Itachi estaba siendo arrastrado hacia el interior de un edificio pintado de gris, todos los hombres que veía ahí (que por cierto para el no estaban nada mal) se le quedaban viendo, algunos riéndose, otros de manera comprensiva y finalmente estaban los que ni caso le hacían, de entre los cuales un rubio le llamó la atención. Lo metieron a una habitación en donde había una silla en el centro y lo sentaron.
-que?, ahora me van a hacer un interrogatorio?-
-jejeje, no. Esto es mucho peor- dijo un hombre desde atrás, pronto comenzó a sonar una máquina que pasaron por su cabeza dejándolo casi calvo.
-aaaaahhhhh!!!!!- el grito se pudo escuchar hasta donde estaba el chico rubio que simplemente esbozó una sonrisa.
Mientras que con Sai era otro problema.
-oh Dios- dijo cuando llegó al pórtico y vio el botón del timbre lleno de lodo. –gracias madre- dijo mientras sacaba de su maleta una bolsa de plástico azul y se la ponía, esta tenía la forma de su mano por lo cual se adaptaba como un guante.
<<RIIIINGGG>>
-que rayos quieren?!- gritó una mujer desde el interior, su voz parecía como la de una foca a la que acababan de atropellar, o por lo menos así lo vio Sai.
-disculpe- la mujer abrió la puerta y el azabache la pudo observar, llevaba un vestido rosa con flores blancas y tenía como 100 kilos arriba y le llegaba al hombro.
-que quieres aquí niño bonito?- la mujer se puso coqueta y se acomodó el cabello chino esponjado.
-… ay Dios…- se puso la mano derecha en sus ojos después de haberse quitado los lentes y se sobó el puente de la nariz. –mis padres me han mandado-
-eres Sai?-
-si señora-
-pasa- comentó de mala gana, Sai comenzó a caminar detrás de la señora cuando de pronto ella deja salir un gas por su trasero. El azabache casi se desmaya con el olor, se tuvo que agarrar de una pared con un líquido que tenía procedencia extraña.
-me voy a dar un tiro- se tapó la nariz y tomó su maleta para caminar detrás de la mujer.
Caminó hasta lo que solo esa mujer llamaría sala, le señaló un sillón de flores azules y blancas de muy mal gusto.
-siéntate- comentó ella mientras se sentaba en uno rojo que no tenía nada que ver con ese lugar.
-… claro-
Se acercó y le dio un ligero golpe al sillón, que después se dio cuenta de que fue un gran error ya que una nube de polvo salió despedida de ahí inundándolo todo.
-niño! Porque golpeas mis muebles?!- gritó la mujer eufórica.
Sai a duras penas podía respirar y a la mujer le importaba mas un vulgar y silvestre sillón, vaya día.
En el internado Suizo.
Sasuke caminaba mientras arrastraba sus maletas por el camino de piedra, llegó hasta unas puertas de madera obscura con una cruz dibujada.
-debes estar bromeando-
La empujó con la mano y entró, el lugar era una oficina blanca con un mueble y una silla detrás de este, dos sillas de plástico y un tapete naranja.
-bienvenido hijo- dijo una mujer que salía de lo que parecía el sanitario.
-… buenas tardes- dejó su maleta en el suelo y la otra la dejó parada al lado de el.
-que esperas?, dame un abrazo!- sin mas la mujer lo tomó y lo estrujó, el no era un chico demostrativo, y esta definitivamente no sería su primera vez.
-mis padres me acaban de dejar aquí-
-eres Sasuke verdad?-
-si-
-bueno, tus padres dejaron pagado todo el año, así que te iré a mostrar tu habitación- la mujer salió por la puerta en la que Sasuke entró.
-disculpe- dijo cuando salió detrás de ella llamando su atención.
-que es lo que pasa hijo?-
-quien va a llevar mis cosas?-
-quien va a llevar tus…. Oh!, ya comprendo! Jajajajajaja!!- la mujer casi caía de la risa mientras que Sasuke la veía con un tic en el ojo.
-que es tan gracioso?-
-mira hijo, jejeje, este no es un hotel cinco estrellas, tendrás que llevar tu tus cosas-
-que?!-
-lo lamento por ti, sobre todo porque te tocó hasta el último piso- la mujer sonrió y continuó caminando, Sasuke soltó un bufido y se colocó sus lentes obscuros, sería un largo año. Tomó sus maletas y siguió a la mujer.
-Esto se lo ganaron- dijo Fugaku desde el interior de un jet privado.
-oh si, y nosotros nos ganamos esto- esto lo dijo Mikoto mientras agitaba una copa con champagne que chocó junto con su esposo.