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Etéreo (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Tema del capítulo: Dolor.

30 DE OCTUBRE:

VERANO PERDIDO

 

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa,

y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

(Pablo Neruda, Poema XX)

 

 

 

Octubre treinta despierta tristemente sombrío al alba, como si el tiempo fuese un reflejo de tu corazón adolorido y la ansiedad que lo invade. Grises nubes oscuras repletan el cielo, y aunque no llueve, puedes presentir la humedad de la inminente tormenta próxima cargando el aire.

El día avanza para ustedes en apenas un suspiro, con Eren deshaciendo el cataclismo que produjo durante aquel mes de convivencia, y contigo ayudándole mientras ruegas porque aquel dolor latente que sientes desaparezca, aunque este se niegue a dar tregua.

El día corre frente a tus ojos sin que puedas ponerle freno, y cuando la noche calma y silenciosa finalmente los envuelve, te devastas porque octubre acaba y con él el verano que llenó tu vida aquellos tres años. Octubre bien recibe a noviembre, y con él al gélido invierno que todo lo adormece.

La sonrisa de Eren es suave resignación serena al contemplarte, y sus ojos verde dolor latente en concordancia con el tuyo. Deseas gritar, deseas huir y detener el tiempo en ese frágil momento; pero la oscuridad que los envuelve es espesa niebla ante la angustiante espera, y te destruye.

Entonces él toma tu mano, respira tu aliento y su angustia resuena con la tuya como un réquiem, haciendo que la insomne noche se convierta en un refugio de besos y abrazos, donde el tiempo es su aliado por al menos un momento.

Octubre treinta es una noche extrañamente silenciosa, como si incluso el viento otoñal que hace cantar los árboles, comprendiese que están de luto. Y es una noche oscura, cargada de sentimientos no dichos. Y es una noche dolorosa, porque no desean perderse pero al mismo tiempo no pueden mantenerse.

Las horas pasan y el tiempo vuela, contigo y Eren tumbados en la cama como una silenciosa espera. Sientes sus dedos trazar figuras invisibles sobre tu piel desnuda, y sabes sin siquiera verlo que dibuja imaginarias hiedras que durarán entre ustedes como memoria imperecedera. Y es injusto, y duele, porque a pesar de que él decidió no dejar nada tras de sí a su partida, ha marcado cada día de ese mes, de esos últimos años, y te dejará rodeado de fantasmas olvidados.

Octubre treinta es noche silenciosa y dolorosa, noche de palabras no dichas y amor apenas contenido; y cuando el día cambia y la medianoche llega anunciando su tan temida partida, el dolor se convierte en desesperación y agónica desdicha.

Y octubre treintaiuno hace su entrada mucho antes de lo que esperan, en medio de una noche susurrada y fría que llora mal tiempo, augurando corazones rotos.

El dolor que albergas es enorme y la agonía infinita, pero al sentir al chico de verano e invierno que descansa entre tus brazos, piensas en lo mucho que han significado aquellos tres años de rondarse y conocerse, de formar parte de la vida del otro. Y sabes que todo el dolor ha valido por completo la pena.

Cuando la primera claridad del alba los golpea la separación se siente, y la rutina que tan bien han ensayado durante aquel mes juntos, se vuelve extraña en esa mañana de lluvia.

Hay miles de cosas que quieres explicarle, que deseas decirle, pero aun así tus labios callan; y cuando Eren te observa con sus ojos de mar de verano que se han tornado bosque lluvioso y profundo, la despedida se hace difícil. Porque sin importar lo mucho que hayas preparado ese adiós tan temido, el tener que soltarle para dejarlo ir de todos modos te destroza.

Despedir a Eren te duele como pocas cosas lo han hecho en tu vida, probablemente ninguna, pero el saber que aquello es lo correcto, lo que necesita, te hace infinitamente feliz.

Ves su dolor, que ni siquiera disimula, y te destroza saber que esa vez eres tú quien lo provoca; pero estará bien y el futuro que lo aguarda será mejor, te repites, y cuando los años pasen y los recuerdos se atenúen, aquel octubre teñido de ocre, rojo y oro que compartieron, será solo una remembranza de su memoria.

Eren estará bien y eso es lo único que importa, es lo único que ruegas; porque donde sea que él esté, lo hará con alas enteras y los colores que decida, creando verano en otros parajes, muy lejos del tuyo, y al fin libre como siempre lo has querido.

De pie sobre la escalinata del porche lo observas una vez más, el chico de verano que robó tus fresas y te devolvió la vida, el chico de invierno que indudablemente te hizo una mejor persona. Y por una vez sabes que la vida ha cobrado un pago justo; y te sientes satisfecho.

Acunas su rostro y secas sus lágrimas, y esta vez no hay sonrisas porque no pueden. Besas su frente como una plegaria, y al saber que aquella es la despedida, la efímera ilusión que fueron finalmente se rompe.

—Te amo —dices, y ruegas porque todos tus buenos deseos sean concedidos—. Se feliz.

Y octubre treintaiuno se pinta con su silenciosa partida matutina y el dolor de ambos. Con el saber que aquel momento los destroza, y aun así esperar que cuando la estación cambie, cuando un nuevo año comience su ciclo, aquel sufrimiento sea menos.

Y al entrar en la casa que durante ese mes han compartido, el dolor te invade, porque Eren, que nunca quiso dejar nada atrás, acabó llenándolo todo.

Autumn te recibe en la puerta y aunque deseas llorar no lo haces, porque sabes que has hecho lo correcto. Aun así, es cuando ves aquello que ha dejado, una parte tuya se destruye, haciéndote maldecirlo por ser hasta el final un maldito mocoso egoísta.

La pintura de Eren descansa sobre el sofá de la sala y es él sonriendo, sonriendo de verdad, de la forma en que solo lo hacía contigo. Y es entonces que la sospecha se convierte en certeza: la tristeza y el dolor se tiñen de verde. El color del efímero verano que has perdido.

Notas finales:

Lo primero, como siempre, es agradecer a todos quienes hayan llegado hasta aquí. Espero de corazón que el capítulo resultase de su agrado y valiera la pena el tiempo invertido en él.

Y bueno, supongo que esta vez ni siquiera puedo esperar que el capítulo fuese menos triste que otros, porque al ser el tema de hoy «dolor», la viñeta sí fue creada como algo bastante triste y doloroso. A mí me hizo llorar mucho al escribirla y corregirla, así que solo espero que para ustedes resultase menos al leerla.

Si alguien se pregunta, por qué se fue ya Eren sí aun no es 31, eso se debe a que esta viñeta tomó el lapsus de tiempo donde 30 de octubre acaba y da paso al día 31, que era cuando Eren tenía previsto marcharse; así que solo queda un capítulo más para saber cómo será esto resultará para Levi a partir de su despedida con Eren. Podría decirse que es como el epílogo.

Y ya con esto solo queda el último día de este tan, tan largo mes. Un pasito más y acabamos con este desafío de octubre, así que espero todavía me tengan un poquito más de paciencia y no deseen asesinarme en estos momentos. El tema del evento para mañana será «Halloween», y con él ya damos el punto final a Etéreo y la relación de estos dos muchachos por aquí.

Pasando a otra cosa, un pequeño aviso para quienes siguen el resto de mis otras historias. El capítulo de Zodiaco se retrasa hasta el domingo 1 de noviembre, porque aunque ya está escrito casi al completo, mi pobre beta se ha ido quedando sin alma y lágrimas durante todo el mes, así que no puedo forzarla más. Y ya para el lunes 2, estaré subiendo el nuevo capítulo de La Joya de la Corona, que se ha retrasado tanto también a pesar de estar listo. Y con ello ya espero recuperar mi ritmo habitual, para ponerme al corriente con todo el resto.

Una vez más muchas gracias a todos quienes leen, comentan, envían mp´s, votan y añaden a sus listas, marcadores, favoritos y alertas. Siempre son el mayor incentivo para seguir esforzándome por aquí.

Un enorme abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes. ¡Hasta mañana!

 

Tessa.


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