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El precio del amor por Shamita

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Notas del capitulo:

Este capitulo será en tres o cuatro partes....
Espero que les guste y que sigan leyendo!!

Pronto el tiempo comenzó a correr y los días establecidos para la sucesión de los diversos eventos que se acontecerían en la mansión Géminis llegaron a su fin,  un nuevo día surgió en la mansión algunos despertaron temprano como fue el caso de los gemelos de la casa, así como de Shaka que se había despertado lo más temprano que pudo para estar preparado para el momento adecuado para llevar a cabo el plan de Afrodita, los demás inquilinos de la casa aun no se despertaban, los empleados ya se encontraban comenzando sus tareas.


Saga ya se encontraba bañado y traía puesta una bata, buscaba que se pondría ese día, ya que no iría a sus empresas así que podría vestirse con ropa casual, después de unos momentos decidió ponerse unos vaqueros, una camisa color celeste y unos zapatos cafés, sus cabellos como siempre sueltos hacia atrás, se puso su colonia preferida y bajo al comedor para desayunar  debía preparar todo para ese día ya que había preparado una sorpresa para el rubio que tenia encerrado.


–     Que sorpresa se llevaran todos –se dijo mientras que probaba una de sus tostadas–, sobre todo ese rubio, de seguro no se espera esto.


–     Buenos días hermano –saludo el gemelo menor al entrar en el comedor, también vestía unos pantalones de mezclilla, una camisa verde que combinaba con sus ojos y una chaqueta café que hacían combinación con sus botas.


–     Buenos días Kanon –contesto el mayor, para llevar a sus labios la taza de café que estaba bebiendo–, espero no se te olvide que hoy es la fiesta que he preparado.


–     No, estaremos aquí a tiempo –contesto su reflejo–, aun no me dices para qué es la dichosa fiesta y porque la has organizado tan rápido.


–     Es solo una fiesta –hablo el gemelo mayor encogiéndose en hombros–, simplemente me dieron “ganas” de hacer una fiesta pero eso si Kanon no vayas a traer a Kiki que esta será una fiesta para adultos –declaro poniéndose de pie–, ¿entendiste? Luego no quiero que me vengas a reclamar porque el niño vio algo que no debía.


–     Si, Saga ya hable con Mu de eso y solo vendremos él y yo –contesto el menor–. Bueno me voy que planeamos un paseo en el parque con Kiki.


–     Nos vemos más tarde –se despidió de su gemelo–, yo iré a ponerle los últimos toques a la fiesta.


Ambos hermanos salieron de la mansión cada uno hacia un destino diferente, mientras que Saga se fue directo a encontrarse con el organizador que había contratado para que le tuviera lista la fiesta en menos de dos días, Kanon fue directo hacia la mansión de los Hamal,  la familia de  Mu, al llegar a su destino bajo de su automóvil último modelo color azul eléctrico y fue directo hacia la puerta que a estaba abierta para permitirle pasar.


–     Buenos días joven –le saludo el mayordomo–, el señor Mu se encuentra en el patio desayunando con el Señor Shion y el niño Kiki.


–     Gracias –contesto y se encamino a donde le habían indicado, al llegar a la puerta que daba al patio de la mansión pudo ver en una pequeña mesa apenas para cuatro a los tres miembros de esa familia disfrutando animadamente de sus alimentos– Buenos días a todos –saludo a la familia.


–     Buenos días Kanon –correspondió el saludo el mayor de la familia.


–     Amor, buenos días toma asiento –hablo el de cabellos pelilila sonriendo a su novio.


–      Hola amorcito –respondió  el peliazul– ¿Cómo has pasado la noche?


–     Extrañándote amor –contesto el pelilila abrazándose a su brazo y dándole un beso en la mejilla–, me hiciste mucha falta anoche.


–     A mí también sobretodo –decía mientras se inclinaba para hablarle al oído y viendo de reojo al padre de su novio continuo–, extrañe estar dentro de ti mi borreguito –termino dándole un beso en su oído.


–     Amor,  que aquí está mi papa –hablo el menor mientras se ruborizaba.


–     Jovencitos, se calman o les tendré que bañar con agua fría –hablo el mayor que era un hombre de cabellos verdosos y ojos violeta, con piel tan blanca como la de Mu–, recuerden que Kiki y yo aun estamos presentes.


–     Sí, señor disculpe –se excuso el peli azul–, pero es que su hijo es muy hermoso que no me puedo contener.


–     Lo siento papa –también se disculpo aun sonrojado por las palabras más que de su novio por las de su propio padre.


–     Kanon gustas acompañarnos –pregunto el mayor con una sonrisa.


–     Si no es molestia me encantaría –contesto cortésmente el peliazul.


–     Marin –llamo el de cabellera verde a una de sus sirvientas–, trae un plato para el joven.


La sirvienta acato el pedido del dueño de la mansión,  después de unos momentos el plato fue servido y todos siguieron almorzando con tranquilidad pasados unos minuto más comenzaron a platicar amenamente entre ellos, hasta que los más jóvenes decidieron que era momento de partir hacia el  parque, ya que habían tenido que prometerle a Kiki que lo llevarían ahí durante la mañana para compensar que no lo llevarían a la fiesta que había organizado Saga.


–     Bien, es hora de irnos –dijo Kanon levantándose de su asiento–, si nos disculpa Señor Shion pero prometimos llevar a este niño –decía mientras revolvía los cabellos naranjas de Kiki– al parque y debemos irnos si no queremos que se nos haga tarde.


–     Cierto –secundo Mu–, es hora de irnos para regresar temprano y arreglarme para la fiesta de Saga.


–     ¿Por qué no puedo ir yo a esa fiesta? –pregunto Kiki– Me portare bien , lo prometo.


–     Lo siento Kiki, pero aun eres muy pequeño para ir a fiestas –hablo el pelilila–, anda a lavarte la boca y las manos para irnos.


–     Está bien –dijo rendido el niño.


El pequeño salió rumbo al interior de la mansión, los mayores poco tiempo después también lo siguieron, el mayor de los hermanos Hamal se dirigió hacia su habitación a recoger unas cosas y bajo encontrándose con su hermanito en las escaleras, por ultimo antes de salir le dio un beso en la mejilla a su padre como despedida gesto que fue copiado por el de cabellos naranjas para después recibir una dulce sonrisa del mayor de los Hamal.


–     Que les vaya bien –les deseo su padre– regresen pronto y Kiki no abuses de la bondad de Kanon.


–     Si, papa –contesto el menor.


–     Bueno ha sido un gusto verlo señor, le prometo regresaremos temprano para que este pequeño haga sus deberes escolares –hablo Kanon.


–     Nos vemos papa –dijo Mu mientras se encaminaba hacia la puerta con los otros dos.


–     Los veré después –contesto el mayor.


Los más jóvenes salieron de la mansión para dirigirse directamente al parque de diversiones donde estaban estrenando nuevas atracciones, después de comprar los boletos se dirigieron a la montaña rusa ya que el menor de los hermanos Hamal deseaba desde hace mucho poder subirse a una, ya que anteriormente no había podido debido a su estatura pero ahora ya podría,  y debido a que aun no había muchas personas no tendrían que esperar mucho para que les tocase su turno aunque esta vez solo subieron Kanon y Kiki ya que Mu no estaba muy convencido de subir.


Después se dirigieron a “El Vikingo”, el cual consistía en un barco que se encontraba suspendido en el aire que se movía hacia delante y hacia tras como si fuese un péndulo, en este juego se subieron los tres y cada mayor se puso al lado del menor dejándolo en un sándwich para evitar cualquier inconveniente con el más pequeño, esta atracción la disfrutaron mucho más el peli azul y el peli naranja debido a que Mu no era fanático de estos pero aun así disfruto mucho el “paseo en barco” decidieron ir hacia algunos juegos de destreza, el primer puesto al que llegaron era de eliminar todas las naves extraterrestres para obtener puntos y ganarse un premio.


–     ¡Vamos Kanon! –animaba Kiki a un peli azul que trataba de atinarle a la ultima nave– ¡Solo falta uno! –seguía animándolo mientras daba pequeños saltos a su alrededor– Anda que quiero ganarme esa patineta.


–     ¿eh? –contesto un distraído Kanon que apuntaba su última bala– ¡Oh vamos! –dijo frustrado al ver que la bala había pasado por un lado de la nave sin hacerle nada.


–     JAJAJA –rio Mu al ver los resultados de su novio–, vamos amor no te enojes pero es muy chistoso que no hayas podido con uno solo –se explico el menor ante la mirada de fastidio de su novio.


–     Yo que pensaba regalarte un peluche –dijo dolido Kanon a su novio–, pero ahora ya no intentare ganar nada.


–     Bien si tu no ganas nada –dijo el peli lila pasando por un lado de él sin dirigirle la mirada–, lo hare yo para que Kiki tenga SU PATINETA –siguió mientras ponía delante del dueño del juego el dinero para otra ronda– ¡Deme un arma!


–     JA –hablo Kanon viendo como Mu se acomodaba en posición para empezar a disparar–, si yo no pude ¿qué te hace creer que tu lo harás amorcito? –pregunto burlonamente mientras seguía viendo a su novio.


–     Veras Kanon –hablo Mu mientras disparaba y tiraba una a una las naves–, aun hay muchas cosas que no conoces de mi –espero un momento mientras miraba de reojo a su peli azul– pero aun así te quiero y no te preocupes que no usare mis habilidades contra ti nunca –fijo su mirada en su último objetivo, apunto el arma, respiro y disparo–, a menos que te lo merezcas claro está –termino su discurso justo cuando la ultima nave extraterrestre caía de su lugar y se giraba hacia el vendedor que le extendía una patineta negra con un grafiti de diversos colores– Gracias.


–     Vaya hermano –dijo Kiki al recibir su patineta nueva–, ya sabía yo que si Kanon no podía tu si lo harías.


–     Pero… ¿Cómo? –decía un sorprendido Kanon


–     Pues que no sabías que Mu practicaba la caza –contesto el peli naranja antes que su hermano.


–     ¿Qué? –dijo Kanon intercalando la mirada entre ambos hermanos.


–      Hace unos años practique caza pero ahora lo he dejado –explico Mu mientras se acercaba a su novio–, no me dirás que te he dado miedo o ¿sí?


–     No claro que no –contesto el peli azul para luego terminar con la distancia que había entre él y su novio para plantarle un beso–, sabes has logrado excitarme en este lugar –susurro en el oído del peli lila– ahora vas a tener que encargarte.


–     Mmm… eso suena muy tentador –contesto susurrando Mu sonriendo seductoramente–, pero siento decirte que no hay con quien se quede Kiki para poder jugar nosotros.


–     Pero podríamos ir al….


–     Shh… estamos aquí para divertirnos SANAMENTE –interrumpió el menor mientras sonreía a su novio–, además deberías ganarte ese derecho.


–     ¿Ganarme el derecho? –interrogo Kanon mirando curioso a su novio–¿Cómo?


–     Aun quiero mi carnerito –contesto mientras señalaba un peluche en forma de carnero.


–     Está bien –contesto el otro desganado sabiendo que su novio no le daría lo que quería hasta haber obtenido el peluche– ¡Bendito carnero!... ¡Bendito juego! –dijo por lo bajo para que no lo oyeran.


–     ¿Dijiste algo amor? –interrogo Mu con una sonrisa al no entender lo que había dicho el peli azul.


–     No nada –contesto el otro mientras se acercaba de nuevo al puesto del juego.


–     ¡MU! ¡KANON! –grito Kiki para llamar la atención de los dos mayores– ¡Vamos a la casa al revés! –pidió


–     ¡Está bien! –concedió Mu después de todo estaban ahí por su pequeño hermano– Vamos.


–     Pero… – quiso quejarse Kanon por no poder demostrar sus habilidades y ganarle un premio a su amado– y el peluche – termino de decir siendo arrastrado por el menor de los hermanos hacia una casa con un gran cartel que decía “La Casa Al revés… todo lo que veas estará al revés”.


–     Luego podremos regresar –hablo Mu sabiendo que su amante estaría un poco decepcionado de no haber podido darle el peluche en forma de carnero–, además con o sin carnero yo te amo –termino para después acercarse y darle un dulce beso que saco una sonrisa al mayor.


–     Yo te amo más amorcito –respondió el otro al terminar el beso, para después los tres adentrarse a la atracción.


En “La Casa Al revés” debieron caminar en el piso que en algunas partes estaba inclinado hacia adelante y otras hacia atrás, vieron el agua correr al revés, al igual que un comedor que se encontraba en el techo con comida que una familia comía y que les ofrecía a sus visitantes, también se encontraron con un gran árbol que colgaba del mismo techo y del cual podían tomar los frutos para después ponerlos en una cesta para que el fruto saliera del techo y cayera de nuevo a la cesta repitiendo la acción sucesivamente, siguieron su camino hasta toparse con la salida o al menos eso daba la impresión ya que tanto Mu como Kanon se asombraron de ver en sus pies el cielo y encima de sus cabezas el piso, continuaron el recorrido hasta una habitación donde todas las cosas si bien estaban en el lugar normal se podía ver que estas estaban reclinadas y el dueño de la habitación invitaba a todos a sentarse o acostarse en la cama pero irremediablemente cada vez que lo intentaban poco a poco iban deslizándose para el lado derecho de la cama entre divertidos y asombrados dejaron el cuarto para después encontrarse en el jardín pero como todo lo demás en la casa se encontraba al revés y en lugar de encontrar arboles y flores encontraron  la sala de la casa y una mesita de té, con las tazas humeantes con té admiraron un poco el lugar y volvieron a entrar por una puerta que se encontraba al otro lado del jardín, llegaron a la cocina que como todo el comedor aquellas cosas que normalmente se encuentran en el piso se encontraban ‘colgando’ del techo y viceversa, se tomaron algunas fotos como lo habían hecho en las otras habitaciones y por una última puerta salieron de la atracción.


–     Vieron a esos hombres comiendo en el techo –comentaba el pequeño peli naranja–, y el árbol que estaba de cabeza y… y la cama en la que te deslizabas… y la cascada al revés –seguía diciendo el más pequeño mientras caminaban entre las personas.


–     Si Kiki vimos eso –le contestaba su hermano sonriéndole–, mira Kiki, ¿no quieres subirte a las tazas locas? –dijo mientras señalaba el juego.


–     ¡Si! –respondió feliz el niño– Vamos ¡rápido! –siguió mientras arrastraba a los mayores hacia el juego– vamos perderemos el turno.


–     Ok… ok Kiki quieres llegar rápido –hablo Kanon recibiendo como respuesta un gesto afirmativo con la cabeza por parte del peli naranja–. Bien ¡vamos! –dijo para después cargar al más pequeño como si de un costal de papa se tratase y tomar una de las manos de su novio y apresurar el paso.


–     Tranquilo que como quiera tendremos que hacer fila –hablaba Mu mientras era arrastrado ahora por su novio.


–     Sí, pero mientras más rápido lleguemos más rápido subiremos –decía Kanon y era secundado por Kiki que no hacía más que afirmar constantemente con su cabeza.


–     Ustedes son todo un caso –dijo el peli lila dejándose arrastras hacia el juego.


Llegaron al juego y por suerte solo había tres personas esperando por su turno así que hicieron fila para subirse en el próximo turno, no esperaron mucho tiempo para subirse a la atracción mecánica; después de bajar de las “tazas locas” siguieron su tour por los diversos juegos mecánicos subiendo al “Himalaya”, posteriormente al “Martillo”, el “Condor” también fue uno de los juegos al que subieron, como “El Remolino”, los “Carritos Chocones”, Kiki también se subió solo en las “Sillas Voladoras”, al “Water Ball” y en el circuito Karts para después los tres ( aunque con Mu un poco renuente) subir una vez más a una montaña rusa más chica, pasearon también por “La casa del Terror” y por ultimo pasaron a los troncones y mientras esperaban a secarse  un poco volvieron a los juegos de destreza donde Kanon pudo ganarse un peluche a su amado Mu, ya secos volvieron a la mansión de los hermanos Hamal donde el peli azul dejo a ambos hermanos para prepararse para la fiesta que su gemelo mayor estaba organizando para ese mismo día durante la noche.


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