Salí de mi casa muy alegre, era mi primer día y sabía que debía de quedar bien, salí temprano pero por motivos de una llanta desinflada, olvidar las llaves llegué tarde, mi jefe me esperaba en la puerta con una sonrisa, pensé que me iba a matar, pero no fue así; me dirigió a su oficina, me contó acerca de todas la reglas, mis funciones, y sobre todo me aviso acerca de la incomodidad, yo no le creí, soy muy carismático para ser odiado, pero otra vez me equivoque, al salir de la oficina, mi jefe avisó a los otros dos que me enseñaran todo, la chica pequeña sonrió y Albert me miraba de pies a cabeza y ni me saludó.
La niña pequeña me llevó a la barra y me contó: “Ayer cuando te entrevistaron, Albert habló con el jefe de ti, y no escuché halagos, debe de ser que justo cuando tú entrarás, “a ella” la botaron…”, no pudo terminar de explicarme porque Albert grito-Rita, el jefe dijo que le enseñaras no que le conversaras, además hay cliente-
Fuimos donde la cliente, era una señorita de 25 años a lo mucho, joven, bonita y miraba cuidadosamente que torta elegir
-Buenos días, ¿la puedo ayudar?- preguntó Rita con una enorme sonrisa
-Buenos días, si, busco un pastel dulce, quizás chocolate, hoy es mi primer día en mi nuevo trabajo y quiero algo que me alegre, que me de fuerzas para llevar este día de la mejor manera-
-Vaya casualidad, el joven de mi lado también estrena primer día- dirigiendo la mirada hacia mí
-Con razón me parecía raro, vengo aquí todos los días a tomar café y es la primera vez que lo veo, suerte-
-Gracias- sonreí
-Bueno, quizás el pastel capricho le guste, tiene chocolate y en el medio tiene fresas con manjar, la decoración es de crema seroab y le viene con algunos marrasquinos-
-Se ve delicioso, empaquétamelo-
-Claro cómo no- dijo Rita- ven Alex- me llevó a la cocina y me enseño el jarabe que se le vierte encima del pastel- este jarabe es solo para pasteles de chocolate, lo pones en su caja, viene con una tarjeta, en este caso es primer día de trabajo, le pones un listón y listo-
Llevé la caja y la entregué a la señorita, me agradeció y se fue…
No sabia que hacer, miraba a ambos chicos ocupados y yo en fin, no sabía donde quedaba la escoba, hasta que escuché esa voz mandona –Al fondo del pasillo, cerca del baño está tu escoba, guantes y bueno lo que te haga falta y asea rápido que ahorita vienen más clientes- No era el jefe, pero parecía su encarnación, debía ser porque era antiguo; al terminar el aseo de la cafetería Albert me llamó, me entregó una lista
-Esta es la lista de compras, escúchame cuidadosamente, compras café semi granulado, fresas medianas, no grandes, ni pequeñas, no muy maduras ni tan verdes, no caras ni baratas (Acaso eran de otro planeta), vasos de café y jugos, cajas de pasteles a esta dirección (me entregó un ticket), ahí te dan todo los envases y te vienes lo más rápido que puedes- salí con mi santa paciencia, claro que no eran solamente esas cosas, eran más de 20, al comprarlas me daban facturas y yo por ni curiosidad miraba los precios porque apenas podía cargar las compras, llegué cansado y Albert no movió un pelo para ayudarme, me hizo guardar sus cosas y algunas necesitaban ser lavadas y cuando me pidió las cuentas busqué en mi bolsillo donde las había puesto, pero no encontré nada, cuáles eran los precios, maldita sea mi suerte pensé mientras Albert me miraba como decir “¿Y?”, le pedí 15 minutos de descanso, salí apresurado a buscar por el camino que había tomado, no había nada de nada y lo único que me quedaba erair de nuevo a las tiendas y preguntarles los precios, algunos me daban la copia de la factura, otros aseguraban que ni mi cara habían visto, pero pude acordarme un poco los precios y cuando mire mi reloj faltaba 4 minutos para terminar mi descanso, corrí de nuevo a la tienda y le rendí cuentas y me quedaron exactas, primer desafío aprobado.
Rita me enseñó los precios de los pasteles, pues mi tarea era que cuando un cliente se acercara a preguntar yo los ayudará; cuando iba anotando todo lo que me había dicho, escuché unaconversación algo subida, es decir un conflicto verbal, Albert y Rita se gritaban, se culpaban, él le decía- Por tu culpa y la de ese chico botaron a “ella”-, miraba de nuevo la vitrina, lo que no me gustaba era de que echaran la culpa de algo que no sabía nada, Rita le decía- si tu no le enseñaste todas las cosas, la mimaste y no pudo hacer muchas copas especiales de helado, preferiste tratarla comp princesa- mientras eso pasaba yo limpiaba los vidrios de las vitrinas, entonces apareció la jefa, alta, vestida con clase la misma persona que no me quiso contratar, me puso muchas trabas, venía enojada y me miro de pies a cabeza –Asi que siempre te colaste- mirando de pies a cabeza y continuó – Rita, Albert, que hacen ahí discutiendo, les pago para que atiendan a las personas no para que peleen, saben mejor solucionamos de una vez esto, Axel (mi nombre era Alex), cierra las puertas y vengan todos aquí- nos reunimos en un círculo
-A que se debe tu griterío Albert- le preguntó la jefa
-Pues a que despiden a alguien arbitrariamente, no me parece, lo digo con respeto, que hagan esto a una persona que se desempeñaba muy bien- se defendió Albert (noté que maquillaba sus palabras)
-Según me contaron tú no le enseñaste nada a esa chiquita, ahora tienes a Ángel (que soy Alex) para que le enseñes y dime Augusto (Que soy Alex) ¿Quién empezó la gresca, Albert o Rita?- me preguntó la señora, yo sabía que Rita me quería y que Albert me odiaba
-Rita empezó esto- respondí
- Ves niña, tu eras la del conflicto, eres muy conflictiva, y he recibido quejas de ti en el turno tarde, espero que sea la última vez, ahora si me voy y Amber limpia el salón, está sucio- conocí el carácter mi jefa y solo dos palabras “La odiaba”, era mandona, no se sabía mi nombre y era mala, o eso creía yo
Albert me susurró- gracias- y Rita me esperaba atrás
-Lo siento-
-¿Por qué lo hiciste?, sabes bien que yo no inicié eso-
- Rita solo quiero llevarme bien con Albert, no le caigo y quería mejorar un poco los ánimos de él hacia mi-
-Está bien, pero ten en cuenta que nadie (hombre) se ha llevado bien con él, es muy serio, hace botar a los empleados, critica de todo, es un egoísta- mientras me decía eso me preguntaba “¿Y como es que trabajan juntos y cuando hay clientes parecen los mejores amigos?”
Me fui puntual, no aguantaba el infierno que tenía nombre “Albert”, caminaba por la ciudad pensando un método para poder llevarme bien con él, ¿me pondría una máscara de “ella, esa, aquella chica que botaron por mi culpa? , hasta que me fije de lo que me rodeaba, y fue cuando me di cuenta que en una banca se encontraba llorando una señorita, era la cliente de la mañana, me acerqué a ella, tenía el pastel en sus manos y la cabeza baja.
-¿Esta bien?- le pregunté
-No, joven yo…; pero si es usted- me había reconocido
-¿Le fue bien en su primer día?- pensé que sus lágrimas eran motivos del trabajo, quizás vivió un infierno al igual que yo
-Muy bien,es solo que… hace poco vine a la ciudad por el trabajo y me siento tan sola, cuando llegó a casa la encuentro vacía, sin comida, o alguien que me pregunté por mi día, y mirando este pastel pienso que no lo voy a acabar yo sola- sonrió un poco
-Las personas son tan extrañas, mientras usted llorar por no haber nada en casa, otros lloran por encontrarse con más problemas en la casa, padres con estrés, hijos incomprendidos, y si es por el pastel fíjese que no almorcé- Ella sonrió y partió la mitad de su pastel, ambos comimos y conversamos del clima, chicos, chicas, familias y sobre todo del primer día de trabajo y me dijo al último antes de despedirse
- Si tu primer día fue así, te recomendaría no seguir, si no te sientes cómodo en un trabajo de que sirve, te dejar atrás tratar así por el sueldo a fin de mes-
Yo no me dí por vencido, a todos le caía bien y Albert no podía ser la excepción, aun así la primera semana fue un infierno, compras mal hechas, que vuelva a limpiar, que no hablo apropiadamente, que debo fijarme en todo, fruta en perfecto estado café en su punto tortas bien decoradas y pasteles frescos, cada día me ordenaba más y más y tenías más funciones que realizar, a veces no aguantaba y no sabía a quién contarle, a mi familia era imposible, me dirían retírate y volvería al sometimiento de mi padre, es entonces que decido dar una “vueltita” al segundo local donde se encontraba Sofía, su historia en el siguiente capítulo