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Etéreo (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Tema del capítulo: Beso en la frente.

18 DE OCTUBRE:

OBRA MAESTRA

 

Un beso, pero en la frente de quien quiere, de veras, defender tu amor.

 (Pablo Neruda, Sabrás cuanto puedes herirme).

 

 

 

La mañana de octubre dieciocho se levanta fría y oscura como los días ya entrados del invierno, enseñando a través de las cortinas entreabiertas un cielo plomizo y aburrido, el cual contrasta enormemente con el dorado y rojizo que repleta los árboles aun cambiantes.

El otoño siempre te ha gustado, y te gusta todavía más en Shiganshina, quizá porque las presiones aquí son menos y puedes ser más tú mismo.

La mañana es helada y te estremeces un poco bajo las mantas, pero el calor del cuerpo desnudo de Eren junto al tuyo la vuelve inesperadamente cómoda y agradable, por lo que disfrutas del momento; una felicidad efímera que se desquebraja un poco ante el saber que en menos de dos semanas ya lo habrás perdido; un dolor que se apacigua en cuanto los verdeazulados ojos del chico se abren y tu tranquilidad se torna torbellino, porque con Eren nada nunca es fácil y sencillo.

Tras la discusión del día anterior, la tormenta entre ambos amainó sin disculpa alguna y con un gato de por medio, el cual ahora descansa junto a ustedes pese a no tener ni una puta idea de qué harás con él.

Eren, todo enormes ojos claros y mejillas enrojecidas por el sueño, te observa lleno de mil emociones no pronunciadas que te cuesta identificar. Ya no es un niño, lo sabes bien, pero aun a veces puedes ver el pasado y el presente en él volviéndolo todo vulnerabilidad. Volviéndolo tan frágil que sabes solo bastaría un mínimo toque para acabar desmoronándolo, más si eres tú, porque te otorgó ese poder.

Durante más de tres años, se han rondado el uno al otro enredados entre secretos y verdades a medias. Conoces al chico de verano que llegó a tu vida como tormenta estival, y fue él mismo quien te enseñó el gélido invierno que siempre intentó ocultar del resto; entonces, ¿por qué no sincerarte? ¿Por qué no confesar tu verdad? Aquella verdad que sientes correcta, pero aun así te golpea duro como solo las cosas certeras pueden hacerlo. Aquella verdad que ocultas debido a lo mucho que temes perderlo, pese a saber que al final, de todos modos, acabarás haciéndolo.

Mientras te debates entre lo que quieres y debes hacer, entre lo que sabes que es necesario y puramente egoísta, sientes la mano de Eren trazar los contornos de tu pálido rostro con sus dedos manchados de pintura. Sus ojos de verdeazulado mar te contemplan como si fueses una de sus obras, como si fueras arte, y durante ese instante en que ambos se miran, la distancia que siempre ha imperado entre ustedes finalmente se desdibuja, como si aquel círculo que desde un comienzo les acercó el uno al otro, hubiese llegado al extremo correcto.

Los labios de Eren, siempre tan expresivos, siempre tan cargados de sonrisas llenas de secretos, se entreabren y te cuentan de forma completa aquella historia, su historia. La historia del niño que perdió a su madre antes de cumplir siquiera los diez, y que debió a prender a sobrevivir con un padre que no lo aprecia para no hundirse. La historia del chico que debió aprender a fingir y mentir, porque la ignorancia es más llevadera que la lástima, y el cual comprendió que acallar sus propios sueños en pro de otros, era lo correcto y lo que se esperaba de él.

Eren ha sido todo y nada, pero sobre todo es completa imperfección ante los ojos del hombre que le dio la vida, y por ello siempre lucha y siempre ríe, porque aunque sea una farsa, quiere creer que en algún momento podrá ser en verdad feliz.

Durante aquellos años has visto a ese chico ser muchas cosas, tantas que se ha convertido en un todo para ti. Eren es la primavera vibrante, siempre llena de vida, y el exuberante verano que sofoca y arrasa con fuerza primitiva. Eren es el gélido invierno de bordes afilados y cielos blancos, y es el otoño, perfecto y hermoso de colores antes de desaparecer; el instante preciso en que la vida se detiene un momento justo antes del cambio.

Y el cuadro que siempre ha sido la vida de ese chico para ti, finalmente se completa ante tus ojos, y no es bonito, para nada, pero es real y es suyo, y ahora también tuyo, porque Eren te ha dejado ver ese trozo de él que nunca ha enseñado a nadie más. Un cuadro con sus verdaderos colores que probablemente se ha desteñido mucho en los bordes a causa de todas aquellas lágrimas no derramadas, y aunque te duele imaginarlo lejos, de igual modo ansías imaginar lo que será de él en unos años más. Si aquel cuadro que ahora es solo un estropicio de sueños rotos y quebrados, de dolor sin límite, se convertirá algún día en una obra maestra.

Los ojos de ambos se encuentran cuando los labios de este se cierran y la historia acaba, y aunque Eren no llora, puedes verlo por completo vulnerable.

—No me arrepiento —confiesas con la seguridad de lo correcto, pese a que el descubrir de que pagaste por sus estudios fue el detonante de su rabia indignada y su posterior tormento—. Mereces ser feliz, más que nadie; así que no me arrepiento.

Y no dices más nada porque sabes que entre ustedes sobra. Porque Eren y tú siempre han sido algo más, algo distinto; algo que siempre estuvo destinado a ser pese al tiempo y la distancia, y a que el futuro juntos se les muestra como un imposible.

Es entonces que acunas su rostro y besas su frente, y aquello basta para decirle que todo está bien y que será mucho mejor en el futuro, porque una vez se marche de ese pueblo, el dolor y la tristeza se convertirán en solo una pesadilla del pasado. Porque una vez esté lejos, podrá dejar de ser etéreo y pintarse de los colores que desee, aunque tú ya no estés allí para poder admirarlo.

Notas finales:

Lo primero, como siempre, es agradecer a todos quienes han llegado hasta aquí. Espero de corazón que la viñeta de hoy fuese de su agrado y valiera la pena el tiempo invertido en ella.

Por lo demás, y como parece ya ser costumbre, paso a explicar algunas cositas del capítulo para intentar complementar la información que a veces siento es muy limitada por aquí.

Lo primero, es sobre el título de la viñeta, «Obra Maestra». Bueno, creo que la mayoría debe tener ya una idea de lo que es una obra maestra, algo así como el trabajo más importante, sobresaliente y reconocido de un autor/creador en cualquier ámbito; no obstante, las obras maestras tienen una cualidad y es que suelen estar llenas de defectos, pequeños fallos que las vuelven muy imperfectas, pero al mismo tiempo únicas, ya que a pesar de ello resaltan sobre el resto debido a que provocan emociones fuertes y diversas en quienes las aprecian.

Y es de allí la asociación que Levi hace sobre Eren siendo una «obra maestra». Él sabe bien que el muchacho tiene miles de defectos, que está muy dañado, pero aun así tiene fe absoluta en que Eren no puede dejar a nadie indiferente, porque él mismo lo ha experimentado.

Y bueno, la siguiente aclaración es sobre el tema del capítulo, «beso en la frente», y el enorme significado que este guarda, ya que hay bastantes conceptos asociados a él y es eso lo que lo convierte en uno de los besos más especiales, desinteresados y bienintencionados que se puede dar a alguien: protección, respeto, amor, fidelidad, fortaleza, gratitud, pensar a la distancia y buenos deseos; todos sentimientos muy bonitos, y que a mi parecer calzan muy bien con el sentir de Levi hacia Eren en estos momentos, donde solo desea protegerlo y lograr que este pueda llegar a ser feliz en algún momento.

El tema del evento para mañana es uno de los que me obligó a romperme la cabeza en su momento, por no saber cómo enfocarlo, pero el cual inesperadamente me encantó al final: «años 50 y años 90», así que confío en que igualmente puedan disfrutarlo.

Una vez más muchas gracias a todos quienes leen, comentan, envían mp´s, votan y añaden a sus listas, marcadores, favoritos y alertas, siempre son la llamita que mantiene encendida la hoguera de la imaginación de esta escritora.

Un enorme abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes. ¡Hasta mañana!

 

Tessa.


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