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88 Días por Ms Aria

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Notas del capitulo:

Y... por fin, y tras una larga espera, aquí está por fin el epílogo de 88D.

El epílogo.

La última vez que actualizaré este fic, y la última vez que os digo hola desde aquí en esta historia.

Ya me pondré sentimental luego. De momento, a leer :D

(y yo dije que iba a ser corto. Uy, sí, corto :__D)

Epílogo: 67 días después.

 

Baekhyun entró a su audición tres minutos tarde, con la etiqueta con su nombre y número torcida, el pelo revuelto y una sonrisa estúpida en los labios. Cuando le preguntaron por qué estaba optando a una beca tan exigente como aquella, decidió dejar a un lado el razonamiento plenamente justificado que siempre repetía y dijo simplemente que aquello era lo que quería, lo que quería de verdad. Al preguntarle, después de la entrevista, qué era lo que les iba a cantar, el chico se dio cuenta de que lo que le había dicho a Chanyeol era verdad y que su cerebro parecía incapaz de recordar todo lo que había estado ensayando durante el último mes, así que se encogió de hombros y, en vez de tratar de concentrarse en las complicadas armonías que llevaba practicando durante días, cerró los ojos y cantó.

Cantó la misma canción que había ensayado con Chanyeol el primer día que su vecino había ido a ayudarlo a su casa. Cantó las notas como las recordaba y la letra tal y como le vino a la mente, pero – y por mucho que muy probablemente estuviera cometiendo errores y no hubiese llegado del todo al tono aquí y allí – cuando terminó estaba contento, satisfecho, mucho más de lo que lo había estado al terminar cualquiera de sus otras audiciones.

Puede que lo eligieran aquella vez, o puede que no, pero, fuera como fuese, había decidido tratar de evitar que algo que le gustaba tanto le causara ansiedad y sufrimiento.

Ya lo había pasado bastante mal durante las últimas semanas. Ahora, suponía, había llegado su turno de preocuparse sólo por lo que le hacía feliz.

Al principio, sin embargo, todo aquel cambio en su vida le resultó muy raro. No se trataba del hecho de haber tenido a Chanyeol esperando a la salida de la audición, todo él ojos brillantes y una sonrisa enorme, después de haber creído que había perdido al otro chico para siempre, ni de cómo se habían escapado a dar vueltas por la ciudad a pesar de que tendrían que haber estado en clase o en casa; ni mucho menos de los besos de despedida por la noche en su portal – Baekhyun no creía que le costase acostumbrarse a todo aquello; de hecho, pensaba que ya estaba empezando a considerar el que Park Chanyeol le rodease la cintura con los brazos y sonriese contra sus labios como algo útil y necesario para su vida diaria y cotidiana – sino de todo lo que había ido viniendo después.

Hacía tres meses, se había pasado las mañanas sentado en su sitio de siempre, frunciendo el ceño y poniendo los ojos en blanco cada vez que Park Chanyeol entraba, dándoles a todos los buenos días con un tono de voz terriblemente alto y saludando con la mano. Si alguien le hubiese dicho entonces que apenas noventa días más tarde él iba a estar parado a su lado – y un tanto avergonzado – mientras saludaba, le habría preguntado a su interlocutor con qué clase de objeto contundente se había golpeado la cabeza para siquiera imaginar tamaña estupidez.

Y, sin embargo, allí estaban, atravesando la puerta juntos mientras Chanyeol sonreía como un idiota y levantaba una mano y todas las conversaciones dentro del aula se detenían de golpe.

—¡Buenos días! —exclamó, y, durante un momento, no respondió absolutamente nadie. Más bien, todos los miraron como si quieres acabaran de aparecer en el umbral fueran un par de alienígenas con superpoderes y no sus compañeros de clase de siempre. Baekhyun suponía que era lógico, aunque sólo fuera porque, al principio de la semana, Chanyeol había estado desprendiendo ondas de hostilidad hacia él y ahora era todo sonrisas mientras le pasaba la mano con la que no estaba saludando por el hombro, pero aún así, saberse el centro de atención en una situación como aquella era raro.

—¿Podemos sentarnos? —murmuró, y Chanyeol asintió y lo acompañó hasta su sitio, una presencia cálida contra su piel. Baekhyun habría agradecido la calma de estar de nuevo en su esquina de siempre si no hubiera sido por Kyungsoo, que, ya sentado en su pupitre y veinte minutos pronto como de costumbre, lo estaba mirando desde abajo con una expresión un tanto inquisitiva.

—Veo que habéis hecho las paces —comentó con un tono que dejaba traslucir un claro reproche—. Me alegro por vosotros dos, aunque podíais haberme llamado, ¿no? Y estoy hablando especialmente contigo, Park Chanyeol. Estaba preocupado.

Chanyeol, a su lado, abrió mucho los ojos y comenzó a murmurar una disculpa, y Baekhyun le rozó el antebrazo con una mano para tranquilizarlo y se sentó. Era cierto que el otro chico le había dicho que Kyungsoo lo había llamado (y Kyungsoo cuando quería podía llegar a dar mucho miedo) pero, una vez la crisis había terminado y él había pasado a estar increíblemente feliz, se le había olvidado del todo que, tal vez, su mejor amigo necesitase una confirmación de cualquiera de los dos para saber que todo había acabado saliendo bien.

—Se nos fue de la cabeza —se disculpó—. Lo siento.

Kyungsoo asintió, y Baekhyun dio el problema por zanjado. Estaba a punto de girarse hacia Chanyeol antes de que éste siguiera su camino hacia su propio asiento – básicamente para desearle buena suerte durante la mañana de clases y decirle que se pasaría por su sitio en el descanso - cuando pudo sentir a su mejor amigo clavándole los ojos en la espalda.

—Baek —oyó que lo llamaba Kyungsoo, bajando la voz hasta hacerla casi inaudible.

—¿Qué pasa?

—¿Y bien?

—¿Y bien qué?

Kyungsoo desvió la mirada de uno a otro como si no pudiera acabar de creerse que estuviera manteniendo aquella conversación.

—Chanyeol y tú —dijo despacio, todavía en un susurro un tanto irritado—. ¿Estáis saliendo oficialmente juntos ya o tengo que pegaros en la cabeza con un diccionario hasta que decidáis dejar de hacer el tonto de una vez?

Baekhyun estaba separando los labios para decir que muchas gracias, pero él no había estado arreglándose el pelo durante cuarenta minutos para aquello, cuando lo que Kyungsoo acababa de preguntar se abrió camino hacia su cerebro y lo hizo atragantarse con sus propias palabras. Notaba el hormigueo en el estómago y, de repente, ni siquiera sabía muy bien a dónde mirar, así que casi se cayó de la silla cuando oyó a Chanyeol soltar una risita insegura.

—No hemos hablado de ello —confesó con una sonrisa incómoda bailándole en los labios, y Baekhyun se olvidó momentáneamente de que estaba en clase y quiso golpearse la cabeza contra la mesa, porque a pesar de haberse pasado todo el día anterior juntos, en ningún momento se le había pasado por la mente definir su relación y después de todo lo que había pasado, no sabía qué quería Chanyeol, si necesitaba más tiempo—. Aunque supongo que… ¿sí? —sus ojos se cruzaron con los de Baekhyun y automáticamente rectificó—. Si tú quieres, digo. Yo no obligo a la gente a salir conmigo si no quie...

Baekhyun ni siquiera se dio tiempo a tomar aire.

—Sí —dijo—. Quiero. Sí.

Automáticamente, Chanyeol esbozó una sonrisa que era al mismo tiempo terriblemente brillante y satisfecha hasta un punto casi infantil.

—Vale —respondió, y Baekhyun se encontró riendo, y quiso contestar, pero no le dio tiempo, porque una nueva voz los interrumpió.

—¡Dios mío! ¡Acabo de escuchar lo que estaban diciendo y Park Chanyeol está saliendo con Byun Baekhyun! ¿Habéis oído? ¡Park Chanyeol ha conseguido que Byun Baekhyun salga con él!

El chico apenas tuvo tiempo de murmurar un “¿eh?” antes de que la clase estallara en comentarios y gritos de incredulidad, y en que gente con la que no había hablado en la vida se dedicara a mirarle raro a él y a darle palmadas en la espalda a Chanyeol, al que toda la situación daba la impresión de parecerle entre muy surrealista, muy incómoda y muy graciosa.

Los comentarios los persiguieron durante toda la mañana, en clase, en los pasillos y cuando entraron al comedor, y, por una vez en su vida, Baekhyun casi se alegró – casi – de encontrarse a Jongdae (acompañado de Luhan, Sehun, Kyungsoo e incluso Kai) sonriendo como una especie de gato atiborrado de sardinas desde su mesa de siempre.

—Vaya —dijo al verlos llegar y sentarse, el uno al lado del otro y justo enfrente de él—. Pero si son Baekhyun y su novio. Las noticias vuelan, ¿sabéis? Felicidades.

Chanyeol sonrió y comenzó a dar las gracias, pero Baekhyun apoyó el rostro en la palma de su mano abierta y suspiró. Sabía de sobra a quién de los dos habían ido dirigidas principalmente aquellas felicitaciones y no sabía si gruñir o sonreír también porque después de todo estaba más que contento.

—Es lo que todo el mundo lleva diciéndome durante las cuatro últimas horas —acabó protestando, en un tono que no era creíble del todo—. Pensaba que al menos podría librarme de eso mientras comía aquí.

Jongdae se metió una cucharada de sopa verde pantano en la boca con tanto entusiasmo que cualquiera hubiera podido pensar que la encontraba deliciosa. No tardó en hacer una mueca y tragar, pero Baekhyun ni siquiera tuvo tiempo de bromear con lo terrible del menú, porque su amigo se había inclinado hacia delante en su asiento con una sonrisa tan grande en la cara que el chico empezó a temer por su vida.

—¿Librarte, ByunBaek? ¿Librarte? —repitió—. Después de años enteros de ignorarlo, meses de negación estúpida, prácticamente fornicar en mi baño y hacer que casi nos dé un ataque a todos estos últimos días por vuestra culpa, eres el novio oficial de Park Chanyeol y estás encantado por ello. Es como una mina de oro para los chistes; voy a tener material hasta que nos hayamos graduado de la universidad para reírme de ti.

La perspectiva de tener a Jongdae riéndose en su cara hasta los veintitrés era cualquier cosa menos agradable, así que Baekhyun apoyó las manos en la mesa y separó los labios para contestar. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo otro que había dicho y, muy a su pesar, sintió que se le enrojecían las puntas de las orejas.

—¡No había nadie fornicando en tu baño, imbécil! —protestó, pero Jongdae se encogió de hombros.

—He dicho casi.

—Estáis sacando las cosas de quicio. No fue para tanto.

Esta vez fue Kyungsoo quien contestó, mirándolo desde debajo de su flequillo oscuro con la misma mueca exacta que cuando Baekhyun le pedía copiar su tarea porque, según él, no había tenido tiempo para hacerla la tarde anterior.

—Te recuerdo que abrimos la puerta cuando estabais dentro —dijo, y Baekhyun se cubrió el rostro con los manos.

—No fue para tanto —repitió, separando los dedos el espacio justo y necesario para girarse hacia Chanyeol y mirarle a la cara—. ¿No vas a decirles nada? Que yo sepa tú eres la otra mitad interesada en esta conversación.

Todo lo que hizo el idiota de su novio fue abrir mucho los ojos y reírse en voz baja.

¿Oops?

Y Baekhyun puso su mejor expresión ofendida, y lo golpeó en el brazo con el puño cerrado – demasiado flojo como para hacerle daño, aunque Chanyeol murmuró un “au” igualmente – pero no tardó mucho en inclinarse hacia delante y soltar una carcajada porque, y visto en retrospectiva, el momento en el que sus amigos habían entrado en tromba en el baño aquel día había sido surrealista.

—Sois todos terribles —volvió a protestar, pero nadie le hizo caso salvo Chanyeol, que, sentado a su lado, sonrió y se encogió de hombros, como si estuviera dando por sentado que no había nada que hacer.

Tal vez no lo hubiera, después de todo, porque sus amigos iban a ser el mismo grupo de personas horribles durante lo que les quedaba de vida, pero al menos estaba contento de tenerlos ahí, contento de volver a comer con todos en su misma mesa de siempre y contento de haber recuperado a Chanyeol después de todo lo que había pasado durante el último mes.

Eso, no obstante, no quería decir que absolutamente todo estuviera cerrado, y Baekhyun sabía de sobra que todavía le faltaban cosas por hacer si quería que todo aquello saliera bien. Por eso, aprovechó el momento en el que Kai se levantó y salió del comedor para excusarse un momento y seguirlo, prácticamente echando a correr para alcanzarlo antes de que se perdiese en algún lugar de los corredores de la zona.

Lo encontró nada más salir del comedor, sin embargo junto a la máquina de bebidas que había en el pasillo. Parecía enormemente concentrado en contar su dinero y escoger qué refresco quería beber, pero levantó la cabeza con una lentitud casi indolente cuando vio que el chico se detenía junto a él.

 —Baekhyun —dijo. El chico tragó saliva.

—Kai —respondió. Ni siquiera sabía por dónde empezar, y la última vez que se habían encontrado más o menos a solas había acabado con él tirado en el suelo y el otro chico gritándole y peleándose con su novio justo después. Baekhyun no quería que aquello volviera a suceder, así que tenía que tener cuidado—. ¿Podemos… Podemos hablar un momento?

Kai miró a su alrededor primero una vez y luego otra y finalmente lo miró y asintió. No parecía especialmente enfadado, pero aún así Baekhyun tuvo que hacer un esfuerzo para mirarlo directamente a los ojos.

—Uhm —comenzó, buscando las palabras—. Supongo que sabes que Chanyeol y yo…

Al otro chico pareció hacerle gracia su elección de palabras, porque se echó a reír. Parecía estar haciéndolo de modo sincero, sin embargo, así que Baekhyun decidió esperar a que acabase, cambiando el peso del cuerpo aún un tanto nerviosamente de un pie a otro.

—Claro que lo sé —terminó diciendo Kai—. Kyungsoo me ha escrito esta mañana para decírmelo; Chanyeol se ha pasado toda la clase de matemáticas enviándome mensajes al móvil; Jongdae lo acaba de repetir en la mesa y absolutamente todo el mundo está hablando de ello. Si querías darme una sorpresa, llegas tarde: os habéis convertido en la pareja de moda.

—Ah —Baekhyun lo sabía, llevaba sabiéndolo toda la mañana; había escuchado alguna de las cosas que decían, pero había decidido dejar de prestar atención—. ¿Qué es lo que piensas de ello?

Kai pareció divertido.

—¿Yo?

Baekhyun tragó saliva.

—Escucha, sé que tú y yo no empezamos con buen pie el año pasado, y que hemos seguido con un pie aún peor hasta ahora, pero tal y como están las cosas los dos hemos acabado siendo los novios de nuestros respectivos mejores amigos —el chico hizo una pausa—. Lo que quiero decir es que creo que deberíamos hacer las paces. Tal vez no ser amigos, no todavía, si no quieres, pero al menos intentar llevarnos bien. Sé que no te gusto, pero…

El otro chico apoyó la espalda en la máquina de bebidas y lo miró con una ceja arqueada.

—¿Sabes? Yo nunca dije que desaprobase tu actitud como persona. Lo único que tenía claro era que no me parecías bien para Chanyeol —Baekhyun fue a decir algo, pero Kai sacudió la cabeza y lo interrumpió—. Había algo muy injusto en la manera en la que él te perseguía a todas partes y tú lo tratabas como si no mereciera la pena. Cuando empezasteis a hablar más, todo el mundo daba por hecho que, tarde o temprano, él se te acabaría declarando y tú lo rechazarías y le romperías el corazón. Muchos aún piensan que acabaréis mal en menos de un mes.

Baekhyun negó con la cabeza.

—Pueden decir lo que quieran —murmuró y Kai, por primera vez, le sonrió.

—Llevo todo este último mes observándote —dijo—. Al principio, empecé a hacerlo porque ‘Soo me llamó hecho una furia y me preguntó que “cómo podía haberle hablado así a alguien que lo estaba pasando tan mal”. Luego seguí haciéndolo por curiosidad, porque al principio no le creía pero en un momento dado me di cuenta de una cosa.

—¿De qué?

—De que, aún después de haberos peleado, aún después de que él se hubiera desquitado contigo y probablemente te hubiera dicho cosas no del todo agradables, tú seguías saludando a Chanyeol todas las mañanas. De que cuando nos cruzábamos por los pasillos siempre le sonreías y lo saludabas, y que ponías una cara rara cuando él te contestaba de mala gana o no decía nada, pero lo seguías haciendo al día siguiente, y al otro. Eso a duras penas tenía que querer decir algo.

Baekhyun no supo muy bien qué responder.

—Así que eso quiere decir que… —comenzó. Kai se giró hacia la máquina de bebidas de nuevo y, tras sacarse una moneda del bolsillo, finalmente se decidió por una de ellas y pulsó un botón.

—Supongo que quiere decir que Kyungsoo siempre tuvo razón y yo estaba equivocado contigo —replicó, agachándose a coger la lata y suspirando, con un aire considerablemente más infantil y un tanto hastiado. Baekhyun se preguntó si aquel sería el aspecto que tenía normalmente Kim Jongin cuando no tenía que fingir ser el rey de la escuela y estaba a solas con la gente que le caía más o menos bien—. Voy a tener que pedirle perdón, ¿sabes? Y se va a poner terrible. Kyungsoo siempre se pone terrible cuando sabe que ha tenido la razón desde el principio y no se le ha hecho caso.

Aun a pesar suyo, Baekhyun se rió.

—Dímelo a mí. Es mi mejor amigo, ¿recuerdas? Y puede parecer callado, pero en el fondo es una fiera.

Kai arqueó las cejas y sonrió, y no tardó en levantarse con la lata de refresco fría en las manos y señalar con la cabeza hacia la puerta.

—Tú me lo vas a decir. ¿Vamos?

Baekhyun asintió y comenzó a andar al lado de Kai, de vuelta hacia el comedor. El corredor estaba vacío y silencioso en aquel momento, así que el chico notó el momento exacto en el que su acompañante se detuvo, jugueteando con la lata todavía cerrada entre los dedos.

—¿Ocurre algo? —preguntó, girándose.

Kai pareció pensarlo durante un instante, pero finalmente esbozó una sonrisita burlona que hizo que Baekhyun se lo quedara mirando con los ojos muy abiertos.

—No iba a decir nada, pero ahora que hemos decidido llevarnos bien tengo una pregunta. Una personal —comentó, y Baekhyun asintió, preguntándose a qué venía aquello ahora—. Antes te dije que te estuve observando durante este último mes, pero lo cierto es que también hablé con algunos de tus exnovios, sólo porque quería hacerme una idea de por qué ellos no y Yeol sí. Ya me entiendes.

Baekhyun asintió, aunque no hubiera podido decir que entendiese mucho.

—La cuestión es que mientras investigaba creo haberme enterado de algo que no me esperaba en absoluto —añadió Kai entonces, todavía con aquella sonrisa un tanto irritante en la cara. Guardándose la mano que tenía vacía en el bolsillo, el otro chico avanzó hasta colocarse a su lado y se inclinó sobre su oído—. Mi pregunta es esta, Baekhyun. ¿Saben tu mejor amigo y tu novio que, a pesar de lo que se dice por ahí tú sigues siendo, y estoy casi seguro, virgen?

Baekhyun parpadeó. Una vez. Otra. Otra más. Después, pegó tal salto que estuvo a punto de caerse al suelo de culo, y lo peor de todo es que podía escuchar a Kai reírse delante de él.

¿…QUÉ? —exclamó, pero Kai no le hizo ni caso, porque estaba soltando tales carcajadas que parecía estar próximo a caerse de bruces sobre el suelo de linóleo.

—Ay, la cara que has puesto —repetía—. Creo que al final sí que vamos a acabar siendo buenos amigos. O al menos si le grabas la reacción a Chanyeol cuando se lo cuentes.

Baekhyun ni siquiera sabía qué pensar al respecto.

—Por favor, dime que esto no es alguna especie de venganza rara —susurró. Kai simplemente siguió riéndose. Y a Baekhyun le hubiese gustado poder mirarlo mal, pero estaba de demasiado buen humor como para enfadarse, aunque fuera por algo como aquello.

Más adelante aquel día, de todas formas, Chanyeol tuvo que sostenerlo para que no acabara caído en el suelo de la risa porque, después de faltar a la primera hora de clase de aquella tarde, Kyungsoo – Kyungsoo, por el amor de dios, Kyungsoo – apareció durante el descanso con un cubo y una fregona y junto con el bedel, que iba gritándole que tenía merecido que lo hubieran castigado a limpiar todos los pasillos de la planta después de clase por “utilizar para fines impropios el cuarto de las escobas”.

Después de aquello, su vida comenzó a ir más y más a mejor.

Chanyeol tenía que seguir estudiando – diferentes exámenes de acceso, becas, posibilidades – y Baekhyun tenía que preparar su parte en la actuación del coro del festival escolar, pero se las apañaban para sacar horas, de todas formas. Les quedaban las mañanas yendo juntos a clase, y la hora de comer, y las tardes en las que la madre de Baekhyun tenía turno completo y no había nadie en casa. La gente del instituto seguía hablando, como le había dicho Kai, pero fueron quedándose callados al comprobar que seguían igual de juntos que al principio al pasar dos semanas, un mes, mes y medio.

No es que su opinión fuera importante, de todas formas.

Al llegar el festival escolar, Baekhyun seguía sin tener un solo de voz, exactamente igual que hacía casi cinco meses, cuando había hablado por primera vez con Chanyeol sobre ello en la parte trasera del salón de actos, así que salió junto a todos los demás, vestido con camisa blanca y pantalones negros, y permaneció en el fondo, mirando a Jongdae con una sonrisa mientras su amigo alzaba la voz durante la parte individual que le hubiera gustado tener a él. Luego llegó la parte conjunta y él volvió a cerrar los ojos y a cantar, y a tratar de no reírse en el intento, porque puede que no tuviera ningún solo, pero al menos tenía al novio idiota que más aplaudía desde el público al acabar los números, y eso también estaba bien.

Por no hablar del novio idiota que se lo llevaba aparte al acabar el recital antes de que el resto de sus amigos apareciese para felicitarlo como era debido. Y que hacía que Jongdae, al volver, los mirara con una ceja arqueada.

—¿Sabéis? —dijo, señalando a su alrededor y expulsando el aire en un suspiro notablemente exagerado—. Se supone que la estrella del recital soy yo y aquí todos habéis venido en parejitas. ¿Se puede saber qué pasa con vosotros? ¿Desde cuándo me he convertido en el sujetavelas oficial de este grupo?

Baekhyun se encogió de hombros y se cubrió los labios – un tanto hinchados – con una mano. Luhan, que se había traído a Sehun con él después de insistir mucho que aquello no quería decir nada, le sonrió, arqueando las cejas sobre su rostro perfecto.

—Si tan solo estás, siempre podías buscarte a alguien —comentó—. La profesora Kim de economía ha venido con su marido y su hijo. Ya que tanto ibas a la biblioteca a espiarlo, podrías…

Jongdae se giró para mirarlo.

—No. Vosotros sois una panda de adolescentes hormonados, pero yo no soy así. Yo soy vuestro querido amigo soltero, el que siempre habíais deseado, y ya estoy planteándome qué nombres ponerles a todos los futuros gatos que me acompañarán en mi vida de soledad, muchas gracias.

—Eso es triste, Jongdae —intervino Baekhyun, tratando de esconder una sonrisita burlona.

—No, concepto equivocado. Lo que es triste es necesitar una banqueta para besar a tu novio.

—Sí, seguro que es mucho más agradable besar a tu gato imaginario y llenarte la boca de pelos inexistentes.

Kyungsoo se interpuso entre los dos con los brazos cruzados.

—¿Pero queréis parar ya? —exclamó, y automáticamente los dos guardaron silencio.

Y así, uno detrás de otro, los días iban pasando, y Chanyeol hizo todos sus exámenes y, cuando él fue a buscarlo a la salida del último, le dijo que le había salido estupendo, y que estaba seguro de poder entrar a cualquier universidad.

“No a cualquiera” había pensado él, apoyándole la cabeza en el hombro en el camino en autobús de vuelta a casa. Porque a veces, y aún a pesar de todo, no podía evitar acordarse de todo lo que había sucedido hacía ya dos meses, y en esos instantes todavía se sentía angustiado, todavía tenía miedo; todavía sentía un deje de ansiedad al pensar que iba a mirar hacia donde estaba Chanyeol y a no encontrárselo allí, o que el otro chico iba a observarlo con los ojos duros y vacíos y a decirle que no lo quería con él. La sensación jamás duraba, porque Chanyeol siempre le sonreía y empezaba a hablar más alto de lo normal para distraerlo o, si estaban solos, suspiraba y le pasaba una mano por los hombros o, como ahora, por la cintura, para pegarlo más contra sí.

Baekhyun no estaba seguro de si Chanyeol sabía en qué estaba pensando él exactamente, pero igualmente le estaba infinitamente agradecido por la intención. A cambio, él se había pasado más de una noche mirando programas de becas hasta tarde, porque puede que no aquel año, pero más adelante quizá pudieran aceptarlo en otra beca distinta y – por mucho que Chanyeol dijera que eso era algo que aquellas alturas ya le daba igual – él quería estar allí para verlo y felicitarlo por ello.

Su vida seguía adelante, sí, y, antes de darse cuenta, el curso estaba acabando y Kyungsoo – el estudiante con mejores notas que no se había visto implicado en el robo de ningún examen – estaba dando el discurso de graduación. No les quedaba mucho más, decía, y pronto todos comenzarían una nueva etapa en sus vidas.

Y Baekhyun le habría dado la razón, sí, y había aplaudido como los otros, pero muy a pesar suyo había sido incapaz de estarse quieto sobre su asiento – ganándose una mirada reprobatoria de su amigo desde el estrado – y se había pasado la charla entera balanceándose de un lado a otro. Incluso al volver a casa después con Chanyeol, había estado tan histérico que no había sabido ni qué hacer con las manos, y tras deshilachar uno de los puños de su camisa a costa de tirar de los hilos sueltos, se las había acabado metiendo en los bolsillos de la americana.

Lo había hecho en voz muy baja, pero Chanyeol se había reído, y Baekhyun se había girado para mirarlo.

—¿Qué? —había gruñido, sonando más atropellado que enfadado.

—Estás nervioso. Y es divertido.

—Claro que estoy nervioso.

Chanyeol sonrió como si todo aquello le hiciera mucha gracia, y Baekhyun se debatió entre esconderse detrás de él o tirarlo al suelo de una patada en el trasero. Finalmente, optó por buscar entre sus cosas las llaves de su portal.

—Se supone que es tu gran día, Baekhyunnie.

—No.  Es el día en el que me rechazan por enésima vez y acabo matriculándome en económicas para el año que viene. Eso es lo que es.

Chanyeol se encogió de hombros sin dejar de sonreír mientras Baekhyun abría la puerta y los dos comenzaban a subir hacia su apartamento.

—Bueno, económicas no es tan malo. Piensa en que podía ser administración de empresas.

Baekhyun hizo todo lo posible para mirarlo mal, pero no tuvo precisamente mucho éxito.

—No estás ayudando, Park Chanyeol.

—Hago lo que puedo.

Su madre le había escrito al móvil para decirle que su carta – la carta que llevaba esperando dos malditos meses – había aparecido, por fin, aquella mañana en su buzón. Ella había tenido que marcharse a trabajar, y Baekhyun no había podido perderse el discurso de cierre del curso para llegar a casa antes, así que no habían podido coincidir. De no haber estado allí Chanyeol, habría tenido que abrirla solo.

—No sé si quiero enterarme —susurró, sintiendo súbitamente las rodillas muy débiles. Su madre le había dicho que le iba a dejar la carta en el salón y ahí estaba, un sobre grande y blanco sobre la mesita del café. Baekhyun no podía dejar de mirarlo y, al mismo tiempo, sentía el impulso de clavar los ojos en el suelo y dejarlos así eternamente—. No quiero enterarme si son malas noticias. No podría… No.

—Baek…

—Ni siquiera canté lo que tenía que haber cantado, Yeol; ni siquiera sé lo que hice, y todos sabemos que hago idioteces cuando no sé qué hacer —sintiendo la histeria arremolinándosele en el estómago, el chico miró a su alrededor y vio a Chanyeol mirándolo con preocupación desde al lado del sofá—. Ábrelo tú, ¿quieres? Ábrelo tú y dime lo que es. Por favor.

Durante un momento, Baekhyun creyó sinceramente que su novio iba a hacerle caso. Tras dudar un instante, se había inclinado y había recogido el sobre de la mesa, pero, en lugar de abrirlo, se acercó a él y se lo tendió, con una sonrisa en los labios. No era una de sus sonrisas enormes de siempre, toda ella luz y dientes brillantes, sino un gesto más suave, tranquilizador, más íntimo, y Baekhyun se encontró cogiendo el sobre con la punta de los dedos sin apartar los ojos de él.

—Baekhyun —lo oyó llamarlo—. Lo que quiera que haya ahí dentro es tu sueño. Tú eres el que ha luchado por ello. Tienes que ser tú quien lo abra, no yo.

El chico volvió a mirar el sobre y se mordió el labio.

—Jongdae va a entrar becado en esta escuela —susurró—. Y ya lo oíste cantar en el festival escolar. Sabes cómo lo hace.

—¿Y? A mí me gusta más tu voz.

—Tú no eres objetivo con lo que tiene que ver conmigo.

—Y tú tampoco eres objetivo contigo mismo. Ábrelo, ¿quieres?

Baekhyun dudó durante un momento más, mientras observaba a Chanyeol retroceder hasta detenerse junto al sofá otra vez. Después, asintió, cerró los ojos y rasgó el sobre con cuidado.

Dentro, igual que en la ocasión anterior, había varias capas de papel de burbujas y un único folio, con caligrafía oscura escrita sobre fondo blanco y el sello de la escuela de turno, a color, en la esquina superior derecha. Todo era familiar, tanto que le costó empezar a leer, concienciarse para saber lo que le esperaba.

Byun Baekhyun – número de resguardo 060000987609-587.

Estimado señor Byun…

Los ojos del chico viajaron a través de las líneas, empapándose en las palabras, tratando de buscarles un sentido. Intentando mantener la respiración estable, leyó una frase tras otra, sujetando la carta con tanta fuerza que estaba logrando arrugar el papel. Por fin, sus ojos llegaron al final, se clavaron en el último cúmulo de palabras, se mantuvieron fijos allí. Y, entonces, se sintió soltar algo parecido a un quejido y se cubrió los labios con las manos. Sentía la visión borrosa, las piernas fallarle y todo su cuerpo temblar.

—Chanyeol —susurró—. Chanyeol.

En menos de un segundo, el otro chico estaba allí, sosteniéndolo por los hombros con unas manos muy cálidas, y él estaba ahogando los sollozos, con una mano aún sobre la boca y la carta fuertemente sujeta en la otra.

—Baekhyun —lo escuchó llamarlo—. Baek, ¿qué pasa?

El chico abrió la boca para responder, pero todo lo que salió de entre sus labios fue una especie de graznido, así que en lugar de eso le tendió a Chanyeol la carta que todavía sujetaba entre los dedos temblorosos de la mano derecha.

—¿Puedo? —le preguntó el otro chico, y, cuando él asintió, la aferró con cuidado. Baekhyun, todavía incapaz de hablar, lo observó con el corazón en un puño mientras sus ojos se movían, mientras leía una palabra tras otra y, tras un rato, llegaba al final—. Ah, esto es… —comenzó a decir, parpadeando. Luego, bajó la carta y le sonrió—. Lo sabía, Baekhyunnie. Felicidades.

Baekhyun se llevó la otra mano a los labios.

—Me han aceptado —susurró, y Chanyeol asintió—. Estoy dentro. Me han aceptado, Yeol. Me han…

—Sí —el otro chico se rió, y Baekhyun quiso imitarlo, pero en aquel momento estaba temblando y llorando, y ni siquiera estaba muy seguro de poder hacer nada más que estar plantado allí como un idiota—. Y te estoy felicitando, pero no sé si debería ahora que sabemos que te va a tocar aguantar a Jongdae y a su futuro harén de gatos de soltero durante toda tu vida universitaria, así que…

Baekhyun soltó una carcajada que se convirtió en un sollozo ahogado tan pronto como salió de entre sus labios. Y sabía de sobra que era un experto en hacer tonterías cuando no podía pensar bien, pero aquel era su día, y Chanyeol era su novio, y de todas formas no creía que al otro chico le importase mucho después de aquellos últimos dos meses, así que cruzó la distancia que los separaba en un paso y se tiró encima de él para besarlo.

Chanyeol soltó una exclamación, y Baekhyun lo sintió perder el equilibrio y arrastrarlo con él hasta caer sobre el sofá, y en esa ocasión sí que se habría reído si no fuera porque tenía la boca ocupada en otra cosa y sentía las manos de Park Chanyeol en la cintura, en algún punto por debajo de la americana de su uniforme.

Se estaba acostumbrando también a aquello, sí, a cerrar los ojos y a soltar de golpe todo el aire, a acabar sentado a horcajadas en el regazo de Chanyeol y a sonreír entre besos al sentir cómo los músculos del otro chico se tensaban bajo su contacto cuando le rozaba con los dedos los hombros, los brazos, a pesar de la capa de tela aún entre piel y piel.

—¿Estás más tranquilo, asumo? —le susurró su novio al oído tras un rato, y Baekhyun se mordió el labio y asintió porque, dios mío, el modo en el que aquella maldita voz  bajaba un par de octavas cuando estaban así, y la manera que tenía de enviar chispas de todo, a cada rincón de su cuerpo, probablemente lo habría hecho dejar de llorar aunque lo hubiesen rechazado en la prueba.

—Gracias —murmuró, rodeándole el cuello con los brazos, enredándole los dedos de una mano en el pelo corto de la nuca y sonriendo al sentir cómo la respiración de Chanyeol se entrecortaba contra sus labios—. Por todo lo de la audición. Es gracias a ti que yo…

Tenía pensado decir algo más, pero al segundo siguiente Chanyeol se había movido y Baekhyun se encontró atrapado entre su novio y el sofá, echando la cabeza hacia atrás sobre los cojines porque había labios sobre su piel, recorriéndole la línea de la mandíbula con una lentitud casi exasperante.

—Te lo dije —repitió entonces, y Baekhyun cerró los ojos, porque una de las manos de Chanyeol se había deslizado por debajo de la camisa de su uniforme, y el roce ligeramente áspero de aquellos dedos sobre la piel de su estómago y su pecho ya habría sido lo suficientemente malo para su salud de por sí como para además seguir teniendo sus labios en el cuello—. Siempre me gustó tu voz más que la de nadie —Baekhyun fue a contestar, pero entonces sintió a Chanyeol succionar y no pudo evitar el modo en el que su espalda se arqueó sobre el asiento, ni acallar la mezcla entre grito y suspiro que salió de entre sus labios—. ¿Ves? Te lo dije. Esa voz.

La mente de Baekhyun recuperó su capacidad de funcionar el tiempo suficiente como para dejarle arquear las cejas y golpear a Chanyeol con el puño cerrado en el hombro.

—¿Cómo que “esa voz”, Park Chanyeol? ¿Qué se supone que acabas de insinuar?

El otro chico se rió en voz baja.

—Nada, nada —respondió. Y no es que Baekhyun estuviera muy dispuesto a creerse aquello, pero es que se estaban besando otra vez y lo último que le apetecía era seguir hablando. Porque todo era perfecto tal y como estaba, de todas formas.

Porque así iban pasando sus días, a un ritmo constante, uno detrás de otro, y Baekhyun no sabía qué vendría después pero no le importaba esperar para averiguarlo. Porque todo aquello, el cómo estaba – el cómo estaban – le hacía preguntarse por qué demonios había dudado tanto, de había tenido miedo en primer lugar. Porque Chanyeol había terminado de contar en el día ochenta y ocho, pero ahora era él quien anotaba un número detrás de otro en el calendario de su móvil, sonriendo al ver los unos convertirse en dieces y los dieces en veintes, treintas, cuarentas, cincuentas.

Esperaba alcanzar el cien, y el quinientos, y el mil algún día.

Esperaba no tener que parar de añadir cifras a aquella lista jamás.

88 días. 67 días después. Y todavía contando.

Notas finales:

Bueno. Pues eso. He aquí el epílogo, los 67 días después del día 88. Lo cual quiere decir que este es el último. Que ya no hay más.

Cuando acabe de escribir esto, de hecho, iré directamente a marcar este fic como completo, y podré dejar de calcular fechas, y días, y dibujar calendarios ficticios en mi agenda, porque ya está.

Han sido más de 200 días escribiendo esta historia. Lleva publicándose desde septiembre, y ahora estamos en abril. También han sido más de 100.000 palabras. Y todavía recuerdo cuando este fic era pequeñito, y yo estaba empezando a publicarlo y pensaba que no iba a gustarle a nadie.

Si ahora estamos así y la historia ha terminado, es gracias a todos vosotros. Así que eso, GRACIAS.

Gracias a todo el mundo que me ha dejado review (me faltan por contestar 36, lo sé, pero son las 4:16 de la mañana, prometo hacerlo luego o mañana). Gracias a todos mis anons de ask (en especial al anon que adivinó de un modo casi literal como iba a ser la escena del principio en la que Yeol aparece con Baek en el instituto después de toda la bronca, y a todos los que se dedicaron a discutir la virginidad de Baekhyun y que se llevan dedicada para ellos la escena en la que Kai le pregunta a Baekhyun sobre sus averiguaciones). Gracias a todos los que me habéis comentado algo de esta historia, ya sea por aquí, o por twitter, o por donde sea.

Y gracias al Señor Inviernos por escucharme siempre fangirlear de ChanBaek aunque a él sólo le guste Suho (?). Y a Desi porque probablemente haya sido la persona que más me haya escuchado hablar y fangirlear con mi propio fic. Así que os dedico esta historia a los dos. Heh. Para vosotros.

Diiiiiicho esto, es menester dejaros aquí el link al proyecto con el que estoy ahora, Reminiscencia http://amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=119237 (misma otp, si seguro que os gusta :D )

Y a mi bonito y precioso ask donde podéis preguntar todo lo que sea fic related: http://ask.fm/Rust_and_stardust

Y por si alguien alguien prefiere leer ahí, mi LJ: http://arias-of-snow.livejournal.com/ (en el que por cierto hay recopilados un par de drabbles sobre 88D; poca cosa pero están)

Y dicho esto, me despido de vosotros por última vez en esta historia.

¡Espero que volvamos a leernos en la siguiente y, ya sabéis, los reviews y comentarios siempre son amor!


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