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Welcome to the Midnight por WhisperingPrincess

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Notas del capitulo:

Bien, sé que dije que actualizaría el Lunes y hoy es Martes .-. pero por cosas del destino me fue imposible subir capítulo ayer. Mil disculpas. Por eso les traigo un capítulo larguito que  es nada más y nada menos sobre uno de los gemelos /../ ¡Oh Nathaniel! :') Sin más preámbulos los incito a que comienzen con la lectura.

 

Nos leemos en las notas finales ^^

Le lanzó el siguiente puñetazo con el brazo izquierdo después de fintarlo con lanzarle una patada derecha, el golpe dio de lleno en la boca del estómago y de haber sido un tipo cualquiera estaba seguro que lo hubiera dejado sin aire cayendo de rodillas ante él; pero su contrincante tenía su abdomen bien esculpido, totalmente contraído para aguantar los golpes aunque supo, por el ligero gesto que hizo con la boca, que en efecto el golpe sí que le había dolido. Se separaron y con la guardia en alto, cubriéndose cara y pecho, siguieron pivoteando*, lanzándose fintas antes de que el joven rubio le lanzara una patada de lado directa a la cara, que Nate, con un rápido movimiento evitó al hacerse hábilmente a un lado y contraatacando con otro puñetazo en el estómago.

Todo fue muy rápido, el ataque y contraataque se dio en pocos segundos. Otra vez volvieron a separarse y Nate sintió como el sudor corría por todo su cuerpo, sentía la cara enrojecida por la sangre que se le subía a la cabeza a causa del combate y la adrenalina correr por sus venas provocando que se mantuviera alerta, con sus cinco sentidos en activo. Ya llevaban varios minutos peleando y por un momento deseó con todas sus fuerzas un vaso con agua, el calor del lugar lo estaba matando.

 

Mala idea haberse distraído fijándose en la temperatura del lugar y en su sed de perro porque cuando se dio cuenta el chico rubio volvió a abalanzarse sobre él y fue muy tarde para evitar que el puñetazo le diera en la cara. Sintió como el puño del contrincante se estampaba contra su nariz, el dolor llegó de inmediato. Y ahí terminó el combate, el sensei* dio la orden de que se separaran e hicieran el saludo para finalizar. Nate con su mano derecha sobre su nariz, procurando que no se le escurriera la sangre se puso frente a su compañero para ambos inclinarse en un ángulo de 90° y volver a incorporarse rápidamente.

 

-Nathaniel.-lo llamó su sensei.

 

Éste fue inmediatamente hacia él y se quitó la mano de la nariz.

 

-¿En qué estabas pensando muchacho? –le dijo el sensei mientras cuidadosamente le revisaba que la nariz no estuviera rota. –Vaya forma de perder en un combate que ya se tenía ganado, ¿y así quieres irte a competir?

 

-Discúlpeme sensei, de repente me distraje y… ¡Auch!-Nate apartó rápidamente su cara sudada de las manos del sensei sin pensarlo, le había tocado en un punto que le había dolido.

 

-Vete a lavar la cara, ándale. No te puedo revisar bien si estás bañado en sangre y sudor.-le ordenó.

 

-¡Os!*-contestó Nate rápidamente antes de salir corriendo directo al baño que estaba instalado en una esquina del dojo*.

 

Entró, encendió la luz y se miró en el pequeño espejo que había empotrado sobre el lavamanos, estaba completamente rojo como un tomate y muy sudado; vio cómo se le seguía escurriendo un poco de sangre de la nariz. Abrió las dos llaves del lavamos y con mucho cuidado comenzó a lavarse la cara, se lavó bien hasta que la sangre dejó de escurrírsele por la nariz y con la cara empapada por el agua volvió a mirarse al espejo y por un momento se espantó pero luego reconoció su propio rostro y suspiró fuertemente. ¿Por qué tenían que ser gemelos? Se preguntó un tanto enfadado.

 

Volvió a inspeccionarse el rostro. La frente amplia la tenía despejada ya que se había amarrado un paliacate negro para que su cabello castaño claro no se le fuera encima mientras estaba en el entrenamiento, sus pobladas cejas castañas estaban bien formadas gracias al tratamiento de belleza que Pam le había hecho de regalo por haber sido su víctima en sus clases de belleza, sus ojos verdes claro estaban algo opacos por las lentillas que debía usar, pero adornados por sus largas y tupidas pestañas negras.

Su nariz roja se estaba empezando a poner morada y eso estaba empezando a preocuparle, ¿si se la habían roto? Con cuidado se la tocó e inmediatamente retiró la mano por la punzada de dolor que le había recorrido. ¿Era su imaginación o el tabique estaba algo chueco? Hizo un mohín que de igual forma le dolió hacerlo, así que se puso serio. Su boca era lo que menos le gustaba de él, sus labios eran finos y no muy carnosos aunque de un color rosa algo destacable. No tenían nada que ver a los labios de su hermano; los de su hermano eran carnosos, rojos y bonitos como una cereza, eran unos labios apetitosos…

¿¡Pero qué demonios!? ¿Por qué rayos estaba pensando en los labios de su hermano? Sacudió la cabeza repetidamente intentando sacarse a su hermano de la cabeza, había prometido hacía años a no volverse a comparar con su hermano mayor nunca más en la vida, ya había aprendido a amarse a sí mismo y no inmiscuirse en la vida de otros, en especial en la vida de su gemelo.

 

En ese momento tocaron fuertemente a la puerta del baño lo que provocó que respingara levemente.

 

-¿Nate? ¿Estás bien? –le llamó Oscar, el chico rubio con el que había peleado.- El sensei quiere que salgas ya, vamos a terminar la clase y todavía quiere checar si no te rompí la nariz.

 

Nate lanzó un bufido indignado. <>.

 

-Ya voy.-respondió en voz alta.

 

Al no recibir respuesta supuso que Oscar ya se había retirado de detrás de la puerta. Volvió a echarse una última mirada en el espejo antes de volverse a mojar el rostro y secárselo rápidamente aunque con cuidado cuando debía tocar su nariz con la toalla que estaba colgada en un pequeño perchero. Se acomodó pulcramente su karategi*,  amarró bien su cinta y salió del baño con actitud positiva.

 

-¡Santo Padre! ¡Tú nariz!-le recibió Oscar que se había quedado a lado de la puerta del baño, esperándolo.

 

-No te preocupes, creo que no está rota.-lo reconfortó Nate.

 

Oscar se encogió de hombros.

 

-Es tú culpa por no haberte defendido, ¿quién te manda a andar papando moscas por ahí?-lo reprendió.

 

-Sí, tienes razón. Disculpa.-aceptó condescendientemente Nate.

 

-Va, yo también tengo la culpa, se supone que no se puede golpear a la cara. Creo que fue una ligera venganza por haberme dejado sin aire dos veces.

 

-¿De veras lo hice? Pues lo siento, creo que no medí mi fuerza…

 

-¡Pero qué chavo! –lo interrumpió Oscar al tiempo que le daba un ligero golpe en el brazo- No se pide disculpas por ésta clase de cosas, hombre. ¿No has aprendido nada en estos años? Eres bueno peleando y esto es una enseñanza, se supone que estamos aquí para aprender y resistir, es una práctica. ¿Apoco vas a pedirle disculpas a algún ladrón que te quiera atacar después de haberle dado una madriza?

 

Nate rió ligeramente al pensar en eso.

 

-No, la verdad es que no.

 

-Entonces déjate de andar pidiendo disculpas por cualquier cosa y mejor ocúpate en no distraerte demasiado para que no te vuelva a romper la nariz.

 

-Ya te dije que no me la rompiste.-replicó Nate.

 

-Da lo mismo, algún día lo haré.-le rezongó Oscar mientras lo miraba con malicia.

 

-¡Hey, señoritas! No están en el mercado, la clase continúa así que muévanse para acá y dejen de andar chismeando.-les gritó el sensei.

 

-¡Os!-dijeron ambos hombres al unísono al momento en que regresaban al dojo.

 

 

 

Al final su nariz no estaba rota pero eso no quitaba que no le doliera, así que lo primero que hizo al llegar a casa fue tomarse un analgésico para el dolor. Luego de eso se metió a la ducha ya que se sentía merecedor de un buen baño luego de una golpiza y unos buenos ejercicios de resistencia física. Estaba exhausto. Lo único que quería luego del relajante baño y una buena taza de café negro era sentarse en su mullido sofá azul frente al televisor sintonizando un canal cualquiera para terminar bien dormido.

 

Por fin era viernes, había sido una semana realmente cansada. La universidad se estaba volviendo cada vez más pesada con eso de que estaba a punto de terminar la carrera, y la cafetería donde trabajaba como mesero de un tiempo a la fecha había estado empezando a cobrar bastante fama por lo que el trabajo se había multiplicado hasta llegar al punto de tener varios tiempos extras; lo que no le venía mal a su bolsillo pero a veces sentía que su jefe quería sobreexplotarlo al no querer contratar a más personal y dejarle todo el paquete a él. El único momento donde podía relajarse y desfogar su energía y frustraciones era en el dojo, pero al salir tan tarde del trabajo no le quedaba de otra más que tomar la última clase de la escuela por lo que ya llegaba a su casa -que en realidad era un pequeño departamento- a altas horas de la noche, lo que le daba poco tiempo para ocuparse de sí mismo. Pero ese hecho en realidad no le afligía tanto como aparentaba, le gustaba estar ocupado, andar en constante movimiento.

Si se detenía un momento a andar de ocioso su mente le llevaba a remontar aquella época en la que su vida se había vuelto un lío, donde todos sus problemas habían empezado, lo llevaba a recordar a personas que no le gustaba recordar; un pasado que había decidido dejar atrás, una vida que había decidido nunca volver a retomar, lo llevaba hacia su hermano, la persona que le había destruido la vida. Por eso y sólo por eso nunca dejaba de estar ocupado, sólo así se olvidaba de los desastroso que había sido en su adolescencia y de cómo había entrado en el mundo de los adultos tan pronto, volviéndolo un muchacho demasiado serio y tranquilo para su edad.

Todas las emociones que se podían vivir en una larga vida ya las había vivido y no deseaba revivirlas, no ahora que ya había conseguido una buena estabilidad que le había costado años y esfuerzos alcanzar; estaba orgulloso de su actual y monótona vida, la vida que siempre había deseado poder tener.

 

Había terminado de salir del baño cuando su destartalado celular sonó ruidosamente con una canción de Metallica. Con su toalla enrollada a la cintura y su largo cabello que le llegaba a los hombros escurriéndole por la espalda llegó rápidamente a la barra de su pequeña cocina y cogió el teléfono sin ver el número.

 

-¿Diga?-contestó distraídamente.

 

-¡Nate! Menos mal que contestas el teléfono, como nunca lo haces temí que no lo fueras a hacer ésta vez y tú ya sabes, luego sería una más de tus llamadas perdidas y tendría que dejarte un mensaje de voz y no sé si…

 

-Pam, estás hablando de más. –interrumpió a la chica.- Bien sabes que luego no puedo contestar porque ando en la universidad o en el trabajo o si no en karate. Acabo de llegar a casa.-le explicó Nate repentinamente alarmado. Las llamadas de Pam eran de temer.

 

-Sí, sí, sí. Todos sabemos de tus múltiples ocupaciones que no te dejan en paz, eso no te da excusa a no contestar el teléfono cuando uno te llama, ¿para qué lo tienes entonces?

 

-¡Ya Pam! Deja de regañarlo y ve al grano.

 

Nate escuchó que una voz masculina se interponía en la llamada, su curiosidad aumentó.

 

-¿Ty está contigo?-le preguntó a Pam ignorando lo que había dicho la chica anteriormente.

 

-Sip, de hecho te llamo para invitarte a Disko. Vamos a festejar la décima perforación de Ty de éste mes y será algo grande.-leexplicó la chica emocionada.

 

-Pam, para ti todas las perforaciones de Ty merecen ser celebradas a lo grande.-le contestó Nate al tiempo en que se recargaba de espaldas en la barra.

 

-Bueno, bueno. ¿Vas a venir o no?-le presionó Pam. Nate supo que se estaba impacientando, la muchacha no se caracterizaba por ser especialmente paciente.

 

Nate lo sopesó un momento, conocía a su amiga tan bien que sabía que aunque se negara ella lo terminaría arrastrando hasta allí, pero no perdía nada con intentarlo, ¿no?

 

-No lo sé, estoy cansado. Hoy el entrenamiento fue agotador y casi me rompen la nariz.-intentó que su voz sonara realmente cansada al hablar, así añadiría más dramatismo a la situación y sería más convincente.

 

-Mejor aún para tomarse unos tragos y relajarse por acá, ¿no lo crees? Pasaremos por ti en veinte minutos, estate listo para cuando lleguemos.

 

Y la llamada fue finalizada. Con un ligero suspiro de derrota y una pequeña sonrisa en los labios Nate se encaminó a su habitación para buscar algo que ponerse. Su habitación era lo más grande que aquel departamento tenía y se sentía contento con eso, al parecer no podía desaparecer algunas costumbres de comodidad que había tenido hacía tiempo pero nadie tenía por qué enterarse de eso.

 

Con un pequeño rastro de agua que dejaba a su paso mientras caminaba llegó a su armario. Echó una rápida mirada a un par de prendas de vestir y terminó por elegir un pantalón de mezclilla oscura, una camisa azul marino de manga tres cuartos y sacó de una caja vieja de zapatos sus eternos mocasines negros (un regalo de su madre antes de morir).

 

Una vez vestido salió nuevamente de su habitación para dirigirse a la puerta que estaba en frente, o sea el baño.

 

Nunca en la vida le había gustado usar gel en su cabello, aunque en su adolescencia lo había tenido que usar innumerables veces; pero esa parte de su vida había quedado atrás y no tenía por qué volver a usarlo, es por eso que no tenía ni un pequeño bote de gel en las repisas de su baño con lo cual pudiera mantener sus greñas bajo control. Sólo tomó el peine para desenredarse su relativamente largo cabello y una liga para amarrárselo en una pequeña cola de caballo; cómo tenía algunos mechones más cortos que otros varios de esos cabellos castaños cayeron a los costados de su cara dándole un toque sensual.

 

Así arreglado como estaba, sin sus lentes, se veía unos años más joven y de repente se sintió cómo si volviera al pasado, sintió que en cualquier momento llegaría su hermano y se recargaría en el marco de la puerta de su baño para apresurarlo y empezarle a reclamar que tenía el cabello demasiado largo, que tenía algunos cabellos salidos de su lugar y debía aplacárselos con gel, no estaría conforme con su ropa y lo obligaría a usar algo de él y entonces él saldría del baño y haría todo lo que su hermano le había dicho. Así había sido siempre y estaba convencido de que si no se hubiera alejado así habría sido su vida entera. Siempre al margen, a la sombra de su gemelo.

 

¡Agh! ¿Qué le sucedía? ¿Por qué últimamente no hacía más que rememorar el pasado? ¿Por qué recordaba a su hermano? Quizás era porque tenía el ligero presentimiento de que pronto lo vería y eso le asustaba. Había escuchado el mensaje de voz que su tía Francis le había dejado tres días atrás, rogándole que fuera a la misa en memoria del año que se cumplía de la muerte de su madre, le pedía que asistiera y que si era posible se quedara al convivio familiar que habría después. Todo a partir de las cinco de la tarde, el sábado. Y… mañana era sábado.

 

¡Música! Eso era lo que él necesitaba, escuchar música le haría bien. Y con la mente totalmente concentrada en eso se dirigió rápidamente a su pequeña sala donde tenía su equipo de sonido de última tecnología, quizás aquel estéreo era lo más caro que tenía en su departamento; era un lujo del cual no se arrepentía de poseer, le había costado un buen recorte de su salario para la despensa y otras cosas personales pero todo había valido la pena. Ahí estaba, a un lado de su pequeña televisión LCD de 32 pulgadas, su máximo orgullo de ese departamento: el minicomponente LBT-GPX77 de Sony. Se había enamorado a primera vista de él y desde que lo había visto en la tienda de electrodomésticos su meta principal había sido poseerlo.

Encendió el aparato e inmediatamente comenzó a sonar a un buen volumen la música suave de U2 de su disco The Joshua Tree. Comenzó a danzar lentamente al ritmo de la música mientras tarareaba la letra y cerraba los ojos.

 

Qué hermoso le parecía el ritmo de la canción, los compases que llevaban. El sonido de las cuerdas de la guitarra al ser tocada, el vibrante bum de la batería y el grave sonido del bajo al marcar los tiempos de la canción. La voz grave y ronca de Bono el maestrazo de aquellas hermosas canciones.

 

En ese momento tocaron a la puerta, y no sin cierta desgana Nate se dirigió a abrirla. Esperaba ver a la enana de Pam pero en cambio vio a un chico un poco más alto que él, de cabello teñido de plata y múltiples perforaciones en la cara, sus ojos de un café muy común, vestía con una playera negra con un estampado colorido de quién sabe qué y unos sencillos jeans combinados con unas converse negros de bota.

 

-Te apuesto a que esperabas a Pam.-le saludó el chico.

 

-La verdad sí, pasa. –abrió más la puerta y se hizo a un lado para dejarlo pasar.- ¿Ahora dónde se metió?

 

-Dijo que iba a buscar a una amiga que vive cerca de aquí, en un momento viene a alcanzarnos. Me mandó a hacerte compañía.-le sonrió irónicamente Ty.

 

-Bueno, te ofrecería algo de beber pero sé que lo despreciarás a menos que sea cerveza y mi dotación se acaba de terminar. Siéntate, voy a ponerme algo de colonia y a lavarme los dientes.

 

Se dio la media vuelta y no había dado ni dos pasos cuando una mano lo detiene del brazo y le da la vuelta, Nate sorprendido se da cuenta de lo que pasa ya cuando tiene los labios de Tyler sobre los suyos y éste empieza a besarlo con insistencia, algo dudoso comienza a corresponderle los besos hasta que se deja llevar por la pasión con la que Tyler lo besaba y se pierde entre la música de U2 y los besos del chico de cabellos plateados.

 

-¿No te das cuenta de lo absolutamente guapo que te ves ésta noche? -le susurra seductoramente Ty a Nate entre una pausa de aquel besuqueo.- ¿Estás intentando provocarme al irte así a un antro donde quién sabe qué otro chico o chica podrás encontrarte?-le reprochó al tiempo en que le mordía delicadamente el lóbulo de su oreja.

 

Nate tragó saliva ruidosamente y volteó un tanto la cara en dirección al chico.

 

-¿Estás intentando halagarme o regañarme?-le reprochó a Ty con el ceño fruncido.

 

Éste rio ligeramente en su oído.

 

-Creo que ambas cosas. Hacía mucho que no estaba a solas contigo Nate.

 

-Eso es cierto.-le respondió Nate pensativo. Entonces tomó a su compañero por la cintura, le metió el pie por detrás y lo tiró yéndose con él y cayendo ambos en el mullido sillón azul, Nate encima de Ty. Había puesto las manos para que la caída no fuera tan dolorosa a pesar de caer en el sillón.

 

-Tú en realidad algún día vas a terminar matándome.-se quejó el menor.

 

-No lo creo, mi capacidad para el asesinato no es muy amplia.-le contestó el castaño burlonamente.

 

-Estúpido.

 

-¿Ahora vas a insultarme? Mejor bésame.

 

Y lo besó. Sentir de nuevo a Tyler entre sus brazos lo hizo sentir muy bien, hizo que dejara de pensar en cosas innecesarias. Sentir el pircing de su lengua contra la suya, sus manos tocando su cuerpo, su aliento contra el suyo. La familiaridad de su cuerpo lo hizo sentir seguro. Durante incontables minutos sólo existieron los labios de Ty y U2 como música de fondo.

 

 

 

Nuevamente tocaron a la puerta e inmediatamente Tyler y él se despegaron.

 

-Debe ser Pam.-le dijo entre un ligero jadeo Ty.

 

-Es lo más seguro. –concordó Nate mientras sacaba la mano por debajo de la camiseta de Tyler y se abotonaba su camisa- Ábrele la puerta, voy a terminar de arreglarme.-le ordenó.

 

Se levantó de encima del chico y se fue directo al baño, mientras escuchaba cómo su amante le abría la puerta a su amiga. Un rápido vistazo en el espejo del baño le bastó para darse cuenta que hasta la despistada de Pam se daría cuenta de lo que habían estado haciendo su amigo y él. Se quitó la liga y su cabello cayó sobre sus hombros, tomó el cepillo de dientes, le puso dentífrico y se dispuso a lavar sus dientes con displicencia. Terminó, se enjuagó la boca rápidamente con enjuague bucal y volvió a amarrarse bien el cabello con la liga, volviendo al look que tenía de antes que Tyler llegara.

Fue a su cuarto, se quitó los lentes de contacto y su puso sus lentes modernos, los que normalmente usaba en el día y le daban un aspecto de chico guapo e intelectual, por último se puso un poco del perfume que la misma Pam le había regalado en su cumpleaños y se dirigió nuevamente a la sala donde lo esperaba una impaciente Pam, un avergonzado Tyler y una chica guapa que no había visto nunca en su vida.

 

-¡Hasta que sales! -le regañó la pequeña pelirroja- Te dije que te estuvieras listo para cuando ya llegáramos.

 

-Sí, disculpa. Se me hizo tarde, tuve un ligero contratiempo.-sonrió para sí cuando vio a Tyler ruborizarse ante su comentario.

 

-Como sea. Te presento a mi nueva amiga Mónica, acaba de entrar a la facultad de belleza luego de haber trabajado como mucama para una persona famosa. Mónica, él es Nate, el guapo mesero que te platiqué que sirve en el café Coffee Drinks.

 

-Mucho gusto.-le tendió Nate educadamente la mano regalándole una encantadora sonrisa.

 

-El gusto es mío.-le respondió Mónica al tiempo en que le tomaba la mano y finalizaba el apretón, sonrojándose un poco.

 

-Bueno, ahora que ya todos hemos sido presentados nos vamos yendo, en Disko tendrán mucho tiempo para conocerse, vámonos, vámonos.-apresuró Pam mientras empujaba a todos a la salida.

 

-Espérate Pam, debo apagar el estéreo.

 

-Pues muévele Nate, te esperamos en el auto.-y tomando de la mano a Tyler y Mónica salió rápidamente Pam del apartamento arrastrando a sus acompañantes con ella.

 

Nate apagó el minicomponente y el silencio absoluto que siguió después de eso le provocó un escalofrío. Escuchó que Pam le pitaba para que se apurara y salió rápidamente con el pensamiento de que en realidad su vida no era tan monótona como había pensado que era.

Notas finales:

Pivotear: Término que se la da a pegar saltitos de adelante hacia atrás mientras se está en combate.

 

Sensei: Maestro.

 

Os: Palabra que se dice al término de una orden del sensei, se da a entender que es una afirmación y una muestra de respeto.

 

Dojo: Lugar donde se practica el arte marcial.

 

Karategi: Ropa que se utiliza como uniforme, consta de una especie de saco y pantalón holgados para tener facilidad de movimiento. El saco se amarra con la cinta.

 

He aquí unas pequeñas defeniciones de las palabras raras que utilicé en éste capítulo. Quiero aclarar que las palabras son japonesas y que el arte marcial mencionado es el Karate y sí, si sé acerca de esa disiplina XDD

 

Cuídense mucho y tengan una excelente semana. No olviden dejarme algún Review por ahí (yn) Los quiero!♥


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