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Entre las teclas por Sonrisas

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Notas del capitulo:

Como esto está prácticamente terminado, me siento impaciente al momento de ir subiendo los capítulos, y no sé cada cuanto sea bueno hacerlo. So… dejo otro y me callo (?). Gracias por leer.

 

 Me gusta dar las aclaraciones antes de comenzar, así que dejaré acá un par, para que luego no deban cortarse a la mitad para seguir leyendo

 

Aclaraciones;

 

* Sherlock y Watson son los protagonistas de las series de cuentos y libros de Sir Conan Doyle, y este último, Moriarty, es un antagonista recurrente en estos.

- Contexto Espacio-Tiempo. El crimen ocurrió el año 1946. El país está saliendo de lo que fue al ocupación Japonesa, y volviendo rápidamente a su realidad como una nación golpeada. Actualmente nos encontramos en Enero del año 2014, en una Corea muy distinta y renovada.

 

II

 

Kyuhyun era un chico extraño, y ahora, que le tenía justo frente a él, tan cerca y tan lejos, podía notarlo con perfección.

 

 Miraba todo como si fuera de otro mundo. Curioso, incluso torpe, dependiendo de con qué tipo de intenciones quisieras referirte a él. Evitaba el contacto con sus ojos casi en todo momento, y aún si no denotaba ningún rastro de timidez en sus acciones, era fácil percibir una personalidad introvertida. Después de ese débil “De acuerdo”, que había logrado sacarle del agua fría del caudal del río, no volvió a hablarle en ninguna otra ocasión. Común para un chico de la zona rural, o eso parecía ser. Era complicado opinar de alguien, sobre todo si ni siquiera sabes quién es.

 

 Y ahora estaba ahí, sentado justo delante de la madera consumiéndose bajo el fuego de tinte rojizo, tendiendo sus manos pequeñas y blancas por encima. Siwon seguía atento a su pequeña máquina de escribir, terminando ya la sexta hoja de esa extraña tarde.

 

— ¿Qué escribes? —El niño comenzó una conversación, o lo intentó. Siwon sólo continuó tecleando—. Oye… Es de mala educación no…

 

— No sé tu nombre —respondió él, deteniendo sus tipeos sólo para mirarle—. Eso sí es de mala educación.

 

— Pensar que le prestaste tu baño a un completo desconocido… —balbuceó el niño, más para sí mismo que para el otro. Sin embargo intentó aligerar su ceño y esbozar un intento de sonrisa—. Mi nombre es Cho Kyuhyun. Y soy… tu vecino, supongo. Vio río arriba, y llegué acá buscando pistas.

 

—… ¿Pistas?

 

— Pistas de un misterio —Kyuhyun le guiño un ojo y rio con picardia—. Hace muchos años ocurrió un crimen aquí, y yo, el mejor detective del mundo, planeo resolverlo. Y ahora que te lo he contado, tú serás mi Watson.

 

 El escritor sonrió apenado al haberse cohibido por la facilidad para hablar que tenía el menor, y más aún, de temas tan complicados como lo eran los crímenes… ¡Y más! Crímenes ocurridos en el mismo sitio en el cual estaba de ahora. Él, a la edad del chiquillo, habría huido al oír la pura frase  “ocurrió algo malo aquí antes”.

 

— ¿Y tú eres Sherlock Holmes? —Preguntó Siwon un poco sacado de onda. Notó la pequeña risa nerviosa del menor y sólo pudo confundirse más—. ¿Qué pasa?

 

— Mamás dice que me parezco mucho más a Moriarty que a al señor Holmes.*

 

 Cho alejó al fin sus manos del calor abrasador del fuego, fregándolas contra la camisa de varios talles más grande. Para su suerte el joven escritor tenía guardada ropa que le quedaba convenientemente apretada entre su equipaje, y esta, aunque seguía quedándole grande, al menos le servía.

 

 Tras unos minutos de silencio, y al haber analizado las palabras del más joven, Siwon dejó de escribir del todo. Asentó la pequeña máquina de escribir en la mesa de café, y se acercó al menor, posando una mano en su hombro al verle desde lo alto. Así que su nombre era Kyuhyun. No podía ser hijo de YunHo (Quién le había vendido la cabaña), pues el hombre parecía demasiado joven para ser padre, al menos de un chiquillo que debía estar cruzando por los quince. Entonces supuso que su casa debía ir incluso más allá. Cosa que le resultó un poco alarmante porque según sabía todas las cabañas tenían un kilómetro de distancia de una a otra. Pero aún si quiso preguntar sobre ello, prefirió callar. Era mejor dejar que el mismo chiquillo fuera quien le contara lo que quisiera.

 

Sintió entonces la mirada de él sobre la suya. Parda y brillante, como si nadara en cientos de ilusiones distintas. Por alguna razón Siwon sentía que su cuerpo se volvía frío sólo por ello.

 

— Pero si, seré tu Sherlock —respondió el menor, al cabo de un rato, desviando una vez más los ojos a perderse en los diseños aburridos de la chimenea—. Pero antes… debo contarte la historia. Watson debe estar al tanto de lo que Sherlock investiga. Si no, ¿Cómo va a ayudarle? Espero que seas lo suficientemente paciente para escucharme un buen rato… —Siwon asintió—. Perfecto.

 

 » Como sabrás, estas cabañas son antiguas; ¡Tienen al menos unos cien años cada una! Es normal que existan muchas historias extrañas con respecto a ellas. La que nosotros investigaremos, es una de las más interesantes, a mi pesar. Hace unas tres o cuatro décadas, cuando se construían las primeras carreteras por estos lados…

 

— ¡E-espera! ¿¡Me estás diciendo que quieres investigar algo que pasó hace más de cuarenta años!?

 

— Claro —respondió el niño, como si fuera lo más obvio del mundo—. Y hace cuarenta y cinco, para ser exactos.

 

  Aún si Siwon quiso reclamar por ello, no se atrevió. El chiquillo sonrió de forma maliciosa y continuó con sus relatos, más divertido que nunca—. Como sea… ¿Qué estaba diciendo?

 

» Ah, sí. El desarrollo. Trajo a mucha gente a trabajar al pueblo que está unos dos o tres kilómetros hacia abajo, y con ello, a muchas personas que buscaban un hogar. Estas cabañas sirvieron de refugio para muchas familias al mismo tiempo, no una ni dos, si no cinco o hasta seis, todas viviendo amontonadas en estas paredes. ¿Se imagina lo horrible que debe haber sido eso?...

 

» Durante esos años, se estableció aquí una familia joven. Una mujer que apenas se acercaba a sus treinta, su hijo pequeño, y un obrero de la construcción que se hacía llamar el padre de este. Entre lo que he logrado averiguar, ellos vivían en el cuarto al lado del baño, y tenían como vecinos a unos refugiados del país del Norte. Ellos eran una familia calmada y unida, o eso intentaron parecer —“¿Intentaron?” Balbuceó Siwon—. Sí, intentaron. Ellos son a quienes debemos investigar.

 

 Kyuhyun se puso de pie y apuntó a la mampara que daba acceso al jardín trasero, rodando lo ojos como si fuera lo más obvio del mundo.

 

— Dicen que fue ahí. Justo en el río… por eso buscaba las pistas en ese lugar. Ese hombre tomó la vida de su esposa y la de su hijo pequeño. 

 

» El obrero era un hombre amable, pero extremadamente celoso. No soportaba que durante las horas en las cuales él iba al pueblo a trabajar su mujer se quedase en casa, con todos los otros residentes de la cabaña a solo metros de distancia. Pero… no podía hacer nada. Era pobre; no había dinero para una casa propia. Y eso hacía que se frustrara mucho. ¡Y ella no le ayudaba! Era hermosa. Delicada como la rosa más escasa, linda de mil formas distintas. Y aunque siempre fue fiel, y su dulce forma de ser no ayudaba a que le creyesen.

 

 » Un joven comerciante de la primera planta se enamoró de ella, por todas las razones que he dicho, y quizá por más. Buscó cortejarle de muchas maneras, y según algunos de los testimonios escritos que aún el día de hoy siguen en la estación de policía, llegó a amenazarle de forma violenta porque se negaba a responderle rotundamente, escudándose tras su niño. Nunca se supo si fue por culpa de este hombre, o del propio esposo de la mujer, que ella quedó en cinta un par de meses después de mudarse. La situación económica de la pequeña familia no era la mejor, pero el obrero, un hombre de esfuerzo y hecho para amar a su gente recibió de brazos abiertos la propuesta de sumar a alguien más a la familia. Con eso comenzó todo.

 

» El comerciante insistía en que ese bebé era suyo, aún si la pobre y agotada mujer cargaba con un vientre de casi siete meses y ya no estaba para soportar cosas como esas. Aquel marido dulce, que había estado bañándola de cuidados y distintas cosas, se volcó en un ser inseguro y odioso, más desconfiado de lo que su esposa nunca hubiera podido imaginar.

 

» Le prohibió abandonar el cuarto hasta que el niño hubo nacido. Después de eso, tras una semana, el bebé fue encontrado sólo en el cuarto de la familia. En el baño estaba el padre, con un tiro en la nuca. Y nunca se encontró ni a la mujer ni al hijo mayor.

 

 Siwon sintió un escalofrío recorrer su espalda. Agradecía mucho que la habitación que había escogido para él no era la que le pertenecía a ellos… o ahora mismo, estaría entrando en un estado de total colapso. Bien; el niño consiguió interesarlo. Y asustarlo a la vez.

 

— Dicen que el esposo se enteró de la infidelidad y fue su forma de cobrar venganza… —dijo el muchacho—, ¡Pero yo no creo eso! Ninguna de las personas que vivían acá lo creían —Con una sonrisa risueña, el joven se estiró en su lugar, desperezándose con todas las ganas del mundo. Parecía que no tomaba la situación en serio, o eso es lo que sintió Siwon al verle reírse con modorra al ver su rostro de confusión—. Y eso, es lo que nosotros tenemos que investigar.

 

 Una sonrisa de aspecto siniestro se apoderó del rostro del muchachito, quien sólo pudo ponerse de pie al terminar su historia y dar un par de zancadas a lo largo de la sala de estar con júbilo. Aún si puede ser innecesario el decir que el rostro de Siwon fue de terror absoluto, no sobra el acotar que su temor fue mayoritariamente porque Kyuhyun contaba todo con una frialdad tétrica (frialdad que lamentablemente era común entre los niños de su época), y que temía, llegara a afectarle. Por otro lado… esa imagen de niño retraído y callado que había notado en un principio, terminó siendo borrada del todo.

 

 Pero… aun así no podía negarse. No a él.

 

 Por razones que aún desconocía, ese chiquillo parecía ser la solución a su falta de inspiración. El solo haberle tenido a su lado un par de horas ya había hecho que avanzara en su libro mucho más de lo que pudo en todos los días que llevaba en la cabaña.

 

 Si Heechul estuviera en esos momentos a su lado, diría su frase de oro: “No importa si es bueno o es malo, pero si te ayuda a escribir, aprovéchalo”. El problema era que aún no entendía a qué bando pertenecía la sensación que le producía el tener al lado a Cho Kyuhyun… y por más decidido que estuviera a seguir junto a él, le confundía el no hacerlo.

 

— No me has dicho si aceptas o no —reclamó el niño entonces, sacándole cualquier idea de la cabeza. Le miró confundido—. Choi Siwon. ¿Quieres ser mi Watson?

 

 Siwon sentía que iba a arrepentirse; pronto. Pero no podía negarse. No cuando esos ojos oscuros y esa sonrisa de infante estaban tan pendientes a lo que él fuera a responder. Estiró los labios de la mejor forma posible, y asintió débil—: Acepto.

 

— ¡Bien! Entonces deberemos comenzar a investigar cuanto antes. Yo llevo haciéndolo mucho tiempo, pero… es un poco complicado para mí averiguar las cosas por mí mismo en este lugar. Ni hablar fuera. A mamá no le gusta que salga mucho.

 

— Tu madre… —el adulto entrecerró los ojos un poco, pareciendo dudativo—. Sin embargo... tendré que pedirte un favor. Ya sabes; a cambio de ayudarte.

 

 Hasta entonces el chiquillo había estado divagando entre esas “miles” de razones por las cuales su mamá detestaba que estuviera en la calle de noche, pero no le importó dejar de lado su monologo con tal de atender lo que el otro estaba diciendo. Un pequeño “¿A cambio?” escapó de sus labios, un poco preocupado. Ya dijo que aceptaba… ¿No sería eso acaso un plan para echarse atrás ahora?

 

 Kyuhyun se puso serio, deteniendo su caminata a lo largo de la sala. En pasos largos y marcados volvió donde todo comenzó, justo delante del dueño de la cabaña, al cual miró con la mayor de las sospechas, como culpándole de alguna clase de delito.

 

 Era extraño. Ese hombre le parecía extraño en muchos sentidos. Alto, de rasgos fuertes… joder, atractivo. Y para que él, un chiquillo lo suficientemente seguro de su heterosexualidad lo dijera, era por algo. ¡P-pero eso era salirse del tema! Lo raro de él era esa forma tan… Igh, dulce para referirse a todo. Él había aparecido en su casa, usado su baño, bebido su chocolate caliente, y-y… ¡Todo sin que le conociera! Y a pesar de ello seguía siendo tratado de una forma demasiado buena páralo que él mismo creía merecer. Bien. No podía ser algo malo. Un hombre como él no pediría cosas que no pudiera cumplir.

 

— ¿Qué es lo que quieres a cambio?

 

El escritor sintió su rostro ruborizarse.

 

— Quiero saber más de ti. ¿Es mucho pedir? —Kyuhyun ladeó la cabeza, como si no entendiera a qué se refería—. ¡N-no es lo que piensas!

 

— ¿Más de mí? ¿Qué quieres saber? —Pero por el contrario de lo que Siwon esperó, el niño no dudaba por eso. Sólo… no sabía que decirle—. Soy una persona muy… interesante.

 

— Quiero saberlo todo.

 

— Eso es raro... pero bien, lo sabrás. Sólo… se fiel conmigo. Te lo recompensaré.

 

 Entonces Siwon cayó en cuenta de que el niño tenía una hermosa sonrisa en sus labios, mucho más brillante de lo que nunca hubiera podido esperar. Y le sonrió también, sintiéndose satisfecho.

 

— Debo irme. Mamá va a preocuparse si llego tarde… —Antes de que él pudiera decir algo más, Kyuhyun comenzó con su despedida. Se quitó la camisa de Siwon y se colocó la propia, que se había secado rápidamente gracias al calor de la chimenea—. ¿Estarás aquí mañana?

 

— Todo el día —Kyuhyun le sonrió y se dirigió a la puerta principal—. ¿E-eh? ¡Déjame acompañarte! Es tarde y…

 

— Puedo ir sólo, gracias. Acá no pasa nada nunca así que no debes preocuparte. ¡Y ya vete a dormir! Mañana estaré por acá temprano, y no quiero que andes cabizbajo mientras trabajamos, ¿Entendido?

 

 — Entendido… —Respondió Siwon aún no muy convencido—. ¿Estás seguro de qué…?

 

— ¡Nos vemos mañana! —Y no pudo despedirse. El niño que le inspiraba a seguir acababa de desaparecer por el marco de la puerta principal, y cuando quiso seguirle, del camino.

 

Choi cerró la puerta que el chiquillo había dejado abierta, y volvió a sus papeles. Los montones de hojas que ya tenían mucho escrito en ellas, y se sintió tentado de volver, lanzarse a ellas y continuar escribiendo. La última sonrisa de Kyuhyun le había dado ideas increíbles para su protagonista. Pero… debía ser un buen Watson.

 

 Esa noche se sirvió una taza bastante grande de café y algunos bocadillos. Conectó su laptop al cable del teléfono (¡Años sin hacer eso!) y pudo acceder al internet, mucho más lento que el que tenía en casa, pero lo suficiente para mantenerle ocupado y serle útil. Dio inicio a su investigación.

Notas finales:

—Pendiente de Beteo—


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