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Juego Por Un Beso por maryluz_mty

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"Juego por un beso"
Basado en Gundam Wing
Heero x Duo
Maryluz

Pairings: 1x2, 3x4, 5+H, 6+13
Category: AU, OCC, Shonen Ai, Yaoi.
Raiting: PG-13 yo señalo el NC-17.
Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de GW, esta solo es una historia de fanáticos para fanáticos.
Warnings: Shonen ai, Lima o Lemon suave, masturbación.

-- Dialogo -
" Pensamientos "
//Sueños//
//***// Flasback //***//

CAPITULO 2
AQUELLA FOTOGRAFIA

La fiesta en la casa de los Piscraf estaba sumamente animada, la música podía escucharse varias cuadras a la redonda. Había muchísima gente, muchos estudiantes de ambas universidades. Era la única ocasión en que los estudiantes de ambas escuelas podían convivir sin necesidad de pelear, ni por grados ni por puntos.
Quatre caminaba entre la gente de la fiesta, saludando a varios de sus compañeros y amigos. Pero su mirada color acqua buscaban una figura en especial.

-- Hola Quatre! – Quatre volteo siguiendo la voz que le llamaba.
-- Hola señorita Relena – contesto cortésmente.
-- Heero no vino contigo?
-- Lo siento Señorita Relena, pero Heero me dijo que tenía algo que hacer. No se si llegue mas tarde.
-- Ho! – solo pudo decir Relena de forma desilusionada.
-- Lo ve señorita Relena, le dije que Heero no vendría a la fiesta – Quatre volteo a su lado topándose con una chica sumamente alta de ojos color celeste con el cabello sumamente largo, alguien a quien conocía sumamente bien, ya que estaba en la misma universidad que Heero y era prima de Relena.
-- No quería creerte Dorothy, pero veo que tienes razón.
-- No se preocupe tanto señorita Relena, quizá Heero llegue después de arreglar el asunto que tenía pendiente.
-- Si, tienes razón Quatre, gracias, que te diviertas – dijo Relena caminando en compañía de Dorothy.

Quatre siguió caminando, no sabía por que necesitaba excusarse con aquel chico de ojos esmeraldas, pero sentía la tremenda necesidad de hacerlo.
Wufei y Trowa platicaban animadamente cerca de la mesa de bebidas. Wufei se sentía contento de haber podido lanzar por fin al cero al pasto.

-- No entiendo por que te sientes tan feliz por eso?. Eso fue rudeza innecesaria, si un arbitro te hubiera visto, nos quita la conversión y nos castiga con cinco yardas – dijo Trowa molesto.
-- Solo fue Justicia!

Quatre pudo ver la inconfundible figura alta de Trowa desde las escaleras en las que se encontraba y camino siguiéndolo. El usaba una camisa de cuello alto en color rojo y un pantalón de vestir color café oscuro. Se veía tan bien, que sintió que al llegar a su lado le sería imposible hablarle. Comenzó a sentir que los nervios lo traicionaban y que la boca se le secaba. Tomaría un poco de agua para poder dirigirle la palabra una vez mas.
Llego hasta la mesa de las bebidas y tomo un vaso con agua y lo bebió de golpe comenzando a toser por haberlo apurado.
Sintió como alguien palmoteaba su espalda haciéndole sentir mejor. Volteo para darle las gracias.

-- Gra... – Sus ojos se abrieron en sorpresa al percatarse de quien era la persona que le había ayudado, dejándolo con la palabra a medio pronunciar.
-- Vaya, el espía – Quatre bajo la mirada ruborizado, no esperaba que al reconocerle le llamara de esa forma.
-- Te equivocas, yo no...
-- Wufei... – Quatre levanto la vista, al escuchar que hablaban, para toparse de nuevo con aquellos ojos verde esmeralda que le veían de forma perturbadora – déjalo en paz.
-- Tu mismo piensas que era un espía Barton, ahora por que le defiendes? – recriminó el chino a su amigo.
-- El partido ya termino, déjalo en paz – insistió Trowa.
-- Va!, quédate con el espía, yo me voy a divertir por allí.

Wufei se dio la vuelta y comenzó a abrirse paso entre las personas que también se encontraban a un lado de la mesa.

-- Espero que disculpes a mi amigo, es un poco... – comenzó a disculparse Trowa con el rubio que le observaba detenidamente algo ruborizado.
-- No... no tengo nada que perdonar. Yo no soy... – intento tratar de hablar sin tartamudear bajando la vista, pero le estaba costando trabajo.
-- Discúlpame también por lo de esta tarde.

Quatre subió su mirada hasta toparse con los ojos esmeraldas de Trowa. Se sentía ruborizar, era un chico realmente guapo, muy alto y si era capaz de saltar a semejante altura, debía tener mucha elasticidad.

-- Yo... yo...
-- ......... – Quatre volvió a bajar la vista ruborizado sin poder hablar. Se sentía intimidado ante alguien tan atractivo como ese chico que estaba frente a él.
-- Yo... no tengo nada que disculpar, era solo un juego y creo que era normal que pensaran que estaba de espía en su universidad. – por fin pudo terminar Quatre.
-- Eres muy bueno!
-- He? – dijo Quatre volviendo a levantar la mirada algo sorprendido.
-- Tus patadas. Son muy buenas – Aclaro Trowa.
-- Gracias! Pero el héroe fuiste tu. Lograste detener el balón. – dijo Quatre con una enorme sonrisa.
-- Estoy seguro que hubieras anotado.
-- Ahora nunca lo sabremos – dijo Quatre sonriendo.
-- Quizá podamos averiguarlo...
-- Como? – dijo Quatre sintiéndose ruborizar de nuevo ante las palabras de Trowa.
-- Si, en el siguiente juego.
-- Oh, es verdad!
-- ...... -

El silencio se hizo de nuevo entre los dos, Quatre sentía que su corazón latía a toda prisa, se sentía nervios y no sabía como continuar la platica, de pronto su buena conversación se acabo y no sabía que mas decir.

-- Oye!... – dijeron los dos al mismo tiempo. Quatre sonrió ruborizado de nuevo.
-- Tu primero por favor Trowa.
-- Yo... la fiesta.. la música... alta.
-- Las fiestas no me agradan mucho – dijo Quatre escuchando el ruido de la música que no le dejaba escuchar muy bien lo que Trowa decía.
-- Ni a mi...

Quatre volteo a verlo con los ojos muy abiertos. Aceptaría Trowa acompañarlo afuera para platicar mas a gusto? Cuanto daría por que aceptara... se animaría ahora mismo a preguntarle.

-- Te gustaría que saliéramos al jardín?, allí esta música no se escuchara tan alta y podremos platicar mejor. – dijo Quatre armándose de valor.
-- Si... – Quatre sonrió alegremente ante la aceptación de Trowa y ambos comenzaron a moverse fuera de la mesa de bebidas.

Quatre camino por delante de Trowa, conocía la casa de Relena ya que su padre solía frecuentar con toda su familia a los Piscraf desde que recordaba. Así que se sabía por donde entrar y salir de los jardines.

*

Duo llego a su casa, la luz de la puerta delantera estaba encendida y las luces de adentro todas apagadas.
Saco la llave de la bolsa de su pantalón y la metió despacio en el cerrojo. Se sentó en el escalón de la entrada y se quito los tenis. Procuraría no despertar a su padre y a Hilde que esperaba ya estuvieran dormidos.

Tomo de nuevo su mochila y los tenis y abrió la puerta. Todo estaba a oscuras y se dispuso a entrar volviendo a cerrarla.

Abrió la puerta de su habitación y dejo caer todo lo que traía dejándose caer en la cama aliviado. Lo había logrado y su padre no se había dado cuenta de su llegada.

Por una vez lo había logrado...

Pero la luz de la pequeña lámpara de su buró se encendió. Duo volteo asustado y se levanto en automático al toparse con los ojos azules de un hombre mayor que le veía sumamente molesto.

El Hombre se levanto aproximándose a Duo, mientras este retrocedió asustado topando con la cama. No había a donde mas huir.

-- Maldito chiquillo!!...
-- Papá, espera... yo...
-- Cállate!!, seguramente estabas con alguien a estas horas, no es verdad??
-- No, no es verdad!!, te lo juro!!, yo estuve en un juego de la universidad!!!
-- Y por eso traes todos estos moretones?? – dijo jalando la playera para ver los rasguños y moretones en el cuerpo de Duo.
-- Fue por el juego papá, pregúntale a Hilde, ella estuvo allí!
-- No metas a tu hermana en esto... ella no te va a encubrir, y ahora tu veras lo que les hago a los niños como tu!
-- No, papá, espera nooo...

La puerta del cuarto de Duo se cerro y solo se podían escuchar los azotes y los quejidos ahogados que escapaban de vez en cuando de la garganta del chico.

*

Heero llego a la mansión de Relena, aun no podía creer que había dado con aquella persona que viera en la parada del autobús. Pero le había desconcertado sobremanera que fuera un hombre y no una mujer... muy hermoso, por cierto. No había podido apartar de sus pensamientos su rostro, sus lindos ojos violetas, su sonrisa y de sus oídos no quería irse su risa. Por que le estaba pasando todo eso? Y para terminar de arruinar todo, él era el Mariscal de campo del equipo de Colmillo blanco. El equipo rival de toda la vida de su propia Universidad.

Necesitaba hablar con Quatre...

No había ido a la fiesta a divertirse, ese no era su asunto, él iba solo a buscar a su amigo. Pero en aquel lugar había demasiada gente, mucho ruido. Baile, parejas, luces. No sería fácil encontrarlo.

*

Wufei estaba como siempre, compitiendo por algo contra los demás universitarios. Se había arreglado un ‘juego’ de bebida. Aquel que aguantara mas copas de tequila, ganaba y Wufei competía contra un estudiante de Oz. Nadie podía ganarle en nada y esos se los demostraba cada vez que podía.

La gente estaba reunida alrededor de una mesa, uno de los contrincantes terminaba su sexta copa y muy a penas y se sostenía. Wufei solo había sonreído. Entonces tomo una séptima y se la bebió de golpe. Dejando caer la copa sobre la mesa con un golpe.

-- Tu turno

El chico solo observo la botella que se dejaba ladear sobre aquel diminuto vaso. El sudor perlaba su frente y sus ojos entre cerrados ya no podrían sostenerle mas. Apenas y tomo la copa en sus manos, se fue de lado cayendo en los brazos de dos de sus compañeros, estaba totalmente dormido.

El grito de victoria se vio de lado de la universidad de colmillo blanco, mientras los de Oz se alejaban de la mesa donde se había llevado a cabo la competencia.

En unos minutos el lugar volvió a verse solo y Wufei se dispuso a salir a la terraza para fumar un cigarrillo como recompensa por su victoria.

-- Siempre eres así de ególatra? – Wufei volteo siguiendo la voz femenina que hablaba a sus espaldas. Cuando la vio, se limito a darle la espalda y seguir con su cigarro – debí imaginarme que además de ególatra, eres mal educado.
-- Y tu eres antipática, lo sabias? – dijo sin voltear a verle.
-- Te has dado a la tarea de repetírmelo tantas veces, que ya no me molesta. – contesto resignada.
-- Que estas haciendo aquí? No deberías de estar ya en tu cama virgen? – repuso de nuevo sin verla. Le fastidiaba mucho su presencia.
-- Y eso a ti que te importa Wufei? Yo solo vine a divertirme. Y si mi cama es virgen... no es algo que a ti te conste.... – Wufei se volteo a verle. Decidió ignorar el último comentario, la chica era buena para defenderse con palabras, a veces mejor que su hermano.
-- Veo que te diviertes mucho, aquí sola, discutiendo conmigo – dijo dejando salir el humo de su cigarro sobre el rostro de la chica. Ella solo lo abanico con la mano.
-- Bueno, eso también es diversión. No digo lo mismo de ti, aquí solo, fumando. No sabes que el fumar causa cáncer?
-- Deja de molestar Schbeiker... – dijo al tiempo en que se disponía a darle de nuevo la espalda.
-- Hilde – replico ella. Wufei volvió a darle la cara.
-- Schbeiker, en mi país no se acostumbra llamar a las personas por su nombre de pila.
-- Pero aquí no es China y debes llamar a las personas por su nombre y no por su apellido. – dijo ella agitando su dedo índice sobre el rostro del chino.
-- Pues deberás acostumbrarte a que te llame por tu apellido, o quizá sería mejor llamarte molestia!...
-- Molestia? – dijo Hilde colocando sus manos sobre su cadera – eso se saca una por preocuparse por los demás.
-- Preocuparse?, Tu solo estabas intentando sermonearme como lo hacen Barton y Maxwell cuando me ven fumar.
-- Por que ellos se preocupan por ti!
-- Y tu te preocupas por mi?
-- Eres uno de los mejores amigos de mi hermano, claro que me preocupo por ti.
-- Ah!, solo por eso...
-- Claro, por que otra razón debería preocuparme por un ególatra, mal educado y patán como tu? – Wufei volvió a dejar salir el humo del cigarro sobre la cara de Hilde.
-- No lo se... – Hilde esta vez le quito el cigarro de la mano y lo apago con el pie ante la vista asombrada del chino.
-- Ya me habías cansado!!
-- Ese era mi último cigarro, no cabe duda que eres una molestia!! – dijo dándose la vuelta sumamente enfadado.
-- Y tu... tu eres... tu eres... un maldito patán !!! – dijo Hilde apretando los puños con furia, mientras veía como Wufei se alejaba de la terraza dejándola sola.

*

Heero caminaba entre la gente buscando a Quatre, no parecía que el se encontrara en ese lugar. Quizá ya se había marchado, estaba decidido a buscarlo hasta el siguiente día.

Se dio la vuelta para salir de la mansión Piscraf cuando se vio frente a frente con la organizadora y dueña del lugar.

-- Heero que sorpresa!!, pensé que no vendrías a mi fiesta. – dijo Relena sumamente emocionada tomando a Heero por el brazo – ven ya que estas aquí, vamos a bailar.
-- No, estoy buscando a Quatre.
-- Por favor, ya lo veras mas tarde, esta por los jardines platicando con un amigo. No me vas a desairas, verdad Heero? – dijo Relena, al tiempo en que lo arrastraba a la parte de la casa, donde todos estaban bailando.

La música cambio de ritmo y las luces junto con ella. Comenzó el humo y con el él el movimiento de toda la gente.

-- Heero!, Heero!! – Relena comenzó a gritar al percatarse que el chico que tanto le gustaba se había perdido entre la gente. Pero Heero parecía haber aprovechado el ambiente semi oscuro para desaparecer – No escaparas mucho tiempo de mi – se dijo Relena para si misma, volteando para todos lados, buscando la inconfundible figura de Heero entre la gente sin poder verla.

Heero caminaba abriendo las puertas de la casa buscando los jardines. Podía una casa tener tantas puertas? Una de esas puertas lo condujo a una habitación grande, llena de libros y trofeos de football americano. No quería quedarse en ese lugar, pero una enorme fotografía le llamo la atención. Conocía al jugador que se encontraba retratado allí. Lo había visto antes, en alguna parte...

-- El conde relámpago – escucho una voz detrás de él que le hizo voltear repentinamente.
-- Coach...
-- Solo soy Coach en el campo de juego, aquí solo soy un hombre cualquiera, alguien igual a ti – le dijo a Heero poniéndose a su lado y contemplando, como hacía él antes, la enorme fotografía en la pared – lo conoces? – pregunto de repente sin verlo y observando la fotografía, mientras daba un sorbo a la copa que traía en la mano.
-- Quien no conoce al conde relámpago, fue muy famoso hace algunos años, lo que no se es por que no llego a ser jugador profesional.
-- Por que estaba enamorado – contesto él.
-- Una mujer le impidió llegar a ser profesional? – pregunto incrédulo Heero.
-- Mas bien un hombre... – Heero volteo a verlo de reojo. El cabello plateado ondulaba con el viento haciéndole ver irreal. Zech volteo en ese momento topándose con la mirada cobalto de Heero – veo que te sorprende, pensé que ya lo sabías.
-- Solo había escuchado rumores – contesto Heero desviando la mirada.
-- Esos rumores tienen algo de verdad... lo deje todo por que estaba enamorado.
-- Por que me cuenta todo esto?
-- Tengo mis razones para creer que mi historia se puede repetir. He visto algo en el campo de juego que yo mismo viví... – Heero volteo a verlo, que quería decir con eso?.

Zech camino hasta la ventana de la terraza y la abrió por completo. Mientras se recargaba en la baranda comento.

-- Conozco gente en el diario escolar que me entrego unas fotografías del juego. Están sobre el escritorio, deberías verlas.

Heero camino hasta el escritorio y tomo las fotografías que Zech le decía. Se sorprendió al ver una de ellas. Zech se percato de la mirada de Heero sobre esa fotografía.

-- Puedes quedártela si quieres.
-- Por que habría de quererla? – dijo Heero dejando las fotografías sobre el escritorio.
-- Solo fue un ofrecimiento.
-- No la quiero – dijo Heero de forma fría.
-- Esta bien... – Zech volvió a dar un sorbo a su copa para después agregar mientras caminaba hasta el escritorio donde aun permanecía Heero – No te dejes manipular por mi hermana, se que le gustas.
-- Hermana? – dijo sin comprender.
-- Relena, ella es mi hermana.
-- Pero?...
-- Si, se que no coinciden los apellidos. Mi nombre real es Miliardo Piscraf. Aun que ahora uso el de Zech Merquise... Hubiera sido bueno que aceptaras la beca que te ofreció colmillo blanco.
-- Por que? – cuestiono intrigado.
-- Por que te hubiera tenido de nuestro lado – comento Zech.
-- Yo no estoy del lado de nadie – dijo de forma fría y segura.
-- Estas con Oz y eso Traize no te dejara olvidarlo. Aun que haya algo que te distraiga – dijo Zech tomando la fotografía que Heero había visto con tanto detenimiento. – Duo es el mejor Mariscal de Campo que ha llegado en los últimos años, es una lastima que tenga tantos problemas con las matemáticas, ojalá alguien pudiera ayudarle con esa materia para que siga jugando...

Heero solo observo a Zech sin decirle nada. Pero de su cabeza no desparecía la imagen que había visto en aquella fotografía. No había sido una tacleada, el mariscal de campo derribado por él, no, era la fotografía de un abrazo en el suelo del campo de football, mientras él le observaba detenidamente y el mariscal le regresaba la mirada sorprendido y totalmente ruborizado. Eso no era una simple tacleada y muchos lo verían al día siguiente, si la fotografía salía publicada en el diario escolar.

Como diablos había dejado que su sorpresa al descubrir al chico le hubiera llevado a olvidar en que lugar estaba y que estaba haciendo?

*

Heero camino por los corredores buscando a Quatre, aun que ya había olvidado por que necesitaba hablar con él. No podía olvidar la fotografía que había visto sobre el escritorio de Zech.

Por que no podía sacarse de la cabeza a Duo Maxwell?. Ahora sabía que no había sido una mujer a quien vio en aquella parada de autobús, sin embargo, su imagen no quería abandonarle. Sabía que Quatre era gay y eso no le importaba, no tenia esa clase de prejuicios, pero hasta donde sabía, él no sentía atracción por los hombres. Entonces por que Duo Maxwell estaba en su cabeza? Por que había sentido ese extraño cosquilleo en su mano cuando se despidió de él?

-- Cero!!

Heero giro su cabeza hacía arriba para toparse con los ojos oscuros del tacleador de colmillo blanco que tanto lo molesto durante el juego. Parecía estar muy molesto y el que estuviera en un primer piso no le impidió llegar de un salto hasta donde estaba él.

-- Creo que tenemos algo pendiente – escucho que el chino le decía.
-- Cualquier cosa que tengamos pendiente la veremos en el siguiente juego – dijo Heero dándose la vuelta.
-- Lo veremos aquí... o es que me tienes miedo? – reto Wufei. Heero volteo a verlo, mientras los invitados comenzaban arremolinarse a los lados de ambos.
-- Yo no te tengo miedo. Pero tampoco quiero tomar ventaja, estas tomado – dijo Heero dándose cuenta del estado de Wufei.
-- No estoy tan tomado como para no saber lo que hago – refuto el chino.

Heero solo miraba de forma fría al chino, por que parecía estar tan molesto?. El Juego ya había terminado y no había por que llevar los problemas del juego mas allá. O es que no era por el juego por lo que el chino estaba enojado?

-- Me vas a pagar lo que le hiciste a nuestro mariscal de campo – dijo levantando el puño para lanzarlo sobre Heero. Heero solo se hizo a un lado y Wufei fue detenido por dos chicos a su espalda – maldito cero, por que no peleas?
-- Por que te haría daño – contesto Heero cruzando los brazos.
-- Daño el que le hiciste a Duo... – volvió a lanzar otro golpe, pero Heero volvió a hacerse a un lado.

Heero medito un poco en las palabras del chino. Parecía que en verdad no era solo por el juego por el que estaba enojado. Algo tenía que ver lo que paso con el mariscal de campo.

-- Estas interesado en él, verdad?, por eso tu interés en saber su nombre. Y por eso esa mirada tuya sobre él.– cuestiono Wufei lanzando otro golpe, pero esta vez Heero lo detuvo por el brazo y lo dejo caer sobre su rodilla, al tiempo en que le contesto.
-- Yo no estoy interesado en él, pero parece que tu si...

Wufei cayó hincado al suelo sin aire y comenzó a toser. Los alumnos de ambas escuelas comenzaron a murmurar al escuchar lo que el chino había dicho y lo que Heero había comentado.

*

En los jardines de la mansión Piscraf dos jóvenes platicaba sin enterarse de lo que ocurría dentro de la casa.

-- Medico?, nunca me lo hubiera imaginado! – dijo Quatre sorprendido al saber lo que Trowa estudiaba.
-- Si, ya se lo que piensas. Como es posible que un futuro medico se dedique a golpear gente – dijo Trowa sonriendo un poco.
-- No, no quise decir eso... – dijo Quatre comenzando a sonrojarse.
-- Pero bueno y tu que estudias? – dijo Trowa evitando que Quatre dijera algo mas. Quatre bajo la mirada.
-- Administración – dijo secamente.
-- Pero por que lo dices así? Parece que no te gustara lo que estudias. – Quatre volteo a verlo. Parecía que Trowa lo conociera muy bien y eso le hacia sonrojarse.
-- Exactamente, no me gusta lo que estudio. Y antes de que me preguntes por que?, te diré que lo hago por mi padre. El quiere que me haga cargo de sus empresas ya que solo tengo hermanas, aun que yo hubiese preferido estudiar música.
-- Cuando dijiste que estudiabas administración me supuse que era por tu familia – dijo Trowa sin verlo.
-- Por que lo supusiste? – pregunto interesado Quatre.
-- Por que se nota que eres rico.
-- He? – dijo Quatre sorprendido – Y como lo sabes?
-- Por tu forma de vestir.
-- Y el que sea rico podría impedir que seamos amigos? – pregunto tímidamente Quatre. Notando la expresión en el rostro de Trowa. A él le gustaba mucho ese jugador, y quería ser su amigo, no importaba que él no fuera gay, se conformaba solo con verlo. Trowa sonrió al escucharlo, nunca había hablado tanto con alguien a quien apenas concia como con aquel chico rubio.
-- Si tu no tienes problema en tener como amigo al capitán del equipo rival de tu universidad...
-- No!, claro que no! – se apresuro a decir Quatre. Mientras Trowa extendió su mano al rubio y Quatre también lo hacía.
-- El echo que seamos amigos, no quitara el que detenga el balón cuantas veces sea necesario. – dijo Trowa tomando la mano de Quatre entre la suya, mientras Quatre se sonrojaba y sonreía.
-- Y yo estaré contando con eso...

Ambos se quedaron viendo a los ojos sin soltarse de la mano. Quatre volvió a sentir que una corriente de electricidad recorría su cuerpo al sentir el contacto tibio de la mano de Trowa con la de él.

Por que el rubio jugador le hacía reaccionar de forma extraña?, Trowa no entendía por que se había separado de Wufei para platicar con Quatre cuando apenas lo conocía. Sabía que se metería en problemas con la gente del equipo, sobre todo, con los que eran como Wufei. No entenderían la amistad entre dos jugadores de escuelas rivales.

El ruido de la gente dentro la mansión les hizo voltear al interior al tiempo en que soltaron sus manos. Por que se veía gente que caminaba hasta el interior a toda prisa? A caso pasaba algo?

Quatre vio a un chico que corría y alcanzo a preguntarle si ocurría algo.

-- Si!, dos jugadores se están peleando – dijo el chico mientras siguió corriendo.
-- Jugadores? – se pregunto Quatre en voz alta, mientras vio como Trowa pasaba por un costado de él.
-- Si son de mi equipo me las van a pagar... – dijo Trowa mientras tomaba a Quatre por el brazo para que lo siguiera.

*

Wufei se levanto ya recuperado del golpe que Heero le había dado en el estomago con la rodilla. Y volteo a verlo con furia. Solo estaba tomando como pretexto el que hubiese derribado a Duo con violencia la primera vez para cobrarse por todas las veces en que lo había esquivado y derribado en el campo. Pero parecía que el cero lo estaba mal interpretando y eso no se lo permitiría.

-- Maldito Cero! – dijo quedando frente a él.
-- Wufei, por favor, detente!!

Tanto Heero como Wufei voltearon a ver quien era la persona que les hablaba.

-- No te metas, esta es una pelea entre hombres y aquí las mujeres no son bienvenidas.
-- Estas tomado! – volvió a decir la chica.
-- Hazle caso a tu amiga y retírate, no quiero hacerte daño – dijo Heero al chino.
-- Ya te dije que no estoy tomado! – dijo Wufei lanzándose sobre Heero para tratar de golpearlo. Pero de nuevo Heero solo se hizo a un lado. – No seas cobarde y pelea!! – grito Wufei enojado.
-- Basta Wufei!!, jamás podrás ganarle en ese estado!
-- Deja de ser una molestia y vete a casa! – grito Wufei a Hilde que aun le trataba de detener.

Heero observo la mirada oscura del chino que parecía encenderse por la furia. Wufei volvió a lanzarse sobre Heero, pero de nuevo el cero se movió y Wufei termino estrellándose contra uno de los espectadores. Solo que esta ves, los fuertes brazos del espectador con quien choco lo sujetaron y le impidieron moverse.

-- Basta Wufei!, deja esta pelea – escucho el chino y volteo a verle enojado.
-- Barton!, déjame darle una lección a ese cero... voy a darle una paliza! – dijo regresando la vista a Heero.
-- En tu estado, el que te dará una paliza es él! – dijo Trowa viendo al chino.

Quatre llego al lado de Heero, que solo observaba a los dos jugadores discutiendo.

-- Por favor Wufei, estas muy tomado... – dijo Hilde acercándose a Trowa y a Wufei.
-- Schbeiker deja de molestar! – bufo Wufei tratando de callarla.
-- Hilde, vamos a llevarnos a Wufei de aquí, crees que Duo quiera recibirlo? – pregunto Trowa.

Heero abrió los ojos al escuchar el nombre de Duo. Como pensaban dejar a semejante tipo con él?, ese chico estaba tomado y si lo lastimaba? Pero en que demonios pensaba?, por que tenía que preocuparse por el mariscal de campo del equipo rival?, después de todo, ese chico chino era su amigo.

-- No Trowa, en casa esta papá y ya sabes que no le gusta que Duo reciba a sus amigos en casa... mucho menos que se queden a dormir – recordó Hilde.
-- Yo pudo cuidarme solo!, no necesito que ninguno de ustedes se preocupen por mi... – dijo Wufei molesto.
-- Tendré que llevarlo conmigo – dijo Trowa ignorando al chino que aun tenía sujeto de los brazos impidiendo que se moviera.
-- Que?, con Catherine no!!, que no ves que volverá a intentar asesinarme con esa incomible sopa!! – volvió a quejarse el chino.
-- Toma las llaves del auto de la bolsa de mi pantalón, debemos llevarnos a Wufei para que deje de dar espectáculos – dijo Trowa.
-- Si – contesto Hilde.

Hilde tomo el llavero que colgaba de las bolsas del pantalón de Trowa, ante la mirada inquisidora de Quatre. Por que esa chica tenía tanta confianza con él?, en todo el tiempo en que estuvieron platicando, nunca se le ocurrió preguntarle si tenía novia... y ahora partía de la fiesta sin despedirse de él. Esperaba que la próxima vez que se vieran, no fuera hasta el siguiente partido.

Heero observo la escena confuso. Quien era aquella chica que había mencionado al papá de Duo?, escucho mencionar que el chino le decía Schbeiker. No podía ser la hermana de Duo, ya que el apellido de él era Maxwell. Entonces quien era ella? Cuantos Duo’s existían en la universidad de Colmillo Blanco? Duo no era un nombre común... necesitaba averiguarlo... pero que? Por que él necesitaba averiguar cosas del mariscal de campo de colmillo blanco?

Agito su cabeza de forma severa para alejar todas aquellas preguntas de su cabeza.

-- Estas bien Heero? – pregunto Quatre viendo a su amigo a un lado, cuando ya se habían alejado las otras tres personas y la gente volvía a ocuparse de la fiesta.
-- Hn – dijo Heero comenzando a caminar.
-- Supongo que eso es un si – dijo Quatre siguiendo a su amigo fuera de la mansión – puedes decirme que paso? – pregunto Quatre.
-- Eso me gustaría saber... – cuestiono Heero para si mismo en voz alta.

"Que fue lo que paso? O mas claramente, Que fue lo que me paso?" Se pregunto Heero mientras avanzaba con Quatre.

-- Puedo llevarte a tu casa Heero? – pregunto Quatre al ver que Heero seguía en silencio.
-- Hn – dijo volteando a verlo
-- Pensé que no ibas a venir a la fiesta – cuestiono Quatre mientras encendía el auto y salía del estacionamiento de la mansión de Relena.
-- Yo también lo creí, pero vine por que necesitaba hablar contigo. – dijo Heero recordando el motivo de estar en casa de Relena.
-- Sobre que? – se intrigo Quatre.
-- Mejor lo hablamos mañana – no quería pensar de momento, estaba aun demasiado confuso como para poder ordenar sus ideas.
-- Claro!, dime donde nos vemos.
-- En la biblioteca de la universidad, a las 10:30 am.
-- Muy bien, allí estaré.

*

La mañana pintaba de un tono rozado y celeste el cielo, cubierto por completo de nubes aborregadas.

Los murmullos en aquel enorme salón impedían por completo que alguien se pudiera concentrar en algo. Por que si aquello era una biblioteca, había todo, menos silencio?

Duo permanecía sentado en una de aquellas mesas tratando de concentrarse en las malditas formulas matemáticas que tanto le costaba aprenderse. Balanceaba un lápiz sobre su cabeza con los dedos, mientras trataba de concentrarse en lo que decía aquel libro grueso que más que libro parecía Biblia. Pero a sus oídos de repente llegaban las conversaciones de las personas que pasaban, hablando sobre una fotografía en el periódico escolar y sobre una pelea en la fiesta de anoche. Y en su cabeza, en lugar de una formula matemática, estaba la pregunta de Cual Fotografía? y cual pelea? Además, algunas chicas al verlo, se ponían a cuchichear algo y solo se reían. Sabía que ahora que comenzaban los juegos comenzaría a ser popular, pero por que sería que esa risa burlona, no era de admiración?.

-- Vaya Maxwell, por lo visto hoy madrugaste! – Duo giro su vista para toparse con Wufei que le observaba con una sonrisa y usaba unos anteojos negros.
-- Ya sabes amigo, el examen del jueves – contesto Duo tratando de sonreír y fijándose en los anteojos.
-- Y como vas Duo? – cuestiono Trowa que llegaba detrás de Wufei.
-- No he podido concentrarme, hay demasiado ruido en esta biblioteca. Además de que todas las platicas se centran en una fotografía del periódico escolar y me carcome la duda – dijo Duo sintiéndose curioso.
-- Ah si? – dijo Wufei sacando bajo su brazo el periódico – no sabía que hubiera algo interesente, déjame ver. – dijo sentándose y poniéndose a hojearlo con la vista de Trowa detrás de él.
-- Además hablan de una pelea en la fiesta de anoche? A caso la vieron? – cuestiono Duo al mismo tiempo en que vio como Wufei rompía el periódico por la mitad y Trowa sonreía.
-- Se puede decir que si la vimos Duo – dijo Trowa mientras observaba el rostro sonrojado de su amigo chino.
-- Ten, toma el diario, yo voy a mi casa... – dijo Wufei levantándose de la silla y caminando de forma apresurada fuera del recinto. Duo solo le observo sin comprender, mientras Trowa sonreía.
-- Y Ahora que le paso a Wufei?, por que usaba esas gafas oscuras?
-- Ya sabes, la resaca... – murmuro Trowa, mientras se ponía a sacar una lista de su libreta.

Duo lo observo sin entender. Por que Wufei traía esas gafas oscuras? Y por que a la hora de mencionar la pelea este se había puesto tan nervioso?

-- Y no me vas a decir quien se peleo? – pregunto a Trowa.
-- Realmente no hubo pelea Duo – dijo Trowa volviendo a verlo – uno de ellos estaba tan tomado que apenas y podía sostenerse. Y el otro demostró mucha nobleza y no se aprovecho del estado del primero... así que no hubo pelea – termino Trowa regresando su vista a la lista.
-- Ba!, que aburrida debió haber estado la fiesta entonces – dijo Duo extendiendo la mano para tomar el periódico roto que Wufei había dejado sobre la mesa. Trowa solo sonrió.
-- No del todo – dijo murmurando sin ver a Duo, pero Duo estaba demasiado entretenido viendo algo en el diario que no presto atención a lo que Trowa había dicho.

La vista de Duo se centro sobre una fotografía que ocupaba media pagina de la sección de deportes del diario escolar y más había llamado la atención el texto que acompañaba a la misma.

"Capitán del equipo de Oz derriba a Mariscal de Campo de Colmillo Blanco... pero ustedes consideran que esto haya sido realmente una tacleada? No habrá algo más involucrado en este abrazo? Juzguen ustedes mismos."

No podía creer lo que veía, como era posible que en esa fotografía apareciera Heero abrazándolo y el sonrojado a mas no poder? Ahora entendía los murmullos de las chicas y las risas burlonas al verle.

Como habían tomado aquel acercamiento? Quizá alguien con una cámara profesional lo había conseguido. Se sentía enrojecer al ver aquella fotografía y al recordar las sensaciones que la simple vista a los ojos cobaltos de Heero le producía. Aquel ligero contacto de sus manos al despedirse el día anterior aun no podía olvidarlo.

-- Que haces Duo? – pregunto Trowa viendo la actitud de su amigo.
-- Na.. nada, tratando de estudiar – dijo doblando el diario y recordando su examen – solo que aquí hay demasiado ruido, mas parece una cafetería que una biblioteca – se quejo el trenzado.
-- Bueno, te propongo algo? – dijo Trowa parándose de la silla frente a Duo.
-- Que? – pregunto sin entender.
-- Necesito un libro sobre anatomía y aquí ya están todos prestado, por lo que voy a ir a la biblioteca de Oz a buscarlo.
-- Ah Oz! – se sorprendió – pero allí no te lo van a prestar.
-- No me lo pienso llevar, solo necesito unos datos y para eso si me lo prestan. Allí hay mucho silencio y mientras yo saco esos datos, tu puedes estudiar. Te parece?

Duo se quedo meditándolo un poco. Ir a Oz... y si lo volvía a ver? Como reaccionaría después de haber visto esa fotografía en el periódico? Pero sería mucha casualidad encontrarlo en sábado en la biblioteca de su universidad. El campus de Oz era muy grande para tan siquiera pensar en volver a verlo... pero por que ese pensamiento lejos de alegrarlo le desilusionaba?... No, debía concentrare en estudiar y en nada más.

-- Si, vamos – dijo Duo tomando su libreta con el diario dentro y su libro y caminando junto a Trowa para ir a la biblioteca de Oz.

*

Quatre abrió la puerta de la biblioteca de su universidad. Se había quedado de ver con Heero en unos cuantos minutos más, se había adelantado para poder revisar su correo con tranquilidad. Ya que en su casa, sus hermanas no le dejaban hacerlo con la tranquilidad que le gustaría.

El lugar estaba tan silencio que daba la impresión de que no había nadie en el lugar. Pero al caminar hasta los pasillos pudo darse cuenta que buena parte de los cubículos estaba ocupados y había gente en las mesas sumidas en sus estudios.

Llevaba su computadora portátil para poder conectarse a la red y revisar su correo, poder bajar las nueva tablas de impuestos y mandar sus tareas. Como odiaba su carrera, pero era bueno en ella. Odiaría el día en el que se hiciera cargo del puesto que quería su padre.

Sin embargo, y sin que su padre se diera cuenta, había entrado también a estudiar música como un pasatiempo. Había descubierto que era bueno para tocar el piano y lo disfrutaba.

Entro de forma decidida buscando un cubículo desocupado para poder conectarse a la red. Cuando vio como una figura alta y rubia se acercaba a él. Sonrió al verla.

-- Buen día Dorothy – saludo con una enorme sonrisa a la rubia que se detenía delante de él.
-- Hola Quatre!, no esperaba verte en la biblioteca el día de hoy. Pensé que tu hacías todo desde tu casa – dijo viendo la portátil que el rubio llevaba bajo el brazo.
-- No todo – sonrió.
-- Ya veo y solo has venido a revisar tu correo? – pregunto curiosa la rubia.
-- En realidad no, me he quedado de ver con Heero aquí dentro de unos minutos.
-- Con Heero! – dijo sorprendida la rubia.
-- Si, por que? – pregunto al ver como Dorothy metía su mano a la bolsa de su saco y sacaba su celular.
-- Debo avisarle a la señorita Relena que Heero estará aquí.
-- Espera Dorothy... – dijo Quatre haciendo que Dorothy bajara el teléfono – Realmente Relena esta interesada en Heero o es lo de siempre? – cuestiono Quatre viendo fijamente a la rubia, pero ella solo sonrió.
-- Lo de siempre Quatre, lo de siempre – dijo Dorothy sonriendo.
-- Heero no es como los demás, deberías decírselo.
-- A que te refieres con eso?, a caso es como tu? – pregunto la rubia, haciendo que Quatre se sonrojara por su pregunta.
-- No! – dijo levantando algo la voz, al tiempo en que un "Ssshhh", se levanto en el biblioteca.
-- Deberías controlarte Quatre, si Heero no es como los demás y no es como tú... no deberías preocuparte, eso sería problema de ella.
-- Heero es mi amigo...
-- Si realmente eres su amigo, dile que le haga caso, aun que después la bote. Tu sabes muy bien como es ella, siempre logra lo que quiere, de una forma o de otra... – y con estas palabras salió de la biblioteca para hablar por su celular.

Era verdad, Relena era una niña caprichosa que siempre obtenía lo que quería. Como dijo Dorothy, de una forma o de otra, no le importaban los medios para conseguirlo.

*

Trowa y Duo caminaban platicando animadamente. Aun que el que platicaba animadamente era Duo, Trowa solo se limitaba a decir, si o no. Pero a Duo no le molestaba, sabía que era la forma de ser de su mejor amigo, tenía muchos años de conocerlo y siempre era igual de serio.

Al entrar a la biblioteca, Duo se quedo sorprendido del silencio que reinaba en el lugar. Parecía que no hubiese gente en el interior, pero se sorprendió aun más, al ver que había alumnos estudiando de forma silenciosa en los cubículos o en las mesas. Por que su propia biblioteca no era igual?.

Duo deposito sus cosas en una de las mesas desocupadas, era la primera vez que entraba en la universidad de Oz y se sentía algo intimidado, hasta en la biblioteca se podía ver el lujo. Pero nadie parecía prestarles atención y eso lo tranquilizaba un poco.

Trowa camino hasta los estantes de libros buscando el que necesitaba, mientras Duo comenzaba de nuevo a estudiar las formulas matemáticas que tanto le torturaban, aun que al estar en esa universidad, no podía dejar de pensar en aquel jugador de ojos color cobalto.

Al estar ahora en la universidad en la que el estaba inscrito, no podía dejar de pensar que quizá en algún momento pudiera verlo. No dejaba de voltear de cuando en cuado a la puerta, esperando que quizá el apareciera... pero solo eran esperanzas vanas, sabía que la siguiente vez que lo viera sería en el siguiente juego, Claro!, si lograba pasar su examen.

Pero en su cabeza, lejos de poder memorizarse las formulas, acudían preguntas sobre aquel jugador que apenas conociera el día de ayer. En cual de todas las universidades estaba? Por que se había comportado de esa forma en el campo de juego?, Por que le había esperado al terminar el partido?, Que había sido esa pregunta de si tenía una hermana?, Tendría novia?... pero que tonterías estaba pensado?, claro que debía tener novia, un chico tan magnifico como eso no podía estar libre. Por que tenía el que ser gay y verse envuelto en ese tipo de emociones que el jugador comenzaba a despertar en él?. Sabia que el próximo juego con Oz sería una tortura con esa mirada cobalto fija en él.

Quatre revisaba su correo y terminaba de enviar su tarea cuando algo le hizo levantar la vista hasta los estantes de libros. Sin poder dar crédito a lo que veían sus ojos se levanto sin saber que hacer. Trowa estaba allí, revisando el estante de libros de medicina. Sintió como la boca se le secaba y el corazón casi se le salía del pecho. No pensaba volver a verlo tan pronto y menos en Oz, aun que lo había deseado.

Trowa sintió que alguien le observaba y bajando el libro que traía en sus manos se topo con la mirada color aqua de Quatre.

Quatre se sintió ruborizar al verse descubierto. Que podía decirle ahora? No sabía que hacer, solo camino sonriendo hasta estar cerca de él.

Por que la mirada del rubio le hacía sentirse extraño?. Sabía que estando en Oz corría el riesgo de que alguien lo reconociera como uno de los jugadores de Colmillo Blanco, pero nunca cruzo por su cabeza volver a toparse con él, con Quatre. El día anterior se lo había pasado muy bien platicando con el rubio, para ser rico, era muy sencillo y amable. Pero ese cosquilleo al tomar su mano... no era algo que hubiese sentido antes con alguien, ni siquiera con las chicas.

-- Hola Trowa! – dijo Quatre sonriendo ampliamente. Trowa sonrió en respuesta.
-- Hola Quatre - contesto
-- No esperaba verte aquí hoy – dijo sonriendo, mientras sentía que su corazón se le salía del pecho.
-- Lamento haberme ido ayer sin despedir – dijo Trowa dejando el libro en el estante. Quatre recordó en ese momento la forma en la que aquella chica había quitado las llaves de la bolsa del pantalón de Trowa, lo que le hizo dejar de sonreír.
-- No te preocupes por eso, supongo que tu novia y tu llevaron a tu amigo...
-- Mi novia? – pregunto Trowa interrumpiendo a Quatre sin entender.
-- La chica morena, a la que le pediste que sacara las llaves de la bolsa de tu pantalón.
-- Ah, Hilde, ella no es mi novia – explico Trowa sin saber por que. Quatre se sintió feliz al escucharlo volviendo a sonreír, no podía creerlo – ella es hermana, bueno, hermanastra de Duo. Somos amigos desde que éramos niños, yo no tengo novia.
-- Hermanastra?
-- Si, el papá de Hilde se caso con la mamá de Duo. Así que ellos son hermanastros, por eso no coinciden los apellidos, si eso te preguntabas.
-- No, realmente no, supongo que es una típica familia americana – dijo Quatre sintiéndose nervioso de nuevo al verse sumergido en los ojos esmeraldas del mas alto. – Estas buscando algo? – pregunto Quatre al ver la lista que Trowa tenía en el estante.
-- Si, un libro de anatomía, pero creo que aquí tampoco esta – dijo Trowa desilusionado.
-- No has intentado buscar en internet? – pregunto Quatre, ante lo que Trowa sonrió contrariado.
-- No tengo – contesto secamente.
-- Si quieres, podemos buscar lo que necesitas en mi computadora, la tengo en el cubículo.
-- Te lo agradecería – sonrió Trowa.

Quatre camino con Trowa hasta el cubículo sintiéndose feliz de poder estar mas tiempo con el jugador. Por lo menos sabía que no tenía novia y eso lo hacía sentirse contento. Le gustaba, le gustaba mucho Trowa, como ningún otro le había gustado antes. Y solo al recordar la forma en que lo había derribado en el campo, el haber sentido sus fuertes brazos al lanzarlo por el suelo, le hacía estremecer. Aun que bien sabía, que el que él pudiera llegar a interesarle a Trowa, solo era un tonto sueño.

*

Heero abrió la puerta de la biblioteca de Oz sintiéndose de forma extraña. Había algo en el ambiente que le hacía mantenerse alerta. Algo que le hacía reaccionar. Un aroma que conocía y venía del interior del lugar.

Se puso a buscar a Quatre con la mirada, ya debía haber llegado, Quatre era extremadamente puntual. Pero al dejar vagar su vista, pudo notar a alguien sentado en una mesa al centro del lugar.

Que estaba haciendo en Oz?...

Por que al ver a aquel jugador sentado solo en aquella mesa le hacia sentir extraño? Bajo su vista para ver que tanto leía, "Matemáticas". Por lo visto el coach Zech tenía razón y tenía problemas con esa materia. Que carrera estudiaría el chico que veía semejante autor?

Duo se sintió extraño y bajo un poco el libro para ver hacía la puerta por el borde del mismo. Se sintió nervioso al percatarse que Heero, el nuevo capitán del equipo de oz caminaba directo hacía él.

Por que si hacia escasos minutos volteaba a la puerta con ganas de verlo, ahora que lo veía tenía ganas de correr? Le reclamaría por estar en una biblioteca que no pertenece a su universidad? No, eso lo dudaba. Quizá no iba con él, si no, con alguien más. Así que decidió ignorar el echo de que su corazón parecía salirse del pecho y tratar de concentrarse en las malditas formulas.

-- Estudiar ese libro no te ayudara mucho a pasar algún examen – escucho Duo a sus espaldas sintiéndose aun más nervioso que antes.

Al escuchar la voz que apenas el día anterior le demandara su nombre, sintió como un cosquilleo comenzaba a recorrerle la espalda. Como el sonrojo al verle de lejos se incrementaba al sentirlo ahora tan cerca. Volteo para verlo y se topo de lleno con el mar cobalto de su mirada. Por que ese jugador le observaba tan detenidamente? Por que su sola mirada le provocaba sensaciones extrañas?

Heero se vio de pronto sumergido en el azul violeta de los ojos del mariscal de colmillo blanco. No entendía aun que fuerza invisible le había guiado hasta esa mesa donde él parecía estar concentrado en su libro de matemáticas, olvidándose de su cita con Quatre.

-- Ho.. Hola Heero! – dijo Duo con la más amplia de sus sonrisas un tanto nervioso.
-- Hn – dijo Heero recuperando su forma de actuar fría.
-- No sabía que estarías por aquí – dijo tratando de iniciar una conversación.
-- Y por que no habría de estarlo, esta es la biblioteca de Oz. – Duo se sintió molesto por aquellas palabras del jugador, parecía reclamarle por estar allí. Que habría esperado, todos los rico eran iguales.
-- Que yo sepa este es un país libre y puedo ir a donde quiera. Mientras este lugar no cobre por entrar, puedo venir a almorzar si ese es mi gusto – dijo Duo de forma sarcástica bajando su vista hasta el libro que leía.

Heero volteo a verlo de nuevo, por que Duo le había dicho aquellas palabras atacándolo sin razón alguna? Y más aun, por que se empeñaba en seguir allí?. Lo que debía hacer era buscar a Quatre y salir dejándolo con lo que hacía. Que le importaba si pasaba o no una materia? Si reprobaba y eso le evitaba jugar, mejor para él no?

-- Claro que es un país libre y claro que puedes ir a cualquier parte. Y mientras el aroma de lo que traigas no llegue a los demás, no veo por que no pudieras traer aquí tu almuerzo. – Duo levanto la mirada al escuchar lo que parecía ser una respuesta sarcástica a su comentario. Por que seguía allí?, ahora solo quería quedarse solo y concentrase en sus estudios. Pero no se quedaría con su comentario.
-- Y apenas te das cuenta? – dijo Duo
-- De que?
-- De que este es un país libre?

Un "Ssshhh" se levanto en todo la biblioteca. Duo había levantado de más la voz y lo estaban callando. No podía evitar el sentirse ahora mas incomodo que antes con Heero mirándolo fijamente.

-- Por que mejor no salimos a discutir a otra parte? – dijo Heero tomando a Duo por el brazo.
-- Auch!! – dijo Duo sin darse cuenta soltándose bruscamente y notando la mirada extrañada que Heero dirigía hacía su cuello.
-- Yo te hice eso? – dijo Heero viendo las marcas moradas que se extendían por toda la piel de su cuello y que seguramente llegaban hasta su brazo.

Duo se quedo perdido en el mar azul de sus ojos, que podía decirle? Cuando le dijera que no, le preguntaría más, que donde se los había hecho? o si ya los tenía antes del juego?. Pero que podía contestarle? No sabía que responder a esa pregunta.

-- No – fue lo único que dijo bajando la vista para evitar verlo a los ojos.
-- Te peleaste después del juego? – pregunto Heero.
-- No – volvió a decir Duo.
-- Entonces por que tienes esos moretones? Si no es a causa del juego de ayer y no te peleaste, quien te los hizo? o como te los hiciste? – reclamo Heero viendo la seriedad del jugador.
-- No preguntes, quieres Heero? – dijo Duo volteando a verlo a los ojos.

Desde que había conocido al mariscal de campo, desde aquella vez en la parada del autobús, había visto una mirada de felicidad en su rostro. Incluso el día de ayer, ese jugador se veía contento, pero por que ahora sus ojos mostraban una huella de dolor? Quien le había causado esas heridas en el cuello? Tendría mas en el resto de su cuerpo?

-- Ven ahora mismo conmigo – demando Heero jalando a Duo por la manga de la playera, no quería volver a lastimarlo.
-- Espera, a donde me llevas? – dijo Duo comenzando a seguirlo, no quería dar un espectáculo en la biblioteca de Oz.

Heero había cargado con los libros de Duo y lo llevaba al baño de caballeros de la biblioteca. Si se quejaba por los golpes, aun debería estar dañado. Como es que su familia no se había dado cuenta de ello?

Heero deposito las cosas en el lavabo del baño y se quedo observando a Duo de forma detenida. Tenía buena altura, eso ya lo había notado, quizá era un poco mas bajo que él, pero solo un poco. Era delgado, lo suficiente para darle velocidad si quería correr. Los músculos de sus brazos los tenía bien definidos, señal de que los entrenaba mucho.

-- Que sucede? – pregunto Duo nervioso al ver el escrutinio que hacía el jugador de oz sobre su cuerpo.
-- Quítate la playera – dijo Heero serio.

Duo se sintió aun más nervioso. Quitarse la playera?, por que, para que? No entendía la demanda del de los ojos cobalto.

-- No, por que debería hacerlo? – dijo Duo nervioso.
-- Quiero vero esos golpes – dijo Heero acercándose al cuello de Duo.

Duo solo cerro los ojos al sentirlo tan cerca de él. No se animaba a moverse.

– Estos no son típicamente los golpes que aparecen después de un juego – dijo Heero dejando deslizar su dedo índice por la blanca piel, ahora un tanto amoratada, del mariscal.

Duo dio un paso atrás viendo fijamente al jugador de oz. No sabía lo que le estaba haciendo con ese ligero roce. Por que al deslizar su dedo por su cuello su respiración comenzó a hacerse irregular y él ni siquiera lo había notado. Por que había apretado sus labios para evitar que un gemido escapara de su garganta.

-- No, no lo son – dijo Duo molesto – y no tienes ningún derecho a tratar de averiguar de donde aparecieron.

Duo tomo sus cosas del lavabo y salió del baño con paso apresurado. Heero lo observo extrañado. Por que se había puesto así al tratar de saber de donde eran esos golpes?

Salió tras de él, quería saber más de ese mariscal de campo. Por que necesitaba saber más de él? Que extraña sensación le había invadido y le había hecho tocar su piel?... y se sentía tan bien al tacto...

-- Duo, espera – dijo Heero tratando de que Duo se detuviera, regresaba de nuevo a la parte principal de la biblioteca.
-- Heero que bueno verte! – dijo una voz femenina emocionada.

Duo volteo en el momento en que una chica rubia detenía a Heero abrazándolo por el cuello. Sin poder evitarlo le dio la espalda sintiéndose extraño, dolido al ver aquella imagen. Siguió su camino, pero esta vez paso de largo la entrada a la biblioteca. Se le habían ido las ganas de estudiar.

-- Como lo pensaba... tiene novia – dijo en voz baja, saliendo del campus de Oz y corriendo para alejarse lo más que podía del lugar.

*

Continuara...

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