Kaname abrió lentamente los ojos y al percatarse de que había anochecido se sobresaltó, lo que provocó que Zero también despertara.
-¿Qué pasa? ¿Fui muy rudo?-preguntó burlón acariciando dulcemente la mejilla de su amante.
-¡No seas tonto! No es eso, ya anocheció.
-Tranquilo, mis padres vuelven hasta mañana. Mejor sigamos durmiendo-el peliplateado se acurrucó sobre el pecho del castaño.
-Tus padres no son el problema... Si no regreso a casa comenzarán a buscarme como desesperados ¿Y qué crees que pasará cuando me encuentren aquí?
-¡Eso no es justo!-reclamó el cazador aferrándose al cuerpo de su amante-Yo quiero que te quedes aquí, conmigo...
-No hagas esto más difícil...-el vampiro intentaba alejar a su acompañante pero no podía-Nos meteremos en problemas si no me dejas ir ahora.
-¡Quédate conmigo, por favor!-Zero se levantó y los miró con ojos suplicantes-Sólo esta noche, buscaremos la forma de que no te encuentren pero no me dejes...
-Ya basta Zero...-Kaname desvió la mirada con un gran sonrojo, aún no podía creer todo lo que era capaz de hacer su amante para estar con él-Ya es suficiente con esa vez que casi nos descubren y con los rumores de que salgo contigo, no quiero más problemas.
-De acuerdo-de mala gana el peliplateado se levantó y dejo que su amante se fuera-Pero aún me debes pasar un día a m lado.
-¡Tonto!-el castaño sonrió y comenzó a vestirse-No creo que eso pueda pasar pero si es lo que quieres... Una vez terminó de arreglarse se acercó al balcón dispuesto a salir.
-¡Kaname!-gritó el cazador-Te quiero-le sonrió.
El vampiro correspondió y sin más salió.
-Sólo porque te quiero soporto esto...-suspiró Zero tumbándose en la cama-Llegará el día en que podamos estar juntos, yo lo sé.
Kaname caminaba tranquilamente intentando no llamar la atención. Apenas se acercaba a su casa cuando su madre lo detuvo, abrazándolo con fuerza.
-¡Kaname, que bueno que estás bien! Comenzaba a preocuparme... ¿Estás bien?
-¡Claro que estoy bien! No sé de que hablas...
-Estábamos tan preocupados, será mejor avisarle a tu padre.
-Mamá, tranquila. No hay razón para que reacciones así.
-¡Claro que la hay!-su madre lo miraba extrañada, al parecer notó el aroma del peliplateado impregnado en Kaname-Por eso necesitábamos hablar seriamente contigo-lo miró fijamente.
El castaño tragó saliva, temía que los rumores hubiesen llegado a los oídos de sus padres y que ellos ya supieran la verdad.
Sin más alternativa siguió a su madre, entró a la casa donde su padre los esperaba y entró aún preocupado.
-Que bien que llegas hijo, siéntate por favor.
-Claro papá, pero... ¿Por qué están tan serios?-preguntó el vampiro con incertidumbre, intentando ocultar su nerviosismo.
-Parece ser que un cazador ha intentado infiltrarse al territorio de los vampiros con el fin de obtener información...-respondió su padre fríamente.
-No queremos alarmarte pero nos interesa que lo sepas, así si llegas a una presencia extraña estarás prevenido-continuó su madre para tranquilizarlo-Si te das cuenta de que alguien actúa extraño o encuentras a alguien que nunca antes hayas visto debes avisarnos ¿De acuerdo?
-Cla... Claro-respondió un poco alterado temiendo lo pero-Estoy un poco cansado, voy a mi habitación...-mintió para escapar de esa incómoda situación.
Sus padres lo miraron extrañados sin decir una palabra, Kaname se encerró en su cuarto y algo estresado sacudió su cabello.
-¡Maldición! Si llegan a ver a Zero va a sospechar de él y ambos estaremos en problemas... Nada podría ser mejor...
La siguiente noche llegó y el peliplateado, como ya era costumbre, caminaba tranquilamente hacia el lugar de encuentro con su amante, bastante emocionado pues pensaba que tras su confesión se volvería un poco más afectuoso.
Ni siquiera estaba cerca cuando sintió que alguien lo jalaba del brazo, llevándolo hacia un lugar apartado. Reconoció al castaño apenas pudo verlo.
-Zero-lo miró preocupado-Necesito hablar contigo...
-¡Ya decía yo que era demasiado bueno para ser cierto...! ¿Cuál es el problema? ¿No sabías que estabas diciendo, lo dijiste sin pensar?
-¡Escúchame por favor! Es algo importante... ¿No puedes tomar nada en serio?
-¡Oye! Tranquilo cariño...-el cazador acarició suavemente su mejilla-No quería hacerte enojar, pensé que sería algo relacionado con la vez pasada y...
-¿Alguien sabe que has salido a escondidas?-el vampiro lo miró seriamente.
-¿Eh...? ¡Por supuesto que no! Bueno, hasta donde yo sé nadie.
-Necesito que seas sincero, si alguien lo sabe dímelo.
-Nadie pudo haberme visto, cuando salgo en la noche me aseguro de que mis padres estén dormidos y que nadie pueda verme; cuando salgo en la mañana empiezo con mis actividades normales y cuando nadie se da cuenta escapo.
-Mis padres sospechan que un cazador se infiltró al territorio y me pidieron que estuviera atento a cualquier cosa fuera de lo común que se presentara.
-No creo que alguien que me hubiera visto se lo dijera a un vampiro... Tal vez sintieron mi presencia o dejé algún rastro de que estuve aquí .
-¿Qué va a pasar si te encuentran? No sé que harían mis padres y no quiero tener que elegir entre ellos y tu...-los ojos de Kaname se tornaron brillosos y amenazaban con comenzar a llorar.
-Nada de eso va a pasar ¿Confías en mi cierto?-Zero lo tomó de la barbilla y lo miró fijamente-Sé ocultarme bien, nadie notará cuando esté contigo, ya veremos que hacer para seguir viéndonos. Nada va a separarnos ¿Sí?
-¡Eres un tonto!-el castaño lo abrazó con fuerza-No entiendo como puedes decir cosas tan vergonzosas en momentos como estos.
-¡Y sigues con eso! No es vergonzoso si lo digo sinceramente.
-Como sea, hay algo que quiero preguntarte. Una vez hiciste la misma pregunta y creo que es justo que también la haga ¿Me pondrías antes que tu familia?
-Estoy seguro de que sí. Si tuviera que elegir te elegiría a ti y creo que es obvio-el peliplateado acarició con delicadeza la mejilla de su amante-No puedo creer que lo dudes.
-No dudé, sólo quería escucharlo salir de tus labios...-el vampiro tomó la mano de su acompañante y entrelazó sus dedos-Tal vez yo también te pondría antes que a ellos, por eso no quiero que llegue el momento de elegir...-se decía a si mismo.
-¿Ves como si eres caprichoso?-el cazador rió ligeramente y besó dulcemente sus labios.