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I want your love por metallikita666

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-¡Psss, ey, Mina-kun! ¡Vamos por una de las hamburguesas con papas de la esquina!- lo exhortó Joe, asomándose por la puerta de la sala de ensayos y empleando un tono bastante tentador al referirse a la comida. –¡Sólo faltan tú, Ryu-chan y Shinya!-

       El interpelado, por otra parte, curvó levemente sus comisuras hacia arriba, para luego declinar con cortesía.

-Tengo que terminar unas cosas aquí. Y a los chicos mejor no les digas nada. Déjalos en lo suyo.-

       Tadashi frunció un poco el entrecejo, pero entendió del todo la preocupación de su compañero. Durante unos segundos más sus miradas se cruzaron en perfecto diálogo, siendo ellas mismas las que les sugirieron no poner en palabras lo que habían logrado comunicarse.

-¡Vuelvo al rato! No explotes a los nenes, ¿vale?-

       Minato rió quedo ante la última ocurrencia, al tiempo que sellaba con cinta adhesiva un par de cajas. Empero, algo en su ancha espalda se tensó en ese instante: con Masumoto y los demás jovencitos fuera de la casa, el momento era idóneo para darle a conocer a Kawamura la resolución que él y sus compañeros habían tomado respecto de su participación en el venidero tour. El único inconveniente parecía ser la presencia del roadie castaño; no obstante, eso resultaba inexacto para el ex Saber Tiger, pues éste valoraba ante todo la amistad de ambos muchachos. Lo cierto es que al final tantas consideraciones no fueron necesarias, pues el músico pelicorto cayó en cuenta de que todo se arreglaría por sí solo cuando escuchó la conversación en el otro aposento, a tan solo segundos después de su propia reflexión.

-Senpai… Te noto raro, desde hace algunos días… Y por lo del trabajo, casi no hemos tenido tiempo de conversar. ¿Te encuentras bien?- Ryuichi, con tono precavido, se había acercado a Yamada, probablemente también aprovechando que casi nadie más les acompañaba.

-Sí… no te preocupes, Ryuichi-kun- aunque no tan animado como siempre, el mayor había respondido de forma tal que Minato pudo imaginarse una sonrisa en el rostro del colegial al contestar aquello, para confortar a su amigo. –Sucede que como bien dicen… esto de las relaciones sentimentales a veces no es tan sencillo...-

-Oh, ¿pasó algo con Kumi-chan?- El menor de ambos no ocultó su curiosidad, si bien al momento se apenó por su ignorancia en el tema, tal como lo pudo comprobar el baterista mayor al escuchar la continuación de la réplica del pelinegro. –E-es decir… No vayas a pensar que pretendo que me cuentes, y yo tampoco sé mucho que digamos sobre mujeres… Pero si necesitas desahogarte con alguien, recuerda que para eso estamos los amigos.-

       Acto seguido, unos objetos siendo movidos a su paso y en dirección de la sala de ensayos donde se encontraba Masafumi fue lo siguiente que se oyó en el cuarto contiguo. El percusionista, para no ser sorprendido en plena escucha, se apuró a echarle un vistazo más a los objetos apilados en la habitación, los cuales se hallaban prácticamente listos para ser puestos en los vehículos de gira. Cuando estaba por abandonar el aposento se encontró con Yamada, quien se ordenaba un poco la melena con los dedos para colocarse de nuevo su gorra.

-Minato-san, sé que el turno de la mañana todavía no acaba, pero creo que los otros podrán ayudarles si surge algo más que hacer. Yo… necesito permiso para retirarme- aparte de la solemnidad inusual en sus palabras, era evidente que alguna situación mantenía preocupado al colegial.

       Durante esos días, y si bien el castaño no había dejado de acudir a la casa de los mayores para sus turnos y sus prácticas, todos pudieron notar el cambio en su actitud. Sin embargo, y por el tradicional respeto a la privacidad practicado en su cultura, las interrogaciones habían quedado de lado. Nadie deseaba verle mal, claro estaba, pero dados los rasgos de su carácter, tanto sus jefes como sus compañeros sabían que aquella conducta no era signo de un problema que pudiera poner en riesgo su integridad. De haber sido de esa manera, no obstante, ninguno habría dudado en aprestarse a socorrerle con mucha mayor vehemencia.

       El músico de corta melena asintió con la cabeza, dejando ver en su semblante que coincidía plenamente con el chico.

-Adelante, y mucha suerte. Arregla lo que tengas que arreglar, y confía en ti, Shinya-kun. Nadie, por más que insista, podría darte un mejor consejo que ese. Sólo tú sabes lo que quieres…-

       Mirando al mayor con ojos agradecidos, el siempre bromista jovencito recuperó por unos instantes esa capacidad suya de hacer que sus bonitos orbes fueran los que sonrieran en primera instancia, y que toda otra réplica simplemente sobrara. Era posible que las palabras de su jefe -compañero mayor y maestro, ante todo- terminaran de reafirmar en él la necesidad que sabía que tenía de enfrentar aquel problema, por más que a la vista del mundo lo suyo no fueran más que boberías. Las nimiedades de un adolescente, tal vez; pero sus propias nimiedades, al fin y al cabo. Y, como bien le había dicho el otro baterista, un hecho al que sólo él sabría cómo ponerle fin, aunque no pudiera estar seguro de su mismo desenlace.

       Tras tomar sus cosas, Shinya se despidió de quienes todavía permanecerían en el departamento luego de su partida, dejándole el camino libre al ex Saber Tiger para poner a Ryuichi al tanto de lo de su nuevo encargo junto a la banda.

       Masafumi no pudo evitar pensar que –otra vez y para no variar- Morrie también le había delegado de forma tácita esa responsabilidad, lo cual lo irritaba un poco. No porque no quisiera ser él quien le diera la noticia al jovencito de larga cabellera azabache, sino porque Ohtsuka, en vez de aprovechar ese hecho para estrechar más su relación con el colegial, sencillamente se hacía a un lado.

       Cuando lo vio volver a sus labores de revisar las prendas de los guardarropas contra lista –pedido especial de Joe y al que Minato finalmente había tenido que acceder de mala gana- el mayor de los presentes se acercó al roadie.

-¿Seguro de que no tienes hambre? Si sigues trabajando sin tomarte al menos un rato de descanso, mamá Josefina me va a regañar…-

       Ryuichi sonrió desviando la mirada, incrementando dicho gesto cuando advirtió que el mayor seguía observándole. No había soltado la tabla sobre la cual se apoyaba al escribir, pero tampoco continuó verificando la ropa.

-Si Joe-san se enterara de las cosas que dicen a sus espaldas…-

-¡Nada de “a sus espaldas”! ¡Se las decimos en su pintarrajeada cara! ¿Qué no has visto?-

       El jocoso e inesperado comentario respecto del rubio bajista no pudo sino lograr provocarle al chico una auténtica carcajada, la cual fue secundada de inmediato por el pelicorto. Al cabo de unos instantes, cuando la situación de distancia inicial fue rota gracias a aquel intercambio de palabras, Minato miró una vez más los largos percheros, así como todo lo que permanecía ordenado y colocado en los alrededores. El de Yamato, también en silencio, parecía hacer lo mismo.

-Ryuichi… Supongo que ya para estas alturas has de estar al tanto de por qué les pedimos empacar todo esto, ¿no es así?-

       Kawamura se tensó un poco por lo que le dijera el mayor, pero no pareció ser algo que lo tomara por sorpresa del todo. Muchas veces, Masafumi o cualquiera de los demás tenía la oportunidad de escuchar las conversaciones de los más jóvenes, por lo cual sabían que ellos siempre se mantenían a la espera de sus decisiones y movimientos. Pero si bien para esos días no habían llegado a oír ninguna plática relativa al tema de la selección y el empaque, todo debía ser muy claro para entonces. No hacía falta ni trabajar oficialmente con la banda para saber que su base de operaciones no sería, por lo regular, precisamente el sitio más ordenado del mundo.

-Sí- asintió el menor, bajando la tabla y el lapicero, y mirando al baterista a los ojos. –O al menos, me lo imagino. ¿Un tour, verdad?-

       El otro movió la cabeza de atrás hacia adelante.

-Y muy pronto. La primera fecha será en dos semanas y media, aunque pensamos viajar un poco antes para comenzar a practicar el acomodo con el nuevo staff… y los nuevos roadies.-

-¿Ca-cambiaron a muchos miembros del staff anterior?- El chico no pudo evitar ponerse un poco nervioso, y el desvío –ya fuera intencional o no- del objeto de sus interrogantes hizo que el pelicorto se enterneciera.

       A lo mejor, la actitud del bajista de su banda no estaba tan fuera de lugar, pues era verdad que aquellos colegiales eran para ellos muchas veces una suerte de hermanos menores. Así, y nunca como a potenciales rivales era la manera en que la gran banda liderada por el pelinegro de blancas extensiones había decidido acoger a sus aprendices y ayudantes.

-A la mayoría. Sobre todo por el hecho de que una vez que nos mudamos, a muchos se les hacía imposible continuar. Todos ellos, al igual que los chicos anteriores, tienen por delante mucho trabajo con otras bandas, así como con las suyas propias, como lo hizo Niimi-kun, por ejemplo- lo último atrajo poderosamente la atención del más bajo. -Tú no te imaginas cómo se mueve ese negocio en Tokio, Ryuichi. Pero tengo el fiel convencimiento de que algún día lo verás.-

       El semblante del de Yamato, otrora huidizo e inestable, se tornó más confiado de inmediato. Para Minato la estrategia no había podido ser mejor, y fue por ello que no dejó que se desvaneciera el ambiente del momento, continuando con el anuncio, segundos después.

-En cuanto a ustedes, lógicamente tendrán vacaciones hasta que volvamos. Sin embargo, tú y Sakura pueden irse despidiendo de ellas… porque como vendrán con nosotros, se la pasarán trabajando día y noche.-

       Justo como se la imaginaba el mayor al haber planteado el asunto de semejante manera, la reacción del más joven fue un absoluto choque de sentimientos. Primero, atónito e inmóvil, sin poder ocultar la sorpresa en sus ojos rasgados. Pero después, en el punto en que su cerebro ya había procesado lo dicho, la celebración no se hizo esperar. Dejando caer las listas al suelo, Kawamura se llevó la mano al rostro y se cubrió la boca, y entre sus dedos se divisaba claramente que no sabía si apretar los labios o separarlos. Su ceño, por otro lado, estaba levemente fruncido, pero al tiempo en que sus orbes se abrían más y más. Al advertir lo mucho que se regocijaba el baterista con sus gestos, el chico por fin sonrió ampliamente y en sus mejillas apareció un matizado arrebol, el cual empeoró –eso sí- cuando vio la tabla con los papeles desparramados debajo, y se apuró a alzarlo todo.

-Usted… me está embromando, ¿verdad, Minato-san?-

-¡Oh no, no! ¡Para nada!- respondió el ex Saber Tiger, muy animado. -¿Por qué habría de hacerlo? O, mejor dicho, ¿por qué no podías ser tú uno de los escogidos? Has venido trabajando bien, no faltas a tus prácticas y Morrie, hasta ahora, parece satisfecho con tu trabajo.-

       De nuevo, el chico de melena negra y larga se quedó sin palabras frente a su interlocutor; en lo que, según el parecer del experimentado músico, era un intento de interiorizarlo todo y dar crédito a lo sucedido. El percusionista comprendía que la relación entre él y el menor no era una que implicara para éste la posibilidad de exteriorizar toda su emoción tal cual lo haría probablemente estando con sus amigos, por lo que vio esa inseguridad como una respuesta natural de parte de Kawamura. Y al no haber habido ninguna objeción al momento de la noticia –cosa que el de las baquetas tampoco se esperaba, pues aquella tarea era algo consabido como parte del trabajo de los muchachos, por no decir su objetivo último- Masafumi asumió que ya todo estaba dicho.

-Felicidades, Ryuichi-kun. En realidad, has hecho un buen trabajo, y no dudamos de que también lo harás durante la gira. Desde ya te aviso, eso sí, que los que más disfrutan en ella son los fanáticos, porque tanto ustedes como nosotros tenemos que lidiar con todos los preparativos… y el show, por supuesto.- El baterista de Dead End hizo una pausa y suspiró largamente, evocando ciertos momentos que ilustraban bien a lo que acababa de hacer referencia, para después mirar al colegial de nueva cuenta. –Es más lo que se trabaja que otra cosa, pero la satisfacción es enorme. Ya entenderás lo que intento decirte.-

-La primera vez que los vi, fue para la fecha de cierre del tour anterior, aquí en la ciudad. El solo hecho de pensar que ahora tendré la oportunidad de estar del otro lado… No, ¡no se lo imagina, Minato-san!...-

-¡Pero claro que sí! ¿Qué acaso crees que yo no fui a conciertos cuando tenía tu edad?- El pelicorto rió, acompañando sus palabras con ese tono simpático que, al igual que sucedía con Yuuji y Joe, caracterizaba su trato para con los chicos. –Pero rayos, ¿qué estoy diciendo? ¡Si todavía puedo hacerlo! Deja no más que terminemos con todo esto, y me escaparé de nuevo a Londres… ¡sin los latosos esos, eh! ¡A ti es a quien le va a tocar quedarse soportándolos!-

       Un sentido intercambio de risas volvió a suscitarse, pero al momento, Ryuichi se quedó otra vez pensativo.

-Fue en ese concierto que conocí a mis amigos, los que ahora están conmigo en la banda, incluido Shinya-senpai.-

-Qué bueno. Me alegra que no hayas tenido que pasar demasiado tiempo sin compañía. Venías llegando a la ciudad, ¿no es así?- Minato se acercó hasta colocar su mano en el hombro del muchacho, el cual asintió tras la pregunta, dándole la razón a su jefe. –A ellos también tendrás que darles la noticia, y deberán suspender sus ensayos por un tiempo. Si quieres, puedes tomarte el resto del día. Deja eso, que de todas maneras, ya estabas por acabarlo. Será mejor que lo termine Joe mismo, a ver si al menos hace algo productivo hoy.-

       El baterista, luego de eso, se alejó con rumbo a la sala de la puerta revestida, para entrar en ella nuevamente. Ryuichi, por su parte, lo miraba con duda, queriendo confirmar que no habría problema si abandonaba el encargo.

-Vete tranquilo, que de todas maneras nos vemos dentro de dos semanas. Almuerza en casa, descansa y prepárate para el ensayo. ¿Practican hoy, supongo?-

-No, lo hicimos ayer, así que toca hasta mañana. Pero en verdad le agradezco el permiso- el jovencito finalizó inclinándose profundamente. Acto seguido, dejó la tabla y el lapicero encima de unas cajas que estaban junto a la percha, y fue por sus cosas.

       El mayor, viéndole ir y venir desde el marco de la puerta, sonrió a modo de despedida una vez que el chico dejó la casa, seguro de que Tadashi y los demás estarían casi por llegar. No obstante, a Sakura no lo vería sino hasta un rato después, cuando comenzara el turno de la tarde.

Notas finales:

Les agradezco muchos a todos cuantos siguen leyendo, y también me alegra haberme enterado de que hay personas que se reintegran tras algún tiempo.

Gracias por su generosidad inmensa, y en verdad espero que disfruten lo que todavía resta de historia. Nos vemos pronto :D


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