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Aquel Extraño Pelirrojo. por haru_98

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Notas del capitulo:

Se que muchos esperaron demasiado por esta actualizacion... lo lamento mucho, no creo poder actualizar apropiadamente por un tiempo.. eso incluye mis otros fic's, lamento mucho la espera.. pero espero puedan disfrutar el cap, me costo bastante escribirlo. 

Hay solo dos cosas que quiero decir, no va para ustedes quienes lo leen, sino para tres personas en especifico:

Yuzuki uzumaki, Yuzu n.n muchisimas gracias por ponerte conmigo desde hace años a ayudarme con mis fics... es verdad que desde hace tiempo q no lo hacemos pero cuando nos ayudabamos mutuamente con nuestros fics m ayudo mucho a escribir este capitulo, estoy muy agradecida contigo, quiero dedicarte este cap.. mucha suerte, se que ahorita la necesitas ;)

Ahhh Betty.. si, gracias por ayudarme, baka deshi. Si no fuera por ti no hubiese podido actualizar este capitulo.. gracias por las ideas, soportar mi histeria y ayudarme con el cap, fuiste muy util.. a pesar de todo debo admitir que tu estupidez y tus palabras fueron claves para mi... El capitulo tambien te lo dedico a ti, a pesar de q de KH sepas tanto como la nada misma n.ñ

ShadowFaith358, Ale... mi adorada ale XD Este cap lo queria actualizar como parte de tu regalo, molestarte sigue siendo divertido linda~ ajjajaajaj se que mas q escribirte un fic (que igual lo hago XD) querias q actualizara los mios... sigues siendo mi autora preferida, todavia me impresiona que te gusten tanto mis fics, pero a ti te debo el convertirme autora... gracias por todo linda n.n

Mi castaño amigo es muy útil, fácilmente pudo conseguirme un cupo en el instituto donde estudia Roxas, estaba realmente impresionado al recibir la noticia, Sephiroth también se sorprendió un poco, él no creyó que “actuar discretamente” seria inscribirme en el mismo instituto y en el mismo salón que el rubio, para saber absolutamente todo lo que hace… en fin, sabia que podía contar con ellos, más que todo con Terra quien es el que me ha ayudado desde el incidente, se perfectamente que el castaño tiene sus razones muy lejanas a mi “estabilidad mental”, pero con todo lo que ha hecho por mi ya no puedo desconfiar más de él, Sephiroth es otra cosa, al ser Terra quien me confirmo sus intenciones deje de preocuparme, ahora convivo con ambos sin preocupaciones.

Y pues… heme aquí, en esta cárcel llamada institución. Nunca me ha gustado esta clase de sitios… son insufribles y despreciables, tal vez lo menciono por mis terribles experiencias dentro de esta clase de lugares, sin embargo mi motivo aquí me impide irme, y justamente eso me hace pensar “será interesante”, tengo mis razones… ¿Pero por qué contárselos? Eso solo matara el suspence. Por ello les narraré que me pasó en las próximas horas, la razón de mi interés:

Aburrido, si, esa es la mayor descripción para el molesto y largo discurso del profesor para poder dejarme entrar, completamente aburrido. Yo solo podía pensar “¡Vamos viejo! ¡¡Déjame pasar!! ¡¿Es por eso que estamos aquí no es cierto?! ¡Igual me odiaras en menos de una semana! Y soy optimista al decir una semana como aproximado”. Al pasar fue diferente, ¿adivinan por qué? Sencillo, por aquella cabellera rubia estupefacta ante mi presencia, escuchaba como murmuraban por mi extrañeza, escuchaba todo aquel ruido que pasaba desapercibido por él, fue divertido, ¿se imaginan el rostro que puso? Era todo un poema, eso me hizo recordar a Demyx, la última vez que lo vi manteníamos una muy interesante conversación sobre las lechugas, él decía que cogerse a una tipa como larxene con un pepino no seria tan interesante como hacerlo con una lechuga, yo decía que mejor era usar una zanahoria… y la cara de estupefacción me recordaba a Sephiroth, que nos veía como un par de lunáticos salidos de un manicomio, Terra por su parte apoyaba a mi rubio amigo con su teoría de que las lechugas podían ser mejor material de “trabajo”.

Le pregunte si se encontraba bien, él solo me lo afirmo, me quede con las ganas de preguntarle su opinión sobre las lechugas porque su cara estaba relativamente igual a la de Sephiroth. Por otra parte ese lugar me parecía tan poco interesante que sentía como me nacían raíces que se pegaban al suelo bajo mi asiento, al fondo del salón. El resto de la clase paso normal, Roxas estaba tan ensimismado en sus pensamientos que ignoro a cualquier alma existente, mientras a mi el profesor me regaño unas cuatro veces, la primera por poner mis pies encima de la mesa y recostar mi cabeza en la pared junto con mis brazos extendidos por todo el suelo, en una posición de completo aburrimiento que termino logrando dormirme, fue entonces cuando el profesor me regaño, porque con un mal movimiento termine en el suelo y el estruendo lo interrumpió, notando las condiciones en las que estuve durante toda su clase, la segunda por babear la mesa, si, me dormí por segunda vez pero esta vez con la cabeza y brazos sobre la mesa, el profesor lo noto por mis ronquidos, la tercera por usar el celular en su clase… era un mensaje de Demyx, cosa que al profesor le desagrado profundamente, ya que cuando lo noto me mando a leerlo enfrente de toda la clase para que todos se enteraran de que era lo “divertido”.

-          Ax, cuánto tiempo?? Aun espero que cumplas tu promesa de llevarme a las sex-shop para después ir al lugar del nunca jamás, las prostitutas allá son geniales!! será divertido verte con tangas ;D recuerda que debes bañarte con wisky o no te comprare tu “regalito”, me divertiré bastante viéndote gemir por placer y regocijarte bajo mis uñas, te dejare marcado a mas no poder tanto que tus gritos por mas se escuchara por toda la estancia… Recuerda comprar el disfraz de gato o te violare antes de entrar al local. Bye~ – El profesor tenia la boca por completo abierta, mis compañeros estaban traumados y otros se reían por lo bajo, yo por mi parte me reía por mis adentros, el profesor debería tener unos 20 años ¿Qué tan inexperto será? Apunte mentalmente invitarlo a un bar para la próxima, por ahora debía encontrar como librarme de la pequeña broma de mi compañero y amigo de toda la vida, quien estaba totalmente consciente del lugar en el que me encontraba. Después de una ida a la dirección tuve que volver a clases, la cual ya casi acababa.

Mi cuarto y último regaño fue cuando por inercia bostecé, por accidente me queje de lo aburrida que era la clase, atreviéndome a reclamar la ineficacia del profesor al no saber como lograr la atención sobre sí, mi error fue dejarme escuchar, especialmente en la parte de los insultos… nunca destaque por tener un vocabulario muy decente que digamos… Y así finalizo la clase, con una pequeña (inmensa) advertencia del profesor. Así, es como llegamos al presente.

Después de tanto andar en el tema de las violaciones pensé que quería realizar una, Roxas siempre ha sido un muy buen blanco, pero no se encuentra en condiciones… hace rato lo vi irse corriendo, al seguirlo como todo buen cuidador (acosador), lo encontré con un tipo de pelo plateado, realmente deseaba escuchar su conversación y así fue, hasta que Roxas nombro a Ventus, lo recordé, aquel chico idéntico a Roxas pero más calmado, menos egocéntrico, menos irritable, menos competitivo, menos… en fin, totalmente diferente a Roxas excepto en físico. Y como sabía que ese es un tema delicado que no puedo andar “husmeando” decidí irme y darles privacidad, tampoco soy tan desconsiderado.

Estuve vagando un rato por los alrededores pero me resultó muy tedioso, allí nadie sabe como divertirse, todos se portan tan… bien… ¡es terrible! No puedo creer que se hagan llamar “jóvenes”, parecen de la tercera edad SIN exagerar, eso jamás. Pero todo cambio al notar la presencia de Roxy por los pasillos, y quien lo diría ¡solo él! Estaba SOLO. Eso me animo a acercármele y espiarlo un rato, además quería que se acostumbrara a mi presencia, de nuevo. Y ¿Por qué no? Molestarlo hasta hartarlo. Apenas lo vi relajado decidí echarle un pequeño e inocente susto.

-          Roxas – dije con fuerza mientras él observaba fijamente el suelo, como si fuese lo más interesante del mundo, lo vi sobresaltarse hasta el punto de casi dejar caer todas su cosas, solté una risa burlona por lo bajo muy bien disimulada, él notó mi presencia antes de hablar por lo que al romper el silencio solo lo empeore. Estoy totalmente seguro de que ni siquiera notó sus reacciones. Sonreí. – No te irás – ordené justamente cuando lo observe retroceder pero este en cambio hizo lo contrario y comenzó a darse la vuelta listo para marcharse, fui ágil, tal cual y como debía ser en mi trabajo, y llegue junto a él sujetándole las muñecas con fuerza, estampándolo contra la pared. Noté su sorpresa. – Roxas ¿cierto? Soy Axel. – si las miradas mataran, probablemente ya estaría muerto. El rubio puede ser muchas cosas pero débil no es una de ellas, cuando a este no le agrada algo se encarga de que lo sepas y de devolvértelo con creces. No es la primera vez que mi sonrisa burlona choca con la inmensamente irritable y egocéntrica personalidad del rubio. Eso solo lograba hacerme sonreír aun más, me encanta. Así que me acerque bastante a él, chocando mi aliento con su pálido cuello estremeciéndolo y susurrándole lentamente – es un gusto conocerte, chico. – cuando logre dejarlo pasmado por la cercanía me aleje de él y lo solté, descaradamente diciéndole – Nos volveremos a ver. – yéndome sonriente. Cumpliendo mi cometido: dejarlo por completo confundido y desconcertado.

¿No creen que molestar al chico es por demás interesante?

Puede que parezca extraño pero no deseaba compartirlo, Roxas es solo mío, quería que él lo supiera, que sus amigos lo supieran, ¡que el mundo entero lo supiera! También me preocupaba por él, después de todo esos dichosos amigos que se supone que tiene, no tenían ni idea de la locura que estuvo a punto de cometer, ¡casi se suicida!, no podía permitir que algo le pasara, no lo iba a hacer, por eso tome mi decisión, no lo dejaría solo, ni tan solo un minuto. Aunque él no supiera que yo estaba allí, no dejaría de acompañarlo, por asfixiante que le parezca.

Justo por eso, decidí seguirlo a su casa ese mismo día, estaba tan distraído… indefenso, deseaba devorarlo, pero preferiblemente llamaría a Demyx antes de hacer algo así, sería más divertido. Verlo durante tanto tiempo… sus rubios cabellos removiéndose alrededor de todo su pacifico rostro, hizo que algo se removiera en mi interior, quise acercármele y eso hice. Apenas vi la oportunidad corrí para darle la vuelta a la cuadra y aparecer justo delante de él, así sería menos sospechoso… sin embargo conociendo al rubio eso no sería suficiente para despistarlo. Me pegue a él como si fuese su sombra, incomodándolo en el proceso… pero eso solo me entretenía más.

-          ¿A dónde vas? – le pregunté con arrogancia, a sabiendas que eso lo irrita mas que nada.

-          No es tú problema. – replicó, intentando alejarse de mí lo más que pudo pero ágilmente lo acorralé.

-          ¡Vamos Roxy! Tienes que decirme – dije entre risas, con una voz insoportablemente melosa. Obstinándole a propósito.

-          No, quítate de encima ¿quieres? Me asfixias. – fingí impresión aprovechando la oportunidad de volver a sonreír lanzándome hacia él tomándolo desprevenido, lo asfixie en un abrazo que intentó romper con todas sus fuerzas, ¡me resultaba absolutamente divertido!.

-          Vamos Roxy… igual no irás sin mí… – mencioné feliz como si fuese lo más obvio del mundo, me miro molesto queriendo decir “¿de dónde coño sacas eso?”, Rox siempre ha sido fácil de predecir. – De ahora en adelante no saldrás sin mí, en ningún momento – dije ampliando mi sonrisa con malicia. Mi presa estaba a punto de ser… cazada.

-          ¡Suéltame imbécil! Voy a donde se me pegue la gana cuando se me pegue la gana sin ti, ¡así que déjame en paz! – gritó con histeria, llamando la atención de las personas de alrededor, fingí estar dolido mientras pensaba en que tan gratificante sería violarlo ahí mismo.

-          ¡No te molestes, Roxy! – murmure fingiendo tristeza – ¿sabes qué? ¡te mostrare un lugar que te alegrará! – lo sujeté y lo arrastre a mi antojo, sintiendo la gloria de dominarlo, deberían darme un premio nobel por eso. Forcejo lo más que pudo, fue inútil.

A la final hicimos la parada enfrente a ese puesto, el de helados de sal marina, mi favorito.

Conocía bien al chico, esos helados le encantarían… tanto como la primera vez. A pesar del tiempo, los cambios y la situación, estoy consciente de todo, él no me recuerda. Le sonreí al hombre e hice el mismo pedido de hace tantos años, o al menos trate, él reconociéndome sonrió de vuelta tanto como la primera vez y sin dejarme terminar saco ambos helados, con complicidad me dirigió la mirada y comprendiendo simplemente sonreí con gratitud, entregándole el pago y marchándome con un furioso rubio atrás de mí.

Lo guíe ágilmente a un lugar especial, aquel que tantos recuerdos me traía siempre. Noté como el chico miraba a mi lado, curiosamente voltee al mismo lugar… y enfurecí. Un chico, él estaba mirando fijamente a un chico atractivo que coqueteaba con unas chicas frente a una floristería, así que enfurecí.

-          Eres mío. – dije en modo posesivo, molesto mirándolo fijamente, él parpadeo varias veces, sin entender. Probablemente porque lo murmure muy bajo, como un gruñido y con voz muy grave, producto de mi ira.

No deseaba eso, cuando estemos juntos… soñaba con captar su atención, en tenerlo por completo. Como sabia la imposibilidad de este hecho, solía ignorarlo deliberadamente, sin éxito. Siempre quise estar junto a él pero lo perdí muy pronto, apenas éramos unos críos, yo uno muy malcriado, él uno cerrado. Juré protegerlo desde muy pequeño, al mirar tantas heridas recorrer su delicado cuerpo, supe de inmediato su situación, la locura de sus padres, el cuidado de su hermano… Tuve que irme, estando fuera me entere del accidente, Ventus, jamás creí posible tal sacrificio. El amor que un hermano puede tenerle a otro, comprendí lo incierto, entre los gemelos ese amor no tenía límites, él sacrifico todo por mi rubio, hasta su vida. El cariño entre dos gemelos es más grande que entre dos hermanos, o al menos, eso creí. Pero todo fue momentáneo.

Entre mis pensamientos no logre darme cuenta cuando nos ubicamos enfrente de la gran torre, sonriendo satisfecho lo guíe a lo más alto. Cuando estuvimos en el piso correcto, admire la vista y pude percibir la sorpresa de mi acompañante, me alegre en mis adentros y dejándolo atrás me senté en el borde de la torre del reloj.

Recordé algo… cuando nos conocimos, él solía ser tan callado… La mayoría de las cosas no podía comprenderlas y los momentos difíciles que vivía incrementaba ese hecho, creo que fue entonces cuando empecé a pensar mucho más en él, cuando lo veía sentía una enorme alegría, me emocionaba solo con leer sus mensajes o atender sus llamadas. Siendo tan solo un crío, descubrí por primera vez el amor.

Hoy, lo observo sentarse a mi lado y me pregunto ¿seremos los mismos niños de aquel entonces? Tantas cosas han cambiado… y lo único que prevalece, es la sonrisa que me provoca cada vez que lo veo sonreír, lo mucho que me preocupo por él y, tal vez, el sentimiento indescriptible que siento cuando lo escucho reír.

-          Sigues siendo un enano. – me burlo de él mientras lo escucho replicar y me río al notar el sonrojo en su rostro.

-          ¡No me trates como un niño! – me replicaste a la defensiva, siempre fuiste como un niño. – Axel, ¿dijiste “sigues”? – su pregunta solo me hace borrar mi sonrisa al recordar su falta de recuerdos y la causa de ello. Me dolía pensar en eso. – Lo siento. – alcé una ceja interrogante cuando note el arrepentimiento en la oración, pude observar cómo me miras fijamente y murmuras lentamente – No me gusta verte triste. – mi sorpresa fue tan grande que no pude reaccionar, al segundo en el que baje la guardia me tumbo y se colocó encima de mí, no tarde en sentir sus manos por todo mi cuerpo en un penoso intento de hacerme cosquillas.

-          ¡No me ganarás! – exclamé eufórico, lo tumbe al suelo y le quite sus zapatos, seguí determinado a ganarle mientras escuchaba sus suplicas, sujete sus brazos  y use su axila como mi próxima víctima.

Su risa… era simplemente maravillosa.

 

Llego un día en el que quise visitarle, él jamás me menciono su dirección, así que no habría forma de llegar de improvisto. Al menos de que tomáramos en cuenta quien soy, porque señores y señoras, Axel siempre consigue lo que desea.

Al llegar frente a su puerta observe su rostro de estupefacción, “¡¿Qué diablos haces aquí?!” Sonreí a más no poder con todo el sarcasmo que pude reunir. Y le respondí “Visitarte, ¿Qué más?” Note la forma en la que fruncía el ceño, hicimos una guerra de miradas hasta que en señal de rendirse él rodó los ojos y me abrió paso.

-          ¿Quién era, Rox? – parpadee varias veces al escuchar la otra voz y me moleste un poco al caer en ello.

-          Solo un idiota. – su respuesta me dejó indignado. Apresure el paso dejándolo atrás y me senté cómodamente en su sofá, enfrente del chiquillo que se encontraba con él segundos antes, sin prestarle atención, puse ambas piernas encima de la pequeña mesita enfrente del amueblado en el que me encontraba, y lo mire con superioridad.

-          ¿Alguna queja, enano? – le replique al molesto mocoso.

-          Axel, deja a Haynner tranquilo. – lo observe con ira ante su regaño y cruce mis brazos, impotente. – iré por café. – me avisó antes de desaparecer, al verme sin vigilancia, como todo buen… cuidador, me puse a registrar sus cosas desvergonzadamente y con toda la confianza del mundo. El chiquillo me miraba incrédulo, en modo de reproche e indignación, lo ignore y seguí registrando mientras vigilaba al chico.

Note como el rubio se dirigía al baño conjunto a la cocina, me escabullí rápidamente hasta allí y entre antes que él, me escondí detrás de la puerta y lo observe entrar.

-          ¿Qué haces? – pregunté directamente.

-          ¡AHHHHHHHHHH! – gritó con todas sus fuerzas – ¡¿Qué haces aquí?! – pregunto sobresaltado.

-          Acompañarte, ¿Qué más? – le respondí como si fuera lo más obvio del mundo.

-          ¿Qué sucede aquí? – dijo el tercer individuo recién llegado.  Mirándonos confundido.

-          Nada, ignóralo Haynner, es solo otra de sus idioteces. – respondió Roxas cabreado. Saliendo de baño.

Vigile los pasos de Rox hasta que noté como el mocoso observaba todos los movimientos de mi rubio, cabreándome al instante, pude comprender en un santiamén la verdadera forma en que veía ese mocoso a Roxas, en un arrebato de celos decidí ponerlo en su lugar, así que fui directo hasta mi rubio y lo sujete desde la espada, replicando intentó darse la vuelta pero lo sujete con aun más fuerza en forma de abrazo sobreprotector, entonces mire fijamente al chico crédulo frente a nosotros y con una mirada fría le gruñí “él es mío”, la sorpresa reflejada en ambos personajes presentes fue totalmente evidente, en un apego por demostrarlo, use la otra mano para subir su rostro y sin soltar su mentón acerque mi rostro al suyo, besándolo a la fuerza. Use la mano que se ocupaba en sujetarlo y la pasé por debajo de su camiseta, un agudo gemido se escuchó entre el roce de nuestros labios, separando su boca de la mía exclamó en un gemido más sonoro mi nombre, replicándome.

Después de semejante escena Haynner se fue corriendo del departamento, en shock, sin importarme en lo más mínimo continúe sujetando a un muy cabreado Roxas, quien forcejaba para liberarse de mí.

-          ¡¿Qué diablos sucede contigo?! – me gritó con furia. – ¡Largo de aquí! – dijo lanzándome el primer objeto que pudo sujetar. – ¿Tanto te gusta verme rabiar? – me preguntó resbalando pequeñas lágrimas por sus mejillas. Estallando en ira.

Observe incrédulo como corrió directo al baño, anticipándome a sus movimientos corrí y evite que trancara la puerta, no podía dejar que se encerrara ahí solo, sin saber que locura podría cometer esta vez. Lo obligue a entrar y cerré la puerta tras de mí.

-          ¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Tanto te divierte cabrearme?! – cada paso que él retrocedía, era un paso que yo avanzaba, al terminar de acorralarlo contra el lavamanos, posé mi mano derecha en su mejilla.

-          No llores. – le dije suavemente, secando sus lágrimas, sin embargo la reacción que tuvo no fue la esperada, él golpeo si mano lejos de su rostro.

-          ¡Te dije que te fueras! – siguió gritándome.

-          No. – respondí con firmeza, viéndolo colapsar.

-          ¡¿Por qué no puedes…?! Dejarme… solo… – replicó cada vez más débilmente, detalle sus facciones, sus mejillas húmedas y sucias, completamente enrojecidas. Su rostro alterado y preocupado, la inquietud en cada una de sus palabras.

-          Juré que te protegería. Nunca te dejaré solo. – noté como sus ojos se anchaban bruscamente y su mirada se perdía en la mía, alterado frunciendo el ceño sin creer en mis palabras, volvió a pedirme que me fuera. – No es una broma, ¡mírame número trece! – le grité con euforia, sorprendiéndolo. – Eres especial para mí, así que deja de dudar ¿lo captas? – su rostro enrojecía al término de cada palabra, mientras bajaba su mirada lentamente evitando el contacto con la mía, le volví a sujetar el mentón obligándolo a ver mi rostro con seriedad – No me burlo acosta tuya, solo te muestro como soy, como me siento por ti. Además… me molesta que mires tanto a ese chiquillo enano, teniendo a un galán como yo enfrente tuyo, ¿Cómo es posible que mires a otra parte? – exclamé con arrogancia burlándome de él, haciéndolo enfurecer apropósito.

-          ¡I-idiota! ¿Qué se supone que estás diciendo? – replicó furioso y completamente avergonzado. Sonreí con cariño, separándome de él y alejándolo del lavado, use ambos brazos para volverlo a atrapar en un abrazo.

-          Eres mío. – susurre en su oído, sentí como se tensaba, estaba preparado para sus reclamos, para el forcejo, para su rechazó… pero nada de eso llegó, en cambio, sentí como pasó sus brazos por detrás de mi espalda y suavemente susurraba “gracias, Axel” devolviéndome el abrazo, “gracias por todo”. Sentí sus brazos sujetarme con desespero y sonreí nostálgico. – Para eso estoy. – le respondí cerrando mis ojos, entendiendo a que se refería. Me separe lentamente de él y le pregunté alegremente. – ¿Qué tal si vamos por unos helados? – y luego de tantos años, por primera vez… pude verlo sonreír.

 

Pasaron varios días, mi relación con el chico iba mejorando, pude notar que evitaba estar cerca de mí, ese increíble contraste entre la inocencia y el egocentrismo del rubio siempre me sorprendía, lucía tan inocente cada vez que evitaba mi mirada. A pesar de ello, pude notar lo incomoda que le resultaba la situación, tener a alguien irrumpiendo en su vida parecía agobiarlo, tampoco es que yo hacía algo al respecto, al contrario, lo seguía a todas partes y evitaba dejarlo solo más de cinco segundos, siendo tan reservado ya me esperaba ese tipo de reacción de su parte, eso no hacía más que hacerme reir.

Quise vigilar al chico lo más que podía, no existía cosa más divertida que verlo rabiar, fruncir el ceño con molestia mientras me miraba con tanta ira pudiese contener, me parecía un pequeño gatito indefenso intentando parecer un león fuerte y dominante, lucía adorable.  Todo iba perfecto, hasta que ese día llegó… me descuide y ellos me encontraron.

Conocía perfectamente a mi viejo y peligroso amigo… No podía resistirme, tenía que ir. Cuando Saix se proponía algo, lo lograba. Sentí tanta decepción dirigida a la persona que una vez considere la mejor de todas, ser parte de un engaño… ser manipulado de manera tan simple, Saix ya había perdido todo rastro de respeto que pudiese tener por él. Quién realmente me preocupaba es Roxas, ¿Qué pasaría si lo encontraran? No podía permitirlo, él es el único que no merece ser parte de esto. Juré protegerlo y eso haré.

Porque Roxas es mi posesión más importante.

Fui encadenado, golpeado y maltratado. Sentí tanta tristeza… porque sabía que para él no tenía significado, para mi antiguo amigo yo no existo, solo la sombra de mi recuerdo. Sin importar de estar frente a él… de necesitar su ayuda, él me ignoro por completo, tal vez lo que peor tuve que vivir fue observar cada día su rencorosa mirada, teñida en odio y repulsión, las lágrimas de dolor resbalaron por la comisura de mis ojos en cada latigazo, en cada puñetazo, las ahogadas y burlas… Nada podía dañarme más que su desprecio, esa siempre fue la verdadera razón de mis lágrimas. Me sentía perdido y abandonado cada vez que evitaba revelar información, apreciando su arma secreta usada únicamente en mi contra, Roxas. Mi deseo de protegerlo y cuidar de él sobrepasaba cualquier otro sentimiento, fui fuerte por él y solo por él.

La única cosa que pudo curar mis heridas, fue la llegada de Demyx, disparando y peleando se abrió un camino hasta mí, soltó las cadenas que me apresaban abrazándome en el acto, preguntándome con esa mirada de preocupación si me encontraba bien. Entonces supe que era libre, podría defenderme y pelear, pelear por Saix, por Roxas y por mí mismo. Junto con los recién llegados nos propusimos encerrar tras las rejas a aquellos responsables del incidente, Demyx a mi lado apoyándome y cubriendo mi espalda en todo momento hizo que me diera cuenta de algo: no era suficiente; decidí arder ese lugar. Con una gran explosión me deshice de todo, cada cómplice, cada lugar, solo quedó él; Saix. Ese día con mi pistola en su cabeza tome una decisión, lo deje ir, solo para encontrarme con él otra vez más y está vez acabarlo junto a todos sus cómplices.

Como usualmente, tenía prohibido hablar del tema, por eso no me sorprendí al descubrir que, al encontrarme a Roxas, no le podía decir la verdad y como consecuencia este se molestaba conmigo, evidentemente preocupado. Pero sí me sorprendí al ver su reacción.

-          ¡¿Por qué no puedes decirme?! ¡¡Respóndeme Axel!! – gritó histérico el rubio, haciéndome suspirar irritado. Ya estaba acostumbrado a meterme en peligros, un simple secuestro en mi oficio… es como el pan de cada día; pero no para Roxas, no había forma de explicárselo. – Axel… ¿no dijiste que soy importante para ti? – me preguntó, confundiéndome. Miro al cielo por unos instantes y regreso su mirada hacía mí con nostalgia. – Yo confío en ti. – me dijo esbozando una pequeña sonrisa. – Haré que tú confíes en mí. – mis ojos se expandieron a más no poder, mirándolo incrédulo, ¿había escuchado bien? – Acosador o no… – replicó con una risilla burlona – Ya formas parte de mí. Y yo protejo lo que es mío. Al final del día seré yo quien cuide de ti, Axel. Porque eres especial para mí. – entrecerró los ojos dejando que el viento meciera sus cabellos. Esboce una sonrisa de dulzura y lo mire con cariño, poco a poco acerque mi cuerpo al suyo, al estar enfrente de él solo me agache hasta su altura y bese su frente con cariño. Él sonrojado me empezó a replicar y escuchándolo quejarse como siempre reí con gran felicidad, revolviendo sus rubios cabellos en el proceso.

-          Tengo ganas de comer helado, ¿lo captas? – mirándome con una sonrisa cómplice ladeo su cabeza y me respondió:

-          Entonces tendremos que ir por unos. – me tomo del brazo y me arrastro con fuerza riendo en el proceso, yo lo deje ser dejándome llevar por su dulzura, sonriendo con una gran calidez inundando mi pecho.

¿Cuánto… puede tomarle a una persona enamorarse? Y en tal caso, ¿cómo se sentirá?

Yo creo… que amo a Roxas.

Pero alguien como yo no puede amar.

Si tan solo algún día él fuese mío… si tan solo… algún día…

Quiero demostrarle lo que siento, porque el amor no se mide con palabras.

Roxas… al estar con él, me sentí realmente vivo por primera vez.

Notas finales:

Antes de irme agradezco a todos los que leyeron mi fic n.n Que les guste es otra de las razones que tengo para seguir escribiendo, personalmente a aquellos que dejaron review, los que mas me animaron a continuar:

 Sweet Pumpkin

 frikipotter95  Nico Y... los otros extraños comentarios .__. Creo..        

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