba pronto dio paso al verano, y con él a nuevas estrellas y nuevas historias; sin embargo, antes de que se dieran cuenta del paso del tiempo, Eren sintió como los ojos finalmente comenzaban a pesarle y terminó por adormilarse poco a poco entre los cálidos brazos del otro.

—Bueno, creo que esto ha sido suficiente por hoy, mocoso. Ya es hora de dormir —le dijo Levi, estirando uno de sus brazos para apagar el proyector y volviendo así a sumirlos en la completa oscuridad—. Mañana tendremos que madrugar, por lo que será un día muy largo.

—Mmm —murmuró él contra el pecho de este, totalmente relajado por el sueño. Al sentir como Levi dejaba un suave beso sobre su coronilla, Eren sonrió apenas y le dijo—: Ya quiero regresar a casa.

—Yo también. No dejo de preguntarme como estará Morgana. Sé que es demasiado pequeña para un viaje tan largo, pero aun así tal vez deberíamos haberla traído.

—Tranquilo, Armin y Annie la están cuidando muy bien. No te preocupes —lo tranquilizó él. Tras un nuevo bostezo, le dijo a su novio con voz queda—: Gracias, Levi. Ver las estrellas contigo ha sido realmente hermoso.

—Si te gusta esta tontería, entonces puedes tenerlo, mocoso —le dijo este tras un pequeño lapsus de silencio.

Sintiéndose tan conmovido como divertido, Eren negó contra su pecho.

—No puedes tan solo obsequiarme algo que te regalaron a ti, Levi. Sería algo muy descortés para con Hange.

—Tch, como si me importara el que esa cuatro ojos de mierda pudiera ofenderse. Ni siquiera creo que tenga esa capacidad —masculló este malhumorado, pero aun así él detectó el sutil deje de cariño que teñía su voz—. Además, no te lo estoy dando, mocoso, sino que lo estoy compartiendo contigo —aclaró—. Por todo el tiempo que lo quieras… Incluso toda la vida si así lo deseas.

Las últimas palabras de Levi, casi susurradas junto a su oído, provocaron que el corazón de Eren se encogiese dentro de su pecho a causa de la emoción y sus ojos se humedecieran debido a las lágrimas contenidas, ya que sabía perfectamente lo que estas significaban y la gran importancia que para el otro tenían. Aquel hombre que horas antes le había dicho que años atrás fue lo suficientemente egoísta para no pensar en el futuro de la persona que amaba, en ese instante le estaba pidiendo que compartiera lo que quedara de su vida junto a él. Y Eren, que durante casi toda su vida había sentido que no encajaba del todo en ningún sitio, no pudo evitar pensar que aquello era como regresar por fin al hogar después de un viaje largo y terriblemente difícil.

—Me encantaría —fue su única respuesta, sabiendo con seguridad que tampoco necesitaban más.

Aquel día sin duda había sido extraño y difícil. Un día lleno de un sinfín de emociones complicadas que los hirieron y los golpearon, que los desarmaron hasta dejarlos en carne viva y sufriendo; sin embargo, aun así habían logrado encontrarse y comprenderse, volviendo a ser lo que eran, o quizá más que eso, porque parte de todo el dolor que en el pasado los separaba, finalmente había desaparecido.

El plácido silencio que siguió a sus palabras, solo sutilmente roto por la acompasada y constante respiración de ambos, los arrulló con suavidad, casi como si fuese una canción de cuna; y mientras se dejaba arrastrar por el sueño, Eren se dijo que tal vez el siguiente paso a dar en su relación sería el sincerarse él mismo con Levi, abriéndole su corazón y permitiéndole ver lo despedazado que este se encontraba, y si aun así el otro podía aceptarlo, comenzar a reconstruir su vida y sus sueños una vez más a su lado.

 

——o——

 

A pesar de haber sido él mismo quien la noche anterior insistió en que aquel día debían levantarse temprano, ya pasaban de las ocho de la mañana cuando Levi finalmente acabó por despertarse del todo.

El despacho seguía tan oscuro como lo había estado durante la noche, por lo que la luz de la pantalla del móvil le hirió los ojos durante unos breves segundos mientras comprobaba la hora; no obstante, al bajar la vista para mirar a Eren que seguía durmiendo abrazado a él, no pudo evitar sentirse egoístamente feliz de tenerlo a su lado. Aquella mañana era como la apacible calma tras el desastre producido por una violenta tormenta.

Intentando no despertar al chico para que este descansara un poco más, se levantó como pudo de su improvisada cama. Al notar el ligero malestar en la zona lumbar que lo obligó a estirarse con cautela, Levi frunció los labios con descontento y soltó una maldición. No hacía tanto tiempo que había dejado el trabajo activo, pero al parecer ese tiempo fuera del ejército ya había hecho que su cuerpo se malacostumbrara a la vida cómoda.

Joder, los años ciertamente le estaban comenzando a pasar factura. No quería ni imaginar lo difíciles que debían ser las cosas para Erwin que ya prácticamente era un anciano.

Una vez salió del despacho, subió a la segunda planta para buscar una nueva muda de ropa de su bolso antes de dirigirse al cuarto de baño de la que en el pasado había sido su habitación. Como de costumbre, su rutina de aseo fue rápida y precisa, por lo que en menos de media hora volvió a estar presentable y listo para enfrentar aquel día.

Al mirarse en el espejo del armario, nuevamente vestido de negro al completo, desde los impecables vaqueros al suéter de cuello vuelto que había elegido, Levi tuvo que reconocer que nunca en su vida creyó llegaría a odiar tanto el vestirse de ese color. Una vez regresaran a Shiganshina, se prometió, desterraría el negro de su guardarropa por unas cuantas semanas; por lo menos hasta que ese doloroso viaje a Stohess quedara relegado en el olvido.

Tras bajar a la cocina y poner a calentar agua en la tetera para hacerse un poco de té, revisó la nevera corroborando que era cierto lo que su novio le dijo la noche anterior: allí no había casi nada. Por lo general, al no ser alguien demasiado dado a la cocina, él perfectamente podía conformarse con una taza de té negro y un par de tostadas para desayunar, pero desde que Eren había estado yendo con frecuencia a su casa, ya fuese durante las primeras horas de la mañana o en las tardes tras acabar sus clases, Levi se había encontrado preocupándose mucho más por lo que consumían. De hecho, en un buen número de ocasiones había sido él mismo quien terminó pidiéndole al mocoso que le ayudase a hacer las compras para que así estas se adaptasen mejor a sus gustos y necesidades.

A veces, cuando se detenía a pensarlo, Levi no podía evitar sentir que era en verdad aterrador como Eren prácticamente había modificado su vida a su antojo, desde las cosas más insignificantes hasta las que en verdad tendrían un peso importante para su futuro. Tras conocer al chico y comenzar a familiarizarse con él, todo en su vida había tomado una perspectiva muy diferente, mucho más hogareña y permanente; no obstante, Levi todavía no lograba decidirse del todo en si aquello era algo que siempre fue inherente a él, y solo estuvo profundamente dormido en su interior hasta que llegó Eren y lo despertó, o todo lo sufrido durante los últimos años le había cambiado por completo.

Quizá, se dijo, simplemente era una mezcla de ambas cosas.

Una vez acabó su té y aclaró la taza en el fregadero, buscó su abrigo y se lo puso, guardando en uno de los bolsillos de este su billetera y las llaves, notando como sus dedos rozaban contra la pequeña caja negra con las argollas que había dejado allí el día anterior.

Al ingresar nuevamente en el despacho, encendió la luz y oyó como el profundo silencio era roto a momentos por la acompasada respiración de Eren, el cual protestó un poco, removiéndose inquieto, cuando él se acuclilló a su lado y comenzó a pinchar su mejilla derecha con un dedo para despertarlo.

—Oi, mocoso vago, levanta el culo de una buena vez —le dijo con firmeza, divertido ante los intentos del otro por apartar su mano—. Ya son casi las nueve de la mañana, ¿sabes?

Nada más oír la hora, los verdes ojos de Eren se abrieron enormes en su rostro aún adormilado, el cual lucía una barba incipiente y rojizas marcas dejadas por la almohada dibujadas en su mejilla izquierda, algo que a Levi le pareció tan divertido como adorable. Aun así, y a pesar de que el cabello del chico, suelto sobre los hombros, era un auténtico desastre de enredos, de todos modos Eren parecía arreglárselas para lucir tan guapo como siempre. Una verdadera injusticia a su parecer.

—¿Nos hemos quedado dormidos? —le preguntó el chico con la voz ligeramente enronquecida por el sueño.

—No, tú te has quedado dormido —replicó él, estirando una mano para intentar ordenarle un poco el cabello, aunque sin mucho éxito.

—¡¿Entonces por qué no me despertaste antes, Levi?! ¿No dijiste acaso que hoy teníamos que…? ¿Por qué llevas puesto tu abrigo? —le preguntó Eren, entrecerrando los ojos con sospecha al verlo vestido de esa manera—. ¿Adónde vas saliendo?

—Voy a comprar el desayuno, porque no tenemos ni una mierda para comer y dudo mucho que puedas sobrevivir toda la mañana solo a base de té.

—¿Quién podría? —masculló Eren con un resoplido, pero tras unos segundos, ladeó la cabeza en su dirección y sonrió con sutil sarcasmo—. Seguramente tú.

—Sí, seguramente yo; pero de todos modos prefiero desayunar algo más contundente si voy a tener que conducir durante buena parte del maldito día. —Su novio asintió en conformidad y ahogó un largo bostezo tras su mano—. Sin embargo, aprovecharé el viaje y me pasaré también por otro sitio.

Una vez más aquella verde mirada, un poco especulativa y entornada, se quedó viéndolo con detenimiento e hizo que Levi sintiera como si este desease entrar en su cerebro y diseccionar lo que había dentro de él. Curiosa y extrañamente, no pudo evitar pensar en lo mucho que Eren se parecía a su padre en ese momento; sin embargo, prefirió no decírselo. Estaba bastante seguro de que al chico no le gustaría en nada tal comparación.

—¿Y ese sitio al que vas es…? —comenzó a preguntarle este, pero Levi lo interrumpió, respondiendo en su lugar.

—El cementerio. La verdad es que al llegar aquí no tenía ninguna seguridad de si reuniría el valor necesario para ir de visita durante estos días, pero, que mierda. Nos marcharemos dentro de unas cuantas horas, y sé que si no voy hoy, lo más probable es que siga postergándolo indefinidamente —admitió. Al ver como la expresión del chico se ensombrecía un poco a causa de la preocupación por él, Levi tiró de uno de los castaños mechones de su largo cabello para llamar su atención—. Oi, mocoso, deja de poner esa cara de cachorro apaleado, joder. Si me he decidido a ir, es porque sé que estás aquí y me das la determinación para avanzar y hacer las cosas bien, así que no sigas preocupándote por cosas innecesarias.

Después de todo lo que habían hablado la noche anterior, de las muchas cosas a las que debió enfrentarse tras reconocer sus errores frente a Eren, Levi se había quedado buena parte de la noche despierto y pensando sobre lo que debía hacer a continuación respecto a todo lo que sentía. Tener al chico dormido entre sus brazos y saberlo tan confiado a su lado, fue lo que acabó por darle la determinación que necesitaba para cerrar su historia con Farlan como se debía; por este, por Eren y sobre todo por él mismo. Si deseaba tener un futuro donde los remordimientos, la culpa y la tristeza extrema no lo embargaran, entonces Levi comprendía que era necesario afrontar las cosas de frente.

Para su sorpresa, Eren no hizo más preguntas tras oír su respuesta, tan solo le echó los brazos al cuello y se abrazó a él con aquel peso suave y lánguido al que poco a poco Levi se había ido acostumbrando, tanto así que muchas veces lo añoraba cuando estaba a solas y el otro se encontraba lejos.

—Entonces, que te vaya bien —murmuró el chico quedamente, casi ahogando sus palabras en un ligero suspiro—. Te estaré esperando aquí mismo cuando regreses.

Durante unos segundos él se sintió profundamente conmovido por sus palabras, por lo que acabó rodeándole la cintura con sus brazos para mantener el contacto entre ellos un poco más; no obstante, en cuanto su cerebro comprendió lo que en verdad este deseaba decirle, deshizo el abrazo y sujetó aquel moreno rostro entre sus manos, haciendo que se levantase lo suficiente para poder mirarlo directamente.

—¿Qué quieres decir exactamente con «aquí mismo», mocoso?

Divertidos, los verdes ojos de Eren brillaron y se llenaron de picardía al verle, sonriéndole apenas con sus labios llenos.

—Que mientras te encuentres fuera, yo volveré a dormir un poco más. Cuando estés de regreso ya podrás despertarme nuevamente, Levi, ¿está bien?

Frunciendo ligeramente el ceño, él negó con lentitud.

—Nada de «está bien», demonios. ¿Es que no piensas ducharte ni cambiarte de ropa? Te recuerdo que tenemos un viaje que hacer hoy —lo regañó, sin embargo el condenado mocoso volvió a sonreírle y lo besó en la mejilla, de seguro esperando así ablandar su malhumor; cosa que consiguió aunque a él le doliese admitirlo.

—Prometo que lo haré una vez desayune, Levi. Mi cerebro está verdaderamente agotado, así que no va a funcionar sin cafeína por más que lo intente.

—Joder, pero que mocoso más malcriado has resultado ser —protestó, sin embargo ni siquiera él mismo creyó en la supuesta dureza de sus palabras—. Está bien, puedes dormir un poco más, pero nada de esa mierda de despertarte cuando yo llegue. Te llamaré en cuanto esté de camino, así que espero encontrarte duchado y vestido a mi regreso. Lo único que quiero es terminar con todo este lío y largarme de esta ciudad de una maldita vez.

En aquella oportunidad no hubieron más súplicas ni protestas por parte de su novio, pero Levi pudo sentir los brazos de este apretándose un poco más en torno a él, como si de ese modo Eren deseara trasmitirle que él también ansiaba regresar lo más pronto posible a casa; a aquel lugar que ambos consideraban su hogar.

 

——o——

 

Nada más bajar del coche una vez lo hubo aparcado, Levi se estremeció de arriba a abajo debido al terrible frío que hacía fuera, arrebujándose aún más en su grueso abrigo negro e intentando desesperadamente ganar algo de calor.

A pesar de lo temprano que todavía era, el cielo ya lucía de un gris oscuro que auguraba mal tiempo y hacía desear el volver a casa, de seguro a causa de la ligera llovizna que al parecer había caído durante la noche. Probablemente por aquellos mismos motivos, se dijo mirando a su alrededor, el cementerio de Stohess se encontraba tan solitario a esas horas.

Aparte de él mismo, Levi solo vislumbró al cuidador del recinto y a unos cuantos trabajadores de mantenimiento que pululaban por allí, quienes a penas lo tomaron en cuenta al verlo pasar rumbo a su destino; no obstante, una parte suya secretamente se sintió aliviada ante aquella soledad. Sin duda alguna esa sería una visita difícil, por lo que prefería mil veces hacerla sabiendo que nadie estaría allí para presenciar su dolor; el mismo motivo por el cual no quiso pedirle a Eren que lo acompañase ese día a pesar del enorme respaldo emocional que este siempre le daba. Ya lo haría en la siguiente oportunidad si esta se presentaba, se prometió.

Contemplando como todo a su alrededor parecía tan tranquilo y silencioso, tan falto de vida a pesar de las coloridas flores que decoraban las tumbas y la frondosa vegetación que repletaba el lugar, Levi no pudo evitar pensar en cuanto detestaba los cementerios, quizá porque el primer recuerdo que tenía de uno era durante el funeral de su madre.

En aquella oportunidad, siendo apenas un mocoso lleno de dolor y de miedo por lo que vendría a futuro, Levi se había sentido terriblemente solo y perdido en aquel mundo que le parecía tan injusto; sin embargo, había sido su tío Kenny, en toda su ineptitud paternal, quien intentó convertirse en un apoyo para él en ese difícil momento, obligándolo a seguir adelante a pesar de no saber bien cómo hacerlo. Años después, cuando este mismo había fallecido, fue Farlan quien lo acompañó y se mantuvo a su lado, consolándolo de aquella pérdida que ni siquiera él mismo sabía sentía porque se había cerrado a su propio sufrimiento.

Resultaba curioso, se dijo Levi, como ahora ninguno de ellos estaba ya a su lado. Era casi como si la vida, eterna cabrona, se riera de él constantemente, haciendo borrón y cuenta nueva cada vez que se sentía seguro, quitándole lo poco que tenía y obligándolo de esa forma a recomenzar una vez más. Levi solo esperaba que en aquella ocasión el destino finalmente se cansase de jugársela y le otorgara la oportunidad de hacer las cosas bien. La oportunidad de ser feliz junto a Eren.

A pesar de su larga noche de preparación mental y de toda su determinación, cada paso que daba hacia el lugar donde Farlan descansaba se le hizo difícil y eterno, casi como una agonía. Sin poder evitarlo, Levi se sentía muy consciente de sí mismo y de todas las cosas por las que debería comenzar a disculparse; una lista tan larga que resultaba hasta ridícula. Aun así, una vez llegó al sitio donde recordaba estaba la tumba de su expareja, su mente se quedó en blanco y su corazón pareció detenerse.

Aunque en un comienzo los padres de Farlan habían insistido en que el cuerpo de su hijo debía descansar en el que era el mausoleo de la familia, Isabel, alegando que su hermano había elegido por voluntad propia el unirse al ejército y dedicó su vida a este, se opuso con todas sus fuerzas a esa decisión, las suficientes para acabar ganando aquella discusión y logrando así que este fuese enterrado como un militar más, con los honores que le correspondían. Por aquellos días, Levi no tenía ánimos ni cabeza para pensar en nada de eso, por lo que solo dejó que fuesen los Church quienes decidieran aquellos detalles; aun así, observando ahora el sitio donde la tumba de Farlan se encontraba, no pudo más que alegrarse de que hubiese sido Isabel quien mantuviera su decisión.

Contrariamente de lo silencioso y solitario que aquel lugar parecía a simple vista, él tuvo que reconocer que de todos modos resultaba un espacio bonito y apacible una vez estabas allí. Aquel pequeño prado de verde césped, bordeado de altos álamos que circundaban el centenar de frías y blancas lápidas de mármol que allí se agrupaban, creaba un aire acogedor. Al atisbar los nombres grabados sobre las tumbas, todas ellas pertenecientes a militares como ellos mismos lo habían sido, Levi, inesperadamente, tuvo la extraña sensación de sentirse acompañado a pesar de la soledad que lo rodeaba.

Una vez llegó frente a la tumba de Farlan, notó de inmediato que esta no solo se hallaba muy bien cuidada, sino que también contaba con flores frescas. Rápidamente supuso que aquello debía ser obra de Isabel, quien con toda probabilidad debía ir seguido a visitar a su hermano; sin embargo, descubrir aquello fue como un nuevo golpe de culpa y lo hizo llenarse de más vergüenza aún, si eso era posible.

En dos años, aquella era la primera vez que él se presentaba allí después del funeral.

—Joder, sí que te las arreglaste bien para que viniese a verte, ¿no, idiota? Siempre llamando mi atención en grande con tus tonterías hasta salirte con la tuya, tch —murmuró Levi, acuclillándose frente a la tumba del que había sido su pareja para dejar junto a las coloridas flores que allí se encontraban los blancos lirios que él había llevado—. Lamento haber tardado tanto en venir, Farlan. Lo lamento muchísimo.

El decir finalmente aquellas palabras, el pedir perdón a este por su larga ausencia, fue de cierta manera liberador. Levi no era un total creyente, su vida había sido demasiado mierda para que tuviera una fe absoluta e inquebrantable en una fuerza superior; pero, en algunas ocasiones, le gustaba pensar que había algo más allí fuera, Cielo, Rueda o lo que fuese, y por una vez ansiaba creer con todo su corazón que, donde estuviera, Farlan sería capaz de oírlo y aceptar sus disculpas, aquellas que muy rara vez le dio cuando estaba vivo y realmente importaban.

—Hoy… voy a marcharme de Stohess. Me iré definitivamente de esta ciudad. Demasiados recuerdos tristes, supongo —continuó él—. Así que venderé nuestra casa y donaré gran parte de las cosas, lo que espero no te importe, y me trasladaré de manera permanente a Shiganshina, ¿puedes creerlo? Joder, pasé prácticamente los últimos veinte años de mi vida huyendo de ese condenado sitio y ahora no hay otro lugar donde desee estar, por lo que puedes sentirte satisfecho y reírte de mí, bastardo. Ganaste, me quedo con la puta casa como tanto deseabas. Que mierda, es frustrante comprobar que sabías mucho mejor que yo lo que realmente necesitaba en mi vida. Aun así, gracias por habérmela obsequiado y obligarme a reconciliarme con mi pasado.

Ya fuese cosa de sus emociones tan al límite, del poco descanso que había tenido durante aquellos últimos tres días o de la atmosfera de calmado recogimiento a la que llamaba aquel lugar, Levi extrañamente no se sentía del todo solo. Así como Farlan llegó a conocerlo tan bien, hasta el punto de poder anticipar sus reacciones, él también lo había hecho a su modo con este; tanto que a pesar de ya no tenerlo en frente, Levi podía saber con seguridad lo enormemente divertido que el otro se habría sentido ante el hecho de que él diese su brazo a torcer y reconociera que tenía razón. Tanto que podía saber, sin duda alguna, cuál sería el tono exacto de oscuro azul que habrían adoptado sus ojos debido a la risa y como estos brillarían con alegría al mirarlo.

Ciertamente Farlan formaba parte de su pasado, pero era una parte tan importante que Levi jamás podría dejarla ir sin borrar quien él mismo era en el intento, ya que había sido junto a este que acabó descubriendo quien era en realidad y lo que deseaba ser en el futuro. Por eso mismo, ineludiblemente, Farlan seguiría siendo parte de su presente y de todo lo que viniese a partir de ese momento, como si un fragmento de este se hubiera quedado para siempre impregnado dentro en él y de allí no pudiese desaparecer. De forma egoísta, Levi quería creer que era ese pequeño trozo del otro el que de algún modo le estaba enseñando a ser alguien mejor en la vida, tanto como el haber conocido a Eren le ayudó a perdonarse y finalmente darse la oportunidad de sanar.

—Sabes mejor que nadie el cómo detesto pedir disculpas, sobre todo cuando sé que estas ya no sirven de nada; pero, de verdad lo siento mucho, Farlan. Siento no haber sido siempre lo que necesitabas o esperabas de mí. Siento haber sido tan egoísta contigo y no haberte dado el tiempo y el cariño que te merecías; pero, sobre todo, siento no haberme dado cuenta de eso mientras estuviste aquí, conmigo —reconoció con voz rota. El nudo que tenía en la garganta era tan doloroso, tan agónico, que Levi temió este acabara desgarrándose de un momento a otro—. Sin embargo, no puedes negar que fuiste un tremendo cabrón. Te largaste y ni siquiera me diste la oportunidad de disculparme o de contestar a tu pregunta. Te largaste y me dejaste cargar con toda la maldita culpa y la rabia, sin saber que mierda debía hacer a continuación con mi vida porque ya no estabas allí. Joder, fuiste un auténtico bastardo, bastardo. Me pusiste un ultimátum y te desapareciste sin siquiera oír mi respuesta, y luego vas y me la juegas con la condenada casa, haciendo que tenga que enfrentarme a ello y mi vida cambie del cielo a la tierra por completo. Y cuando pienso que ya lo tengo superado, cuando había vuelto a sentirme tranquilo conmigo mismo, apareces con esta mierda —masculló entre dientes, metiendo la mano dentro del bolsillo de su abrigo y dejando frente a la tumba la caja con las sortijas que tanto dolor le habían causado en el último día—. ¿Es que no te cansas de tocarme los huevos, idiota? Joder, supongo que no. Nunca te importó lo más mínimo el tener que enfrentarte a mi malhumor. Siempre fuiste un tonto sin remedio.

Importándole poco que su abrigo y sus vaqueros quedasen humedecidos y sucios por el roció matinal que humedecía el césped, Levi acabó sentándose con las piernas flexionadas frente a la tumba. En la lisa superficie de la lápida destacaba el nombre de Farlan y su fecha de nacimiento junto a la de su deceso, así como la simple frase «Con honor. Con amor. Con compasión». Él no sabía quién la habría elegido, pero no pudo estar más de acuerdo con ella. Para Farlan toda su vida se había regido por aquellos principios, ciegamente, sin importarle nunca quien estuviese en frente suyo para recibirlos. Levi siempre había sido muy consciente de que este era una mejor persona que él: más amable y generoso con el resto, mucho más empático con el sufrimiento ajeno; no obstante, al final acabó siendo un desastre como él quien quedó vivo. Un completo desperdicio.

Tras unos cuantos minutos de meditativo silencio, Levi una vez más volvió a clavar su gris mirada en el nombre de su expareja grabado sobre el blanco mármol. Inspirando profundo, notando el frío aire de principios de febrero congelarle los pulmones hasta el punto de ser casi doloroso, finalmente se apresuró a hablar:

—Estoy saliendo con alguien más ahora, ¿sabes? Es un mocoso tonto, demasiado confiado y demasiado bueno para un tipo como yo, probablemente, pero… soy feliz con él; sin complicaciones ni culpas en esta ocasión. Hange me dijo hace poco que yo jamás había sabido lo que era ser en verdad feliz, y aunque odie darle la razón, pienso que no estaba del todo equivocada. Creo que en el pasado me odiaba tanto, necesitaba tanto destruirme por todo el desastre que había sido mi vida, que nunca me permití ser feliz del todo, ni siquiera contigo. Demonios, lo cierto es que ni siquiera tengo la seguridad de poder hacerlo bien ahora, pero al menos deseo intentarlo. Deseo darme una oportunidad con Eren y arriesgarme, así como tú lo hiciste conmigo. —Rozando apenas con sus dedos la lápida, Levi volvió inspirar una vez más, notando el terrible dolor que parecía envolver su corazón—. Gracias por todo, Farlan. Gracias por amarme y por tenerme paciencia. Gracias por haber sido mi fuerza y mi apoyo cada vez que lo necesité. Gracias por nunca haberte rendido conmigo, a pesar del horror de ser humano que muchas veces fui. Gracias por haberme enseñado a querer sin esperar jamás algo a cambio y gracias por haberme dado un hogar y una familia, aunque nunca pude decirte lo mucho que eso significó para mí. Lamento que no hayamos tenido más tiempo y lamento aún más que no hubieses podido tener la oportunidad de proponerte para que compartiéramos nuestra vida juntos, porque a pesar de todo, te amaba de la misma manera, así que te habría dicho que sí. Te habría dicho que sí. —Con manos un poco temblorosas, abrió la caja con las sortijas y sacó la que estaba grabada con su nombre. Cavando con sus dedos un pequeño resquicio de tierra al borde de la tumba, cerca de la lápida, depositó esta allí y volvió a cubrirla con cuidado antes de extraer la otra y ponerla en su propio dedo anular, sintiendo el frío del dorado metal fundirse con su propia piel—. Entonces, hasta que nos volvamos a encontrar, Farlan. Cuando eso ocurra, por favor permíteme compensarte.

Tras ponerse nuevamente de pie, Levi observó una vez más la tumba, tan blanca y silenciosa como minutos antes, aunque algo parecía haber cambiado. Probablemente dentro suyo.

Mientras encaminaba sus pasos hacia la salida, notó la ligera humedad empapar su rostro, pero aun así no hizo ningún intento por secarse las lágrimas.

Joder, aquella era la primera vez que lloraba por ese bastardo en más de dos años; sin embargo, nunca en su vida se había sentido tan ligero.

 

——o——

 

Tras pasarse por una cafetería cercana para comprar algo de café para el mocoso, un par de sándwiches de pastrami y media docena de magdalenas de chocolate, Levi por fin llegó a casa sintiéndose extrañamente libre de presiones. Aquel viaje a Stohess en verdad había sido como el infierno en muchos sentidos, pero ya todo estaba bien, realmente estaba bien; y tenía la confianza suficiente para creérselo.

A pesar de su amenaza de despertar a Eren en cuanto estuviese de camino a casa, Levi no fue capaz de cumplirla. Él mismo se sentía totalmente agotado luego de aquellos días, por lo que no quería ni pensar en cómo se sentiría este después de todo lo que habían pasado, por lo que tan solo prefirió permitirle dormir un poco más y dejar de lado el asunto de los horarios.

No obstante, al final fue él quien acabó llevándose una sorpresa cuando, nada más abrir la puerta, oyó música proveniente de la cocina y la desafinada voz del chico cantando, lo que produjo que un curioso sentimiento brotara en su interior. Aparte de Isabel, que buena parte del tiempo parecía estar canturreando algo, Eren era la primera persona que Levi oía cantar en aquella casa, aunque este lo hiciese como la mierda. Ni Farlan, a pesar de su carácter extrovertido, ni él eran dados a ello, por lo que escuchar al chico resultó una experiencia nueva en ese lugar que en su memoria siempre había sido tan tranquilo y silencioso. Ciertamente era un buen cierre para todo lo que fue su vida allí.

Una vez llegó a la cocina, vio a Eren terminando de guardar los pocos utensilios que aún estaban dispersos por la estancia, envolviéndolos con cuidado en papel y metiéndolos a continuación en una de las cajas todavía sin sellar mientras esperaba que hirviera el agua para el té.

Admirando lo atractivo que este lucía con el humedecido cabello suelto sobre los hombros y la roja camisa que llevaba arremangada hasta los codos, y contrastaba con el negro de sus vaqueros, Levi se apoyó contra el dintel de la puerta y lo observó hacer sin que este se diese cuenta, sintiéndose al mismo tiempo tan fascinado como divertido. Sin embargo, esto no duró más que solo un par de minutos, ya que en cuanto el chico se volvió para buscar algo que había dejado sobre la isleta, se lo encontró viéndole.

—¡Levi, has regresado! —soltó Eren dividiéndose entre la alegría y la vergüenza al ser sorprendido así. Sonriendo un poco compungido, se metió un mechón de cabello detrás de la oreja y cruzó los brazos sobre su pecho—. Y, ¿todo bien?

—Todo bien. Aunque creo que estuve a punto de congelarme el culo debido al terrible frío que hacía en el cementerio. Prometo que nunca más me quejaré del clima de mierda de Shiganshina —respondió él, dejando sobre la encimera las bolsas con las cosas que había comprado.

—Yo que tú me retractaría de esa promesa —le advirtió su novio, divertido—. En cuanto comiences a notar el frío húmedo de la costa o te agarre una llovizna mañanera, acabarás despotricando contra el clima otra vez.

—Probablemente —admitió dándole la razón—, pero permíteme ser idiotamente optimista por una puta vez, aunque luego me arrepienta. Y por cierto, ¿a qué demonio estabas intentando invocar ahora, mocoso?

Los labios del chico se torcieron en respuesta a su burlesco comentario.

—Muy gracioso, Levi. Y luego te quejas de que yo soy el infantil en esta relación —lo regañó—. Por cierto, esto me recuerda que aún no has cantado nada para mí, a pesar de que hace un tiempo me aseguraste de que lo haces muy bien —le dijo Eren con una ligera sonrisa en sus labios mientras abría las bolsas de papel para sacar su contenido.

—Lo que me recuerda que podrías haberlo pedido como deseo si no lo hubieses malgastado como lo hiciste, mocoso tonto —replicó él en respuesta, sonriendo a su vez al ver como Eren parecía tan inmensamente feliz al darle un sorbo a su vaso de capuchino.

—No fue un deseo malgastado, en absoluto. En todo caso, ¿no quieres intercambiarlo por otra fotografía? Hasta podría posar para ti si lo consideras —se ofreció este muy solícito; no obstante, él solo tiró de uno de sus humedecidos mechones de cabello y se apresuró a preparar su té.

—Tendría que ser una foto muy, muy buena, Jaeger. Tanto como el video. Además, estoy seguro de que en cuanto te pidiese algo, comenzarías con tus remilgos de damisela virginal, así que tendrás que esperar hasta que se te presente la siguiente oportunidad, si es que tienes suerte, claro.

A pesar de su negativa, Eren no protestó en esa oportunidad, dejándose caer sentado en uno de los celestes taburetes y acodando un brazo en la isleta, apoyando luego la cabeza sobre este mientras mordisqueaba una de las magdalenas con meditativa concentración.

Sin comprender del todo como lo supo, Levi percibió el momento exacto en que el mocoso se percató de la sortija que llevaba puesta en su dedo. Tal vez fue debido el peso de su mirada sobre él o el ligero cambio en su respiración, pero supo, sin duda alguna, que Eren de cierta manera era muy consciente de lo que había hecho y lo que esto significaba.

Temiendo ser otra vez la causa de un nuevo malestar en el chico, Levi se sintió inquieto y un poco arrepentido; sin embargo, para su sorpresa, Eren tan solo sonrió en su dirección, no cansada ni tristemente como le había visto hacer durante aquellos últimos días, sino como si comprendiera y aceptara su decisión; como si aquel detalle le pareciese bien y por completo adecuado.

Al recordar como la noche anterior este le había asegurado que lo aceptaba con todo, desde su complejo pasado hasta lo que le deparara el incierto futuro, Levi no pudo más que admirar la determinación que el chico mostraba con su actuar. Sabía que de estar él en la misma situación que Eren, probablemente no podría ser tan generoso con el recuerdo de otra persona.

Estirando una mano en su dirección, el mocoso le pidió que le acercase la suya. Cuando Levi lo hizo, los dedos de ambos se entrelazaron y vio brillar pálidamente la argolla entre ellos; sin embargo, al levantar la vista, solo se encontró con aquella verdeazulada mirada que hablaba de certezas y posibilidades, así como del futuro que estaba por venir para ambos.

—Bienvenido a casa, Levi —le dijo Eren, sonriendo una vez más, y en esa oportunidad él sintió que estar allí, junto a este, era como regresar finalmente al hogar, al sitio correcto. Uno que no estaba determinado por un lugar en específico, sino por la persona que permanecía a su lado y sujetaba su mano.

Notas finales:

Lo primero, como siempre, es agradecer a todos quienes hayan llegado hasta aquí. Espero de corazón que el capítulo haya sido de su agrado y valiera la pena el tiempo invertido en él.

En esta oportunidad la espera por la actualización resultó ser mucho menos larga que otras veces y llegó en el tiempo acordado, así que me siento contenta por ello; además, finalmente he acabado con todo lo relacionado a Stohess, por lo que ya podré hacer regresar a estos dos muchachos a Shiganshina. ¡Nunca creí que iba a resultar tan largo este viaje! De dos capítulos planificados, mi imaginación traicionera acabó convirtiéndolos en cuatro, pero ya he cerrado esta parte tal como esperaba en un comienzo y solo ruego porque no se les hiciese muy pesada a la hora de leer. Y desde ahora sí puedo asegurar que mucho de lo que queda de la historia girará en torno a Eren y su pasado, que ha generado tanta curiosidad.

Igualmente, me gustaría aprovechar para comentar que buena parte de lo que han sido estos capítulos, fue bosquejado hace ya casi dos años, cuando estaba planificando la historia. Farlan siempre fue un tema importante dentro de la misma, y por eso muchas veces ha tenido tanta relevancia; el que Levi y Eren encontraran las sortijas, que Levi se despidiese de este en el cementerio y decidiera usarla, siempre fueron situaciones que estuvieron allí esperando por ellos, y solo tuve que conseguir guiar a ambos lo suficiente para que su relación fuera en la dirección correcta y llegase a este punto que marcará algo muy importante para los dos.

Aprovechando la oportunidad, también me gustaría señalar que hay dos temas musicales que marcaron mucho todo lo que esto fue. El primero de ellos es To Build a Home, de The Cinematic Orchestra, una pieza muy hermosa tanto musicalmente como por el contenido de su letra, la cual refleja muy bien lo que es tener que dejar ir aquello que tanto ha significado para nosotros y nos dio seguridad en su momento, a pesar de lo mucho que esto duela. El otro tema, corresponde a Flame of Red, de Yui Horie, y en este caso pienso que su letra señala a la perfección el inmenso dolor y miedo que muchas veces se siente al perder a alguien y saber que esa persona no va a regresar por más que uno lo desee; el cómo nuestro mundo cambia y como aun así hay que levantarse y salir adelante, aunque cueste.

Hay dos pequeños detalles que me gustaría aclarar, por si alguien quedó con la duda. El primero es referente al grupo de estrellas que Eren llama los Tres Reyes Magos, ya que estas también pueden ser conocidas como las Tres Marías en ciertos lugares; pero, ya sea con un nombre u otro, estas forman parte de lo que es el Cinturón de Orión. Yo soy una fanática de la astronomía, me encanta, por lo que cada vez que tengo oportunidad me escapo a los observatorios a maravillarme con ello; así que perdónenme este detalle tan cursi en la historia. Necesitaba un respiro de tanto sufrimiento.

Lo otro que quizá puede haber generado algo de confusión, es cuando Levi habla refiriéndose al Cielo y la Rueda. Creo que el concepto del Cielo-Paraíso luego de la muerte es el que la mayoría conoce por diversas religiones, mientras que el concepto de Rueda hace referencia a lo que sería el samsara de la reencarnación, procedente de algunas religiones orientales como el budismo o el hinduismo.

Y bueno, solo espero que llegados a este punto todo cumpliera las expectativas. En verdad han sido capítulos algo difíciles de escribir emocionalmente, muy agotadores, pero al final he acabado satisfecha. Además, no puedo creer que esta historia tenga ya treinta capítulos, Dios. En aproximadamente dos meses más In Focus cumplirá dos años y aún no logro acabarla, lo que me parece terrible, jaja.

Para quienes siguen el resto de mis historias, aviso que la siguiente actualización en esta oportunidad sí será para mis chicos vampiros de Tormenta, del fandom de KnB, la cual espero tener lista para finales de la semana que viene. Luego ya retomaremos con In Focus una vez más y, si hay suerte, antes de acabar el mes.

Una vez más agradezco a todos quienes leen, comentan, envían mp’s, votan y añaden a sus listas, favoritos, marcadores y alertas. Siempre son la llamita que mantiene encendida la hoguera.

Un abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes en estos tiempos complicados.

 

Tessa.


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