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Juntos por siempre (Smosh) por Babyrollo

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Notas del capitulo:

Este capítulo ha salido un poco largo y he respondido los comentarios al final del capítulo. ¡Disfruten!.

Era una tarde agitada en la clínica central de Sacramento. Varios pacientes había llegado de manera simultánea a urgencias y las enfermeras se encontraban caminando de un lado a otro llevando los implementos necesarios para su atención. Dos de ellas se encontraban en uno de los estantes de los pasillos de urgencias buscando gasas y suplementos.

- Es verdad Mary, él se me hace conocido - susurró una joven enfermera de cabellos negros y lacios  a su compañera, una joven americana.

- Sí, lo sé, creo que lo he visto en alguna parte.

Ambas se encontraban frente a un joven  sentado en una de las pocas bancas de fuera de los cubículos de atención de urgencias. El joven de cabello castaño tenía un aire triste y se encontraba apoyando sus codos en sus rodillas con ambas manos cubriéndose la cara respirando lentamente.

-Parece muy afectado June - volvió a susurrar a su compañera oriental.

El joven se quitó las manos de la cara, en sus ojos todavía quedaban algunas lagrimas, se las limpió con lentitud y de la misma forma se dejó caer hacía atrás en el asiento mirando el techo del hospital.

-¡ya se dé donde lo he visto! – susurró un poco más fuerte la enfermera.

-Encontré el suero –dijo la rubia al mismo tiempo –¿ehh? ¿De dónde?

-Hace videos en Youtube, smash o algo así, mi sobrina me ha mostrado algunos de ellos, por eso me sonaba tan familiar –concluyó June.

-¡Es verdad! lo he visto dando entrevistas en televisión acerca de temáticas de internet… – susurró nuevamente Mary sacando las últimas gasas y se dirigió hacia el cubículo donde se encontraba Ian  con June tras suyo.

-¡Disculpe enfermera, espere! – el joven castaño salió rápidamente de su trance al ver a las dos enfermeras acercarse al cubículo.

Ambas se sobresaltaron ante la reacción del chico.

-Joven, usted sabe que no puede estar en este lugar,  y con permiso especial  le han permitido estar en urgencias, por favor debe calmarse – dijo serenamente la enfermera oriental, no parecía molesta.

-Lo sé, es que, es mi mejor amigo, ¡necesito saber cómo está! –Los ojos azules  comenzaron a humedecerse.

-El está estable – lo tranquilizó Mary –valla que quieres mucho a tu amigo, te avisaremos lo que sepamos.

June dio una mirada a su amiga quien tenía un semblante compasivo, se limitó a dar vuelta y entrar en el cubículo.

-Muchas, muchas gracias, de verdad se lo agradezco mucho – dijo Ian mientras se secaba los ojos.

-No te preocupes –la joven fue tras su compañera.

Ian las miró desparecer al interior de la habitación cerrando la cortina tras suyo y volvió a su asiento un poco más tranquilo, su amigo estaba estable y eso obviamente era bueno. Sacó de su bolsillo el encendedor que todavía llevaba, lo sostuvo entre sus manos un momento mientras lo observaba, luego lo apretó en un puño.

-¡Maldición esta mierda! – exclamó con los dientes apretados el joven de ojos azules mientras botaba con furia el encendedor en el pequeño bote de basura que se encontraba a su lado.

Cómo podía haber sido tan estúpido de presionar a Anthony apara que fumaran marihuana. Ian estaba seguro de que los malestares de su mejor amigo habían comenzado al fumar el porro y le era imposible dejar de pensar en ello.

-En que mierda estaba pensando- se dijo  así mismo con las manos en la cabeza.

 En su mente repasaba las escenas que lo habían  traído a él y a su mejor amigo hasta el Mercy General Hospital. Había sido él quien había insistido en que beberían vodka, quien le había presionado para que fumaran la droga, y quien básicamente lo había traído hasta el hospital, lo único que hizo bien fue llamar a la ambulancia a tiempo para que llegasen rápido. No se explicaba cómo logró hacerlo si su mente se había nublado completamente al ver a su mejor amigo en ese estado, tan frágil, débil, siendo que Anthony siempre había sido mucho más fuerte físicamente y emocionalmente, y al ver a sí a la única persona en la que confiaba en todas las cosas, no le había dejado pensar de manera totalmente clara. Sus gritos desesperados todavía los sentía resonar en su cabeza y por un momento le cruzó por la mente el qué hubiese ocurrido si perdía a Anthony.

-Maldición… –El castaño comenzó a llorar sin poder contenerse, atinó a ponerse una mano sobre los ojos e inclinarse un poco en la silla.

De pronto Ian sintió un peso sobre su hombro, se limpió los ojos con la mano.

-Joven… -le llamó calmadamente la enfermera de cabellos rubios que se encontraba frente a él –todo ha ido bien, a tu amigo le harán algunos exámenes puesto que su baja de presión estuvo a punto de convertirse en un shock de presión.

- Q-que significa eso –dijo quedamente con un semblante preocupado el joven de ojos azules.

La enfermera retiró su mano de sobre su hombro y lo miró atentamente a los ojos.

-Significa que le salvaste la vida al llamar rápidamente, y que es necesario hacer exámenes puesto que una baja de presión tan grande puede indicar graves problemas cardiacos –la enfermera palmeó el hombro de Ian –esto podría haberle ocurrido en cualquier momento, qué bueno que estabas allí.

Ian recordó que Anthony le había comentado de dolores al corazón en varias ocasiones, incluso en algunas grabaciones tenían que detenerse porque el moreno se agitaba demasiado.

-Nosotros estábamos consumiendo drogas, marihuana… -dijo repentinamente Ian mirando al suelo –y-yo tengo la culpa, yo lo presioné.

La enfermera abrió un poco los ojos al ver la sinceridad de Ian, y lo que bien sabía le podía ocurrir si lo hubiese escuchado alguno de los guardias de policía.

-No te preocupes, eso no fue el principal causante, esto podría haber ocurrido en cualquier momento –la enfermera miró su reloj – debo irme jovencito y no te preocupes todo irá bien.

-¡Espere por favor! –Ian se levantó abruptamente y tomó suavemente el brazo de la doctora –puedo entrar a verlo, solo un momento.

La enfermera dudó un segundo.

-Bien puedes pasar, pero solo un momento, debe descansar.

Ian sonrió levemente, dejó a la doctora e ingresó al cubículo en el que se encontraba Anthony. El lugar estaba pintado completamente de blanco y se encontraba perfectamente limpio, dentro se encontraban algunos equipos de diagnostico general, un lavabo que se encontraba bajo la ventana principal que daba hacia el patio de la clínica y Anthony acostado en una camilla que se encontraba en medio de la habitación cuyo respaldo daba contra la pared, el moreno estaba conectado con un catéter a una bolsa de suero junto a su camilla.

Ian  se acercó lentamente observando el rostro de su mejor amigo, se encontraba pálido y parecía estar dormitando, se sentó en el borde de la camilla junto él mientras lo observaba.

-Ant… -dijo el castaño en un susurro, tenía tantos deseos de acariciar su rostro.

Era difícil negarlo viendo a su amigo en ese estado, por mucho que lo intentase, por mucho que desease que todo fuera diferente Ian sentía algo por Anthony, algo mucho más profundo que una simple amistad, lo cual, se había encargado de analizar un millón de veces en su mente de cómo o en qué momento había nacido este sentimiento. Se lo había cuestionado desde hacía mucho, realmente desde que lo conoció y en muchos sentidos no era tan extraño para él mismo, si lo volvía a pensar era imposible no enamorarse de un joven tan cautivador y dulce como Anthony. Él siempre tenía un chiste para hacerle reír, no le importaba nunca lo que dijeran los demás, él siempre lo había defendido de todo y de todos durante esos diez o más años de amistad y además de relaciones de trabajo,  era su compañero, su amigo, Anthony era todo ante los ojos de Ian.

“Desde el primer momento” repitió en su mente  el chico de los ojos azules revolviendo sus recuerdos.

---------------Flash Back---------------

-¡Padilla espera! –se escuchó en los pasillos de la preparatoira Natomas Park Elementary School gritar a un robusto chico de negros cabellos en punta y los ojos verdes.

El joven iba corriendo raudo por el pasillo y no pudo evitar chocar accidentalmente con un estudiante de aspecto sombrío.

-¡fíjate por dónde vas marica! –le espetó el pelinegro –que no se te corra el maquillaje.

El joven tenía delineados sus azules ojos y vestía completamente de negro lo que hacían juego con sus guantes de cuero, tenía un semblante triste. No respondió ante los insultos, simplemente se quedo en silencio mirando al suelo, los demás estudiantes pasaban como si nada.

-Bien así me gusta, en silencio como siempre –el  más alto lo empujó, se dio la vuelta y siguió corriendo.

El castaño sintió un nudo en la garganta, y comenzó a caminar directo a los baños de varones sin mirar a nadie, como siempre con la mirada en el suelo entró en silencio, se encerró en uno de los cubículos y se echó a llorar. Una vez más no había dicho nada y lo habían llamado marica, no tenía amigos ni nadie a quién acudir, estaba completamente solo y en ese momento lo sentía más que nunca y es que para el joven Ian era muy difícil hablar con los demás, aun estar cerca de otros a veces era un problema para él y con todos los demás problemas que existían en su hogar junto con  el lió en su mente, no había mucho que esperar, el cuarto de baños y otros lugares cerrados de la secundaria eran su único refugio en el cual desahogarse, llevaba poco menos de un mes en ese lugar y ya conocía bastante bien toda la infraestructura.

Se sobresaltó al escuchar la puerta de los baños abrirse y dos voces que conversaban animadamente.

-¡He padilla! ¿Te apuntas para el partido de soccer de la tarde? –preguntó el alto chico de ojos verdes al latino.

-Claro Chris, ¡lloraras como una nena cuando acabe contigo! –bromeó Anthony moviendo la cabeza de manera graciosa.

-¡Padillas sudaras sangre esta tarde –contestó Chris empujando al otro chico.

Ambos rieron.

Ian se limpió las lágrimas de los ojos  con un pañuelo, también los restos de rímel del rostro, se tranquilizó un momento respirando lentamente y decidió esperar a que salieran  los dos chicos del baño. Escuchó sonar la puerta principal, salió del cubículo y se encontró frente al enorme espejo que se extendía sobre los lavabos, se acercó un poco más para mirar sus ojos hinchados por las lagrimas, apretó los puños un momento y quiso llorar nuevamente, su mente vagaba entre el encuentro del pasillo y las peleas que sus padres había tenido esa mañana que para su fortuna no habían terminado en golpes como las veces anteriores. Se contuvo, se remojó un poco el rostro secándolo con papel y salió del baño. Ian quedó pálido con la imagen que se encontró allá afuera, Chris y Anthony se habían quedado conversando apoyados en las barandas bajo los enromes ventanales de la preparatoria y los que daban exactamente de frente con el baño.

-¡Ah! Mira padilla, si no es el marica –exclamó en tono burlón Chris –pero mira parece que estuvo llorando la nenita.

Ian simplemente agachó la cabeza pues los ojos comenzaron a ponérsele vidriosos y empezó a caminar rápidamente hacia el pasillo del comedor que daba al ala norte vacía pues todos estaban almorzando.

-¡He espérate maricón! –Chris fue rápidamente tras él por los pasillos.

Ian sintió un fuerte tirón desde atrás y cayó al suelo sentado. Había sido agarrado fuertemente de su mochila y botado al suelo.

-¡Hey Smith! ¡Qué demonios haces! –Anthony agarró con agresividad el brazo de su amigo – este chico no te ha hecho nada.

-Qué demonios te pasa a ti Padilla, ¿estás del lado de ese maricón? – le espetó soltándose del agarre del moreno.

-Vete a la mierda Chris –exclamo Anthony mirándolo desafiante y le dio un empujón.

Ian que se encontraba en el suelo aun, no se levantó por la impresión causada con aquella escena, ¿por qué Anthony Padilla le estaba defendiendo?

El joven de ojos verdes se desestabilizó con el fuerte empujé del moreno. Ciertamente Chris tenía todas las de perder puesto que en pelea, era bien sabido que Anthony Padilla había practicado el boxeo y artes marciales, enfrentarse a él sería una locura aun para alguien corpulento como lo era Chris.

-Haz lo que quieras, quédate con tu novia Padilla –Chris se alejó de la escena en dirección a los comedores caminando con agresividad.

-Te encuentras bien –Anthony le tendió una mano al impresionado chico de ojos azules que aun estaba sentado en el suelo.

Ian asintió, tomó la mano de Anthony y se levantó del suelo con la mirada gacha.

-Gra-gracias –Agachó un poco más el rostro puesto que sus mejillas se había sonrosado.

 -No te preocupes, disculpa a Chris puede ser bastante bruto pero tiene muchos problemas –Anthony le extendió la mano – Anthony Padilla, un gusto.

-I-ian Hecox –murmuró el más bajo y  le regresó un débil aprertón –Mu-muchas gracias por ayudarme, y-yo te lo agradezco.

Anthony lo miró sorprendido.

-No es nada amigo, ¿Hey tu estas en mi clase no es verdad?

-S-sí –dijo torpemente Ian.

-Valla que vienes poco a clases –observó el moreno – Oye te gustaría almorzar conmigo hoy, yo te invito, para compensar este mal rato.

Ian quedó pasmado, no recordaba que alguien lo tratará con tanta amabilidad, normalmente era siempre motivo de burla por su modo de vestir o sus pronunciadas faltas de destreza social, y mucho menos de un chico tan guapo como lo era Anthony.

-G-gracias, de verdad me encantaría –seguía respondiendo con la vista en el suelo, se impresionó a si mismo puesto que esta era la conversación más larga que había tenido desde que se había cambiado de su anterior secundaria.

-¡Vamos entonces! – Anthony le dio una palmada en la espalda y se dirigieron a los comedores.

---------------Fin del flash back---------------

-¿I-ian…? –dijo somnoliento el Moreno incorporándose un poco en la camilla e interrumpiendo los recuerdos del castaño.

-Claro que no Ant, estas en el cielo y yo soy un ángel –bromeó Ian poniendo sus dos manos en forma de rezo y con la vista en el cielo.

Anthony rió débilmente.

-Hey viejo que me pasó – Anthony se puso una mano en la frente - ¿Cómo llegué al hospital?

Ian frunció el seño con seriedad.

-Bueno, llamé a la ambulancia en cuanto noté que estabas extraño, la enfermera dice que tuviste una baja de presión muy fuerte, y deben examinarte para saber si es por tu corazón –Explicó sin mirar al rostro a su mejor amigo.

-Valla, suena feo, ¡sabía que tenía que sacarme el corazón viejo! - exclamó  riendo el moreno. Ian  no rió aun estaba muy serio.

-Vamos Ant, no es gracioso, no me gustaría que tuvieras ese tipo de problemas –Ian seguía sin mirar a los ojos a su amigo.

Anthony vio el estado en el que se encontraba Ian, cualquiera diría que era él quien había perdido la concia momentos antes. Anthony se incorporó un poco más en la camilla y agarró a Ian del mentón  subiendo su rostro para que lo mirase a los ojos.

-Hermano, me salvaste una vez más, y estamos en perfecto estado, esa cara no es la correcta – Anthony lo abofeteó jugando.

Ian le sonrió levemente, Anthony siempre sabía las palabras correctas para animarlo, todo era tan fácil cuando estaba a su lado.

-Lo siento, Ant… -Nuevamente le quitó la mirada a su amigo –Yo…yo no debí presionarte para que fumásemos.

-Y como le expliqué hace un momento a su amigo, eso podría haber ocurrido en cualquier momento, gracias a Dios que estaban juntos –Exclamó una enfermera de cabellos rubios lo cual hizo que ambos jóvenes se sobresaltaran al escuchar.

Anthony quedo mirando con perplejidad a la enfermera.

-Así es jovencito, tu amigo salvó tu vida –les dio una sonrisa a ambos en respuesta y se dirigió a Ian –debes salir, llevaremos a tu amigo a hacerse unos exámenes ¿Tiene seguro?

-Claro que sí, yo puedo firmar los papeles –respondió el castaño levantándose de la camilla –nuestro seguro es el mismo.

Anthony agarró del brazo a Ian  impidiendo que se marchara de inmediato.

-Te debo una Ian –le sonrió dulcemente.

-¡De que hablas idiota! Tu no me debes nada –Ian se soltó de su amigo amablemente, se dio la vuelta con su rostro un poco sonrosado- estaré afuera esperando.

El chico de ojos azules salió rápidamente de la sala despidiéndose de la enfermera, se dirigió a los pasillos de urgencias para encaminarse a la sala de administración y firmar  el papeleo. Fue solo cosa de unos minutos para firmar los papeles  y quedar libre, salió de la sala de administración y se dirigió hacia la sala de espera general, se sentó en una de las bancas de color marrón viendo el color de las paredes blancas en las cuales habían  letreros de indicaciones, mientras admiraba un poco el panorama podía ver por lo menos unas treinta personas en diferentes estados, algunos lloraban, otros se encontraban evidentemente adormilados, otros simplemente parecían esperar en calma. El joven sacó su I-phone, sabía que era la hora de avisar a los padres de Anthony para lo cual, no tenía muchos ánimos, sin embargo si él tuviera un hijo, fuese como fuese no le gustaría que no le informasen si se enfermara.

-¿Bunas tardes, con la señora padilla? –la voz de Ian era amable.

-Sí, que desea –contestó secamente la mujer tras el teléfono.

-Hola…  tanto tiempo señora Padilla, es Ian.

-Ah, dígame –el tono no había cambiado mucho.

-Es que… le ocurrió un accidente a su hijo, tuvo una baja de presión y está en la clínica –explicó Ian con un poco de pesar.

-Bien, ¿supongo que tú te quedaras con él? –preguntó la madre de Anthony como si fuera obvio.

-Claro que me quedaré con él, porque que me importa –contestó aireado el castaño.

-Entones que lleguen bien, adiós –se despidió la mujer cortando enseguida.

Ian no pudo contenerse, estaba con la respiración agitada del sentimiento de rabia e impotencia que le envolvía.

-¡Vieja de mierda, como no va a venir a ver a su propio hijo! –dijo para sí mismo apretando los puños.

El I-phone sonó nuevamente e Ian lo respondió con brusquedad.

-¡Aló!

-Hecox, ¡que ocurre! Si no puedes llegar a la grabación solo dilo –se escuchó de la otra línea.

Lo había olvidado por completo, ese día debían grabar unas escenas en la noche.

-Lo siento Jhony pero esta tarde no podremos, Anthony tuvo un accidente, pero se encuentra bien –se apresuró a decir esto último pues el chico en la línea dio un suspiro de susto.

-¡oh bro! ¿Qué le ocurrió? –preguntó con preocupación Jhon.

-Te contaré luego, vienen a informarme –Ian colgó rápidamente al ver a la rubia enfermera salir desde la puerta de urgencias y dirigirse hasta donde se encontraba.

-Está todo listo, ¿informaste a algún pariente? –Preguntó con curiosidad  Mary –le pregunté a tu amigo si quería que llamará a alguien, pero me negó rotundamente.

Ian negó con la cabeza.

-Somos solo nosotros dos –respondió un tanto triste recordando la llamada de hace unos momentos.

-¿Y hace cuanto que son pareja? –Preguntó  la enfermera con una cálida sonrisa

Anthony se puso completamente rojo hasta las orejas.

-Y-yo… e-el, Anthony,¡ nosotros no somos pareja! –exclamó nerviosamente.

-¡Disculpa! Yo pensé que ustedes estaban juntos, es que tu amigo no deja de hablar de ti.

Ian se impresionó ante el comentario de la enfermera.

-No se preocupe yo… -Ian no pudo terminar la frase puesto que vio a Anthony venir hacia él.

El más alto abrazó a su amigo con fuerza y lo besó en la cabeza, ambos se dieron un apretón al salir del abrazo con un juego de manos como saludo incluido.

-Estoy perfectamente hermano –exclamó el latino con orgullo.

-Señor Padilla, usted sabe que eso no es completamente cierto –le corrigió la enfermera -el doctor dijo que era muy probable tuviera alguna afección cardiaca y que debe esperar unas semanas los resultados concretos.

A Ian le cambió rápidamente el semblante.

-Muchas gracias señorita Mary, estoy seguro que de no ser por usted no sabría nada –miró un poco molesto a Anthony.

-Vamos viejo, es probable, y si es verdad nada que hacerle.

La enfermera recibió un sonido de su localizador.

-Me debo ir, fue un gusto conocerlos chicos, estaré atenta a sus videos, no crean que no los reconocí, e Ian procura que por lo menos descanse dos semanas y se tome las pastillas que le dejé para la presión –se despidió de ambos con una sonrisa – ¡nos vemos!

Ambos se despidieron sonriéndole a la simpática enfermera.

-Vamos Ant, tendremos que irnos en taxi –se apresuró a decir Ian.

-¡andando entonces!

Rápidamente salieron de la clínica, ambos caminaban hablando de la situación.

-Hey me explicaron que fue bueno que todo esto ocurriera, tal vez podría haber sido una baja muy grande si esto hubiese sido en un tiempo más avanzado –le explicó animadamente el pelinegro.

-¿Entonces qué? Tienen la seguridad de que es una enfermedad cardiaca Ant –los ojos azules se notaban tristes.

-Vamos Ian, a las  chicas les encantan estas cosas, seré aun más popular –rió Anthony –oye que tal si nos vamos caminando, no es tan lejos.

-Espera –Ian  se detuvo –Anthony esto no es genial, y creo que deberías descansar, ya avisé a Jhon que hoy no grabaremos.

-¡Pero me siento bien! –exclamó Anthony.

- Acabas de tener casi un shock, nos vamos a descansar Ant, yo no me siento de maravillas que digamos –le rebatió el castaño.

 -¡Bien! –Dijo en su tuno habitual – ¡A casa a descansar!

Anthony le sonrió al castaño, este le devolvió la sonrisa.

-¿Que tienes? -pregunto el castaño con un movimiento de cabeza.

-Siempre que pasan cosas malas, eres capaz de hacer lo mejor para todos, eres como una mamá Ian –rió Anthony.

-¡Serás idiota! –Ian no pudo evitar reír también –Espera, un taxi, ¡Eh taxi!

Ian dio un silbido y el taxi se acercó, ambos subieron y solo tardaron unos minutos en estar en casa.

Ian pagó el taxi y ambos bajaron, caminaron por el césped hasta la entrada de su casa.

-Anthony yo… yo llamé a tu casa para avisar como estabas –dijo repentinamente el joven de los ojos azules.

El moreno se detuvo en seco con la llave puesta en la cerradura de la casa.

-¿Y qué dijeron? –preguntó el más alto sin moverse.

-Me contestó tu mamá, solo dijo que estemos bien –Ian miró con tristeza a su amigo, sabía que este era el único tema que podía afectar realmente a Anthony padilla.

-Bien... –se dio vuelta y le dio una sonrisa forzada a su amigo –entonces a cumplir, vamos a descasar un poco Ian.

Anthony abrió la puerta, habían algunas cosas que se encontraban tiradas como una lámpara  y una pequeña silla que debieron  haber pasado a tirar los paramédicos al llevar  al moreno en camilla. Lo demás estaba tal cual lo habían dejado, el recibidor que daba directamente al living comedor, sin separación hacía la sala de estar con los tres sillones y la televisión enfrente, la cocina americana que se encontraba equipada con todo lo necesario, y finalmente el pasillo que daba a los dos dormitorios uno frente al otro.

Ian se dirigió enseguida a la cocina americana, tenía bastante hambre, no había comido nada desde todo aquel incidente. Miró su reloj, ya eran ocho de la noche.

-¡Anthony quieres algo para comer! –gritó Ian mientras sacaba pan de molde tomate, lechuga y salami para hacer sándwiches, no tenía la energía como para cocinar algo más.

-Un sándwich estaría bien, valla que hace frio –Anthony se sentó en el sofá, se le notaba cansado y un poco tiritón.

Ian lo observó con preocupación desde la mesa de la cocina donde preparaba los sándwiches.

-¿Te sientes bien viejo?

-Sí, solo tengo un poco de frio –Anthony parecía tiritar un poco más, se comenzó a frotar los brazos con sus manos.

-Hey… Hey –Ian se acercó rápidamente con los sándwiches sentándose en el sillón, le pasó uno y puso su mano en la espalada del moreno frotándola para darle calor –será mejor que nos acostemos temprano.

Anthony comió rápidamente su sándwich al igual que Ian.

-Bien tienes razón, voy a acostarme –Anthony se levantó rápidamente tambaleándose.

-¡Hey Ant! –Ian se levantó para sostenerlo.

-¡Vamos Ian, me levante muy rápido y desestabilicé, no te pongas tan grave! –exclamó Anthony frotándose la cabeza, la verdad es que no se sentía muy bien.

-Ant, ve a acostarte te llevaré un vaso de leche caliente –el joven ignoró por completo las palabras de su amigo, dio un suspiro mientras Anthony se iba a su habitación.

El castaño sacó la leche de la nevera y la puso en el microondas. Miraba como daba vueltas el vaso dentro. Anthony no se veía nada bien, parecía realmente enfermo, solo deseaba que su amigo estuviera bien, que su mejor amigo, su compañero, estuviera como siempre, pero aun así, estuviera como estuviera, siempre iba  a estar a su lado para cuidarlo como lo habían  hecho el uno por el otro desde que lo recordaba.

Ian llevó rápidamente el vaso de leche a la habitación de Anthony, el moreno se encontraba tiritando bajo las sabanas abrazado a su pikachu de peluche. Los ojos azules miraron con preocupación a su amigo.

-Toma Ant –le dejó el vaso de leche en su mesita de noche.

El moreno se incorporó un poco y sacó el pikachu de su cama.

-Gracias Ian.

El joven  castaño se dio la vuelta para marcharse de la habitación pero sintió una presión en su brazo derecho.

-Ian, puedes dormir conmigo esta noche, tengo demasiado frio –el moreno aun sostenía su brazo, su mano estaba muy helada.

El castaño dudo un segundo.

-Bien, iré a ponerme el piyama y te acompaño –respondió con el seño fruncido.

No le hacía gracia tener que dormir con su mejor amigo ese día, el moreno solía dormir siempre solo en bóxers y esta no era una de esas noches estando ebrios donde ambos dormían enseguida, pero no podía evadirlo, si le ocurría algo al moreno mientras dormía lo mejor sería estar a su lado. El castaño tomó una camisa de su guardarropa junto a  un short se los puso. Acomodó un poco las cosas que se encontraban allí pues todo estaba un tanto desordenado, la cama sin hacer, algunos discos tirados, un poster mal puesto entre otros. Acomodo lo que más pudo  y volvió a la habitación de su mejor amigo, el moreno parecía estar dormitando.

-Ant, tomate la leche antes de dormir... –Ian se acostó a su lado en la cama de plaza y media, Anthony se corrió por inercia no parecía querer despertar.

El castaño desistió de que Anthony tomara la leche e intento alejarse lo que más posible del cuerpo de su amigo, apago la luz de lámpara y se quedó de espaldas al moreno. Su respiración parecía más profunda de lo normal, de pronto Ian sintió moverse a Anthony hacia él, y de un momento a otro el brazo del moreno se abrió paso entre la cintura del castaño y la otra sobre su pecho cerrando todo espacio que podría haber entre ellos.

-¿ A-Ant? –susurró el joven de los ojos azules girando lentamente su cabeza hacia su amigo, estaba dormido y su respiración se comenzaba a normalizar.

Ian suspiró, su corazón hacía mucho rato estaba palpitando de manera alocada con sus mejillas sonrosadas, apenas podía contener los deseos de darse vuelta abrazar a su amigo y besarlo con pasión. Cerró los ojos con fuerza esperando despertar de otro de sus sueños con su mejor amigo, nada ocurrió. Debía tranquilizarse, comenzó a respirar lentamente mientras sentía que el cuerpo de Anthony comenzaba a agarrar calor junto al suyo, ese calor… ese dulce calor, sentía la respiración del más alto en su nuca, pensaba en sus labios, el más bajo volteó su cabeza con lentitud  hacia el rostro del moreno…

Continuará…

Notas finales:

Me ha salido un poco largo el capítulo, y espero actualizar pronto ya que estoy de vacaciones y eso de por sí ya es inspirador. Jejeje. ¡Un abrazo a todos los que leen! y claro, espero puedan dejar un comentario aunque sea pequeño, para saber como lo estoy haciendo y para ser sincero me animan mucho para continuar la historia y como dije, también responderé los comentarios por aquí:

Cecy: ¡Esperemos que no sea nada grave! Jejej, créeme que yo también los estoy esperando, un abrazo y gracias por comentar mujer :*!

Draknea: Lo sé, pero bueno esperemos que con el tiempo mejore… o empeore! xD un abrazote!!

Akire: Es cierto son muy pocas las historias de esta pareja así que habrá que crear buenas situaciones comprometedoras para ambos, jejej, un abrazote y muchas gracias por leer! :*

Tuiki: Vez y ya está, aquí está el próximo capítulo Tuiki, jejej es lo que pasó después :****, gracias rolla por leer! *-*

Gracias a todos por leer, Nos estamos leyendo! Cariños para todos C:


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