SIRIUSXSEVERUS
Su mirada se centró en los colores cálidos que decoraban la habitación en la torre de Gryffindor; recordó con nostálgico cariño las pocas noches que había estado ahí, cuando Sirius lo coló un par de veces para que según el viera lo que era una casa de verdad. Él se había mofado a modo de broma sobre las decoraciones, llamándolas escandalosas y que no combinaban entre sí; al merodeador le había hecho gracia y después de eso se iban a recostar en la cama de este y se quedaban así, mirando al techo sin preocuparse por la llegada de los otros que dormían en la recamara. Ahora ya no había ni rastros de la risa estridente y contagiosa que tanto le gustaba, la habitación estaba llena de soledad, desesperación, odio y amargura, todo aquello provenía del cuerpo de un muchachito de quince años.
-Señor Potter - Lo llamo en tono calmo, siendo capaz de percibir el estremecimiento en el adolescente, Snape no era idiota, estaba seguro que el joven no se encontraba a gusto con tenerlo ahí y en un principio ni él mismo había querido cruzar palabras con el muchacho; pero era como si una fuerza externa lo moviera hasta ahí, a pedir a la dama gorda que lo dejara entrar a la sala, la que se había negado y solo le permitió el paso cuando le explico cuáles eran sus intenciones. Ahora se preguntaba si fue una buena idea ir a buscar a Potter, el muchacho lo veía con odio, ira y Severus estaba seguro que no tenía que ver el trato cruel e injusto con el que constantemente lo trataba, no, ahora Potter parecía tener más razones para odiarlo.
-¡Es su culpa, Dumbledore le dijo que me enseñara, y usted no fue capaz de hacerlo! - Algo se reflejaba en la mirada verde del adolescente, un anhelo por que le respondiera con su ya característico veneno, que le gritara e insultara, que le diera un motivo para poder responder como acostumbraba, para poder gritar y que no lo juzgaran como un débil o loco.
En un gesto distinguido movió su capa hasta que sus manos fueron visibles, sostenía entre ellas una fotografía de Sirius en sus años en Hogwarts; en la que sonreía despreocupado mientras se ataba el alborotado cabello, paso a paso se aproximó al menor y cuando estuvo junto a él sus labios se abrieron para pronunciar:
-Es cierto, no elegí el método adecuado para enseñarle, eso es mi culpa - Extendió la fotografía, viendo como el joven mago la tomaba con desconfianza - También fue decisión de Sirius ir a ese lugar, aunque todos le advertimos que no estaba en condiciones para ello.
Harry lo miraba sorprendido, era quizás la primera vez que le hablaba así, como debía de hablársele a un niño.
-Señor... - Apretó los labios, siendo testigo de cómo las lágrimas comenzaban a filtrarse bajo los cristales de los lentes -Harry, la muerte es parte de la vida, pero es cierto que ningún niño debería haber perdido todo lo que usteded ha tenido que dejar ir y nada fue su culpa.
El llanto se escuchó sin tapujos esta vez, el niño que vivió estaba sentado de nuevo en su cama, viendo la fotografía que le había sido entregada por el maestro.
-¿Cuándo dejare de perder a las personas que amo?
Las cejas del delgado mago se alzaron, no esperaba aquello, que el muchacho estuviera dispuesto a compartir un intercambio de palabras.
-No se pierde a quienes amas, aunque estén en un lugar inalcanzable siempre estarán ahí, en los recuerdos -Hizo una pausa, ahora entendía porque había sentido ese impulso de hablar con él, porque en ese momento Harry Potter le recordó cuando en su quinto año en Hogwarts le notificaron sobre la muerte de su madre - Y en lo que dejaron en ti.
-En la primera clase de pociones usted dijo que podía enseñarnos a ponerle un alto a la muerte ¿Era cierto? ¿Podría hacer algo por él?
Giro el rostro, incapaz de creer que el otro recordaba lo que les había dicho y aún más, le sorprendía ver lo desesperado que estaba por tener de regreso a su padrino - No hay forma de traer a Sirius de vuelta... y seguro a él no le gustaría que usted se arriesgara a tanto, jugar con la vida y la muerte; es de lo más oscuro dentro de la magia.
Harry agacho la cabeza, como si no le quedara más que decir.
-Quisiera haber tenido más tiempo.
Severus observó al muchacho y su mirada era comprensiva, a él también le hubiera gustado tener más tiempo, para decirle que lo amaba, aunque fuera un pulgoso corriente he irritante.
-Igual yo - Confeso, dirigiendo su mirada a la ventana, viendo las hojas de los árboles ser arrastradas por el viento, libres, libres y rebeldes como lo había sido Sirius Black.