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Zodiaco (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

CAPÍTULO 3:

(GÉMINIS)

A DOS CARAS

 

A dos caras puedo quererte.

Una lo hace con alegría, y la otra, también,

pero lo niega.

 

 

 

Decidido a que aquel día nada, absolutamente nada lo pillaría desprevenido, Eren leyó nuevamente la predicción del horóscopo en su móvil y tanteó el bolsillo de la chaqueta de su traje, asegurándose de que su salvavidas estuviese allí.

Al ser Géminis quien regía aquel mes, los astros presagiaban que si un ariano como él contaba con algún elemento de color verde ese día, contrarrestaría toda la mala fortuna que pudiese llegar a tener; por ese motivo —y en vista de la enorme responsabilidad con la que cargaba esa jornada—, acababa de sacrificar, con todo el dolor de su alma, el cactus enano que Armin cuidaba y que había sido un obsequio de Annie, la novia de este, el cual ahora descansaba lánguido y moribundo en su bolsillo, perfectamente cubierto con un montón de servilletas para evitar pincharse.

Aun así, y convencido de que aquello era por una buena causa, Eren echó a un lado el remordimiento que lo embargaba y se prometió comprar otro cactus para su amigo en cuanto tuviese la menor oportunidad; sin embargo, al recordar que el principal problema de ese día sería Levi, con su pésima suerte al ser el último puesto de la lista, se preguntó cómo debería abordar ese asunto si quería evitar que ambos lo lamentaran más tarde.

—Oye, Eren, ¿sabes que le ocurrió a mi cactus? —preguntó Armin, asomando su rubia cabeza por la puerta de su habitación. Sus azules ojos parecían realmente confundidos—. Lo saqué a tomar el sol al balcón hace una hora, pero ha desaparecido y solo queda la maceta vacía.

—A lo mejor… ¿se lo comió un pájaro? —sugirió él, fingiendo inocencia; pero nada más meter la mano en el bolsillo de la chaqueta y notar allí el pequeño bulto, un ramalazo de culpa asesina lo recorrió.

—¿Un pájaro? —preguntó el otro con incredulidad—. ¿Qué tipo de ave va a…? —Guardando silencio y mirándolo con expresión analítica, su amigo le exigió—: Dime ahora mismo que has hecho con mi cactus, Eren.

—Nada —se apresuró a defenderse, pero Armin suspiró con enfado.

—Tus orejas arden, es obvio que estás mintiendo. Dime que hiciste con él, Eren.

Sintiéndose el peor planticida de la historia, él obedientemente sacó la triste plantita que ahora yacía en su mano sin esperanza alguna. Al verlo, su amigo ahogó un gemido.

—Annie me matará.

—Puedes decirle que fue culpa mía —ofreció Eren a modo de consuelo.

—¡Claro que voy a decirle que es culpa tuya! ¿Crees que soy lo suficientemente valiente para cargar con lo que le ha ocurrido a su obsequio? ¡Yo terminaría igual que esa planta! Ella incluso le acababa de poner un nombre. Dios, Eren… ¿pero por qué lo hiciste?

Sintiéndose profundamente apenado, volvió a dejarse caer sentado en su cama y confesó:

—Verás, Armin, hoy Levi tendrá una importante reunión con uno de los dueños de la editorial para la que he lanzado mi proyecto de ilustración y me ha permitido que lo acompañe, por primera vez. Yo solo quería que las cosas fuesen bien para nosotros, pero… mi horóscopo para hoy asegura que necesito de algo verde para contrarrestar mi mala suerte, y lo único suficientemente pequeño que pude encontrar fue tu cactus.

La expresión de su amigo se convirtió en una de total desconcierto.

—¿Y desde cuando tú crees en el horóscopo? Cada vez que te hablaba de ello me decías que eran tonterías.

—Oh, eso es desde que conocí a Hange, la esposa de Erwin. Ella está muy informada al respecto y me dijo que era buena idea estar siempre preparados para cualquier eventualidad.

—Ya veo —murmuró Armin—. Sin embargo, te aconsejaría que buscaras otra cosa de camino a la reunión, Eren. Temo que acabes teniendo más de algún accidente con eso —le dijo este, señalando el cactus, cuyas pequeñas púas lucían todavía el brillo malicioso de las agujas, como si amenazaran con cobrar venganza incluso después de la muerte.

—Quizá tengas razón —reconoció él con algo de desánimo. Al recordar su otro importante problema, preguntó esperanzadamente a su amigo—. Oye, Armin, ¿no tendrás por casualidad algo rosa que puedas dejarme por unas cuantas horas?

 

——o——

 

Sintiéndose inmensamente ingenioso por su idea, Eren golpeó la puerta de la oficina de Levi y sonrió de oreja a oreja cuando este lo invitó a pasar. Su jefe, junto al que llevaba trabajando los últimos dos meses como un esclavo, apenas levantó la vista de la pantalla de la computadora cuando él lo saludó, pero asintió con un gesto seco haciéndole saber que lo había oído.

—Toma esos fólderes de allí, Jaeger, y guárdalos en mi maletín. En cuanto acabe con esto nos vamos —le dijo tecleando furiosamente.

Obediente como pocas veces era, Eren guardó todo lo que este le pidió. Al encontrar el móvil de Levi cargándose en la mesilla auxiliar como era costumbre, disimuladamente se acercó para hacerse con el aparato y poner en marcha su plan.

No obstante, su mala suerte quiso que antes de poder volver a dejarlo en su lugar, oyera la grave voz de su jefe a sus espaldas.

—¿Qué mierda estás haciendo ahora con mi móvil, mocoso?

Intentando parecer inocente, Eren sonrió beatíficamente.

—Le quito el polvo, señor Ackerman.

Tomando el aparato de sus manos, este lo miró con detenimiento, arqueando sus delgadas cejas hasta lo imposible al ver la pegatina que él acababa de pegar en la parte posterior de la negra carcasa.

—¡¿Pero qué mierda…?! ¡Jaeger, explícate! —le ordenó Levi, viendo con expresión de repulsión a la brillante y tierna gatita rosa llena de flores, también rosas, que ahora lucía allí.

—¡Yo tengo una igual! —se apresuró a decirle, sacando su propio móvil para enseñárselo—. Pero en verde.

—¿Y el ir a juego contigo debería tranquilizarme? —le preguntó su jefe con incredulidad—. ¡Quítalo ahora mismo!

Eren negó.

—No puedo, señor. Es realmente necesario, créame. Sobre todo, para usted.

La incredulidad en los ojos de Levi dio paso a un frío aire de matanza.

—Explícate —repitió, y en esa ocasión él obedeció sin rechistar.

—Verá, al revisar su horóscopo esta mañana, me di cuenta de algo realmente terrible, y es que los capricornio como usted, serán quienes contarán con la peor suerte este día. Horrible. Le podrían ocurrir mil desgracias —auguró con voz tétrica—; pero si lleva algo rosa con usted, va a contrarrestarlo.

Tras mirarlo unos segundos, unos largos y silenciosos segundos, Levi finalmente le dijo:

—Hange es quien te ha metido toda esa mierda en la cabeza, ¿verdad?

Eren se sonrojó violentamente al ser descubierto.

—Bueno… puede que un poquito. El día que lo llevamos al hospital, ya sabe, por lo de su accidente —le recordó él, señalando su propia nariz—, tuve mucho tiempo para hablar con ella mientras esperábamos a que lo atendieran. ¡Ahora nos mensajeamos cada día! Hange siempre me pide que le recuerde que coma bien y a sus horas. Insiste en que usted es un descuidado de lo peor; lo que es verdad, si me permite decírselo.

—Lo que me faltaba —gruñó Levi en respuesta, pero aun así agarró el móvil y se lo echó al bolsillo del pantalón—. Una vez acabe esta jodida reunión, olvídate de la maldita pegatina, Jaeger. Tú mismo serás el responsable de sacarla y volver a dejar mi móvil como nuevo.

—Por supuesto —respondió Eren sonriendo, contento de haber ganado aquella pequeña batalla.

A pesar de lo determinado que siempre parecía Levi de mostrar su lado más duro, él sabía que, tras toda aquella fachada, su jefe era alguien mucho más amable y considerado de lo que aparentaba, casi como si tuviese dos caras. Solo era cosa de darle una oportunidad y aprender a conocerlo un poco mejor, algo a lo que él estaba más que dispuesto.

 

——o——

 

Aunque en un comienzo Levi no tenía intención alguna de llevar a Eren a esa jodida reunión, al final su maldita conciencia acabó ganando la partida y se convenció a sí mismo de que era una buena idea el hacerlo, tanto porque el condenado mocoso había trabajado muy duro durante el último mes, como también porque Farlan insistía, cada vez que hablaban, en que quería conocerlo. El muy bastardo estaba convencido de que cualquiera capaz de sacarlo de sus casillas con tanta frecuencia como Eren lo hacía, merecía un premio.

Deseoso por dar a aquella reunión un aire más informal y relajado, Farlan había insistido en que se juntasen en su cafetería favorita, la cual se encontraba agradablemente vacía y silenciosa a esa hora de la mañana cuando Eren y él llegaron.

Tras escoger una mesa apartada de ojos curiosos, miró al chico muy serio y le advirtió:

—No te confíes de Farlan por ningún motivo, mocoso. Puede que se muestre afable y simpático, pero si no te pones duro al negociar con él, acabará comiéndote antes de que te des cuenta. Es un bastardo astuto.

Los enormes ojos verdes de Eren se abrieron con sorpresa, pero luego su ceño se frunció un poco.

—¿Usted y el señor Church son cercanos?

—Algo así —respondió Levi revisando la selección de tés que ofrecía el local.

—¿Cercanos como amigos cercanos? ¿Familia? ¿Pareja? —volvió a inquirir este.

—Cercanos como lo que a ti no te importa, Eren. Solo concéntrate en la propuesta que vinimos a hacer y ya.

Nada más acabar de pedir sus órdenes, Farlan, tan rubio y sonriente como siempre, cruzó la puerta de la cafetería y lo saludó con un gesto.

—¡Vaya, viejo amigo, tan puntual como de costumbre! —exclamó este revolviéndole el cabello con una mano, la que él apartó de golpe. Volviendo sus celestes ojos hacia Eren, quien lo miraba con cierto recelo, sonrió—. ¿Así que tú eres el misterioso Eren Jaeger?

—Sí, lo soy —respondió el mocoso, tendiendo una mano a Farlan—. Un gusto, señor Church.

—Solo llámame Farlan, el señor es innecesario. Realmente me alegra que este gruñón haya decidido traerte, Eren. Tenía muchas ganas de conocerte, ¿sabes?

—¿De verdad? —preguntó el mocoso sorprendido.

—¡Claro! No muchos pueden jactarse de seguir vivos tras haberle roto el móvil y provocado una hemorragia nasal severa al gran Levi Ackerman —le dijo Farlan riendo, a lo que él le lanzó una mirada asesina advirtiéndole que cerrara su maldita boca, pero logrando el efecto contrario en este—. Y bien, Eren, ¿quieres saber más sobre Levi?

 

——o——

 

Dos horas después, tras cuatro tazas de té y un dolor de cabeza inminente para él, ambos finalmente pudieron librarse de Farlan.

El bastardo de su amigo había gastado casi la mitad de su tiempo contando anécdotas vergonzosas sobre la juventud de ambos, las cuales el mocoso oyó atentamente lleno de curiosidad. La otra mitad, sin embargo, resultó bastante más productiva, ya que Eren era casi tan hábil como Farlan a la hora de negociar, por lo que el trabajo de ilustración que estaban haciendo para la sección de libros infantiles seguía en pie.

Aliviado, Levi se relajó al saber que todo había resultado bien; sin embargo, una vez aparcaron el coche en el estacionamiento de la compañía, notó que el buen humor del chico parecía haberse esfumado, siendo remplazado por las dramáticas cejas de Eren fruncidas y un gesto de reproche en los labios mientras jugueteaba con su colgante.

—Oi, ¿y ahora qué demonios te ocurre? ¿No deberías estar contento? Al parecer esa mierda de amuletos funcionó, ¿no?

El mocoso asintió.

—Ustedes dos realmente son muy amigos.

—¿Qué? —preguntó Levi, sin entender ni mierda de lo que a este le ocurría.

—Que usted y Farlan realmente son muy amigos. Suele sonreír mucho cuando está con él.

Levi se quedó pasmado.

—¿Y a que viene eso, mocoso?

—No, nada —masculló Eren, enfurruñado—. Es solo que pensaba que cada vez que está conmigo, usted solo luce enojado todo el tiempo. Nunca lo había visto sonreír hasta hoy.

—¿Eh? —volvió a preguntar él, confundido—. ¿Estás molesto porque quieres que sonría estando contigo?

El chico encogió sus hombros.

—No. O bueno, no lo sé. Me lo pensaré y luego le respondo —le dijo Eren como si aquello solucionase todo—. Me adelantaré entonces —se apresuró a decirle, sin embargo, su huida triunfal se vio interrumpida cuando intentó soltar la traba del cinturón de seguridad, pero no pudo—. Oh, creo que estoy atascado.

Soltando un suspiro de resignación, porque con Eren todo parecía ser siempre caos y mala suerte, Levi soltó su propio cinturón y se inclinó hacia este para ayudarlo. Al ver que el problema era que parte de la tela de la chaqueta del traje se había pillado, comenzó a luchar para soltarla mientras maldecía.

—Joder, ¿por qué nunca miras lo que haces, Jaeger? —masculló fastidiado—. Si fueras tan solo un poco más cuidadoso… ¡Mierda! ¡¿Pero qué demonios tienes ahí?! —preguntó indignado al sentir una horrible cantidad de pinchazos en sus dedos.

—Oh —murmuró nuevamente el chico, haciendo que él levantase el rostro para mirarle—. Llevo un cactus enano.

—¿Un cactus enano? ¡¿Por qué llevas un puto cactus en el bolsillo?!

—Es una larga historia, créame. Venga, déjeme ver —le dijo Eren tomando su mano para llevársela al rostro y examinarla. Al sentir un nuevo pinchazo donde este acababa de pasar el dedo, Levi dio un respingo a causa del dolor.

—Oi, mocoso, ten más cuidado.

—Es lo que intento, pero con tan poca luz no logro ver bien. Será mejor que lo tratemos en la oficina. Oh —volvió a decir este por tercera vez con voz sorprendida, haciendo que él se tensara con alarma.

—¿Y ahora qué?

—Que acabo de darme cuenta de que sus manos son realmente bonitas.

Atragantándose con su propia saliva debido a la sorpresa de aquella confesión, Levi comenzó a toser desesperadamente, ante lo que el chico se apresuró a palmearle la espalda, solícito.

—¿Qué demonios contigo, Jaeger? —le preguntó, sintiendo su rostro encenderse a causa de aquella estupidez; no obstante, al percibir el peso de una mirada sobre él, Levi se encontró con que Hange los observaba atentamente a través del cristal del coche tras Eren.

Esta, con una sonrisa cómplice en los labios y una enloquecida mirada tras las gafas al ver a ambos enredados en aquella postura que cualquiera podría malinterpretar, levantó ambos pulgares en gesto de aprobación, de seguro imaginando en su mente retorcida que entre el mocoso y él pasaba algo.

Mierda. Estaba jodido. Antes de que siquiera pudiese abrir la boca para explicarse, seguramente todos en la compañía estarían hablando de su supuesto romance con Eren.

—Oh, demonios… ¿Por qué todo es mala suerte contigo, mocoso? —preguntó a este, quitando su mano de la suya y dando un último tirón al maldito cinturón, soltándolo finalmente.

Con aquella condenada sonrisa que siempre presagiaba problemas —y olvidando todo el malhumor anterior como el maldito bipolar a dos caras que era—, el chico dijo muy contento:

—Bueno, ¿quién sabe?

Pero lo que Levi sí sabía, era que, al haber aceptado aquel trabajo, acabó firmando su sentencia de muerte. Eren Jaeger iba a acabar con él, definitivamente.

Notas finales:

Lo primero, como siempre, es agradecer a todos quienes hayan llegado hasta aquí. Espero de corazón que el capítulo fuese de su agrado y que valiera la pena el tiempo invertido en él.

Igualmente, en esta oportunidad el capítulo de este mes está especialmente dedicado a Kaimi-chan, que cumple añitos por estas fechas, así como a todos los géminis, quienes por lo general suelen ser unas personas extraordinarias y muy divertidas a la hora de socializar con el resto, pero que muchas veces acaban por volvernos un poco locos debido a sus repentinos cambios de humor que nadie, aparte de ellos mismo, comprende. Espero que todos hayan pasado o pasen un feliz día. Muchas felicidades para este nuevo año que comienzan a recorrer.

Por lo demás, aviso que este capítulo ha resultado exactamente mil palabras más largo que los anteriores. Mi idea al comenzar a escribir esta historia, era hacer cada capítulo una viñeta de mil palabras, sin embargo acabó alargándose a mil quinientas ya en su primera entrega. No obstante, al llegar a esta, me di cuenta que para poder acabarlo en doce capítulos como deseo, necesitaré de un poco más de espacio, así que desde este punto en adelante, todo rondará las dos mil quinientas palabras. En todo caso, también me estoy pensando seriamente si arreglo un poco los dos capítulos anteriores para que estos igual queden en ese mismo conteo, pero no estoy del todo segura. Si alguien tiene alguna opinión al respecto sobre lo que preferiría, es bien recibida.

Y bueno, solo espero que el capítulo les hubiese gustado, que les resultara divertido en todo su absurdo, y que se pueda ir apreciando ya que la relación de Eren y Levi va mejorando, poquito a poco. El próximo capítulo será dedicado a los Cáncer, los más románticos en mi opinión de todo el horóscopo, así que, ¿quién sabe? A lo mejor estos dos reciben un empujoncito y acaban por cerrar parte de su brecha.

Aviso también, para quienes siguen el resto de mis historias, que la siguiente actualización es para mañana domingo con In Focus. Todo rápido y eficiente esta semana, ¿ven? Jaja.

Una vez más agradezco a todos quienes leen, comentan, envían mp’s, votan y añaden a sus listas, favoritos, marcadores y alertas. Son siempre la llamita que mantiene encendida la hoguera.

Un abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes en estos tiempos difíciles.

 

Tessa.


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