RegulusxSeverus
Sus dedos se mecían con desesperación entre las turbulentas aguas, manos frías con largas garras se hundían en su piel, querían arrastrarle con desesperada soledad, podía sentirla, no era difícil para él percibir aquello y tampoco le era desconocido el efecto de estar ahogándose, a su corta edad ya había experimentado aquello más de una vez. Deseaba vivir, lo quería, realmente quería vivir para ver esos ojos negros que atesoraba con posesividad, deseaba verlos y repetir el nombre de quien era su dueño, quería vivir, quería vivir por Severus Snape. ¿Pero esos ojos querrían verlo? ¿Aquel nombre aceptaría estar de nuevo en su boca?
Conocía al hombre y sabía que su moral no era rígida, Snape podía pasar por alto muchas cosas si así lo quería, pero parecía especialmente molesto por el compromiso al que lo habían atado, <<Lo hago para complacer a mi madre>> Recordaba haberle dicho eso apenas se había enterado de su compromiso con la hermana menor de Rosier, y Severus hizo un gesto de disgusto. No habían discutido sobre aquel tema, pero él sabía que el mayor estaba molesto y que simplemente prefería morderse la lengua.
No podía contradecir a su madre, no era como si pudiera entrar y decirle que estaba enamorado de otro mago, de un mestizo... De seguro su madre lo compararía con su hermano Sirius y le diría que ambos eligieron deshonrar a la familia del mismo modo. Parecía que si era igual a su hermano después de todo.
Aquel cielo que creyó poder alcanzar ahora se veía más distante y las manos que antes sentía como garras ahora parecían más un abrazo, que lo reconfortaba, que buscaba en su corazón cuál era su anhelo para luchar con tanta decisión. Una sonrisa, su voz gélida y su piel pálida, se había enamorado tan perdidamente de él que se convirtió en un traidor, traidor a su familia y a lo que estos representaban, a su hermano; quien le había ofrecido su mano para escapar y la que él se negó a aceptar. Y ahora a cada segundo que se hundía en aquellas aguas estaba seguro que no tendría escapatoria, moriría así... traicionándose a sí mismo y probablemente olvidado por su gran amor.
Una luz blanca lleno su vista y sintió que su cuerpo se elevaba, el sonido de una locomotora se oía a lo lejos y sus ojos contemplaron una cabina igual a la del tren de Hogwarts, se acomodó en el asiento que ahora ocupaba, y se percató que su ropa estaba completamente seca, estaba solo en aquel tren, y era incapaz de abandonar la cabina. El tren comenzó a andar y por la ventana no se veía más que un fuerte destello blanco.
—La vida es extraña, y parece que la muerte lo es aún más... — El tren se detuvo y poco después Regulus escuchó pasos y divisó en la cabina junto a la suya como un chico de cabello castaño y anteojos entraba ahí, era James Potter y parecía que este no podía verlo, segundos después una pelirroja acompañaba al chico. Estaban muertos igual que él.
Después de aquello pasaron varias horas (o eso le parecía) antes de que alguien más abordara el tren, una nueva figura se paró en medio de las cabinas, de cabello oscuro y alborotado, Sirius, se veía tal y como él lo recordaba... ahora les hacía compañía a los otros dos. Cerro sus ojos preguntándose si aquél era su castigo, una eternidad aislada viendo como otros podían disfrutar al menos de compañía. La máquina retomó de nuevo su andar y la siguiente vez que se detuvo lo hizo con un menor tiempo de diferencia que el anterior, una figura regordeta se paró frente al compartimiento con tres integrantes, pero no entro, aunque las personas al otro lado del cristal lo invitaban a hacerlo, siguió su camino con la mirada fija en el suelo. De nuevo todo se movía y el comenzaba a sentirse agotado, como si llevara mucho tiempo esperando algo, recogió sus piernas y apoyo la cabeza en estas — Solo quiero llegar, a donde sea que me lleves, solo hazlo ya.
Unos pasos más, de nuevo los escuchaba y ahí parado en medio del pasillo, entre todo ese blanco que le quemaba los ojos una figura delgada envuelta en ropajes negros sobresalía como una mancha de tinta en un pergamino nuevo. Y miraba la cabina donde se encontraba su hermano, lo vio inclinar ligeramente la cabeza, como si hiciera una reverencia, para después ver en su dirección. Lo veía, después de tanto tiempo alguien ahí podía verlo y el reconocía aquel rostro, aunque por alguna razón se veía con mucha más vida que antes. Severus ingreso y se sentó frente a él.
—Te estabas tardando — Le dijo aquello con una sonrisa.
—Oh, que conmovedor ¿Te hice esperar mucho? — Ahí estaban esas respuestas sarcásticas que tanto le habían divertido en sus años de vida junto a él.
—Un poco, pero no me quejo, no ahora que puedo verte de nuevo.
—Te extrañe mucho, Regulus.
Él le sonrió, porque era imposible expresarse con tan solo un “yo también” — ¿A dónde vamos?
—Dumbledore dijo que hacia adelante —Respondió, mientras su rostro dirigía la mirada a la ventana.
—¿Y estaremos juntos? — Preguntó, notando que entre la típica luz que solía verse por la ventana se destacaba un túnel, jamás habían pasado por uno.
—Si estamos en el mismo compartimiento nos encontraremos en algún momento.
Aquello lo hizo sonreír, si tenía una nueva oportunidad para verlo no le importaría ser de nuevo un traidor, porque cada segundo que se había recriminado por ese hecho no era nada comparado al tiempo en que pudo amarlo.