Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Singularidades por Dtzo

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

x'D se me fue la nuez al actualizar. Me faltaba aquí.

Los días volaban más rápido de lo que alguna vez pensó, pero ¿cómo no iba a ser así cuando la fecha del festival se acercaba junto a una horda de turistas visitando el local? hasta hubo días en que la fila daba vuelta al establecimiento. No iba a quejarse, se mantenía con la cabeza ocupada un par de horas antes de sentir sus nervios dispararse al momento de la cena, probablemente volverían a un incómodo silencio seguido de un estallido de mera verborrea sin sentido de no ser por Ryou y hasta Malik, quien había sido convocado de emergencia, les hacía compañía cada que podía.

La charla fluctuaba sin mayor problema, Yami seguía el hilo sin esfuerzo, aunque tampoco decía nada sobre él. Fuera de eso era el único apoyo que sus amigos podían brindarle, incluso una de tantas noches Rebecca terminó por auto invitarse después de escuchar lo armonioso que era el ambiente, claro con la intención de convencer una vez más a Yugi para ir juntos al festival y para su sorpresa, el famoso Yami, del que tanto escuchaba hablar, terminó siendo un dolor de cabeza para ella, no por la inmensa similitud con su “darling”, había algo en el chico que no le agradaba en lo absoluto. Así que sus intentos de invitación cobraron aún más determinación y a su vez aún más desinterés. En definitiva, Yugi cerca de Yami dejaba de ser él.

Por el lado de Atemu se mantuvo lo más ausente posible de todo, era fácil sentir la tensión entre él y su compañero, era pesada e incómoda; sabía que podría estar pasando por la mente de Yugi y requería calma absoluta. Básicamente era como tener un conejo en una nueva casa. Si bien procuraba no tomarlo desprevenido resultaba todo un reto personal a su enigmática y sigilosa personalidad  gracias a la total abstracción del chico, aclararse la garganta antes de hacer cualquier otro sonido o silbar era su cascabel. No buscaba entablar una conversación, después de aquel reencuentro era complejo crear una atmosfera ideal libre de distractores. Por lo cual en su tarea incluía obtener información de diversas fuentes, la primera a la cual le echó el ojo encima fue al chico albino.

 

 

 

El pequeño ventilador apenas enviaba una ligera brisa tibia para aliviar el ambiente sofocante, había momentos del día en que la tienda quedaba completamente vacía y aburrida; los veranos eran una verdadera jungla húmeda a la cual aún le costaba, después de un par de años viviendo en aquel archipiélago, acostumbrarse, a diferencia de Brixton: con abundante lluvia cerca de la mitad del año era su costumbre no soltar su sombrilla y al menos ahora le cubría de un delicioso bronceado veraniego. A diferencia de sus amigos y sobre todo de su querido Malik prefería guardar un poco su palidez natural.

Familiarizado un poco más con Yami no le fue muy difícil adivinar que trataría de hablar con él, pero de una mera especulación pasó a ser un hecho, ahí lo tenía merodeando la tienda y su agudo sentido dictaba que no estaba por placer a las compras o por un antojo de golosinas. Él podía ser tan discreto como directo y prefirió tantear la suerte ante una charla “casual”.

– ¿Es todo lo que llevarás? Son 300 yenes.

– ¿No es un poco temprano para que esté vacío? El festival es mañana. Debería haber más gente.

Ryou detuvo sus movimientos de la caja registradora escudriñando en los gestos y palabras de Yami.

– Es reciente, no tiene más de tres años que se organizan para las decoraciones. Incluso los turistas se unen a las actividades, todos ayudan con lo que pueden así que Yugi debe estar justo ahora sirviendo refrigerios. Ahorran tiempo y dinero, es normal que esté… vacío.

Una diminuta sonrisa brotó de Yami, ahora entendía como era que el café estaba abierto sin rastro de su objetivo y su compañera rubia.

– Irás a buscarlo ¿no?

Si, esa era la idea, aunque tras las palabras de Ryou supo que no lo había hecho aposta.

– Permíteme preguntar ¿Qué tipo de relación tienes con Yugi?

Lo gracioso era que no tenía una palabra para definir su relación, conocidos, maestro – alumno, compañeros, extraños. Todas y cada una embonaban tanto como discernían del verdadero significado, un poco de esta, otro de aquella. Para ser sincero era complicado. No había por donde empezar, resolver la duda de uno de sus amigos más cercanos podía desembocar tanto en buenos como malos resultados a largo plazo, el chico desprendía una seguridad admirable. Sabía el motivo de su “visita”, le dio la respuesta sin que la pidiera. Tampoco requería devolver la interrogativa como todo un pedante renuente. No era su estilo.

– ¿Qué opina Yugi?

– No parece tener una respuesta. Está ofuscado, tal vez menos que tú. Por lo que veo ninguno repara en la incógnita. Curioso…

Ambos estaban a bordo del mismo barco entre un mar lleno de tinieblas y cada uno en su respectivo extremo.

– No hay respuesta porqué no hay una pregunta, ni siquiera ustedes se han cuestionado al respecto ¿Qué esperabas? Ninguno ha tomado tampoco la iniciativa de solucionarlo, sólo se miran. Especulan cada quien por su parte, suponer no los llevara a ningún lado, Yami.

– ¿Estás ayudándome?

– No te confundas, es por mi amigo. Aún no me fio de ti, pero detesto verlo así y odio decepcionarte, pero no tengo idea sobre lo que piensa Yugi de ti, ni como se siente, mucho menos de que planea hacer.

Cuando meditó sus palabras la lucidez llegó. Si había la intención de hacer avanzar las cosas su inexistente inseguridad hizo acto de presencia obnubilando su juicio. Ahora había otra duda en cuestión ¿Por qué sólo pasaba así cuando se trataba de Yugi?

– Busca un momento para hacer lo que debas hacer, pero no hoy, no ahora. Lo vas a distraer y no quieres saber que ocurre cuando pierde sus cabales mientras hace algo importante.

– Ya había pensado en eso. Y tengo en mente algo adecuado, gracias. Bakura.

Le restó importancia con un simple gesto de mano al aire, Yami se despidió asintiendo ligeramente.

Siempre que una problemática acaparaba el espacio en su mente ideaba no uno ni dos estrategias, las posibilidades que llegaran a él se plasmaban en una bitácora a modo de diario. Y en su tiempo libre se centró en hacer diagrama tras diagrama sin una idea clara de cuándo o cómo ponerlo en marcha, ahora con la cabeza más despejada sentía que ya había encontrado el chance perfecto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).