Una semana después…
Allen contaba con dos de los hombres más guapos de la orden, como novios uno era el siempre alegre, optimista, simpático pelirrojo y el otro era el misterioso, enigmático, hábil y sabio azabache.
Ambos le explicaron al inglés acerca de su “relación” con ambos; era una especie de relación compartida, con Lavi siempre almorzaba y estudiaba en la biblioteca y con Knada entrenaba y meditaba.
Kanda y Lavi acordaron no hacer cosas de pareja con el Alvino frente al otro; todo parecía miel sobre hojuelas pero el problema erradicaba en que no parecían novios, solo amigos, ósea ninguno había besado al alvino a lo mucho lo tomaban de la mano en los pasillos o lo abrazaban cuando lo saludaban, era todo, ni más roces ni más nada.
-¿Qué te parece esta noche?- Ya artos de la situación ambos decidieron dar un gran paso con el alvino.
-Me parece bien, ambos iremos a su habitación esta noche-
En la noche….
Allen estaba recostado en pijama en su cama leyendo para poder conciliar el sueño, de repente escucho como alguien tocaba insistentemente su puerta, se paró a abrirles y se topó con sus dos novios, los invito a pasar y observo como Kanda cerraba la puerta tras de sí.
-Tenemos que hablar- Lavi tomo la iniciativa para contarle su plan al menor.
-Moyashi, hoy te enseñaremos una importante lección- La mirada lujuriosa apareció en el espadachín.
-¿Nueva lección? Acaso es un libro nuevo o un nuevo movimiento con la kanata- Estaba entusiasmado, sus novios eran excelentes instructores y gracias a ellos había aprendido cosas nuevas y útiles.
-Pues no, pero digamos qu te será de gran utilidad de por vida- Y sin más ambos exorcistas comenzaron a quitarse sus chaquetas y camisas, al menor se le subieron los colores a su cara.
-¿Qué se supone que hacen?!!!- Sintió como Lavi lo empujaba contra la cama, pero en lugar de caer en esta, choco con los firmes brazos de Kanda quine lo rodeo por la cintura.
-Allen-Chan es hora de que actuemos como novios- Sonrió perversamente mientras desabrochaba los botones de la pijama del menor, y el azabache intentaba quitarle el pantalón.
El ambiente se tornó tenso, Lavi y Kanda estaban emocionados por tener esta clase de contacto con su lindo niño, en cambio este estaba confundido de que lo desvistieran, le era vergonzoso, pero no tuvo tiempo de protestar.
Sintió como Kanda lo tomaba del mentón suave pero firmemente para levantar su sonrojado rostro y besarlo dulcemente y aumentar el ritmo del beso poco a poco hasta pedir permiso para entrar en su boca.
El permiso fue concedido gracias a que Lavi esparcía besos por su pecho y hombros lo que provocó que el alvino suspirara de sorpresa y abriera la boca para sentir como la lengua caliente y húmeda del japonés saboreaba toda su inexperta boca.
El inglés estaba confundido pero le gustaba las sensaciones que los mayores le brindaban, sintió como tanto Lavi con Kanda lo despojaban de su última prenda, sus calzoncillos los cuales fueron quitados lentamente por una de las manos de sus dos amantes, cada una a un lado de la cadera del chico.
Kanda ahora esparcida besos por la nuca del más joven mientras llevaba una de sus mansos a una de las rosadas tetillas del alvino quien se sorprendió al tacto y dejo escapar un gemido tímido, la otra tetilla era atendida por la juguetona lengua del pelirrojo quien mantenía sus mansos ocupadas atendiendo el pene del alvino.
Ahora era cuando se formaban los problemas, ya que la relación sexual implica besos, caricias y penetración, pero solo había un lugar al cual penetrar y aun no sabían quién de los dos seria el que desvirgara al inglés.
Como Kanda estaba en la espalda del alvino sería más fácil para el acceder a su entrada, por lo que hundió un dedo en esta notando o estrecha y caliente que era, editándolo aún más.
Lavi al notar esto, decidió atender el miembro del inglés con su lengua y labios notando lo tenso que estaba el menor.
Allen tenía tantas emociones encontradas, le dolía lo que Kanda hacia pero le era placentero el trato de Lavi. El chico alvino tenía ya todo su cabello revuelto, con una ligera capa de sudor en su cuerpo, sus mejillas tan rojas como la nariz de Rodolfo el reno, y en sus ojos ya se asomaban unas cristalinas lagrimas mientras intentaba inútilmente callar sus gemidos con ambas manos.
Kanda inserte un segundo digito en el estrecho interior del alvino procurando de ser cuidadoso y no lastimarlo, cuando creyó que estaba lo suficientemente dilatada se bajó la bragueta y dejo al descubierto su gran y grueso pene, se hundió poco a poco en el interior del inglés mientras Lavi seguía haciéndole sexo oral y ambos repartían tiernas caricias por las piernas y brazos del inglés para amortiguar el dolor.
Le dio tiempo al menor de acostumbrarse a la introspección para luego empezar con un vaivén lento y suave, Lavi dejo de hacer su tarea con la boca pues ya la tenía cubierta de semen y ahora lo masturbaba con su mano y con la otra se masturbaba a sí mismo.
Allen se retorcía entre los brazos del japonés gimiendo audiblemente, lo que comenzó con una punzada dolorosa entre sus nalgas ahora se convertía en un exquisito placer y sumándole las caricias de ambos se sentía desfallecer.
El alvino nuevamente llego al climax manchando la mana de Lavi quien al sentir la esencia del niño en su mano no pudo evitar correrse teniendo así las dos manos manchadas de semen, las cuales relamió lujuriosamente.
Por su parte el azabache al sentir como las paredes del joven se contraían no pudo evitar liberar su semilla ante deliciosa sensación. Y así los tres terminaron jadeantes y satisfechos tumbados en la cama del menor, al que venció el sueño rápidamente, sus dos amantes lo notaron y se acurrucaron a cada lado de el para dormir juntos.