-Ahhhhh!!!!!- Sai estaba a punto de llorar, su preciada ropa seguramente estaba cayendo por una ventana a una altura exagerada, lo único que tenía era lo que llevaba puesto, que por cierto estaba sucio. –esta me las pagarás- comentó, sacó un libro gordo y lo dejó caer al suelo causando un gran estruendo. En el internado en Suiza Sasuke gritó de dolor ya que también tenía una conexión especial con sus cosas.
Después de que el primer libro cayó las tablas que habían en el suelo del cuarto se comenzaron a mover de forma extraña, como si algo quisiera salir de ahí.
-oh Dios!- gritó mientras dejaba ahí la maleta y salía corriendo hacia el exterior de la casona. Al llegar al exterior se detuvo en el camino de grava, sus padres se las habían arreglado para hacerle la vida imposible, y por si eso fuera poco también le quitaron el glamour!.
-voy a morir aquí!- gritó mientras se sostenía en sus rodillas. Veía el suelo con sus ojos negros, el sol chocaba con su abrigo negro, lo cual hacía que le diera más calor. –me tengo que quitar esto- comentó mientras se comenzaba a desabrochar los botones color negro con blanco. –esto me pasa por irme de fiesta con mis hermanos- logró quitárselo y lo sostuvo con sus manos. –eres mi único amigo!- abrazó al abrigo y casi se pone a llorar al recordar donde estaban sus preciados trajes.
-debes ser una persona muy solitaria- mencionó una voz a su espalda. Sai casi se cae del susto, volteó la cabeza para ver quien le hablaba. Un momento creyó que estaba alucinando al ver semejante adonis ahí, llevaba unos jeans azules y no llevaba camisa, al parecer había estado cargando algo.
-yo… yoo!!!- se trabó, “perfecto momento” pensó mientras se daba un golpe en la cabeza con la mano. –mi nombre es Sai- dijo algo sonrojado al ver al otro chico con el cuerpo tan escultural.
-mi nombre es Neji- le extendió la mano, esta estaba un poco sucia por la tierra, al azabache casi le da el ataque al verla tan sucia, sacó de su bolsillo la misma bolsa que había ocupado para tocar el timbre. Estrechó la mano del contrario.
-mucho gusto- sonrió, el castaño casi se muere de la risa al ver lo que había hecho el otro.
-de que te ríes?- cuestionó el azabache algo indignado.
-de que no puedas si quiera darme la mano!!! Jajajaja-
-yo…-
El otro chico detuvo su risa por un momento, pareció que pensó lo que iba a decir, así que se lanzó.
-si no puedes darme la mano, como esperas darme un beso?- preguntó sin nada de pudor o elegancia, Sai al verse descubierto se sonrojó de sobremanera, el creía que había ocultado bien la atracción que sintió por el adonis, pero al parecer el no quitar los ojos de su cuerpo no era buena idea.
-nos vemos luego- sonrió el castaño y se fue, lo que al azabache mas admiración le causó aparte del cuerpo obviamente fueron los ojos. Parecían dos perlas hermosas y únicas.
Se armó de valor y regresó a la habitación, pisaba lentamente el suelo tratando de no hacer ruido para no despertar a la “cosa” que había debajo de este. Se sentó en la cama, había puesto su abrigo sobre esta y comenzó a pensar en todas las cosas que había hecho para que lo tuvieran que mandar a ese lugar.
-hagamos una lista- tomó un rollo de papel que su hermano había tomado para escribir, después de todo ese era el hobbie de su hermano, escribir fics y después subirlos al internet. Era un rollo ancho y gordo, tomó una pluma que también había allí. De hecho, su hermano no había hecho mas que empacar cosas que no sirvieran de nada para sobrevivir, o como el sobrevivía, podían hacerlo sin comida los tres, pero debían tener al menos ropa (en el caso de Sai), libros (en el caso de Sasuke) y chicas (en el caso ahora no tan cierto de Itachi).
Esto se lo habían ganado los tres por haber sido tan poco humildes.
Después de algunas horas de estar escribiendo y escribiendo terminó dándose cuenta de que había ocupado mas de la mitad del rollo con las cosas que hizo para que lo mandaran a ese horrible lugar.
-tal vez me lo merecía- susurró.