La primera semana había transcurrido sin mayores problemas, tanto Kaname como Zero eran muy cuidadosos para que nadie se percatara de su relación, siempre se encontraban en ese pequeño bosque que era el único lugar seguro en el que podían estar.
-¿Tus padres siguen igual de estresados o ya se relajaron?
-Creo que están peor... Están pensando en poner guardias que vigilen todo el día.
-¿Y qué tan probable es que lo hagan?
-Ya intenté convencerlos de que es suficiente con que estemos pendientes que cualquier cosa extraña. Dicen que si las cosas se salen de control tendrán que hacerlo-el castaño lanzó un profundo suspiro y se tumbó en el césped.
-Sabes que todo estará bien ¿No?-el peliplateado se posicionó sobre él.
-Supongo que sí, incluso llegaron a pensar que tal vez el cazador desistió y dejo de intentarlo pero eso también les preocupa pues piensan que tal ves ya obtuvo lo que quería.
-Vaya que tus padres exageran las cosas... Por cierto sé que esto tal vez te moleste pero... ¿Se han enterado de lo nuestro? Ya sabes, por lo de esa vez que dije que éramos amantes.
-¡Ni me lo recuerdes que aun estoy molesto por eso! Y no saben nada, no ha intentado hablar conmigo ni nada por el estilo. A decir verdad, desde esa vez nadie ha vuelto a preguntarlo. Supongo que es sólo un rumor que corría entre las chicas...
-Tienes razón, si lo supieran ya me hubieran buscado y apuesto a que estarían furiosos-el cazador besó a su amante dulcemente en los labios-Te quiero Kaname.
-¡Tonto!-el vampiro lo miro sonrojado-También te quiero...-lo abrazó por la cintura y apegó hacia él.
-Ya había olvidado como se siente tu cuerpo bajo el mío...
-Sólo ha pasado una semana, y no es mi culpa que alertaras a mis padres.
-Yo no me refería a "eso" y si mal no recuerdo la última vez tu estuviste arriba...
-No digas más ¡Idiota! ¿Te das cuenta las tonterías que digo por tu culpa?
-Pero dormiste debajo de mí así que de cierto modo tienes razón. Por cierto, aun me debes pasa un día a mi lado-Zero besó sutilmente su cuello.
-Esta no es la ocasión para pedirla, si mis padres se dan cuenta de que no volví a casa voltearían el mundo de cabeza para encontrarme y con lo de sus sospechas sólo sería peor.
-Ya te dije que te protegería y que todo estaría bien... ¿No confías en mi?
-¿Cuantas veces tendré que decirte que no es eso?-Kaname se acercó al rostro de su amante y lo miro fijo-No es que no confíe, es solo que...-suspiro-Sé que me voy a arrepentir pero... No quiero ponerte en peligro, mis padres serían capaces de cualquier cosa "por mi bien" y no quiero ni imaginar como terminarían las cosas.
-Aunque me llames idiota no lo soy. Sé protegerme por mi mismo pero gracias por preocuparte-el peliplateado lo besó tiernamente en los labios-Mientras estés conmigo nada podría salir mal ¿Sí?
-De cualquier modo no lo voy a hacer-el castaño le dio la espalda-Hasta que la situación no mejore o se solucione tendrás que esperar.
-No creo poder esperar tanto...-le susurró seductoramente al oído-Te necesito ahora-acarició con deseo la cintura del vampiro, acercando sus manos hacia su abdomen.
-¡Ya basta Zero!-se levantó rápidamente-Ahora no...-el cazador lo miro suplicante-¡Ni aunque me veas así! Y dices que el caprichoso soy yo...
-Solo quiero sentir tu cuerpo unido al mío, por favor.
-No estoy de humor para eso, sigo preocupado por lo de mis padres y tu solo piensas en cosas así.
-Lo siento-Zero lo atrajo hacia sí y lo abrazó con fuerza-Lamento ser tan egoísta y sólo pensar en mi. Supongo que esta situación es mas difícil para ti que para mi, cuando menos no tengo que soportar el acoso de mis padres día y noche ni tengo que lidiar con un tonto que está enamorado de mi y me atosiga y se la pasa sobre mi.
-Tampoco lo digas así-le susurró Kaname apoyando en su pecho y con las mejillas ardiendo-Lo de mis padres se resuelve fácil, eso ya lo tengo dominado y ese tonto tiene una que otra virtud. Mi vida no es tan mala como la describes.
-¿A sí? ¿Y como que virtudes tiene ese tonto?-el peliplateado lo tomó de la barbilla y levantó su rostro.
-Bueno... No lo sé. Algo bueno debe tener, no es como si yo creyera que tiene algo especial ni nada por el estilo. Supongo que es lindo, tierno y cariñoso o alguna de esas cosas...-susurró con un hilo de voz el castaño, aún más avergonzado que antes.
-Podría ponerme celoso... ¿Y lo quieres...?
-No debería decir esto, sé que después me arrepentiré pero...¡Sí! Quiero a ese tonto-volvió a esconder su rostro en el pecho de su amante, con el rostro teñido de rojo intenso que no se podía disimular.
El cazador acercó lentamente sus labios a los de su amante y lentamente acortó la distancia entre ellos, apenas tocándolos con delicadeza, quería sentir esos suaves y deliciosos labios que tanto le provocaban.
Sin darse cuenta ya se encontraban explorando la boca del vampiro, saboreando por completo cada parte de ella y buscando entrelazar sus lenguas.
Con el paso del tiempo el beso se tomaba más intenso, el deseo comenzaba a apoderarse de sus cuerpos y pedía que las cosas no terminaran ahí.
Zero comenzó a acariciar suavemente el torso de Kaname sobre la ropa, se alejó de sus labios y se posicionó en su cuello, devorándolo con deseo y con devoción.
-¡Zero...!-gimió sonoramente.
Sus respiraciones estaban agitadas, jadeaban intentando recuperar el aliento que habían perdido e intentaban normalizar sus ritmos cardiacos.
-Zero, te pedí que no hicieras cosas como esta-reclamaba el castaño avergonzado por no intentar detenerlo-¿Qué acaso no puedes controlar tus impulsos? ¡Maldición! Se supone que entiendes la situación y aun así...
-Por esta vez lo dejaremos así ¿De acuerdo?-el peliplateado lo tomó de la cadera y lo pegó a su cuerpo-Sólo por que de verdad intento entenderte, en cualquier otro momento hubiera tomado eso como una invitación a seguir y ya te imaginaras como acabaría...
-Eres un idiota ¡Pervertido! Todo contigo de un modo u otro termina en esto...
-Tranquilo, mientras esto no se solucione me contendré tanto como me sea posible. Pero en cuanto esto se acabe... Tendrás que compensarlo...-susurró el cazador seductoramente a su oído.
-¿Compensarlo...?-el vampiro se estremeció al oír esas palabras, entendía perfectamente lo que su amante sugirió y sabía que no bromeaba.