Podría sonar estúpido que estuviera ahí por la razón que estaba o solo el simple hecho de estar deprimido por la razón que estaba y dejarse llevar por el alcohol que mantenía su vaso tampoco parecía ayudarle mucho
Ya había pasado un mes, 30 días y 30 noches desde que había visto por primera y última vez al chico de los cabellos plateados. Muchas dudas tenían en su cabeza respecto a este personaje ¿Cómo ese chico se había dado cuenta de su verdadera forma? ¿Por qué no podía quitárselo de la mente? ¿Por qué todo su ser se escondía al recordarlo? Y aunque muchas veces había tratado de volver a verle cada vez que llegaba al dichoso Palace of Wish el miedo se aferraba a sus huesos y la inseguridad se apoderaba de su mente y terminaba saliendo del lugar
Patético era lo único que podía describirlo, incluso la idea de venir a desahogar sus penas a un bar ya no le estaba pareciendo tan buena. Se bebió el contenido de todo su vaso y pidió otro, este ya era el cuarto o el quinto vaso de whisky más los dos de coñac que había bebido antes, lo más probable era que se fuera borracho a casa
-Si sigue bebiendo así nos traerás problemas ni-sama- perfecto, ahora hasta el barman le hacía recordar la voz de ese chico
Levanto la mirada completamente molesto, encontrándose con el causante de sus problemas frente a él ¡¿Qué hacía ahí?! Maldita sea, ese pendejo usara lo que usara se veía bien ¡con solo una camisa blanca con tres botones abiertos y pantalones negro le hacían babear por el!
-A pero eras tú, me bastara con llamar a la policía- dijo mientras se iba a atender a otro cliente, al parecer solo actuó amable esa vez
Aun medio incrédulo le siguió con la mirada, él se puso a conversar animadamente con otro cliente, le hervía la sangre de solo ver cómo le hablaba de buen ánimo, como esos ojos se fijaban en ese ser inferior, como su cuerpo inclinado sobre la barra hacia ver su cuerpo mucho más delgado y firme, haciéndolo más atractivo a la vez
Ese cliente parecía que quería sobrepasarse con el peli plata, le coqueteaba descaradamente y él se dejaba, la rabia le carcomía por dentro, lo siguiente que escucho fue el vaso entre sus dedos romperse y sentir el olor de su propia sangre esparciéndose
-Si serás bruto- gruño el chico volviendo a acercarse a él, de algo serbia quebrar un vaso, otro trabajador se acercó a limpiar, mientras que el chico viendo que el resto de los clientes parecía molesto e intrigado por la escena, no le quedó otra que llevarlo a la sala del personal. El castaño se levantó rápidamente y lo siguió sin chistar
Ya dentro Kaname quiso decirle algo, pero no encontraba las palabras para expresarse ¿Qué estaba diciendo? ¿Qué le estaba pasando? ¡A él no le pasaban ese tipo de cosas! El chico termino yendo a los casilleros y volviendo con un trapo en la mano
-¿Qué estás haciendo?- pregunto al ver cómo le limpiaba la herida y ponía una bandita en el corte más profundo, el suave contacto de sus manos le hizo sentir muy bien… pero el ya sabía que era un vampiro ¿Por qué le ayudaba?
-Son las políticas del bar- se apresuró a decir como si supiera lo que estaba pensando para luego ir a guardar las cosas que uso- y con lo ebrio que estas no te venderemos ningún tipo de trago más, solo agua y sus derivados
-Creí que trabajabas en ese otro edificio
-Existe algo llamado muchos empleos, varios trabajos, la gente pobre tiene que hacerlo con frecuencia
-Pero a esta hora esa noche estabas ahí
Suspiro con pesadez, sabia a donde ese chupasangre quería llegar, no era la primera vez que se ganaba un acosador por su trabajo en el prostíbulo, pero usando su típica expresión de me importa un bledo tu opinión se arremango la manga dela camisa y le mostro los diversos chupones que tenía a lo largo de este
-No puedo trabajar con esas marcas y aunque las tapara con maquillaje se saldrían en pocos minutos y eso no resulta ¿contento?
Al puro se le partió el corazón al ver que terceros habían tocado esa nívea e inmaculada piel… aunque si lo pensaba un poco no debiera ser tan inmaculada, de todas formas se sintió molesto de que otros le hubieran tocado y marcada de aquella forma, prefería mil veces que le coquetearan esos borrachos del bar antes de que otros humanos asquerosos le pusieran un dedo encima
El chico se le quedo mirando un rato, instruía todo lo que ese vampiro estaba pensando, después de toda la mayoría de la gente que se acercaba pensaba de esa forma, termino mirando el reloj antes de cruzarse de brazos y dar un suspiro de cansancio
-¿Andas en auto?- pregunto mirándole con una extraña expresión
-Sí, ¿Por qué?
-¿Cuánto dinero te queda?
El castaño se revisó los bolsillos, realmente no recordaba cuánto dinero le quedaba después de beber tanto. Termino mostrando tres billetes grandes que fueron los primeros que encontró, aunque no tardó en encontrar un poco más en el bolsillo de la chaqueta
El chico no se molestó en esperar a que el otro buscara el resto de su dinero pues le dolía el estómago de ver todo lo que andaba trayendo y mostrándoselo de forma tan desconsiderada, el solo una vez había visto tantos billetes juntos en la caja del bar los fines de semana largos… termino estirando la mano y quitándole dos de los billetes que le había mostrado en un principio
-Con esto bastara… ¿Dónde tienes tu auto?- pregunto nuevamente mirando la autenticidad del verde papel, no vaya a ser que fueran a ser falsos
-En el estacionamiento
-Vamos para allá, total mi turno termino- se dejó conducir por el castaño hasta el costoso carro color negro que estaba a la salida del bar, al ver ese despilfarre de dinero no pudo evitar pasar sus dedos por el tal como si fuera un niño con un juguete nuevo… lo pensó unos minutos antes de hacerlo conducir hasta un bosque que no estaba tan lejos- ahora entiende una cosa… solo hago esto para que te des cuenta que no vale la pena perder tu tiempo buscándome- agrego haciéndolo bajar del auto y atrayéndolo a si para terminar rápido con eso
-Zuu…- balbuceo el mayo tomándolo por las muñecas y deteniéndole el paso arrinconándolo contra un tronco- ¿Por qué haces esto si dijiste que odiabas a los vampiros?
-Porque no pareces querer dejarme tranquilo hasta que te de lo que quieres
-No lo quiero así, no me gusta hacerlo con gente que me odia
El chico le empujo cayendo ambos contra la tierra en un abrir y cerrar de ojos el chico se deshizo de toda la ropa que cubría a Kaname y sentándose sobre el comenzó a mover sus caderas, aclaremos que el aún estaba con ropa, y comenzó a besar el pecho del castaño, sin dejar de moverse, comenzó a estimularlo
- Para no quererlo lo estás disfrutando- le susurró al oído
Ese comentario saco de quicio a Kaname, no quería parecer un sumiso frente a ese niño y de un dos por tres intercambio los papeles, esta vez él estaba sobre el chico, le impidió moverse sosteniendo sus muñecas tras la cabeza del chico y con instintos depre dativos devoro esos labios que le tentaban a cada segundo, mientras que con manos diestras le quitaba las prendas superiores al albino
Se separó por la falta de oxígeno en sus pulmones y volvió a mirar al chico con el mismo deseo que antes, creyendo que por primera vez estaba ebrio se quedó algo desconcertado al ver un sonrojo en las blancas mejillas de su arisca pareja mezclada con el brillo vidrioso de sus ojos que evitaban mirarle ¿Qué significaba eso? ¿Se estaba arrepintiendo? ¿Era parte de su show? No lo entendía pero eso no le hizo querer detenerse.
En un dos por tres termino de desvestir al chico y poder disfrutar de su anatomía, las marcas de uñas y dientes que había visto en su brazo se extendían a lo largo de su dorso y espalda, dejándole incluso moretones en la clavícula. Se le oprimía el pecho de solo verlo, palpo con sus dedos cada marca como si se trataran de heridas graves, luego las beso y lamio en un intento de dejar claro que ese cuerpo era solo para él, cuando hubo terminado se despojó de su ropa interior para entrar de una vez en ese pequeño ducto y hacerlo gemir hasta el cielo
-¡ESPERA!- grito el chico en el momento cuando la punta de su necesitado miembro rozo esa rosada entrada
-¿Qué pasa?
-No puedes entrar así, me romperías ahí
-¿Qué?
-Solo espera, si hubiera sabido la preparaba antes, pero lo tendrás que hacer tu- dijo mientras tomaba la mano del castaño y se llevaba tres de sus dedos a la boca, los lamio con parsimonia y sensualidad, jugando con su lengua y dientes en el proceso, cuando estuvieron listos se los llevo a su entrada para comenzar a lubricarse
El chico se dio vuelta y al comprender la idea de todo eso el castaño comenzó a lubricar su entrada, excitándose cada vez más por los gemidos que soltaba el chico al contacto con sus dedos. Desgraciadamente no lo aguanto mucho y reemplazo casi enseguida sus dedos por su palpitante erección
-Aaarrggghh…- exclamó el menor aferrándose al tronco del árbol para mitigar su dolor, ese tipo de verdad que no quería ser cuidadoso, porque ni siquiera espero para comenzar a moverse en su interior
-Quiero ver tu cara- susurro volteándolo nuevamente para sentarlo en sus piernas y continuar con sus penetraciones, con una mano masturbaba su miembro expuesto y con la otra apretaba sus nalgas siguiendo el compás de sus estocadas
El chico le seguía fácilmente el ritmo, con su respiración agitada y esos brazos que se aferraban a su castaño cabello. Luego de unos minutos llegaron juntos al orgasmo cayendo como saco de papas sobre el suelo
Kaname fue el primero en recuperarse esta vez, el chico que reposaba en su pecho se veía más exhausto que la vez anterior, no estaba inconsciente, solo cansado e intentando recuperar la respiración. Busco sus cosas y se vistió, miro nuevamente a ese chico que le atraía sin entenderlo completamente, no podía dejarlo ahí y aprovechando la semi-inconciencia del peli plata lo vistió y lo subió al auto
-Se cómo volver a casa, no tienes que llevarme – le dijo este tratando de levantarse y bajarse del auto, pero fue detenido por el brazo del vampiro que le agarro por la cintura y con la otra le tapo los ojos- que tratas de hacer ¡suéltame!
-Sera mejor si solo te dejas ir
-¡No! ¿Qué estás haciendo? ¡No uses tus poderes de chupasangre conmigo!
-Ya es tarde…- fue lo último que el chico alcanzo a escuchar antes de caer inconsciente en los brazos del contrario
***
Un dolor de cabeza le despertó cuando ya era tarde. Instintivamente se llevó sus manos a la cabeza para apaciguar el dolor. Abrió cansado los ojos y observo su alrededor, si caminaba al baño encontraría el botiquín… cuando sus ojos se acostumbraron a la luz se le cayó la boca de la sorpresa
Una habitación, una habitación del porte de su casa y el triple más cara que su arriendo mensual, el tapiz que adornaba las paredes, con cortinas doradas sobre la ventana, hechas de un material que parecía ser ¿seda? Alfombras europeas con muebles de madera de roble y adornados con detalles de oro, el mismo estaba en una cama con dosel con sabanas de terciopelo egipcias y vestido con un pijama de algodón de una marca francesa ¡que mierda estaba pasando!
-No creí que dormirías un día completo- bufo el castaño que estaba apoyado en la pared mirándole con autosuficiencia ¿en qué minuto llego ahí? Momento ¿dijo un día completo?
Iba a decir algo pero fue interrumpido por el tipo que se le acerco con su velocidad vampírica para besarle en los labios. Solo atino a retroceder tapándose la boca, sin poder evitar el color rojo que se tomó su cara
-¡¿Qué cree que estás haciendo?!
-Hago valer el contrato que firmaste
-¿Qué contrato?
-Este- contesto mostrándole el trozo de papel donde se explicaban muchas cosas que por su dolor de cabeza no podía entender, lo único que capto fue su firma en la parte inferior de la hoja
-¡Me usaste con tus poderes!
-Tú lo firmaste hace unas horas cuando te despertaste preguntando por el baño- agrego con tono inocente- y según esto accedes a ser mi putilla personal por tiempo indefinido, aceptando cualquier condición que yo ponga- dijo notando la confusión del peli plateado, pero leyendo textual el documento
-Me engañaste maldito chupasangre
-No seas irrespetuoso, yo no te obligue a nada
Aunque tratara de negarlo, el chico estaba muerto de miedo, no entendía nada de lo que pasaba, ¡ese maldito lo había secuestrado! Por eso tenía que evitar simpatizar con sus clientes, en especial cuando estaban ebrios. Pero tenía que ser inteligente, ese tipo parecía un ser completamente diferente al que conoció en el Palace of Wish, este tío era distinto, un manipulador, un egocéntrico que sabía conseguir todo lo que quería cuando lo deseaba, si quería buscar una oportunidad de escapar tendría que ser lo mejor pensada posible
En cosa de segundos, el vampiro se lanzó sobre su persona y le inmovilizo de las muñecas, su mirada seria y sin expresión le daba escalofríos, tenía miedo de este tipo si las cosas hubieran sido de otra manera él no hubiera tardado ni cinco minutos en darle un gran golpe y salir corriendo de ahí
-Un gusto conocerte, soy Kuran Kaname, soberano de los vampiros, espero que nos llevemos bien- le susurro en el oído
El chico maldijo por lo bajo haciendo una extraña maniobra para liberarse de ese maldito vampiro que termino siendo, para colmo, un sangre pura. Viendo sus cosas en un costado se abalanzó sobre ellas para tomar un objeto entre su chaqueta y apuntarle al pecho. Kaname solo pudo reír por el desesperado gesto
-Sabias desde antes que era un vampiro, una pistola normal no me hará daño
-Pero te puede dejar inconsciente por unos 10 minutos mientras yo salgo de aquí
-Pues hazlo y veamos qué tan lejos llegas
Ambos se miraron desafiantes, esperando a que alguno hiciera el primer movimiento para comenzar la primera de sus peleas y una de las más infantiles que tendrían en el momento que se escuchó el primer disparo ya no hubo marcha atrás, ambos destinos se sellaron para dar inicio a esta historia que comenzó una típica noche de luna llena en el Palace of Wish