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El precio del amor por Shamita

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Notas del capitulo:

bueno despues de mucha presion por parte de Shinju Perla por fin escribi la continuacion!! 

espero que les guste aunque para mi esta me salio un poco largo (cree??.. realmente piensa que esta muy largo) y por este motivo tendre que repartirlo en una tercera parte 

 

les agradezco a todos los que siguen esta historia, me pone muy feliz saber que hay personas que les gusta las ideas locas que produce mi mente!!

Todo lo había calculado perfectamente sólo necesitaba encontrar el momento adecuado para llevar a cabo su plan y pensaba esperar más tiempo pero el embarazo de Shaka lo había cambiado todo, necesitaba que el más reciente juguete de Saga pudiese ser libre, necesitaba el rubio y su bebe estuvieran fuera del alcance del mayor de los gemelos tenía que protegerlos contra todo lo que pudiese hacerles mal a ambos, tal vez no había podido evitar que Saga lo violase incontable veces pero evitaría que Shaka y su hijo tuvieran que sufrir una vida al lado de aquel hombre.


Se encontraba tranquilamente cuidando de las rosas que había en el patio de la mansión, era la única actividad que hacía con cariño y dedicación ya que le ayudaba a relajarse. Estaba seleccionando las rosas más hermosas para hacerle un presenta a Shaka, ya tenía listo el regalo en sí y las rosas no eran más que parte del mismo quería que el de ojos turquesa sintiera a través de su regalo la emoción que él mismo tenia de saber que en poco tiempo llegaría un hermoso bebe y quería pedirle algo también que era de suma importancia antes de que todo fuese descubierto, y antes de que Shaka supiera la verdad de lo que estaba haciendo causando que este quisiese alejarse de él y no podría conocer aquel ser que aun estaba en el vientre del rubio.


–    ¿Qué estás haciendo? ¿Otra vez arreglando tus rosas? –cuestionaba el oji turquesa con un vientre mucho más abultado debido a que ya tenía cinco meses de embarazo mientras salía con cuidado por la puerta que daba al interior de la mansión.


–    ¡Shaka! –se sorprendió el otro– ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas con el joven Mu leyendo en la biblioteca.


–    ¡Oh sí pero decidimos que iremos a ver una película! –hablaba emocionado el rubio– Mu ya le dijo a Saga que iremos al cine y podre salir de nuevo de esta mansión, ¿quieres acompañarnos Afro?


–    Claro  –acepto el de cabellos celestes–, y dime Shakita ¿qué película veremos?


–    Bueno, aun no nos decidimos por una pero estando allá decidiremos cual ver –hablo el otro.


–    Bien, entonces iré a arriba a limpiarme y enseguida bajo para ir con ustedes –dijo el otro mientras que recogía las cosas–. Tu adelántate para que estés listo, ya que cada vez eres más lento para muchas cosas.


–    No te burles Afro –hablo Shaka para después sacarle la lengua de manera infantil–.  Iré a decirle a Mu que tu también vendrás y después me cambiare por ropa un poco más cómoda para andar en fuera de este lugar.


–    Está bien, yo sólo termino aquí y subo enseguida –dijo el otro para después ver como se alejaba el más joven.


Afrodita decidió tomar las rosas que había cortado junto con las tijeras y los guantes jardineros para posteriormente dirigirse hacia la habitación que compartía con los otros dos juguetes de la mansión, dejo sus cosas de jardinería en su mesita de noche mientras que en un jarrón con agua puso las rosas para evitar que se comenzaran a marchitar y mantuvieran su frescura  y olor para cuando las ocupara. En rápidos movimientos cambio su camiseta blanca que estaba un poco manchada por una camiseta de color negro y sobre esta un chaleco blanco, cambio sus pantalones sucios por unos pantalones de mezclilla y unos mocasines blancos, tomo sus cabellos celestes y los junto haciéndose una coleta.


Cuando estuvo listo bajo a la parte inferior de la mansión donde se encontró con Mu, que vestía unos pantalones color café y una camisa celeste por encima de esta una bufanda de color blanco con azul y unos zapatos cafés, quien esperaba a que ambos juguetes bajaran para poder ir al cine como había prometido al de cabellos rubios que después de algunos minutos más bajo por las escaleras vistiendo unos pantalones de mezclilla color negros, especiales para su estado, una camisa tejida de cuello alto de mangas cortas color caqui que le permitía estar más cómodo debido a que su vientre estaba más abultado con el paso de los días, unos botines negros de piso y su cabello lo había atado en una trenza que  caía por su hombro izquierdo.


Con todos listos partieron de inmediato al cine, en donde tanto Mu como Afrodita tuvieron que pasar por varios inconvenientes debido a que el más joven de los tres tenia ciertos antojos o nauseas debido a su embarazo además de que parecía que para ambos era como un vidrio que se podría romper en cualquier momento cosa que comenzó a molestar al rubio, bueno realmente lo que le molestaba es que incluso salir de aquella mansión estaba siendo latoso debido a que su vientre al haber crecido le incomodaba para caminar entre la multitud y tendía cada día a caminar más lento, los asientos estaban muy juntos unos de otros y él necesitaba más espacio, los pies se le habían hinchado haciendo que le dolieran, pero lo que más le había molestado es que varias personas le pedían que les dejase tocar su vientre abultado y al le molestaba que personas que no conocía lo tocasen tan familiarmente.


–    Bien y ¿ahora qué quieres hacer Shaka? –hablo Mu al terminar la película.


–    Bueno la verdad me gustaría ir a un lugar donde no haya mucha gente –contesto Shaka–, siento que ya fue suficiente de que las personas se me acerquen solo porque creen que a todas las personas como yo les gusta que los estén toqueteando.


–    Está bien –concedieron los otros dos.


–    ¿Y adonde sugieres ir? –pregunto Afrodita mientras salían de la sala.


–    Bueno saben acerca de algún parque desolado, una casa abandonada –contesto el rubio mientras caminaban hacia las afueras del cine– o algo parecido.


–    Mmm… tal vez te gustaría ir a casa de tu padre, hace mucho no lo ves y ahí podrías estar tranquilo –comento el de cabellos celestes.


–    No, mi padre no sabe nada sobre esto –hablo Shaka refiriéndose  a su estado– ¿No hay otro lugar a donde podamos ir sin que haya muchas personas alrededor?


–    Bueno si gustas podríamos ir a visitar a Aioria, ¿dijiste hace tiempo que lo conocías no? –hablo Mu buscando que el blondo se animase nuevamente.


–    Mmm… –medito Shaka– Tal vez sea una buena idea pero ¿qué tal que esta ese señor que se llama Aldebarán?


–    El es buen hombre no creo que no nos permita ver a tu amigo Aioria –comento el de cabellos lilas– Vamos a demás de que hace mucho no lo ves, estoy seguro de que Aioria se podrá feliz de verte.


–    Está bien pero si no me siento a gusto promete que nos iremos de inmediato –dijo Shaka.


A si los tres chicos se dirigieron a la mansión de Aldebarán Taurus, mientras tanto en la mansión de los gemelos Géminis se encontraba el mayor de estos recostado en su habitación debido a que cada día se sentía mucho más débil, tenia dolor en su abdomen bajo y su boca siempre estaba seca pero a pesar de eso no quería ir a ver a ningún doctor ya que no tenía tiempo para eso debido a la cantidad de trabajo que se le había acumulado últimamente.


Por su parte Kanon había aprovechado que su novio salió con Shaka y Afrodita para poder comenzar a preparar todo pues aquella noche tenía planeado por fin proponerle matrimonio razón por la cual ahora se encontraba encerrado en su cuarto, sin percatarse que su hermano se encontraba en un muy mal estado de salud, probándose diversos trajes y camisas para encontrar el más indicado para esa noche.


En la habitación de los juguetes se encontraban Alberich y Sorrento, que estaban tranquilamente recostados en sus respectivas camas, hasta que el primero decidió por a visitar a su señor, ya que desde hacía unos días que este ni siquiera lo miraba ni que decir de que lo tacase siempre decía que estaba cansado o que no se sentía bien y en el peor de los casos para el de cabellos rosas era que le dijese que debía que estar al pendiente del embarazo de Shaka y que no tenía tiempo que perder con él,  camino hasta la habitación del mayor de los hermano Géminis donde toco a la puerta que se encontraba cerrada.


–    ¿Quién? –se escucho la voz de Saga desde el interior de la habitación.


–    Soy Alberich, señor quería ver si no se le apetecía nada –contesto el otro aun sin abrir la puerta.


–    No necesito nada Alberich, solo descansar así que retírate –ordeno el mayor.


–    Como usted diga mi señor –hablo el otro para posteriormente darse la vuelta y regresar sobre sus pasos pero esta vez se dirigió hacia la parte baja de la mansión para buscar en que entretenerse.


Mientras tanto Kanon aun seguía probándose frente al espejo los trajes hasta que eligió uno color azul marino con una camisa celeste y una corbata con rayas blancas y azules, cuando tuvo todo elegido decidió que iría a platicar con su hermano a quien no había visto durante casi todo el día, así que recorrió el pasillo hasta llegar a la habitación de este y al igual que como había hecho Alberich minutos antes llamo a la puerta teniendo como resultado el mismo que el juguete pero este en lugar de dejarse intimidar por su hermano mayor decidió hacer caso omiso y entro a la habitación.


–    ¡Saga! –dijo sorprendido, el más joven de los hermanos, al ver al mencionado tendido en la cama con su piel mucho más pálida– ¡Pero es que tú no te has visto como estas! ¡Te dije que fueras con un doctor desde hace una semana y dijiste que lo habías hecho! –alzo la voz acercándose a su hermano– ¿¡Saga me estas escuchando!?  –cuestiono al ver que el otro simplemente se volteaba dándole la espalda– ¡No actúes como un niño pequeño!


–    ¡Basta Kanon! –alzo la voz Saga, aunque no tanto como el otro, sin voltearse a ver a su hermano– Ya te dije que ya fui y que me mando hacer unos análisis –mintió ya que no le gustaba que lo viesen débil y los doctores no eran de su agrado– pero mañana tengo consulta nuevamente para saber lo que salió en los análisis –decidió continuar con la mentira antes de ser descubierto por el otro– así que ya cálmate y déjame descansar.


–    Si me pongo así es porque sé de tu renuencia de ir con los doctores –hablo Kanon–, y porque siempre dejas de lado tu salud es por lo que me preocupo –siguió mientras se sentaba en la orilla de la cama y comenzaba a acariciar la cabellera azul de su hermano–. Saga me preocupas, eres mi hermano favorito y no me gusta verte a si de mal.


–    Tonto, soy tu único hermano –contesto el otro mientras se acomodaba en la cama hasta quedar sentado y viendo a su hermano con una pequeña sonrisa–. Y no te tienes que preocupar tanto aun me queda mucho tiempo para seguir molestándote hermanito.


–     Solo soy menor que tu por tres minutos –dijo Kanon asiendo un puchero– somos de la misma edad, no tienes porque decirme hermanito.


–    Tres minutos, son tres minutos –contesto el otro bromeando–, por cierto cambiando un poco de tema ¿no sabes nada sobre Shaka?


–    Te habías tardado en preguntar sobre tu queridísimo rubio –comento el menor de los hermanos– y lo último que supe es que se encontraban en la mansión Taurus –espero a ver la reacción de su hermano pero este solo hizo un pregunta muda–, al parecer Shaka fue a ver al juguete de Aldebarán… creo que su nombre es Aioria y se conocen de la subasta según lo que me conto Mu Aioria cuido de Shaka en aquel lugar hasta el dia que lo vendieron.


–    Mmm… no me gusta que ese chico tenga tanta confianza con MI rubio –dijo Saga asiendo énfasis en que era de su propiedad–, pero no puedo ir a la casa de Aldebarán y mucho menos sacar a arrastras a ese rubio.


–    Saga creo que debes calmarte y por si lo has olvidado Alde nos dijo hace poco tiempo que ese chico –hablo Kanon tratando de que su hermano no se molestase– le había dicho que lo amaba y el grandote estaba muy feliz por eso.


–    Si pero eso como quiera no evita que pueda querer algo con Shaka –dijo el mayor de los hermanos dejando ver sus celos.


–    No creo que se ha bueno para tu salud que te estreses con eso y no olvides que Shaka no fue solo está con él Mu y Afrodita –hablo Kanon–. Ahora dime, ¿ya comiste algo?


–    Sé que es así pero eso no evita que me moleste que mi rubio vea a otros hombres –dijo Saga para después suspirar pues su hermano no le quitaba de encima la vista acusadora– y no, no he comido nada pero eso ha sido porque no tenía mucha hambre.


–    Bien entonces pediré que te suban algo de comer, algo ligero –dispuso Kanon mientras se levantaba de su asiento– mientras yo llamare a Mu para saber a qué horas regresa a Shaka y Afrodita ¿te parece?


–    Está bien –concedió Saga.


Kanon contento con la respuesta de su hermano se dispuso a salir de la habitación y fue directo a la cocina donde pidió que le hiciesen una comida ligera a su hermano y que la subieran a su habitación, después procedió a llamar a Mu para saber sobre su paradero y poco tuvo que esperar para enterarse de que ya regresaba en compañía de los dos juguetes de su hermano debido a que Shaka se sentía ya muy cansado debido a su estado.


Pasados varios minutos más la puerta principal de la mansión Géminis dejando pasar a los tres chicos que fueron recibidos por Kanon quien de inmediato pidio hablar a solas con Shaka en la biblioteca y aunque este hubiera preferido ir directo a una cama el rostro serio del gemelo menor lo hizo desistir de esa idea así que siguió al otro en completo silencio.


–    Shaka quería hablar contigo sobre mi hermano –comenzó a hablar Kanon en cuanto cerró la puerta de la biblioteca–. Ven siéntate creo que no querrás estar parado mientras hablamos de Saga.


–    Está bien pero que tengo que ver yo con tu hermano Kanon –hablo Shaka mientras se sentaba en uno de los sillones que había en aquel lugar mientras que el peli azul tomaba una silla para quedar sentado frente al otro– Yo no estoy interesado en nada que tenga que ver con él.


–    Entiendo que no quieres saber nada de él pero necesito pedirte un favor –hablo el otro–, tal vez lo has notado o tal vez no, no lo sé pero la cosa es esta Shaka mi hermano está enfermo él dice que ya fue al médico pero no presenta ninguna mejoría –se explicaba el de ojos verdes– y la verdad no estoy tan seguro de que lo que me dice Saga se ha verdad ya que el siempre ha sido desobediente en cuanto ir a los médicos desde que éramos unos niños mis padres debían llevarlo encontrar de su voluntad –seguía explicando el mayor sin perder de vista al más joven–. El dice que mañana ira a que le den unos resultados de unos análisis y me gustaría ir pero sé que hará todo lo posible por evitar que yo vaya y te quería pedir que lo acompañases, en tu estado el no te negara nada, estoy seguro de que si tu le pides acompañarle el ira sin ningún problema.


–    Espera un poco –pidió el rubio–, ¿me estás diciendo que a tu hermano le dan miedo los doctores a tal punto que ni siquiera va cuando se siente mal? –cuestiono incrédulo.


–    No es que les tenga miedo sino que es terco como mula cuando se trata de cuidar de su salud –aclaro Kanon.


–    Y porque simplemente no lo arrastras a tu carro, cierras con seguro las puertas y lo llevas a que un doctor lo revise –dijo Shaka.


–    Porque sé que se iría en la menor oportunidad y además conmigo hará circo maroma y teatro para no ir –contesto Kanon– en cambio contigo estoy casi 100% seguro que no diría ni pio.


–    ¿Me puedes decir de donde sacas eso? –cuestiono el rubio– ¿Crees que hago milagro o algo por el estilo?


–    No pero sé que tu eres muy importante para mi hermano, aunque él no lo quiera decir, se que él haría lo que fuera por ti y por su hijo –respondió el de cabellos azules–. Solo te pido que me ayudes a que mi hermano mejore su salud además no creo que quieras que el padre de tu hijo este enfermo.


–    No quieres oír mi respuesta a lo último, pero si te hace sentir más tranquilo intentare averiguar si es verdad o no lo de que ya fue al doctor –aclaro el otro mientras se levantaba de su asiento– encaso de que te haya mentido yo te avisare y tu tendrás que hacerte cargo de Saga, es tu hermano al final y no es que no me importe su salud pero tú sabes que no estoy aquí por mi voluntad –termino de decir para después caminar hacia la puerta y abrirla pero antes de pasar por ella dijo–. No creas que quiero que mi hijo no conozca a tu hermano pero si está enfermo o no, no quita  que le tengo un gran desprecio por lo que me hizo durante aquellos meses.


Posteriormente de decir esto salió de la habitación dejando al menor de los Géminis hundido en sus pensamientos, decidió acabar con el favor que le debía a Kanon después de todo él no tenía la culpa de lo que su hermano le había hecho a el así que solamente le sacaría la verdad al otro e iría a decirle al otro, porque a él no le interesaba en lo mas mínimo lo que le pasara al mayor de la mansión es más si por él fuera que se muriera o que se fuera lejos con Alberich era lo mejor que le podía pasar.


 Camino directamente a la habitación donde suponía encontraría a Saga pero al entrar se encontró con el cuarto vacio, suspiro sabia donde estaría ese hombre y no era algo que le agradara ya que si estaba enfermo y no sabía de qué y mucho menos si era contagioso eso supondría que no podría dormir en esa cama tan cómoda, era lo único bueno de aquel cuarto, se dirigió hacia la habitación de al lado y sin pedir permiso se adentro en esta.


Lo que vio lo sorprendió un poco, ya había notado que el mayor de los hermanos Géminis se encontraba un poco pálido pero ahora que lo veía detenidamente y con su pijama puesto podía ver que esa palidez era mucho más evidente y sus cabellos estaban perdiendo brillo, suspiro y se acerco a Saga que al estar dormido no se percato de su intromisión al cuarto.


–    Vaya que si estas mal –hablo en voz baja mientras veía detenidamente el rostro por demás pálido de Saga–, tus labios están resecos y puedo apostar que los vómitos no han cesado –comento mientras se sentaba en la orilla de la cama y con una de sus manos tocaba la frente de Saga–. Por tu bien espero que no le hayas mentido a tu hermano, aunque no me importes nada tampoco es como si pudiera permitir que te mueras así como así sin pagar todo el mal que has hecho.


Después se alejo del mayor para ir a descansar al diván que había en la habitación donde se recostó para descansar un poco en lo que el otro despertaba, sin darse cuenta poco a poco se fue durmiendo debido al cansancio. Pasada media hora despertó debido a una incesante voz que no dejaba de llamarlo asiendo que despertara.


–    Mmm…. ¿Qué quieres? –cuestiono aun dormido al ver a Saga que lo veia desde la cama.


–    No es bueno para ti dormir en el diván, te dolerá la espalda más tarde –hablo serio Saga.


–    Mmm… pues no es mi culpa que tú estés justo en la cama –hablo Shaka mientras se acomodaba en el diván–. Me dijo Kanon que no te has sentido bien.


–    Kanon exagera sólo es un dolor estomacal –dijo Saga–, además ya le dije al cabezotas de mi hermano que ya fui al doctor y justo mañana iré a que me digan que es lo que tengo.


–    Bien si eso es verdad me alegro –platico el otro–, y como un favor especial a Kanon yo iré contigo de paso podemos ir a ver al doctor Sisyphus quiero ver si me da algo para las nauseas, aun no se me quitan y no me gusta estar regresando los alimentos en cualquier baño menos en los públicos.


–    ¿Eh?... pero pensé que tu no me querías cerca de ti –hablo Saga un poco nervioso–, según tú no te importa nada de lo que me pasa a mí.


–    Y es verdad pero eres el padre de mi hijo, aunque no sea por elección, y le debo varios favores a tu hermano así que teniendo eso en cuenta mañana te acompañare a la visita con el doctor –resolvió el más joven– y no aceptare un no por respuesta.


–    Supongo que entonces es un sí –dijo el de cabellos azules.


–    Eso está bien –hablo el rubio mientras se levantaba de su asiento–. Bien ahora iré a cenar, ¿deseas que te traigan algo?


–    Un pan tostado estaría bien –respondió el de ojos verdes–. Rubio, ¿Por qué tanta amabilidad?


–    ¿Eh? A es sólo que a los enfermos hay que tener consideración –contesto el otro para después desaparecer detrás de la puerta.


Dejo a solas al mayor de los Géminis y después de varios minutos la puerta de la habitación fue tocada para inmediatamente dar paso a una de las sirvientes que le llevaba una charola con su cena, por su parte el rubio había optado por cenar en el comedor pero antes iría a hablar con Kanon que se encontraba en su habitación alistándose.


–    Kanon –llamo el rubio a la puerta del cuarto del mencionado– ¿Podemos hablar? –cuestiono cuando el gemelo abrió la puerta.


–     Claro –contesto el otro asiéndose a un lado– Pasa, dime hablaste con Saga.


–    Si, sobre eso quería comentarte unas cosas –dijo el de ojos turquesa.


–    Qué bien, dime ¿qué fue lo que te dijo Saga? –pregunto ansioso el mayor.


–    Bueno él me dijo que mañana iría al doctor y que tú eras un exagerado –respondió directamente el otro– pero se puso nervioso en cuanto hice mención sobre acompañarlo mañana.


–    Mmm… Tal vez se debe a que me estaba mintiendo –reconsidero Kanon–, ¿Shaka te puedo pedir un favor?


–    Eh… supongo que sí –respondió el otro.


–    Acompaña a mi hermano mañana y si no es verdad que ha ido con un doctor –comenzó a explicarse el de cabellos azules más claros– podrías por favor hacer que vea uno, te lo pido sé que si fuera yo quien fuera con él me mandaría por donde llegue así que no me haría ningún caso y la cosa podría salir peor.


–    ¿Me estás diciendo que lleve a tu hermano al doctor como si fuera un niño de cinco años? –dijo incrédulo el otro.


–    Exacto, Saga por su cuenta jamás lo haría –aseguro el más alto.


–    Y me puedes decir otra vez, ¿Por qué tengo que ser yo quien lo lleve? –reprocho el rubio– No lo puede llevar Alberich o Sorrento e incluso Afrodita podrían ir con él.


–    El caso es que a ellos no los tomara en cuenta y ellos hacen lo que él les ordena –manifiesto Kanon–, pero tú no le haces ningún caso y tu estado te hace perfecto para que Saga no te debata nada.


–    Supongo que no tengo muchas opciones, ¿verdad? –hablo Shaka– Por cierto, vas a ir así a la cita que tienes con Mu.


–    Sí, porque hay algo de malo –dijo Kanon mientras levantaba los brazos y se daba una vuelta dejando que el otro viera todo el conjunto.


Mientras esto acontecía Afrodita quien había escuchado parte de la conversación entre el gemelo menor y Shaka, en la tarde después de que llegasen de su salida, decidió que no podía esperar mucho más ya que sabía que si Saga decidía ir con un doctor tal como quería Kanon se enteraría tarde o temprano que estaba siendo a causa de él que su salud se viera perjudicada, así que camino hasta la habitación que compartía con los otros dos juguetes y ya estando dentro de esta fue directamente hacia su mesita de noche y del último cajón saco una pistola semiautomática SIG-Sauer P228 color negro que hacía tiempo le había quitado a uno de los guardias y que como siempre ocurría, cuando se les perdían las herramientas de trabajo, nadie había dicho nada sobre esto cosa que facilito que tuviera esa arma guardada esperando el momento indicado.


Cuando hubo cargado la pistola inmediatamente salió de su habitación y se dirigió a toda prisa hacia la recamara que ocupaba Saga, su cuerpo temblaba no sabía si era debido a que aun existiese una mínima parte de su ser tuviera alguna duda sobre lo que haría o si era la emoción que sentía de que por fin podría vengar a su niño y dejaría libre a Shaka para que pudiese ser libre con su hijo, tal y como él lo hubiese deseado.


No tardo mucho en estar al frente de la puerta de la habitación, tomo la perilla y con cuidado la abrió  sin hacer ningún ruido para entrar rápidamente en la habitación donde pudo ver que el mayor de los gemelos no se encontraba en la cama más un sonido proveniente del baño lo hizo virar su atención a la puerta que estaba cerrada, sonrió saboreándose su venganza, su libertad y camino hasta quedar frente a la puerta  del baño esperando que el ocupante de este saliera a recibir un presente que no imaginaba si quiera que él le daría, pronto vio como la perilla de la puerta comenzó a girar, levanto la pistola empujo la corredera hacia atrás, su dedo índice se instalo en el gatillo listo para disparar y espero a que el otro se dejase ver.


Cuando Saga abrió completamente la puerta se topo con una imagen de un Afrodita con unos ojos celestes llenos de sólo dos sentimientos odio y venganza, con una sonrisa que podía helar a cualquiera, el mayor de los gemelos observaba cuidadosamente al que se encontraba apuntándole con aquella arma.


–    ¡¿Qué crees que estas asiendo Afrodita?! –cuestiono el de largos cabellos azules– ¡Baja esa arma!


–    Por que debería hacer algo como eso –contesto a su vez Afrodita–, porque yo tendría que ser quien tenga misericordia por ti, tu no la tuviste conmigo y este día podre poner fin a esto, creíste que había olvidado todo, que las noches que me tomabas borraban las caricias de todos ellos –continuaba diciendo el de cabellos celestes– pero la verdad es que cada caricia era volver a revivir todo aquello, era sentir como nuevamente me matabas a mi niño y sabes porque al ahora fue que me decidí a ponerle fin a tu despreciable vida es porque alguien como tú no merece la oportunidad de ver crecer a su hijo.


–    ¡Estás loco Afrodita! –grito Saga– ¡Baja esa arma ahora!


–    Tu ya no das ordenes Saga, no comprendes este es tu final –hablo fríamente el otro– es el final que te mereces aunque también me hubiera gustado ver como tu hijo te repudiaría por lo que le hiciste a Shaka pero bueno no te preocupes de seguro que él encontrará alguien que si cumpla con un buen papel de padre no como tú.


–     ¡Cállate! No sabes lo que dices –alzo una vez más su voz– Ese niño será siempre mi hijo al igual que Shaka siempre será mío, exactamente igual a ti.


–    ¡Ya no Saga! ¡Hoy fue tu último día como señor de esta mansión! –alzo la voz a su vez el de ojos celestes– ¡Ahora yo soy quién controlará tu muerte! ¡Porque puede que no lo sepas pero pudiste tener una muerte más dolorosa pero Kanon tenía que meterse y meter a Shaka!


–    ¿De qué hablas? –cuestiono el otro sin dejar de mirar al que se encontraba frente a él.


–    Tu enfermedad, era gracias a mi –contesto el menor– quería que tuvieras una muerte dolorosa pero debido a los recientes acontecimientos eso no me ha sido posible pero no te preocupes que te dejare tantos agujeros que parecerás un queso.


–    Debí haberte devuelto en cuanto supe de tu estado más te quise dar una buena vida pero tú me has pagado como lo hacen los perros rabiosos –hablo Saga.


–    ¿Buena vida? Esto no es más que una jaula de oro y yo ya estoy cansado de esto y para poder irme feliz solamente me hace falta ver como mueres –dijo el más joven.


–    Atrévete a disparar y en cuestión de minutos estarás rodeado de guardias apuntándote y posteriormente te mataran –hablo Saga seguro de amedrentar al otro.


–    Y moriré feliz porque tú tampoco conocerás a tu hijo tal y como me lo hiciste a mí –respondió el de cabellos celestes– ¡Adiós Saga ojala disfrutes el infierno!  –grito mientras apretaba el gatillo, disparando el arma.


El de ojos color esmeralda por poco esquivo la bala que se dirigía hacia su corazón más sin embargo Afrodita había logrado darle en su torso en la parte superior izquierda.


–    ¡ARG! –grito de dolor Saga– ¡Eres un maldito!


–    Bueno la idea era directo al corazón pero esto me da la oportunidad de hacerte parecer un queso –dijo mientras mantenía sus ojos fríos fijos en Saga–, si mal no recuerdo dijiste que un solo disparo y todos vendrían si tenemos eso en cuenta creo que es hora de que te conviertas en un queso Saga –termino de decir para nuevamente apuntar contra el otro y posteriormente presionar de nuevo el gatillo ahora dándole en el abdomen.


–    ¡Arhg! –grito el mayor al sentir el calor de la bala atravesar su piel– ¡Ojala hubieras muerto aquel día!


Minutos antes de que la primera detonación se escuchara por los pasillos camina Shaka después de haber dejado a Kanon terminar de arreglarse, se dirigía hacia las escaleras para bajar así al comedor más cuando llego a estas escucho un extraño sonido que provenía del lado en que se encontraba su habitación y por ende el lugar donde estaba Saga, así que tan rápido como su estado le permitía se dispuso a ir hacia aquella recamara en el transcurso del recorrido escucho una segunda detonación lo que hizo que apresurara el paso para saber que estaba pasando.


Cuando llego a la recamara vio como el mayor de los gemelos Géminis se encontraba recargado en la pared pero lo más preocupante era que tenía dos impactos de bala en su torso y dándole la espalda se encontraba Afrodita quien sostenía una pistola, con cuidado se acerco lo suficiente para tener a su alcance al de cabellos celestes y cuando vio que este estaba a punto de disparar nuevamente contra Saga sin pensárselo mucho se interpuso  entre ambos hombres.


–    ¡¿Afrodita qué demonios haces?! –grito mirando al otro hombre a los ojos– ¡Detente no puedes matar a Saga!


–    ¡Te libero! ¡Nos libero! –dijo Afrodita mientras dirigió su mirada hacia el de cabellos rubios– ¡No te parece que eso es genial!


–    Baja esa arma Afrodita, esa no es la solución –trataba de razonar Shaka con Afrodita–, no sé por qué haces esto  o que es lo que te ha llevado a pensar en matar a Saga aunque puede haber muchas cosas por las cuales sería comprensible tratar de hacer esto–seguía tratando de hacerlo comprender– pero no puedes convertirte  en un asesino,  sé que no sé nada sobre ti pero no creo que nada justifique en convertirse en un homicida…


–    Quieres saber que me hizo Saga–interrumpió Afrodita al de ojos celestes–,  te diré acerca de lo que esta basura orquesto para hacerme saber que sólo era un objeto de su propiedad y a la vez quitarme lo que más he deseado en el mundo.


–    Si cuéntamelo todo pero primero baja el arma Afrodita –dijo mientras se acercaba más al que se encontraba frente a él–, necesito que me des esa arma Afro, por favor.


–    ¡Aléjate de él Shaka! –se dejo escuchar la voz débil de Saga– Te puede lastimar a ti y al bebé.


En las escaleras se escuchaban los pasos de varios miembros de la seguridad dirigidos por Albiore, mientras que Kanon que también había alcanzado a escuchar los dos disparos se dirigía con cuidado revisando las habitaciones anteriores a la de su hermano y cuando estuvo más cerca escucho la conversación que mantenían Shaka y Afrodita haciendo que se precipitara hacia esta encontrándose con un Afrodita que temblando aun sostenía una pistola mientras su hermano herido se encontraba ya sentado recostado en la pared y en medio de ambos se encontraba el rubio de la mansión.


–    ¡Shaka! ¡Saga! –llamo Kanon asiéndose notar– ¿¡Que está pasando aquí!?


–    Pasa que tu hermano recibirá su merecido –respondió Afrodita volteando levemente para ver al recién llegado–. No te preocupes que esto terminara en un segundo y ya todos seremos libres de Saga.


–    ¡No! –grito el menor de los gemelos– Por favor no hagas nada de lo que te puedas arrepentir Afrodita, sé que mi hermano te hizo mucho daño pero este no es el camino.


–    ¿¡Entonces cual!? Deberé ver como él si tiene lo que a mí me negó y verlo ser feliz, eso sería lo peor que me podría pasar –hablo el de cabellos celestes–. O dime tu le harás pagar todo lo que ha hecho, lo dudo después de todo es tu hermano.


–    Afrodita por favor ten cuidado mira que frente a ti esta Shaka –dijo el  de ojos verdes– podrías herirlo, se que tu no quisieras eso.


–    Esto es por el bien de Shaka, él será libre de tu hermano al igual que yo, al igual que todos y sólo lo seremos cuando termine con él –hablo el de ojos celestes.


–    ¡Shaka hazte a un lado! ¡Este loco podría lastimarlos! –trato Kanon de entrar en razón al rubio que se mantenía firme entre el gemelo mayor y el de cabellos celestes, ya para este momento los guardias apuntaban hacia el sueco más habían detenido toda acción al ver que el de cabellos rubios se encontraba en demasiado cerca y podría salir lastimado.


–    Yo se que él no me haría daño, verdad Afro –decía seguro Shaka–. Tu dijiste que me ayudarías a cuidar de mi hijo, tú me prometiste enseñarme a hacer muchas cosas –seguía diciendo el rubio mientras alcanzaba la pistola que mantenía apuntando hacia el frente–, yo se que tú no eres malo y que si haces todo esto es porque crees que esta es la única solución pero no la es, sé que es difícil de creer pero te aseguro que si me das una oportunidad te prometo que todo se solucionara.


–    Las cosas no son así de fáciles Shaka, tú no sabes nada de lo que yo tuve que pasar –respondió el otro volviendo su atención al rubio– tu no entenderías como me siento, como todo este tiempo he tenido que aguantar las acaricias de ese hombre mientras revivía cada noche lo que él me hizo –seguía diciendo mientras su cuerpo comenzaba a temblar con mayor fuerza– porque lo que te hizo a ti créeme que no es nada comparado con lo que hizo a mí.


–    Está bien, si tú me dices que es lo que paso podre ayudarte –hablo Shaka– pero necesito que dejes esto, necesitas cerrar este capítulo pero no así –intentaba hacer razonar al otro pues había visto a los guardias que apuntaban en dirección del de cabellos celestes–. La muerte de Saga no te va a traer nada bueno estarás libre si pero crees que Kanon no buscaría que te encerrarán estamos hablando de su hermano, ¿quieres pasar lo que te queda de vida en otra cárcel? ¿Encerrado, sin amigos, sin nada?


–    Eso es preferible a estar aquí –contesto el de ojos celestes–. Mejor que ver a todos aquellos que decidieron que les importaba un rábano lo que me pasara, a los que disfrutaron el humillarme y romperme en mil pedazos.


–    ¿A caso no tienes a alguien a quien quieras ver? –cuestionaba el rubio– ¿Tu familia? ¿Un amor? No crees que vale la pena salir de este lugar pero para sanarnos y buscar a alguien que nos ame tal y como somos ahora a pesar de todo lo que nos ha pasado –seguía tratando de hacer recapacitar al otro–, ¿no hay alguien Afrodita que desees ver con todas tus fuerzas?


–    Death –susurro el de cabellos celestes para por fin de sus ojos dejar salir un par de lágrimas–. Pero yo jamás podría volverme a parar frente a él.


–    ¿Death? ¿Era tu pareja? –cuestiono el otro y el de cabellos celestes se limito a asentir con la cabeza– Afrodita, ¿no deseas verlo? Estar con él y dejar todo atrás.


–    Pero que le ofreceré a Death, un cuerpo incapaz de concebir, un cuerpo sucio, un cuerpo que vendí por la venganza –hablo el de ojos celestes–. Estoy seguro de que  el no querría estar cerca de alguien como yo.


–    Yo creo que si te das una oportunidad Afrodita de ser realmente libre de todo tus odios y lo buscamos podrías ser realmente feliz –dijo Shaka–. Dame el arma y te prometo que podrás ser libre de toda esta mansión.


–    ¿Y tú Shaka y tu bebé? –cuestiono el otro– Yo deseaba darte la libertad para que tuvieras a tu hijo lejos del monstruo que es Saga pero eso no lo se podrá si él sigue vivo.


–    Afrodita, yo voy a ser libre y mi hijo será feliz te lo puedo asegurar –dijo Shaka– pero para eso él debe poder conocer a su padre, le permitirás a mi hijo conocer a su padre…


–    Pero él es…


–    No importa lo que me hizo es su padre y todo hijo merece conocer de donde viene y tener un padre porque una cosa es como se comporto Saga conmigo a como se comportara con su hijo –hablo tranquilo el rubio–, así que por favor Afrodita dame la pistola y te prometo que nadie te hará nada ¿no es así Kanon?


–    Pero Shaka, te das cuenta lo que me pides –dijo Kanon.


–    Lo entiendo y te lo pido como un favor de amigos –contesto el otro dirigiendo su mirada hacia el gemelo menor.


–    Si tú confías en que Afrodita no los lastimara entonces no me queda más que hacer lo mismo –dijo Kanon al rubio para después voltear hacia Albiore y darle indicaciones–. Bajen sus armas que nadie lastime de ninguna manera a Afrodita, quien lo toque será despedido, nadie le hará nada Shaka estas conforme.


–    Gracias –hablo el rubio–. Ahora Afro dame la pistola.


El de cabellos celestes despacio soltó la pistola dejándola en las manos de Shaka e inmediatamente se desplomo al piso tratando de contenerse, por su parte Kanon y Albiore al ver esto se dirigieron inmediatamente hacia Saga que seguía sangrando tirado en el piso y que estaba cada vez menos consiente, rápidamente el jefe de seguridad llamo a una ambulancia para posteriormente llevar al gemelo mayor y comenzó a hacer presión sobre una de las heridas mientras que Kanon lo hizo en la otra tratando de contener la sangre.


Shaka por su parte había entregado la pistola a uno de los guardias para después acercarse nuevamente al de ojos celestes y lo tomo entre sus brazos para posteriormente levantarlo y guiarlo hacia fuera de aquel cuarto abriéndose paso entre los presentes, lo llevo a la habitación contigua y lo recostó en la cama mientras que lo abrazaba y le acariciaba los cabellos.


Observaba al ocupante de la cama que se había quedado totalmente callado y solo dejaba fluir sus lágrimas en total silencio, el rubio no sabía exactamente que había llevado al de ojos celestes a tratar de asesinar a Saga pero por lo que veía tenía mucho dolor y sentimientos que el otro había guardado quien sabe cuánto tiempo. No supo cuanto tiempo paso hasta que comenzó a escuchar todo la agitación que ocurría fuera de la habitación así que decidió dejarlo sólo e ir a ver qué pasaba con Saga después de todo seguía siendo el padre de su hijo, cuando salió se encontró con que los paramédicos que llevaban al gemelo mayor en una camilla mientras seguían presionando las heridas, vio al señor Albiore que se encargaba de hacer a un lado a Sorrento y a Alberich que trataban de acercarse al peli azul más no veía a Kanon así que se encamino a la recamara y  ahí lo encontró tratando de hacer una llamada pero al parecer no podía marcarlo bien.


–    Kanon –llamo el rubio haciendo que el otro se fijara en él–, ¿está bien?


–    No saben, Shaka muchas gracias por lo que has hecho sino hubiera sido por ti mi hermano tal vez no tendría la posibilidad de recuperarse –decía el de ojos verdes mientras abrazaba al más joven– ¡Gracias, Gracias! Estoy consciente que para ti era mucho mejor que mi hermano muriera pero tú le has salvado a pesar de que lo odias por eso te estaré eternamente agradecido.


–    Al final es el padre de mi hijo y nadie merece la pena morir de esa forma –hablo Shaka posteriormente se separo un poco del abrazo del gemelo menor–, ¿dime a quien tratabas de llamar?


–    Trato de llamar a Mu pero no me contesta y tal vez ya debe estar por ir a donde lo cite y definitivamente esta noche no podría ir –se explicaba el más alto–, no sé qué hacer si no voy ni me logo comunicar con él creerá que lo deje plantado…


–    Tranquilo Kanon, tu ve con Saga y yo iré a buscar a Mu –interrumpió el de ojos turquesa–, y le explicare lo que ha sucedido pero a cambio deberé pedirte un favor nuevamente Kanon.


–    ¿Qué quieres? –cuestiono el gemelo menor.


–    Solo necesito que me ayudes a que Afrodita tenga atención psicológica, no está bien –se explico Shaka– y creo que tu sabes que las cosas que debe de haber pasado Afro no debieron ser muy buenas para llevarlo a todo esto, así que necesito que me ayudes a que pueda superar esto.


–    Está bien después de todo no puedo permitir que ande por ahí y en cualquier momento tenga otro de estos episodios e intente volver a asesinar a mi hermano –hablo Kanon–. Te daré la dirección donde me quede de ver con Mu, por favor explícale todo –continuó mientras tomaba un papel y una pluma para anotar la dirección–y después trae a Afrodita al hospital, también te daré el nombre y tu solo indícale al chofer a donde quieres ir y el seguirá tus ordenes.


–    Si, no te preocupes tu ve con tu hermano –dijo Shaka tomando el papel donde el gemelo había anotado las direcciones.


El gemelo menor de los Géminis salió en dirección a la salida de la mansión para seguir a la ambulancia donde iba su hermano mayor, mientras que por su parte Shaka pidió que el chofer estuviera listo ya que ellos también saldrían posteriormente regreso a la habitación donde había dejado a Afrodita y lo hizo levantarse para conducirlo a la limusina, sin perder más tiempo le entrego al chofer el papel que le había dado Kanon diciéndole que debían ir en primer lugar a la dirección que se encontraba en la parte superior y posteriormente ir al segundo lugar indicado.


No tardo mucho tiempo en llegar al lugar de encuentro que tendrían Mu y Kanon, le costó un poco encontrar a Mu hasta que lo distinguió parado cerca de una mesa mientras miraba para todos lados buscando a su amante, o al menos eso supuso Shaka,  con la mayor rapidez que podía se acerco a él y brevemente le conto lo que había sucedido hacia casi una hora en la mansión Géminis en seguida de terminar su relato tanto el rubio como el de cabellos lilas se dirigieron a la limusina y de inmediato se dirigieron al hospital. En el camino Mu observaba a Afrodita que había dejado de llorar pero permanecía en completo silencio observando al vacio, le recordaba a como lo había visto después de su llegada a la mansión pero mucho peor, parecía que su única conexión con el mundo era la mano que estaba aferrada a Shaka quien no lo soltaba, incluso cuando llegaron al hospital el de cabellos rubios lo ayudo a salir de la limusina para después entrar al edificio.

Notas finales:

muchas gracias por leer... espero sus comentarios (realmente espera que no la linchen como su amiga lo hizo) :D


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