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Ilógico. por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Uuuuf sinceramente no creí que volveria a aparecer por estos lados, no despues de haberlos abandonado por tanto tiempo, tengo muchas cosas que contar pero muy poco tiempo para decir, ademas dudo que alguien quiera leerme a esta alturas :'3

Bueno espero que estes bien, si tu lector, y que te guste :)

 

Saludos

— Dios, ¿Por qué siempre tienes que ser tan molesto? — Se encontraba arto de esa actitud despreocupada y a la vez calculadora, ya no sabia que pensar de su mejor amigo las cosas habían cambiado tan repentinamente entre ellos, un día Yoshino pasaba todo el tiempo junto a él y ahora por culpa de una chica y probablemente por culpa propia comenzaba a ser ignorado.

 

No lo quería aceptar pero lo que había pasado hace un año atrás permanecía vivo en su mente, Yoshino nunca lo supo y tampoco debía enterarse que casi fue abusado por él. Tras ese día de fiebre y delirios había ignorado por completo a Yoshino por un mes entero y estaba casi seguro que desde ese mes fue cuando su mejor amigo encontró a una chica, una chica la cual no conocía ni sabia como era, estaba algo celoso, demasiado celoso para su gusto.

 

— Pero sólo quería que me acompañaras al festival de esta noche— El castaño trataba de sonreír un poco, sabia que hace tiempo su amigo estaba raro con él, ya nada era lo mismo y no entendía el porqué quería recobrar aquellos lazos que se estaban perdiendo, quería recuperar a su amigo y de paso crear nuevos recuerdos con él.

 

— ¿Por qué yo?, ¿Acaso tu novia no quiso ir contigo?— En su voz se notaba un tono de molestia, y lo hacia a propósito, realmente quería ir al festival que se realizaba en El templo cercano, ir con yukata junto a Yoshino, comer, reír, bromear y hablar mal de las personas a su alrededor, realmente extrañaba todo aquello, pero sus celos, sus malditos celos y orgullo no lo dejaban ser “plato de segunda mesa o ultima alternativa”.

 

Yoshino reía por lo bajo, la actitud del rubio era la de un niño celoso, demasiado celoso y le causaba mucha gracia ver a uno de los chicos mas rudos que había conocido actuar de esa manera, pero a pesar de la hilarante escena no podía reírse como el quería porque probablemente eso enojaría mas a Mahiro y eso era lo menos que quería en ese momento.

 

— No, nada de eso, ni siquiera se lo pregunte, la verdad es que… hace tiempo que no hacemos nada juntos y quería salir contigo, ya sabes… como en los viejos tiempos, ¿Te parece? — Mahiro no podía mantenerle la mirado a Yoshino, no podía resistir a esa idea, francamente su teatro comenzaba a fallar, se sentía feliz y vaya que lo estaba, otra vez podrían ser sólo Yoshino y él, otra vez como en los viejos tiempos.

 

— Esta bien, pasare por ti a las ocho— Después de eso Yoshino se fue camino por otra dirección mientras el rubio lo vio alejarse con sensación nueva dentro de él, se había dado cuenta que le gustaba demasiado el castaño, no era sólo ese deseo primitivo y hormonal, había algo mas, algo mas profundo que no quería indagar, no en este momento.

 

***º***

 

Luces que asemejaban llamas flotando iluminaban los puestos, gente con mascaras de animales, niños corriendo, jugando riendo y un jovial y festivo ambiente se percibía por todo el alrededor.

 

El olor de los puestos de comida atraía a cada cliente que pasaba cerca de ellos, hechizándolos con su olor, los globos y toda la decoración realzaban la vida que se sentía dentro de las tierras del templo.

 

A pesar de todo Mahiro se sentía algo incomodo al lado del castaño, todo iba muy bien ambos acordaron vestirse normal e ir, rieron como lo hacían en los viejos tiempos, conversaron como los viejos amigos que eran, Mahiro se sentía pleno nuevamente, por un momento olvidaba a la odiosa novia de su amigo y dejaba que sus sentimientos no interfirieran en ese momento especial.

 

Descansaban de todo el bullicio de la festividad y las luces tras el templo, ahí no llegaba la gente, la música y las voces de las persona habían disminuido notablemente, el sonido de los grillos lo acompañaban y un tenue brillo de la luna dejaba ver el rostro del otro.

 

Conversaban de  sus vidas, poniéndose al tanto de lo que ocurría con sus vidas. La conversación era amena, era interesante, pero algo molestaba a Mahiro en el fondo de su ser y ese algo era un nombre, el nombre de una chica que le revolvía el estomago, pero un nombre que desconocía.

 

— Mahiro deja de estar raro— y ahí nuevamente algo fuera de todo pronóstico, no sabia a que se refería con ese “raro”, él no estaba raro, él no era raro. Mahiro miró al castaño con los ojos entre cerrados y el ceño fruncido esa pacifica atmosfera había sido cortada con una sola frase, Yoshino si que sabia acabar con algo bueno y se lo había demostrado con creces ya.

 

—No estoy raro, no sé a que te refieres Takikawa— Había cavado su propia tumba al llamarlo de esa manera, nunca lo hacia,  de hecho no recordaba que alguna vez lo hubiese hecho y Yoshino también se había sorprendido, se notaba en su cara, en su lenguaje corporal, en la forma en que su nariz se arrugaba.

 

Yoshino estaba molesto, algo que no conocía del castaño, algo nuevo para ver.

La lógica no era parte del comportamiento del castaño, sus pensamientos podrían serlo, pero sus acciones no lo acompañaban ya que esperaba un regaño, esperaba un cambio de tema, esperaba quizás una mueca de disgusto, al de ojos verdes saliendo del lugar y en el mejor de los casos un silencio incomodo, pero no, ahí estaba él tumbado sobre su espalda con un Castaño furioso sobre el gritándole, diciéndole lo mucho que lo odiaba, lo detestaba, que era un pésimo amigo, que ya no entendía nada, que le explicara que ocurría, mientras sus pupilas color rubí observan el espectáculo que su mejor amigo le daba.

 

En los ojos de color esmeralda había rabia, y vaya que había mucha, pero había algo más, algo que esas cristalinas lagrimas de Yoshino que caían sobre su pecho no lo dejaban comprender, algo que esa boca temblorosa no quería decir.

 

Y como la ultima vez no supo como, no supo cuando, solo sabia que todo cerca de Yoshino era mejor, que los labios del castaño eran tan calidos que podrían quemarlo, que lo deseaba más que a nada, que lo quería, no, que lo amaba por que ahora si se había dado cuenta, se había convertido en el peor de los amigos.

 

Lo siguiente si se lo esperó, si lo vio venir desde un principio, lo tenía más que claro, sabía que esa mano lo apartaría, que ese puño sobre su labio enfriaría su cuerpo por completo y dejaría a dos amigos mirándose uno con miedo y el otro sin saber que decir.

 

—Lo siento, te traicioné—

 

Se figura se alejaba del lugar, su paso era tranquilo pero un tanto abatido, se odiaba, se detestaba, pero ya no había nada que hacer mas que desaparecer de aquel acto mientras que un hilo de color rojo seguía cayendo de su boca.

Notas finales:

nos vemos en quizas otra actualización, ciao <3


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