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El precio del amor por Shamita

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Notas del capitulo:

Primero que nada ¡FELIZ AÑO NUEVO!:D

Hacia mucho tiempo que no actualizaba pero no era porque no queria sino porque estaba MUY ocupada pero ya soy libre!!! jajaja  ok no pero ya pude actualizar!!

Espero les guste el capitulo la verdad tenia planeado subirlo el ultimo dia del 2013 pero me a largue mucho!!! y me fue imposible pero bueno empece el 2014 con el pie derecho!!! jiji

Les deseo a todos los que lee un muy feliz año nuevo, que cumplan sus metas, que su vida este llena de luz, amor y de felicidad, que tengan salud y muchos muchos exitos!!! :) 

Espero el capitulo sea de su agrado!!! :D 

Recordemos que lo que sucede en este episodio es mientras que Kanon, Mu y Kiki estan en el parque de diversiones!!!

 

CAPITULO 10: UN PASEO AL PARQUE, UNA FIESTA Y UNA SOLA OPORTUNIDAD… (PARTE 2)

En la mansión de los hermanos Géminis dentro de un pequeño cuarto  se encontraba Shaka con los mismos pantalones y camisa blanca, ahora no tan blanca debido a la suciedad y a las manchas de sangre que habían quedado después de limpiarse las heridas que Saga le había infringido, y como hacía dos días a tras Afrodita le había dicho se encontraba en constante vigilia para entender y tener claro cuándo es que la puerta se quedaba sin supervisión y el pasillo se encontrase desolado, poniendo la atención debida y platicando con June había sabido que Albiore dejaba su puesto de guardia para ocuparse de sus demás deberes como jefe de guardias, también sabía que eso era por lo menos cinco veces al día y dejaba según en palabras de June a un tal Bud o a Krishna y entre diversos cambios ambos chicos eran los que le hacían de carcelero durante el día.

Sabía que detrás de esa puerta ahora mismo se podía encontrar uno de esos dos chicos ya que había escuchado temprano como June iba a decirle a su papa sobre que tendría que ir a desayunar y descansar un poco para después ir a hacer unos encargos de Saga, y gracias a que estuvo pendiente de los movimientos en el exterior sabia con seguridad que pronto llegaría aquel guardia que solo estaba como unos diez minutos y después se alejaba y regresaba después de mucho tiempo.

Del otro lado de la puerta que separaba al rubio del resto de la mansión, un joven de cabellera verde esmeralda pálido, piel blanca y mirada rubí esperaba un poco impaciente a su relevo y es que desde las seis de la mañana que se encontraba en ese espacio y sin poder ver más que puras paredes por todos lados, de pronto a lo lejos diviso una figura conocida que se acercaba hacia donde él se encontraba con toda la calma del mundo y él ¡muriendo de hambre!

–     ¡Vaya hasta que te dignas en aparecer! –dijo al hombre de largos cabellos blancos– Tienes treinta minutos de retraso.

–     No te quejes Bud  –hablo el de cabellos largos mientras que se recargaba sobre la pared frente a su compañero–. Además ya viene ya te podrás ir a almorzar con tu querido  Fenrir.

–     ¡Ash! Contigo nunca se puede hablar –repuso Bud–, me voy ya llevo media hora de retraso y no pienso tardarme más por estar discutiendo contigo.

–     Bien, bien –contesto el otro–. Me saludas a Fenrir.

–     Si como digas –hablo el otro mientras se alejaba–, por cierto no dejes tu lugar si Albiore se da cuenta te ira mal –advirtió al conocer las mañas de su compañero.

–     No se enterara de nada –contesto el otro mientras veía la puerta frente a él–. Me pregunto si el rubito estará despierto –se decía a sí mismo–, es una lástima que haya perdido mi llave lo bueno que Bud me prestó la suya para sacar una copia sino Albiore me hubiera matado.

Estuvo unos minutos frente a la puerta y aburrido de solo ver una puerta decidió ir el también a almorzar ya que aún no lo había echo, así que se dirigió hacia la cocina de la mansión donde sabia que ya para esas horas los señores de la casa así como los tres chicos restantes habrían almorzado y la cocina estaría más despejada por lo mismo y le podrían dar un buen almuerzo.

Por su parte Shaka había estado al pendiente de la conversación que minutos atrás habían tenido los dos guardias de seguridad y se mantuvo atento  para poder saber en qué momento podía presentarse una oportunidad para poder escapar de aquella mansión, cuando escucho que por segunda vez unos pasos se alejaban tuvo la certeza o al menos esperaba con todo su ser que esa fuera su oportunidad para salir de ahí de uno de los bolsillos de su pantalón saco la llave que le había dado Afrodita y con cuidado la metió en la cerradura y poco a poco le dio vuelta no quería que el seguro saltase y fuera escuchado por alguien que estuviera cerca, cuando escucho el “click” que le daba a conocer que la puerta se encontraba sin seguro alguno con el mismo cuidado giro la perilla y poco a poco fue abriendo la puerta  y con sigilo salió de la misma.

Recordando las palabras de Afrodita volvió a cerrar la puerta con candado y se dispuso a caminar hacia el lado derecho tendría que irse con cuidado de no ser visto por ningún sirviente pero sobretodo de su carcelero actual, solo esperaba que su camino no fuese tan largo y que  no se encontrase con nadie para así poder salir lo más rápido posible de esa mansión, cuando estuvo a punto de llegar a la salida de los cuartos de las personas del servicio escucho unos pasos que se acercaban hacia donde él se encontraba y solo vio como una escapatoria entrar a uno de los cuartos que se encontraban en ese corredor esperando no toparse con nadie dentro, probo en dos puertas pero ambas estaban cerradas y los pasos se escuchaban cada vez  más cerca, intento con otra y esta se abrió y rápidamente entro en esta estuvo esa recamara lo que le parecieron largos y angustiosos minutos hasta que ya no escucho ningún paso y se animo por segunda vez a seguir con su camino hacia la casa donde estaban guardadas todas las mascotas de los habitantes de esa mansión.

Caminaba lo más rápido que podía pero siempre volteando a todos lados, no deseaba toparse con nadie más, el camino se le había echo eterno hasta que por fin diviso el cuarto donde estaban las mascotas, camino más aprisa y estaba por internarse en aquel cuarto cuando sintió que su brazo era sujeto y le daban la vuelta topándose directamente con la mirada fría de un muy molesto Saga que lo había visto por las cámaras de seguridad que había en algunos puntos de la mansión.

–     Pero miren nada más a quien tenemos aquí –hablo calmadamente viendo el aspecto del joven que si bien no se había duchado por unos días y con algunos moretones y rastros de sangre esto no opacaba su belleza– ¿Se puede saber a dónde ibas rubio?

–     Bu… bueno… yo –balbuceaba nervioso Shaka al verse descubierto pero sobretodo al ver aquella mirada fría– yo solo quería sentir el aire fresco –continuo recuperándose de la impresión– antes de que el señor Albiore me volviese a encerrar.

–     Vamos –dijo con voz calmada el de cabello azul sin soltarlo del brazo se dirigió hacia el interior de la mansión mientras el rubio con decepción se dejaba guiar  esperando que le hubiese creído lo que le había dicho.

Entraron a la mansión y apenas iba a entrar a la cocina cuando ven salir de ahí a Albiore que se sorprendió un poco al ver al más joven fuera del cuarto donde se suponía debía encontrarse pero recobrándose de la primera impresión decidió hacer como si el ya supiese que estaba fuera de su improvisada prisión.

–     Señor Albiore, ¿ya regrese como le dije? –hablo el rubio antes de que alguno de los mayores pudiese decir algo– Ve le dije que solo iría a ver el jardín y regresaría.

–     Si, joven sus alimentos estarán listos en cualquier momento –hablo el de cabellos cortos–. Señor Saga ya están trayendo lo que pidió –volvió su atención al peli azul que los miraba con ojos entrecerrados.

–     Está bien, cuando lleguen que lo lleven directo a mi despacho –contesto el otro viendo a su jefe de seguridad para confirmar si le decía la verdad respecto al rubio, girándose hacia el menor le dijo–. Cuando termines de almorzar iras a bañarte estas todo sucio.

–     Pues no es por mi propia decisión –hablo el rubio sin evitar hacer un puchero ya que le había molestado  que le dijera prácticamente que era una persona antihigiénica.

–     Mira rubio sino hubieras intentado irte no estarías así de sucio –hablaba el peli azul mientras con uno de sus brazos tomaba al menor de la cintura y lo juntaba a su cuerpo quedando frente a frente–, así que porque no mejor esta vez haces lo que te digo que no me gustan los juguetes llenos de tierra y mugre –siguió hablando tomando con su otra mano le sujeto del mentón–. ¡Ve a comer algo y después date un baño! –concluyo para después rosar en un efímero contacto los labios del de cabello de oro con los suyos para posteriormente separarse y dirigirse a su despacho.

–     Joven Shaka –llamo Albiore al rubio que se había quedado petrificado ante las acciones de Saga–, joven debemos ir a que coma algo.

–     ¡¿Eh?! Si, vamos Señor Albiore –dijo bajando su cabeza tratando de evitar el sonrojo que quería aparecer en sus mejillas–, por cierto señor Albiore yo lamento…

–     Joven, no Shaka te pido de la manera más atenta que me digas quien te dejo salir de la habitación –interrumpió el mayor mientras que se dirigían hacia la cocina siempre detrás del menor–, también te pediré por última vez que si tienes algún aprecio por mí y mi hija que desistas de irte de esta mansión.

–     Yo… Señor Albiore –trataba de hablar el rubio menor pero no sabía que decir, sabía que su amiga June y él por su culpa estaban en la cuerda floja– de verdad lo siento… pero no puedo… decirle quien me ayudo –continuaba diciendo mientras que se sentaba en la mesa de la cocina que extrañamente estaba vacía–  y yo entiendo el dilema en el que se encuentran usted y June…

–     Si lo entiendes –interrumpió el mayor mientras ponía frente del rubio una bandeja donde había un plato con fruta picada, un tazón de avena y un jugo de naranja–, ¿por qué pones en peligro mi trabajo y la seguridad de mi hija?

–     Yo… de verdad lo siento… pero también entiéndame yo no pedí estar aquí –trataba de explicarse el menor–, yo no quiero ser como los otros chicos, soy una persona que debe ser tratada con dignidad y no como si fuese un objeto más de esta casa.

–     Entiendo lo que me dices Shaka –hablo Albiore viéndolo a los ojos y sonriendo al ver la sinceridad en las palabras del rubio frente de él–, pero tal vez deberías entender que el Señor Géminis no te dejara ir tan fácil –se explico el mayor–, tal vez debas buscar otras maneras para convencerlo de dejarte ir.

–     No me venderé Señor Albiore –dejo en claro el de ojos azules–, pero tal vez tenga razón en que debo buscar otras formas para poder salir de esta mansión.

–     Está bien –convido el otro–, ahora termine su almuerzo para que pueda irse a bañar.

Shaka almorzó con hambre y en silencio, de verdad que estaba disfrutando de la comida y de poder estar afuera de aquel cuarto y poder sentir el aire fresco aunque también se sentía decepcionado al no poder lograr su objetivo de esconderse en el cuarto de mascotas como le había dicho Afrodita pero ya encontraría la manera de poder hacer que Saga lo dejase ir con su padre sin tener que poner en ningún peligro la seguridad ni el trabajo de su amiga June y Albiore.

Cuando termino de almorzar siguió a Albiore hacia las habitaciones de los sirvientes y pensó que otra vez lo volverían a encerrar pero fue llevado a otro cuarto y pronto vio que este no era más que el baño, uno mucho más pequeño que el que había en la habitación que compartía con los otros chicos que habitaban la mansión.

–     Aquí podrás bañarte –se explico el mayor de los rubios–, ahí hay jabón y shampoo, y todo lo que necesites para bañarte.

–     Si, gracias –agradeció el de largos cabellos–. Disculpe Señor Albiore.

–     Sí, que necesita –quiso saber el jefe de seguridad.

–     ¿No podría buscar un cambio de ropa? –cuestiono al ver en el espejo y ver lo desarreglado que estaba.

–     Era eso, no se preocupe joven –hablo Albiore– usted comience a bañarse que enseguida una de las sirvientas le traerá un cambio de ropa.

–     Está bien –hablo el menor adentrándose al pequeño cuarto–. Muchas gracias por todo Señor Albiore.

–     No hay de qué joven –contesto el mayor para después alejarse del baño para ir a informar a Saga para que le entregase el cambio de ropa que utilizaría Shaka.

Después de un tiempo una sombra entro con cautela en el pequeño baño de los sirvientes, llevaba una cosas dobladas que dejo en un pequeño estante y se quedo observando desde donde se encontraba la silueta que se dibujaba en la puerta que cubría la parte de la regadera, se quedo unos minutos viendo como aquella silueta hasta que sus piernas cobraron vida propia y con el mismo sigilo con el que había entrado en al interior del baño deslizo la puerta adentrándose al interior viendo esa piel de porcelana, los hilos dorados mojados que se pegaban al cuerpo que estaba bajo el agua que aun no se daba cuenta de su presencia dibujando una sonrisa en su rostro y en su verde mirada se asomo un brillo especial, como el del león cazando a su presa así era como se sentía justo en este momento tenía a su merced lo que parecía ser un dulce y hermoso conejo pero bien sabia que de un momento a otro ese conejo podría convertirse en otro león dispuesto a pelear por lo que quería, un león hermoso y orgulloso.

Se acerco más hasta quedar justo detrás del  cuerpo de Shaka que al fin había percibido que se encontraba alguien más junto a él, y en el momento en que este ultimo quiso voltear para ver quien se había atrevido a entrar pero sobretodo a estar viendo su cuerpo desnudo, su cuerpo fue empujado hacia la pared quedando en una posición que lo ponía en desventaja, sus manos fueron apresadas sobre su cabeza impidiéndole moverse y defenderse para que lo dejasen en paz.

–     Ves que es mejor un juguete limpio a uno sucio –dijo con voz ronca Saga en el oído del rubio mientras que con su mano libre tocaba el cuerpo del más chico–. No hay duda de que eres el más hermoso de mis juguetes.

–     Yo… yo no… soy un juguete –balbuceo el rubio al sentir como el de cabellos azules juntaba más su cuerpo con el de él y una mano que tocaba todo su cuerpo pero al sentir como comenzaba esa mano a masajear sus glúteos se sobrepuso a la impresión y sorpresa de la que había sido presa– ¡No me toque ya le dije que yo no soy un juguete! –dijo más fuerte mientras removía su cuerpo tratando de librarse del agarre.

–     Si te sigues moviendo así te juro que no solo te tocare con una de mis manos –le dijo  al oído el peli azul mientras aplastaba el cuerpo del otro con el suyo y dejando que sintiese su miembro erecto atrapado en sus pantalones–, pero algo si te diré ¡te va a encantar y gemirás para mí!

–     ¡Déjeme! –pidió Shaka al sentir el miembro del otro sobre sus glúteos– ¡Ya le he dicho que yo JAMAS seré suyo!

–     Eso ya lo veremos mi querido rubio –contesto el otro para después con su mano libre apartar los cabellos dorados y dejar el cuello descubierto para posteriormente besarlo y morderlo mientras con su mano seguía surcando la blanca piel del menor–. Termina de bañarte, en el estante esta tu cambio de ropa que usaras y no quiero reproche sobre la ropa –hablo para inmediatamente dejar libre al rubio y dirigirse a la puerta y salir del baño.

Shaka permaneció estático donde estaba esperando hasta escuchar la puerta para poder girarse y seguir bañándose, después de lo que para él fueron largos minutos escucho un “No te tardes, te tengo una sorpresa” de parte de Saga para a continuación oír como la puerta era cerrada decidió voltear y acercarse a la puerta corrediza para asomarse a corroborar que el de cabellos azules realmente había salido, cuando lo comprobó con más calma y seguridad continuo bañándose aunque realmente no le faltaba tanto decidió tallarse nuevamente para borrar las caricias y besos que le había dado el otro.

–     Estúpido Saga –se decía mientras se secaba su cuerpo antes de salir de la ducha y poderse vestir–, está muy equivocado que va a poder conmigo.

Antes de ir por la ropa decidió que primero desenredaría su largo cabello, así que fue hasta el espejo y bajo este vio un cepillo para el cabello lo tomo y comenzó a desenredar y peinar su larga cabellera para que pudiera secársele más rápido, después de varios minutos por fin tuvo toda su cabellera lista, con esto terminado se acerco a donde estaba el cambio de ropa donde encontró un bóxer blanco y una camisa azul de mangas larga y visiblemente unas tallas más grandes que la suya pero lo que más lo extraño es que por ningún lado encontró un pantalón que hiciera juego con lo demás.

–     Esto debe ser una broma –se dijo visiblemente enojado sabiendo quien era el culpable de la falta de su prenda–. ¡Pero que se ha creído que soy! ¡Ya verá ese enfermo, degenerado!

Sin más opción que esas prendas para vestirse las tomo y se las puso, daba gracias a los dioses que la camisa fuera más grande que su talla ya que perfectamente le tapaba el bóxer blanco, se abrocho los botones dejando solo el del cuello sin abrochar y en lugar de los converse blancos que había utilizado esos días encontró unas sandalias cafés, de pronto tocaron a la puerta y sabiendo que no habría manera para evitar salir de ahí vestido como estaba no tuvo otra opción más que ir a abrir esperando del otro lado encontrarse con Albiore.


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