Cap. 6.- Revanchas
El clima de Forks siempre igual, no hay nada de divertido en ello, nada de espectacular. Con ese aroma a lluvia siempre en el aire, avisando sobre las tormentas cotidianas. Corro entre las espesas ramas del bosque intentando llegar a lado de mi pequeña y de su padre, también de mi mejor amiga. Mi forma de lobo siempre me ha agradado, puedo correr sin detenerme y sin cansarme rápidamente, me siento completo de esta manera, nadie que me diga lo que tengo que hacer, poder sentir la libertad cada que una de mis patas se posa sobre el suelo. Soy solo yo y el bosque que conoce todo sobre mi, cada uno de mis secretos, incluido este amor enfermizo que siento por el esposo de mi mejor amiga.
Sigo corriendo sintiendo el viento chocar contra mi pelaje espeso. De pronto puedo escuchar una voz varonil que suena como campanas, es aquella voz que me hipnotiza cada que lo tengo junto a mí.
-Jacob… Jacob
Detengo mi andar, ya acostumbrado a que cuando él me llama acudir y obedecer sus palabras.
-“¿Edward?”
-si… ven cariño mío.
Escucho su voz más adentro del corazón del bosque, más alejada de su casa o la de su familia. Así que sin más lo sigo como un cervatillo hacia una trampa, se que él jamás me haría daño, el es bueno y amable, no un mentiroso como otros. No quiero verme ansioso, así que solamente troto ligeramente hasta oler su efluvio que se movía, se adentraba cada vez mas alejándonos de mi misión, ¿Qué era lo que tenía que hacer? No lo recuerdo muy bien, creo que se trataba de Ness, pero ahora no estoy muy seguro, no me puedo acordar. Pronto me detengo al verlo frente a mi apoyado contra un árbol en una pose demasiado sugerente dándome una idea de lo que íbamos a hacer ahí.
-Jacob… ven-me tendió la mano para que la tomara
Por mi parte me senté aun en mi forma lobuna a sus pies y sentí el cambio de fase
-¿Qué hacemos aquí?-cuestione, aunque solo era para confirmar y que el diera el primer paso, ya que era todo un caballero y eso era lo que más me gusta de él, así que tome su mano helada y me levante mostrándome desnudo frente a él, solamente cubierto de la pantorrilla en la cual había atado mi short de mezclilla. Jamás he sido manso, pero siempre que estoy con Edward siento como si debiera serlo, que algo dentro de mi requiere que sea así frente suyo.
-Sabes perfectamente que hacemos aquí bobito-respondió colocando un mechón de mi cabello oscuro detrás de mi oreja, a lo cual me estremecí inconscientemente.
Me abrazó fuertemente contra su pecho helado, mientras paseaba sus manos por entre mis cabellos y mi espalda hasta donde esta pierde su nombre
-E… Edward ¿está bien hacerlo, ahora?
-cualquier momento es bueno para dos… ham~ seres que se aman
Dicho esto besó mis labios como si no hubiera mañana, pero este beso era diferente a los que me tenia acostumbrado, no sé como describirlo, era seco, sin un ápice de sentimiento, como si le faltara aquella calidez que daba el afecto y aun mas… el amor. Pero tal vez había tenido otra pelea, algún disgusto que hubiera tenido con… ella. Así que no me importo mucho y deje que el siguiera. Pronto acabamos tendidos sobre el pasto que amortiguaba nuestro peso para no tocar el suelo, el sin su ropa tocando toda la extensión de mi piel que se erizaba al sentir la enorme diferencia de temperaturas entre ambos y que nos complementaba perfectamente. Más de una vez pensé que si pudiéramos tener hijos, ellos tendrían la temperatura ideal, jamás tendrían que pasar frio o calor, serian perfectos. Pero en esta vida no todo se puede.
Su lengua ansiosa se paseo gustosa sobre uno de mis sensibles pezones arrancándome un gemido que espantó a uno que otro cuervo que nos observaba. Su cabello del color del cobre era la selva perfecta para mis manos y mis glúteos las montañas perfectas para las suyas. Sus músculos tensados eran una delicia para mi, su piel hermosamente labrada en diamante que me calaba hasta los huesos sobre toda la extensión que conforma mi cuerpo, su boca ahora succionando con fervor mi ingle, dejando un moretón que desaparecerá en pocos segundos. Rodé por el suelo dándole a degustar mi espalda y mi entrada, mientras era estrechada mi cadera.
-Jacob, eres delicioso.
Mencionó en un susurro para después con esa boca sublime que posee adentrarla en mi, haciendo que inevitablemente diera un respingo y mas gemidos incontrolables fuesen acallados por sus dedos dentro de mi boca, jugando con mi lengua estimulándola al mismo tiempo que su hermana lo hacía con mi miembro. La vista se me nublaba a cada tanto por la excitación que sentía, así que los entrecerré y fije mi vista hacia el otro lado del bosque en donde Bella nos veía fijamente con sorpresa y repulsión, en ese momento derrame mi esencia manchando de blanco la mano de mi vampiro y las flores debajo de mí.
-Be… Bella- mencione y mis brazos perdieron su fuerza dejándome caer pero sin perder de vista a la chica de la que alguna vez estuve enamorado.
-Oh~ Isabela, esperaba que vinieras a vernos antes de que te marcharas- podía escuchar la voz de Edward un poco lejana ya que aun mis sentidos no me respondían- no nos mires con esa cara querida mía, Jacob y yo nos la hemos estado pasando muy bien
Edward lamio mi mejilla dejando algo de semen en mi barbilla al haberme tomado con su mano manchada de mi.
-¿desde cuándo?-cuestiono en un susurro perfectamente audible sin dejar de mirarnos con aquellos ojos dorados que en un segundo se oscurecieron, segundo en el que tardo en acercarse a menos de dos metros de nosotros-¿Por qué con él?...
-revancha… debería decirte algo esa palabra querida esposa mía
Por mi parte no lograba entender que sucedía entre ellos, pero una cosa me quedo clara, Edward… Edward era un vil mentiroso, me sometió, hizo que me enamorara perdidamente de él, perdí a mi mejor amiga por su culpa, por mis estúpidas decisiones.
Intente levantarme pero él fue más rápido que yo y tomo mis muñecas aplastándolas contra el pasto y de una sola estocada se adentro en mi, aullé de dolor, jamás había sentido eso, la piel de esa zona de mi cuerpo era lastimada estaba caliente por la fricción y empeoraba mas aun el dolor un extraño liquido que salía de ahí. Mis lágrimas no fueron un bálsamo a lo que sentía, él como el que creí que me amaba más que nada arremetía una y otra vez lastimándome, destruyéndome con fuerza ante la mirada de shock de la que por ley es su esposa, la madre de su hija. Renesmee. ¡Por dios! ¿Qué hice? Mi pequeña estaba en peligro y yo lo olvide. Así que este es el castigo por mi enorme estupidez. Y sin que ninguno de los dos lo esperara Bella se abalanzo sobre Edward sacando bruscamente su miembro de mi ano dejándome caer como despojo evidenciando que no me había dado cuenta cuando ese asqueroso chupasangre se había puesto de pie conmigo atado a sus manos.
Voltee con dolor mi cabeza, ya que me había abierto la frente al caer, para observar como mi compañera de juegos gritaba e intentaba arañar a su marido que se defendía a la perfección de sus ataques con una sonrisa brillante siempre en el rostro que me causo nauseas.
“No Bella, deja a Edward, el es mío… solo yo... lo matare”
Fue lo que pensé, y un segundo después ella lo dejo a manera si estuviese inconsciente, como si se olvidara de su existencia para enfocarse en mí. Sentí como si el tiempo pasase más lento, incluso los pasos veloces de vampiro de Bella eran como cuando ella era humana, demasiado lenta y patosa, pero eso no duro mucho y cuando fui consiente ya la tenía frente a mí. Su mirada denotaba locura como un demonio salido de mi propio infierno, y de un movimiento rápido y certero encajo sus colmillos en mi piel morena. Podía sentir claramente como esas dos armas mortales desgarraban mi muñeca para insertar su ponzoña en mi torrente sanguíneo, mi hermana del alma se alejo de mí y me beso la mejilla para desaparecer de mi vista.
Aquellos labios hermosos que alguna vez desee ahora me daban la muerte.