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La mansión Iwatobi por imperfect_tally

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Notas del capitulo:

Y… Bueno, aquí estoy luego de añoooooos, mi computador se suicido, y me negaba a escribir por celular, aproveche el tiempo para corregir el primer capitulo, y bueno, ahora a darle, en todos estos años jamas abandone la idea de este fic, lo malo es que siempre se alargo mas y mas en mi cabeza, o aplico síntesis o podre hacer un saga de libros y luego vender los derechos a HBO, eeeeen fin… Si alguien aun vive por aquí, aquí vamos…

Capitulo 2 “Una elección obligatoria”

 

- Rei-chan! Mako-chan! Haru-chan!– Grito el rubio a todo pulmón sin soltar a Rin – Vengan a ver lo que tengo!

Rin no acaba de entender que pasaba, y aunque se lo hubiesen explicado, quizás no lo hubiese creído de todos modos.

Tras el grito del rubio de baja estatura, solo lo acompaño un profundo silencio en toda la estancia, Rin espero un par de segundos, esperando alguna teatral aparición de alguna parte de la mansión, pero nada ocurrió y fue entonces cuando reparo en lo ridículo de toda la situación, miro al rubio y con fuerza se deshizo del agarre.

- La gente tiene razón, si son una casa de locos. - Farfullo Rin mientras atravesaba el vestíbulo rumbo a la salida, sin embargo no logro dar mas de tres pasos antes de sentir como alguien, muy seguramente el chico rubio saltaba sobre su espalda.

- No! No puedes irte, no sin que te vean los chicos. - Gimoteo el chico mientras se aferraba a la espalda de Rin haciendo un berrinche.

- Maldición, bajate!

El pelirrojo había cruzado su linea de paciencia, la que de por si ya era muy mínima, se giro lo mas rápido que pudo tratando de coger al chico sobre su espalda, sin mucho éxito en realidad, ya que el muchacho en pleno acto de desesperación se sujeto con mas fuerza y comenzó a patalear haciendo que Rin perdiese le equilibro, cayendo de rostro, llevándose a rubio encima, entre mas gritos y reclamos de ambos.

- Quitate de encima por un demonio. - A pesar de que el chico rubio era mucho mas bajo de estatura, no era fácil retirarte de encima a una persona, al menos para alguien de una contextura delgada como la de Rin.

- Que no, no hasta que al menos Mako-chan te vea. - Se acomodo en cuchillas en la espalda de Rin para evitar se movido.

- Que te quite…

La blasfemia, posiblemente carente de clase de Rin, se vio interrumpida por un curiosa voz que se adentraba en la habitación.

- Nagisa, ¿Podrías explicarme a que se debe tanto alboroto?

Lo voz que Rin escucho destilaba clase, no tenia el clásico acento de la isla, que el mismo o hasta el pequeño rubio sobre él compartían, forzó un brusco movimiento para al menos girar su rostro hacia atrás para poder ver al dueño de esa peculiar voz.

El pelirojo esperaba ver a un señor ensartado en un traje elegante, una pipa en una mano y un libro en otra, por lo cual solo parte de él se sorprendió, si era una persona con un formal traje, si llevaba un libro del grosor de un ladrillo en sus manos, pero en definitiva no se trataba de un señor, era una chico, de su edad, cabello azul y unos curiosos e incrédulos ojos violeta, tras unas gafas que terminaban de adornar su look de “sabelotodo”. Pretendía protestar contra el rubio con este chico, pero nuevamente ese acento elegante se hizo escuchar.

- Nagisa, levantate de inmediato, estas dando un espectáculo deplorable. - A pesar de la reprimenda, su voz no sonaba amenazante.

- Pero Rei-chan, el se quiere marchar. - Salto sobre Rin para que el peliazul supiera a quien se refería.

- Santo dios Nagisa, es un invitado, esa no es forma. - El joven parecía estresado.

- Hazle caso a tu profesor. - Murmuro Rin bastante hastiado, sin embargo fue ampliamente ignorado.

- Pero Nitori dijo que venia de parte del abuelo Eric.

El peliazul, Rei, por lo que había entendido Rin, abrió los ojos con sorpresa, atento aparentemente al comentario relacionado con el viejo Eric, los miro a ambos y se retiro rápidamente del salón, perdiéndose tras las escaleras.

Rin volvió a girar la cabeza para mirar al rubio y suspiro algo resignado. - Esta bien, ¿Si prometo quedarme a lo que sea que quieras, te levantaras?

Nagisa, como había entendido que se llamaba el rubio lo miro fijamente por un par de segundos y sonrió alegremente mientras mediante un salto se ponia de pie. Rin se giro quedando de espaldas y dejando escapar un suspiro, paso por su cabeza correr con toda su agilidad fuera de la mansión, pero temía esta vez llegar a ser mordido por el chico para detenerlo, así que descarto la idea tan rápido como llego, levanto su espalda quedando sentado en el suelo y dejo salir un segundo suspiro.

- ¿Y bien? - Rin miro al rubio aun desde el suelo, sin embargo solo recibió una sonrisa divertida. - Maldición di algo.

- Eres tan divertido, a los chicos les vas a encantar,

- Esta bien, no seguiré preguntando, voy a esperar a tu amigo de lentes, aparentemente él si sabe seguir ideas, me dirán lo que sea que quieran y me dejaran marcharme.

Cruzo las piernas y se quedo en su lugar en el suelo, una parte de él sabia que estaba haciendo un berrinche, sin embargo, un berrinche estaba dentro de lo permitido en el ambiente en el que se hallaba en este segundo. Fue ahí, cuando sentado en medio de un amplio salón, y con el bendito silencio del rubio, admiro donde se encontraba, estaba dentro de un lugar del que había oído historias escabrosas desde niño, y, no era para nada lo que se había imaginado, era luminoso y estaba todo limpio y ordenado a simple vista, no era esa casa embrujada que imagino de pequeño.

En algún momento se perdió en sus pensamientos y al pestañear se encontró con los grandes ojos rosados del chico rubio de nombre Nagisa mirándolo fijamente.

- QUE MIER…

- Shhhh – Lo callo Nagisa. - Si sigues hablando así Mako-chan te reprenderá.

- Quien es… - Se interrumpió a si mismo, rendido a la idea de que de ese muchacho no obtendría respuestas.

- ¿Puedo saber porque el abuelo Eric te envió a ti?

Por primera vez en toda esa bizarra situación el ojirosa hablo con la normalidad de un adolescente, lo cual logro captar en su totalidad la atención de Rin.

- ¿Abuelo? ¿Quieres decir que el?

- Oh no! - Interrumpio Nagisa. - El ha cuidado la casa desde siempre, cuando nosotros llegamos el ya estaba aquí y siempre ha cuidado de nosotros, por eso, si el te envió es importante, solo él puede elegir quien se hará cargo de todo.

- ¿A cargo? Esto sigue siendo extraño.- Frunció el ceño intentando ser paciente, mas paciente de lo que ya estaba logrando ser.

- Oh! No puedo seguir, Mako-chan es quien hablara contigo, el siempre es quien se hace cargo.

Rin apretó los dientes, llevaba un tiempo significativo sin mandar todo el diablo, estaba seguro que gritaría ante la próxima respuesta ambigua, pero a estas alturas la curiosidad le ganaba al fastidio.

- Esta bien, mientras llega “Mako-chan” - Imito el tono de voz de Nagisa. - Podrías traerme algo de beber o comer, son ricos en esta casa ¿No?

Los ojos de Nagisa brillaron emocionados – Claro que si., Nitori!!!!! - El rubio grito tan fuerte que Rin se arrepintió de haber pedido algo.

En cuestión de segundos el chico de cabello plateado que le había abierto la puerta cuando llego a la mansión apareció agitado en el salón, tenia la misma expresión de confusión que cuando lo vio en ese momento.

- Nagisa-sama, dígame lo que necesita de mi. - Hablo con tono taciturno, Rin dedujo que ese era tu tono de voz habitual.

- Nitori, puedes traer zumo y de los bollos que Ama-chan hizo hoy para nuestro invitado. - Rin tenia que admitir que el rubio era amable para tratar con el chico que visiblemente trabajaba para la mansión.

- Ehhhh, si de inmediato. - Y Nitori salio corriendo tal y como llego.

- ¿Siempre es así de nervioso? - No pudo evitar preguntar Rin, sabiendo que no era su asunto.

- Nitori siempre ha sido así, desde niño, su madre trabajo aquí por años, cuando ella falleció Nitori se quedo aquí. - Nagisa se detuvo y sonrió. - Esto es bueno.

- ¿El que? - Rin pregunto sin entender el ultimo comentario.

- El que te interesen tus compañeros.

- ¿De que hablas? - El ojicarmin sintió que había perdido información importante.

- Lo siento, debes estar intrigado, Nagisa suele hablar a medias y sin pensar, es parte de su encanto.

La voz que hablo fue complemente nueva para Rin, era cálida y amable, te hacia sentir en casa con solo escucharla, resultaba curioso como una persona podía generar eso, Rin quiso darse una patada a si mismo por pensar todo aquello, quizás estar en esa mansión te volvía igual de raro que a los chicos que había conocido hasta ahora.

Sin embargo este chico no se veía tan extraño como los anteriores, era castaño, alto, bastante mas alto que él, ojos verdes y ropa normal, demasiado normal ara vivir allí, el chico lo miro y le tendió la mano para que se levantase del suelo. Quizás era porque este muchacho inspiraba confianza o por mero acto reflejo, pero sujeto la mano del ojiverde y se puso de pie.

- Nitori. - El castaño hablo justo cuando el peliplateado entraba con una bandeja. - Lleva la merienda de nuestro invitado a la oficina, tenemos cosas que hablar.

A Rin le sorprendió como la voz de este muchacho podía resultar tan amable y tan demandante al mismo tiempo, mas sus pensamientos lo abandonaron cuando el castaño volvió a dirigirse a él.

- ¿Me acompañas? - El castaño le sonrió a Rin, esperando que lo siguiese, cosa que el pelirojo hizo sin dudar.

- Así que tu debes ser Mako-chan ¿No? - Comento Rin mientas subía por las escaleras con el chico alto.

- Jajajajajaja, creo que escuchaste bastante a Nagisa, bueno, puedes llamarme Makoto, o Mako-chan si te gusta. - Volteo para sonreírle mientras se detenía frente a una puerta. - Pasa por favor y toma asiento.

Rin hizo caso, y se detuvo por un segundo a observar la habitación, parecía que la hubiesen sacado a una película clásica, un ventanal que daba a los jardines de la mansión, con una gran silla de cuero, un escritorio de alguna madera costosa a los ojos de Rin, y dos sofás mas pequeños frente al escritorio, dos cuadros, uno de un retrato de un señor entrado en edad sumamente elegante y una fotografiara familiar, donde estaba ese mismo señor y un grupo de niños, niños que Rin pudo identificar en su mayoría, eran los tres “amos” de la casa, Nagisa, Rei y Makoto, acompañados de un cuarto niño que no había visto aun. y el resto, decoración clásica, por un momento se sintió en una vieja serie de crimen o algo así.. Atravesó la habitación y se sentó en unos de los sofá frente al escritorio. Notando que ya estaba dispuesta la bandeja que Nitori llevaba consigo ¿En que momento el chico había tenido tiempo para dejarla allí? Vaya que tenían personal competente.

Makoto entro tras el, y rodeo le escritorio para sentarse en el gran sofá y quedar frente a Rin, lo miro fijamente y sonrió.

- Debes preguntarte porque estas aquí, he de suponer.

- En realidad, no tanto, debes querer saber como esta el viejo. - Respondió Rin con soltura.

Makoto lo miro extrañado. - ¿El viejo? - Medito unos segundos. - Oh, debes hablar del señor Eric, es gracioso oírte llamarlo así, el lo había comentado, pero oírte directamente es diferente.

- ¿El lo había dicho? ¿Habla de mi? - Comento curioso.

- Claro, por supuesto, debíamos estar seguros de que eres la persona indicada Rin. - Sonrió tan amablemente que llego a poner nervioso al pelirojo.

- Esta bien, esto es extraño, sabes mi nombre, el viejo habla de mi, de que se trata todo esto.

Makoto se puso de pie y comenzó a caminar por le estudio mientras hablaba, Rin pensó que si quería darle dramatismo a la situación lo estaba haciendo muy bien.

- No es un misterio para ninguno de nosotros el estado de la salud del señor Eric. - Hizo una pausa. - Sin embargo fue conmigo con quien decidió plantear el tema en puntual, el ha cuidado de nosotros desde niños, se podría decir que el siempre ha supervisado la casa.

- Es decir, su niñera, lindo, lindo. - Menciono burlesco Rin. - ¿No están algo grandes para tener una?

Si Makoto percibió la burla, no le molesto. - Aunque pueda sonar algo ridículo, pero en realidad si dependemos de él, he de admitir. - Se detuvo y por primera vez se mostró algo incomodo. - Que estamos algo, malcriados, por así decirlo. - Rin sonrió ante ese comentario, le agradaba que el chico admitiera lo que para el era evidente. - El asunto en cuestión es que nosotros no solemos salir mucho, y Eric era nuestro cable al pueblo, por algún motivo, no encajamos allá.

- ¿Quien encaja en ese pueblucho? - Dejo escapar Rin sin darse cuanta, sin embargo su comentario hizo reír a Makoto.

- Me alegra saber que no te he ofendido, la verdad, hay un motivo particular para que estés aquí, quería informarte que el señor Eric decidió que tu fueras su reemplazo. - Corto Makoto.

Rin parpadeo, no sabia que decir, aparte de “no” y sentía que no era la respuesta mas amable para alguien que si lo había sido.

- Ya que no dices nada, te diré donde esta tu cuarto.

- ¿Que? No, espera. - El pelirojo aborto el plan de ser amable. - Creo que me voy. - Se puso de pie, miro la bandeja que el peliplateado debió dejar ahí y solo lamento no haber probado la comida antes de irse, pero ya no había caso.

- Seria bueno para Kou.

Rin de detuvo en seco, ¿que acababa de decir este tipo?

- ¿Como sabes de mi hermana? - Pregunto molesto sin moverse de donde había quedado al momento que nombraron a su hermana.

- Te mencione que me hablaron con detalle de ti, no podríamos traer a cualquier persona a la casa, y el señor Eric te eligió entre toda la gente del pueblo que conoce, y después de analizarte bien…

El ojirojo no pudo evitar intervenir. - Espera, analizarme, que demonios pasa con ustedes, están enfermos. - Estaba molesto, muy molesto.

- Como te dije, sera bueno para Kou, la podrás traer aquí, a vivir contigo, tendrá su propia habitación y nosotros nos haremos cargo de todos los gastos médicos, como anexo a tu contrato, tenemos nuestros propios doctores, de Tokio, sabes que ella no tendrá un mejor lugar en Iwatobi.

Rin se mordió los lengua, era cierto pero a la vez sentía otra cosa. - Es chantaje. - Farfullo.

- No digas eso, es una oferta, El señor Eric dijo que eres la única persona apta, contábamos contigo, lo siento, contamos contigo, tendrás tu sueldo, te aseguro que mas de lo que ganas en la tienda.

- Da miedo todo lo que saben de mi.

- Nada que no sepa el abuelo, sabes que es una buena oportunidad, necesitamos a alguien de confianza, y con la recomendación que tenemos de ti, eres nuestra única opción, y nosotros podemos ayudarte.

El pelirojo se sentía irritado, este tipo había ganado la partida desde que había nombrado a Gou, pero sentía que esto estaba mal, era extraño, casi bizarro, como una película de terror, donde los extraños habitantes de la mansión lo matarían a el y a su hermana. Sacudió la cabeza, si, era extraño, pero no a ese nivel, por otro lado, el viejo era una buena persona, la mejor en ese pueblo, si lo había recomendado para ese trabajo, no podía ser malo, y era una oportunidad, para su hermana y para el.

- Esta bien, lo pensare. - Dijo bajo, casi con miedo.

- Sabia que elegirías con sabiduría. - Callo unos segundos. - Hay cosas que tenemos que hablar, hay ciertas reglas que seguir, pero te las explicaremos luego de que conozcas a los demás amos de la casa, como nos dicen los demás trabajadores.

- Creo que ya los conozco, Nagisa y Rei ¿no?

- Me gusta que nos trates por nuestros nombres. - Dijo divertido. - No cambies eso.

- Tranquilo, no pretendo llamarlos “señoritos” - Dijo burlesco. - Y ya te dije, lo pensare, aun no he aceptado, y aunque lo hubiera hecho, puedo cambiar de opinión tas eso de escuchar tus reglas y yo también tendré las miás.

La sonrisa dulce de Makoto lo volvió a descolocar. - No aceptaría que fuera de otra manera. - Ahora sígueme.

- No, es tarde, mi hermana me espera y ya te dije, necesito pensarlo. - Trato de sonar firme. Hizo un gesto con la cabeza y salio lo mas rápido que pudo esa habitación rumbo a las escaleras, sabia que si se quedaba mas tiempo ahí, ese chico lo haría cambiar de opinión, algo tenia en su forma de ser que engatusaba con su amabilidad y eso en cierta medida intimidaba a Rin.

Makoto vio como Rin salia casi asustado de la habitación y tras menos de un minuto escucho como se cerraba la puerta principal de la mansión. Camino hacia el ventanal del estudio y miro tranquilamente como el pelirojo caminaba a paso veloz fuera de los terrenos de la propiedad.

- ¿Así que él es el chico del que nos hablaba el abuelo?

Makoto miro para el lado sonriéndole al joven que se había parado junto a el.

- No te sentí entrar Haru-chan

- Sin el chan Makoto. - Frunció el ceño el chico de cabellos negros junto a castaño. - ¿Por que se ha marchado tan rápido?

- Dijo que pensaría en nuestra oferta.

- ¿Y lo dejaste irse así como así? Sabes que lo necesitamos, no me gusta la idea de que un extraño llegue, pero… - Haru, como lo había llamado Makoto se mordió el labio inferior sin terminar la frase.

- Tranquilo volverá, se ve que es alguien de carácter, lo mejor es que crea que esta aceptando por su propia voluntad.

- Ojala tengas razón Makoto.

- Creme Haru, todo esta sucediendo tal y como lo planeamos.

Makoto acaricio la mejilla de Haru mientras le sonreía con tranquilidad, beso su frente en un intento por calmar sus dudas y salio del estudio dejando el ojiazul mirando el punto donde ese pelirrojo se había perdido.

 

Continuara…

Notas finales:

Y… Eso! Creo que me demore dos capítulos enteros (y como 2 años) en terminar la introducción de esta historia, pero bueno, se hace lo que se puede. Lo bueno es que saque este capi en 1 semana, soy seca! XD

Estoy también publicando en wattpad, es imposible no amar el formato de esa pagina/app, así que si no les di asco, estoy ahí como imperfect_tally (daaaah, que original)

Besos y abrazos <3

 


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