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A TRAVÉS DEL TIEMPO por YUKI ERI

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Notas del capitulo:

empecemos!... si hay sugerencias estoy dispuesta a escucharlas, aviso que los primeros dos caps que suba contendrán partes de la historia original tanto del libro como del juego... así se obtiene una relación más adoc con el juego y con la historia que planeo escribirles (y así conocemos más del pasado de Altaír), así que... recibo comentarios, solucitudes de linchamiento, etc etc....

También borré dos fanfics que no había podido terminar (prometo reesubirlos si me los piden) claro que terminarlos me llevará más tiempo pero trataré de sacarlos adelante si aún los quieren leer....

Un pequeño secreto

 

Los ecos de las espadas y de las cuchillas escondidas resonaban aún en su mente, podía ver a Malik y a su hermano ir detrás de él mientras él los guiaba soberbiamente. Los demás asesinos hablaban a su espalda, pero no Kadar el valiente hermano menor de Malik lo miraba como si él fuera una especie de Dios, ¿y no lo era? Con los años, después de mucho esfuerzo, él logró ser el mejor asesino de la hermandad, llenado con su soberbia, ciego por las alabanzas y el respeto, creía que lo podía todo, incluso ir en contra de las órdenes de Al Mualim, incluso poner en riesgo las vidas de sus compañeros, incluso no haber respetado el credo. Recordaba también la mirada de odio puro de Malik recordaba su rivalidad, la grieta aún más profunda que se abrió entre ellos cuando Kadar murió por su culpa. Ambos luchaban por algo, él por el respeto, la admiración, los elogios que recibiría del jefe asesino y de sus hermanos seguidores, también quizá para observar con disfrute las miradas de envidia de algunos, Malik, luchaba por ser alguien, por no dejarse ensombrecer por el asesino soberbio que rompía las reglas, por probar que Altaír no era más que un hombre con delirios de grandeza.

Altaír pudo ver la sangre y olerla mientras las piedras del templo en ruinas le cerraban la entrada. Una y otra vez, como si el instante nunca terminara. Una y otra vez tuvo esa pesadilla. Una y otra vez tuvo que revivir el recuerdo.

Altaír se despertó nuevamente con el presentimiento de que algo malo pasaría. Llevaba meses tratando de alejar de su mente a Malik, pero no podía, ¿Qué estaba sucediendo?, se pasó una mano por la cara y luego sobre su frente y cabeza para quitarse todo rastro de sudor, sus ojos entrenados pudieron distinguir lentamente las formas en su habitación oscura, estaba solo, como siempre, su respiración se fue calmando. Se sentó en el borde de la cama tratando de adivinar porqué soñaba tanto con aquel error que le había costado tanto. Hacía meses de aquello y aunque ahora se había arrepentido y muy a pesar de su orgullo se lo había confesado a Malik, éste se había negado a creerle y peor aún, a perdonarle. Altaír lo entendía, Kadar había sido la única familia que Malik tenía después de que sus padres hubieran muerto.

Entonces Altaír recordó aquel día cuando aún tenía 11 años, el padre de Abbas fue hasta donde él se encontraba, Altaír lo sabía porque lo había visto, fue un error de Ahmad, fue quizá la tortura que le hicieron vivir para que entre sus confesiones soltara el nombre de su padre, Umar Ibn-La’Ahad, que había causado una muerte mientras Ahmad estaba espiando a los sarracenos, ellos los descubrieron cuando Umar trató de darle un mensaje a Salah Al’din y mató a uno de sus fieles de casta noble, nadie se hubiera enterado de que fue su padre quien lo mató para poder escapar de una trampa, pero descubrieron a Ahmad y el resto fue historia, los sarracenos llegaron hasta las puertas del castillo de los asesinos en Masyaf y proclamaron la vida de Umar en lugar de la de Ahmad que estaba a punto de ser decapitado frente a todos los asesinos, Umar lo comprendió, fue en parte error suyo por haber tenido que provocar una muerte cuando debió evitarla. Y Aquella noche Ahmad fue hasta donde él estaba descansando, le pidió disculpas y se quitó la vida frente a él, Al Mualim le había pedido guardar el secreto, una muerte honrosa lo era todo para un asesino, un suicidio  era la vergüenza para él y su extirpe.

A diferencia de Malik, él no tenía hermanos, su padre había muerto en vano cuando el padre de Abbas se asesinó frente a él, su sacrificio no había servido para nada. Todavía podía recordar sus manos aferrarse a las vestimentas de su padre con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos, las lágrimas que resbalaban sobre sus mejillas dejaban caminos de dolor y desesperación, ¿Qué niño de once años quiere ver a su padre ser asesinado por sarracenos?, pero su padre sin mirarlo apretó los ojos para no dejar salir las lágrimas que retenía y con orgullo partió para ya no regresar.

Él se había quedado solo desde los once años, como Malik ahora, Altaír suspiró, esa sería una larga noche, sabía que ya no podía volver a dormir, así que se sentó en la orilla de su ventana, la luz de la luna hacía que su silueta resaltara contra la oscuridad a sus espaldas, viéndolo desde abajo, parecía como un gato mirando la luna.

 

v     

 

Malik no había podido dormir, se había quedado despierto arreglando el papeleo que tenía que entregar al jefe asesino, tenía mucho trabajo y una sola mano, la articulación inexistente se sentía extraña, a veces le dolía y con su dolor solamente podía recordar una cosa, el odio que sentía hacia Altaír, ese profundo desprecio que irradiaba de él tan natural como respirar.  Se agarró el muñón de su brazo izquierdo y lo sobó un poco, frunciendo el ceño, los meses transcurrían y el dolor no cesaba, esperaba que ponto terminara aquello. Cuando cerraba los ojos podía recordar cómo se sentía correr libremente por los tejados, saltar, escalar, sentir el viento en su rostro cuando se encontraba arriba de una torre reconociendo el lugar, todos esos recuerdos le parecían irreales ahora, recuerdos de una vida pasada que ya no volverían gracias a Altaír. Incluso hubiera podido soportarlo si su hermano se encontrara ahí con él, pero su hermano era otra cosa que Altaír le había arrebatado, muy dentro de él se había jurado hacer que Altaír cayera. Lo había logrado.

La misión en la que su hermano murió, en la que perdió su brazo, en la que Altaír había fracasado, él, Malik, con una sola mano, lleno de sangre la había completado. Altaír había violado  el credo del asesino, se merecía la muerte y Al Mualim los había engañado a todos haciendo parecer que había despojado de su vida a Altaír, pero no había sido así, le había concedido otra oportunidad. Privilegios de ser el mejor asesino que tuviera la hermandad. Le habían quitado sus rangos y Altaír tenía que recuperarlos desde cero, como si volviera a ser un aprendiz.

Al Mualim le había dicho que el rencor mataba a los hombres, -el orgullo también-, había respondido él inmediatamente, aunque después tuvo que tragarse sus palabras al ver al mismísimo Altaír parado frente a él, haciendo una leve reverencia, pidiéndole disculpas. Sus ojos se habían abierto de par en par, ver a Altaír pedir disculpas era como ver a un templario de parte de los asesinos, desde ese día algo había cambiado, la arrogancia que existía en los ojos de Altaír se había ido.

Pero no podía dejar de odiarlo así como así, desde que tenía memoria él y Altaír siempre competían, y Altaír siempre ganaba, no era justo, ahora que él había saboreado una victoria, sabía lo que se sentía, aunque algo dentro de él le dijera que el perdón era un buen paso para volver a comenzar, Altaír lo estaba haciendo, ¿él porque no?.

Suspiró, no se lo podía sacar de la mente desde el día en que le pidió perdón, sabía que no estaba bien, el único sentimiento que Altaír podría ganarse de parte de él era el odio, sin embargo Malik sabía muy bien que ya no era el único sentimiento y se estaba esforzando por empujar aquel otro muy, muy demasiado fuera de él. El pequeño gato que recientemente había acogido de las calles maulló queriendo entrar por la ventana cerrada, Malik rodeó su escritorio y le abrió, su vista se enfocó en el hombre que estaba sentado varios metros arriba en la cornisa de una ventana, podría reconocer su silueta en donde fuera, Malik sonrió un poco, quizá aquel sentimiento debería guardárselo nada más para él, acarició al pequeño gato y se sentó con sus papeles cerca de la ventana, desde donde podía ver la luna.

 

v     

 

Mientras el viento le pegaba en el rostro y podía escuchar a las águilas volar sobre él mientras que se encontraba en el mirador de aquella torre. Altaír tenía a Jerusalem a su merced. Desde aquella altura tenía una vista casi completa de toda la ciudad, sabía que hacía minutos tenía que haber bajado, tenía el impulso correcto y abajo la paja estaba esperándole para ocultar su caída. Solo una cosa lo detenía. Malik.

Desde el día en que le bajaron de rango hasta ser solamente un aprendiz de nueva cuenta, supo que estuvo mal, Malik lo miraba con más desprecio cada día y cada día él observaba a Malik. Le había quitado lo que le quedaba en la vida y él sabía muy bien lo que se sentía estar solo, algo dentro de él se estrujaba cada vez que lo veía y no sabía diferenciar si era por el amor que comenzaba a tenerle o al rencor que se tenía a sí mismo por haber cometido tantos errores. Un vistazo hacia abajo le indicó que alguien miraba en su dirección, tapando con la mano derecha su cara para que el sol no le lastimara, apenas podía distinguir a las personas a esa distancia, pero a juzgar por la tranquilidad con la que lo miraba sin causar que todas las demás personas también voltearan, sabía de quién se trataba. Tomando impulso se dejó caer estirando las manos, provocó un impulso estando en caída libre y disfrutó del viento contra su cuerpo mientras daba media vuelta y caía de espalda en el montón de paja, salió segundos después sacudiéndose la paja de encima y alzó su rostro cubierto por la capucha para ver a Malik.

-disfrutando de la vista?- le preguntó con el ceño fruncido, Altaír se paró derecho, como si se sintiera orgulloso.

-algo así- respondió tranquilamente casi sin verlo, aunque por las esquinas de sus ojos estaba totalmente atento a los movimientos de su compañero asesino.

-todavía recuerdo lo que se siente estar arriba, el sol cubriendo el cielo y el viento golpeándote cuando caes- Malik habló con nostalgia y Altaír hizo una mueca de tristeza, bajando el rostro cerró los ojos, le dolía que Malik no perdiera oportunidad para restregarle en el rostro a cada segundo del día que por su culpa él ya no podría ser un asesino activo, la falta de su brazo lo había llevado a ser un encargado de casa, un hombre que documentaba y mantenía las casas de asesinos impecables, Altaír rememoró años atrás, cuando Malik, Kadar y él salían a misiones juntos, nunca le había gustado hacer equipo con Malik y a Malik no le agradaba que su hermano lo admirara. Su admiración probablemente lo había llevado a la muerte y todo por su culpa, recordó los brazos fuertes de Malik escalando paredes y torres, recordó entonces que aunque no lo hubiera querido, sus ojos siempre habían estado puestos en él, aunque quizá en el pasado hubiera sido por el odio mutuo entre ellos dos.

Altaír abrió la boca, quería decir algo, disculparse, pero sabía que las palabras nunca serían suficientes para expresarle su arrepentimiento, jamás lograría comunicárselo, eso le causaba náuseas, Malik sin embargo, sin perder detalle de Altaír, lo vio de reojo mientras caminaban. Y lo que pensó en decir supo que era una mera excusa para verlo. Pero tenía que mantener su postura, siguió caminando con la espalda recta y frunció el ceño adoptando el tono de indiferencia que había sustituido al rencor con el que siempre le hablaba.

-¿Cuántos días piensas quedarte?- Supo que aunque la respuesta no le interesaba tanto, tenía que tener una excusa, no había pensado que Altaír volteara hacia abajo mientras él le daba un vistazo rápido a la torre, tampoco le importaba que Altaír no tuviera una misión completa que hacer en Jerusalem, sospechaba que todo era obra de Al Mualim, ¿mandar al mejor de sus asesinos a solamente vigilar la ciudad por si algo pasaba?, que seguía, que Altaír ¿aprendiera a nadar?, si, como no. Pero aunque eso fuera obra del jefe asesino, hasta él sabía que era porque algo tramaba, sabía de sobra que su odio hacia Altaír llegaba a ser insoportable, ¿Por qué no mandar a otro asesino para hacer ese trabajo rutinario?, era bastante sospechoso, pero por ser el jefe de la hermandad, sabía que nadie se atrevería a cuestionarle, ni siquiera él o Altaír, aunque pensó que Altaír se quejó al saber de esa misión, pero seguramente estaría eso en el pasado, Altaír se portaba cada vez más raro con él y no supo distinguir si era porque estaba arrepentido o era por algo más. Su corazón dio un brinquito por ese ‘algo más’, porque precisamente él, Malik comenzaba a sentirlo también y muy dentro de él, esperaba que fuera reconocido. Y aunque sabía que dentro de la hermandad era permitido tener relación con otro asesino y no era mal visto, supo que tal vez con el gran Altaír Ibn-La’Ahad no tendría oportunidad, Altaír jamás se fijaría en alguien incompleto, mucho menos en alguien que se empeñaba en hacer de su existencia algo miserable, en alguien que con solo mirarle podía ver el odio que le tenía. Quizá era tiempo de cambiar también.

-Hasta que el maestro lo ordene- contestó Altaír sacándolo de sus ensoñaciones, siguieron caminando hasta que dieron vuelta por varias esquinas hasta llegar a la casa de asesinos, Malik se apresuró a subir por las escaleras, ayudado solamente por su mano derecha, subió con gran destreza aunque con un poco de dificultad, Altaír se preguntó si lo hizo para que viera cuanto le costaba ahora entrar a su lugar de trabajo. Cuando Altaír subió, Malik ya se había dejado caer para estar dentro de la casa, Altaír con el ceño fruncido se preguntó qué sería lo que Malik le tenía que decir, que tenía que ser lo bastante confidencial como para soltarlo en la casa de asesinos y no afuera entre las calles. Cuando entró, Malik se encontraba detrás del escritorio, él se fue a sentar en el banco que estaba delante y en cuanto lo hizo Malik volvió a hablar.

-habla ya, no creas que me creo el cuento de que solamente estás en Jerusalem para resguardar la ciudad, Al Mualim te ha de haber encomendado otra tarea y quiero saberla- Exigió mientras Altaír lo miraba, observó como el castaño tomaba aire y lentamente abría los labios separando la línea de su cicatriz que le surcaba ambos labios del lado derecho del rostro.

-ya te lo he dicho, no tengo ninguna otra misión, Al Mualim me ha dicho que venga y eso he hecho, si dudas de mi palabra puedes ir a preguntarle tu mismo si tanto te interesa- Altaír habló enfadado, a él tampoco le había agradado la idea de estar solamente en un lugar ‘cuidando’ la ciudad, sabiendo que no había ya nada que hacer, sus objetivos habían muerto gracias a su hoja oculta hacía unos tres meses, los traficantes corrieron el rumor que había un asesino suelto y nadie se había atrevido a seguir traficando, si bien, los guardias se reforzaron al saber que había un asesino rondando las calles de Jerusalem, algunos simplemente daban rondas absurdas que hasta el más principiante e inexperto asesino podría burlar.

-ya- dijo entonces Malik mientras que con su brazo apuntaba hacia el techo, Altaír pudo ver algunas sombras alejarse y Malik habló esta vez con vos baja, -algunos te siguen como si fueran tu propia sombra- Altaír se hubiera esperado el tono de desaprobación y enojo con el que siempre hablaba, pero esta vez, Malik le había hablado con cautela, -me he dado cuenta de que te están vigilando Altaír y quiero saber porqué el favorito de Al Mualim tiene que estar bajo los cuidados de los ojos de otros asesinos- Altaír bajó la mirada para acariciar al gato de Malik, que desde que había visitado la casa de asesinos para informar de su misión, le había tomado cariño, de principio podía percibir la molestia de Malik, pero con el paso de los días había notado que ahora simplemente le daba igual. El gato maulló y él lo cargó para acariciarlo sosteniéndolo sobre su pecho.

-dejemos el tema quieres, no soy el favorito de Al Mualim y me gustaría que pararas con el asunto- Altaír se quitó la capucha para que su cabeza pudiera refrescarse, Malik lo miró por primera vez a los ojos sin mantener el ceño fruncido.

-lo sé Altaír, es solo que, esto comienza a parecerme sospechoso-

-¿ahora me culparás de algo?, ¿no es suficiente con el odio que ya me tienes?- A Malik le hubiera gustado poder decirle que ya no lo odiaba, al menos no tanto como su tono de voz a veces lo dejaba ver.

-podrías callarte y escuchar- espetó el moreno sentándose detrás del mostrador, -hace unos días vinieron otros asesinos y los escuché mientras ellos descansaban aquí, todos aseguran que sus objetivos a matar escondían algo, les revelaban información confusa y por un momento los hacían dudar de su misión, pensé que seguramente serían tretas, pero es bastante sospechoso que a cada uno le dijeran cosas similares, ellos no trabajaban solos e insinuaban a alguien más como la mente maestra de todo, pero nunca revelaron quien-. Altaír tragó saliva, recordó las últimas palabras de todos sus últimos objetivos. Algo grande ocurría y le gustaría saber qué exactamente era lo que quizá Al Mualim estaba escondiendo.

-me ha pasado lo mismo- La atención de Malik se centró en Altaír y éste se dio cuenta, carraspeó un poco y continuó, -con todos los hombres que Al Mualim me ha encomendado matar, todos ellos hablaban de sus actos como algo benéfico para las ciudades y aseguraban que había una persona dirigiendo todo y que la hermanad de asesinos estaba equivocada, que solo matábamos basándonos en ordenes sin contemplar la verdad detrás de cada muerte- Malik entrecerró los ojos y se recargó en su silla.

-esto es bastante extraño, Altaír, que nadie sepa de eso hasta que descubramos lo que hay detrás, dejémoslo, como un pequeño secreto entre nosotros- a Altaír se le iluminaron los ojos, Malik se dio cuenta de ello, pero rápidamente se puso en pie y le dio la espalda fingiendo buscar un libro del estante, pero eso no le quitó la media sonrisa al rostro de Altaír, por fin podían compartir algo que no fuera odio.

Notas finales:

comentarios!! les gusta pareja??.... 


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