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I want your love por metallikita666

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Notas del capitulo:

Saludos, mis hermosas lectoras. Antes de cualquier otro asunto, quiero agradecerles profundamente los bellos comentarios que me hicieron respecto del primer capítulo y sus impresiones en relación con las notas preliminares, pues tengo que admitir que me ilusionaron mucho con que sí les gustará el resto de la historia, y me dejaron enormemente satisfecha ;w; *llora como una pendeja a causa de la emoción*

La actualización de este día, por otro lado, va con una mención súper especial, pues resulta que ayer cumplió años nada más y nada menos que la rubia más inteligente, hermosa y dulce del mundo entero. A tu salud, Alex querida, expreso mis deseos públicamente, para que muchos dieciséis de noviembre más lleguen a tu vida y a la nuestra, mientras tengamos la dicha de merecer tu presencia.

Un abrazo enorme, hermanita <3

 

 

(En las notas finales más pelotudeo, pero por ahora, a leer el capi XD)

       Esa mañana, Ryuichi apenas llegó a tiempo a su salón de clase. El día anterior, por no volver temprano a causa de haber ido donde Sugizo después del concierto, se le presentaron algunos problemas cuando por fin arribó a casa. Ciertas pertenencias habían sido enviadas desde Yamato mediante encomienda, por lo que a pesar de estar cansado y un tanto soñoliento debido a los tragos que se había tomado, el jovencito tuvo que aplicarse al trabajo. En aras de evitar cualquier tipo de discusión con su madre, invirtió en ello todo el tiempo necesario hasta que las cosas estuvieron fuera de las cajas y ubicadas en su sitio, lo que sin duda le costó minutos de sueño robados al día siguiente.

       La primera parte de la jornada lectiva transcurrió sin novedad alguna; sin embargo, el pelinegro no pudo dejar de considerar la idea de lograr, por algún medio, que lo cambiaran de grupo. Aún no se había acercado a nadie en su clase, pero es que cuando miraba en derredor, ningún chico o chica le atraía lo suficiente como para que deseara hablarle. Además, todos tenían ya sus grupitos, pues parecía que habían estado juntos desde que salieran de la primaria.

       Llegó la hora del almuerzo y conforme a lo pactado, Kawamura esperó a sus nuevos amigos en el pasillo de los baños. Como el aula de Inoran y de J era la más cercana al mencionado sitio, el chico miraba en esa dirección. Se sorprendió una vez que advirtió que Inoue salía antes que todo el mundo tras empujar violentamente la puerta de su clase, pero la confusión fue enorme cuando vio que el muchacho se ensañaba con el basurero que estaba afuera y lo pateaba con furia.

       Ryuichi jamás en su vida se imaginó ver al que tenía pinta de ser buen alumno -tal vez el mejor de todo su círculo de amigos- haciendo semejante cosa.

-Inoran, ¿qué te sucede?...- preguntó el de los orbes marrones todavía atónito, acercándose.

       El aludido levantó la mirada para reconocer a quien se dirigía a él mientras aún resoplaba con enojo, pero no respondió nada. Sus ojos se cristalizaron segundos después y apenas se percató de ello, salió corriendo de ahí y desapareció por el lado contrario, ante la mirada desconcertada del mayor.

-¡Hola! ¿Sólo has llegado tú?-

       En respuesta a la interrogante de Yasuhiro, el dueño de la melena oscura negó con la cabeza.

-Shinobu estuvo aquí hace un momento, pero actuaba demasiado extraño. Le pregunté que qué le sucedía y se fue sin decir nada…-

       Hablando entre dientes, el alto pelirrojo suspiró con pesadez.

-Ese imbécil de Jun…-

       Ante la réplica, Kawamura se rascó una sien y lo miró con cara de entender cada vez menos.

-¿Qué dijiste?-

-No, nada. No te preocupes- respondió el otro, sonriéndole al chico. Después de todo, éste no tenía la culpa de lo que estuviera sucediendo, pero Sugihara estaba seguro de que a él ya lo iba a escuchar el rubio desconsiderado.

       Ambos colegiales se recostaron contra la pared, mirando en silencio a los que pasaban. J apareció a los minutos: observaba a ambos lados y actuaba receloso. Su mirada se encontró abruptamente con la del mayor de todos, quien tenía semblante molesto.

-¿Se puede saber qué pasó ahora?-

-No sé de qué me hablas, Sugizo- contestó el que acababa de llegar, restándole importancia a la forma en que lo veía su amigo. -¿Y los demás?-

-¡No te hagas el idiota! ¿¡Qué le hiciste!?-

       Jun miró la cara de confusión de Ryuichi y después a Sugihara, clavando en el último sus enfurecidos y amenazantes iris del color del azabache.

-…¿Quieres hacer el favor de cerrar la maldita boca?...-

-¡Ino-chan!- exclamó aliviado el de Yamato, notando que el otro pelinegro se acercaba. Realmente, la tan extraña huida del más pequeño había llegado a preocuparle.

       Los otros dejaron su pelea y también centraron su atención en el chico, quien caminó por en medio de ellos mientras les hablaba, pero no se volteó hacia ninguno.

-Vámonos ya a la cafetería, porque si no, nos van a dejar sin almuerzo. Está llenísima.-

 

 

       Pasado un rato, Inoue y el rubio se comportaban distantes. Onose se había sentado junto a Ryuichi y frente a los otros dos, no quedándole de otra que tener a Sugizo hincándole su mirada reprobadora a cada momento. Aun así, los compañeros tomaban su comida en relativa paz.

-Oigan, ¿y Shinya?- preguntó Ryuichi, quien hasta entonces reparaba en la ausencia del simpático castaño. En su mente, por otra parte, todavía daba vueltas la atípica escena que presenciara en el pasillo instantes atrás, y sobre la que nadie parecía querer agregar nada en pro de su comprensión al respecto. Yasuhiro sonrió por primera vez después de que se presentara, agregándole un matiz pícaro a su mohín.

-A que no adivinan qué pasó con el gordo…-

-Mmm… ¿le regalaron una batería nueva?- dijo Inoran, para luego darle un mordisco a su enorme onigiri[1].

       El pelirrojo negó.

-Mejor que eso…-

-Le dio depresión porque terminó de leerse Romeo y Julieta para la clase de Literatura Inglesa y se dio cuenta de que los protagonistas no quedaban juntos al final[2].-

-¡¡Jun!!- exclamaron Inoran y Sugizo a coro, provocando la sonrisa burlona del regañado. Kawamura no pudo evitar unírsele, ya que aún no conocía esas particulares características del chico ausente, en las cuales sus compinches se basaban para fastidiarlo.

-No… Se metió de roadie con Dead End.-

-¿¡Qué!?- prorrumpió Ryuichi, poniéndose de pie al no poder creer lo que escuchaba. Tenía los ojos abiertos como platos. -¿Lo… lo dices en serio?-

-A-já…-

       Yasuhiro se sentía poderoso con semejante noticia, ya que no solamente el de Yamato estaba sorprendido, sino también los otros dos chicos. J tenía las cejas levantadas y Shinobu -quien ya se había acabado la bola de arroz- mantenía la mano alzada como si aún estuviera sosteniendo su comida.

-Resulta que el primo de Shin es amigo de infancia de Minato-sama, así que cuando éste le comentó que estaba enfadado porque el roadie encargado de su batería había arruinado su ride y su crash por descuido, el chico le salió con que tenía un primo baterista que además era fan de ellos y que necesitaba un trabajo. ¿Cómo la ven?-

-Pe-pero entonces Shinya no va a volver a la escuela… ¿o qué?- inquirió Kawamura, todavía sin poder creérsela. -¡No puede con las dos cosas a la vez!-

-Pues ni idea de qué irá a hacer ese loco. Creo que de todas maneras ya les había dicho a sus papás que quería tomarse un año libre antes de graduarse, pero como siempre, no le hicieron buena cara y pensaron que era por influencia mía- el pelirrojo suspiró resignado, para luego acabar con el último pedazo de pollo en su plato. –Pero bueno, si ahora le quieren echar la culpa a alguien, tendrá que ser a su primo.-

-¿Y qué es lo que tiene que hacer uno para que lo acepten como roadie? No creo que sea tan sencillo como tener esa conexión y ya… Supongo que hay una especie de prueba, ¿no?- opinó Inoran, mirando a sus interlocutores.

-Sí, de hecho creo que es el mismo Minato-sama el que entrevista a los candidatos, o al menos eso he escuchado- repuso J tras beber un sorbo de su refresco. –Dicen que a pesar de que Morrie-sama es el líder, nunca tiene tiempo para esas cosas.-

-Yo tengo que hablar con Shinya- Ryuichi miraba al frente, empuñando los palillos como si tuviera una katana en la mano, y estando todavía de pie.

       Inoran se volteó hacia él.

-¿Tú también quieres hacer lo mismo, eh Ryu-chan?-

-¡Por supuesto! ¡Es el sueño de mi vida!- clamó el pelinegro mayor, elevando la mirada mientras decía aquello.

       Por el silencio en que se quedaron los demás fue que advirtió que lo miraban divertidos, así que después de bajar la mano y sentarse, se sonrojó visiblemente.

-¿Por qué… me ven así? ¿Qué acaso a ustedes no les gustaría?...-

-Pues claro- contestó Sugizo –pero para optar por ello, hay que ser músico también. Ya ves que una de sus políticas es esa, pues más que todo lo que buscan es que los chicos que los acompañan durante los tours se vayan formando en ese sentido. Ya lo han dicho más de una vez en las entrevistas: les encantaría que quienes fueron sus roadies lleguen a tener una banda propia algún día. Tiene que ver con el asunto de los idols[3] y todo eso…-

       Jun miró a Kawamura con curiosidad.

-Ryuichi-kun, ¿tú tocas algún instrumento?-

       Por supuesto que conocía acerca de las famosas políticas de sus ídolos: todas y cada una de las entrevistas que les habían hecho tanto en programas de música como en revistas, las había visto y leído. Tenía todos los números donde aparecía la banda y jamás se perdía los shows vespertinos en los que adelantaban algo de sus nuevos álbumes o sencillos; amén de uno que otro chisme. Lo sabía perfectamente, pero nunca había pensado qué responder en caso de que le hicieran una interrogante como aquella a la hora de develar el que consideraba ser el más íntimo de sus anhelos.

       Ver a su sensei pasar por el pasillo que llevaba a su aula fue la inesperada salvación frente a aquel momento tan engorroso. El muchacho de cabello largo y lacio tuvo al menos el tino de fingir que miraba el reloj en su muñeca, para luego salir corriendo.

-¡Ya entré! ¡Nos vemos a la salida!-

 

 

       A las cuatro de la tarde, sólo Sugizo estaba esperándolo. Ryuichi se allegó a él con su mochila al hombro y paso lento.

-¿Y los chicos?-

-Ya se fueron- contestó el mayor. Luego se colocó junto a Kawamura para caminar con él hacia la salida. –Tenían algo que hablar, entonces les dije que yo me quedaría a esperarte.-

-Por cierto, senpai…- el pelinegro dudaba un poco de si preguntar o no. -¿Qué es lo que se traen esos dos? Digo… Es que desde que los conocí a todos ustedes me cayeron muy bien, pero siempre noté que ellos dos se comportaban un poco raro…-

       Sugizo miró al menor y le sonrió.

-¿Raro en qué sentido?-

-Emm, no sé… No sé cómo decirlo- Ryuichi se comenzó a ruborizar sin notarlo, cosa que al pelirrojo le pareció sumamente adorable. –Es como si… como si ellos… anduvieran juntos…-

-Es lo que parece, ¿no?- Sugihara sacó un caramelo de paleta de uno de sus bolsillos. Le quitó la envoltura y se lo metió a la boca, arrinconándolo contra una de sus mejillas para poder hablar. –El asunto es que si le preguntas a J lo negará, y si le dices algo a Inoran, te contestará lo mismo que Onose sólo por no llevarle la contraria.-

-Vaya…-

       El chico se quedó pensativo un buen rato. No dejaba de hacérsele confusa aquella situación entre sus dos nuevos amigos, especialmente porque nunca había conocido a nadie así. Además, tenía entendido que los chicos a los que les gustaban otros chicos eran muy diferentes al resto, cosa que no le pareció notar en el rubio y el otro pelinegro. También, recordaba las miradas que todas las niñas le dedicaban siempre y en silencio a quien fuera capitán del equipo del fútbol cuando estuvo en la primaria, además de la manera en que se le acercaban a Shinobu en la cafetería con tal de saludarlo o decirle lo bien que lucía ese día. Sumado a todo eso, no podía sacarse de la cabeza el extraño episodio de haber visto rabiar con verdadera ira al usualmente tranquilo Inoran.

-¿Estás bien, Ryuichi-kun? Vas muy callado….-

-Ah, sí, perdona- replicó el otro. –Es sólo que… aish, bueno. Supongo que no tiene nada de malo que te lo cuente… Total, tú eres su amigo.-

       El pelirrojo se detuvo cuando ambos llegaron a la parada de autobuses, volteándose preocupado.

-¿A qué te refieres?-

-Es que hoy, antes de que tú llegaras… Shinobu ya había salido de su clase. Al parecer él no me vio, pero yo sí pude notar que empujaba la puerta con mucho enojo. Luego de eso… comenzó a patear el basurero y hasta la pared.-

       Yasuhiro abrió los ojos con verdadera sorpresa: algo bastante grave debió pasar entre Inoran y Jun como para que el primero se pusiera así, y como siempre, sus sospechas se dirigían principalmente al rubio. Tensó el puño y se golpeó un muslo mientras clavaba la mirada en el pavimento.

-¡Lo sabía!-

       Ryuichi siguió sin comprender, pero le dio pena continuar preguntando pues entendía que era muy pronto para pretender conocer situaciones ajenas tan personales. No obstante, no le pasó inadvertida la gran preocupación que parecía tener Sugizo acerca del asunto, por lo que él mismo comenzó a sentirse así también. Debía ser muy difícil intentar mediar en los problemas de los amigos cuando se era tan cercano a ambos y se deseaba ser imparcial.

       El autobús arribó finalmente.

-¿Entonces quieres que le diga al gordo que hable contigo?-

       Formulada tras un rato de silencio, la pregunta lo tomó desprevenido. El de melena oscura dejó de mirar por la ventana y se volteó hacia el mayor con un brillo inequívoco en sus ojos de color del cobre.

-¡Sí, por supuesto! ¡Sería genial y te lo agradecería toda la vida!-

-Vaya, ¡espero que no se te olvide esa promesa!- acotó el pelirrojo, enarcando una ceja mientras sonreía a medias. –Bueno, te veo mañana, que ya llegamos a tu parada.-

       El otro accedió y se bajó del vehículo de transporte público, albergando desde entonces muchas expectativas con respecto de la futura plática que tendría con el castaño. Daría todo de sí y haría lo que fuera necesario para lograr entrar junto a él a formar parte del equipo de apoyo de su banda favorita, así tuviera que dejar la escuela durante un tiempo también.

       Dobló la esquina y arribó a su casa; abrió el portón, cruzó el patio y corrió la puerta. Se descalzó y extendió los brazos bajo el dintel, dejando caer la mochila al piso. Llenó de aire sus pulmones y gritó con suma felicidad que ya había llegado del colegio, precisamente al saberse solo por completo.

       Lo siguiente fue encerrarse en su cuarto y encender el tocadiscos para escuchar, a todo volumen, las canciones del Dead Line.



[1] El onigiri es un plato japonés que consiste en una bola de arroz rellena o mezclada con otros ingredientes. Suele tener forma triangular u oval, y a veces está envuelta en una pequeña tira de alga nori.

[2] Alusión directa a la información que alguna vez brindó el mismo Shinya, en la cual aseguraba que gusta de mirar películas románticas y que incluso llora cuando lo hace, pues es una persona muy sentimental.

[3] La cuestión de los idols vs. la música de bandas en Japón durante los años en que esta última se desarrollaba tiene su historia, pero para mayor referencia se recomienda leer el sétimo capítulo del libro Speed Tribes de Karl Taro Greenfeld, Twilight of the Idols. Debido a que esta parte del texto está centrada en un acercamiento que tuvo el autor con los miembros de Zi:Kill, no es tan complicado hallar los scans en internet, y a lo largo de sus páginas se puede empapar el lector de la situación de antagonismo con la que se percibían las dos escenas en aquel entonces. El presente fanfiction está inspirado y redactado desde el punto de vista de los protagonistas de la música de bandas, y por eso es que las opiniones externadas están acorde con la perspectiva expuesta por Tusk y los demás en la mencionada obra.

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué tal esa criatura tan adorable y dolorosamente fanboy? Lo de dolorosamente, claro está, porque a pesar de que es una cosita linda, de plano hay que ser bien tarugo para sentir tanta devoción por el jetonsísimo de Motoyuki y su asquerosa perfección D:

jdsjdljsdsjslkjds Y ANTES DE QUE ME DIGAN NADA!!!... O mejor dicho, porque ya me vacilaron casi que por el resto de mi vida, ¡que quede claro que le chupo las medias a Morro por puro compromiso fanficker! Si llega alguien que no conozca a la banda, lee esto y se aventura a escucharlos, ¿qué clase de propaganda les habré hecho si digo toda la verdad? Eso mejor que lo vaya descubriendo cada uno, porque de por sí, toma muy poco tiempo perderles el respeto a los chinos XD

¡Nos vemos en dos semanas, y mucha suerte para las que siguen en finales! ;)


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