LUCIUSXSEVERUS
Sus manos cubiertas por finos guantes empuñaban con fuerza su bastón de plata, aquel era el modo que tenia de regular aquel malestar que lo asaltaba cada vez que una figura negra cruzaba por su mente. Lucius sentía más que dolor, era inquietante, irritante y tan desolado... Su estado de ánimo no recaía en un solo sentimiento, pero si podían ser asignados en un mismo grupo, porque todas eran emociones negativas que le causaban desesperación. Dolor por un amor imposible, irritante porque su corazón había elegido amar a alguien que no estaba en su mismo nivel y desolado porque no podía contarle aquello a nadie.
¿Con quién podría hablar? ¿A quién le diría que se había enamorado de un sangre mestiza? ¿A su padre? Que lo comprometió desde niño con Narcisa, ¿A sus amigos, para que los delataran a ambos con el Lord? Porque eso iba a ocurrir, si le preguntaban la razón de su dolor no solo debería confesar su amor por otro mago si no que de algún modo se revelaría el estado de sangre de Severus y a pesar de que había mestizos entre ellos solo los más fieles sangre pura recibían la marca y él había mentido para que Snape recibiera aquel beneficio.
La fantasía y los tal vez eran el escape para aquellos que no podían tener su mayor anhelo , pero no existía ni siquiera en un mundo ficticio algún escenario en el que pudiera refugiarse, pensó que sería más fácil si Severus no llevara sangre muglee, pero sin ella no sería su Severus, no sería aquel chico tenebroso y de humor tan particular. La puerta de su despacho se abrió y en el umbral de la puerta se encontraba el causante de su malestar, envuelto en ropas negras tan características en él que hacía imposible imaginarlo vistiendo en otro color; alguna vez le había preguntado sobre aquello, pero el mago simplemente elevó los hombros, diciendo que su percepción de la moda no era muy buena, y que el negro siempre era una opción para cualquier ocasión.
—Lucius... ¿Qué te detiene? ¿Acaso no deseas desposar a Narcisa? Todos te están esperando, y los Black están particularmente irritados.
El de cabellera rubia se levantó, andando a paso lento, sin dar respuesta a esas preguntas ¿Qué lo detenía? Su corazón afligido por un amor imposible ¿Acaso no deseaba desposar a Narcisa? No, lo deseaba a el. Se paro frente al pálido hombre, contemplándolo en un silencio que era perfecto para la ocasión, entonces lo recordó, la primera vez que lo había visto, a un niño que parecía enfermo y cuyo rostro era deslumbrado ante su presencia, como si nunca hubiera visto a alguien como él. Se le acerco, notando como Snape arqueaba una ceja, aquel tipo de acciones no eran frecuentes en él, por lo que su asombro no le sorprendió. Sus dedos acariciaron el mentón del otro y su dedo pulgar acaricio el labio inferior, pasaron largos segundos hasta que sus labios dejaron un beso superficial en los del otro.
Y el malestar que lo aquejaba se incrementó aún más, porque ahora no lo tenía solo en su mente, sino que en sus labios también.