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I want your love por metallikita666

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Notas del capitulo:

Mañana viernes será 2 de mayo, fecha especial que muchos en muy variados lugares del mundo conmemoramos, recordando un aniversario luctuoso más de nuestra bellísima Araña Rosa. En los comentarios iniciales de uno de los capítulos anteriores de este fic, mencioné que esperaba poder tener a tiempo el breve homenaje que le había preparado a él, en concordancia con la historia que nos ocupa; pero dado que dicho tributo se ubica al final del relato, no podré mostrarlo todavía. No obstante, para mí ese pequeño detalle es a la vez indiferente, pues justo como debería ser con otras tantas fechas, para nosotros sus fans el día de hide no es solamente su cumpleaños o su aniversario luctuoso, sino todos los días de cada año. Puede que suene trillado, pero es algo que en verdad creo.

Ahora bien, regresemos adonde nos habíamos quedado :3

       Tres días después de aquel tan atareado lunes, prácticamente todas las pertenencias de la banda del Ghost of Romance –limpias y arregladas- se encontraban en estuches, cajas y bolsas; y los respectivos inventarios, hechos. El proceso completo había requerido la dedicación de los cuatro jovencitos menores durante todo ese tiempo, y –a excepción de por unos que otros kana ininteligibles en los listados- Minato sonreía feliz, papeles en mano.

-¡Vaya, vaya! ¡Muy buen trabajo, eh chicos!- exclamó el moreno, probablemente más contento al ver que tenían más cosas que las que él creía, una vez resuelto semejante desorden, que por cualquier otro motivo. Si se quisiera poner de tal modo, la casa de los mayores lucía incluso decente.

       Los roadies, por su parte, si bien habían estado manejando entre ellos la sospecha de que todos esos encargos tenían que ver con el tema de una pronta gira, no se habían atrevido a preguntar directamente nada sobre el asunto. Ryuichi, no obstante, tenía razones distintas para su inquietud incesante de esos días: desde el episodio infortunado que molestara sobremanera al vocalista pelinegro, no había vuelto a ver a éste en ningún otro momento.

-Minato-san, ¿nos podemos ir ya?- inquirió Yamada, soltándose la coleta que se había hecho para que su cabello no interfiriera mientras desarmaba pedaleras.

-Es toda una renta tener dos novias, ¿no, Shinya-kun? Te han de tener muy controlado…- intervino Yuuji, mirando al más joven con un gesto pícaro y sugerente. El castaño se sonrojó de inmediato: sorprendido, ya que, según él, nadie más lo había escuchado cuando les refirió a sus compañeros de trabajo las salidas que solía tener con su novia y la mejor amiga de ésta.

-¡Ay, por favor, Adachi!- Se oyó una tercera voz, proveniente de la cocina. -¡Tú ni siquiera sabes lo que es tener una!-

       Ofendidísimo, el aludido se juró mentalmente que de esa Masumoto no se escapaba; por lo que, amenazante, se acercó al sillón donde el otro se había echado para luego colocar sus pies enfundados en botas de piel sobre la mesita de centro. El baterista de Dead End, quien ya se conocía de memoria aquellas escenas, se interpuso oportunamente entre ambos.

-¡Por lo menos, cuando la tenga, todos pueden estar seguros de que será una mujer, eh grandísima cretina!-

-Ya, ya, ¡basta, ustedes dos!- Masafumi, de frente a You, lo detenía colocando ambas manos sobre sus hombros. Las reprimendas hacia sus compañeros escapaban por sus labios en medio de una sonrisa que no le era posible disimular. Y es que el músico, cuando cruzaba su mirada con las de los colegiales podía percatarse de que ellos también disfrutaban grandemente de las “peleas” entre guitarrista y bajista, pero que por comportarse como buenos chicos no lo demostraban. -¿Qué no les da pena estar diciendo siempre semejantes estupideces frente a los muchachos? ¡Vaya que Morrie tiene razón en enojarse!-

-Déjalo, a mí no me importa lo que diga de mí ese tarado- Joe, mirando la tele, encendía un cigarrillo. –Y respecto de Morrie, todo el mundo sabe que es un amargado sin remedio…-

-Emmm… Entonces, ¡hasta el lunes!- Shinya, tomando sus cosas, se acercó a la puerta. Ni de broma quería estar presente si por casualidad el de Himeji había llegado a escuchar todo lo que ahí se decía. Tanto Sakura como Ami lo siguieron diligentemente.

-¡Nos vemos!- se despidieron los mayores, tras de lo cual el ex Terra Rosa subió las escaleras y el baterista se dirigió al cuarto de ensayo. 

       Después de un rato de estar mirando parte de un programa de preguntas sobre música, Tadashi se estiró, llevando ambos brazos hacia atrás y emitiendo un aperezado bostezo. Luego se sentó con la espalda erguida y, tras apagar el aparato, se dispuso a incorporarse para ir al segundo piso.

       Su buen susto se llevó al darse cuenta de que Kawamura seguía en el departamento, sentado en el macetero de la terraza.

-Oye, Ryuichi-kun… ¿Qué no te habías ido con los demás?- preguntó el mayor, acercándose al de melena oscura sin todavía quitar su gesto de asombro. Más le valió que ese día se encontrara demasiado adormilado como para ponerse a comentar para sí mismo y en voz alta lo que hacían en el programa, momentos antes, pues tras hallar que el roadie lo hubiera escuchado, se habría muerto de pena.

       Pero el muchacho continuaba en silencio y con el ceño contraído, por lo cual el de mejillas prominentes decidió allegarse a él con mayor cautela.

-¿Qué pasó?... ¿Qué tienes?-

       El chico, mirándole por fin, suspiró.

-Lo que sucede es que Morrie-san…-

-Si vas a hablar de mí a mis espaldas, mejor dímelo en la cara, niño.-

       Tanto el rubio como Ryuichi voltearon atónitos en dirección de aquella voz. Ohtsuka, sin que nadie pudiera decir cómo, había bajado del segundo piso o llegado de afuera sin que se escuchara ni uno de sus pasos, y en aquel momento se asomaba por el portal que llevaba a la cocina.

-Eso me habría gustado hacer desde el lunes, taishou[1]-sama. Pero la vez que lo intenté, usted ni siquiera quiso que le dirigiera la palabra- el colegial se puso de pie y, sin saber incluso de dónde, tuvo las agallas suficientes como para mantener su talante y proseguir con aquella contestación. –¡Y desde entonces hasta ahora, no lo había vuelto a ver!-

       Morrie, quien contrajo todavía más su fisonomía, apretó los puños dentro de las bolsas laterales de su chamarra de cuero y, a continuación, dejó de apoyarse en el marco de la puerta. Joe miraba intermitentemente a ambos, con los ojos muy abiertos, sin atreverse a pronunciar palabra.

-Ha de ser porque lo que sea que me tienes que decir es, como se puede esperar de ti, una enorme tontería.-

       El menor de los tres experimentó un violento retortijón en las entrañas a partir del instante mismo en que dicho parlamento alcanzó sus oídos. Instintivamente, sus labios se entreabrieron y el chico comenzó a inhalar por la boca de forma audible, al tiempo que -por primera vez en la vida- se había atrevido a sostenerle la mirada a su ídolo.

       El gran respeto que el chico sentía por aquel hombre de figura y voz envidiable se daba un rudo encontronazo con su manera de ser tan gélida e insensible; tan ambivalente, incluso. Porque aunque Ohtsuka no lo acogiera en su servicio con el mayor de los abrazos y toda la efusividad del mundo –era cierto-, se había dignado ya varias veces a dedicarle parte de su tiempo, concediéndole su visto bueno conforme el jovencito hacía progresos a sus ojos. Era por ello que la actitud del vocalista en lo que iba de esa semana tenía a Kawamura muy apesadumbrado, especialmente al recordar lo que el otro le dijera en su última sesión; animándolo, muy a su manera, a seguir ensayando y a procurarse un lugar. No era de extrañar, pues, que el muchacho acabara comportándose como si un inesperado baldazo de agua fría le cayera encima, lanzándolo abruptamente a una realidad que no había concebido como la suya.

       El roadie, sin pronunciar una palabra más, salió de la estancia a toda prisa, dejando tras de sí las reverberaciones del sonido de la puerta al haberla azotado con fuerza. El bajista de blondos rizos dio un respingo a causa del ruido, buscando con orbes muy abiertos a su compañero de banda.

-Hay veces en que hasta yo me sorprendo de lo hijo de puta que puedes llegar a ser, Motoyuki…- Masumoto estaba seguro de que tanto You como Minato habrían escuchado los gritos del más joven, pero que por ser un asunto que atañía directamente al esbelto líder, prefirieron no aparecerse. -¿¡Es que era necesario tratar así al pobre chico!?-

-Tú eres el menos indicado para reclamarme nada- contestó el pelinegro dándole la espalda, a lo que a Tadashi casi se le desorbitaron los ojos de la impresión por lo que el otro acababa de decir. -¿Acaso la tuvieron fácil tú y tus compañeros cuando nadie les quería dar crédito por tener al frente a Kuniko[2], en vez de a un tipo cualquiera que ni en mil años luz poseería una voz tan espectacular como la de ella?-

       El ex Rajas parpadeó confundido, sintiendo que entendía el proceder de su camarada cada vez menos.

-¿P-pero qué mierda tiene…?-

-¿…que ver eso?- se adelantó el mayor, robándole las palabras al tiempo que, finalmente, se volteaba hacia su interlocutor. Debido al gesto, Joe pareció intimidarse. –Absolutamente todos los que nos dedicamos a este tipo de vida sabemos que puede ser cualquier cosa, menos fácil. La manera en tú mimas y consientes a Ami-kun y Minato a Sakura, me revienta los huevos.- La voz del cantante era cada vez más firme, de la misma manera en que inmutable se mantenía su dura mirada. -Por lo que, si ese chamaco malcriado que acaba de huir haciendo bravatas como una quinceañera no vuelve aquí el lunes y se dispone a trabajar por lo que quiere con redoblados esfuerzos, muy poco me importará que haya sido aceptado entre sus amigos como vocalista, que ya se sepa su primera canción original de memoria, o que se la pase practicando día y noche.-

       Luego de aquello, podía decirse con completa y total seguridad que Crazy Cool Joe no cabía en sí mismo de la estupefacción. Esos eran datos que ni ellos tres conocían, a pesar de que se pasaban la mayor parte del día en casa y rodeados de los jovencitos.

       Sin embargo, el rabioso lobo que ya buscaba su madriguera en el segundo piso no había tenido siquiera que abrir la boca para procurárselos.



[1] “Jefe” o “líder” en japonés, con posibilidades de connotación más naval, civil o familiar, según sea el caso; a diferencia de los vocablos pertenecientes a la esfera yakuza que se emplearon en otro fanfiction.

[2] Previamente a tomar su lugar en Dead End, Crazy Cool Joe fue el bajista de la banda de heavy metal melódico Rajas, la cual tenía como cantante a la bella Kuniko Morikawa. 

Notas finales:

Eso es lo que yo llamaría... dosis triple de Amargurex *suspirando*

¡Señoras y señores: Morrie, el rey de la pedagogía! XD


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