El entrenamiento paso con normalidad, solo los cuatro integrantes que perdieron, estaban más cansados que los demás –Eso es todo por hoy- decía la castaña entrenadora.
-Hoy fue muy duro- se quejaba el chico rapado. El tirador de gancho, se fue a los camerinos mientras los demás ordenaban y limpiaban –Oye Furihata- el castaño le puso atención -¿Le paso algo a Koganei-senpai?-
-No lo sé pero, a estado suspirando todo el día- los dos miraron hacia donde estaba el chico con cara de gato.
-¡Hola! ¡Buenas noches!- una alegre y conocida voz los interrumpió -¿Ya terminaron de entrenar?-
-¿Qué haces aquí Kise?- preguntaba sorprendido el pelirrojo.
-Hola Kagamicchi- saludaba el rubio –Vine a ver a Kurokocchi- todos miraron al número once del equipo.
-Buenas noches Kise-kun- hablaba cortésmente mientras se acercaba.
-¡Kurokocchi!- fue corriendo a abrazarlo –Lamento venir tan tarde pero, el entrenamiento fue muy duro hoy y además, tuve que ir a mi casa como seis veces a dejar los regalos - todos los veían sorprendidos.
-¿Cuántos chocolates recibiste?- preguntaba el chico de lentes.
-No lo sé, me tomaría mucho tiempo contarlos- todos se sintieron totalmente derrotados –Pero eso lo veré después- se separo del peliceleste y lo miro tierno –Vine a darte esto- le extendió un regalo de tamaño mediano, envuelto en un papel rojo y tenía una cinta de color celeste –Son chocolates con vainilla-
-Muchas gracias- el ojiceleste sonrió y tomo el regalo.
El número siete de Kaijou sonrió feliz –También vine a invitarte a salir-
-No puede- antes de que el número once pudiera contestar, el ojirojo se le acerco poniendo un brazo alrededor de sus hombros –Kuroko ya hizo planes conmigo-
Aquel par de ojos dorados, se encontró con una retadora mirada carmesí –Que lastima- suspiró decepcionado –Bueno, entonces vendré otro día a invitarte- se dirigió a la puerta del gimnasio –Nos vemos Kurokocchi- dijo agitando la mano alegremente antes de marcharse.
El peliceleste vio de reojo al chico alto -¿A dónde se supone que iremos Kagami-kun?-
El número diez miro hacia otro lado ruborizándose un poco –Eso no importa- quito el brazo –Nos iremos juntos hoy- y se fue a terminar de ordenar.
Después del extraño momento, terminaron de asear y se fueron a los camerinos. Después de bañarse y cambiarse de ropa, todos fueron a la salida y se separaron en grupos, para ir rumbo a sus respectivos hogares -¿Dónde está Mitobe?- preguntaba el número siete –No lo he visto desde que se fue a cambiar-
-No lo sé- contestaba el número cinco –Siempre se va contigo Koga ¿Cierto?-
El castaño contesto sin ánimo –Yo tampoco lo he visto- suspiro otra vez –Nos vemos mañana- se fue cabizbajo en la dirección contraria a sus tres compañeros.
-Qué extraño- decía el dueño de los ojos de águila –Koga ha estado desanimado todo el día-
-Es verdad- hablaba el número cuatro –Normalmente esta con mucho ánimo- los tres se mostraron pensativos.
-Bueno no importa- decía despreocupado el corazón de hierro –Ya mañana volverá a la normalidad- y siguieron su camino.
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Continuara...