- Hyung… -Pensé un poco, ¿Qué había pasado con “Jamás haría algo que pudiera herir a KiBum”? Volteo a verme, asiendo un ademán que me daba palabra.- ¿Qué pasó con KiBum? – Solté. Lo vi tragar pesadamente, luego suspiro más no habló sobre nada. Así pasaron unos minutos hasta que se atrevió a hablar.
“Es solo un sentimiento,
Tienes que satisfacerlo…”
- KiBum… él sale con alguien más –Soltó rápidamente. Tragó saliva y bajo la mirada. KiBum siempre se vio cómo un muchacho tranquilo con actitudes de diva. Nunca le vi cómo alguien que hiciera esa clase de cosas.
- ¿Te refieres a… qué sale con otro chicos? –Pregunté en voz baja. Me miró directo a los ojos, por un momento sentí un escalofrío recorrer mi espina. Tragué saliva.
- KiBum salía con otras chicas. No solo salía de compras con ellas… él… él mantenía relaciones con algunas de ellas. No era solo una, eran 3. –Le escuché suspirar. Eso era malo, realmente triste, ¿Por qué KiBum hacía eso? JinKi era una persona hermosa, que cuidaba siempre de sus seres queridos, sonreía aunque costara y su voz… Poseía una voz preciosa. Yo lo amaba, realmente le amaba.
“Debes entender,
Una cosa en la vida…”
- Hyung… - Me acerqué lentamente a él y lo abracé. Ahí comenzó el llanto, porqué era probable que le doliera. Había luchado tanto por el amor de KiBum y yo había sido un observador de aquello. Nunca fue fácil para él, pero cuando logró su cometido fue el hombre más feliz, lloró de alegría. Y ahí tuve mi presencia, apoyándole siempre. Y cuando él fue feliz, yo fui desdichado, porqué había perdido lo que más amaba en el mundo.
“Así que abre la puerta
Y verás que
No hay secretos…“
- MinHo… ¿Por qué duele tanto el amor?... ¿Por qué cuesta tanto ser feliz? –Seguía sollozando y haciéndome preguntas. No sabía responder, las mismas preguntas me hacía yo. ¿Cómo responderle cuando tenía las mismas incógnitas?
- No lo sé Hyung… No sé porqué duele el amor, ni tampoco sé porqué cuesta tanto ser feliz… Pero –tomé su rostro y lo hice mirarme. Mi corazón se estrujó al verlo con los ojos rojos y las lágrimas que habían surcado sus mejillas, no había vuelta atrás – Hyung… Yo te amo… y así quieras o no estar conmigo, tendrás mi apoyo. Por qué eso es lo que haces cuando amas a una persona, la apoyas. Haces que se impulse a hacer lo que desea, la amas, la cuidas, le mimas, lo añoras y… jamás lo abandonas. Eso se hace Hyung… ahora por favor, no llores. –Sonreí al verle sonreír leve, no había cosa más reconfortante que esa sonrisa.
- MinHo… Tengo que aceptar que eres el mejor amigo que eh tenido.
“Solo prométeme que…”
-¿Es eso un halago Hyung? –Lo miré con algo de complicidad y en un momento pasamos del llanto a un estallido resonante de risas. Yo sabía cómo hacerle sentir bien, sabía hacer que dejara la tristeza de lado.
- No, te estoy insultando, babo. –Reí y solo sonrío, bajando la mirada. – Gracias por hacerme sentir mejor MinHo… -Negué al instante, no era nada mientras pudiera seguir viendo esa deslumbrante sonrisa.
- Hyung… ¿cómo te enteraste de eso? –Le miré con timidez, no quería que volviera a recordar, peso sentí la necesidad de preguntar. Suspiró leve y habló.
“Todo lo que digamos y…”
- Me enteré hace tres meses y medio… Primero, Jong me habló de sus sospechas de aquello. Al principio no le creí y me celé de ello, creyendo que Jong había empezado a gustar de él. Entonces le ignoré, pero luego Tae habló… y empezamos una pequeña investigación. El JongTae lo siguió durante 3 días… Así fue cómo descubrieron eso. KiBum primero salía por las tardes conmigo, luego se reunía con una de ellas en un parque, se despedía e iba con la siguiente a una cafetería, luego con otra al centro comercial y por último regresaba conmigo por las noches. Así fue cómo decidí terminar con eso. –Finalizó, soltando un suspiro algo ahogado. Lo miré en busca de algunas respuestas más pero tal parecía haber sido todo.
- Entiendo… Espera…-Lo miré algo inquieto. Él dijo que hacía 3 meses y medio que se había enterado de eso, entonces, ¿Por qué me dijo lo de “No haría nada que pudiera herir a KiBum”? Ellos habían terminado hacía 3 meses, según mis cálculos.
- ¿Qué sucede MinHo? –Me miró con algo de inquietud, suspiré y solté la pregunta, cosa que lo hizo balbucear.
- Si terminaste con KiBum hace tres meses y eso fue cuándo mi declaración, ¿Por qué me ignoraste y mentiste? –Le miré serio, no podía aceptar eso. Se burló de mí, en mí cara. Y lo peor es que sin darme cuenta se lo permití. Y sufrí por ello.
Sonrío con cierta altanería, fruncí el seño y luego ladeé mi cabeza confundido, ¿Seguía queriéndose burlar? Idiota.
- Me sentía dolido, confundido y atrapado MinHo… Por eso no quise hablar. No quería dañarte, no quería hacer que todo se fuera a la mierda…pero tal parece que no me supe expresar y de todos modos se fue a la mierda. Perdóname Min. –Sonrío y se acerco, dándome un abrazo reconfortante, de esos que había necesitado en tanto tiempo, en el tiempo sin él. Había necesitado tanto de ese abrazo, tanto, que de un momento a otro las lágrimas escaparon, delatantes, de mis ojos.
No pude controlarme, había sufrido por tiempo indefinido por aquello. Había guardado todo, me había querido alejar del dolor del recuerdo, de la impotencia. Pero nunca imaginé que él tampoco podía aguardar aquél dolor, aquello que le hacía lamentarse, herirse.
- MinHo… Mírame, ¿Sí? –Lo miré y traté de aguardar algo de calma. Solo me sonrió y me pegó más a su pecho. En todo aquél rato habíamos permanecido así, abrazados, solo que por un momento lo había olvidado.- Min… No llores más, por favor. –Susurró bajo, y seguí llorando, en silencio, tal cómo un niño abrigándose en el regazo de su madre antes de morir. Solo con él me podía sentir así de protegido.
- Min… No llores más. Prometo reconfortante… Porqué eso es lo que haces cuando amas a una persona, ¿No? –Le escuché soltar una pequeña risita. Sentí mi mundo paralizarse, Lo que haces cuando amas a una persona es reconfortarla, ¿él me amaba entonces?.
- ¿Hyung? –Alcé la vista para verlo, con duda. No reaccionaba aún, me sentía más confundido que cuando me había declarado.
- ¿Mhm? –Volteo la vista a mi rostro y sonrió.- No llores más, por favor. Y perdóname, por haberte lastimado. –Se acercó y entonces lo sentí. Cerré mis ojos al sentir el contacto entre nuestros labios. Era un beso suave, cálido y lento. Disfrutable.
Tal cómo el primer beso…
“Todo lo que nos hagamos…”
Por un momento no sabía qué hacer, estaba perdido. Solo creí que era de esas típicas ilusiones que tenía. Creí que todo eso era una farsa, qué despertaría solo y condenado a sufrir. Qué él seguiría con KiBum. Qué nada habría cambiado.
Toda duda surgida en aquél momento se disipó cuando lo sentí pegarme más a él. Fue cuando entré en cuenta de que era real, todo. Qué realmente me estaba besando… y entonces le correspondí. Había deseado tanto aquello, realmente lo estaba disfrutando.
Pasé mis brazos alrededor de su cuello mientras que me abrazaba por la cintura. Sus labios eran tan suaves y se movían a un ritmo tan lento. Estaba muriendo por dentro con ese beso. Así pasaron unos cuantos minutos, hasta que el oxígeno fue necesario.
Nos separamos lentamente. Al abrir los ojos lo vi, mirándome fijo y algo embelesado, era extraño, pero, dentro del beso había sentido infinidad de emociones y un revoltijo en el estomago.
- Hyung… - Solté bajo, ¿Eso acababa de pasar?, parecía mentira todo eso.- ¿Qué fue eso? –Logré articular. Era una pregunta totalmente ridícula.
- Se llaman besos, MinHo y solo se dan cuando amas o quieres mucho a una persona. –Sonrió al terminar su pequeña explicación. Luego solo me mantuvo abrazado así, hasta que se recargó en uno de mis hombros.
- Tonto… -Reí y voltee a verle. Él ya tenía la vista fija en mí, era extraño, pero el silencio que se tenía en la sala era agradable.
- Me gustas Min, mucho, y no pienso cometer el mismo error dos veces. –Sonrió al verme balbucear. Se separó de mí, tomo una de mis manos y se incoó. Lo miré atento, no podía creer que eso fuera a pasar.
- Hyung, yo…-Pero me calló, rápidamente.
“El uno al otro…”
- Choi MinHo, ¿Te gustaría salir conmigo? –Me miró con esa sonrisa típica suya, pero esta tenía algo más… Había cariño en ella. No era cómo todas las que antes había visto, esta era más viva, más sincera. Y me gustaba mucho más que las demás.
- Hyung, ¿Hablas enserio?, ¿No es otra de tus farsas o confusiones? –Rió por lo bajo y negó. – No es otra de mis confusiones, menos una de mis farsas. –Me miró algo herido por las preguntas antes formuladas- Soy sincero, y te lo pediré una vez más, ¿Te gustaría salir conmigo, MinHo?
Sentí cómo unas repentinas lágrimas bajaban por mis mejillas, voltee a verle y ya estaba siendo pegado a su regazo. – Sí… -Respondí con dificultad, se me estaba dificultando un poco la respiración a causa de las lágrimas. - ¿Eh? –Preguntó algo perdido. – Eh dicho que sí, tonto. –No pude reír en ese instante, pero con mostrarle una pequeña sonrisa pareció calmarse.
- ¿Quién es más tonto?, ¿Él que llora o él que hace llorar?... –Iba a responder cuando se respondió solo- ¡Oh!, cierto, quién hace llorar. Perdón Min. –Se separó un momento de mí para darme un suave beso en los labios. Luego solo tiró de mi brazo y me llevo a mi habitación. Extrañado lo miré.
- Tenemos que descansar, por hoy ya fue mucho esfuerzo psicológico de tú parte. Quiero verte descansar.- Sonrió mientras me aventaba a la cama, me extrañé y por un momento me cruzó la idea de que quisiera más en esa noche. Pero no fue así. Me dio un cambio de ropa que buscó en un cajón de la cómoda, me hizo cambiarme y acomodarme bien en la cama. Después de eso, se quitó la camisa, quedando en una playera ligera, retiró sus zapatos y se acomodó, abrazándome contra su pecho. Así terminamos dormidos.
“Por ahora haremos un juramento,
Para que quede en el ropero.”
Un sonido extraño y diversas sensaciones me despertaron en la madrugada. Me sentía ofuscado, mi respiración era anormal y pequeños choques eléctricos recorrían mi espina, haciéndome suspirar. Me sentía extasiado en esas sensaciones. Tanto era el placer que sentía que me era imposible abrir los ojos, era un deleite para mi cuerpo.
- ¿Despertaste? –Preguntó una voz ronca, que reconocí al instante. Me espanté y creí haber olvidado todas esas placenteras sensaciones por un instante. Abrí mis ojos de sobremanera y le vi masturbando mi miembro con suavidad y delineándolo con su lengua, sin apartar su vista de mi.
Mi respiración volvió a agitarse con fiereza, lo sentía, era agradable y placentero. Delicioso. Me sentía hipnotizado por sus ojos, que no apartaban su vista de mí.
- Hyung… -Callé al instante a causa de sus labios apresando los míos. Pasional, así era aquél beso. Con su lengua delineó mis labios, pidiéndome permiso para jugar con mi lengua. Se lo concedí, dando rienda a una pelea húmeda, que me dejó sin aliento.
Casi cómo inercia, lo pegué más a mí, pasando mis brazos por su cuello, cruzando mis piernas alrededor de su cadera. Esa sería la noche que jamás olvidaría.
Sus brazos se pasaron por mis costados, subiendo y bajando, repitiendo lo mismo unas veces más, para comenzar a subir la molestia que evitaba más contacto. Ayudé en ello. Arrojé mi playera por algún lugar de la habitación.
Soltó mis labios por un instante, me miró un momento, embelesado y volvió a mis labios, los besó de manera corta y bajó hasta mi cuello.
“Si lo tienes al alcance,
Merece la pena probar…”
De un momento a otro estaba más que extasiado.
Sus manos apretaban mis pezones, los delineaban y empujaban hacia dentro. Mis costados los acariciaba sin vergüenza alguna. Había besado ya infinidad de veces mi pecho, cuello y clavículas. Simplemente me disfrutaba mientras me dejaba llevar por las caricias.
“Yo de verdad tengo ganas…”
- Hyung… -Me miró y tragué saliva, deseaba más que esas simples caricias. Quería más que solo besos… Lo necesitaba cómo nunca antes parecía haberle necesitado.
Y él parecía entenderlo, porque dirigió su vista a mi miembro, que yacía despierto entre nuestros cuerpos. Se despojó de la ropa interior que le cubría y una onda nueva de placer atacó.
“No lo puedo negar…”
Nuestros miembros se rozaban con fiereza, con rapidez, con necesidad.- Onew… -Suspiré. Él se detuvo por un momento, pero el vaivén que llevaba el roce regresó.
- Nunca… nunca lo habías hecho… -Habló entrecortadamente mientras su piel se perlaba más de sudor y tenía presentimientos de estar cerca de un orgasmo.
Nunca lo había llamado así. Él me había pedido que no tuviera tantas formalidades, pero nunca había podido llamarle de otra forma que no fuese “Hyung” ó “JinKi”. Y acababa de hacerlo. La palabra había resbalado fácil de mis labios.
De un momento a otro me sentí desfallecer, temblaba, y no era el lugar, era mi cuerpo. El orgasmo se avecinaba. Pero él lo detuvo.- Aún no es hora. –Sonrió leve y un nuevo besó me atacó.
Bajó el beso por mi pecho, mojando mis pezones con su saliva, delineando mi abdomen. Llegó a mi vientre depositando cortos besos en este para luego tomar mi hombría y comenzar a lamerla. Era él paraíso. Su lengua delineaba su contorno, remarcaba sus venas, jugaba con mis testículos, ¡Dios!, podría morir de placer en ese instante.
“Me gusta de veras…”
-Onew… No… Mhn. –Por un momento creí que podría haberme corrido y llegado al final de mi orgasmo, pero un dedo sobre mi glande lo impidió. Protesté en un gemido ahogado.
- Ya te dije, aún no es hora… -Besó la punta de mi glande una vez más. Tomo uno de mis dedos e hizo que lo lamiera de la manera más sensual posible. Una vez estuvo lo suficientemente húmedo, lo dirigió a mi entrada, haciendo que un gemido de dolor saliera.
Dolía cómo una mierda. Se podía esperar de un virgen cómo yo, ¿No?.
Seguí introduciendo mi dedo por un momento más, moviéndolo en círculos, tratando de dilatarme lo suficiente. Me sentía impaciente por lo que vendría.
- Ya… -Soltó de pronto, haciéndome retirar mi dedo. - ¿Listo para lo que viene? –Preguntó en un tono un tanto desafiante. Me carcomían los nervios, ¿Realmente estaba pasando?.
Su mirada seguía plasmada en mi entrada. Unos segundos después, su lengua se introducía sin cuidado, sacándome diversos gemidos. Era una sensación más placentera que las anteriores.
Se sentía calor, hacía calor y no era necesariamente porque hubiera calor, era en el frenesí en el que nos estábamos desenvolviendo. Un frenesí de la necesidad de dos cuerpos que se habían deseado por tanto tiempo, que ahora lo único que podían hacer era amarse, de la manera más carnal posible.
- Ahora es hora… -Sentía mi entrada húmeda y algo resbalosa, todo por una buena lubricación.
- Onew… - Me miró mientras se posicionaba entre mis piernas y yo lo aferraba a mí. - ¿Mhn? –Sonreí y me abracé a él, besándolo nuevamente- Hazlo mientras te beso… así se pasará más rápido el dolor, ¿No? –Sonreí y él asintió acomodándose más.
- ¿Listo? –Asentí reanudando el beso. No había nada que dudar, lo amaba y me amaba. Listo.
Se introdujo lentamente en mí mientras nos besábamos. Traicioneras lágrimas resbalaron por mis mejillas, era mi primera vez y ¡Joder!, se sentía increíblemente bien.
“Solamente abre la puerta,
Y verás…”
Nos mantuvimos un momento más así, hasta que moví mis caderas, dándole paso a una infusión de sensaciones nunca antes conocidas para mí.
“Esta pasión hierve “
Lo sentía entrar cada vez más profundo, caliente, palpitante. Los choques eléctricos recorrían de ida y vuelta.
Seguimos besándonos mientras el dolor desaparecía. – Onew… Más… -Articulé cuando el dolor se había disipado por completo. Y ahí comenzó.
El vaivén comenzó tranquilo y algo inseguro. De vez en cuando nuestras bocas se separaban para tomar ese preciado aire que escaseaba, y luego se unían en un beso más pasional que el anterior.
- ¿A-así? –Preguntó inseguro en un momento de separación, mientras sus caderas tomaban un vaivén increíblemente rápido y certero. Salía por completo de mi para luego entrar profundamente.
“Tócame ahí…”
- Sí… ¡Ahí, más!... ¡Mierda, más!... ¡De nuevo ahí! –Gemí alto, de un momento a otro su pene logró tocar mi próstata, haciéndome temblar. Era cómo tocar el cielo. Y fue cuando el vaivén se tornó desenfrenadamente salvaje.
Me sentía extasiado con cada una de las estocadas que recibía. Y también sentía que aquello duraría muy poco.
- MinHo… No aguanto… - Y apreté más mis paredes en torno a su miembro. Seguía dándome donde quería y no podía resistirlo más. Iba a correrme.
“Muévelo…”
Me auto penetré unas cuantas veces. Cuando su miembro salía yo empujaba. Era una delicia. Unas cuantas estocadas más y no repondría en lo que sucedería.
- Onew, voy a correrme… haz que me corra, por favor. –Articulé con dificultad, sentía cómo se tensaba poco a poco.
“Haz el hechizo, Dentro de mí…”
Gemí alto al sentir los disparos de semen caliente, apreté un poco mi entrada y me corrí pocos segundos después. Había sido cansado y a la vez revitalizante. Solté el agarré que tenía en sus caderas y lo sentí salirse. Un pequeño gemido ahogado y todo había terminado.
“No me digas
Que nunca lo contarás…”
- Min… -Se acomodó a mi lado, abrazándome a él y cubriéndonos con una pequeña manta.- ¿Tan malo fue? –Suspiró después de formular su pregunta. No había sido malo, había sido excelente.
- Te falta práctica –Reí con cansancio. Tenía sueño.
- ¿Practica?, Lo dice un virgen… -Rió algo escandaloso. Hice un pequeño puchero y le di la espalda- Sabes que solo juego.
- Idiota… Te quiero Hyung… -Me abracé a él a lo que me correspondió, sonriendo.
“Si lo tienes al alcance
Merece la pena probar…”
- Min… Te amo. –Soltó quedo. Sonreí y le di un beso en los labios.- Te amo y prometo hacerte feliz.
Sonreí y lo miré algo crédulo. –Cumple tus promesas con acciones, no solo con palabras. –Asintió, para besarme una vez más.
- Esta es tu primera de muchas noches más. –Asentí, ansiaba las demás. Esa había sido una de las noches más bellas que había tenido. La añoraría por siempre.
- Pero esta será el recuerdo que más añoraré. –Me acurruqué contra su pecho, el sueno parecía querer ganarme en ese instante.
- Duerme ya, mañana será otro día. –Asentí más dormido que despierto. Ya no daba fuerzas para más.
- Onew… - Articulé bostezando y con voz baja.
- ¿Mhn? –Preguntó algo vacilante, tal parecía que también le estaba ganado el sueño
- Te amo… -Susurré antes ve caer rendido, preso de Morfeo. Aún así pude predecir que una sonrisa surco sus labios. Lo último que sentí fue que me envolvió en un abrazo protector.
Yo lo amaba, y nada cambiaría eso. Así él dejara de hacerlo, yo lo seguiría amando, por qué es lo que haces cuando amas a una persona.
“Él quiere entregarse… Dentro del ropero.”