Sentado, mi mirada perdida observando la arena que estaba entre los dedos de mis pies, pero mi oído escuchando una voz, mi amigo que permanece de pie con un celular en su oído, ambos frente a una tienda que al parecer continuaría cerrada hasta que llegara el amanecer, si, ya me habré ido cuando pase.
–¿Padre?, Sí soy Sasuke.
Mi vista vuelve a lo que minutos antes observaba, un helado con los colores de la bandera estadounidense, me gustaba esa combinación.
-Quería saber cómo estabas y… si escucho tu contestadora me imagino que estas en una junta o algo importante, pero…solamente escúchame.
Su voz, esa voz que tenía no sonaba como la de siempre ¿O era solo porque hablaba con su padre? No, el cambio estaba a la vista, mire hacia mi izquierda observando una blanca espalda y como su brazo subía para sobaba su sien.
-He cambiado, me he dado cuenta de muchas cosas, no he sido el mejor modelo de hijo ni te he dado el lugar y respeto que mereces. Lo lamento. –Su aliento se contenía un poco para continuar. – Quiero hacerte sentir orgulloso de mi, aprender a manejar mi vida como debería, concentrarme en mis estudios y sacar buenas notas, visitarlos más seguido…poder ejercer como abogado algún día.
Mi ceja se arqueo mientras llevaba ese helado a mi boca, frotando mis mejillas al sacarlo para volverlo a meter a mi boca, esto ya no era tan divertido como siempre.
-Tener mis prioridades en orden, porque al hacer eso puede que sea feliz, ¿está todo en eso no? Ser una buena persona.
Me levante sacudiendo un poco mi los pies para caminar hacia él abrazándolo por la espalda, mis brazos abrazaron sus hombros y bese por debajo de su nuca, si fuera más alto podría besarla totalmente, quería que supiera que estaba con él.
-Te amo papá, espero verte pronto.
Sentí como el aire que había comprimido desde que inicio la llamada lo soltó al mismo que colocaba el iphone en mis nudillos. Tome el aparato y lo intercambie por esa paleta que tenía en la mano que había empezado a gotear.
-Gracias. – Le respondí en agradecimiento mientras se volteaba para verme con esos ojos oscuros y penetrantes, incluso con esos lagos profundos pude sentir el apoyo que igual me brindaba para comenzar la llamada.
No perdí tiempo en teclear ya que llevaba el celular de mi madre en su agenda, después de todo es buen amigo de ella, lo conoce desde pequeño y mi madre lo ve como si fuera un hijo, mi hermano. El sonido del celular sonando del otro lado me hace cerrar los ojos y esperar a que tal vez tuviera la misma suerte de Sasuke y pueda ser recibido por una contestadora.
-¿Sasuke? ¿Hola?
-Hola Madre. Lamento no haber llamado en un tiempo.
-¿Naruto? ¿Por qué no me has llamado todo este mes? También al llamar a Sasuke nunca me respondió. ¡En qué diablos piensas me tenías preocupada!
-Sí, lo sé, lo lamento mamá. – Comencé a caminar en dirección a donde me encontraba hace rato, sentado en la entrada de la tienda solo que ahora era mi espalda apoyada en la puerta de vidrio y madera y no mi trasero en la acera. – Solo vine a florida para pasar las vacaciones de primavera, no debes preocuparte.
-Ah, solo quieres verme mortificada. – Su voz sonaba menos preocupada, supongo que le aliviaba más el saber que no le llamaba desde alguna estación de policía. -¿Y bien? ¿Cómo estuviste?
Mi mirada de dirigió a Sasuke que había preferido no presionarme con la mirada y ahora solo miraba el océano frente a nosotros, así no podría tartamudear para continuar engañando a mi madre.
-Fue divertido, veo todo de una forma diferente mamá, siento que soy otro. Fueron días increíbles y no olvidare esto que pase, jamás podría. – Subí mi mano a mi cabello peinándolo un poco, unos mechones rubios se quedaron en mis dedos cuando los mire. – Voy a volver a la escuela, voy a visitarte apenas tenga la oportunidad, no te preocupes porque entrare tarde al colegio, obtuve permiso.
Mi madre suspiro pesado calmándose de más. Tan mal hijo era para que con esa declaración sintiera un orgullo enorme? Supongo.
-Lo importante es que supe de ti, ahora necesitas regresar de inmediato, no quiero más mortificaciones Naruto.
-Lo sé mamá, quiero cambiar eso. – Sasuke volteo a verme al fin, justo para darle más significado a mis siguientes palabras. – Te amo.
-También te amo mi amor, llámeme de nuevo cuando vengas en autobús.
Sonreí para terminar la llamada, amaba a mi madre, era el peor hijo.
Miraba a Sasuke mientras observaba como había acabado ya con esa paleta y solo quedaba la madera delgada entre sus dedos, aún húmeda la acerco a mi boca para terminar con ese líquido algo espeso. Lo arroje fuera de mi boca con mi mano derecha y tome fuerte los cabellos de Sasuke para besarlo anhelante. Sasuke solo rodeo mi cintura para que nuestros pechos desnudos se tocaran y nuestros bóxers playeros se recordaran. Amaba besarlo, me daba tranquilidad cuando lo hacía, era el único que me hacía olvidarlo todo mucho más que la cocaína.
Cuando dejamos de besarnos para recuperar aire, pegue mi mejilla a su boca sintiendo mi propia saliva humedecerla, mis ojos se entrecerraron para después soltar una lagrima que no paso desapercibida por él, y solo después todo paso rápido.
Me encontraba en la arena con el cuerpo de mi amante entre mis piernas, penetrándome como un sinfín de veces había hecho, aliviándome y llevándose el dolor de seguir atados a cosas que nos hacían daño, que aún sabiéndolo no lo abandonábamos, nos encantaba. Las lagrimas que habían empezado a salir incontenibles ahora se combinaban con la necesidad de liberarlas por tanto placer, con mis brazos a su espalda combinados de arena y sudor por la actividad, pensé en lo que hice, de una manera masoquista, no cambiaría nada porque tal vez este siempre fui yo y solo vine aquí para confirmarlo, tal vez así seremos toda nuestra vida, Sasuke.
No quiero volver, no quiero alejarme de esto, de lo que soy.
Quiero que estas vacaciones, duren para siempre.