Confusión
Lo seguí en cuanto me recuperé de la impresión.
Al llegar a su habitación, abrí la puerta sin siquiera tocar antes. Entre con paso seguro, mas solo di unos cuantos antes de quedarme estático en mi lugar.
Wolfram estaba de espaldas a mí, apenas poniéndose su camisón rosa. No se inmutó, pero yo sabía que él ya se había dado cuenta de que lo estaba mirando. Ni bien terminó de vestirse me habló, con una voz muy calmada, hasta respetuosa. Y sin voltearse.
- Maou Heika, hágame el favor de salir de mi habitación, por favor - me pidió.
- … - me quedé mudo, pero recordé cual era la razón por la que estaba en ese lugar.
- ¿Por qué haces esto tan de repente? ¿Sin… sin consultarme siquiera? – le pregunté, sintiéndome algo tonto, no era como si él tuviera que decirme acerca de todas las decisiones que tomaba. Aunque… en realidad si debía, ¿o no?
Dio la vuelta lentamente, mirándome a los ojos.
- ¿En verdad no se hace una idea del por qué? – me preguntó. Con una mirada de franca… neutralidad. No vi emoción alguna en su rostro al preguntarme aquello.
- Porque… ¿quieres que pase tiempo en las noches a solas con Greta? – intenté. Él negó con la cabeza.
- ¿Por qué Gwendal te lo ordenó? – volví a tratar. Nada de nuevo.
- ¡Ah! ¡Ya lo tengo!, Porque has estado sintiéndote mal y no quieres contagiarnos ni a mí ni a Greta, ¿es eso, no es así? Porque solo tienes que ir con Gisela para que pueda curarte – dije, muy seguro de que esa tenía que ser la respuesta. Sonreí victorioso, al ver como sonreía él también. Pero no, me había vuelto a equivocar. Y me di cuenta al verlo mover la cabeza negativamente una tercera vez.
- ¿Entonces?, Wolfram, si tienes algún problema solo tienes que decírmelo. – le dije, empezando a preocuparme.
- Mh Mh – dijo al negar con la cabeza otra vez. – No tengo ningún problema, es solo que… lo he aceptado, me rindo. – me confesó, no entendí a que se refería.
- ¿Rendirte? Que quieres decir con… - me callé, abriendo mucho los ojos, acaso podía ser que…
Asintió, dándose cuenta de que había comprendió a que se refería.
- Me rindo, acepto el hecho de que jamás me amarás como yo lo hago – su voz se quebró, - Acepto que es imposible para ti quererme como algo más que un amigo… - Volvió a darme la espalda, - y acepto romper el compromiso, no más celos, no te volveré a llamar infiel ni traidor. Eres libre de escoger una hermosa compañera, una mujer como siempre has querido, para que puedas tener hijos, para que formes una familia, una muy grande con la persona a la que decidas darle tu corazón – Lo abracé, no tenía ni idea de en qué momento me había acercado tanto a él, posiblemente había sido ni bien entendí que había querido decir con aquel ´me rindo´.
Vaya tonto que fui, pude haberle preguntado mil y un cosas diferentes, pude haberle dicho que los consideraba a él y a Greta como mi familia, pude haberle dicho que no quería romper nuestro compromiso e inventar alguna excusa hasta poder desenmarañar que significaba el dolor punzante que había aparecido en mi pecho al darme cuenta de que lo perdía. Pero no, el miedo y mis creencias de la tierra pudieron más. Y me limité a preguntar…- No te irás, ¿verdad? - Al menos quería mantenerlo a mi lado.
- Claro que no, si dejo a un enclenque como tú dirigir solo… - el ánimo me subió de súbito al oír aquel apodo pero la alegría me duro muy poco cuando se corrigió. – Disculpe… - me hizo soltarlo colocando sus manos en mis brazos y quitándolos, me dio la cara. No lucía triste, en realidad, no lucía de ninguna forma en particular. – Claro que no, Maou Heika, soy un soldado y como tal mi deber es permanecer al lado de mi rey, sin importar que – di unos pasos hacia atrás.
- … No tienes que ser tan formal, Wolfram. Puedes seguir diciéndome Yuuri, no hay ningún problema – le dije, aparentando que nada había pasado, haciendo de cuenta que no quería, que no moría por pisotear todo aquello que me habían enseñado acerca de que está mal el amor entre dos hombres, queriendo borrarlo de mi mente y abrazar al chico que tenia frente a mí, el mismo chico que acababa de hacer lo que yo no me atreví, por segunda vez. Pero esta, posiblemente para siempre.
- Como diga Mao… Como digas, Yuuri – sonreí.
- Pero ¿sabes una cosa? No me agrada la idea de tener que decirle a todos acerca de esto… - dije, para ver como reaccionaba.
- No tienes que preocuparte, de todas formas, el compromiso dejará de ser válido en 1 semana, por esa razón decidí empezar desde ahora a acostumbrarme a mis antiguos aposentos – sonrió. – Es agradable volver… hace mucho que no entraba a mi propio cuarto –
- ¡¿EEHH?! – grité, sintiendo como Wolfram me tapaba la boca rápidamente para callarme. En cuanto me tranquilicé y empecé a asfixiarme, además. Me dejó ir.
Continuará . . .