He procurado una hermosura abstracta, es decir, he querido tomar lo mal visto y ponerlo en mi cuerpo. He recortado mi cabello yo mismo, dejándolo disparejo y rebelde, he roto mi ropa para dejar ver un cuerpo que muestra narcisismo y hambre, tatué mi espalda con un seis idéntico al de mi contestadora, me pinto los ojos de azul y hablo maldiciones, ya no trabajo. Quiero vivir sonámbulo.
Deseo la muerte pero le temo. Quiero un punto intermedio. Ser un vivo muriente.
En cierta forma he comprendido que el amor se puede reinventar. La infidelidad es estar con una persona. Hago bien a mi esposo y novio al quererlos a ambos siempre y cuando no conozca a nadie más ¿Y a quien voy a conocer? No salgo y soy despreciable a la vista.
Despreciable…
-Grimmjow-ya no sé de quién es la voz ¿Viene del fondo de mi mente? ¿Del fin del mundo o del sillón de mi sala?
-dime.
-¿seguro que estás bien?
-sí.
-¿quieres entrar a bañarte?
-no.
-¿quieres salir un poco al techo?
-no.
-¿quieres hacerme el amor?
-no.
Sobre su voz ofrecida escucho el toque a mi puerta, voy a abrirla y dejo pasar al pelinaranja.
-Grimmjow, no luces muy bien. Estás muy delgado.
-tú luces hermoso. Vienes muy elegante-aprecio su saco militar blanco con botones dorados como monedas de oro; es hermoso todo él, impecable y lejano.
-…gracias. En realidad, no sabía que me veía elegante-me besa para sentir dolor en mi mandíbula, mientras pasa meto la mano y saco una muela ensangrentada, también me faltan otras dos arriba y el canino inferior del lado izquierdo de la boca. Voy al baño a lavarme y derramar la sangre que salpica de mis encías.
-¿quieres algo de comer?
El azul bajo mis ojos oculta unas ojeras oscuras como pintadas con crayón, y todo porque ya odio cualquier ofrecimiento. Vivo con miedo a un favor.
-¿Quién habla?-cuestiono y entra en su saco blanco a abrazarme antes de caer desmayado.
Me despierto entre los brazos de Ichigo.
Por fin hay paz.
-te amo-le digo para sonrojar su rostro asustado.
-¿Qué te pasa, Grimm?
-nada o quizá he enloquecido por amarte. No me arrepiento.
-Grimm…
-¿me amas?
-sí, te amo.
Aun con la falta de fuerzas puedo volver a besarle, tirarle sobre un sofá, penetrarlo y hacerlo gritar para que se escuche en la casa. Que oigan los gritos de mí a veces amante y otras esposo que se transforma por el engaño y la fidelidad del amor convertido por la locura y la sensatez tiesa y cuadrada como una figura geométrica.
No sé si sienta celos. No habría por qué. Aquí es un paraíso de tristeza, donde tienes todo lo que amas y lo haces sufrir al entregarle tu corazón, y esa poética bienvenida me la dio un monstruo que no he podido verle su rostro.
Por la madrugada me tortura haciendo que me falte el aire, en un acto voluntario de querer dejar de respirar como si fuera necesario razonar el hinchar y desinflar los pulmones. No logra más que marearme pero en revancha apago un cigarrillo en mi ombligo.
Sigue dormido el chico con el que forniqué así que puedo llorar sentado en el baño, con la cara entre las manos y los ojos cerrados con fuerza a esa esencia frente a mí, mirándome a los ojos, suspirando lujuria y gula y estrujando mis órganos para que vomite a mis pies la saliva y el semen de Ichigo.
Salgo a disfrutar de un lindo joven que con sólo mi camisa se pasea por mi casa, la luz del sol le hace radiante y aun la muestra erótica de su trasero con mi esperma seco lo hace un ángel que nadie más puede ver.
-¿te quedarás todo el fin de semana?-me atrevo a preguntar, tomando su mano y el acariciando mi mandíbula derecha.
-¿quieres que me quede?
Me rio porque no hay nada que desee más que su presencia pero tras él está esa sombra que me impide articular palabras, que me seca la garganta y el cerebro, me deja los ojos pelados en reacción contraria a apagarse para no morir del susto.
-¿Grimm?
-¿Grimmjow?
Ambos me hablan, la pareja me mira aunque sólo distingo los ojos marrones de Ichigo, los dos pueden tocarme y cuestionarse si no estaré sufriendo un ataque al corazón con mi cuerpo cubierto de sudor y temblando sin control. Sin embargo simplemente a uno le importa realmente, sólo uno existe en este plano, el otro no.
A estas alturas he olvidado cual es quién y por qué hace lo que sea.
-contéstame.
-responde.
¿Podrá sentir la oscuridad abrazada, pegada… viviendo de él? ¿Podrá?
-llamaré una ambulancia.
-te ayudaré.
Quiero silencio.
Suficiente.
-no-espeto y tanto la sombra como Ichigo se me acercan, más el muerto que el vivo.
Por fin he vuelto a la realidad y estoy asustado, mucho, todo esto es culpa de él y no mía.
-¿Qué?-habla Ichigo, el causante de mi locura, mi desastre, mi intento de suicidios múltiples, de ver cosas que no existen.
-no quiero que te quedes. Quiero que te vayas. Que todo acabe. No te amo tanto como para vivir así.
Deja el teléfono y se acerca casi llorando.
-pero… yo no quiero. Quedamos que se haría lo que el otro quiera y yo… quiero estar contigo-dice con lágrimas en sus ojos. Lo peor es que notó el día soleado, mi departamento hecho un cataclismo, mi hambre, el dolor en mi estómago vacío, el calor, la suciedad. He vuelto a la vida por sus lágrimas que limpian.
-lo siento-digo con una sonrisa de alivio.
-Grimmjow.
-vete, lo siento. Esto no puede ser.
Se abraza a mi pecho en un llanto agónico. Nunca supe cuánto me amaba hasta este día. Me ruega y dice que hará lo que sea pero que lo deje mínimo estar a mi lado. Si alguien lo viera sentiría lastima o sabría que es patético, mas yo reconozco que quiero levantarlo, besarlo, hacerle el amor y pedirle que se quede para siempre.
Y si me arriesgo no hay duda de que moriré.
Si vivo estaré triste, patético y esperando la muerte.
En sus ojos cafés no hay respuestas sino una pregunta: ¿realmente es decisión tuya?